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Feb 13 2023

Catequesis sobre la Santa Trinidad, de Αγιον Ορος Agion Oros, Athos

Catequesis sobre la Santa Trinidad, de Αγιον Ορος Agion Oros, Athos

Hieromonje Gregorio, del Kelion-Caseta san Juan el Teólogo

 

  1. LA FE DE NUESTRA IGLESIA ORTODOXA
    1. La fe: la sinergia del hombre a la sotiría redención, sanación y salvación
    2. La gnosis de Dios
  2. El Dios Triádico o Trinitario
    1. El Dios es Uno y Trinitario
    2. El Dios Padre
    3. El unigénito Hijo de Dios
    4. El Espíritu Santo
    5. La vida de la Santa Trinidad es agapi

Ver también: http://www.logosortodoxo.com/catequesis-y-bautismo/  PARA MAYORES

  1. La creación del mundo espiritual y del sensible
    1. a) La creación es un derramamiento de la divina agapi.
  1. La Hiperaghía Zeotokos
    1. a) La Παναγία Panaghía en la divina Economía
  2. La trinidad de las virtudes Fe, Esperanza y Agapi

 

 

  1. LA FE DE NUESTRA IGLESIA ORTODOXA
    1. La fe: la sinergia del hombre a la sotiría redención, sanación y salvación
    2. La gnosis de Dios

 

Los Profetas tal como vieron; los Apóstoles tal como enseñaron; la Iglesia tal como recibió; los Didáskalos-Maestros  tal como han dogmatizado; la Οικουμένη (icumeni) toda la tierra habitada tal como concordó y confirmó; la Jaris-Gracia Divina luz y energía increada ha resplandecido; la verdad tal como ha sido recibida y aceptada; la mentira tal y como ha sido expulsada y eliminada; la sabiduría tal como se manifestó con franqueza; el Cristo tal y como ha premiado; esto creemos y proclamamos…

 

Esta es la fe de los Apóstoles, esta es la fe de los Padres, esta es la fe de los Ortodoxos, esta fe es la sostuvo y sostiene la Οικουμένη (icumeni) toda la tierra habitada. (Sinodikón del 7º Sínodo Santo y Ecuménico)

 

EL SÍMBOLO DE FE ORTODOXO
(Sin el maldito hijito filioque como lo llaman los santos Padres, que lo añadieron los francolatinos papistas).


  1. Creo en un solo Dios 
    (1ªCor 8,6 – Ef 4,6 – 1ªTim 2,5), Padre todopoderoso (Gén 17,1 35,11 – 2ªCor 6,18 – Apoc 16,7), creador del cielo y de la tierra (Gén 1,1 – Hec 4,24), de todas las cosas visibles e invisibles (1ªCor 8,6 – Col 1,16).
  2. Y en un solo Señor, Jesús Cristo (1ªCor 8,6),Hijo unigénito de Dios (Mt 16,16 – Jn, 14-18 – Jn 3,16), nacido del Padre (1ªJn 5,1-5),antes de todos los siglos (Jn 17,5 – Col 1,17 –  Heb 1,1-2  Heb 7,3), Luz de luz (Jn 1,9 – 8,12 – 1ªJn 1,5 – 1ªTim 6,16), Dios verdadero de Dios verdadero (1ªJn 5,20 – Jn 1,1), engendrado (Col 1,15), no creado, consubstancial al Padre (Fil 2,5-7 – Heb 1,3), por quien todo ha sido hecho (Col 1,16 – 1ªCor 8,6 – Ef 3,9 – Heb 2,10).
  3. Quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación(Jn 3,14-17 – Hec 4,2), descendió de los cielos (Jn 3,13 –Ef 4,9) y se encarnó (Jn 1,14 – 1ªCor 8,6 – Ef 3,9 – Heb 2,10) del Espíritu Santo y de María, la Virgen (Lc 1-26,35 –Mt 1,18), y se hizo hombre (Jn 1,14 – Fil 2,7-8).
  4. Fue crucificado(Lc 23,33 – Jn 19,16-18) también para nosotros (Jn 11,49-52 – 2ªCor 5,14-15),bajo el poder de Poncio Pilato (Mt 27,2-24), sufrió (Mt 27,33 – Jn 19,16-18) y fue sepultado (Jn 19,38-42 – 1ªCor 15,4).
  5. Y resucitó al tercer día, según las Escrituras(1ªCor 15,4 – Hec 10,40).
  6. Y subió a los cielos(Marc 16,19  16,27 – Lc 24,51 – Hec 1,9 – 1ªTim 3,16),  y está sentado a la diestra del Padre (Mt,26,14 – Col 3,1 – Heb 1,3 – 1ªPed 3,22).
  7. Y volverá en gloria (Mt 24,30 16,27 – Marc 13,16)a juzgar a los vivosy a los muertos (Hec 10,42 – 2ªTim 4,1). Y su Realeza no tendrá fin (Lc 1,33 – Apoc 22,5).
  8. Y en el Espíritu Santo, Señor, Dador de vida (Rom 8,11 – Jn 6,63), que procede del Padre(Jn 15,26). Que es adorado y glorificado con el Padre y el Hijo(Mt 28,19 – 2ªCor 13,13), y que habló por los profetas (2ªPed 1,21).
  9. En la Iglesia una santa, (1ªCor 1,2 – 2ªCor1,1), católica(Ef 2,17-18  Jn10,16 y apostólica (Hec 2.42,47)
  10. Confieso un solo bautismo (Ef 4,5) para la remisión de los pecados(Hec 2,38 – Col 2,12-14).
  11. Espero la resurrección de los muertos (Jn 5,25-29 y 6,39-40 y 11,24 – 1ªCor 15,50-53 – 2ªCor 4,14 – 1ªTes 4,13-17).
  12. y la vida del siglo venidero(Mt 25,46 -Jn 5,29 – Rom 2,7 -Apoc 21 y 22)Amén.

 

¡La Ortodoxia es la única verdad! http://www.logosortodoxo.com/ortodoxia/

 

 

  1. La fe: la sinergia del hombre a la sotiría redención, sanación y salvación

 (Συνέργεια sinergia, co-operación por conjuntamente la energía de la voluntad Divina con la energía de la voluntad humana, co-energía co-operar, colaborar)

 

El Cristo nos ha apocaliptado-revelado sobre la verdad de Dios. San Juan el Evangelista, es espectador de las inefables apocalipsis-revelaciones e intérprete de los misterios procedentes de lo alto, de Dios, dice: 18 A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo unigénito que es el Ων (on, existente, el ser, el que es, era y siempre es), que está en el seno del Padre, él nos ha apocaliptado=revelado, explicado y dado a conocer a Dios.

  1. A Dios nadie lo ha visto en su esencia; el Hijo unigénito que ha nacido de la esencia del Padre y está en el seno siempre inseparable del Padre, aquel nos ha apocaliptado=revelado, explicado y dado a conocer a Dios. (Jn 1,18)

 

La respuesta del hombre sobre la apocálipsis-revelación de Dios es la fe. Esta es la condición para vivir eternamente, ya que este es el propósito y objetivo de la encarnación de Cristo, “porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo aquel que en él cree no perezca, sino que tenga vida eterna.

  1. Porque de tal manera Dios amó a los hombres del mundo hundido al pecado, hasta el punto de entregar, por muerte en la cruz, a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree tenga vida eterna y no sea auto-condenado a la perdición eterna. (Jn 3,16)

 

La fe en Cristo es la puerta y el camino que conduce a la vida.

 

La fe es la firme e inquebrantable convicción a la existencia de los bienes que esperanzamos, pero gracias a la fe es como si los viéramos con nuestros ojos y los tocáramos con nuestras manos. Es certeza sobre la cosa que no vemos con los ojos físicos o somáticos: “fe es la hipostasis de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven” (Heb 11,1). La fe es cuando creemos en aquellas cosas teniendo en nuestro espíritu y mente la fiabilidad de Dios. Las verdades que Cristo nos ha apocaliptado “hace falta tener fe… porque la altura de estas verdades transciende por mucho nuestra escasa y limitada diania (mente, intelecto) mezquina” (Heb 11,1).

 

El apóstol Pablo escribe que “Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesús Cristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la doxa (gloria, luz increada) de Dios” (Rom 5,1-2). San Crisóstomo interpreta a este logos apostólico así: “En todo se refiere las dos cosas: las Suyas y las nuestras. Pero las de Cristo son muchas y variadas. Porque también murió por nosotros, y nos reconcilió, y nos condujo a Dios, y nos dio la Jaris inenarrable (Gracia energía increada). Pero nosotros sólo hemos ofrecido la fe” (A los Romanos 9,2 PG 60,468). La fe es la sinergia del hombre al misterio de su sotiría redención, sanación y salvación

 

Las cosas que Dios nos ha apocaliptado-revelado no es posible que sean interpretadas por la mente humana, porque en nuestra lógica no cabe el tamaño de Sus economías; esto se debe hacer por la fe. Como dice el divino Crisóstomo: “No he aprendido a examinar  la usía-esencia de Dios; he aprendido a creer y no a examinar escolásticamente”.

 

Cuando Cristo mandó a Sus discípulos al kerigma, los dijo: “”El que cree y tiene fe será salvado, y el que no tiene fe será condenado”. La fe es el principio de la sotiría y de la vida en Cristo. Por la fe nos conducimos al Santo Bautismo y nacemos en Cristo. Es claro que para los niños bautizados la fe sigue el santo Bautismo.

 

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Para acercarnos a este misterio de la fe, nos basamos en el Símbolo de la FE que está compuesto de 12 versículos.

 

El Símbolo de la Fe es la descripción y registro de los dogmas de la Iglesia por los Padres teoforos (portadores de la luz increada) de los dos primeros Sínodos Ecuménicos. Los Santos Padres con cortos y concisos logos y con mucha prudencia han descrito por iluminación la verdadera fe de la Iglesia, para que podamos nosotros tenerlo como guía de nuestra vida y caminar al sendero de la sotiría

 

Los cristianos ortodoxos creemos y confesamos lo que nos ha apocaliptado-revelado el Hijo y Logos de Dios, y tal como nos lo han interpretado los santos Apóstoles y los teoforos Padres.

 

LOS APÓSTOLES TAL COMO ENSEÑARON Y LOS DIDÁSKALOS-MAESTROS TAL COMO DOGMATIZARON… ESTO CREEMOS Y ASÍ LO PROCLAMAMOS Y DECIMOS.

 

 

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  1. La gnosis de Dios

 

La fe es el primer paso para acercarnos al misterio de Dios. “Sin la fe no es posible conocer a Dios”, dijeron los Santos que Le han conocido. ¿Pero cómo es posible para nosotros alcanzar la gnosis (increada) Dios?

 

El Cristo podía decir muchas cosas a Sus discípulos sobre el Dios Trinitario. Pero ellos no estaban en situación de entender estas verdades antes de la bajada del Espíritu Santo: “12 Todavía tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis comprender, retener y sobrellevar, a causa de vuestra imperfección.

“Pero cuando venga Aquel, el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad. Porque no os hablará por su cuenta, sino que os hablará lo que ha oído del Padre y os anunciará las cosas que habrán de ocurrir en mi Iglesia” (Jn 18, 12-13).          

 

Lo mismo también para cada fiel, para conocer la verdad sobre el Dios Trinitario, deberá hacerse residencia del Espíritu Santo, y Él le conducirá a la gnosis de Dios, porque es la fuente de la teognosía. San Simeón el Nuevo Teólogo dice: “El Dios informa a los fieles, tal y como hizo con los santos Apóstoles por el envío y presencia del Espíritu Santo… Porque para que uno conozca los misterios de Cristo y entender el misterio de Su Economía divina… sólo con el Espíritu Santo es enseñado”. Hace falta mucha iluminación del Espíritu Santo para que uno pueda comprender los misterios ocultos de Dios” (Logos teológico I y ético I, 12, SC 122, 110-2 y 280).

 

Por supuesto que el Dios sobre Su esencia-usía es totalmente inconcebible y desconocido no sólo a los hombres sino también a los Ángeles. El evangelista Juan  dijo que “18 A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo unigénito que es el Ὤν (on, existente, el ser, el que es, era y siempre es), que está en el seno del Padre, él nos ha apocaliptado=revelado, explicado y dado a conocer a Dios.

  1. A Dios nadie lo ha visto en su esencia; el Hijo unigénito que es el Ὤν (on, existente, el ser, el que es, era y siempre es), nacido de la esencia del Padre y está en el seno siempre inseparable del Padre, aquel nos ha apocaliptado=revelado, explicado y dado a conocer a Dios” (Jn 1,18), que significa que “la bienaventurada y santa Deidad sobre Su esencia es totalmente inexpresable y desconocida”. Realmente el Dios es “infinito e inconcebible, y esto sólo es lo que se concibe: Su infinidad y Su inconcebible” (San Máximo el Confesor “Respuestas sobre dudas” PG 91, 1168ª y san Juan Damasceno 1,4 PG32. 869AB). San Gregorio el Teólogo describe con la forma más expresiva lo inaccesible de la Deidad: “¿Oh, Tú que estás más allá del todo, con qué otro nombre es permitido para alabarte? ¡A Ti que ningún logos puede ponerte nombre! ¿Cómo puede captarte nus? ¡A Ti que ningún nus puede captarte! (Logos épicos teológicos 29, PG37, 507).

 

Sin embargo, mientras que Dios sobre Su esencia-usía es ininteligible,  in-captable, no partícipe y desconocido, es posible hacerse conocido por Sus energías increadas. Nos lo dice san Juan, así que con el pasaje anterior no hay contradicción en la Escritura: “1 El que desde siempre en el principio ἦν (in) existía y siempre es, lo que hemos oído, lo que hemos visto, contemplado con nuestros ojos, lo que han palpado nuestras manos, acerca del logos de la vida.

1 Sobre el Hijo y Logos de Dios: el cual existía en el principio, era y es coeterno antes que cualquier creación espiritual y material y lo que hemos escuchado, más lo que hemos visto con nuestros ojos y hemos vuelto a contemplar muchas veces con nuestros ojos espirituales y físicos), y lo que palparon nuestras manos acerca del enhipostasiado substanciado e increado Logos, el Cual en su interior co-eternamente tiene la vida y la transmite.

2 Y la vida se ha manifestado, la hemos visto, damos testimonio de ella y os anunciamos la vida eterna, que existía y estaba y está siempre junto al Padre y se nos ha manifestado.

  1. Y esta vida enhipostasiada ha tomado naturaleza humana y se ha manifestado entre nosotros y la hemos visto con nuestros ojos y damos testimonio oficialmente de ella; y os anunciamos la vida eterna que existía, es y estaba y está siempre junto al Padre y se ha apocaliptado-revelado a nosotros los Apóstoles y a muchos más hombres. (1Jn 1, 1-2)

 Los santos Padres una vez que haya hecho la catarsis y sanado su nus, psicoterapiadas sus psiques y al haber santificado su logos, hablaron sobre esta gnosis (increada) de Dios Trinitario. San Basilio el Grande dice en relación: “Nosotros decimos que conocemos a Dios por Sus energías… Porque Sus energías descienden a nosotros” (Epístola 234, 1, PG 32, 869AB). 2.357

 

Pero para que el hombre pueda conocer las divinas energías increadas debe constituirse a sí mismo recipiente limpio de la divina Jaris increada de Dios. Porque “con su enkéfalos-cerebro nadie puede comprender las divinas energías increadas, si primero no se ha ejercitado para vivirlas, para que opere, energice en su interior la Jaris de Dios.” (San Paisios el Aghiorita, Epístolas, 2, pag. 119).

 

 

El Dios creó al hombre así de modo que pueda conocer a Su Creador. Cuando creó a los hombres, “no los ha dejado privados de Su propia gnosis, para que no sea infructuosa e inútil la existencia de ellos… Porque si así fuera no tendría ninguna diferencia con los animales y las creaciones insensatas… Por tanto, para que esto no sucediese, el buen Dios… los crea “a Su imagen y semejanza…” (Gen, 1,26). De modo que con este carisma puedan comprender la icona-imagen, es decir, el Logos increado del Padre, y mediante a Él alcancen el reconocimiento del Dios Padre, “el que ha visto a mí ha visto al Padre…” (Jn, 14,9). Así conociendo a Su creador vivan una vida feliz y bienaventurada” (San Atanasio el Grande, “Sobre la encarnación del  Logos”, 11, PG 25, 116AB).

 

El Cristo nos ha develado quiénes son los que en su interior verán a Dios: “Bienaventurados los catartizados o los que han hecho la catarsis de su corazón, porque ellos verán contemplarán a Dios” (Mt 5,8). El que ha purgado y sanado su corazón de toda malicia y pazos, ve en su belleza la icona de Dios… Por tanto, viendo a sí mismo, ve en su interior a Dios que anhela… porque por esta icona se acerca y toca el Arquetipo” (San Gregorio de Nicea, “En las Bienaventuranzas” 6, PG 44, 1269C-1272B).

 

Para los Padres teoforos el verdadero teólogo es aquel que ha visto a Dios. “Aquel que se hizo digno aunque sea por poco a ver a Dios en Su doxa-gloria inefable de la divina luz… no le hará falta enseñanza de otro. Porque en su interior habita el Dios entero, el Cual le hace hablar, y le mistagogiza (inicia, instruye místicamente) en Sus ocultos misterios, de acuerdo con el santísimo logos dicho por Él, el misterio es mío y para los míos. (San Simeón el Nuevo Teólogo. Logos teológico 2, SC 122, 152).

 

San Gregorio el Teólogo, por sus zeópticas (visiones divinas), narra que el Dios “sólo con el nus se puede ser bosquejado o esciagrafiado, y por él muy limitadamente y levemente, no de lo que Él es en Su esencia, sino por Sus divinas energías increadas… La divina icona-imagen alumbra a nuestro nus –y sobre todo cuando está purgado, limpio y sano. Como un resplandor de un rayo que dura poco… de modo que por aquello se hace captable sea atraído hacía sí mismo… mientras que con lo in-captable  o ininteligible provocar la admiración. Con la admiración, a continuación sea más amada, con la agapi-amor haciendo la catarsis, y con la catarsis constituyéndonos teómorfos, (divinizados o de forma divina). Cuando ya nos hemos hecho teómorfos relacionarse, alternarse junto con nosotros Dios como hacia familiares. Y entonces, por decir algo atrevido, el Dios se une con dioses y se hace conocida a estos, “Dios con dioses unido y conocido” (Logos 38, 7, PG 36, 317 PC).

 

  1. El Dios Triádico o Trinitario
  2. El Dios es Uno y Trinitario
  3. El Dios Padre
  4. El unigénito Hijo de Dios
  5. El Espíritu Santo
  6. La vida de la Santa Trinidad es agapi

Ver también: http://www.logosortodoxo.com/catequesis-y-bautismo/  PARA MAYORES

 

  1. El Dios es Uno y Trinitario

 

El Dios Trinitario es sin principio, indescriptible, inexpresable e inconcebible. Es omnipotente y pantocrátor (todopoderoso, gobernador de todo), creador de la creación visible y de la invisible. Él proviene para todo. Es la vida increada y la fuente de la vida, la luz increada y la fuente de la luz, es el bien y la fuente de todo bien.


San Gregorio el Teólogo teologiza: “El Dios siempre existía y existe y existirá, o más bien, siempre existe. Porque “existía” y existirá” es una parte  de nuestro tiempo y de la naturaleza corruptible. Sin embargo, el Dios siempre existe, y esto muestra el nombre por el cual el Mismo se llama de Sí Mismo hablando a Moisés: ὁ Ὤν o on El existente o el ser existente. Toda Su existencia la tiene concentrada y la mantiene sobre Sí Mismo, la cual existencia no comenzó alguna vez ni terminará nunca, como un océano inmenso e ilimitado de esencia, el cual transciende todo concepto del tiempo y naturaleza”. (Logos 45,3 PG 36, 626C, “en el Éxodo 3,14”).

 

Creemos que el Dios es uno, es decir, una usía-esencia o sustancia y que existen tres hipostasis-personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La tres hipostasis-personas del Dios Trinitario en todo son Uno, excepto las tres cualidades o atributos hipostáticos: lo In-nacido o no nacido (del Padre), el nacimiento (del Hijo) y la procedencia (del Espíritu Santo) (San Juan Damasceno Ediciones, 1, 2, PG 94, 792C). La una Santa Trinidad son un Dios y se llama Trinidad por las tres hipostasis-personas (apocaliptadas-reveladas en el tiempo)… No preexistía de ninguna manera una de las personas, sea entre Padre e Hijo, sea entre Hijo y Padre, sea los dos también con el Espíritu Santo… Porque tenían simultaneo el sin principio comienzo o principio y la coeternidad”. Por tanto, no existía nunca el Padre sin el Hijo, ya que no sería posible ser llamado Padre sin el Hijo, (San Simeón el Nuevo Teólogo, Teológico, 1, SC 122, 106).

 

Ningún ejemplo de la creación puede reflejar la Deidad Trinitaria. Pero podemos ser ayudados un poco de los ejemplos que utilizaron los santos Padres. San Gregorio Palamás utiliza la siguiente icona, imagen: “el esplendor o brillantez del sol nace de él y el rayo solar procede de él. Llega hasta nosotros, y nunca se separa del disco del sol ni el resplandor ni el rayo. Tal como estamos llamando el rayo y el esplendor sol, no damos a entender a otro sol sino al uno único, así llamando Dios al Logos de Dios y el Espíritu Santo, no entendemos otro Dios sino Aquel que es considerado sin principio y eternamente junto con el sin principio Logos y Espíritu Santo. Y así nos ha enseñado a creer y confesar el mismo Cristo, el Logos de Dios, (Logos a Jionas, Obras 4, 152-3).

 

Con la encarnación de Cristo resplandeció la Luz increada Trinitaria en el mundo. San Gregorio el Teólogo recalca que el logos del Evangelista, “Ἦν τὸ φῶς τὸ ἀληθινόν, ὃ φωτίζει πάντα ἄνθρωπον ἐρχόμενον εἰς τὸν κόσμον…El Logos era y siempre es la Luz (increada) verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 9. Como Hijo y Logos de Dios, segunda hipóstasis-persona de la Santa Trinidad era y es siempre el Cristo, la luz increada y verdadera, la única fuente increada de la luz que ilumina a cada hombre que viene a este mundo; el Santo dice equivalentes, iguales también a las tres personas de la Santa Trinidad. Y continúa: “Esto es lo que daba a entender el Profeta diciendo: “En tu luz vemos la luz”. Y nosotros hemos visto, vivido, experimentado y predicamos una teología concisa y sencilla de la Santa Trinidad: gracias a la Luz (increada), el Espíritu Santo, hemos entendido que el Hijo es Luz (increada) que proviene de la Luz (increada) el Padre”, (Logos 31, 3, PG 36, 136BC)…

  1. El Dios Padre

 

Creemos en un Dios Padre, Pantocrátor. Es decir, creemos que el Dios Padre es el principio y el fin de todo, y sólo Él existe sin causa principio y nacimiento. Es genitor de Su unigénito Hijo y proyector del Espíritu Santo. Es el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.

 

El creador Dios se llama también Padre de todas las creaciones a causa de Su creación, formación y providencia sobre ellas. Se llama especialmente Padre de todos los Cristianos, los cuales por el Santo Bautismo se han convertido y hecho por la Jaris (gracia divina, energía increada) hijos de Dios. “Pero es Padre natural sólo del Hijo unigénito, de nuestro Señor Jesús Cristo. No se hizo Padre en un momento dado o concreto, sino que es siempre Padre del Hijo unigénito. Porque no ha cambiado de opinión y después se hizo Padre, mientras que antes era estéril, sin hijo, sino que antes de cualquier otra hipóstasis y antes de cualquier otra vida, antes de la creación del tiempo y de los siglos, el Dios tiene el axioma de la paternidad. Y se enorgullece más de esto a pesar de Sus otros muchos axiomas”, (Eutimio Zigavinós, En Juan 20, PG 129, 1484B y san Cirilo de Jerusalén, Katequesis de los iluminados, 7,5 B 39, 103);

 

  1. El unigénito Hijo de Dios

 

Creemos en un Señor Jesús Cristo, el Hijo de Dios, el nacido del Padre antes de todos los siglos. Luz (increada) de Luz (increada) del Dios verdadero, nacido y no creado, consubstancial del Padre por el que todo se hizo. Es decir, creemos también en Jesús Cristo, Quien ha nacido por el Padre “sin pazos, impasivamente, intemporalmente e incorporalmente”. Es decir, Su nacimiento de el Padre es pre-eterno, perpetuo y como es incorpóreo es también sin pazos (sin pasión). San Gregorio el Teólogo comenta que: “Pues, que el nacimiento de Dios que sea honrado por el silencio. Para ti es bastante que sepas que ha nacido. El “cómo nació” ni los ángeles pueden entenderlo” (29,2 y 8, PG 36, 76B y 84C)

 

El Hijo se llama unigénito, porque sólo Él nació del único Padre, y sobre todo “monotropos de modo único y no como los cuerpos”. El Hijo de Dios es Dios verdadero, el Cual ha nacido de el Padre y no fue formado o creado como las creaciones. Es omousios- misma esencia o sustancia con el Padre. Con estas formulaciones se refutan muchas doxasías-opiniones y alabanzas heréticas, como, el Arrianismo, Nestorianismo, etc… que perturbaron la Iglesia.

 

  1. El Espíritu Santo

 

Creemos “en el Espíritu Santo, Señor, Dador de vida, que procede del Padre. Que es adorado y glorificado con el Padre y el Hijo, y que habló por los profetas”. Es decir, creemos que el Espíritu Santo es increado, creador, es Dios consubstancial con el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo siempre es incluido y consagrado junto con el Padre y el Hijo… Santifica, no se santifica, deifica no se deifica… Es invisible, atemporal, inalterable… omnipotente…. Es vida y vivifica. Luz increada y donador de luz, el mismo es bondad y fuente de bondad… Espíritu de adopción, verdad y Sofía-sabiduría” (San Gregorio el Teólogo, Logos 30, 20, PG 36, 129A).

 

El Espíritu Santo emana “también del Padre, pero no por nacimiento sino por procedencia. Y que existe diferencia entre nacimiento y procedencia, de esto hemos sido enseñados. Pero de qué forma o modo se diferencia para nada hemos sido enseñados”. La procedencia del Espíritu Santo “es otro modo de existencia, incomprensible y desconocido, igual que incomprensible el nacimiento del Hijo” (San Juan Damasceno, Edición, 1,8 PG 94, 824A).

 

Por la frase “procede de el Padre” se derrumba la herejía posterior francolatina del Filoque, es decir, que el Espíritu Santo procede también del Hijo. Juan el evangelista, por el cual los Padres teoforos (portadores de la luz increada) formularon la frase del Símbolo de Fe, es muy claro: (Jn 15,26, Jn 20,22) Es decir, la verdad que acepta la Iglesia es que el Espíritu Santo procede perpetuamente y pre-eternamente de el Padre, y es enviado por Hijo, después de Su encarnación al mundo para nuestra sotiría redención, sanación y salvación, (San Gregorio Palamás, Logos 2, “Sobre procedencia” 10; escritos 1,86-87).

 

Este añadido del filioque aparentemente pequeño que confunde y mezcla la procedencia esencial del Espíritu Santo de el Padre con la donación de la jaris del Espíritu por el Hijo, introduce a la dualidad de dos principios en la Santa Trinidad. Pero “no es posible que el uno y único Espíritu Santo tenga el principio de dos principios, como dicen los francolatinos… Según los santos Padres “blasfeman los que introducen esta novedad… Por eso también los misterios (sacramentos) de ellos no tienen la divina Jaris (gracia, energía increada), ya que rechazan, subestiman y rebajan la Jaris increada del Espíritu Santo. Lo unificado y sencillo Espíritu de Dios lo transforman en compuesto y complicado… e introducen dos causas en la Santa Trinidad” (San Simeón de Tesalónica, “Diálogo contra las herejías, 32 PG 155, 157B y Epístola sobre las bienaventuranzas pag 236).

 

Los santos Padres para protegernos de varias y distintas declinaciones heréticas, nos exhortan “salvaguardar lo que el Espíritu Santo nos ha apocaliptado-revelado, y no introducir nada añadido en lo que ha sido apocaliptado por y a los Santos”. Y en efecto, el Sexto Sínodo Ecuménico define que no sea nada quitado ni añadido en el Símbolo de la Fe, mientras que el Séptimo anatematiza a los que intentan algo así” (San Simeón de Tesalónica. Epístola Dogmática, 14 pag 214).

 

       

  1. La vida de la Santa Trinidad es αγάπη agapi

 

San Juan el Evangelista, una vez conociendo el misterio de Dios, tronó la voz celeste: “Y nosotros hemos visto, escuchado y palpado, y por experiencia hemos creído en esta agapi-amor que tiene Dios hacia nosotros. Dios es agapi-amor y la fuente de ella y el que permanece practicando en esta agapi-amor, Dios permanece en él” (1Jn 4,16). Es decir, “el Dios no sólo tiene agapi, sino que es la misma agapi… Como Dios es un océano inmenso e inconcebible de una agapi esencial” (san Nicodemo el Aghiorita).

 

El Dios es auto-agapi. Su propia existencia es Agapi (increada). La agapi humana, por supuesto que es en Cristo, salvaguarda en su interior el carácter de la divina felicidad, dicha y bienaventuranza. Porque la vida de la naturaleza superior, es decir, del Dios Trinitario, es agapi (San Gregorio de Nicea: “Sobre psique y resurrección, PG 46, 96C). En el logos “El Dios agapi es”, el evangelista Juan no da a entender la agapi humana, “la cual consiste de una disposición caritativa de recompensa… sino de una esencial dinami fuerza y energía increada que existe en Dios que une y contiene, y que conviene a Su sencillez. Con esta agapi, amando de forma bondadosa todos los seres, los trajo de la inexistencia a la existencia, proviene para ellos de distintas maneras, y los atrae hacia Su agapi increada” (san Nicodemo el Aghiorita).

 

En el logos apostólico “El Dios agapi es”, con la palabra Dios se entiende no sólo el Padre, sino también el Hijo y el Espíritu Santo, las tres personas-hipostasis divinas esenciales de la bienaventurada Santa Trinidad. Por lo tanto, no sólo por la una idéntica esencia son unidas las tres personas y se contraen y se inter-circuncidan unidos entre sí… sino también por la agapi natural e inconcebible de ellas… Y la Santa Trinidad toda comúnmente se llama agapi (increada), tal como dicen san Juan: “El Dios agapi es”.

 

El Dios es la misma Agapi, y la relación de las tres personas de la Santa Trinidad es relación de Agapi. Esto apocalipta-revela también la denominación del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, “es, por decirlo de una manera, un modo de eros (amor ardiente) inexpresable y enhipostasiado del Padre hacia el Logos y Hijo de Dios.

 

Los santos Padres resumen la teología: “El Dios es Agapi y la fuente de la agapi”. Esta fuente de la Agapi emana agua viva (Jn 4,10) y proporciona al hombre donaciones divinas y la vida eterna.

 

  1. La creación del mundo espiritual y del sensible

 

  • La creación es un derramamiento de la divina agapi.

 

La creación del kosmos-mundo y del hombre es un derramamiento de la Agapi trinitaria o triádica.  Porque “no era suficiente para el todobondadoso Dios moverse sólo a la contemplación de Sí Mismo, sino que la divina bondad debería ser desbordada y expandida, para que fueran más las cosas que serían beneficiadas por el Dios bondadoso; y esto es una cualidad de la infinita bondad divina, es decir. De la infinita e increada agapi”, (san Gregorio Teólogo, Logos 38,9, PG 36. 320C).

 

Con la creación del mundo y del hombre, el Dios Trinitario, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible, y por excesiva bondad agapítica, sale de Sí Mismo con Sus providencias para todos los seres. De una manera atraído por bondad, agapi y divino eros amor ardiente), crea el kosmos-mundo y proviene para él…

 

 

Filocalía de los Santos Nípticos, pág 90-102 Tomo II

San Máximo el Confesor – Cuarta Centuria de los capítulos sobre la Agapi

4.1

Primero el nus queda maravillado al considerar la absoluta infinitud de Dios y ese tan deseado e inmenso océano de la Deidad. Después queda sorprendido y anonadado pensando sobre cómo Dios ha creado todo de la nada o cero. Pero tal como Su grandeza no tiene límite (Sal 144,3), y así uno no puede escrutar su sabiduría increada (Is 40,28).

4.2

¿Cómo podría no admirarse el nus al contemplar este inmenso océano de la bondad de Dios que supera a todo asombro? ¿Y cómo podría no ponerse fuera de sí mismo, cuando piensa cómo y de qué se hizo la esencia lógica y noerá (espiritual humana) y los cuatro elementos de los que se componen los cuerpos, sin que existiera ninguna materia antes de su creación? ¡Y cuál es la potencia y energía que entró en acción y los ha traído en la existencia! Pero esto los helenos-griegos no lo aceptan, porque ignoran la Bondad omnipotente y la sabiduría drástica, operativa y la gnosis increada de Ella que trasciende a todo nus.

4.3

Pero como Dios es desde la eternidad Creador, cuando quiere crea con Su consubstancial Logos y el Espíritu Santo por infinita bondad. Y no preguntes, ¿por qué razón ha creado ahora, ya que desde siempre es bondadoso? Porque yo te respondo que la inescrutable sabiduría de la infinita divina esencia increada transciende a la gnosis humana…continúa en …

http://www.logosortodoxo.com/filocalia/tomo-ii/san-maximo-el-confesor-cuarta-centuria-sobre-la-agapi/

 

 

Capítulo 5. La Hiperaghía Zeotokos

  1. a) La Παναγία Panaghía en la divina Economía

 

El misterio de la divina Economía ofrece al hombre la sotiría (redención, sanación y salvación) y la zéosis. Todo el misterio de la Divina Economía revela la infinita agapi de Dios hacia el alejado, condenado y des-graciado ser humano. Pero no es posible para uno hablar de este misterio sin alabar la tierra fértil donde se ha realizado “esta boda mística de Dios” con la naturaleza humana. El sentimiento de la grandeza de la Madre de Dios y el agradecimiento hacia “la donadora o regaladora de toda la naturaleza humana” promueven a cada fiel ofrecer una corona de encomios a Ella con la mano templada y la psique llena de anhelo y gozo, (San Simeón el Nuevo Teólogo, Logos ético, 1,9, SC 122, 250 y san Juan Damasceno, “En la dormición de la Zeotokos. 1, PG 96,701A).

 

Son muchos los nombres por los que encomiamos la Panaghía, pero Su principal nominación es Zeotokos ,”porque este nombre expresa todo el misterio de la divina Economía. Si Aquella que ha dado a luz es Zeotokos, seguro que es Dios el que ha nacido de Ella, pero seguro también que es hombre”; porque cómo podría nacerse por mujer el preeterno y perpetuo Dios? (San Juan Damasceno Edición 3, 12, PG 94, 1029C). Atribuyendo el nombre de Zeotokos proclamamos ortodoxamente el misterio de la encarnación de Dios Logos.

 

La Hiperaghía Zeotokos, “tal y como se hizo por cuerpo con carne Madre del encarnado Dios, se hizo también por la Jaris-Gracia Divina, Madre de todos los deificados o divinizados por Ella Cristianos. Por eso cada cristiano alaba con agradecimiento y amor filial a Aquella que por un lado, hizo a Dios hijo del hombre, por otro lado, a los hombres hijos Dios y siempre piadosamente la alabamos y honramos”, (Teofanes de Nicea “Zeotokos” pag. 54, y san Gregorio Palamás Homilía 53,23, pag 159).

 

La deuda del género humano hacia la Hiperaghía Zeotokos no se saldará nunca entera y Sus donaciones son continuas e inagotables. “Tal y como el Hijo de Dios toma nuestra naturaleza por medio de Su Madre, así también nosotros tomamos la zéosis por Aquel por medio de Ella”. Por eso según los teoforos (portadores de luz increada) Padres, la Hiperaghía Zeotokos “es la única frontera entre la naturaleza increada divina y la creada. Nadie puede acercarse a Dios sino sólo por medio de Ella y del Mediador que nació de Ella. Y ninguna de las donaciones de Dios puede darse a los Ángeles y a los hombres sino sólo a través de Ella!” (Teofanes de Nicea “Zeotokos 9” pag. 54, y san Gregorio Palamás Homilía 53,23).

 

Por la diaconía de Ella en la divina Economía, la Señora Zeotokos ha beneficiado toda la creación. El cielo y la tierra, los hombres y los Ángeles recibieron la bendición divino-maternal. La Virgen ha dado a los Ángeles “la capacidad y posibilidad de hacerse más sabios que antes y más lúcidos, para conocer mejor la bondad y la sabiduría increada de Dios… De esta manera la Virgen ha creado nuevo cielo y tierra nueva; o más bien, Ella Misma es la nueva tierra y el cielo nuevo” (San Nicolás Cabásilas, Logos a la dormición 3-4 Patrología Orientalis, Vol 19 pag 498 y Apoclaipsis 21,1).

 

Tal y como la encarnación de Dios Logos fue ”el propósito y objetivo divino gracias al cual se hizo todo”, así también la Hiperaghía Zeotokos, la diakonos de este misterio, fue el propósito y objetivo por el que se hizo todo el mundo inteligible y sensible” (San Máxino el Confesor, “Hacia Thalasio, 60, PG 90 621ª y san Nicodemo el Aghiorita, “Consejos espirituales” pag 214). La Señora Zeotokos “es la base del kerigma de los Profetas, es el principio de los Apóstoles, el sostén de los Mártires y el  cimiento de los Didáskalos-Maestros. Ella es la doxa-gloria de los hombres en la tierra, el deleite de los Ángeles en el cielo y el adorno de toda la creación”. Con Su subordinación a la voluntad de Dios, la Siempre Virgen se hizo digna de ser la alimentadora de Su Creador. Y Su Hijo –compensando la deuda- La concedió la Jaris (energía increada Gracia) de hacerse “alimentadora de toda naturaleza inteligible y sensible (hombres y Ángeles). Porque la hizo digna a proporcionarlos ricamente, en abundancia como alimento… y deleite, gozo místico, las donaciones del Espíritu Santo, (Teofanes de Nicea “Zeotokos” pag. 29, y san Gregorio Palamás Homilía 53,25,).

 

Vamos a referirnos ahora en algunos acontecimientos más importantes de la vida de la Zeotokos, tal y como los festeja nuestra Santa Iglesia…

 

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La concepción de la Santísima Zeotokos fue pura y sin mancha, pero no sin la mancha del pecado ancestral u original como dicen los Papistas, los cuales sostienen que nación sin pecado original. Esta alabanza y consideración herética de la concepción de la Zeotokos altera la enseñanza aghiográfica sobre el “pecado ancestral u original” y separa la Panaghía de Sus santos ancestros y niega la unidad del género humano. La intervención de Dios resolvió la esterilidad de su santa Madre Anna, pero no dejó de lado la obra de la naturaleza. “El sentido y la teología de la Iglesia Católica Ortodoxa es que el pecado original… es transmitido  a todos los hombres… incluso también a nuestra Señor Zeotokos”. La Panaghía, pues, sin tener ningún pecado personal, Ella también ha nacido con el pecado ancestral. De este “la ha limpiado, purificado la potencia de la energía increada del Espíritu Santo y la santificó durante el día de Su Evangelismo o Anunciación, (San Nicodemo el Aghiorita “Pidalion pag 523 y san Juan Damasceno “Encomio a la dormición, 1, 3, PG 96, 704A

El logos del Arcángel hacia la Panaghía: ««El Espíritu Santo vendrá sobre ti y δύναμις (potencia y energía) del Altísimo Υψιστος te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1,35) revela que la obra de la sotiría (redención, sanación y salvación) lo trabaja en común la Santa Trinidad. Porque según los santos Padres: Υψιστος ípsistos Altísimo se llama el Padre, mientras que δύναμις dínamis (potencia y energía) del Υψιστος Altísimo es el Hijo y Logos de Dios. El Padre complace para ser encarnado el Hijo, el Logos de Dios trabaja el Mismo Su encarnación, y el Espíritu Santo celebra el misterio, (Eortodromio pag 219)…

 

 

 

La introducción en el altar de los Altares

 

Después del nacimiento de la Zeotokos y cuando dejó la leche materna, los divinos Padres de Ella fueron a cumplir la promesa que hicieron a Dios, a ofrecerla a Él. Por tanto, condujeron la Panaghía en edad de tres años al altar de Dios, y la entregaron al Sumo Sacerdote.

 

La Zeotokos desde niña comprendía las cosas que sucederían en Ella, y mostró que no fue conducida al Altar de los Altares por otros, sino la Misma voluntariamente, con su libre voluntad, predisposición y opinión vino a Dios. Y como si fuera natural voló con divino eros (amor ardiente) hacia Dios, reconocía como amada y digna Su entrada y residencia en el Altar de los Altares”. Allí estaba permitido a entrar sólo el sumo Sacerdote una vez al año. Pero el sumo Sacerdote por divina apocálipsis-revelación fue convencido a permitir la entrada de la Panaghía en el Altar de los Altares, que era una protiposis sobre Ella, y así la Santa de todos los Santos se introdujo al provisional Altar de los Altares” (San Gregorio Palamás, Homilía 52, 8 y 53,27). Allí la Panaghía quedó 12 años enteros…

 

San Gregorio Palamás con la Jaris (energía increada Gracia) permanente, con su iluminación celeste nos ha apocaliptado-revelado la vida admirable de la Zeotokos. El trabajo de Ella era la contemplación incesante de Dios. Ángeles la estaban diaconizando y angelical fue su vida. Dentro en el Altar de los Altares, la Panaghía-Todasanta con Su oración pura y lúcida abrió un camino nuevo hacia el cielo, el cual el Santo lo llama “hisijía, silencio y paz interior espiritual”. Toda Su existencia estaba dedicada a Dios. ¡!!Con Su forma de vida divina “no sólo se hizo como semejanza a Dios sino que a Dios también lo hizo a semejanza del hombre!!! (San Gregorio Palamás Homilía 53,39, y en Génesis 1,26).

 

La dormición de la Zeotokos.

 

La Zeotokos después de la Resurrección de Su Hijo, de la que fue digna de ser la primera de ver la Resurrección, permaneció por 15 años en la casa del Discípulo Amado, de acuerdo con el mandamiento de Cristo en la Cruz. San Gregorio Palamás analiza y explica detalladamente que la Panaghía Zeotokos fue la primera que vio a Cristo Resucitado, que está muy bien codificado en griego en los Evangelios, (Homilía 18, PG 151, 236-48).

 

En la dormición de la Panaghía se reúnen de modo admirable los santos Apóstoles y discípulos de todas partes de la tierra, para encomiar su cuerpo θεοδόχο zeodojo (receptor de Dios), lo más digno, honrado y alabado de toda la creación. Su propio Hijo está presente pero invisiblemente por los ojos físicos y atribuye a Su Madre el honor adecuado. “Recibe en Sus manos Su santa psique-alma que se separa de su divino cuerpo y honra debidamente a Ella que, mientras que es por naturaleza humana es Su δούλη duli esclava, pero por filantropía inescrutable, la hizo Su Madre.

 

La Hiperaghía Zeotokos es la reina del cielo. Por eso su santísima dormición fue una fiesta del Cielo de la que sobresalió el mismo Cristo…

 

La fuente de la Vida está trasladada a la vida verdadera pasando por la muerte, ¡Realmente paradójico! ¿Realmente cómo lo vamos a llamar a éste misterio?, pregunta san Juan Damasceno. “Muerte. Mientras que por necesidad natural la bienaventurada psique-alma de la Panaghía se separa de Su santísimo cuerpo, sin embargo no permanece  a la muerte y la corrupción no lo disuelve. Y esto porque Ella que su virginidad permaneció intocable cuando ha dado a luz a Cristo, el cuerpo de Ella, que durante la metástasis es guardado indisoluble y es traspasado a un habitáculo superior y más divino donde permanece por los siglos… (En la dormición de la Zeotokos, 1,10 PG 96 716AB)

 

La dormición de la Santísima Zeotokos es el traspaso a la vida inmortal y celeste. La memoria de la dormición de Ella es una fiesta jubilosa y alegría universal. Los Santos se dirigen a la Zeotokos-Θεοτόκος: “Todas las cosas de Tu vida son paradójicas… deseables y más dulces que la miel. Por eso nosotros Tus dulos (siervos) las anhelamos y por este anhelo nuestro nos recompensas rica y abundantemente” (San Germanós de Konstantinopla, “En la dormición de la Zeotokos, 2, PG 98 3,53ª y Salmo 18,11).

 

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La Señora Zeotokos-Θεοτόκος es el lazo que une el cielo y la tierra, une el hombre con Dios. De Cristo, la cabeza del cuerpo de la Iglesia, emana todo regalo perfecto; y por la Zeotokos, Madre de Dios que es la nuca (sostén) del Cuerpo, la divina donación llega a los fieles del Cuerpo.”La Madre de Jesús, la que directamente sostiene la cabeza, a Cristo, es mediadora de la cabeza y del cuerpo de la Iglesia, y por decirlo de una manera es un lazo que conecta y une los dos como una nuca sostén … Por consiguiente, igual que la cabeza, el Cristo, es el único camino que conduce al Padre…así también esta divina nuca sostén, la Panaghía, es otro camino, el único que conduce a la cabeza de todos”, al Cristo Sant 1,17- ZEOTOKOS 22-3 PAG 128-32, y ssJn 1, 14, nadie viene al Padre sino es pos por mí”),

 

La fuerza y energía de las intercesiones y súplicas de la Madre de Dios son invencibles. Cada pecador suplica La muy caritativa Madre de Cristo y por Ella encuentra protección y sotiría (redención, sanación y salvación. “…y a Ti te tengo como mediadora hacia al filántropo Dios… a Ti te suplico Virgen Santa, ayúdame rápido….” (Mega Cánon  de Súplicas, Exapostilarion).

Se sugiere leer: http://www.logosortodoxo.com/san-gregorio-palamas/la-zeotokos-como-modelo-de-perfeccionamiento-del-hombre/ 

 

 

Capítulo 6. La trinidad de las virtudes Fe, Esperanza y Agapi

 

La fe, la esperanza y la agapi son las tres virtudes básicas del Cristiano: Ahora quedan estas tres la Fe, la Esperanza y la Agapi, «pero yo os muestro un camino más excelente todavía, el camino de la agapi», 1Cor 13,13  (agapi-amor divino y energía increada). “Estas son las virtudes fundamentales… y de estas emanan como de varias fuentes inagotables todas las demás virtudes que conducen al perfeccionamiento cristiano” (San Nectario “Ortodoxa catequesis” pag. 147/8). San Juan el Clímaco con una imagen representativa indica el lazo estrecho que existe en esta triada puntal de las virtudes: “Una la veo como rayo, la otra como luz y la tercera como disco solar, y juntas como un destello y una luminosidad, (San Juan Clímaco “Escalera Logos 30,1 pag 373).

 

 

La fe

 

El hombre por la fe acepta el Misterio de la Divina Economía. Es decir, la fe es nuestra contribución al misterio de nuestra sotiría (redención, sanación y salvación). “No es posible salvarnos de otra manera sino sólo por la fe”. San Gregorio Palamás distingue: “Una cosa es creer en Dios y otro cosa creer a Dios”. Creo en Dios significa que considero ciertas y verdaderas las promesas que nos ha dado. Mientras que creer a Dios significa que opino, confieso y creo ortodoxamente, correctamente sobre Él. Debemos tener las dos… El creer verdaderamente en Dios, es decir, que reconocemos como ciertas y verdaderas Sus promesas hacia nosotros, y esperamos que se manifiesten rápido, esto se demuestra por nuestras obras buenas y por la aplicación y cumplimiento de los divinos logos-mandamientos. El creer ortodoxamente a Dios… se demuestra por estar de acuerdo nosotros con los teoforos (portadores de la luz increada) Padres” (San Crisóstomo, A los Romanos 8,1, PG 60,453). Sobre esta segunda fe hemos hablado ya en la primera parte de este libro. Aquí nos referiremos más sobre la fe primera, la que se confirma por la aplicación y cumplimiento de los logos-mandamientos divinos.

 

Para que nuestra fe sea verdadera y viva debe ser acompañada de obras. Dice en su carta el Apóstol Santiago: “La fe sin obras por sí misma es muerta” (Snt 2,17-9). Este tipo de fe muerta tienen también los demonios: “También los demonios creen, tiemplan y titiritan” (Mrc 1, 24). Los Cristianos que creen a Dios y no cumplen ni aplican Sus logos-mandamientos se parecen a los demonios, los cuales con palabras confiesan a Cristo pero con sus obras niegan Su soberanía y la debida obediencia y agapi a Él. A estos cristianos conviene el logos del apóstol Pablo: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tit 1, 16).

 

La praxis siempre es más fidedigna que la palabra o logos para representar la verdad. El que no trabaja los logos-mandamientos de Cristo, si sostiene que ama a Cristo, es mentiroso, en cambio, el que los trabaja demuestra que ama a Cristo, incluso si está callado. Según el logos de san Gregorio el Teólogo: “Obra sin voz es mayor que el logos sin praxis” (Logos éticos 33, PG 37, 929ª).

 

La aplicación y cumplimiento de los logos de Cristo es la demostración de la agapi hacia Él: «El que cumple mis mandamientos y los tiene interiorizados, ése es el que me ama; y al que me ama, lo amará mi Padre y yo también lo amaré y me revelaré a él, mediante la iluminación interior por la energía increada» (Jn 14,21) Y el Cristo quiere que nuestra fe sea acompañada por la agapi. Dice san Máximo el Confesor: “No digas que la fe fina a nuestro Señor Jesús Cristo puede salvarte. Esto es imposible, si no logras también la agapi hacia Él por el trabajo de las virtudes” (Filocalía t,2 Capítulos sobre la agapi 1,39).

 

San Simeón el Nuevo Teólogo escribe que “por eso se hizo toda la Economía y la condescendencia del Hijo de Dios, de modo que con la fe hacia Él y con la aplicación y cumplimiento de Sus logos-mandamientos constituirnos en partícipes de Su Deidad y Realeza increadas-“ (Logos ético 3,12 SC 122, 418). La fe es el principio del camino que conduce al reinado de la Realeza increada, y a la vez la fuerza que apoya a cada fiel durante su camino. Según el logos de san Ignacio el teoforo, la fe y la agapi “son el principio y el final de la vida”. Principio es la fe y la agapi el final” (Hacia Efesios 14,1, B 2, 267). La fe y la agapi en común metamorfosean, transforman y convierten el hombre en dios por la Jaris.

 

La esperanza

 

La esperanza se sostiene a la agapi de Cristo hacia el hombre, y se refiere a cosas futuras.

 

El apóstol Pablo nos habla con la boca de san Nicodemo el Aghiorita: “Oh cristiano, por los carismas espirituales que ahora has recibido, cree también a los futuros. Y tal como al principio cuando has sido bautizado no has dado nada más que la fe, y has recibido de Dios grandes bienes, así también ahora esta misma fe trátala para la esperanza y la adquisición de los bienes futuros. La esperanza entonces es realmente esperanza, cuando espera aquellas cosas que no se ven, porque lo que uno ve ¿para qué hace falta esperanzarlo? Por supuesto que entonces la esperanza es sobrante e inútil” (San Nicodemo el Aghiorita, “Interpretación a las 14 epístolas, tomo I, pag. 198-9). Por esa razón la esperanza es la virtud de la vida presente.

 

Todo el misterio de la Divina Economía revela la infinita agapi de Dios hacia el alejado, condenado y des-graciado hombre. En esta agapi está basada también nuestra esperanza para el futuro. Dice san Crisóstomo: “Cuando, una vez haberte tomado muerto, perdido, cautivo y perdido, te hizo amigo, hijo, libre, justo y coheredero, y ofreció tantos bienes cuantos nunca alguno había esperanzado, ¿cómo más tarde te abandonará después de tan grande magnificencia y simpatía?” (En Romanos 14,6, PG 60, 532).

 

El logos del Salmista: Esperanzó mi psique sobre al Señor desde la guardia de la mañana hasta la noche” (Sal 129,6), significa que debemos tener esperanza continuamente al Señor, sea cuando vivimos acontecimientos agradables, que se asimila con la mañana, sea cuando pasamos por aflicciones y desgracias que se asimilan con la noche. San Crisóstomo interpreta el logos del Salmo: “No hay nada más seguro para la salvación que entregarse y colgarse uno siempre por la esperanza a Dios… Esta esperanza es una pared indestructible… una torre invencible. Incluso aunque las circunstancias amenazan la muerte, el peligro y la debacle, no dejes de tener esperanza a Dios y esperar la salvación por Él. Porque para Él todas las cosas son fáciles y factibles” (En el Salmo 129, 3PG 55,376).

 

El Señor “no acepta ofrecer toda Su ayuda a aquel que unas veces tiene esperanza al dinero, a la vanagloria y a la fuerza humana, y otras veces a la esperanza en Él” (San Basilio el Grande, En Isaías 10, 245, B 56, 241-2). El Cristo quiere que tengamos esperanza siempre a Su Agapi y sólo en ella.

 

Tengo esperanza en Cristo significa que confío absolutamente a su providencia agapítica sobre mi vida. “Esperanza es que uno crea sin dudas y con toda su psique-alma que seguro que aquello que espera lo conseguirá” (San Pedro el Damasceno, Sobre la adquisición de las virtudes, Filocalía t.3, 75). “Esperanza es adquisición de tesoro antes de adquirirlo… Es la puerta de la agapi” (San Juan el Clímaco. Logos 30,16).

 

  1. La agapi

 

Entre esta tríada de las virtudes puntales la primera posición la tiene la agapi: “la mayor de estas la agapi”. La fe es control de las cosas invisibles. Por tanto no tiene lugar en la vida futura, porque entonces se nos apocaliptarán-revelarán las cosas que no se ven; lo mismo, tampoco la esperanza tiene lugar en la vida futura, porque lo que uno ve tiene esperanza. La virtud que permanece en la vida futura es la agapi, (1Cor 13,13- Ef 11,1- Rom 824)). San Máximo el Confesor escribe que la agapi es la consumación de la fe y de la esperanza, “abrazando completamente todo ésjato-extremo deseado, es decir, a Dios y proporcionando en la fe y en la esperanza el cese del movimiento de ellas hacia Dios” (Capítulos Teológicos y sobre economía 1,2, PG 90, 1189 AB).

 

Los santos Padres dudaban hablar sobre la agapi, porque “la agapi es el Dios, y el que intenta dar una definición a Dios parece al ciego que cuenta en el abismo los granos de la arena” (san Juan el Clímaco, logos 30,2). Pero a pesar de esto, movidos por la agapi, nos transmitieron sus experiencias espirituales. “La agapi sobre su cualidad es semejanza con el Dios, ya que “el Dios agapi es”, por supuesto a la medida de lo posible a los hombres.  Sobre su energía es embriaguez de la psique-alma. Y sobre sus cualidades o atributos es fuente de la fe, mar de humildad y abismo de magnanimidad y tolerancia! (san Juan el Clímaco, logos 30,3).

 

La agapi del hombre hacia Dios es la respuesta a la agapi de Dios hacia el hombre. La agapi de Dios se manifiesta en la creación del hombre y en los innumerables bienes materiales y espirituales que le ha preparado. Sin embargo, la culminación de la divina agapi es la humanización de Cristo y Su sacrificio cruciforme. Dice san Juan Crisóstomo: “Tienes Soberano más caritativo que padre, te cuida mucho más que la madre, te ama con el eros (amor ardiente) mayor que aquel que hay entre un novio y una novia, tu salvación la considera reposo Suyo… y te muestra todo tipo de agapi… es inexplicable la providencia de Dios e ininteligible la protección de Él, es inexpresable Su bondad e inescrutable Su filantropía” (Hacia los escandalizados…, 8, PG 52, 498).

 

A esta agapi de Dios, el hombre corresponde con el ofrecimiento completo de su propia agapi. Movido por agradecimiento, aplica el primer mandamiento de Dios: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu psique-alma, y con toda tu mente” (Mt 22,37). “Este mandamiento debe tener el primer lugar en los corazones de los cristianos… cualquier otro mandamiento debe hacerse por este” (San Nicodemo el Aghiorita, Ejercicios espirituales, estudio 17,1) El Cristo recalcó que la agapi es el propósito y finalidad de toda la ley Mosáica. En el mandamiento de la agapi depende toda la ley y los profetas (Mt 22,40).

 

El mandamiento-logos de la agapi es doble: “Y este mandamiento hemos recibido de Él: que quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1Jn 4,21). El Evangelista de la agapi recalca: “Pero si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, ¿cómo puede amar a Dios, al que no ve?” (1Jn 4,20). El fiel ve en la persona del hermano a mismo Dios. “¿Has visto tu hermano? ¡Ha visto a tu Dios!” recalcaban los Padres del desierto, (Gran Gerontikón tomo 3, pag 383). Por tanto, la agapi al prójimo es fruto de la agapi a Dios.

 

El apóstol Pablo alabó la agapi en Cristo y enumeró sus características:

Capítulo 13 Canto a la agapi increada, amor divino, incondicional y desinteresado:

«1 Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo agapi-amor no soy más que una campana que suena o como unos platillos o címbalos resonantes.

2 Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y las voluntades de Dios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo agapi-amor, no soy nada.

3 Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres, y entregue mi cuerpo a las llamas para gloriarme, sino tengo agapi-amor, de nada me sirve.

4 La agapi-amor aleja la ira, es magnánima, paciente, tolerante; la agapi no tiene envidia, no es presumida, ni se infla de orgullo y prepotencia,

5 no hace nada feo e indebido, no es grosera ni egoísta y no busca sus intereses, no piensa mal para su prójimo, ni se irrita, no toma en cuenta el mal del otro;

6 La agapi-amor no se alegra por la injusticia; se alegra y goza cuando domina la verdad,

7 todo lo disimula, sufre y aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.

8 La agapi-amor jamás decae y nunca falla; Pero, las profecías que hay ahora como dones del Espíritu Santo desaparecerán, las lenguas cesarán y las gnosis, conocimientos caducarán.

9 Todo esto en la vida futura quedará abolido, porque parcialmente conocemos y profetizamos. 

10 Cuando venga lo perfecto, entonces desaparecerá lo parcial e imperfecto.»

(Αγάπη  (agapi)  amor, cariño. “Ὁ θεός γάπη στίν Dios es agapi-amor… Porque la agapi proviene de Dios” (1 Jn 4,7-8). La Αγάπη (agapi) cristiana en su faceta divina y como término teológico ortodoxo es la primera y superior energía increada de las energías increadas de la Jaris de Dios. Se aproxima más a la misericordia increada y perdón de Dios que enseñaba Cristo Dios. La agapi está vinculada y unida estrictamente con la libertad y la verdad. Cada una depende y se enlaza con la otra, fuera de esta interrelación ninguna es auténtica. Dicen los Santos Padres Ortodoxos: Nadie puede conocer la increada agapi como energía increada de Dios si no es a través de la energía increada Χάρις (Jaris, Gracia) del Espíritu Santo. La agapi cristiana en su faceta secular, mundana se refiere al amor desinteresado, altruista o cariño, amor al cónyuge, a los padres, a los amigos, a los jefes y trabajadores, como también a las comunidades sociales y toda la creación.

Éste es el propósito de la psicoterapia de la Iglesia Ortodoxa, el convertir, mediante la constante metania (introspección, arrepentimiento y confesión), la φιλαυτία (filaftía, egolatría) que es el creado amor interesado egocéntrico y enfermizo a uno mismo y al cuerpo y convertirla en agapi desinteresada divina e increada de Dios. Ésta comprende tres estadios: catarsis, iluminación y zéosis o glorificación.

Traducido por Χρῆστος Χρυσούλας Jristos Jrisulas

(Ver también sobre este término en nuestro libro “12 Léxis apocalípticas” http://www.logosortodoxo.com/12-lexis-apocalipticas/ )

también

http://www.logosortodoxo.com/el-yerontas-mitilineos-responde-a-dudas-y-preguntas/#AGAPI_amor_increado_y_desinteresado

2 AGAPI amor increado y desinteresado

2.1 ¿Qué es la agapi?

2.2 La doble dimensión de la agapi

2.3 ¿Cómo se manifiesta la agapi al prójimo cuando el no es tan creyente como nosotros? 

2.4 El cristiano ama al mundo, pero, ¿en qué exigencias del mundo debe decir no? 

2.5 Libertad y Agapi en Cristo

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