LA IMPORTANCIA DE SAN GREGORIO PALAMÁS EN NUESTRA ÉPOCA
(Por Anestis Keselópulos, Profesor de la escuela teológica de la Universidad de Tesalónica)
“La verdad de las cosas”, hace bastantes años es la que ha ayudado a concienciar el hecho que san Gregorio Palamás es más contemporáneo para nosotros hoy que de su época.1 (Amfiloki Rántovits). La persona y su obra, a pesar de que históricamente se alejan alrededor de seiscientos años, se encuentran a menudo al escenario de discusiones y estudios teológicos, especialmente durante la segunda mitad del siglo pasado. El bienaventurado Yérontas Sofronio el Athonita, hisijasta y gran teólogo de nuestros días, sostenía que la teología ortodoxa no podría corresponder a nuestra época sin san Gregorio Palamás. Mientras que la intuición de un catedrático de universidad y estudioso de sus obras, ha escrito en 1973 diciendo: “el camino de la Ortodoxia al futuro inmediato estará regulado decisivamente de la tradición de san Gregorio Palamás”, esto se certifica cada día más.
San Gregorio Palamás vivió y actuó durante el siglo 14º. Como monje aghiorita (de la santa montaña de Athos) y más tarde como obispo de Thesalónica, ofreció su vida entera dentro a la ascesis, a su escritura teológica, a su servicio sacerdotal y al servicio de testimonio y pastoral de la Iglesia. El siglo que vivió fue una época perturbada no sólo de tumultos sociales, sobre todo de agitaciones, alteraciones espirituales y disputas dogmáticas, las conocidas como hisijastas. Él teniendo respeto absoluto y sentido correcto sobre la tradición, se adelanta a una nueva forma y manera de expresión de su contenido. Así la antiquísima enseñanza de la tradición patrística que se refería al discernimiento entre esencia y energías increadas de Dios, toma gracias a él nuevas formas de expresión y se hace el atributo característico de su teología. Su adhesión orgánica en la tradición y su conexión viva con la experiencia hisijasta y eclesial, le dan la libertad de la auténtica creación teológica. Tal como dice su biógrafo y patriarca de Kostantinúpolis Filoteo Kókinos, san Gregorio desarrolló su enseñanza teológica con “gran ciencia y libertad”3. Sin embargo, esta manera creativa de consideración de la tradición y la manera viva de expresión de la teología de Palamás chocaron con el estancamiento estático que afrontaban la tradición y sus adversarios. En este hecho se debe también el carácter irónico por parte de ellos sobre san Gregorio como “vulgar teólogo” y su teología como “nueva”5.
El conflicto se hizo inevitable cuando Barlaam negó categóricamente la posibilidad de expectación, visión y comunión de Dios en la vida de la Iglesia, mientras calificaba los hisijastas como heréticos, persistiendo y presumiendo que veían la esencia de Dios. Con eje la experiencia cristocéntrica de los santos de la Iglesia, san Gregorio Palamás tomó parte de los hisijastas. Si para Barlaam y sus seguidores, la teología se agota al apofatismo (si a lo que no es) y la agnosía (desconocimiento e ignorancia), para la experiencia vivida de la Iglesia, que tan intensamente viven los hisijastas, se culmina con la zeoptía (visión de la Luz increada). Y mientras que para Palamás, Dios es persona que vive, opera y energiza dentro de la historia y la teología es expresión de vida, para sus contrarios permanece como objeto que investiga el nus (el espíritu) y la teología es su método de investigación y gnosis-conocimiento del intelecto (mente, racionalismo) . En cambio para Palamás, la comunión de Dios y el hombre es un hecho ontológico y comunión existencial que no se agota de cualquier perfeccionamiento ético; para sus contarios escolásticos que a causa de la divina simplicidad, rechazan el discernimiento entre esencia y energía en Dios, la κοινωνία kinonía (participación, comunión, unión y conexiòn) del hombre y Dios, se realiza con el refuerzo de las fuerzas naturales del hombre.
San Gregorio Palamás señalaba que la kinonía-comunión de Dios y del hombre no constituye una situación teórica o abstracta, sino un acontecimiento o hecho eclesiástico concreto. No se consuma al espacio de la teología teórica, sino de la vida en la Iglesia y se identifica con el misterio de la Iglesia. La participación teofánica del hombre en la Iglesia, la “comunión de zéosis”, sin cualquier confusión entre creado e increado se constituyó y fue el cimiento básico de la enseñanza de sotiriología (tratado de “psicoterapia” sanación y salvación) del teólogo aghiorita. Palamás, a las personas de Barlaam el Calabrés, Akíndinos, Grigorás y sus seguidores, rechazó no sólo las primeras raíces del escolasticismo en Oriente ortodoxo y las provocaciones de un humanismo autonómico; sino –y esto sí que tiene importancia para nosotros- a un estéril conservadurismo de la letra principalmente y una teología sin práctica que es incapaz de expresar e interpretar su propia herencia, incluso cuando se ensalza y se jacta sobre ella.
El carácter increado de las divinas energías que superdefendió san Gregorio Palamás, sin dar a entender ningún concepto de panteísmo, asegura y garantiza la metamorfosis (transformación) del hombre en Cristo y a través de esto toda la creación como acontecimiento o hecho de comunión teantrópina (divino-humana), que se manifiesta esjatológicamente ya desde la vida presente. Defendió la experiencia vivida de los santos hisijastas, como la experiencia de la Iglesia de Cristo, dando paralelamente orientaciones revolucionarias y radicales en las corrientes teológicas y culturales de su época. Orientaciones que hicieron capaz la Ortodoxia y la Etnia Helénica aguantar los difíciles tiempos que siguieron de esclavitud (otomana). La teología de san Gregorio Palamás, por algunos fue considerada como “ideología sin praxis” y la responsable de los males que siguieron el siglo 15º. Esto no sólo está privado de falta de seriedad científica, sino que traiciona la aproximación imparcial a la historia y las fuentes6. Menos mal, y esto es cierto, que hoy poquísimos comparten estas tesis, puesto que la teología hisijasta se encuentra en el epicentro no sólo de trabajos teológicos, sino en muchas y amplias búsquedas científicas. Constituye el precioso tesoro catalizador para toda la teología Cristiana y también el auténtico testimonio de la Iglesia Ortodoxa.
La teología de san Gregorio Palamás es teología de cosas y realidades y no de conceptos e ideas. Se trata de experiencia de vida que dispone la Iglesia. La base de los hisijastas permanece la teofania, la expectación y participación de las energías increadas de Dios que no se pueden aislar de la vida mistiríaca (sacramental), de la litúrgica y del conjunto de la Iglesia. Además, la teología hisijasta, como anatomía y desarrollo bíblico y patrístico de nuestra tradición, si se aísla de su base eclesiológica que es la experiencia en Cristo, no se entiende, sino sólo académica e intelectualmente. Esta aproximación, acercamiento intelectual de una sola dimensión inculpa y contiene en sí serios peligros.
En principio de acuerdo con los filósofos escépticos, que: “el logos se contradice con otro logos”, san Gregorio añade preguntando: “¿Y de la vida quién?7 La teología como experiencia y participación a Dios está más allá de tecnólogos intelectuales y discusiones y disputas estériles. Manifiesta: “…porque no nos portaremos mal si discutimos, dialogamos sobre los nombres”8 proyectando la costumbre y conducta de la tradición patrística. Sin embargo, cuando la experiencia de la Iglesia se expresó dogmáticamente de manera equivocada, de modo que el logos se convierta distinto de la vida en Cristo, entonces el santo entró a la lucha no dialéctica o filosófica, como sus contrarios tecnólogos Escolásticos, sino demostrativamente; es decir, teológicamente siguiendo los logos y verbos divino-entregados y “no sólo de los que saben sino de los que han vivido, padecido y sufrido las realidades divinas”, que son los Padres de la Iglesia.
Por eso continuando su anterior tradición patrística señala que una cosa es “el que ha aprendido por experiencia”9 y otra aquel que tiene simplemente un saber a lo que concierne a Dios y su existencia. (9Porque sólo sabe el que por experiencia ha aprendido y conocido las energías de Dios, según san Basilio). Sobre esto se refiere a un ejemplo expresivo sobre el fuego, que si se cubre de una cosa no transparente puede calentar también el espacio alrededor pero no puede iluminar. De la misma manera el nus del hombre, cuando está cubierto con los tenebrosos y corroedores pazos, no puede tener gnosis de Dios y no contiene por eso su energía increada, la catártica (sanadora o purificadora)10. Uno tiene que padecer, vivir y experimentar las cosas y realidades divinas para tener gnosis y visión de Dios. Aquel que está privado de divina experiencia a través la vida y la praxis, está claro que nos es “el que ha aprendido por experiencia”. En este caso considera a Dios sólo intelectual y racionalmente y parece al ciego que siente el calor del sol sin poder ver y percibir su luminosidad11.
Tal como se ha observado, por los pensadores y los gnósticos de los primeros siglos, como también de los iconoclastas del octavo siglo y los escolásticos del siglo catorce de la época de san Gregorio Palamás, el tema que se expone y ocupa a ortodoxos y heréticos, -cosa que es válida también para los intérpretes de hoy en día sobre de textos bíblicos y patrísticos- es: ¿Qué relación existe entre Dios y el mundo? ¿Se trata de relación ontológica, inmediata y enérgica o de una relación indirecta y moral? San Gregorio empezando de las descripciones icónicas del inaccesible de todo y a la vez abordado Dios de la Santa Escritura y empezando por el discernimiento del lo increado y creado, ultradefiende y subraya la inmediata relación energética de Dios y el hombre. Dios con sus energías increadas se comunica con el mundo, proporciona continuamente el ser, el vivir, el logos y el perfeccionamiento, según la receptividad y la aceptación de los seres. Esta fe cimienta la energía renovadora, metamorfoseadora y terapéutica de la apocálipsis-revelación en la creación y en la historia12.
Al contrario los escolásticos de todas las épocas esta relación de Dios y el mundo la aceptan con medios creados y como prosperidad moral. Con esta consideración los Misterios de la Iglesia como caminos de la zéosis caen y se convierten en símbolos que simplemente moralizan al hombre; en cambio la pastoral de terapéutica de la Iglesia se convierte y se hace como una nomenclatura (judicial de leyes mundanas) y ético-plástica o plástico-moral. Porque la pastoral que no está fundamentada en la relación energética de Dios y el mundo, no puede entender el carácter terapéutico de la salvación y ver los pecados como enfermedades. Ve los pecados como transgresiones, faltas y carencias éticas, por lo tanto para la corrección de ellos se da preferencia el castigo13.
Además, aquí se debe de señalar que en la tradición patrística no hay separación entre pastoral y teología. La teología tenía siempre orientación pastoral, en cambio la pastoral se apoyaba en bases teológicas. Lo mismo es válido también para san Gregorio Palamás, quien tanto en su lucha contra los heréticos y la escritura de obras anti-heréticas, como también en sus homilías hacia los cristianos de Tesalónica, aspiraba a la instrucción pastoral y a la “psicoterapia”, sanación y salvación de los hombres. Sus puntos de mira y fines eran preservación de las herejías, terapia de los pazos, consuelo, súplica y compasión en los sufrimientos, dolores y aflicciones y generalmente edificación y crecimiento espiritual de los fieles. Con especial sensibilidad pastoral tomó los términos de su época y los conceptuó kenóticamente (vaciando, despojando) el logos de los hombres con los que conversaba. Por eso su logos era penetrante, psico-terapéutico y consolador, tal como debe ser por su naturaleza y misión también el logos de los pastores de la Iglesia.
Para que la pastoral funcione como carisma y diaconía (servicio) de la Iglesia, hace falta que su logos profetice-teologice paracléticamente (suplicadamente) y suplique agapíticamente (amorosamente). Pero eso no quiere decir que no será crítico o estará escondiendo la verdad. San Gregorio Palamás encontrándose alejado de cualquier minimalismo teológico se apoya en la siguiente verdad imperturbable: “Los de la Iglesia de Cristo todos son de la verdad y los que están en todas partes no son de la verdad ni tampoco son de la Iglesia”14. Por otro lado, mostró lo muy abierto que estaba para el diálogo, no sólo hacia los heréticos y los heterodoxos sino también a los de otras religiones. Sin poner de lado o cambiar la verdad, habla con discernimiento, sin miedo y con amabilidad. Por ejemplo, empezando el diálogo con los otomanos utiliza los puntos comunes entre Cristianos y Musulmanes. Pero cuando comprende que no puede avanzar más frena el diálogo de manera filántropa y con discernimiento, demostrando que el logos teológico tiene como base la agapi, se convierte y se hace crítico y difícil para psico-terapia y no para la reacción. Esta actitud de agapi, que se mueve más allá de cualquier convencionalismo e intencionalidad, parece que captó y comprendió muy temprano y apocalípticamente Nikolaos Prentzikis: “Sin lógica manifestada, el oponente Grigorás, el santo Obispo Megadidáskalos Gregorio Palamás con el corazón lleno de agapi hacia su prójimo; porque en su interior la psique purificada no puede tomar hipóstasis separada que no esté conectada y apartada del conjunto, se retira solo y sugiere la hisijía; la hisijía que está tan cerca con la muerte, como la única actitud ética posible del individuo que piensa en un conjunto del pueblo y donde los gobernantes se enajenan. El pueblo que más tarde con la conciencia limpia, en vez de capitulación de su psique, escogió el pago pesado de la esclavitud, proclamó santo a Gregorio Palamás y a Grigorás le dejó a terminar a la cárcel aprendiendo que la gnosis, el aprendizaje, la capacidad, el logos y la sofía-sabiduría, son injustas y vanas cuando la agapi no las constituye anchas, amplias y en hermandad de uno con el otro”15.
Además, la manera o forma de intervención en las cosas sociales no tiene ninguna mezcla con la política e identificación con algún tipo de política, ni testifica algún arreglo teológico al campo de oportunismos o intencionalidades políticas. Con finura y rectitud separó su posición y ejerció críticamente a las selecciones políticas del Patriarca Ioanis Kalekas, cuando aquel cooperó al golpe de estado contra Ioanis Katakuzinós, después de la muerte del rey Andróniko III, negando por eso cualquier intercambio para que sea apoyado en temas teológicos16. Además, con el mismo equilibrio se distingue con su actitud en el movimiento de los celotes, a los cuales inspecciona por sus crímenes en Thesalónica, pero paralelamente condena también a los que con su conducta filántropa han alimentado la violencia y la reacción de los celotes.
San Gregorio Palamás subrayó la participación del cuerpo a la apázia (sin pazos) y a la zéosis17, pero también la metamorfosis de la materia y la creación por la Luz increada Tabórica o de la Metamorfosis. Esta enseñanza suya tiene una admirable noticia principal de nuestra época, donde el hombre olvidando la santidad y el valor de su cuerpo y generalmente la materia, cae charlataneando al hedonismo y el placenterismo material. Así persiguiendo la hidoní (voluptuosidad, placer carnal y material) y pretendiendo el aumento del ingreso por cabeza, saborea su tragedia de autozeosis (autodeificación) y la catástrofe del ambiente natural. Así que la teología de san Gregorio Palamás para la zéosis del hombre y la metamorfosis de toda la creación puede responder y dar solución no sólo a los problemas existenciales sino también a los problemas ecológicos sin salida del hombre actual.
San Gregorio Palamás con la dimensión de su obra y enseñanza hisijasta, empírica y eclesiocéntrica, subraya la importancia y la responsabilidad de la Ortodoxia para todo el mundo. Si se hace comprensible que la enseñanza y el testimonio de la Iglesia Ortodoxa no constituyen un asunto confesional, ni se delimita en la historia y el pasado, entonces concienciaremos también la teología en la dimensión pastoral actual y su diaconía puede abrazar al hombre de hoy en día y dirigirse a sus necesidades y a sus problemas. Así se revela no sólo la actualidad y lo diacrónico de la Ortodoxia, sino también su carácter ecuménico e universal. Este único testimonio actual se debe de dar hoy, para que exista y viva la esperanza para el mañana y la importancia de san Gregorio Palamás en nuestra época. Amín.
SUMARIOS DE LOS CONGRESOS INTERNACIONALES DE ATENAS Y LEMASOL DE CHIPRE
Por Anestis Keselópulos, Profesor de la escuela teológica de la Universidad de Tesalónica
Traducido por Χρῆστος Χρυσούλας (Jristos Jrisulas) www.logosortodoxo.com