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Abr 17 2013

4º Domingo de Cuaresma, desde la infancia

 

El niño, el problema más importante

 Cristo Infancia

«Cristo preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: de niño, desde la infancia (Marc 9,21)»

Nuestra tierra, queridos míos, es pobre, los recursos escasos. ¿Cómo vamos a vivir, cómo progresaremos? Los especialistas se rompen las cabezas y proponen distintos planes; uno detrás del otro propone lo suyo. Y se puede hacer todo que proponen, pero otra vez nuestra patria no encontrará la felicidad. Porque la felicidad no es carreteras, plazas, fábricas…

la felicidad reside en otra parte. Nuestro problema es otro. El secreto de la felicidad está escondido dentro en el Evangelio que hemos escuchado hoy. Está en una palabra, que si pudiéramos sentirla y hacerla bandera nacional, nuestra patria sería la más feliz de la tierra. ¿Cuál es esta palabra, el “botón” que al pulsarlo veremos el cambio verdadero? Es la palabra: «Παιδιόθεν (pediozen) de niño», (Mr 9,21). Porque con una palabra del Evangelio basta para sanarnos y salvarnos.

«Παιδιόθεν (pediozen) de niño», es decir, desde la infancia, desde la cuna. Esta palabra, que el Señor obligó al padre del joven desgraciado a decir, es la inspección de los mayores. Este «Παιδιόθεν (pediozen) desde niño»  significa que de los problemas que hay en una nación, lo más importante es el niño, la infancia, la educación de la nueva generación, la infantil.

El niño de la lectura evangélica de hoy, desde muy temprana edad fue capturado por la influencia demoníaca. Unas veces caía al agua, otras al fuego, a veces crujía los dientes y sacaba saliva. Corrían detrás de él, lo cogían y otra vez lo mismo. El niño se estaba torturando pero más se torturaba el padre. El evangelio no nos dice cuál era el estado económico del padre. Puede ser que tuviera casas y fortuna y fuera rico; pero por supuesto que lo daría todo para que su hijo se curara. Por lo tanto la felicidad de la casa no estaba en los bienes materiales que tenía, sino principalmente en la salud del cuerpo y la psique del niño.

Esto, pues, lo «Παιδιόθεν (pediozen) de niño », que hemos escuchado hoy tiene gran importancia para nosotros. Este joven que lo torturaban los demonios, es la fotografía también de la juventud actual, el tipo representativo de los jóvenes y los niños de hoy, cómo viven, cómo se comportan y en general cuál es la educación de ellos. Echad un vistazo a vuestro alrededor.  Uno insulta al otro, otro es malhablado, otro peor aún blasfema lo divino, otro sale por la noche y molesta, asusta las chicas, otro levanta la mano y pega a sus padres, otro fuma,  se droga, otro… Generalmente nuestros jóvenes hoy hacen una vida que provoca gran inquietud. No tienen vergüenza y hacen cosas feas por la calle, como los perros rabiosos y los caballos indomables.  Crímenes uno detrás de otro, sobre todo jóvenes  entre los 15 a 30 años.

Muchos se extrañan, ¿cómo se ha degradado así la juventud helena (y la española), cómo se ha demonizado así, peor de lo que hemos escuchado hoy en el evangelio? Yo no me extraño. A mí me extraña una otra cosa; me sorprende y admiro cómo algunos jóvenes creen en Dios, van a la Iglesia y aman a sus padres. Esto es lo que a mí me extraña. Porque, -confesémoslo- todos nosotros somos causantes y responsables por la cuesta abajo que vivimos, todos hemos corrompido nuestra juventud; unos directamente y otros indirectamente. El niño desde el momento que salga de su casa hasta el momento que vuelva, está dentro de las tentaciones. ¡Y qué he dicho? Me he equivocado. ¡Peligra hasta dentro de su casa!

Peligra de los malos prototipos o modelos que ve. Además, nada más que toque una tecla, todos los demonios del universo vienen dentro en la casa. Peligra dentro de la casa. Pero cuando sale peligra aún más. Porque afuera esperan los grandes demonios. Dentro de la casa los pequeños, afuera los grandes demonios. ¿Afuera de casa, quién espera- a quién?

El amigo malo. Él dirá la primera palabra. Y la primera palabra es que no haga caso a su madre y su padre, no dé importancia a las palabras de los padres. Así empieza la cuesta abajo.

Después del amigo malo, esperan las mujeres corruptas. Tenemos los centros más corruptos. Esto que lo escuchen los padres.

Otro demonio que espera afuera al joven es la revista vulgar, asquerosa y los anuncios obscenos.

Otras grandes “escuelas” de corrupción, escuelas con… diplomas, son los espectáculos, el cine y la televisión.

El mal lo completan los campos de fútbol, los juegos de azar, los botellones, las cartas, las loterías, los casinos, bingos, tragaperras, toda la basura y la corrupción.

Mil diablos empujan al joven a caer. No sólo estos jóvenes, sino hasta san Antonio el Magno si viviera hoy, dentro en esta sociedad sería tentado. Mientras pues, empujan al joven al mal, después se extrañan como se ha degradado la juventud. Por eso os digo que yo me extraño cómo existen aún jóvenes que mantienen a lo alto su fe y su honor. Es un milagro de Dios. Sólo la mano de Dios los detiene.

-Pero, ¿el estado, no hace nada, me diréis? ¿No ve a dónde va la juventud? Deja el estado. Tal y como lo dijimos antes, todos somos culpables. Tiene la culpa también el cura, el maestro, el obispo, pero la mayor responsabilidad es de los padres. ¿Por qué? porque el padre y la madre están cerca del niño. Porque padre y madre se llaman porque le han parido, no se llama a otra persona. Dice san Juan el Crisóstomo: Parir un hijo es fácil. También los animales paren hijos, es la ley biológica dentro de la creación. ¿Qué es pues lo difícil?  ¡Oh, Dios mío! Lo difícil es tomar este trozo de “carne” que caerá del vientre de su madre y hacerlo crecer, educarlo y convertirlo en hombre con altos ideales. El ser padre bueno es educarlo bien, no parirlo.

¡Qué gran responsabilidad tienen los padres! Pero qué hacen los padres desgraciados; ¿lo llevan el niño a la catequesis, lo llevan a confesar…? ¿Qué puede hacer sólo el kerigma? Cuando yo construyo y el otro destruye, cómo se construirá la casa entonces. Pues, afirmativamente, esto es lo que pasa aquí hoy.

Unos construyen y otros destruyen. La Iglesia construye con las catequesis, la madre, el padre, el maestro construyen; pero viene el diablo, da una patada y pone todo patas arriba. ¿Entonces cómo la culpa es de los padres?

-Pero hay asociaciones de padres. ¿Cómo aceptan y toleran estas cosas desastrosas? Dicen algunos.

¡Padres y madres! Os diré ahora cuál es la llave de la cuestión. Nuestra tierra los últimos tiempos ha visto muchas movilizaciones y manifestaciones para cuestiones serias y menos serias, pequeñas e insignificantes. Pero una cosa no ha visto. Si queremos que esta tierra siga viva, se debe hacer la mayor movilización y manifestación. Las mujeres que dejen la cocina, los hombres sus fábricas y sus despachos, juntarse todos y gritar –qué. No por los alquileres, ni para puentes y plazas, nada de todo esto. Que vayan al ministerio de educación y al obispado con una pancarta grande que tenga escritas las palabras de Cristo, las palabras del Evangelio: «Παιδιόθεν (pediozen) de niño»

Y si alguno de esos grandes que nos gobiernan sale en la ventana y preguntan: qué son estos, qué les pasa, qué piden; nosotros decirlos: ¡«Παιδιόθεν (pediozen) de niño»! Y si preguntan: qué significa «Παιδιόθεν (pediozen) de niño», nosotros explicarlos y analizarlos qué significa esto. «Παιδιόθεν (pediozen) de niño», significa protección de las jóvenes generaciones. Primero pedimos que haya inspección y prohibición de los espectáculos miserables; es una vergüenza que se presenten aquí este tipo de basuras. Segundo, la policía que recoja y delimita estas mujeres corruptas y malas que con sus actos arruinan al hombre. Tercero…cuarto…quinto… sexto… Padres haced ésto; ¡ho! ¡Qué alegría!. Entonces dormiréis tranquilos. Si se toman estas medidas revolucionarias, entonces en pocos años – y yo os lo firmo como contrato- nuestra patria será la nación más feliz. De otra manera lo «Παιδιόθεν (pediozen) de niño», será inspección y maldición para nosotros. Amín

(+)Obispo Agustín (un loco de Cristo)

Homilía grabada en el templo de san Elefzerio (Libertario),  Atenas 19-3-1961.

Fuente: ΑΚΤΙΝΕΣ                                                 Traductor: xX.jJ
 
 

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