Una herejía se está gestando en la Iglesia Ortodoxa…
Por Metropolita de Nafpaktos-Lepanto, Ieroteo Vlajos
La trascendencia y lo diacrónico del dogma de la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis en la Iglesia Ortodoxa
La palabra «herejía» deriva del verbo “αιρέομαι-ούμαι ereome/ume” y manifiesta la elección y preferencia de un aspecto o parte parcial de la enseñanza que se absolutiza a expensas de la universalidad o catolicidad de toda verdad.
Desde el aspecto Ortodoxo herejía es la desviación de la enseñanza establecida de la Iglesia, tal y como fue formulada y registrada por los Apóstoles, los Padres de la Iglesia, especialmente en los Sínodos Locales y Ecuménicos. Por ejemplo, la enseñanza para la unión de las dos naturalezas en Cristo fue formulada y registrada en IV Sínodo Ecuménico, conforme la cual la naturaleza divina y humana se unieron «inconfundiblemente, inalterablemente, indivisiblemente, inseparablemente” en la hipostasis del Logos.
Cuando uno recalca exageradamente la naturaleza divina a expensas de la naturaleza humana, cae en la herejía del monofisismo. Cuando alguien exagera la naturaleza humana contra la naturaleza divina y, especialmente, contra la unidad de las dos naturalezas, entonces está cayendo en la herejía del nestorianismo.
Lo anterior muestra que debemos aceptar los dogmas de la Iglesia, los cuales fueron formulados en la Santas Escrituras y la Santa Tradición, es decir, los textos de los Profetas, de los Apóstoles y de los Padres, en efecto, los últimos los formularon y los registraron en los Sínodos Locales y en los Ecuménicos, porque de otra manera, se altera la verdad de la fe apocaliptada-revelada y, sobre todo, esta alteración es a través de meditaciones y pensamientos pietistas sobre las verdades dogmáticas de la Iglesia.
Índice de Contenido
- 1 Los supuestos dos tipos de eclesiología en la Iglesia Ortodoxa
- 2 Refutación sumaria
- 3 Análisis más amplios
- 4 Las condiciones de teologizar ortodoxamente.
- 5 Primero uno debe ocuparse, estudiar y practicar para conocer a Dios.
- 6 La experiencia de la doxa (gloria, luz increada) de Dios y su formulación.
- 7 La tradición níptica y las Santas Escrituras
- 8 La tradición niptico-hisijástica y los santos Padres.
- 9 San Gregorio de Nisis define la virtud, y presenta al profeta Moisés como un tipo o modelo de hombre perfecto.
- 10 La parádosi-tradición níptico-hisijasta y los Sínodos Ecuménicos.
- 11 La tradición de la Filocalía.
- 12 La teología níptica, los Misterios y el culto de la Iglesia Ortodoxa.
- 13 La interpretación del padre Ioanis Romanidis.
- 14 Conclusión
Los supuestos dos tipos de eclesiología en la Iglesia Ortodoxa
Los últimos tiempos, propaga y se gesta una enseñanza herética que va socavando toda la estructura de la enseñanza ortodoxa. No daría tanta importancia y atención, si yo no viera que esta creencia errónea y kakódoxa se propaga como una peste, que la encontramos en libros y en textos, en teólogos y filosofantes, en artículos y discursos orales que se oyen por las emisoras de radio.
No se ataca directamente la enseñanza dogmática de la Santas Escrituras, los Sínodos Ecuménicos, sino que principalmente se proyectan vilmente e insidiosamente las condiciones previas de la teología ortodoxa.
Se escribe y se dice que los Padres de la Iglesia desde el siglo III en adelante alteraron la tradición eclesiástica primitiva.
La Iglesia antigua, tal como se sostiene de estos, supuestamente vivía el misterio de la Iglesia en la Efjaristía-Eucaristía, y que la Divina Efjaristía “constituye imagen y manifestación preventiva de la Realeza esjatológica de Dios”, por lo que la divina Efjaristía asimila, a medida de lo posible, las comunidades cristianas históricas y locales como “la expresión auténtica de la doxa (gloria, luz increada) esjatológica de la Realeza (increada) de Dios”.
Los puntos de vista y opiniones pueden perecer como plausibles, pero en realidad crean un problema cuando no se interpretan ortodoxamente las realidades sobre la divina Efjaristía como manifestación de la Realeza increada de Dios, y sobre la participación de la doxa increada esjatológica de la Realeza (increada).
Se dice esto, porque los que usan tales expresiones generalmente ignoran o desprecian las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, especialmente de San Gregorio Palamás, que: la Realeza increada de Dios es la revelación-apocalipsis de Dios como Luz increada, al igual que sucedió al monte de la Metamorfosis.
Además, no interpretan la doxa, gloria increada de Dios como la Luz increada y la experiencia de la doxa esjatológica como participación y comunión de la Luz increada durante la zeoptía-visión divina de Dios, tal y como la vivieron los tres discípulos en el monte de la Metamorfosis y los Apóstoles el día de Pentecostés, que recibieron el Espíritu Santo y se convirtieron en miembros del Cuerpo resucitado de Cristo.
Esta zeoptía-visión de Dios y la comunión de la doxa-gloria de Dios es la experiencia vivida de la doxa increada esjatológica de la Realeza y experiencia durante la Divina Liturgia de los dignos de esta, los glorificados o divinizados, es decir, los que alcanzaron la zéosis.
Sin embargo, aquellos que usan tales expresiones, como Iglesia, Divina Eucaristía y Realeza de Dios, las interpretan muy externamente, emocionalmente o al menos con un discurso y logos teológico teórico, reflexivo racional y abstracto.
En la divina Efjaristía viven, experimentan la doxa-gloria increada esjatológica de la Realeza los que alcanzan la zeoptía (visión de la luz increada) o a la zéosis y no simplemente los que piensan que participan en ella mecánicamente con sus pazos y debilidades.
La experiencia de la doxa-gloria increada esjatológica de la Realeza no se hace simplemente por las vestiduras bonitas y el canto o con el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, sin las condiciones imprescindibles previas, sino con la experiencia de la zéosis o divinización en la divina Eucaristía y durante la divina Κοινωνία kinonía Comunión.
Esto muestra la experiencia de la doxa-gloria increada del Reinado de la Realeza increada que tenía Juan el Evangelista durante el día Domingo, y la describe en el Libro del Apocalipsis. Esencialmente, se describe la Divina Liturgia celestial.
La preocupación e inquietud, sin embargo, y la gran problemática se debe principalmente a los que hablan de tal manera abstracta, emocional y reflexiva, en primer lugar, subestiman y ponen de lado las condiciones ortodoxas de participación a “la doxa-gloria increada escatológica”, y por otro lado, aún van más allá para malinterpretarlas.
Afirman, en efecto, que esta vida de la Iglesia primitiva, que se expresaba como «doxa-gloria increada esjatológica del Reinado de la Realeza increada de Dios», la han alterado los mismos Santos Padres en los siglos siguientes!
Es decir, la Iglesia misma que es expresada a través de los Santos Padres, a quienes ella honra y alaba, y finalmente acepta la enseñanza de ellos, supuestamente alteró esta “eclesiología y espiritualidad bíblica básica y primordial cristiana”.
Esto se hizo porque se emplearon, como sostienen, “fuertes presiones ideológicas del gnosticismo cristiano, y especialmente del (neo)- platonismo”, que comenzó en el siglo tercero, y supuestamente es entonces cuando se retrocedió y se derrumbó la eclesiología primitiva. Pero, en el mejor de los casos, «coexiste con una otra espiritualidad (pero también la eclesiología)”.
Por lo tanto, los Padres contribuyeron al abandono y derrumbamiento de la eclesiología primordial, y esto fue aceptado implícitamente por la Iglesia (es decir, una eclesiología se dirige contra la otra eclesiología) o coexisten dos eclesiologías paralelamente.
Esta supuesta “espiritualidad” y “eclesiología” “tiene sus raíces en la teología mística neo-platonizante evagriana (de Evagrio) y la masalianizante (masalianos) makariana (de Makario), y que se fundamente también científicamente por la escuela catequética de Alejandría”.
¡Ahora bien, según estos heréticos, la posterior “eclesiología” se califica por estos “no simplemente un giro o cambio, sino derrumbamiento” de la eclesiología de la Iglesia primitiva!
Cuando hablamos de “teología neo-platonizante evagriana y macariana, se entienden las obras de Evagrio el Ponticós y las de san Macario de Egipto. En el tema de la oración y la ascética, se entiende que estas obras de estos dos, han influenciado toda la posterior tradición patrística que llega hasta Nicodemo el Aghiorita, y está descrita en la obra conocida como “Filocalía de los santos Nípticos”, la que elaboraron los santos Macarios, antes Notarás de Corinto y san Nicodemo el Aghiorita, que es de varias colecciones que habían reunido. Esta colección, reduciendo y añadiendo obras, la tradujo en la lengua rusa-eslava san Paisios Belichkofski, y causó un notable cambio y giro en los países del norte y se destacaron muchos ascetas y santos, y finalmente Santos de la Iglesia.
Por eso los que sostienen la anterior opinión, idea y punto de vista van duramente contra el libro de la Filocalía de los santos nípticos, de la cual el subtítulo es: “por la en Praxis y Zeoría (contemplación espiritual) Filosofía (divina) Ética, el nus del hombre se purga, se limpia y se sana (Catarsis), se ilumina (Iluminación) y se perfecciona (Zéosis o Glorificación, Divinización)”. Por eso la obra de colección de los Santos Nicodemo el Aghiorita y Macario Notara, los cuales la Iglesia ha inscrito al Aghiologio-censo de Santos, cosa que demuestra que la tradición niptico-filocálica es reconocida como condición y presuposición de la sotiría (redención, sanación y salvación) y de la zéosis del hombre, por supuesto es en combinación imprescindible con los Misterios de la Iglesia que es muy importante.
Aquellos que tienen la visión y opinión mencionada anteriormente, califican la Filocalía como “como callejones sin salida, nihilistas del programa filocálico anti-moderno de los santos Nicodemo y Macario.
Por tanto, así según esta moderna y protestantizante visión y opinión, la eclesiología “primitiva” retrocedió y derrumbó o en el mejor de los casos funcionan paralelamente las dos eclesiologías dentro en la Iglesia Ortodoxa.
Tal punto de vista y opinión, sin embargo, confunde a los fieles. Y lo más sorprendente es que esta confusión, según las palabras de estos desafiantes, supuestamente fue hecha por la misma Iglesia a través de sus Padres. Es decir, según ellos, la Iglesia misma se auto-anula o se contradice por sí misma.
Creo firmemente que esta teoría protestantizante es verdaderamente una herejía, y una dinamita dentro de los cimientos de la misma Iglesia.
Por lo tanto, según esta teoría desde el siglo III y después, la teología y la eclesiología de la Iglesia pasa por un cambio y en esto contribuyeron Evagrio del Ponto junto con Macario el Egipcio. Evagrio separa el nus de los sentidos y el intelecto (mente, diania) y esto se considera como un «misticismo teórico».
Por el contrario, Macario el Egipcio devuelve el nus al corazón, de modo que se expresa un “materialismo espiritual”. Así, la “problemática evagrio-maximiana «, «la base (nueva) platónica de la posición evagriana” se hace también “base de Gregorio Nacianceno y de Gregorio de Nicea.”
La teología de la oración, como Evagrio ha expresado y formulado, pero también Macario el Egipcio “traspasó los siglos con la validez y el prestigio de personalidades importantes que han aplicado, igual que Máximo el Confesor, Juan de la Escalera, Hesiquio el Presbítero, el Filotheo el Sinaita, Isaac el Sirio y otros muchos, para consolidarse de forma dogmática el siglo 14 por Gregorio Palamás y los hisijastas de Athos”. “El Pseudo-Dionisio según ellos, y san Dionisio demostrado por la Iglesia, tomó forma evagriana: catarsis, iluminación, zéosis» e influyó también a San Máximo el comentarista de “pseudo-dionisio”.
Se ve claramente que, de acuerdo con esta teoría, las dos expresiones de la vida hisijasta, es decir, “el misticismo espiritual contemplativo” y el “materialismo espiritual” de Macario el Egipcio pasaron por san Gregorio el Teólogo, por san Gregorio de Nicea, por san Máximo el Confesor, por san Simeón el Nuevo Teólogo, dentro en la Iglesia y resultaron a san Gregorio Palamás. Así que, según ellos, el hisijasmo y el contemporáneo monaquismo fueron formados por estas dos directrices.
Esta nueva teoría, tratando de derribar la vida ascética tradicional de la Iglesia Ortodoxa, sostiene que los grados de la vida espiritual, la catarsis, la iluminación y la zéosis son por influencia y efecto origenista (de Orígenes).
De acuerdo con este punto de vista, Evagrio influenciado por Orígenes y toda esta influencia afectó a los Padres posteriores, (a Macario el Egipcio, a los Padres Capadocios, a Máximo el Confesor, a Simeón el Nuevo Teólogo, a San Gregorio Palamás, etc.) y llegó hasta San Nicodemo el Aghiorita y por supuesto, a los santos padres de la Filocalía.
Algunos llegan hasta el punto de considerar que las zeoptías-visiones divinas de los santos hisijastas son “demonio-fantasmas”, “fantasías demoníacas”, “monstruosidades movidas por los demonios”, “movidas caprichosas, demenciales y disparatadas de individuos”, “cosas abominables”, etc… y que el santo hisijasmo, la vida de los contemporáneos hisijastas son situaciones mágicas e influencia del Hinduismo. Otros por su parte, las realidades sobre la santa hisijía y la visión, contemplación de la Luz increada las interpretan como situaciones emocionales, enfermedad de los nervios, alucinaciones etc…
Refutación sumaria
La aparición y manifestación de esta herejía gestante en la Iglesia Ortodoxa que antes nos hemos referido, muestra la seriedad del tema y no debe quedarse sin respuesta, porque de otra manera se crea un tumor maligno dentro en el cuerpo de la Iglesia con consecuencias imprevisibles. A continuación se hará una refutación sinóptica de esta teoría kakodoxa y maligna consideración y en la siguiente unidad el tema será analizado más y a fondo.
En primer lugar, se debe enfatizar que no puede haber doble «eclesiología» y doble «espiritualidad» dentro de la Iglesia. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y lo que se caracteriza o califica como espiritualidad es la en Cristo y Espíritu Santo vida, la que el cristiano está viviendo con los santos Misterios y la tradición ascética, práctica.
La verdadera eclesiología está estrechamente vinculada a la encarnación de Cristo y del Pentecostés. Por otra parte, el hesicasmo o hisijasmós no constituye una eclesiología en particular, sino que es la vida evangélica, el cumplimiento y aplicación de los logos-mandamientos de Cristo y es el requisito imprescindible de la participación de la energía increada de Dios, catártica, iluminadora y glorificante (o divinizante, deificante, la zéosis).
El culto de la Iglesia y las oraciones, bendiciones de los Misterios presentan toda esta tradición hisijasta, la cual fue consolidada también sinódicamente por el Sínodo del año 1351, Sínodo en el cual es considerado como el 9º Sínodo Ecuménico (el 8º es la de san Fotio)
Además, por toda la enseñanza de la Iglesia conocemos que hay identidad de enseñanza y experiencia de los Profetas, de los Apóstoles y de los Santos Padres.
Los Apóstoles no se diferencian de los Profetas, ni tampoco los Padres de los Apóstoles y los Profetas, y por tanto, es común la experiencia y la fe de ellos. La diferencia está en que en Antiguo Testamento y en la vida de la Iglesia veían el Logos increado no encarnado, en cambio en el Nuevo Testamento y la vida de la Iglesia ven, participan y comulgan con el Logos encarnado. Todo lo demás es común.
Es característico el logos de san Gregorio Palamás: La salvífica perfección es creer, actuar y compartir las mismas realidades que creían los Profetas, los Apóstoles y los Padres de la Iglesia, a los cuales apocaliptó-reveló el Espíritu Santo sobre Dios y Sus creaciones.
Incluso, por la teología de la Iglesia conocemos que una cosa es la experiencia de la zeoptía (visión divina, de la Luz increada) que se realiza con logos-verbos increados y otra cosa es la descripción de esta experiencia que se hace con logos-verbos, conceptos, significados e imágenes o iconos creados.
La diferencia entre los Profetas, los Apóstoles y los Padres en la terminología no es una diferencia en la experiencia. Ciertamente, en el siglo 3 y 4 los Padres y los maestros utilizaron una especial terminología, la cual tomaron de la lengua de su época con el fin de afrontar y refutar a los herejes helenizantes, pero esto no significa que han cambiado también el contenido de la terminología.
El padre John Romanidis decía: «El trato y afrontamiento de la kakodoxía (mala alabanza y opinión) es la necesidad de agregación o añadidura a la terminología. Afrontando a los kakodoxos utilizamos símbolos, es decir, estos conceptos y significados e intentamos a atacar la kakodoxía en su corazón”.
Así que es paradójico el hecho de ser considerada como origénica (Orígenes) o neoplatónica la enseñanza sobre Catarsis, Iluminación y Zéosis, porque los Padres adoptaron estos términos, que de todas formas se encuentran en la Santas Escrituras tanto como lexis-palabras o como realidades.
San Cirilo de Alejandría como fue acusado de que utilizaba frases de Nestorio, en una carta suya, la que fue incluida en las Actas del Tercer Sínodo Ecuménico; escribe que no hay que esquivar todo lo que dicen los herejes, porque hay cosas también en ellos que son acordes con nuestra enseñanza. Él escribe en concreto: “No hace falta rechazar y abandonar todo lo que dicen los heréticos; porque muchas cosas de ellos confiesan son lo mismo que nosotros confesamos”.
A continuación, enumera ejemplos relevantes en relación. Esto significa que no importa si alguna terminología fue introducida por Orígenes, Evagrio de Pontos o Macario de Egipto, sino que lo importante es que esta fue adoptada por san Juan Crisóstomo, san Basilio el Mago, san Gregorio el Teólogo, san Gregorio de Nicea y los Padres posteriores y fue consolidada sinódicamente, porque constituye propiedad de la Tradición Ortodoxa.
Por lo tanto, es una mentalidad kakodoxa, maligna, el que sea calificada la enseñanza de la Iglesia, la cual fue y es vivida por los Padres de la Iglesia, como origénica, evagriana, macariana etc…
Además, hay una gran diferencia entre teología y filosofía, y no simplemente el uso de los términos. La teología es el fruto de la apocálipsis-revelación de Dios a los glorificados, divinizados, los que alcanzaron la zéosis, mientras que la filosofía es el fruto de la meditación y el descubrimiento-anakálipsis de la lógica del hombre.
Para calificar la tradición hisijasta como origénica, macariana e incluso neo-platónica, porque existe una similitud exterior en las palabras-lexis, es una interpretación frívola, si no expresa también algo más profundo, es decir, es un intento de minar y socavar la tradición ortodoxa hisijasta.
Cuan superficiales y frívolas son estas conclusiones se ve también de cómo estas personas pueden acusar de la misma manera a los Padres de la Iglesia que tomaron esta terminología (logos, persona, sustancia-usía, hipóstasis, energía, etc.) y otros eventos culturales externos de los paganos y de los herejes, y calificar como idólatra la teología de los Padres del Dios Triuno y toda su eclesiología.
En este punto llegaron Harnak y otros protestantes, y no se excluye que lleguen también aquellos ortodoxos (algunos ya llegaron), que piensan falsa y frívolamente y fuera de la Tradición Ortodoxa, ya que ignoran el contenido celeste y profundo de ella.
Finalmente, el punto de vista y la opinión de que en la Iglesia domina una doble eclesiología –la primitiva y la posterior- es la llamada «teología metapateriki-meta o post-patrística o después de los Padres», es decir, una visión y aspecto que es transmitido de los Protestantes y algunos Ortodoxos, los cuales intentan de este modo y manera negar la enseñanza de los Padres, el culto de la Iglesia, la tradición hisijasta, y por supuesto, el monaquismo o vida monástica.
Y es sorprendente, en realidad, el hecho de que se intente protestantizar la teología ortodoxa por ser elogiada por los anteriores ”teólogos” (tiólogos) y filosofantes, y sea atacada y socavada la Parádosi-Tradición hisijasta, eclesiástica, patrística, a favor de una supuesta “eclesiología primitiva”, la que se refiere en la Divina Efjaristía, en la Realeza increada de Dios y se sostiene simplemente en los textos del Nuevo Testamento.
Con las cosas que se dicen por estos nuevos protestantizantes y filosofantes “teólogos”, se ve claramente que se hace un intento y esfuerzo de tergiversar toda la tradición ascética y vida de la Iglesia Ortodoxa, tal y como es expresada y vivida por sus grandes Padres, o sea, los Padres Capadocios, como la de san Basilio el Magno, de san Gregorio el Teólogo, de san Gregorio de Nicea, de san Dionisio el Areopagita, de san Máximo el Confesor, de san Juan Damasceno, de san Simeón el Nuevo Teólogo, de san Gregorio Sinaita, de san Gregorio Palamás el Megadidásklos y de todos los Padres Nípticos-Filocálicos de la Iglesia hasta los actuales nuevos, y también de todos los santos ascetas que hemos conocido los últimos años (como son José el Spileota o de la Cueva, Efrén de Katunakia, Paisio el Aghiorita, Porfirio Kafsokalivita, Efren de Filotheu etc…), los cuales hablan de la vida ascética-práctica, la metania, la oración noerá o del corazón y en general hablan sobre el camino del hombre hacia Dios a través de la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis o Divinización.
Esto crea también otro problema serio que socava toda la Eclesiología de la Iglesia. Es decir, se interpretan los dogmas de la Iglesia fuera de las condiciones básicas que son la experiencia, la cual es concretada en la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis, y también es socavada la vida mistiríaca de la Iglesia, es decir, el Bautismo, el Crisma, la Divina Efjaristía y todos los Misterios, cuando se desconectan de la vida ascética, tal y como es expresada en la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis, glorificación o divinización.
Conocemos, sin embargo, que ni los Sacramentos son desconectados por la tradición hisijasta, porque esto constituye en una forma o modo mágico de vida, ni tampoco la tradición hisijasta se vive sin los Misterios de la Iglesia, porque esto conduce a la filosofía oriental y al masalianismo.
Análisis más amplios
La breve refutación de esta herejía que se está gestando en la Iglesia Ortodoxa, que antes hemos referido, nos da la capacidad y posibilidad de avanzar en puntos de vista y constataciones más amplias, esencialmente extender estos pensamientos para ser afrontada esta situación peligrosa que puede perjudicar y dañar a los miembros de la Iglesia.
Porque, tal como se ve claramente, se trata de una maligna actitud y costumbre protestante, que ha sido introducida al organismo de algunos miembros de la Iglesia y no debería convertirse en un virus maligno eclesiástico que trepe e infecte al organismo de la Iglesia Ortodoxa.
Para refutar y derrumbar todas estas teorías, podría remitir a los dos tomos que he editado con el título “Dogmática Empírica”, en los cuales se presenta la enseñanza del auténtico dogmatólogo padre Ioanis Romanidis, el cual conoció todos estos aspectos y puntos de vista en América, por la teología escolástica y la protestante en las que estudió y nos ha presentado la autenticidad del pensamiento patrístico y vida.
Todos estos puntos de vista que fueron formulados por algunos teólogos contemporáneos son afrontados muy bien por Ioanis Romanidis, en textos que serán publicados también más tarde, y esta es la razón por la que han malhablado y calumniado mucho contra el Padre Ioanis.
Pero la verdad brillará, ya que Dios no permitirá que la vergüenza prevalezca dentro del espacio santificado y bendecido de la Iglesia Ortodoxa, como lo fue en la historia de la Iglesia. Lo auténtico aguantará a las presiones y permanecerá en el tiempo, mientras que lo falso desaparecerá.
A continuación resaltaré algunos puntos característicos que demuestran esta malicia herética protestante que también afectó a algunos ortodoxos, de modo que no sean convertidos en virus malignos espirituales y eclesiásticos y causar enfermedades a los Cristianos.
Las condiciones de teologizar ortodoxamente.
Los Santos Padres nos enseñaron que, cuando se trata de afrontar una enseñanza se deben recalcar las condiciones de la teología ortodoxa. La pregunta es: ¿quién es en última instancia el teólogo en la Iglesia y quién puede teologizar? Es característico que San Gregorio el Teólogo, al comienzo de sus logos teológicos, con los que afrontó la herejía de los arrianos, especialmente a los eunomianos de su tiempo, que era la principal herejía entre los arrianos, los cuales arrianos usaban argumentos filosóficos, hizo falta hacer un logos sobre las presuposiciones y condiciones de teologizar ortodoxamente, es decir, recalcó quién puede y debe teologizar.
Allí, San Gregorio, el teólogo, habla sobre «los elegantes en logos», que se alegran “de las impías charlatanerías” y las contracciones “de la pseudognosis- falso conocimiento”, que son también “sofistas de logos paradójicos y absurdos.
Con el logos filosófico de los eunomianos, “peligra que sea un juguete (de invenciones humanas) nuestro gran misterio”. El eunomiano que teologiza filosóficamente y vive fuera de la tradición de la Iglesia lo llama “dialéctico y charlatán”.
Es por esto que aclara cuáles son los requisitos básicos de la teología ortodoxa. Dice que la teología no es cualquier trabajo, sobre todo de aquellos que provienen de lo bajo o inferior. No es trabajo de todos teologizar, sino de los “examinados y transcendidos en zeoría contemplación espiritual y ante todo de los que están catartizados (purgados y sanados) de cuerpo y psique a gran medida o lo máximo posible”.
Y eso es imprescindible porque es muy peligroso “lo sucio y no catartizado abordar, tocar los limpio y puro”, tal y como para un ojo enfermo es peligroso el rayo del sol. Por lo tanto, aquel que teologiza antes debe hacer su catarsis, de otro modo resulta en herejía. Y para tener estas condiciones y presuposiciones de la teología debe pasar dentro de la ᾐσυχία hisijía.
Es decir, podemos teologizar «si nos hemos ocupado y liberado de las suciedades y perturbaciones exteriores, y la parte hegemónica de nuestra psique no se confunde de los elementos sucios o tipos miserables y engañosos”, es como si las letras de la caligrafía se mezclan con letras feas o la fragancia de la mirra con lo sucio y pestilente.
Primero uno debe ocuparse, estudiar y practicar para conocer a Dios.
Esta enseñanza de San Gregorio el Teólogo, que se indica y antepone en sus logos teológicos, muestra claramente que se da una importancia grande a las condiciones y los requisitos de la teología ortodoxa, porque cuando estas condiciones son alteradas, entonces el hombre sin escapatoria es conducido a la desviación de la verdad y, por lo tanto, a la kakodoxía (mala opinión y alabanza) y a la herejía.
Por lo tanto, las condiciones y los requisitos previos para la teología ortodoxa son la santa hisijía, la ocupación sobre Dios, la catarsis del corazón de los pazos y la iluminación del nus. Estas cosas que dice San Gregorio el Teólogo no es otra eclesiología posterior, sino la eclesiología correcta que encontramos en los Apóstoles, pero también en los profetas del Antiguo Testamento, y cuando esta es suprimida, entonces no hay ninguna certeza sobre la representación, prestación y efectividad de la ortodoxa enseñanza y eclesiología.
En el logos “la Epifanía”, San Gregorio el Teólogo, habla de la catarsis, alumbramiento o iluminación y la zéosis como condición imprescindible de la teología ortodoxa, para llegar el hombre al carisma de la verdad y trabajar “para Dios vivo y verdadero”.
Solo así puede uno filosofar-teologizar sobre Dios. Y a continuación determina el modo o manera de la teología ortodoxa: “Donde hay temor a Dios allí está el cumplimiento de los mandamientos-logos; donde hay cumplimiento de los mandamientos, allí hay catarsis del cuerpo de la nube que se añade y se asienta sobre la psique y no la permite ver el rayo divino; donde hay catarsis allí también alumbramiento; donde hay alumbramiento, allí también el cumplimiento y plenitud del deseo a los que con anhelo desean las cosas superiores y grandiosas o por encima de lo superior; (es decir, desean a Dios que es mayor que cualquier cosa magna)”
Es decir, la catarsis, la iluminación o alumbramiento y la gnosis de Dios la califica como terapia del hombre. Al sacerdote lo quiere como terapeuta, (cura de curar. Sanar no curandero) la terapia se hace dentro en la Iglesia por los Misterios y la ascética ortodoxa, y toda la obra de la humanización divina aspiraba y ambiciona a la terapia del hombre. Y cuando uno habla sobre terapia del hombre, la localiza en el mundo interior del hombre, al corazón (psicosomático).
Esto es imprescindible «por eso uno primero tiene que hacer la catarsis de sí mismo y después de su limpieza o pureza debe hablar”. Aquí claramente se refiere a la catarsis, iluminación-alumbramiento y camino hacia lo “magno-mega”, es decir, a la visión de la luz increada, la θεοπτία zeoptía, entonces se obtiene el verdadero conocimiento o gnosis de Dios, (la teognosía).
La santa hisijía es la forma de vida ortodoxa, tal y como lo encontramos en las Santas Escrituras y en la Parádosi-Tradición de la Iglesia y tal como la han vivido los Profetas, los Apóstoles y los santos a través de los siglos. No se trata de una “eclesiología” posterior que socavó y neutralizó la “eclesiología primitiva”.
Ni siquiera algunos Padres influenciaron a otros Padres posteriores. Me pregunto: ¿los que expresan y formulan tales puntos de vista creen y consideran a los Padres de la Iglesia como tontos e inmaduros que simplemente aceptan sin examinar algunas teorías creadas por unos otros y las cuales teorías alteran la tradición-parádosi de la Iglesia, y entonces ellos ingenuamente contribuyen a la desviación de la teología ortodoxa?
¡Y lo peor es que supuestamente viene a continuación la Iglesia a través de los Padres en los Sínodos Ecuménicos y confirma y garantiza esta alteración! Me sorprendo cómo este tipo de sofismas son sostenidos por supuestos cristianos ortodoxos, que rumean estos puntos de vista y aspectos protestantes.
Los puntos de vista que antes nos hemos referido subestiman y ponen de lado totalmente la presencia del Espíritu Santo a la Iglesia y la enseñanza de que los santos son glorificados o divinizados (zéosis), tal y como se recalca repetidamente en los textos de los Padres y los Sínodos Ecuménicos.
Hablando sobre la forma de vida hisijástica, entendemos toda la vida evangélica, que se refiere a la lucha para afrontar al diablo, la muerte y el pecado, sobre la terapia “psicoterapia” de los loyismí, la pureza del corazón, la energetización de la noerá energía de modo que el nus esté orando claramente a Dios, la adquisición de la agapi incondicional, la psicoterapia de la parte tripartita de la psique, etc…
Esta vida ascética-práctica está estrechamente vinculada a la vida mistiríaca y es la quintaesencia del modo de vida evangélica-eclesiástica.
Cabe señalar aquí que Evagrio del Ponto, por el que los neo-protestantizantes teólogos consideran que ha introducido la desviación de la “eclesiología primitiva” y que supuestamente influyó a San Gregorio el Teólogo, fue ordenado diácono por San Gregorio el Teólogo y sirvió como su diácono, cuando era arzobispo de Constantinopla. Ciertamente, Evagrio recibió una influencia de Orígenes, en algunos aspectos, pero en temas y cuestiones teológicas fue influenciado por los Padres de Capadocia, y de hecho su enseñanza ascética refleja la tradición monástica del desierto, como la experimentaban en su tiempo, como sostiene el P. George Florovsky.
De todas formas, la teología de San Gregorio el Teólogo no puede considerarse como influencia por Evagrio del Pontos, más bien sucedió todo lo contrario, que San Gregorio el Teólogo en los asuntos y temas hisijásticos influenció a Evagrio, el cual registró esta tradición hisijasta con su propia forma léctica o de dicción.
Aquí se debe señalar que el título de San Gregorio es el Teólogo y no es Nacianceno, como lo decían despectivamente los enemigos arrianos en su época y lo repiten los protestantes de nuestra época, pero también algunos Ortodoxos que son influenciados y afectados por ellos.
Nosotros los ortodoxos lo estaremos llamando tal y como lo llama la Iglesia Ortodoxa, es decir, San Gregorio el Teólogo, Arzobispo de Constantinópolis.
Con lo que a continuación se escribirá, se aclarará aún más esta enseñanza de san Gregorio el teólogo.
La experiencia de la doxa (gloria, luz increada) de Dios y su formulación.
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo y los miembros de la Iglesia son miembros de Su Cuerpo resucitado y viven con los misterios y ascéticamente (en práctica, ejercicio espiritual). No hay dos o más tipos de eclesiología, ni un tipo de eclesiología sucumbe y retrocede por la presión de un otro tipo de eclesiología, sino que una es la eclesiología, tal como se determina de toda la vida de la Iglesia Ortodoxa.
Los Padres de la Iglesia no alteraron la «tradición primitiva» que heredaron, sino que viven orgánicamente “junto con todos los santos”, son incorporados en la unidad de los Profetas, de los Apóstoles y de los Padres.
La Iglesia misma a través de los Padres que están iluminados por la energía increada del Espíritu Santo, ellos mismos viven la experiencia de la doxa-gloria increada de Dios y la formulan de acuerdo con los desafíos de su tiempo. Así se conserva la misma verdad revelada-apocaliptada, pero a veces los términos y las palabras cambian sin perder su significado espiritual.
Así que, la palabra zéosis no existe en las Santas Escrituras (en san Dionisio el Areopagita sí y desarrollada), pero a través de ella se formulan conceptos y significados que tienen otras palabras, como perfección, glorificación, etc. En la Santa Escritura no podemos encontrar la palabra homoúsios y otros términos similares.
Los Padres tomaron esta terminología de la filosofía, como la usaban los herejes de aquella época, la despojaron del significado que tenía y la dieron un significado y sentido diferente. Esto, según los puntos de vista de los teólogos intelectuales y pensadores, ¿es una distorsión de la teología ortodoxa y de la eclesiología?
Lo que hicieron los Padres en el dogma lo hicieron también en los preceptos y condiciones del dogma, que es la santa hisijía, la catarsis del corazón, la oración interior noerá o espiritual, la zeoptía-visión divina, etc.
Igual que no podemos culpar a los Padres de suprimir supuestamente la “teología primitiva” en el dogma de la Santísima Trinidad, porque usaron la terminología filosófica de su tiempo, así tampoco podemos culpar a los Padres porque usaron algunos términos de la filosofía neoplatónica o porque incluso aceptaron términos utilizados por Evagrios Pontikós y San Makarios el Egipcio. No es ni se trata de una eclesiología diferente y opuesta, sino de la misma eclesiología, la cual se formula con los términos que mejor otorgaban o definían la experiencia que ellos mismos vivían como glorificados, divinizados, o poseedores de la zéosis.
En realidad, los Padres de la Iglesia utilizaron diferentes términos del lenguaje filosófico de su tiempo para derrumbar y anular las posiciones de la filosofía y los puntos de vista de los herejes, como veremos en otra unidad.
El que no pueda entender la diferencia entre los verbos, logos increados y creados verbos, logos y conceptos, como decía el páter Ioanis Romanidis, no puede comprender en lo mínimo la teología ortodoxa. Una cosa es la experiencia de la doxa (gloria, luz increada) y otra cosa es la formulación, descripción y registro de esta experiencia.
Los Padres vivieron en una época que predominaba la filosofía helénica y fue necesario usar la terminología de su época para hacer frente a los cristianos helenizados (los Padres eran helenos cristianizados). Si vivieran en nuestra época utilizarían la terminología de nuestra época para el hombre, es decir, utilizarían los términos biológicos (p. Ioanis Romanidis), cuando, por supuesto, no se socaba ni se derrumba la terminología de los Sínodos Ecuménicos.
De todas formas, la terminología que se utilizó por los Padres, consolidada y establecida en los Concilios Ecuménicos, ahora ya es un hecho empírico, es parte de la Parádosi-Tradición inalienable, inalterable y uno no puede, en nombre de una supuesta antigua eclesiología, derrocarla y demolerla.
Los primeros estudios del Padre John Romanidis sobre los Padres Apostólicos de la Iglesia y también en el Efjologhio (libro de bendiciones y oraciones) de la Iglesia Ortodoxa revelan que la tradición níptico-ascética es la parte más esencial de la Parádosi-Tradición Ortodoxa, es la que muestra las condiciones y los verdaderos requisitos previos de los dogmas ortodoxos y de toda la vida eclesiástica… https://www.logosortodoxo.com/teologia-ortodoxa/santa-tradicion-de-la-una-santa-iglesia-catolica-apostolica-ortodoxa/
La tradición níptica y las Santas Escrituras
El sentido y significado de la parádosi-tradición níptica-hisijástica de catarsis, iluminación y zéosis se encuentra en las Santa Escritura -Antiguo y Nuevo Testamento-, cuando es interpretada en condiciones y preceptos ortodoxos y no por la teología interpretativa o hermenéutica protestante.
En mis libros publicados de vez en cuando, he proporcionado mucho material sobre este tema, pero aquí me conformaré con algunos ejemplos.
Las bienaventuranzas de Cristo, que es Su primera enseñanza, muestran lo que es exactamente la vida espiritual y conservan todos los rasgos característicos de la tradición níptico-hisijástica de la Iglesia Ortodoxa.
En estos se hace referencia sobre la pobreza del espíritu, como condición para el reinado de la Realeza increada de Dios; sobre el luto según Dios que conduce a la súplica; sobre la apacibilidad o mansedumbre como condición para heredar la tierra; sobre la sed y el hambre; sobre la justicia de Cristo que trae la saciedad espiritual o plenitud; sobre la misericordia que arranca la misericordia increada de Dios; sobre la pureza del corazón por el cual uno contempla, ve a Dios; sobre ser pacificador, porque así uno se convierte y se hace en hijo de Dios; sobre la persecución y la calumnia por Su causa, porque así se adquiere la alegría, el gozo y el salario en los cielos (Mt 5, 1-13).
Uno al estudiar cuidadosamente estas bienaventuranzas, las cuales en realidad constituyen el verdadero estilo y modo de vida eclesiástica, ve que se exhorta y se insta a los cristianos a guardar y aplicar los mandamientos-logos de Cristo, pero principalmente observa que todos los grandes bienes, la visión de Dios, la participación, comunión de la Realeza increada de Dios, vivir la adopción es un requisito previo para la vida ascética (práctica o ejercicio espiritual), que es la humildad, el luto, la apacibilidad, la catarsis del corazón, la persecución y el martirio para la doxa-gloria increada de Cristo.
A continuación, si uno estudia el hecho de la Metamorfosis de Cristo en el Monte Tabor y la participación de la doxa (gloria, luz increada) de los tres Discípulos (Mat 16, 28 y 17, 1-8), en combinación con la revelación de Cristo Resucitado y la vivencia experiencia del misterio del Pentecostés, entonces uno entiende qué es y en qué consiste la vida espiritual.
El Apóstol Pedro en sus epístolas universales se refiere a toda esta vida hisijástica que deben vivir los Cristianos: “Y esto, porque la divina dinamis (potencia y energía increada) de nuestro Señor Jesús nos ha regalado todo lo que ayuda y conduce para la vida espiritual y la piedad. En efecto, estas cosas y realidades nos las dio por su profundo conocimiento con exactitud del verdadero Dios, el Cual nos ha liberado del engaño y la culpa, gracias a Su infinita doxa (gloria, luz increada) y virtud. Y por medio de estos divinos regalos perfectos han sido dadas a nosotros las grandes promesas, de modo que atraídos y reforzados por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia o deseo pecaminoso” (2Ped 1,3-4);
Uno tiene que alejarse de la mentalidad secular, mundana y alcanzar la κοινωνία kinonía comunión con Dios. Luego se refiere a la fe asociada con la virtud, la gnosis-conocimiento, la templanza, el autodominio, la paciencia, la piedad, la filadelfia-amor fraternal y la agapi (amor incondicional).
Con todo esto el hombre llega al reconocimiento de Cristo. Aquel que no tiene estas virtudes “está ciego, habiendo olvidado la catarsis (purgación y purificación) de sus antiguos pecados” (2Ped 1, 5-9)
Exhorta a los cristianos luchar para lograr su propósito: “1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa la entrada en el eterno reinado de la realeza de nuestro Señor y salvador Jesús Cristo (2 Ped. 1 10-11).
Por tanto, determinando qué es esta Realeza increada de Dios se refiere a la develación, manifestación, apocálipsis de la doxa (gloria, luz increada) de Dios en el Monte Tabor, donde se discierne claramente de la filosofía, la cual es “mitos o fábulas de sofistas”: “1:16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la parusía-venida (Segunda Presencia) de nuestro Señor Jesucristo siguiendo mitos o fábulas filosofadas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su gloriosa majestad (durante Su Metamorfosis). Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria (durante Su Metamorfosis), le fue enviada desde la magnífica doxa-gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también el logos profético más seguro, al cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones, (2 Ped 5,19)
En este texto apostólico se ve y se muestra claramente cuál es la llamada de los cristianos, qué es el reinado de la Realeza increada de Dios, que uno se hace digno de esta zeoría contemplación espiritual y, por supuesto que se trata de la experiencia de la doxa increada que se distingue de toda filosofía mundana, platónica y neoplatónica.
La tradición hisijasta se ve al capítulo primero de la 1ª Epístola universal del Apóstol Pedro. Allí se insta a todos los cristianos que ciñen sus διανοίας dianias (mentes, intelectos), estén con nipsis (nipticando) y tener plena esperanza “sobre la jaris (energía increada) manifestada en vosotros en apocalipsis-revelación de Jesús Cristo”, como hijos de la obediencia no correlacionar con los deseos que tenían durante el tiempo de la ignorancia, antes del Bautismo, sino que vivan de acuerdo con la llamada de Santo Dios, convertirse ellos en santos, en toda relación, (1Ped 1, 13-17).
Y aquí la vivencia de grandes bienes presupone la concentración del intelecto-mente-diania, la nipsis, la esperanza del disfrute de Dios, es decir, de la zeoptía (visión divina), y de esta manera se convierten en santos.
La santidad no es algo dado mecánicamente y mágicamente, sino que presupone la operación de la energía increada de Dios y la sinergia del hombre.
Estos son algunos ejemplos del Nuevo Testamento, pero hay muchos pasajes de este tipo que muestran toda la perspectiva de la catarsis del corazón, de la iluminación del nus y de la zeoptía (visión divina), para que los Padres no tengan la necesidad de adoptar y asumir esta enseñanza del platonismo y del neoplatonismo. Uno puede encontrar mucho material rico en las cartas del Apóstol Pablo, tal y como lo hice en un texto mío titulado: “La hisijía y la zeoptía en las cartas del Apóstol Pablo”.
La tradición niptico-hisijástica y los santos Padres.
La tradición hisijasta se encuentra en todos los textos patrísticos. No hay un Padre de la Iglesia que tenga experiencia de vida espiritual y no se refiera a la catarsis, a la iluminación y a la zéosis.
No se trata de una influencia por la filosofía de Platón y de la Neoplatónica, sino de expresar sus experiencias a través de los términos de su tiempo.
Además, como se mencionó anteriormente, Evagrio el Póntico, en este punto registró la tradición hisijasta que encontró en los monjes de Palestina.
Por lo tanto, es blasfemo considerar a los Padres como inmaduros espiritualmente, de modo que sean influenciados por la filosofía neoplatónica. Y si aún fueron influenciados exteriormente, verbalmente, en realidad con las palabras que tomaron, formularon y registraron toda la tradición níptica-litúrgica de la Iglesia.
San Gregorio el Teólogo a menudo se refiere a la catarsis, la iluminación y la zéosis. Anteriormente, fueron referidos algunos pasajes en los que parece que la catarsis, la iluminación y la zéosis son el camino y modo imprescindible de la teología ortodoxa, y fuera de estas condiciones existe el peligro de herejía y error.
Aquí debemos referir su logos sobre el sacerdocio, que justifica el porqué, cuando se le puso el tema de sacerdocio, lo evitó y se marchó al Pontos. Entre otras cosas dice que vino en su interior “el eros-amor ardiente del bien de la hisijía y de la partida, de la que era amante desde el principio”.
A continuación menciona la razón por la que buscaba la catarsis e iluminación o alumbramiento, porque la obra del sacerdocio es grande, porque “puro solo el tacto tiene” y debe limpiar y alumbrar también el logos con “la luz de la gnosis” y también el nus y el oído.
Es peligroso para uno teologizar si no se limpian estos tres, si el nus no se ha iluminado entonces el logos se enferma, y al oído sucio no limpio, no cabe.
Lo más sorprendente de todo es que este logos de san Gregorio el Teólogo, además de que se refiere a la catarsis, la iluminación y la zeoptía o zéosis, que son atributos imprescindibles no sólo de la teología ortodoxa sino también de la diaconía o servicio del sacerdocio, y amplía el logos sobre la terapia “psicoterapia” del hombre.
Es decir, la catarsis, la iluminación y la gnosis (increada) de Dios las califica como terapia del hombre. Al sacerdote lo quiere como terapeuta, la terapia se hace dentro en la Iglesia por los Misterios y la ascesis ortodoxa, y toda la obra de la divina humanización o encarnación aspiraba a la terapia “psicoterapia” del hombre. Y cuando habla sobre terapia, uno la localiza, identifica con el mundo interior del hombre, el corazón (psicosomático o espiritual).
“En nosotros toda la terapia y el intento apunta hacia al hombre escondido del corazón, o sea, al hombre interior; y el combate se hace contra este que desde nuestro interior contraataca y combate utilizando las mismas armas contra nuestro, es decir, el mismo mal de sí mismo o ego con los defectos de carácter que es lo más terrible de todo, nos entrega a la muerte que proviene del pecado.
San Gregorio de Nisis define la virtud, y presenta al profeta Moisés como un tipo o modelo de hombre perfecto.
Así, en su obra «En la vida de Moisés», habla de la tradición hisijástica, la cual es imprescindible para la teognosía (conocimiento de Dios). Se adapta plenamente al estado espiritual del hombre, esto que se hizo en el Antiguo Testamento durante la aparición de Dios en el monte Sinaí.
Es decir, Dios le ordenó a Moisés que se limpie, se purifique el pueblo de toda contaminación, que sean alejados también los animales de la montaña y suba sobre la montaña sólo él. Se trata de la catarsis de la psique y del cuerpo, y también del alejamiento incluso de las prendas de piel que son la mortalidad y la corruptibilidad.
Hablando sobre la elevación del hombre a la zeoría (contemplación espiritual) de Dios, escribe: “Por tanto, camino para él hacia esta gnosis se hace la pureza no sólo del cuerpo que se expía al rociar con “agua bendita” sino también de las prendas de toda mancha ya que fueron lavadas por el agua”.
La catarsis y la pureza, se refiere a la psique-alma y al cuerpo. “Esto significa el que uno sea purificado y limpio de todo, éste que trata de avanzar a la zeoría contemplación de las realidades inteligibles, que sea puro y sin mancha, tanto en la psique, como al cuerpo, una vez que haya lavado y alejado de forma adecuada la suciedad de cada una de las dos partes, de modo que seamos manifestados puros también a Éste que ve todo lo oculto.”
Explica que el que quiera ascender a la zeoría contemplación espiritual) debe primero limpiar y purificar el camino de cualquier tendencia estética e irracional, animal y lavar su nus de toda opinión e idea que haya creado de cualquier prejuicio y separarse de su cohabitante sentido, sentimiento y al volverse limpio, puro, entonces atreverse a ascender a la montaña de la zeoptía (visión divina), tal y como lo hizo Moisés.
Continuando con esta interpretación, dice que “el nus purgado, sanado y agudo al oído del corazón”, una vez que escucha el sonido de la fuerza divina de la zeoría de los seres, se introduce a la tienda de cabaña no hecha a mano y adquiere la divina gnosis increada, la que a continuación muestra a los que se encuentran abajo “por la imitación material”, es decir, por la tienda de cabaña hecha a mano.
Obviamente aquí se habla sobre la zeoptía visión de los logos (verbos, dichos) increados, después de la catarsis y el alumbramiento o iluminación y la formulación o registro de estos logos inefables increados con logos (dichos, verbos), conceptos e iconos creados.
San Máximo el Confesor este gran Padre de la Iglesia que jugó un papel determinante en la vida de la Iglesia, dio un logos importante: “teología de los demonios es la gnosis-conocimiento sin praxis”.
Esto significa que la teología es el fruto de la iluminación del nus y de la zeoría de Dios, cuando el Dios se apocalipta-revela a sí mismo a los glorificados o deificados, en aquellos que han pasado por la catarsis del corazón. En consecuencia una teología que no es fruto y resultado de la praxis, de la vida práctica que es la catarsis de los pazos es teología de la fantasía, que ciertamente es demoníaca.
Dentro de esta perspectiva, San Máximo, interpretando los escritos de san Dionisio el Areopagita, habla de tres categorías de fieles, o sea, las tres categorías de los que se van sanando y salvando.
Se trata de la enseñanza ascética de san Máximo el Confesor, la cual encontramos en todos sus textos, y en la que se refiere a su familiarización personal de la sotiría (redención, sanación y salvación) y la divide en tres partes: a) “la filosofía práctica” o praxis, b) la “zeoría natural-normal (contemplación espiritual)”, y c) “la teología mística” o simplemente teología.
La filosofía práctica, que tiene un aspecto positivo y negativo, cuando ha purgado, purificado y sanado de los pazos y lo adorna con las virtudes, la zeoría natural que ilumina al nus del hombre con la gnosis verdadera, y la teología mística que corona al hombre con la experiencia más elevada, la cual llama éxtasis (interior).
Así, la enseñanza de San Máximo se refiere a las tres etapas de la vida ascética cristiana, es decir, de la práctica, de la zeorítica contemplativa y de la mística-teológica. También, a los cristianos salvos en sus tres divisiones, a veces los mencionan como fieles, virtuosos y gnósticos (cognitivos), y en ocasiones como esclavos o asalariados e hijos.
San Simeón, el Nuevo Teólogo, el Padre de la Luz increada, quien se iluminaba de la Realeza celestial, de la zeoría de la Luz increada, se refiere a menudo en sus obras sobre el camino del hombre desde la catarsis, la iluminación y la zéosis,
De hecho, uno de sus escritos, que resume toda su teología, lo marca con el epígrafe “Capítulos prácticos y teológicos”, ya que la praxis es la catarsis del corazón de los pazos y la teología se refiere a la iluminación y a la zeoría (expectación, contemplación) de la luz increada.
En un pasaje característico, dice que la fe, el temor de Dios, la aplicación y cumplimiento de los logos-mandamientos causan salarios “en proporción de la catarsis”. “Porque mientras nos catartizamos, purgamos y sanamos tanto más desde el temor nos conducimos a la agapi a Dios, y así desde el temor a Dios por el crecimiento espiritual progresivo nos desplazamos al amar a Dios verdaderamente.
Entonces el Cristo y el Padre nuestro nos ama “mientras que el Espíritu Santo prepara el camino y transforma adecuadamente la casa, y así nos hacemos residencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo de las tres hipostasis, las cuales vienen como un sínodo en nuestro interior”.
En otra homilía a sus monjes, expresa su alegría porque ve prosperidad en sus vidas “sobre todo en la fe, en la pureza, con temor de Dios, en devoción, en dilatación del corazón, y lágrimas por las que se purga, se limpia y se sana el hombre interior y se colma de divina luz increada y se hace todo Espíritu Santo y psique quebrantada con virtud adquirida, y mi alegría se convierte en bendición vuestra y adición a la iniquidad y a la bienaventurada vida en Cristo Jesús nuestro Señor”.
San Gregorio Palamás, esta gran estrella inapagable de la Iglesia, con su teología ha destacado y elevado toda la tradición hisijástica como un requisito o condición previa para la experiencia espiritual de Dios, para la teognosía (conocimiento de Dios).
Esto se ve en su obra “A favor de los santos hisijastas”, en la cual destruyó todos los argumentos del escolasticismo occidental, al que representaba Barlaam, pero también los argumentos de todos los barlamitas a través de los siglos, que quieren derrumbar la eclesiología de los Padres de la Iglesia, como también la eclesiología de los Sínodos Ecuménicos y Locales.
Lo sorprendente es que cuando se hizo Metropólita de Thesalónica traspasó toda esta tradición hisijasta en sus homilías que pronunció a su rebaño, a su congregación.
Existe un material rico sobre este tema, que he expuesto en otros textos y no es necesario escribirlo aquí. Y lo más importante es que la enseñanza hisijástica y zeóptica (divino-visionaria) de san Gregorio Palamás fue registrada, aprobada y consolidada por los Sínodos que se hicieron el año 1351, la que es considerada como el 9º Sínodo Ecuménico.
Se hace evidente que todos estos grandes Padres de la Iglesia, y muchos otros, hablan de la catarsis, la iluminación y la zéosis (divinización o glorificación), sobre la santa hisijía como condición imprescindible para telogizar ortodoxamente, por eso que son calumniados e insultados por los teólogos escolastizantes y protestantizantes de que supuestamente fueron influenciados por teorías neoplatónicas y alteraron la parádosi-tradición posterior.
Todos estos Padres sentían que son sucesores de los santos Padres en actitud, moral y vida.
Por supuesto, parece haber una similitud externa en la terminología entre los Padres y los Neoplatónicos, pero hay una diferencia sustancial entre ellos. En la enseñanza de platónicos y neoplatónicos, se habla de Dios que no tiene eros-amor ardiente para el hombre, ya que el eros-amor ardiente es el deseo de la psique inmortal por naturaleza al mundo no nacido de las ideas de donde ha caído, en cambio en los Padres se habla de la agapi (energía increada y amor incondicional) de Dios hacia al hombre.
En la teoría de los platónicos y neoplatónicos, se hace una distinción entre psique inmortal por naturaleza y del cuerpo mortal por naturaleza, lo que significa que la psique antes pertenecía al no nacido mundo de las ideas y se ha caído de este, por tanto fue recluida al cuerpo para ser castigada. Por tanto, encontrándose en el cuerpo busca ser liberada y volver al mundo de las ideas.
Así, según lo platónicos y neoplatónicos, la catarsis de la psique es la liberación de ella de su cuerpo, la iluminación de la psique es la gnosis de los arquetipos de los seres, de las ideas y la salvación es un éxtasis de los seres y la liberación de ella del cuerpo.
Este punto de vista y aspecto neoplatónico no tiene nada que ver con la enseñanza de los Padres de la Iglesia, según los cuales la psique-alma es creación de Dios, y fue creada no de los seres inmediatamente después de la creación del cuerpo; el cuerpo no es la cárcel de la psique, sino la creación positiva de Dios; la iluminación es la oración noerá-espiritual cordial o del corazón con la energía del Espíritu Santo, que se hace en el interior del corazón, es decir, en el cuerpo; y la éxtasis no es la salida de la psique del cuerpo, sino la liberación de ella de la conducta carnal, y la zéosis no es el regreso de la psique al no nacido mundo de las ideas, sino la κοινωνία kinonía (participación, conexión, comunión y unión) del hombre con Dios, la θεοπτία zeoptía (visión divina o de la luz increada)
En la experiencia de los neoplatónicos, el cuerpo del hombre no participa en el camino de la psique-alma a Dios. También allí se habla de experiencia de la luz, pero luz creada que está fuera del hombre, tiene espacio y color y finalmente es luz diabólica.
Pero de acuerdo con los Padres de la Iglesia, el alumbramiento y la zeoptía son experiencias de la Luz increada, es participación y conjunción con la divina Luz, y se metamorfosea, transforma no sólo la psique sino también el cuerpo del hombre.
Además que la experiencia de los estoicos y de los neoplatónicos se asocia con el éxtasis, como un éxodo-salida del nus “del tiempo, de los espacios, del pensamiento intersucesivo”. Según los Padres de la Iglesia esta experiencia es demoníaca, como dice también el padre Ioanis Romanidis.
Es decir, el esfuerzo de los neoplatónicos es deshacerse de los defectos del pensamiento humano, de las cosas creadas y de las variables, mientras que en la teología de los Padres en la experiencia de la zéosis participa todo el hombre entero.
Así que cuando en el Evagrio el Póntico se habla sobre el nus sin ideas y sin fantasías durante la oración, no se da a entender la teología deductiva abstracta de los platónicos y neoplatónicos, sino que de esta manera esencialmente se invalida la teoría de los platónicos y neoplatónicos sobre el mundo de las ideas y el retorno de la psique en sí misma y la gnosis de los arquetipos de los seres.
Y cuando en San Macario de Egipto se habla del regreso del nus al corazón del hombre desde su difusión al mundo de los sentidos, que fue desarrollado teológicamente por San Gregorio Palamás, se hizo para derrocar las teorías de los platónicos y neoplatónicos sobre el cuerpo mortal por naturaleza, como cárcel de la psique inmortal, y así indicar que el cuerpo es creación positiva de Dios que este también es divinizado o glorificado junto con la psique y que será resucitado durante la Segunda Parusía-Presencia de Cristo.
Por lo tanto es injusto, anti-científico y no ortodoxo que sea identificada la enseñanza sobre nus sin idea y sin fantasía, y sobre el regreso del nus al corazón sea identificada con las teorías de los platónicos y neoplatónicos, ya que con la enseñanza de los Padres son revocados todos estos aspectos y puntos de vista. Se ve claramente que los Padres y la enseñanza de la Iglesia utilizaron este tipo de terminología para afrontar con éxito a los aspectos y puntos de vista de los heréticos.
San Gregorio Palamás desarrollando la parádosi-tradición hisijasta y níptica de la Iglesia Ortodoxa y afrontando la mentalidad escolástica de Barlaam, dice que la filosofía humana es contraria a la gnosis espiritual, sobre todo sostiene que de la filosofía académica mundana, de la sabiduría y de la gnosis humanas, han nacido todas las herejías.
“Si examinas bien las cosas verás que todos los males de las herejías de esto tienen su principio”. Los heréticos utilizaban los principios de la filosofía, en cambio los santos Padres teologizaban de sus experiencias en Dios, es decir, se fortalecían de la energía increada Χάρις Jaris de Dios y veían a Dios, y no creaciones y fantasías demoníacas.
Por supuesto, los Padres utilizaron la terminología de su época para expresar sus experiencias divinas, pero dieron en esta terminología otro sentido y significado. Es por eso que San Gregorio Palamas escribe: “Incluso si alguno de los Padres dice las mismas palabras que los de afuera de la Iglesia, esta similitud es sólo exteriormente en palabras; pero en los conceptos y significados hay gran diferencia; porque ellos, según Pablo, tienen nus de Cristo, pero los que está fuera de la Iglesia, hablan basados en la diania intelecto mente lógica humana, por no decir de algo peor aún”. Y recuerda el logos del profeta Isaías 55, 9: “la distancia que hay entre el cielo y la tierra tanta es la distancia que hay entre mi diania (cerebro, mente, intelecto) y vuestra diania.”
En este pasaje se ve que cuando vemos la misma terminología en los Padres y en los filósofos, no debemos pensar que dicen las mismas cosas, sino que lo común se ve sólo en las palabras, en cambio el concepto es muy diferente.
Y esto es natural, debido a que los Padres tienen nus de Cristo, mientras que los otros hablan en el mejor de los casos por la diania humana, y en el peor de los casos hablan por la energía satano-demoníaca.
Este logos de san Gregorio Palamás catapulta contra aquellos que sostienen que supuestamente los Padres han alterado “la eclesiología primitiva”, y que supuestamente expresan la tradición neoplatónica.
El que transmite tales teorías tontas se demuestra a sí mismo que no conoce la enseñanza de los Padres, sino que tiene una gnosis superficial y exterior o los mal interpreta a conciencia y de modo protestantico, en consecuencia no sólo blasfema a los Padres sino también toda la Iglesia que adoptó esta enseñanza sinódica y ceremonialmete.
Aquí hay que añadir otro logos de san Gregorio Palamás. El santo refiriéndose a las tres formas o modos de ateísmo, en uno de ellos incluye a los teólogos aquellos que niegan y subestiman la enseñanza de los santos Padres de la Iglesia, y escribe: “ESTO ES LA VERDADERA PIEDAD: NO DUDAR DE LOS PADRES TEOFOROS (portadores de Dios o de la luz increada)
Recuerda la enseñanza de San Dionisio de Areopagita, al que él llama mega (magno), y las enseñanzas de san Atanasio, san Basilio y san Gregorio el Teólogo, y señala: “Porque las teologías de los santos que nos hemos referido son el límite, la frontera y la guía de la verdadera piedad divina, ya que cada teología completa la valla de la piedad divina; y si alguien resta una de estas, desde allí serán introducidas una gran cantidad de kakodoxías de los heréticos. “.
En este texto se habla de la verdadera devoción y piedad a Dios, que está perfectamente coordinada con la enseñanza de los santos Padres, cuyas teologías son condición o requisito de la verdadera devoción a Dios, y abre-camino y barrera.
También se dice que cuando uno quita una enseñanza de los Padres, entonces se introduce la multitud de conceptos malignos heréticos.
Por lo tanto, la duda y el cuestionamiento de la enseñanza de San Dionisio el Areopagita y de los santos subsiguientes constituye una falta de respeto, impiedad y desviación de la Tradición Ortodoxa y conduce acabando al ateísmo, porque constituye una negación del Dios de nuestros Padres.
La parádosi-tradición níptico-hisijasta y los Sínodos Ecuménicos.
La tradición hisijástica fue adoptada por las decisiones de los Sínodos Ecuménicos y Locales y es una teología dada de la Iglesia. Los dogmas son el registro de la experiencia de la Apocálipsis-Revelación. Y los cánones son los que se refieren a la composición de la unidad de la Iglesia, pero también ponen en relieve las condiciones y requisitos previos para la vivencia, experimentación de la Apocálipsis, sobre todo aquellos cánones que se refieren en el cómo se canoniza o se regula la metania.
Toda la teología de los concilios ecuménicos y locales se ve en el V Sínodo Ecuménico, especialmente en “el logos introductorio” y en sus reglas-cánones 1 y 92.
Luego, los Sínodos hisijásticos del siglo 14 (1341, 1347, 1351, 1368), protagonizadas por San Gregorio Palamás y su teología hisijástica, que es la quintaesencia de la teología ortodoxa de todos los santos Padres, consagraron el hisijasmo como condición previa de santidad, de la zéosis, pero también han dogmatizado sobre la teología de la participación de la divinizadora energía increada de Dios.
Y cuando uno piensa que estos Sínodos, especialmente el del año 1351 que aceptó también todas las decisiones de los Sínodos anteriores (1341, 1347), tiene todos los requisitos previos para ser calificado como “el 9º Sínodo Ecuménico”, entonces uno entiende el gran valor de la tradición níptica hisijástica de la Iglesia, como autenticidad o auténtica de la vida evangélica y eclesiástica.
Uno leyendo cuidadosamente las Actas y el Tomo del Sínodo del Sínodo de 1351, distingue claramente que contiene todas las características de un Sínodo Ecuménico, entre los cuales se trató de un tema dogmático muy serio, como continuación del 4 y 6 Sínodo Ecuménico, que los imperadores firmaron las Actas, pero también los Padres del Sínodo ellos mismos le llaman «sínodo divino y sagrado».
En efecto, por eso se ha caracterizado como » 9 Sínodo Ecuménico». Principalmente en el Acta de este Sínodo, se ven claramente los siguientes puntos:
En primer lugar, en este Sínodo fueron incluidos los tomos sinódicos de los años 1341 y 1347 y así adquirieron estatus ecuménico o universal. Se escribe en las Actas del Sínodo 1351: “…y una vez haber pensado y hecho el examen exacto sobre estos temas y ya que lo relacionado con estos, hemos ratificado como piadosos y respetuosos los tomos sinódicos anteriores o más bien siguiendo a estos…”
Por lo tanto, todos estos Sínodos son considerados como un Sínodo y por supuesto por estos Sínodos fueron condenados los aspectos y puntos de vista de Barlaam y también de sus discípulos, los barlamitas, o sea, de Akíndino y de Grigorá.
En segundo lugar , el Sínodo se considera en sí mismo una continuación de los Sínodos Ecuménicos anteriores, en particular el Sexto Sínodo Ecuménico, que afirmaba que Cristo tenía dos voluntades,
La divina y la humana, por eso es mencionado también al tomo sinódico: “y se ha demostrado y esto es lo que se predica claramente por los Santos; de los cuales cabeza es el santo y Ecuménico Sínodo, tal como antes se ha demostrado muy satisfactoriamente, mediante los logos, dichos y verbos parciales añadidos”.
De hecho, Barlaam y sus seguidores, que hablan de la energía creada de Dios, también son calificados como peores que los monozelitas (una voluntad): “así también se manifiestan ellos mismos los peores que muchos”, “peores y absurdos”, porque aquellos argumentaron que en Cristo hay una voluntad y una energía, pero la consideraban increada y no como creada, en cambio los barlamitas consideran que en Cristo hay una voluntad y una energía pero la manifiestan claramente como creada.
En tercer lugar, registra los puntos de vista heréticos de Barlaam, de Akíndino y de Grigorá, que se refieren a la energía increada y participación de la energía increada por los santos glorificados o divinizados.
Lo importante es que el Sínodo del año 1351 ratificó también los tomos sinódicos anteriores, que también se refieren al santo hisijasmo, que es requisito previo y condición para la visión de la energía increada de Dios. Esto significa que estas decisiones se refieren no sólo a la naturaleza de la luz increada, sino también al sagrado hisijasmo, la condición imprescindible de la visión de la Luz increada.
Allí está escrito que Barlaam atacaba y estaba en contra de los santos Padres, quienes “catartizados, purificados y sanados de sus corazones por los logos-mandamientos de Dios”, reciben místicamente los divinos alumbramientos, y cómo se ponía también en contra de “los monjes vivos que estaban en la hisijía”.
Barlaam por escrito tergiversó y acusó a «muchas costumbres de la hisijía”, y sobre todo atacó contra la acostumbrada oración de los hisijastas, pero también a todos los Cristianos, la oración del corazón “Kirie Jesús Cristo, Hijo de Dios, eleisón me, compadécete o ten misericordia de mí…”.
Desde luego se refiere a la relación entre hisijía, oración y θεωρία zeoría (contemplación, expectación espiritual) de la Luz increada, que es la misma Realeza increada de Dios. Es característico un pasaje: “Madre de la oración es la hisijía. La oración es la manifestación de la divina doxa (gloria luz increada). Porque cuando cerramos los sentidos y nos encontramos con nosotros mismos haciéndonos parientes con Dios y cuando nos hemos liberado de vagar y de las traslaciones exteriores del mundo, encontrándonos dentro de nosotros mismos, entonces veremos en nuestro interior claramente la Realeza increada de Dios. «Porque la realeza de los cielos, la cual es Realeza increada de Dios, está en nuestro interior», nos dijo CristoDios”.
De este modo, queda claro que la visión de la Realeza increada de Dios y la experiencia escatológica de esta vida están indisolublemente vinculadas con el hisijasmo. El hisijasmo no es algo que vino a la vida de la Iglesia más tarde, por la influencia de los Neoplatónicos y supuestamente desvió la eclesiología de la primera Iglesia que estaba basada en la divina Efjaristía y el sentido, sentimiento de la Realeza increada de Dios, sino que es la condición previa de la visión, expectación de la Luz increada, tal y como claramente consagró también el divino y santo Sínodo del año 1351.
Barlaam en vez de seguir las enseñanzas de los Profetas, de los Apóstoles y de los Padres, se basaba en gran medida en la filosofía, considerando la Luz de la deidad que alumbró al Monte Tabor no era inaccesible y, de hecho, la Luz verdadera de la Deidad, tampoco era más sagrada y divina que los ángeles, “incluso inferior y más inferior que nuestro entendimiento o comprensión”. Es decir, Barlaam consideraba que «todos los conceptos y significados son más o superiores que aquella luz”.
En cuarto lugar, documenta toda esta teología en los textos del Antiguo y Nuevo Testamento, en la enseñanza de los santos Padres de la Iglesia, como san Atanasio el Grande, san Basilio el Grande, San Gregorio el Teólogo, San Gregorio de Nisis, San Juan Crisóstomo, San Diádoco de Fótica, San Dionisio el Areopagita, San Máximo el Confesor, San Juan el Damasceno, San Andrés de Creta, etc.
Los extractos de los santos Apóstoles y de los santos Padres se refieren a la sagrada hisijía, a la oración noerá cordial o del corazón consciente, a la nipsis del nus, a la catarsis del corazón, a la conexión de la santa hisijía con los Misterios de la Iglesia, a la zeoría contemplación, expectación de la Luz increada y a la participación del reinado de la Realeza increada de Dios.
De esta manera, se demuestra claramente que la única experiencia, vivencia esjatológica de la Realeza increada de Dios es la por la santa hisijía participación de la doxa-gloria increada de Dios, la zeoría contemplación espiritual, expectación de la Luz increada.
En quinto lugar, el Sínodo de 1351 confirmó los justos anatemas que fueron puestos a Barlaam y a Akíndino por los sínodos anteriores, ya que no se arrepintieron, y a los seguidores y a los de la misma actitud que ellos, los castigó, a menos que sean repudiados, “como difamadores y expulsados de la Iglesia Apostólica y Católica de Cristo, la Ortodoxa, si no cambian de parecer y actitud.
También impuso el anatema de excomunión y despojó a los Clérigos de toda función sacerdotal o de culto, cuando comulgan en conocimiento con estos heréticos. Incluso son condenados también los que en el futuro intenten ir en contra a los hisijastas y san Gregorio Palamás.
Sobre este tema, lo que nos interesa con el tomo Sinódico del año 1351 se valida la condena anterior:
“Pero si cualquier otro de todos estos sea captado o se observa que hace, dice, actúa o escribe lo mismo contra el gran Santo de Thesalónica, (en el tomo del año 1347 se escribe: del referido honorable señor Gregorio Palamás junto con los monjes de él) o mejor dicho contra los santos teólogos de la Iglesia o contra la misma Iglesia, pues, hacemos lo mismo y en contra de este votamos y decidimos ponerle la misma condena de destitución, cese y excomunión, sea de los clérigos, sea de los laicos”.
En este extracto se ve que la Iglesia sinodalmente adoptó plenamente la enseñanza de San Gregorio Palamás y de los hisijastas sobre la energía increada de Dios, de la Luz tabórica o de Tabor, pero también sobre el santo hisijasmo. Por lo tanto, no se trata de una enseñanza de San Gregorio Palamás, sino de la enseñanza de los Profetas, de los Apóstoles y de los Padres de la Iglesia misma.
Así que, no sólo entonces, sino también en el futuro (“nunca”) todo aquel que escribe contra estos temas, aquel que niega el sagrado hisijasmo, la visión-expectación divina y la energía increada de Dios, sea clérigo sea laico recibe la misma excomunión y anatema, lo mismo que recibieron los anti-hisijastas contemporáneos de san Gregorio Palamás.
De estas Actas se ve claramente que los que sostienen empecinadamente que los santos Padres de la Iglesia desde el siglo 3º en adelante fueron influenciados de otra eclesiología neoplatónica, platónica, la que supuestamente descubrió y presentó Evagrio el Póntico y Macario de Egipto, los cuales influyeron a los Padres posteriores, y siendo así de esta manera fue expulsada y puesta de lado la “eclesiología primitiva” de la Efjaristía y de la Realeza increada, en realidad expresan la condenada herejía de Barlaam, de Akíndino, de Grigorá y sus seguidores, y está clarísimo que son barlamitas con consecuencias terribles.
La tradición de la Filocalía.
Después de los Sínodos hisijásticos del siglo XIV, fue necesario hacer una codificación de toda la tradición hisijástica, la cual fue respaldada y confirmada por el Sínodo y consagrada como la auténtica vida evangélica, eclesiástica y patrística.
Así, se empezaron a componer algunos textos y finalmente se formó y se registró la Filocalía de los santos Nípticos, la cual no alteró ni dejó de lado los Misterios, sino que registró los requisitos y las condiciones reales eclesiásticas de la participación de la Χάρις Jaris (energía increada) a través de estos (los Misterios, Sacramentos).
La Filocalía fue compuesta y publicada por los santos Macario Notará, antes Obispo de Corinto y de san Nicodemo el Aghiorita. En el prefacio, prólogo que escribió san Nicodemo el Aghiorita, se ve el gran valor de la Filocalía, que contiene textos que indican al hombre el modo y manera que puede descubrir la Jaris del Santo Bautismo y del Crisma que está en el corazón del bautizado, la cual Jaris energía increada ahora está cubierta por los pazos.
Un breve resumen de este prólogo mostrará también el gran valor de la Filocalía, pero también de la vida espiritual, dentro del espacio de la Iglesia, a través de la cual el hombre alcanza la altura de la zeoptía (expectación, visión divina o de la luz increada).
Dios, según San Nicodemo el Aghiorita, creó al hombre para ser “contemplador y supervisor de la sensible, de la inteligible y comprensible Creación y mistis (instructor espiritual, místico,), con el mandamiento de tomar y recibir “la en hipostasis jaris de la zéosis”, convertirse y hacerse dios y brillar en los siglos dentro en la verdadera luz increada.
Pero, con la envidia del diablo, el hombre se separó de la divina doxa-gloria increada e interrumpió el cumplimiento de la voluntad de antes de los siglos o de antaño preeminente de Dios.
A continuación el Cristo se hizo hombre con el beneplácito o complacencia del Padre y la sinergia del Espíritu Santo, se humanizó o se encarnó y glorificó (deificó o divinizó) la tomada naturaleza humana, y con nuestro Bautismo ha dado la perfecta Jaris increada del Espíritu Santo “de modo que sembró esperma (semilla) divina en nuestros corazones”.
Al mismo tiempo, el Cristo nos ha dado el mandato que, con la aplicación y cumplimiento de Sus mandamientos cuando nos gobernamos durante las edades espirituales, es decir, co-crecimiento espiritual junto con Cristo –la co-crucifixión, la co-sepultación, co-resurrección y co-ascensión-, salvaguardar imborrable la Jaris (energía increada) del Espíritu Santo y convertirnos en hijos de Dios y ser glorificados o divinizados (zéosis). Este es el resumen de la divina economía.
Nosotros, sin embargo, con la ignorancia y las preocupaciones de la vida nos hemos cegado y hemos sepultado esta Jaris de Dios en nuestro corazón, por eso la luz del Bautismo peligra a ser borrada. En realidad esta Jaris del santo Bautismo está cubierta por los pazos.
Para evitar esto, el Espíritu Santo dio sabiduría a los Padres para enseñarnos el modo, manera que fue indicado también por Cristo a ocuparnos de la nipsis, el cuidado, vigilancia del nus, la oración incesante del nombre de Cristo en los labios, en el nus y en el fondo del corazón, con la forma de vigilar y mantener la διάνοια diania (mente, intelecto, o cerebro) “totalmente sin figuras ni colores”, de modo que revelemos la Jaris de Dios que se encuentra en el corazón, que es la Realeza increada de Dios.
Los practicantes de este trabajo espiritual, es decir, la oración de Jesús o del corazón que conecta con la aplicación y el cumplimiento de los logos-mandamientos de Cristo, se desarrolla una energía dentro del corazón, un calor, y con esta energía “los pazos se consumen” y el nus y el corazón “poco a poco se van catartizando, purgando y sanando y se unen entre sí”.
Esto tiene como resultado que sean aplicados y cumplidos con gran facilidad los logos-mandamientos de Cristo y vayan brotando, saliendo los frutos del Espíritu Santo. Así de esta manera descubrimos la perfecta Jaris, la energía increada del santo Bautismo que se nos fue dada desde el principio, la cual como una chispa estaba enterrada y rodeada de los pazos, y “así cuando la Jaris vuelva a deslumbrar, contemplarla y ser iluminados espiritualmente y por tanto perfeccionarnos y glorificarnos o divinizarnos (zéosis) adecuadamente.”
Este método ha sido descrito por los santos Padres y dado a nosotros sus hijos espirituales “como una herencia paternal”. Se trata de la Jaris catártica, iluminadora y perfeccionadora, tal y como la llama san Dionisio el Areopagita y los textos nípticos de los Padres de la Iglesia que hablan sobre “la vigilancia, cuidado y de la nipsis” y tiene como propósito “divinizar al hombre”.
Estos escritos patrísticos, debido a su antigüedad y su no publicación, permanecieron desconocidos, sobre todo al mundo occidental.
Desgraciadamente, esta obra sagrada sigue siendo desconocida, incluso para muchos monjes que se ocupan sólo con las herramientas de las virtudes y no conocen lo relativo con la vigilancia del nus y la oración pura y lúcida.
Por lo tanto, “está en peligro de ser extinguida esta obra dulce y breve; y a partir de aquí ser empañada nuestro interior y la jaris borrada” y, por supuesto, estamos amenazados de caer y alejarnos de la unión de Dios y la teúrgia (acción, operación de Dios).
Debido a la pérdida de este trabajo que conduce a la zéosis, es difícil encontrar incluso a monjes que aman la vida hisijástica, incluso aún han desaparecido “los destacados en santidad”. Porque, sin la zéosis del nus, el hombre no sólo no puede santificarse, sino ni siquiera salvarse, porque según la teofanía de los teósofos salvarse es esto: ser divinizado o deificado o glorificado” (zéosis).
Debido a que estamos privados de tales libros y estos importantes textos nípticos permanecen en la oscuridad y en algún rincón encerrados, aburridos y llenos de suciedad, esparcidos y dispersos por ahí, se publica la Filocalía de los santos Nípticos.
Este libro es «la caja o almacén de la nipsis; el protector, guardián del nus; el maestro de la enseñanza de la noerá oración del corazón. El Libro que contiene excelentemente descrita la práctica; es la guía inconfundible de la zeoría contemplación espiritual; el Paraíso de los Padres; la serie de oro de las virtudes.
Es evidente que la Filocalía de los santos Nípticos contiene el método de la piedad ortodoxa que es el sagrado hisijasmo, el cual método conecta estrechamente con los Misterios de la Iglesia –el Bautismo, el Crisma y la divina Efjaristía- y muestra al hombre el camino y el modo con el que uno llega y alcanza la zéosis. Por consiguiente, Misterios y hisijasmo conectan estrechamente entre sí.
Por lo tanto, cualquier persona que devalúa la Filocalía y habla con desprecio e insulto sobre ella, en realidad socava toda la enseñanza ascética de la Iglesia ortodoxa, tal como está confirmada y consagrada sinódicamente.
La teología níptica, los Misterios y el culto de la Iglesia Ortodoxa.
Toda la tradición hisijástica ha pasado dentro de las oraciones de los Misterios de la Iglesia, en los oficios sagrados y en el cuto de ella. Es conocido que la Iglesia ha puesto su teología para los Misterios dentro en las oraciones o bendiciones que se dicen en el tiempo que duran los Misterios.
En estas oraciones se ve claramente cuál es el propósito de los Misterios y cuáles son las condiciones para la vivencia y experiencia de este objetivo. El propósito es la santificación, la zéosis, la visión, expectación de la Luz increada y las condiciones son la metania y toda la tradición hisijástica de la Iglesia.
Cuando uno lee el oficio “en la instrucción del catecúmeno” entiende cuál es el objetivo y propósito de la catequesis: “Expulsa de él el espíritu, sucio y astuto maligno que está anidado y escondido en el corazón de él”.
“Despójalo de lo antiguo y restáuralo en la vida eterna, y cólmalo de dínamis (fuerza y energía increada) de su Espíritu Santo, en unión de tu Cristo”.
Aquí se habla del alejamiento del diablo por la Jaris de Dios, desde la profundidad del corazón del hombre, y la completación, llenado y plenitud por la fuerza del Espíritu Santo, de modo que el bautizado unirse con el Cristo y convertirse en miembro de Su Cuerpo resucitado.
La oraciones del Bautismo se refieren a la gran llamada de Cristo y recuerdan la enseñanza del Apóstol Pablo: “y dale al hombre bautizado la fuerza para su transformación, para poder desvestirse del antiguo hombre, el que se corrompe por los deseos engañosos y revestirse el nuevo, el renovado o renacido “a imagen” del que le ha creado”.
En la oración que se bendice el agua dentro del cual será bautizado el catecúmeno para convertirse en Cristiano se escribe también los siguiente: “y guardando la donación del Espíritu Santo, y aumente la consignación de la Jaris-Gracia energía increada, recibir el premio de la llamada de arriba y sea incluido con los prototokos (primer en ser nacidos) en el cielo.
Y en las oraciones durante el baño se dice: Señor Soberano, complazca que en el corazón de esta persona resplandezca y brille la luz de tu rostro para siempre”.
Estas y otras súplicas a Dios, presuponen la lucha de toda la vida dentro de la tradición niptico-hisijasta de la Iglesia. El Dios Trinitario con el santo Bautismo nos da “la bienaventurada catarsis” y con el vivificante Crisma “el sello del regalo del reverenciado, adorado y omnipotente Espíritu”.
Es muy característico un extracto de la oración que se lee para el que vuelve a la verdadera fe después de la negación a Cristo:
“Ilumínale la διάνοια diania (mente, intelecto, inteligencia o cerebro) con la fuerza y energía increada del Espíritu Santo, de modo que la chispa del Bautismo que sana y salva, y permanece en su psique, encender espiritualmente con los fulgores de la Χάρις Jaris increada; y el Sello que fue grabado en él, se vea más claramente en su corazón y a los loyismí, con la puntualización de la Cruz de tu Cristo, la esperanza en ti y el reconocimiento de la verdad, para que conozca y reverencie a Ti, el único Dios y Padre y a tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesús Cristo, y tu Espíritu Santo”.
Es muy expresiva la oración que lee el Patriarca Ecuménico con la que se santifica la santa Mirra con la cual se celebra el misterio de la Crismación: “Envía Tu Espíritu Santo y santifica esta Mirra”.
Y haz esta mirra deleite de Santo Espíritu, que sea mirra de la regeneración, mirra de santificación, vestimenta real, cofre de la justicia, sea en prevención de toda energía maligna, sello de la impiedad, júbilo del corazón y deleite eterno. Para que los crismados alumbren y brillen alegremente como las estrellas del cielo, sin tener ninguna mancha o sombra y sean recibidos en los reposos eternos y reciban el premio de la llamada superior, la de arriba”. Este pasaje es muy claro que significa la oración interior noerá del nus (o del corazón), tal y como los santos Padres de la Iglesia Ortodoxa presentaban las manifestaciones y los resultados de ella.
El misterio de la Crismación que se hace con la mirra sagrada se asocia con la regeneración del hombre, es una vestimenta real, un elemento disuasivo de cualquier energía satánica, un sello seguro, un júbilo del corazón, que ilumina la psique-alma del hombre y le otorga el premio de la llamada superior.
Incluso son importantes las oraciones y bendiciones para la consagración del santo Altar o Santuario. Ya que el Sacerdote ora a Dios para la inauguración del templo y al mismo tiempo ora a Dios para la inauguración de los hombres en el interior del espacio del corazón: “Y envía tu Espíritu a nosotros, y en tu herencia o clero, y según el divino David, inaugura en nuestros corazones espíritu de rectitud y apóyanos con espíritu hegemónico”.
En otra oración o suplica ruega para la restauración del templo de modo que dentro de este los fieles se conviertan en partícipes del Espíritu Santo, y que se celebren en el fondo de sus corazones los sacrificios espirituales (noeró inteligibles), por la catarsis del nus.
Aquí se ve claro que se habla sobre el sacerdocio espiritual, sobre el oficio divino del nus al corazón, por la catarsis del corazón, cosa que es la esencia de la teología níptica.
Incluso uno leyendo las oraciones de la toma de la Comunión o Efjaristía del Cuerpo y la Sangre de Cristo, que están contenidas en las oraciones de la divina Liturgia, pero también en la celebración de la Divina Efjaristía, encuentra toda la praxis hisijasta como condición de la Divina Comunión.
Es característica la oración: “Haznos dignos de comulgar los terribles y celestes Misterios de esta Mesa santa y espiritual, con conciencia limpia, pura, en absolución y perdón de los pecados, en κονωνία (kinonía) comunión del Espíritu Santo, en la herencia de la Realeza increada de los cielos, con franqueza hacia ti, no en castigo, condena y pena”.
La catarsis de la conciencia no es instantánea, es decir, no tiene lugar en ese momento, sino que presupone una lucha por la catarsis, y esto es necesario e imprescindible para que la Divina Comunión no sea «en lástima, pena y condena», sino “Comunión en Espíritu Santo, en herencia del reinado de la Realeza increada de los Cielos”.
Es característica la oración de la divina Comunión de San Simeón el Nuevo Teólogo. Precede la humildad, el cansancio de la ascesis (ejercicio y práctica espiritual) y después se pide la absolución de los pecados, de modo que el Cuerpo y la Sangre de Cristo operen la zéosis y la santificación:
“He aquí, mira mi humildad,
Ve cuanto esfuerzo mío
y todos mis pecados
perdóname, oh Dios de todos;
para que con corazón puro
con mi diania (mente o intelecto) en temor
y con psique quebrantada
participar de tus inmaculados
y purísimos misterios
por los que se vivifica y se glorifica o se diviniza
todo el que te come y bebe
con un corazón sincero”.
En toda la oración se expresan la metania, las lágrimas, el corazón quebrantado, pero al mismo tiempo el que ora, aspira también a la filantropía, caridad de Dios
Pide la misericordia (increada) de Dios, porque sabe que la Comunión divina actúa de acuerdo con el estado espiritual del hombre, es decir, limpia, sana, ilumina y diviniza:
“Pero gracias a la misericordia
a los ardientemente arrepentidos (metanoizados),
los limpias, catartizas y abrillantas
y los conviertes en participes de la luz (increada)
partícipes y comulgantes de tu Deidad
trabajando abundantemente,
y, al extranjero y al ángel
y a las dianias de los hombres,
hablas tantas veces
como si fuesen verdaderos amigos tuyos”.
Toda esta ascética (práctica) la vemos en el culto de la Iglesia. Cuando uno estudia, por ejemplo, los apolitikios en varios Jerarcas, ve cuál es el objetivo y la obra de los Sacerdotes.
Un apolitikio característico dice lo siguiente: “Hieromártir Policarpo inspirado de Dios, participe de los modos o métodos y heredero de los tronos, hecho apóstol, has encontrado la praxis que lleva en la zeoría contemplación espiritual, por eso hablando ortodoxamente los logos de la verdad y ejercitándote en la fe hasta la última gota de tu sangre, interceda a Cristo nuestro Dios que sane y salve nuestras psiques-almas”.
Observando cuidadosamente este apolitikio, vemos que el verdadero Padre de la Iglesia no sólo es el sucesor del trono de los Apóstoles, sino también partícipe del modo de vida de los Apóstoles.
El modo de vida apostólico para uno es ascender a la zeoría contemplación, expectación de Dios mediante la praxis, que es la catarsis y la iluminación. Así, el santo Padre llegó a la zeoría y se convirtió en maestro «de forma de pescador (por atracción), y no aristotélicamente (por promoción)”, es decir, con su experiencia y no con su filosofía y su propia reflexión.
Y debido a que usó esta manera o modo y es un verdadero sucesor de los Apóstoles, no simplemente por la sucesión apostólica, sino también con la teología empírica apostólica, por eso articula ortodoxamente el logos de la verdad y es conducido incluso al martirio, que es el fruto de la zeoría de Dios.
Bajo estas circunstancias y condiciones, puede interceder a Dios por nosotros, tratando de que se sanen y salven nuestras psiques, ya que hemos seguido nosotros también el mismo camino. Dentro de este contexto, debemos ver la vida y la enseñanza de todos los santos Padres de la Iglesia.
Aún, uno leyendo los troparios de la Iglesia que se salmodian en los oficios diarios, encuentra abundante material sobre la catarsis del corazón, la iluminación del nus y la zéosis.
Citaré un ejemplo característico del canon del Pentecostés, que es una obra del gran Teólogo del siglo octavo, San Juan el Damasceno: El tartamudo Moisés una vez cubierto con el divino gnofos*, anunció la ley que fue escrita de Dios; y cuando sacudió el barro de los ojos del nus, ve al Ser-On y es iniciado a la gnosis del Espíritu glorificando a Dios con cantares divinos”.
En este tropario podemos ver toda la teología auténtica de nuestra Iglesia. Moisés, y todo padre de la Iglesia zeoptis (visionario de Dios o de la luz increada), fue digno de ser cubierto del divino gnofos* y ver el Ser, el Ángel de la Gran Voluntad, el increado Logos no encarnado –el Cual es el teólogo real- ya que se expulsó del ojo de su nus toda impureza de los pazos y toda conducta terrenal”.
Siguiendo esta praxis y zeoría es iniciado místicamente por la gnosis del Espíritu y a continuación exclama y describe la ley divina, a pesar de que por naturaleza es tartamudo, y glorifica a Dios con cantos divinos.
Esto sucede también a todo santo θεόπτι zeopti (visionario de la luz increada). Dentro en esta perspectiva está incluida la teología Ortodoxa, la oración y la pastoral.
Después, todo el material devocional, es decir, la vida de los Santos, Ascetas, Mártires y en general de los santos, muestra que los santos seguían el modo de vida filocálico, con la metania, la fe, la catarsis y pureza del corazón, la iluminación del nus, la agapi a Dios, y aceptaron el martirio como fruto de la zeoría (contemplación espiritual) etc…
Las oraciones diarias de la Iglesia describen este camino del hombre desde la catarsis, a la iluminación y a la zéosis, que es la terapia “psicoterapia” real del hombre.
Lo sorprendente es que la Iglesia quiere que el fiel viva la nipsis no sólo cuando se encuentra en alerta, sino también durante el sueño, el tiempo de dormir.
Así que en la oración de vísperas el fiel ruega a Dios a que envíe Su Jaris, de modo que cesen los impulsos de los pazos y dar “nus en alerta, logismós prudente, corazón en nipsis, sueño frágil y liberado de toda fantasía satánica”.
Esto significa que la Iglesia quiere que el fiel tenga prontitud, pureza y lucidez del corazón y corazón estando en nipsis, incluso durante el sueño. Es decir, el Cristiano debe vivir la tradición hisijástica también durante el tiempo del descanso de su cuerpo. Entonces, cómo no se va hacer esto durante el día
* Γνόφος (gnofos) Luz que trasciende a toda luz, más allá de la Luz Divina increada no hay nada más.
Muchos se equivocan creyendo que gnofos es ignorancia de Dios o nube oscura, la oscuridad está en nuestro interior no en Dios. Es gnosis, conocimiento que transciende la gnosis humana, es Luz que transciende la luz de la diania (mente, intelecto) y la luz de la gnosis humana. Los Padres cuando enseñan que después de la contemplación de la Luz continúa el gnofos, se tiene que examinar qué dan a entender exactamente. Quieren manifestar la increada usía-esencia que se manifiesta como gnofos no participable e inaccesible por el hombre o simplemente planos lécticos, dichos para describir algo muy conmovedor y más allá de las fuerzas humanas, puesto que con las palabras humanas no pueden describir la gran cantidad de Luz y la caracterizan como gnofos. En el lenguaje «του σκότους del skotos u oscuridad», tiene la procedencia de la descripción bíblica del Moisés encima del monte Sinaí, donde se dice que entró en el “gnofos” que estaba el Dios. Es importante que en este trozo no se dice que el Dios es oscuridad, sino que habita en la oscuridad; la oscuridad no expresa la ausencia o la no realidad de Dios, sino la incapacidad del nus humano en captar la naturaleza más interior de Dios. La oscuridad está en nuestro interior y no en Él.
Gnofos es más allá de la luz. Según los Santos Padres el Dios aparece siempre como Luz (increada) y nunca como gnofos. Pero cuando el nus del asceta espectador de la Luz se encuentra en “zeoría, contemplación” y quiere introducirse también en la Divina Esencia se encuentra con lo inaccesible, es decir, el supra alumbrante divino gnofos. Por lo tanto, el gnofos no es aparición de Dios como gnofos, sino la incapacidad o debilidad del hombre de ver la Esencia de Dios que es “luz inaccesible, inefable”. Es decir, el divino gnofos es Luz (increada), pero Luz inabordable y fuera de la vista del hombre. El Dios dijo “YoSoY la Luz del Cosmos-Mundo”, no dijo yosoy el gnofos del cosmos. Según san Dionisio el Areopagita que utiliza mucho este término dice: “El divino gnofos es la luz inaccesible e inefable donde habita el Dios…”
La interpretación del padre Ioanis Romanidis.
Desde el punto de vista de los nuevos teólogos y filosofantes, que se ha referido en el principio de este texto, sobre las dos supuestas eclesiologías, de la “tradición primitiva” y de la “posterior”, socava toda la Parádosi-Tradición de la Iglesia, tal y como se expresa en la Santa Escritura, la enseñanza de los Padres, el culto de la Iglesia y las decisiones de los Sínodos Ecuménicos, en la cual parádosi se refiere esencialmente a la catarsis, la iluminación y la zéosis, en la vivencia experiencia de la catártica, iluminadora y zeótica o glorificadora energía increada de Dios.
Un punto de vista y aspecto tan engañoso es un gusano que quiere corroer, perturbar y destruir el organismo espiritual de la Iglesia y alterar la teología ortodoxa.
Pero la pregunta es, ¿de dónde llegó a la Iglesia Ortodoxa “este virus e infección espiritual»?
La respuesta es que varios teólogos intelectuales que han estudiado en las escuelas protestantes y tenían maestros protestantes, que ellos los han idealizado, o estudiaron los análisis protestantes sin tener un conocimiento suficiente de la tradición níptica de la Iglesia Ortodoxa, han transferido, sin un juicio sano, estos puntos de vista en el santo entorno de la teología ortodoxa y en la Iglesia, con el resultado que sean afectados los otros miembros del organismo de la Iglesia.
El padre Ioanis Romanidis, que en las Escuelas Protestantes de América ha conocido esta actitud y mentalidad protestante observa acertadamente.
«Hay un punto de vista y opinión de que la enseñanza sobre el perfeccionamiento, según los santos Padres de la Iglesia, es de procedencia idólatra y que supuestamente los Padres de la Iglesia estaban influenciados por estas distinciones de catarsis, iluminación y zéosis –porque paralelamente existen también en el Neoplatonismo- en efecto es clara esta separación de las etapas del perfeccionamiento.
Y debido de una similitud de estos dos, los nuestros han adoptado esta opinión, que se deriva principalmente de los estudios que los protestantes han hecho.
Es decir, los Protestantes ya que han rechazado el monaquismo y adoptaron la predestinación absoluta de Calvino o la enseñanza de Lutero sobre salvación del hombre por la fe sólo, etc., y están enfrentados a un monaquismo de la tradición Francolatina, la cual estaba basada en salvación por obras, una vez que hayan descubierto que esta enseñanza está equivocada y falsa, por esta razón rechazaron también el celibato y el monaquismo. Junto con estas cosas, Lutero, principalmente y Calvino tuvieron una gran resonancia contra las etapas o estadios del perfeccionamiento.
Después, los historiadores protestantes se ocuparon sobre estos temas y se alegraron tanto cuando encontraron supuesta semejanza entre enseñanza patrística y la enseñanza de los idólatras, sostuvieron que los estadios del perfeccionamiento son de procedencia idólatra.
Y es por eso que los nuestros, los que van con gran apetito y ganas y estudian, -no digo que no vayan a estudiar, al menos que vayan con sano juicio a estudiar, porque van sin juicio sano-, a universidades extranjeras y uno puede ver ahora allí los escritos de los ortodoxos llenos e infectados de esta idea de que la Iglesia ha sido influenciada por los idólatras y en concreto sobre los estadios etapas del perfeccionamiento, en todas partes ves esta idea.
Esta interpretación es catalítica, expresiva y tapadora de bocas.
Conclusión
Creo que dentro en nuestra Iglesia se está gestando (y traicionando) de manera vil, descarada y con mala astucia y también de modo y forma científica esta mentalidad herética que nos hemos referido al principio del texto: sobre dos supuestas eclesiologías que la posterior derrumba la “primitiva” o por lo menos co-caminan paralelamente, y desgraciadamente pocos señalan y demandan a esta enfermedad espiritual.
La mayoría se ocupan con temas y cuestiones superficiales, por las libertades personales y los derechos humanos de los hombres, la mentalidad ecumenista de la panherejía del Ecumenismo de algunos Clérigos y laicos, por supuesto que también estas cosas sin duda tienen su importancia, pero ponen de lado, desbancan y socavan la teología ortodoxa, la que se hace con malas interpretaciones y con esto son blasfemados e insultados también los santos Padres de la Iglesia.
Dentro de esta herejía gestada se esconde claramente un humanismo tipo protestante, que es extranjero y ajeno a la Tradición-Parádosi Ortodoxa. Se esfuerza y se intenta desnudar toda la Tradición-Parádosi Patrística Ortodoxa, tal y como ha sido formulada y registrada en la Santas Escrituras, se expresó por los grandes Padres de la Iglesia y tomó consolidación sinódica en los Sínodos Ecuménicos, pero también ha sido descrita, registrada en el Ευχολόγιο Efjologio (-libro de bendiciones, oraciones) y en el culto de la Iglesia. Los que sostienen estas teorías no han entendido nada de la esencia de la teología ortodoxa.
Incluso aquellos que enseñan estas teorías sobre la llamada “doble eclesiología y espiritualidad” no pueden entender la enseñanza patrística básica de que una cosa es la experiencia de Dios con los verbos logos inefables, increados tal y como dice el apóstol Pablo, y otra cosa es la expresión de esta experiencia apocalíptica-revelativa expresada y formulada con los verbos, logos, conceptos y significados, como dijo el P. John Romanides, ya que por los Padres es tomada, cuando hace falta, la terminología de cada época para la expresión de la experiencia apocalíptica de la zéosis.
Esto lo dice San Máximo el Confesor: “nus purificado, purgado, limpio y sanado ve correctamente las cosas, y el logos ejercitado describe correctamente las cosas o realidades divinas vistas”.
En otro momento voy a publicar el texto en relación para describir más a los que pertenecen a la Iglesia ortodoxa, pero se inspiran en tales puntos de vista y opiniones, por lo que San Gregorio Palamás los llamó barlamitas y el Sínodo de 1351 los expulsó de la Iglesia, es decir, los excomulgó y repudió.
La Parádosi-Tradición y Transmisión de la Iglesia, tal como se formuló y se registró el acta Sinódico de la Ortodoxia, manifiesta claramente: «Los profetas tal y como han visto, los Apóstoles tal y como han enseñado, la Iglesia tal y como ha recibido, los maestros tal y como han dogmatizado, la icumeni οικουμένη (toda la tierra habitada) tal y como ha confirmado, la jaris (increada) tal y como ha resplandecido e iluminado, la verdad tal y como ha sido demostrada, la mentira tal y como ha sido callada, la sabiduría tal y como ha sido franca y clara, el Cristo tal como ha premiado, así decimos, así hablamos y así predicamos Cristo nuestros Dios verdadero… Esta es la fe de los Apóstoles, de nuestros Padres santos, y esta es la fe de los ortodoxos y esta fe ha apoyado la οικουμένη icumeni toda la tierra habitada.»
En este texto, parece que hay identidad de experiencia y enseñanza de los Profetas, los Apóstoles y los Padres, por lo que no puede caber ninguna «doble eclesiología», que supuestamente luchan entre sí o supuestamente una subestima la otra, o que ambos se mueven paralelamente al mismo tiempo. Estas teorías son expresadas por círculos tipo protestante y socavan la eclesiología ortodoxa.
En realidad se trata y es una eclesiología que fue experimentada por los Profetas, los Apóstoles y los Padres de la Iglesia Ortodoxa. La Iglesia es el Cuerpo del Cristo Resucitado y Ascendido. Centro de la Iglesia Ortodoxa es Cristo glorificado y alabado, tal y como vieron los discípulos en el monte Tabor, tal y como adquirieron comunión con Él, con la energía increada y acción del Espíritu Santo durante el Pentecostés.
Esta es la clave de la vida eclesiástica. Pero la participación en este grupo y la permanencia en él se hace con Misterios y la ascesis, ejercicio espiritual ortodoxo. Condición de la vivencia de la jaris (energía increada gracia) de Dios a través de los Misterios es el divino, santo hisijasmo, es decir, la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis.
Fuera de este vínculo de Misterios y ascesis, ejercicio espiritual ortodoxo, se crea un gran problema eclesiológico. Esto significa que la participación en la Iglesia sin condiciones, o la mera participación en la divina Efjaristía y la sensación supuesta de la Realeza increada de Dios, “sin los estadios de participación y comunión al cuerpo de Cristo”, es una “idolatría eucarística y eclesiológica” (p. John Romanides), ya que la participación en los Misterios se percibe como un acto ideológico y principalmente mágico.
Un punto de vista de este tipo es una mentalidad vaticanizada (del Vaticano) y protestantizada (protestantes), que promueve y propaga en una mentalidad ecumenista, por lo que es una gran herejía gestante en la Iglesia Ortodoxa, la que busca extraviar la genuina enseñanza profética, apostólica y patrística, es decir, la teología eclesiástica, y calificarla de «μεταπατερική metá o postpatrística» (después de los Padres).
Es obvio de lo dicho anteriormente que los que hasta ahora no han comprendido adecuadamente lo que es, lo que proyecta y representa la llamada teología «metapateriki-postpatrística», con lo que se ha escrito aquí, pueden entender cuál es la esencia de la teología importada, post-práctica-μεταπρατική y «metapateriki-post-patrística-μεταπατερική «.
Aquellos que formulan tales teorías, en realidad creen que los teoforos (portadores de la luz increada de Dios) Padres de la Iglesia desde el siglo III en adelante fueron arrastrados por (neo) platónicas tradiciones, y ahora se han encontrado estas personas listas que han comprendido el error de estos grandes Padres y quieren restaurar, de una forma y modo protestante, la Iglesia en el período pre-siglo III.
Los poseídos por estos puntos de vista demuestran que realmente los molesta el Hesicasmo o Hisijasmo, sobre la divina hisijía, catarsis, iluminación y zéosis, y quieren eliminar esta “eclesiología, para que ellos puedan meditar y charlatanear sobre Dios, las realidades (increadas) y las cosas divinas.
Pero si uno elimina las condiciones de la teología ortodoxa, que es el sagrado Hisijasmo, a continuación, se abre el camino ancho para llegar en la Iglesia Ortodoxa la teología y la moral escolástica de los Papistas y de los Protestantes.
Esto es, en realidad, la secularización, mundanización en la Iglesia y la teología, o mejor dicho, la secularización de los teólogos ortodoxos.
Metropolita de Nafpaktos-Lepanto, Ieroteo Vlajos
Traducido por χρήστος Χρυσούλας jristos Jrisulas