Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz (espiritual increada, el Cristo); Y a los asentados en región de sombra de pecado y muerte, Luz (increada) les resplandeció. Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, convertíos porque la realeza increada de los cielos se ha acercado. (Mt 4.12-17).
1ª Homilía:
«Ἡ Βασιλεία τοῦ Θεοῦ La Realeza increada de Dios»
« Ha llegado la realeza de Dios». Este es el tema principal del kerigma de Juan el Bautista y del Señor. Para que sepamos en qué consiste esta misteriosa realidad que vino el Señor a instalar en la tierra, cuál es su naturaleza y cuáles son sus requerimientos que debemos tener para dirigirnos al Nuevo Testamento.
En el kerigma de Jesús Cristo el primer lugar lo tiene la realeza increada de Dios. Esto que predica en las pequeñas ciudades de Galilea es el Evangelio de la realeza increada de Dios. Los milagros que efectúa el Señor acompañan Su enseñanza como señales de la presencia de la Realeza increada y dejan ver algo sobre su importancia. Con el advenimiento se termina el dominio del diablo, del pecado y la muerte, “pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros la realeza (increada) de Dios” (Mt 12,28).
Por lo tanto es necesario tomar una decisión, si uno debe convertirse, arrepentirse y confesarse y aceptar las exigencias de la Realeza increada para hacerse alumno de Jesús Cristo.
1. Ἡ φύση τῆς Βασιλείας. La naturaleza de la Realeza.
La Realeza increada de Dios es una realidad insoldable de la cual sólo el Jesús Cristo nos la puede hacer conocida. La apocalipta (revela) sólo a los humildes y pequeños y no a los sabios y “entendidos” de este mundo, (Mt 11,25). La apocalipta a sus alumnos, no a los del exterior, que para ellos todas estas cosas siguen siendo enigmáticas.
Hablando para ella, estamos obligados a utilizar datos y realidades de este mundo para poder definirla, identificarla y describirla. Aunque por mucho que lo intentemos, no podremos nunca plenamente captarla intelectual y mentalmente, porque pertenece a los misterios de Dios. Sin embargo, la realeza increada de Dios entendemos el espacio aquel donde domina y reina la voluntad de Dios; y la voluntad es energía según san Máximo el Confesor. Es decir, se hace solamente lo que el Dios quiere. Es el espacio o estado interior donde se realiza la comunión, conexión de Dios con el hombre. Como espacio de la Realeza se considera la Iglesia terrenal y también el cuerpo del hombre, allí dentro domina la voluntad de Dios; el hombre participa en la vida de Cristo, se conecta, se une con él y finalmente se libera del dominio del pecado del diablo y la muerte.
El Señor, interpretándonos las cosas sobre la Realeza increada de Dios, nos ha dado algunas características, tal como comprobaremos.
α) Tiene comienzo humilde y final glorioso.
Comienza humildemente. Viene cuando el Logos de Dios se dirige a los hombres. Crecerá con su propia fuerza, como grano del trigo, en la correspondiente parábola de Marcos 4.26-29. Vivificará al mundo, tal como la levadura dentro de la masa. En el libro del Apocalipsis el Evangelista Juan nos presenta la definitiva doxa=gloria (luz increada) de la Realeza con la imagen, icono de la arriba venidera santa ciudad Jerusalén.
β) Mientras fue dada al pequeño rebaño de alumnos, finalmente incluirá todo el mundo.
El Señor realmente no se ha dirigido sino sólo a los Judíos de Palestina. De hecho entre ellos sólo al “pequeño rebaño” de Alumnos (Lc 2,32) fue dada la Realeza increada. Pero ella misma se convertirá en un árbol grande donde anidarán todos los pájaros del cielo (Mt 13,31), y recibirá y aceptará en su seno todas las naciones.
c) Es a la vez mundana, cósmica y supra-cósmica
Mientras existe aquí en la tierra, a medida que los hombres la aceptan y creen en Cristo, a la vez “no es de este mundo”. La Realeza increada de Dios ha venido, pero también existe en el gobierno o régimen nuestro de los cielos, esto es una de las Enseñanzas básicas del Nuevo Testamento.
d) Es visible e invisible.
La llegada de ella no puede ser objeto de observación como los demás fenómenos (Lc 17,20) y a pesar de esto, se manifiesta exteriormente, tal como el grano de trigo brota en el campo junto con las cizañas.
e) Está presente y es venidera
Vino en la tierra. Los hombres viven dentro de ella. Ven sus señales. Y a pesar de esto, la Realeza increada está llamada a crecer. Como tiempo e instalación ella en la tierra, se considera la vida terrenal del Θεάνθρωποs (Zeánzropos, Dioshombre) Señor nuestro. Pero llegará en su plenitud con la segunda presencia de nuestro Señor. Entonces el tiempo intermedio de la Realeza increada de Dios llegará en su plenitud. Este será el tiempo de testimonio; el tiempo de la Iglesia (Jn 15,27). Al final de este tiempo se manifestará la doxa gloria increada de la Realeza increada. Entonces será el almuerzo de la Pascua, la Cena esjatolójica, en la cual están invitados de todas las partes de la tierra y tomarán parte en el simposio junto con los Patriarcas.
Esta realeza en su plenitud están llamados los creyentes a “heredar” después de la Resurrección y la metamorfosis=transformación corporal de ellos. Hasta entonces estarán orando para su llegada “Venga tu Realeza”!!!
2. La entrada de los hombres en la Realeza increada.
La Realeza es por excelencia regalo de Dios, el valor esencial que debe adquirir uno dando todo lo que tiene. Sin embargo para recibir uno debe cumplir unas condiciones. Pero esto de ninguna manera se puede considerar como una justa recompensa debida. El Dios libremente contrata los hombres para Su viñedo y da a Sus obreros lo que le agrada. Es evidente que estas cosas siempre se dan como favor y gracia, los hombres deben corresponder a esta gracia y favor. Los duros pecadores que persisten al mal “No heredarán la Realeza de Dios”. De aquel que quiere entrar a la Realeza increada de Dios se requiere: “pobreza” de espíritu, disposición de niño, búsqueda y petición de la Realeza y su justicia, paciencia en las persecuciones, sacrificio de cada cosa, con una palabra se requiere el cumplimiento de la voluntad del Dios Padre, especialmente en la agapi amor fraternal. Porque todos son llamados en la Realeza increada Dios, pero no todos son escogidos. Se expulsará el invitado que no lleva la “vestimenta de la boda”. Se requiere principalmente metania, renacimiento, sin la metania uno “no puede ver la Realeza increada de Dios”.
En los ésjatos=últimos tiempos, el Cristo vencedor de todos sus enemigos, entregará “la Realeza de Dios y Padre”. Entonces “se hará la Realeza del mundo de nuestro Señor y su Cristo” y los fieles tomarán “herencia en la Realeza de Cristo y Dios”. Así reinará “el Señor Dios el pantocrator” y los Alumnos de Jesús serán llamados a compartir la doxa=gloria de esta Realeza increada, porque ya desde ahora, el Jesús «ellos les ha hecho Reyes y Sacerdotes de Dios y Padre suyo».
Archimandrita Kakínicos Nikolau- Metrópolis Kesariani Atenas
2ª Homilía
¡Nuevo año dentro de la Luz increada de Cristo!
1. Las profecías se cumplen
Domingo después de las Luces (Bautismo y Zeofanía), y la lectura del domingo nos transporta al comienzo de la acción pública del Señor. Es el tiempo en el que el Señor deja Nazaret y se establece en la ciudad costera Capernaum, que se encuentra entre las fronteras de las tribus Zabulón y Neftalem. Así se verificó y realizó la profecía de Isaías, que determina exactamente la región donde por primera vez iluminaría la luz increada de Cristo: “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz (espiritual increada, el Cristo)” (Mt 4,14).
Realmente es impresionante y admirable el hecho que en la persona de Cristo se cumplieron todas las profecías del Antiguo Testamento, las cuales describen con detalles asombrosos Su venida en la tierra. Cientos de años antes, los profetas iluminados por el Espíritu Santo habían predicho que el Mesías nacerá de manera sobrenatural de Virgen (Isaías); y sobre todo se refieren a Belén como lugar de Su Nacimiento (Mijeas); como también el tiempo exacto de Su presencia en la tierra, la famosa profecía de Daniel sobre las setenta semanas; también habían profetizado la huída a Egipto y la matanza de los infantes por Herodes; Su kerigma, la inauguración de una nueva era por Él, Su Pasión o Padecimiento (sobre todo Isaías muy detalladamente), el Entierro, la Resurrección, el Pentecostés…
Esta verificación de todas estas profecías demuestra que el Señor Jesús es realmente el Mesías esperado. Esto exactamente quiere manifestar el evangelista Mateo y es por eso que se recuerda de su Evangelio continuamente a los lectores las profecías sobre el Mesías que fueron cumplidas en la persona de Cristo. Nosotros también lo subrayamos para que no seamos arrastrados de las teorías blasfemas y las hipótesis fantasiosas sobre la persona de Cristo. El Señor Jesús Cristo no es un hombre como de costumbre somos nosotros. Ni es como algunos creen, simplemente un gran profeta o maestro carismático. El Jesús Cristo es el Hijo de Dios que vino al mundo para sanar y salvar cada hombre. Queda en nosotros en creerLe, como nuestro personal Salvador y Redentor y seguirLe aplicando sus santos mandamientos y viviendo como miembros de Su Cuerpo, Su santa Iglesia.
2. Sol de justicia
«El laós (pueblo) sentado en la oscuridad vio una luz grande». ¡El laós bloqueado en las tinieblas del engaño de la idolatría y de impiedad, ha visto una luz increada grandiosa! Tal como el sol cuando amanece expande Su luz en todas partes en su alrededor y disuelve la oscuridad, lo mismo también que el noético Sol de la Justicia, el Señor Jesús Cristo, amaneció y el mundo se inundó de luz (increada), esperanza y vida! «Φῶς ἐκ φωτὸς fos ek fotós Luz increada de luz increada brilló al mundo, nuestro Cristo Dios», psalmodeamos estos días de la santa Zeofania. Es verdad, ¡en qué estado se encontraba el mundo antes de la venida de Cristo! Los pueblos de la tierra sumidos dentro de la oscuridad, las tinieblas del engaño y de la idolatría, estancado en la inmundicia del pecado y la inmoralidad, esperaban al Redentor. ¡Y realmente vino el Cristo y trajo la paz para los hombres y la agapi (amor desinteresado), y les apocaliptó=reveló no qué sino quién es la Verdad y la Vida…!
¡Pero qué trágico! Aunque brilló la luz increada de Cristo al mundo, “los hombres más bien amaron la oscuridad, las tinieblas que la Luz increada” (Jn 3,17)!
Esta oscuridad vemos predominar también hoy en los corazones de los hombres que no dejaron la luz increada de Cristo entrar en sus vidas. Y es natural que los hombres que viven dentro de este tipo de profunda oscuridad, tengan agonía, miedo y desesperación. ¡Al contrario los que creen en Cristo y viven unidos junto a Él en su santa Iglesia, disfrutan de la luz de su enseñanza divina y de su santificante Jaris (gracia, energía increada) y esto transmite fe, fuerza y esperanza!
Limpiemos y sanemos, pues, nuestros corazones con la metania, la nipsis y la oración, de modo que inunde nuestras vidas la Luz increada de Cristo. ¡Entonces un nuevo año será realmente luminoso y esperanzador!
«Ο ΣΩΤΗΡ» 1-1-2013 Salvador 2013.
Traducido por: χΧ jJ