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Oct 01 2023

Evagrio el Póntico, Filocalía tomo I sobre el discernimiento de los pazos, los pensamientos, los sueños, el demonio de la depresión-tristeza y de la vanagloria,

Evagrio el Póntico, Filocalía tomo I

sobre el discernimiento de los pazos, los pensamientos, los sueños, el demonio de la depresión-tristeza y de la vanagloria,

Breve biografía

El sabio y erudito Evagrio vivió alrededor del año 380. Fue ordenado lector por san Basilio el Grande y, más tarde, diacono por su hermano, san Gregorio de Nisis. Estudió las Sagradas Escrituras bajo la enseñanza de san Gregorio el Teólogo, de quien se convirtió en archidiácono cuando Gregorio fue Patriarca de Constantinopla, según la información proporcionada por Nicéforo Calixto (libro 11, capítulo 12). Luego, abandonó el mundo y abrazó la vida monástica. Dotado de una aguda mente y habilidades expresivas, nos dejó numerosos escritos diversos. Entre ellos, el presente discurso dirigido a los ascetas y sus capítulos sobre la distinción entre pasiones y pensamientos fueron considerados dignos y apropiados para incluirse en la Filocalía.

 

Capítulos sobre el discernimiento de los pazos, los pensamientos, los sueños, el demonio de la depresión-tristeza y de la vanagloria, por Evagrio el Póntico

  1. Entre los primeros demonios que atacan y se oponen a la práctica de las virtudes son los que se les ha asignado a incitar, motivar y estimular a los hombres a la vanagloria, a la gula o glotonería y a la avaricia (el amor por el dinero, riqueza, codicia,); todos los demás demonios vienen detrás de éstos y reciben a los que han sido afectados por los primeros.

Efectivamente, es poco probable que uno caiga en manos del demonio de la fornicación o lujuria si no cae antes por la gula. Y no hay quien, habiendo sido turbado por la ira, no se haya previamente encendido por la gloria vana, por los placeres de la buena mesa (o banquete rico de comida y bebida) y por las riquezas o amor al dinero. Y no hay modo de no caer y de huir del demonio de la depresión o tristeza, si antes no se soporta con paciencia y alegría la privación de todas estas cosas. Así como nadie puede escapar de la soberbia (orgullo que contiene la vanagloria), primera cría del diablo, si no se ha erradicado antes la raíz de todos los males, que es el amor por el dinero y la riqueza (avaricia, codicia), si es verdad, como dice Salomón, que la pobreza hace al hombre humilde (Pr 10:4). En general, no puede caer el hombre al demonio, si antes no ha sido herido por esos tres demonios principales y protagonistas, es decir, el demonio de la glotonería o gula, el de la φιλαργυρία filargiría (avaricia, codicia, amigo del dinero y de la riqueza) y el de la φιλοδοξία filodoxía (amigo de la vanidad, vana gloria mundana).

Por eso el diablo también con estos tres loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) atacó al Señor en el desierto (Mat 4, 1-10). Primeramente exhortándolo a convertir las piedras en panes; luego prometiéndole el mundo si se postraba a sus pies, adorándolo, y como tercera tentación, de nuevo el diablo lo lleva esta vez a un monte muy alto y le muestra panorámicamente todos los reinados del mundo, las riquezas, la grandeza y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto es mío, te lo daré si me reconoces como señor tuyo y te postras y me veneras. Pero nuestro Señor, mostrándose superior a todo esto, ordenó al diablo que se alejara de Él, enseñándonos así que no es posible rechazar al Diablo si no se desprecian estos tres loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía).

Las tentaciones de Jesús Cristo, 4:1-11

4,1 Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu a subir a una parte alta del desierto para ser tentado como hombre por el diablo y vencerlo totalmente.

2 Y después de haber ayunado continuamente cuarenta días y cuarenta noches, como hombre que era tuvo hambre.

3 Y entonces el diablo, que su trabajo es tentar a los hombres, le dijo: si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes para que comas.

4 Pero Él, respondiendo, dijo: Escrito está en las Santas Escrituras: no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo logos, dicho que sale de la boca de Dios, es decir, cuando Dios quiera y lo diga, el hombre vive también sin comida.

5 Entonces el diablo lo lleva hasta la santa ciudad, Jerusalén, lo puso en pie sobre el alero del templo de Salomón,

6 y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque está escrito: “Dios mandará a sus ángeles acerca de ti, en sus manos te llevarán y te protegerán para que tu pie jamás tropiece en piedra”; y la multitud concentrada allí en los recintos verán el milagro y creerán.

7 Jesús le dijo: también está escrito: “No no te expondrás en peligro para tentar al Señor tu Dios”.

8 De nuevo el diablo lo lleva esta vez a un monte muy alto y le muestra panorámicamente todos los reinados del mundo, las riquezas, la grandeza y la gloria de ellos,

9 y le dijo: Todo esto es mío te lo daré si me reconoces como señor tuyo y te postras y me veneras.

10 Pero Jesús enfadado le dice: Apártate de mí, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo venerarás y servirás.

11 Entonces el diablo después de la triple derrota deja a Jesús, y he aquí unos ángeles se acercaron y lo servían como vencedor.

 

  1. Todos los demoníacos loyismí pensamientos (simples o unidos con la fantasía) introducen en la psique-alma ideas y conceptos relativos a objetos sensibles, y el νούς nus (espíritu de la psique) con el intelecto, compenetrándose de ellos, imprime en su interior las formas de esos objetos. Y de esto conoce al demonio que se le ha acercado. Por ejemplo: si en mi νούς nus (espíritu) con la mente se presenta la fisonomía de quien me ha agraviado u ofendido, es evidente que ha venido en mí el pensamiento de rencor o resentimiento. Si surgiera el recuerdo de las riquezas o de la vana gloria mundana, de esto se conoce claramente el demonio que me molesta y me angustia. Lo mismo sucede con los otros pensamientos: por el objeto que te insinúa en el νούς nus (espíritu de la psique) con el intelecto descubrirás quién es el demonio que está a lado tuyo y te infunde el loyismós (pensamientos simple o unido con la fantasía).

Pero no digo que todos los recuerdos de estas cosas provengan de los demonios. Porque es el mismo νούς nus (espíritu de la psique) con su intelecto, cuando se mueve por el hombre, quien reproduce las imágenes de los acontecimientos. Pero todos los recuerdos que arrastran consigo ira, enojo o deseo más allá de las necesidades naturales, son ciertamente de los demonios. Porque debido a la agitación que causan estas dinamis fuerzas (potencias y energías), el νούς nus espíritu con el intelecto mediante el pensamiento peca y se embarca en guerras, porque no puede acoger la imagen o fantasía de Dios, su legislador. Porque, esta luminosidad se presenta en la parte lógica de la psique-alma durante la oración, cuando son ausentes las concepciones e ideas de las cosas materiales.

  1. El hombre no podrá rechazar y alejar los recuerdos pasionales si no presta atención a los deseos indecentes y a la ira, disipando el deseo con ayunos, velando y durmiendo en el suelo; en cambio, a la ira la domará con tolerancia, magnanimidad, sin resentimientos, sin maldad, con paciencia, con perdón y con agapi. Porque de estos dos pazos (pasiones, patologías, padecimientos) antedichos se constituyen y surgen casi todos los demoníacos loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) que empujan al νούς nus con el intelecto a la ruina y a la perdición. Y es imposible para uno vencer a estos pazos si no se desprecian totalmente los manjares, las riquezas y la vana gloria mundana y aun el propio cuerpo, si no resiste y no se opone a aquellos pensamientos que tan a menudo intentan atacarlo y flagelarlo.

Es muy necesario, pues, imitar a aquellos que se encuentran en peligro en el mar y echan por la borda los equipamientos a causa de la violencia de los vientos y de las olas. Pero debemos tener cuidado de desprendernos de los equipamientos para ser mirados por los hombres y nos elogien, porque así nos privamos de nuestra recompensa o salario. Y sufriremos otro naufragio más terrible que el primero, por el viento demoníaco de la vanagloria. Por esta razón nuestro Señor en los Evangelios enseñando al capitán, que es nuestro νούς nus (espíritu de la psique), nos dice: “Tened cuidado de dar vuestra caridad, limosna delante de los hombres para ser vistos, admirados y elogiados por ellos, de esta manera, no tenéis mérito, ni recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”, y de nuevo, “cuando estéis orando, no seáis como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para exhibirse ante los hombres. De cierto os digo que ya están recibiendo toda su recompensa por los hombres… Cuando estéis ayunando, no seáis tristes como los hipócritas, que desfiguran sus rostros, para demostrar a los hombres que están ayunando. De cierto os digo, ya están recibiendo toda su recompensa, es decir, los elogios de los hombres” (Mt 6, 1-18). Pero en este punto debemos prestar atención al Médico o Psiquiatra de las psiques-almas y observar como Él con la caridad sana la ira y con la oración catartiza purga, limpia y sana el νούς nus (espíritu de la psique) y el intelecto, y aún más, diseca con el ayuno el deseo vicioso, la concupiscencia. De este modo surge el nuevo Adán, que se renueva y se hace semejante a la imagen de su creador, de Cristo, en el cual -con motivo de la apázia impasibilidad – no existe distinción ni de macho ni de hembra, y a causa de la única fe a Cristo, no existe griego ni judío, ni circunciso ni incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni libre, sino que todo está en Cristo (Col 3, 10-11).

Los sueños

  1. Debemos indagar cómo los demonios configuran e imprimen en nuestro νούς nus (espíritu de la psique) con el intelecto o mente distintas fantasías que nos acechan en el sueño. Esto sucede al νούς nus (espíritu del corazón) ya sea cuando ve con los ojos o cuando oye con los oídos o con cualquier otra percepción sensible, a veces nos llegan por medio de la memoria que imprime al νούς nus por el intelecto las imágenes moviendo lo que ha recibido mediante el cuerpo.

Me parece pues, que los demonios ponen en movimiento la memoria y presentan formas a la parte lógica (racional e intelectual) del hombre; porque el cuerpo dormido por supuesto queda inactivo. Queremos saber, pues, cómo mueven la memoria. Más bien, es por medio de los pazos (pasiones, emociones). Esto es evidente, pues, por los que son purgados, limpios y puros y están impasibles, libres de los pazos que no pasan por cosas similares.

Sin embargo, existe un movimiento natural de la memoria producido simplemente por nosotros mismos, o bien por las potencias angelicales, en el cual nos encontramos y nos relacionamos con los santos/as. Pero deberemos prestar atención, porque esas imágenes que la psique-alma recibe conjuntamente con el cuerpo, serán luego movidas por la memoria sin el cuerpo. Esto está claro por el hecho de que a menudo pasamos por esto durante el sueño, mientras que el cuerpo está inmóvil, tranquilo. Porque puede suceder que nos acordemos del agua ya sea que tengamos sed o no, y así sucede que nos acordamos del oro ya sea con codicia o sin ella. Y lo mismo sucede con el resto. Sin embargo, el hecho de que encontremos dichas diferencias entre las variadas fantasías, es cualidad de la destreza y astucia de los demonios. Y aún más, debemos saber que los demonios en los sueños se sirven también de objetos externos por ejemplo, del sonido de las olas cuando uno viaja.

  1. Nuestra ira es de gran ayuda para los propósitos de los demonios cuando se dirige en contra de la naturaleza y es extremadamente útil para ellos en todas sus artimañas y maquinaciones malévolas. Por esta razón, los demonios nunca dejan de agitar nuestra ira, día y noche. Sin embargo, cuando ven que hemos atado nuestra ira con la mansedumbre y la humildad, entonces la liberan con excusas aparentemente razonables. De esta manera, la vuelven afilada para utilizarla en sus loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) bestiales. Por lo tanto, es necesario no provocarla ni en asuntos justos ni en injustos y no darles un mal filo a los demonios, lo cual sé que muchos hacen, encendiéndose de ira por causas insignificantes y triviales.

Por cierto, dime, ¿por que eres tan agresivo y entras en disputas tan rápidamente ya que has despreciado manjares, riquezas y gloria? ¿Por qué crías a un perro (ira, enojo), si has prometido no poseer nada? Si éste ladra y ataca sobre la gente, es claro que es porque uno tiene algo y lo guarda. Pero yo estoy bien seguro de que un hombre así está alejado de la oración pura y lúcida, porque sé que la irascibilidad destruye este tipo de oración. Además de esto, me asombra que el hombre irascible olvida también a los santos que le aconsejan en relación a esto. Por ejemplo, David clama: “Cesa en tu ira y deja de enfadarte”, (Sal 36:8). Y el Eclesiastés recomienda: “Aleja la ira de tu corazón, y quita la maldad de tu cuerpo/carne” (Ecl 11:10), también el Apóstol nos ordena: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos limpias del pecado y con los frutos de las virtudes, sin ira ni rencores, sin dudas ni poca fe y sin malos pensamientos” (1 Tm 2:8). ¿Y por qué no aprendemos de la antigua y misteriosa costumbre de los hombres, de echar fuera de casa a los perros en tiempo de oración? Esto nos demuestra, alegóricamente, cómo no debe existir ira en la psique-alma de los que oran. Y está escrito: “Su vino es como la ira de los dragones” (Dt 32:33), y sin embargo, los nacireos se abstenían de tomar vino.

En cuanto al tema de no preocuparnos por la ropa y la comida, creo que es innecesario escribir, ya que el mismo Salvador en los Evangelios lo prohíbe diciendo: “No os angustiéis, os estreséis y os preocupéis por vuestra vida, qué habéis de comer y beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? ¿El Dios que os ha dado lo más valioso no os dará también lo inferior? No os preocupéis, os estreséis y os angustiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué seremos vestidos?

Porque los gentiles o idólatras, que no conocen los bienes eternos y la providencia cariñosa de Dios, buscan con afán todas esas cosas. Pero vosotros nos os preocupéis y os angustiéis para estas cosas porque vuestro Padre celestial y bondadoso sabe que tenéis necesidad de todas ellas y os las dará. Buscad, pues, primeramente el reinado de la realeza increada y la justicia/virtud que Él quiere de vosotros, y todos estos bienes terrenales os serán añadidos junto con los incalculables bienes de la realeza increada de los cielos (Mat 6,25-26•31-33).

Porque esto es propio de los paganos y de los incrédulos, así como de aquellos que no confían en la providencia del Señor y niegan al Creador. Y es completamente ajeno a los cristianos, ya que creen que incluso los dos gorriones que se venden por un asario (ocho céntimos) están bajo la supervisión de los santos ángeles.

Pero los demonios tienen también esta otra costumbre: después de acosarnos con pensamientos sucios e impuros, nos infunden en nuestros espíritus también los pensamientos sobre alguna preocupación a fin de que Jesús se retire por la afluencia de la muchedumbre (Jn 5,13), debido al caudal de ideas que acuden a nuestra diania (cerebro, mente o intelecto), y su logos se torne infructuoso, sofocado por los pensamientos de la inquietante preocupación. Pero una vez que hayamos rechazado estos pensamientos y habiendo depositado toda nuestra confianza en el Señor (1Ped 5,7), conformándonos con las cosas que tenemos, y viviendo como pobres en cuanto a nuestro estilo de vida y por la ropa que nos cubre, despojémonos de todas las cosas que nos conducen a la vanagloria.

Si alguno se sintiere indecoroso por tener un traje pobre, que dirija su mirada a san Pablo, quien en el frío con poca ropa (2 Co 11:27), esperaba la corona de la justicia (2Tim 4,8). Pero como el Apóstol ha llamado a este mundo «teatro» y «estadio” (1Cor 9,24), veamos cómo es posible que uno, acompañado por pensamientos de la inquietante preocupación, corra rápidamente para recibir el premio por el que nos llama desde lo alto Dios, (Flp 3,14) o luche contra los principados, las potencias, los dominadores de este mundo de las tinieblas, (Ef 6,12).

Yo no conozco esto, tomando como ejemplo incluso esta imagen palpable, es decir, el corredor será obstaculizado si lleva una túnica y se envuelve, al igual que el νούς nus (espíritu de la psique) con el intelecto por las preocupaciones, si es verdadero el dicho que dice que νούς nus se queda atento cerca de su tesoro. Se ha dicho, en efecto: “Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt 6,21).

  1. En cuanto a los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía), algunos interrumpen y otros son interrumpidos. Los pensamientos maliciosos interrumpen a los buenos. Y son interrumpidos por los buenos, los pensamientos maliciosos. Entonces, el Espíritu Santo presta atención al pensamiento que prevalecerá y, según ese pensamiento, nos condena o nos acepta. Por ejemplo, tengo un pensamiento de hospitalidad o filoxenía para el Señor, pero este pensamiento es interrumpido por la intervención del diablo, porque el astuto maligno me sugiere brindar hospitalidad por amor a la gloria vana. Al contrario, tengo un pensamiento de hospitalidad para ser bien visto por los hombres; pero, llega un pensamiento mejor y lo interrumpe, dirigiendo la virtud hacia el Señor, sin que me obligue a hospedar gracias a los demás o para ser exhibido y visto por los hombres.
  2. Las diferencias entre los pensamientos provenientes de los ángeles, de los hombres y de los demonios, después de mucho estudio y observación hemos entendido que son los siguientes: Los pensamientos angelicales, examinan las varias naturalezas de las cosas e investigan y descubren las razones espirituales. Por ejemplo, se preguntan por qué el oro se creó, por qué está enterrado profundamente en la tierra y se encuentra con gran dificultad. Y luego vemos cómo, una vez encontrado, es lavado con agua, pasado por el fuego y entregado a las manos de los artesanos, los cuales harán el candelabro del tabernáculo, el altar, los incensarios y las copas, en las cuales ahora no bebe más – por gracia de nuestro Señor – el rey de Babilonia (Dan 5,23). En cambio, por estos misterios arde el corazón de Cleofás (Lc 24,32).

El loyismós (pensamiento simple o unido con la fantasía) demoníaco, no conoce estas cosas ni las entiende, sino que nos sugiere descaradamente la adquisición del oro, prediciéndonos todo el placer y la gloria que nos colmarán al tenerlo.

Por otro lado, el loyismós (pensamiento simple o unido con la fantasía) humano no busca la posesión del oro, ni se preocupa por entender su significado simbólico, sino que nos introduce en el νούς nus (espíritu de la psique) por la mente su forma desnuda, sin pasión ni codicia por poseerlo. Lo mismo sucede con otras cosas, cuando este pensamiento con la lógica del intelecto es discretamente o místicamente ejercido según esa regla.

  1. Hay un demonio, denominado vagabundo engañoso, que se presenta a los hermanos durante el alba. Éste pasea nuestro νούς nus con el intelecto de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y de casa en casa, con el pretexto de hacer encuentros inocentes. El νούς nus (espíritu de la psique) con el logos al principio entabla simples diálogos. Luego se entretiene por más tiempo con algún conocido y corrompe el estado interior de los que encuentra, y luego, poco a poco, se va olvidando de su gnosis-conocimiento de Dios, de las virtudes y de su promesa monacal o cristiana. Es pues necesario que el cristiano ortodoxo o monje observe de donde viene este demonio y a dónde éste quiere llegar. No es por casualidad que este demonio da todas estas vueltas, con el propósito de corromper el estado interior del cristiano ortodoxo o del monje o del anacoreta. De este modo el νούς nus, enardecido por estas cosas, ebrio por todos los encuentros fantasiosos o fantásticos, inmediatamente se tropieza con el demonio de la fornicación, o de la ira, o de la tristeza, que masivamente destruyen el resplandor del estado espiritual interior.

Pero nosotros, si realmente nos proponernos reconocer la mala astucia de este demonio, no debemos apresurarnos a responder en contra de él, ni anunciar que conocemos sus propósitos, contando cómo éste realiza estos encuentros en nuestros pensamientos y de qué manera poco a poco va conduciendo el νούς nus hacia la muerte espiritual. No acepta hacer sus malas astucias mientras nosotros conocemos sobre qué se trata, y el demonio huirá de nosotros y nada podremos saber de lo que queríamos aprender y saber de él. Más bien deberemos permitir que por uno o dos días, actúe a fondo y termine sus confabulaciones, así podremos conocer bien su mala astucia, y después al inspeccionarlo con nuestros argumentos lógicos, lo obligaremos marchar. Sin embargo, dado que en momentos de tentación el νούς nus con el intelecto o mente tiende a nublarse y no percibe con precisión lo que sucede, esto debe hacerse después de que el demonio se haya retirado. Después de sentarte, recuerda por ti mismo lo que te sucedió, desde dónde comenzaste y hacia dónde fuiste, en qué lugar te atrapó el espíritu de la lujuria, la ira, la tristeza o depresión, y nuevamente cómo ocurrieron estas cosas.

Examínalos muy bien y guárdalos en tu memoria, para que tengas material para inspeccionar y controlar al demonio cuando se acerque a ti, y acúsale de su propósito oculto, y no lo seguirás en adelante.

Y si incluso quieres enfurecerlo, inspecciónalo y enfréntalo una y otra vez, hablándole directamente apenas venga y revélalo con palabras el primer lugar que has entrado, el segundo y el tercero. Porque mucho se enfurece y se molesta ya que no tolera ser avergonzado.

Y que sea una prueba de que le hablaste como corresponde, el hecho de que el pensamiento se apartó de ti. Porque es imposible que permanezca cuando es inspeccionado abiertamente. Y después de que este demonio sea vencido, entonces viene un sueño muy pesado y un entumecimiento con un gran frío en los párpados, y muchos bostezos y peso en los hombros, todos los cuales son disipados por el Espíritu Santo a través de una oración continua y poderosa.

  1. El odio hacia los demonios es de gran ayuda para nuestra salvación y es apropiado para la práctica de la virtud. Sin embargo, no podemos cultivar y aumentar este odio dentro de nosotros como una buena semilla, porque los espíritus malignos amantes del placer dispersan este sentimiento y nuevamente invitan a la psique-alma a la amistad y la intimidad con ellos. Esta amistad -o más bien, esta gangrena difícil de curar – el Médico-Psicoterapeuta de las psiques-almas la cura abandonándonos a una prueba.

Permite que suframos algo terrible de ellos, de día y de noche. Y luego, la psique-alma vuelve a su odio original hacia los demonios, aprendiendo a decir al Señor, como David: «Los odiaba con un odio perfecto, se volvieron mis enemigos» (138, 22). Porque odia con un odio perfecto a los demonios aquel que no peca ni por obra ni por pensamiento, y esto es un signo infalible de la más alta y primera apázia impasibilidad-sin pazos.

  1. En lo que respecta al demonio que hace que la psique-alma sea insensible a lo espiritual, ¿qué puedo decir? Temo escribir sobre él. Cómo la psique-alma se aparta de su estado espiritual cuando llega este demonio y despoja el temor al Señor y la devoción. No considera el pecado como pecado, ni la transgresión como tal, y el infierno, la condenación eterna y el juicio los recuerda como simples palabras, riendo despectivamente cuando escucha sobre el fuego eterno (Jb 41:20). Hace como si tuviera fe a Dios, pero no reconoce Sus mandamientos.

Cuando la psique-alma es incitada al pecado, golpeas tu pecho, pero ella no lo siente. Le hablas desde las Sagradas Escrituras, pero está embotada y no escucha. Le presentas cuánta vergüenza es el pecado ante los hombres, pero ella no lo considera, como el cerdo que cierra los ojos y rompe la barrera del recinto.

Este demonio de la insensibilidad es inducido por pensamientos vanidosos que se han quedado y arraigado en psique-alma. Si el número de días no se redujera, nadie se salvaría (Mt 24:22), porque pertenece a aquellos que rara vez vienen a los hermanos. Y la causa es evidente. Porque en las aflicciones de los demás y en sus sufrimientos por enfermedades o en las tribulaciones de los que están en prisión o en la muerte repentina de otros, este demonio de la insensibilidad se exilia. Porque la psique-alma se conmueve y poco a poco se dilata su corazón y se disipa el endurecimiento de la psique-alma producido por este demonio.

Estas cosas no las tenemos debido a la soledad del desierto y la rareza de los enfermos entre nosotros. Para expulsar a este demonio, el Señor ordenó en los Evangelios que visitemos a los enfermos y a los prisioneros: «Estuve enfermo», dijo, «y vinieron a mí» (Mateo 25:36). Sin embargo, también debemos saber esto: aquel que ha caído en las manos de este demonio pero no ha aceptado pensamientos de impureza ni ha abandonado su celda por negligencia, ese ha recibido paciencia y templanza del cielo y es bienaventurado por esta apázia impasibilidad sin pazos.

Aquellos que han prometido vivir en piedad y desean relacionarse con personas del mundo deben protegerse contra este demonio de la insensibilidad. Porque me avergüenzo ante las personas de decir y escribir más sobre él.

El demonio de la tristeza-depresión

  1. Todos los demonios enseñan a la psique-alma el amor por el placer o hedonismo y sólo el demonio de la tristeza no tolera hacerlo, pero a los que entra, corrompe sus pensamientos, impidiendo a la psique-alma sentir cualquier placer, secándola con la tristeza, ya que los huesos del hombre entristecido afligido se secan. Es cierto lo que se ha dicho: “que los huesos del hombre triste se tornan áridos (Pr 17:22). Y cuando lo combate moderadamente, este demonio sirve para fortalecer al solitario o ermitaño haciéndolo experto y digno, porque lo convence a que no se acerque a ninguna de las cosas de este mundo y evite todo placer. Sin embargo, si este demonio persiste, genera pensamientos que instan al suicidio o lo fuerzan a huir del lugar donde se encuentra. Creo que es esto lo que el santo Job experimentó cuando este demonio lo molestaba, ya que dijo: “¡Ojalá pudiera morir o alguien me matara!” (Jb 30:24).

Símbolo de este demonio es la víbora, cuyo veneno, cuando se administra con moderación, se convierte en un antídoto contra los venenos de otras bestias, pero cuando se administra en exceso, mata tanto a la serpiente como al individuo. Es a este demonio que san Pablo entregó a uno que había pecado en Corinto. Por eso, escribió nuevamente a los corintios, pidiéndoles que le mostraran amor, para que el diablo no lo devorara debido a su excesiva tristeza o depresión (2 Corintios 2:7-8).

Pero este espíritu que aflige a los hombres es capaz de ser portador de buena metania. Por eso san Juan Bautista a aquellos que los pinchaba este espíritu y se refugiaban en Dios, los llamaba «raza de víboras», diciendo: “Pero al ver que muchos de los fariseos hipócritas y de los saduceos hedonistas y materialistas venían a su bautismo, les dijo: ¡Generación de pensamientos de víboras venenosas que habéis heredado de vuestros progenitores el veneno de la maldad y perversidad! ¿Quién os enseñó a huir de la inminente ira venidera de Dios, que estallará dentro de poco? Para salvaros, no basta sólo el bautismo, sino que debéis hacer también obras buenas que serán fruto y demostración de vuestra verdadera μετάνοια metania (conversión, introspección, arrepentimientos y confesión), y no penséis y digáis entre vosotros que a Abraham tenemos por padre y así os podéis salvar, porque os digo que Dios puede milagrosamente de estas piedras levantar hijos dignos herederos de Abraham.” (Mt 3:7-9). Pero todo el que ha imitado a Abraham y se ha alejado de su tierra y de sus parientes, se volvió más fuerte que este demonio de la tristeza.

  1. El que ha vencido la ira (enojo, cólera), éste ha vencido los demonios. El que es esclavo de la ira, éste es ajeno y alejado de los caminos de nuestro Salvador y de la vida solitaria o monacal, dado que el mismo Señor en la Escritura “enseña Su camino a los apacibles y humildes” (Sal 24,9). Por eso difícilmente es dominado el νούς nus (espíritu del corazón) de los anacoretas cuando acude y se refugia en el campo de la apacibilidad, ya que no hay otra virtud que los demonios teman más que la apacibilidad.

Ésta es la virtud que había adquirido el gran Moisés, quien fue llamado como “el más manso de los hombres” (Núm. 12,3). Y el santo David ha declarado que la apacibilidad es digna del recuerdo de Dios: “Acuérdate de David y de toda su apacibilidad (Sal 131:1). Y también el Salvador mismo nos ha ordenado ser imitadores de su apacibilidad, diciendo: “Aprended de mí que soy apacible y humilde de corazón y hallaréis psicoterapia, alivio y descanso para vuestras psiques-almas” (Mt 11:29).

El que hace ayuno de manjares y bebidas, pero estimula su ira (enojo) con astutos malos pensamientos, es como un barco que navega en el mar y tiene un demonio como capitán. Por eso, debemos prestar atención a de nuestro perro, es decir, la ira y enseñarle a matar solo a los lobos, no a comerse las ovejas, y mostrar apacibilidad y tolerancia hacia todas las personas.»

La vanagloria

13 De todos los λογισμοί loyismí (pensamientos simples o compuestos con la fantasía, meditaciones), sólo el loyismós pensamiento de la vanagloria tiene abundancia de material y contiene casi todo el mundo, abriendo a escondidas las puerta a todos los demonios, tal como lo haría un malvado traidor de una ciudad. Por eso, humilla el νούς nus (espíritu de la psique) del solitario anacoreta o del cristiano ortodoxo, llenándolo de discursos y ocupaciones, y destruye sus oraciones con las que trata de psicoterapiar y curar todas las heridas y traumas de su psique-alma. Todos los demonios una vez vencidos, hacen crecer este pensamiento, y a través de él vuelven a entrar en las psique-almas, haciendo que “la última situación de las psique-almas sea peor que la precedente”, (Mt 11,29).

De este pensamiento nace también el pensamiento de la soberbia. Este pensamiento es lo que derribó a Satanás del cielo a la tierra antes de que sellara su semejanza con Dios y su corona de belleza. Así que escapa, pues, de este pensamiento de la vanagloria y no tardes, para que no entregues tu vida a otros y tu vida a aquellos que no tienen piedad, misericordia, es decir, a los demonios. Este demonio es ahuyentado por la oración persistente y por el no hacer ni decir nada de lo que contribuye a la maldita vanidad, vanagloria.

  1. Tan pronto como el νούς nus (espíritu de la psique) del anacoreta o cristiano ortodoxo alcanza una cierta apázia impasibilidad, entonces agarrando el caballo de la vanagloria, corre hacia las ciudades, llevando en su interior el deseo puro de alabanzas y gloria. Entonces, por disposición o economía divina, después de que el espíritu de la lujuria o fornicación se le enfrenta y una vez aislado en el corral de los cerdos, le enseña a no dejar su cama hasta que tenga una salud perfecta, ni a imitar a los enfermos indisciplinados, quienes, aunque aún tienen restos de su enfermedad, salen a la calle yendo a baños y fiestas y sufren una recaída de su enfermedad. Por tanto, permanezcamos sentados en nuestra casa o celda y cuidemos de nosotros mismos, para avanzar en la virtud y volverse inmunes al mal. Y ocupándonos de la gnosis-conocimiento de las divinas realidades y cosas, nos aturda una multitud de pensamientos divinos. Y a medida que nos elevamos nuevamente, mereceremos ver con mayor claridad la luz increada de nuestro Salvador.
  2. No puedo escribir sobre todas las malas astucias de los demonios. Y las maldades que maquinan y planean, me avergüenzo de describirlas en detalle, porque temo que los más ingenuos, simples y buenos que las lean puedan resultar dañados. Sin embargo, describiré las artimañas del demonio de la lujuria o fornicación, escúchalas. Cuando alguien logra la apázia sin pazos, impasibilidad de la parte anhelante de su psique-alma, y sus pensamientos impuros vuelven menos intensos, es entonces que este demonio introduce imágenes de hombres y mujeres que juguetean entre ellos, convirtiendo al anacoreta o al cristiano ortodoxo en espectador de cosas viles y actitudes indecentes. Pero esta tentación no es una de las que perduran mucho tiempo. La oración constante y el modo de vida muy disciplinado con ayuno, vigilia y ejercicios espirituales ahuyentan esta tentación como una nube sin lluvia. También sucede que por momentos llega a tocar la carne para excitarla de manera irracional y crea muchas otras cosas que no es necesario revelar ni escribir.

Contra los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) de este tipo ayuda mucho la fuerte y violenta ira contra este demonio. Este demonio teme muchísimo esta ira, cuando se levanta enérgicamente contra los pensamientos y destruye sus planes. Y esto significa el logos: “Irritaos, enfadaos pero no pequéis (Sal 4:5). Esta ira es un remedio útil para la psique-alma contra las tentaciones.

Este demonio imita al demonio de la ira, ya que crea fantasías falsas sobre padres, amigos o parientes, acusándolos de ser personas indignas, y despierta la ira del anacoreta o ermitaño para que diga o haga algo malo contra ellos. Debemos prestar atención a esto y alejar rápidamente nuestra mente de tales fantasías para que no persistan y se enciendan como una antorcha en el momento de la oración. En estas tentaciones caen más y afectan las personas coléricas, iracundas e impetuosas que están alejados de la oración pura, lúcida y del conocimiento de nuestro Salvador Jesús Cristo.

  1. Los pensamientos de este siglo, el Señor, como las ovejas al buen pastor, los ha entregado al hombre. Y está escrito: “Él dio a cada hombre el entendimiento en su corazón y mente” (Hechos), después de unir con el hombre el deseo y la ira para su ayuda, para expulsar con la ira los pensamientos de los lobos demoníacos, y con el deseo o anhelo amar a las ovejas aunque a menudo sean golpeadas por la lluvia y el viento. El Señor también le dio a él el pastoreo para cuidar de las ovejas, y un lugar de pasto y agua de alivio y una lira, una cítara, un cayado y un bastón, (Sal 22,2), para alimentarse y vestirse del rebaño espiritual y recoger hierba de la montaña. Porque dice: ‘¿Quién pastorea un rebaño y no se nutre de su leche?” (1 Co 9:7).

Por lo tanto, el anacoreta ermitaño o cristiano ortodoxo debe cuidar día y noche de este rebaño, para que ninguna oveja sea comida por bestias salvajes o caiga en manos de ladrones. Y si algo así sucede en el frondoso desfiladero, debe tomarlo inmediatamente de la boca del león y del oso (1Re 17,35). El concepto sobre nuestro hermano se consume si se alimenta dentro de nosotros con odio, y el pensamiento sobre la mujer si regresa a la mente con deseo impuro, y el pensamiento de la plata y el oro si reside en nosotros junto con la avaricia, codicia y los pensamientos de los dones divinos si pastan en nuestra mente y corazón unidos a la vanidad, vanagloria. Lo mismo sucede con los demás pensamientos cuando son robados por los pazos pasiones. Y no debemos cuidar nuestros pensamientos solo durante el día, sino también vigilando durante la noche. Porque la maliciosa y perniciosa fantasía puede hacer que perdamos la oveja. Esto es lo que significan las palabras de San Jacobo: “No te traje una oveja muerta por las bestias. Yo solía reponer lo que se había perdido durante el día y lo que se había perdido durante la noche. Y llegué al punto de ser quemado por el sol durante el día y soportar el frío de la noche. El sueño se alejó de mis ojos” (Gn 31:39 y ss). Si ahora, debido al gran esfuerzo, llega la indolencia o acedia, entonces vayamos un poco a la roca del conocimiento divino, tomemos la lira y golpeemos con las cuerdas de la virtud del conocimiento. Pastoreemos nuevamente las ovejas debajo del monte Sinaí, para que el Dios de nuestros padres nos llame desde la zarza (Gén 3, 5-22) y nos revele el conocimiento de Sus acciones sobrenaturales y lasenergías increadas.

  1. La naturaleza lógica, condenada a muerte por la malicia, la resucita Cristo mediante la contemplación de la eternidad. Y Su Padre resucita la psique-alma que ha muerto de muerte de Cristo, y la resucita mediante Su gnosis-conocimiento. Y es esto lo que da a entender Pablo: “Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él” (2Tim 2,11).
  2. Cuando el νούς nus (espíritu de la psique) se ha despojado del hombre viejo y se reviste al que proviene de la jaris-gracia increada, es entonces cuando en el tiempo de la oración verá su propio estado similar al zafiro o de color celeste. Esta situación o estado la Escritura llama “lugar de Dios”, visto por los ancianos en el monte Sinaí (Éx 24,10).
  3. De entre los demonios impuros, algunos tientan al hombre en cuanto hombre, otros lo aturden como a un animal irracional. Los primeros, al acercarse, insinúan en nosotros pensamientos de vanagloria, de soberbia u orgullo, de envidia o de acusación, cosas que no perturban a los animales. Los otros, sin embargo, se acercan excitando excesivamente la ira y el anhelo o deseo impuro. Estos pazos son comunes tanto en nosotros como en los animales irracionales, y los cubre nuestra naturaleza lógica. Por eso, el Espíritu Santo dice en relación con los pensamientos que ocurren en los humanos: “Yo he dicho: dioses sois, e hijos todos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y caeréis como cae cualquier soberano” (Sal 81:6). En cuanto a los pensamientos que se mueven de manera irracional, nos dice: No seáis como el caballo y como el mulo que no tienen entendimiento y que han de ser domados con freno y riendas para que obedezcan (Sal 31:9). Y si la psique-alma que peca, morirá (Ez 18:4), es evidente que los hombres mueren como seres humanos y por los seres humanos son sepultados. En cambio, los insensatos, cuando mueren, es decir, caen, son devorados por buitres y cuervos. Las crías de estos algunas invocan al Señor, (Sal 146,9), mientras que otras se revuelven en la sangre de los cadáveres (Job 39,40). El que tenga oídos (espirituales) para oír, que oiga, (Mt 11:15).
  4. Cuando el enemigo se acerque a ti, te hiera y tú quieras dirigir tu espada a su corazón (Sal 36,15), tal como dice la Escritura, haz lo siguiente. Examina en tu interior el pensamiento que te ha infundido, mira quién es, de qué elementos se compone y el punto que precisamente aflige más a tu νούς nus (espíritu de la psique). Y me explico. Supongamos que te ha traído el enemigo la avaricia, amor por el dinero y riqueza. Tú divide a este pensamiento en cuatro partes: el νούς nus con la mente que ha recibido el pensamiento, el concepto del oro en sí mismo, el oro mismo y el pazos avaricioso- pasión avara.

Luego pregúntate: ¿Cuál de todas estas partes es pecaminosa? ¿El νούς nus con su mente? Pero esta es la imagen de Dios. ¿El concepto del oro? Nadie que tenga νούς nus diría tal cosa. ¿Es quizás pecado el oro en sí mismo? Entonces ¿por qué fue creado? Resulta, por tanto, que la causa del pecado es la pasión avara o el pazos avaricioso, que en su esencia no existe ni es el concepto de una cosa, sino un placer inhumano que surge del autoengaño y lleva al νούς nus con la mente a hacer un mal uso de las creaciones de Dios. La ley de Dios ordena cortar este placer. Y con tu investigación y análisis se destruirá este loyismós (pensamiento simple o unido con la fantasía), mientras será analizado en su base teórica y contemplativa, y también huirá de ti el demonio, ya que tu nus con el intelecto será elevado mediante esta gnosis-conocimiento.

Si no quieres utilizar tu propia espada contra él y deseas someterlo con tu propia estratagema, entonces saca una piedra de tu bolso de pastor y examina la teoría de este pensamiento; es decir, ¿cómo, por ejemplo los ángeles y los demonios se acercan a nuestro mundo, mientras que nosotros no nos acercamos a sus mundos? Nosotros no podemos, por cierto, acercar más a los ángeles a Dios, ni a los demonios hacerlos aun más impuros de lo que son. Y más aún, cómo es que Lucifer, que surge por la mañana, fue tirado a la tierra (Is 14,12). Él que consideró la mar como una palancana y a lo más profundo de los abismos como su prisionero de guerra; y hace hervir el abismo como un soplete al fuego de la fragua (Jb 41:22 y ss) y perturba a todos con su malicia queriendo dominar a todos. La contemplación y consideración de todas estas cosas y realidades hiere verdaderamente mucho al demonio y pone en fuga a todo su ejército. Pero estas realidades y cosas suceden a todos aquellos que tranquilamente se han hecho su catarsis de sus pazos y ven en un grado las causas y las razones de los acontecimientos. Pero los que no conocen esta contemplación o consideración y, aunque repitieran mucho una fórmula aprendida por otros, no serán escuchados, debido al polvo y el tumulto causado por sus pazos durante la guerra contra los demonios. Es absolutamente necesario, pues, que toda la turba de filisteos permanezca inmóvil, para que sólo Goliat enfrente a nuestro David. De la misma manera nos serviremos de esta división entre las partes en guerra y de la táctica que se nos presenta para todos los impuros loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía).

  1. Cuando los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) impuros, sucios huyan con toda rapidez, busquemos la causa, es decir, de dónde procede todo esto. ¿Cuál de las dos situaciones ocurre? ¿Es porque el objeto del pensamiento impuro es raro y es difícil de obtener, o es debido a nuestra apázia impasibilidad que el enemigo no prevaleció? Por ejemplo, si un anacoreta ermitaño pone en su mente en hacerse obispo, es difícil que se detenga a fantasear con este pensamiento, porque es irrealizable, y está claro que sucede lo primero. Pero si sucediera que alguien se convierte en obispo de una ciudad cualquiera, y su pensamiento sigue igual que antes y no sufre alteraciones, este es bendito y bienaventurado por su apázia impasibilidad, sin pazos.

Si examinamos también sobre otros pensamientos, veremos que esta manera o modo tiene aplicación similar. Estas realidades y cosas es necesario que los conozcamos, para tener prontitud y fuerza, para saber si hemos cruzado el Jordán (J. Naví 3) y estamos cerca de las palmeras o quizá estamos todavía en el desierto siendo atacados y golpeados por salvajes extranjeros.

Me parece muy astuto el demonio del amor al dinero y la riqueza o avaricia y experto en engañar a la gente. Cuando alguien, a través de la renuncia perfecta al mundo (por parte del monje), se encuentra en estrecheces, inmediatamente finge ser un economizador y amigo de los pobres. Recibe con amabilidad y la más sincera hospitalidad los huéspedes, que nunca le habían visitado, ayuda y da limosnas a los que carecen de alguna cosa, visita las prisiones de la ciudad, rescata a los que han sido vendidos como esclavos; también sugiere el acercamiento a mujeres ricas. A otros los aconseja a acercarse a aquellos que poseen una bolsa llena de dinero. De este modo, poco a poco una vez engañada la psique-alma, la rodea de pensamientos provenientes del amor al dinero o de la avaricia y la entrega al demonio de la vanagloria. Este demonio luego introduce en el νούς nus (espíritu de la psique) una multitud de hombres que glorifican al Señor por las buenas obras que se hicieron (en la fantasía), y después poco a poco, le presenta otros pensamientos de que él debe aceptar el sacerdocio. Le hace pronósticos sobre la muerte del sacerdote a cargo, y  no escapará de la muerte, sin importar lo que haga. Y así este mísero νούς nus con su intelecto, una vez que está atrapado por tales pensamientos, entra en la pelea con aquellos que se le oponen, en cambio a aquellos que lo aceptan y aprueban les da regalos con gusto y los recibe con gratitud. A algunos otros que están en desacuerdo, los entrega a los jueces y ordena que sean desterrados de la ciudad.

Por lo tanto, cuando todos estos pensamientos comienzan a dar vueltas en la mente, en seguida aparece el demonio de la soberbia, que envía relámpagos continuos relámpagos y dragones al aire de la celda, y finalmente ocasiona la pérdida de la lógica y la locura. Pero nosotros después de haber orado para que estos pensamientos se vayan y desaparezcan, vivamos con gratitud en la pobreza. De hecho, nada hemos traído a este mundo ni nada, por cierto, podremos llevar con nosotros. Siempre que tengamos con qué comer y con qué cubrirnos, conformémonos con ello (1 Tm 6:7 y ss). Y recordemos a Pablo, que dice: El amor por el dinero o la avaricia es la raíz de todos los males (1 Tm 6:10).

  1. Todos los pensamientos impuros, cuando por causa de los pazos se entretienen en nosotros, conducen al νούς nus con el intelecto a la ruina y a la perdición. En efecto, así como la idea del pan ronda constantemente al hambriento a causa de su hambre, y el pensamiento del agua al sediento a causa de su sed, del mismo modo, también los pensamientos a propósito del dinero y las riquezas o las reflexiones sobre los turbios pensamientos producidos en nosotros por los alimentos, se detienen en la mente debido al pazos. Esto se manifiesta también con los pensamientos de vanagloria y con todos los otros. Y no le será posible al νούς nus con su intelecto, sofocado por tales ideas, presentarse ante Dios y ser coronado en su cabeza con la corona de la justicia. Justamente el νούς nus por haber sido arrastrado por tales pensamientos, dimitió de la cena de la gnosis (conocimientos) de Dios, como aquel infeliz del cual nos hablan los Evangelios, rechazó la increíble belleza del conocimiento de Dios (Lu 14,18). Incluso aquel que, atado de pies y manos, fue echado a las tinieblas exteriores (Mt 22,13), tenía el traje tejido por estos pensamientos y, debido a ello, el Rey que lo había invitado lo declaró indigno de tales nupcias. El traje de bodas es, pues, la apázia sin pazos impasibilidad de la psique-alma que ha renegado de los deseos mundanos. La causa por la cual los conceptos de los objetos sensibles, cuando se detienen en nosotros, corrompen la gnosis-conocimiento espiritual fue ya mencionada en los «Capítulos sobre la oración.»
  2. De entre los demonios que se oponen a la práctica de las virtudes, tres son los líderes, seguidos por todo el campamento de filisteos, es decir, de los demonios. Estos tres, en primer lugar, hacen la guerra y, con pensamientos impuros, estimulan la psique- alma hacia la maldad. Estos son los demonios de la gula, de la avaricia (o amor al dinero y la riqueza) y el amor a la vana gloria mundana, vanidad. Si deseas, pues la oración pura y lúcida, contén la ira; si amas la templanza, domina tu panza y no le brindes pan hasta la saciedad, y en cuanto al agua, mantenla fuerte sin agua lo máximo que puedas. Sé vigilante en la oración y aleja de ti el rencor y el resentimiento. Que no falten de tu boca logos del Espíritu Santo y golpea las puertas de las Escrituras con las manos de las virtudes. Así surgirá en ti la apázia sin pazos impasibilidad del corazón y, en la oración, verás a tu νούς nus (espíritu del corazón psicosomático) resplandecer como una estrella, es decir, ¡pleno de divina luz increada!

Algunos de los pasajes nípticos seleccionados de las enseñanzas de Evagrio:

  1. El monje y el cristiano ortodoxo debe vivir siempre como si fuera a morir mañana. Y, al mismo tiempo, debe tratar su cuerpo como si tuviera muchos años por vivir. Porque lo primero aleja la acedia, pereza y lo hace más diligente, mientras que lo segundo mantiene el cuerpo en buen estado y preserva equilibrada la continencia.
  2. Aquel que se ha acercado y ha tocado el conocimiento divino y disfruta del placer que proviene de él nunca caerá bajo el demonio de la vanagloria, vanidad, incluso si le ofrece todos los placeres del mundo. Porque, ¿qué mayor promesa puede hacerle que la contemplación espiritual? Mientras tanto, si no hemos probado el conocimiento espiritual, trabajemos diligentemente en la virtud práctica, mostrándole a Dios que hacemos todo para conocerLo.»
  3. Es necesario exponer también los caminos que siguieron aquellos monjes o cristianos ortodoxos que avanzaron y seguir esos caminos. Porque muchos han hecho y dicho muchas cosas buenas, entre las cuales alguien dijo esto: ‘La dieta más dura y equilibrada, cuando se combina con el amor, lleva al monje y al hombre cristiano más rápidamente al puerto de la apázia impasibilidad.
  4. Una vez fui a ver al Santo Macario al mediodía, y como tenía sed, le pedí agua para beber. Él me dijo: ‘Satisface tu sed con la sombra, porque en este momento muchos están viajando o navegando y carecen incluso de sombra.’ Luego, mientras discutíamos sobre la continencia o autodominio, me dijo: ‘Ten coraje, hijo mío. Porque yo, durante veinte años, no he satisfecho mi hambre ni mi sed ni mi sueño completamente. Comía pan con una balanza, bebía agua con medida, me aguantaba un poco en la pared y dormía poco.’
  5. La lectura, la vigilia y la oración detienen el nus errante. El deseo, cuando se enciende, se desvanece por el hambre, el esfuerzo y el retiro de la gente. El enojo furioso o ira se calma con el canto de los salmos, la paciencia, la magnanimidad y la compasión. Lo excesivo y lo inoportuno son perjudiciales; más bien, dañan en lugar de ayudar.

 

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