En nuestra vida espiritual es debido que las primeras cosas estén en el primer lugar. El logos de Dios nos ayuda a encontrar y a continuación poner estas prioridades de nuestra vida.
1. El primer deber nuestro en la vida es ocuparnos por los bienes espirituales, poniendo las inquietudes biológicas (tesoros materiales y terrenales) de nuestra vida y los asuntos mundanos en segundo lugar, confiados en la providencia de Dios para estas cosas, tal y como nos ha indicado el Señor:
“Mas buscad primeramente la realeza (increada) de Dios y su justicia, (la energía increada, las virtudes y los bienes espirituales) y todas estas cosas (terrenales) os serán añadidas. Así que, no os afanéis o inquietéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su inquietud. Basta a cada día sus problemas y su propio mal” (Mt 6,33-34).
Los hombres han revocado este orden, con el resultado que no se interesan sobre los bienes espirituales, porque creen que no son interesantes, en cambio las cosas de la vida (las biológicas, terrenales o materiales), tampoco pueden lograrlas, a pesar de sus esfuerzos duros y trabajosos.
Las peticiones por los bienes espirituales se anteponen también en la oración que nos ha enseñado el Señor con la oración conocida por nosotros “Padre nuestro, santificado sea Tu nombre, venga en nosotros Tu realeza (energía increada), hágase Tú voluntad…” Primero estas y después nuestras cosas diarias.
2. La primera obra en la lucha para nuestra divinización, santificación es la catarsis, sanación, pureza y claridad, de nuestro corazón, de nuestra conciencia y de nuestro nus (Nus es el espíritu humano o la principal energía de la psique, la atención e intuición). Estos cuando están limpios, iluminados e ilustrados, entonces nuestra vida entera está bañada de luz (increada) y en la verdad, tal y como ha enseñado el Señor:
“Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, de modo que no provenga de injusticia, sino de trabajo digno, para que también lo de fuera sea limpio. (Es decir, no te esfuerces parecer sólo exteriormente limpio, puro, sino que intentes lograr la limpieza, ilustración, divinización y santidad interior. Si no haces así, por mucho que limpies estos utensilios siempre permanecen sucios” (Mt 23,26).
«Καθάρισον πρῶτον τὸ ἐντὸς τοῦ ποτηρίου καὶ τῆς παροψίδος, ἵνα γένηται καὶ τὸ ἐκτὸς αὐτῶν καθαρόν» (Ματθαίου, κγ 26).
“La lámpara del cuerpo es el ojo; si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz; la lámpara que ilumina la psique es el nus. Si el nus, está sano, así será iluminada tu psique, eso si tu nus (energía de la psique) y tu corazón (esencia del nus) no se han quedado ciegos de la avaricia y de los tesoros terrenales y vanos; pero si tu ojo está enfermo y maligno, todo tu cuerpo estará oscuro, en tinieblas Así que, si tu ojo está oscuro y en las tinieblas, ¿cuánta no será la oscuridad? (es decir, algo parecido pasará en ti, en el nus y en la conciencia, que te fueron dados de Dios, entonces cuán densa será la oscuridad ética de tu psique-alma)” (Mt 6,22-23).
«Ὁ λύχνος τοῦ σώματός ἐστιν ὁ ὀφθαλμός· ἐὰν οὖν ὁ ὀφθαλμός σου ἁπλοῦς ᾖ, ὅλον τὸ σῶμά σου φωτεινὸν ἔσται· ἐὰν δὲ ὁ ὀφθαλμός σου πονηρὸς ᾖ, ὅλον τὸ σῶμά σου σκοτεινὸν ἔσται. Εἰ οὖν τὸ φῶς τὸ ἐν σοὶ σκότος ἐστί, τὸ σκότος πόσον;» (Ματθαίου, στ 22-23).
3. Nuestra primera oración en el culto y adoración a Dios es que nos reconciliemos con nuestro hermano:
“Por tanto… anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mt 5,24).
El Señor nos animó a decir en nuestra oración:
“Y perdónanos nuestras deudas, pecados y culpas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6,12).
Primero perdonamos y después pedimos que el Dios nos perdone.
4. Nuestra primera obligación en nuestras relaciones fraternales, antes de corregir al otro, tienes que corregirte a ti mismo.
“…saca primero la viga de tu propio ojo…” (Lc 6,42)
5. Nuestra primera ofrenda y entrega a Dios deberá ser de nuestro sí mismo. Esto hicieron los Tesalonicenses, quienes antes de dar sus caridades para los cristianos de Palestina, “sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor” (2Cor 8,5), es decir, creyeron y se dedicaron al Señor.
Antes que ofrezcas algo, primero el Dios te pide que Le ofrezcas tu psique.
6. La primera posición en nuestra oración tienen los otros, según la exhortación apostólica:
“Primero hacer súplicas por… todos” (1Tim 2,1).
Si trabajemos metódicamente y con paciencia para que estas prioridades sean realizadas en nuestra vida, habremos dado sentido y significado en nuestra vida.
Daniel, Metropolita de los barrios de Atenas, Kesarianí, Byron e Imitós
Traducción de xX.jJ
1 comentario
Rubén Eduardo
3 diciembre, 2014, a las 3:53 pm (UTC 0) Enlace a este comentario
Soy un sacerdote católico romano, agradezco a los hermanos ortodoxos por compartir una sólida espiritualidad bíblica y patrística.