- Un día se reunió en torno a Jesús mucha gente que había venido de los pueblos. Él les dijo esta parábola:
- «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves se la comieron.
- Otra parte cayó en un pedregal sobre las piedras y, nada más nacer, se secó por falta de humedad.
- Otra cayó entre zarzas o entre espinos; las zarzas crecieron y la ahogaron.
- Y otra cayó en tierra buena, nació y dio fruto, el ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «¡El que tenga oídos que oiga!». (O el que tenga oídos espirituales para escuchar la verdad de Dios, ue escuche lo que yo enseño)
- Sus discípulos le preguntaron qué significaba esa parábola.
- Él dijo: «A vosotros se os ha dado conocer los secretos de la realeza increada y el reinado de Dios, pero a los demás sólo en parábolas, para que aunque miren no vean y aunque oigan no entiendan.
- «La parábola quiere decir esto: La semilla es el logos de Dios.
- Los de junto al camino son los que oyen el logos de Dios, pero luego viene el diablo y se lleva el logos de Dios de sus corazones para que no crean y sean redimidos, y se sanen y se salven.
- Los que están sobre el pedregal o las piedras son los que oyen el logos de Dios y le aceptan con alegría; pero no tienen raíz profunda (en sus corazones), por eso creen por algún tiempo y en el momento de la prueba se apartan y vuelven atrás, alejándose de la fe.
- La semilla que cayó entre zarzas son los que escuchan el logos de Dios, pero luego se ahogan en las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y no llegan hasta el final a la madurez, (de modo que tengan frutos buenos y permanentes).
- Y la cantidad de semilla que cayó en tierra buena son los que escuchan el logos de Dios con corazón bueno y generoso, le aplican y conservan con devoción y cuidado y por su constancia y paciencia dan fruto (que son las obras de virtud junto con la paciencia que muestran en distintas pruebas, aflicciones, perturbaciones y dificultades de la vida)».
Pequeña escala níptica de la vida espiritual
La muy conocida parábola del sembrador que antes hemos escuchado del Evangelio según san Luca, podemos diferenciarla de las demás parábolas y pasajes por una razón especial:
Es una parábola que dentro de una única expresión, es interpretada por el Cristo. Así uno podría decir que nadie puede intervenir interpretativamente en este texto, puesto que el mismo Cristo interpreta Sus propios logos y palabras. A pesar de que no podemos realmente hablar sobre extensiones interpretativas o análisis, puesto todo que lo dijo el Cristo, sin embargo el segundo texto o parte que da el Cristo en la parábola podemos revelar de que esto es una pequeña escalera níptica o escala sobria, diríamos una pequeña escalera de la vida espiritual que conduce al mismo Cristo.
Veremos cómo esta interpretación de Cristo es una pequeña escala y un camino de la vida espiritual y se apocalipta-revela en nuestra vida el Cristo.
En principio la interpretación que se da es para el Logos. La semilla es el Logos de Dios, y no es el Logos simplemente una audiencia o escucha; exactamente es la ἐλλογοποίηση (elogopíisi) logitización, el hombre hacerse lógico y sensato, es decir, el Logos que entra dentro en nuestro corazón. De hecho dentro en el texto la palabra “corazón” pasa dos veces. Entra en nuestro corazón el mismo Cristo que es Dios-Logos, y nosotros nos cristificamos y nos hacemos lógicos-logos, realmente hombres lógicos, hombres de Cristo (con la energía increada jaris). Así pues esta escala conduce a la cristificación del hombre (o a la lógica divinizada por Dios Logos y Su energía increada).
La interpretación de nuestro Cristo camina en cuatro estadios o etapas; esta escalera tiene cuatro escalones. En estos cuatro estadios la palabra introductora es “audiencia o escucha, oír”. La audiencia (o el escuchar) unas veces es aceptada y otra rechazada, pero en todas existe el oído, es decir, que el hombre tiene sentidos, está vivo, no es un hombre que no piensa, que no tiene nus-espíritu, sino que puede entender. Ahora bien, esta escucha u oír, es el cómo se desarrolla, cómo se saca provecho y el cómo camina esta escalera de las virtudes, y el camino de la vida que nos conduce y lleva a Cristo.
- a) Los de junto al camino son los que oyen el logos de Dios, pero luego viene el diablo y se lleva el logos de Dios de sus corazones para que no crean y sean redimidos, y se sanen y se salven.
En este primer escalón o estadio hay una dificultad. Dice que existe el asalto, ataque del diablo. Es un acontecimiento exterior y realmente el hombre en toda su vida combate con las tentaciones puestas por el diablo; pero es acontecimiento exterior y el hombre a medida que quiere a Cristo ni siquiera combate con el diablo, diríamos. No habla ni conversa nada con el diablo. Es el estadio que el Cristo entra en nuestras vidas y nos da el poder, la fuerza para que tengamos una reacción y posición distinta hacia el diablo. Nosotros no hablamos con él. Sino que avanzamos a Cristo. Diría que el hombre no tiene ninguna culpa por la tentación. Sólo es culpable si acepta y habla o charla con el diablo o la tentación.
- b) 13. Los que están sobre el pedregal o las piedras son los que oyen el logos de Dios y le aceptan con alegría; pero no tienen raíz profunda (en sus corazones), por eso creen por algún tiempo y en el momento de la prueba se apartan y vuelven atrás, alejándose de la fe.
En el segundo estadio existe otra vez un acontecimiento exterior que es objetivo. Habla sobre las tentaciones de la vida. ¡Atención! No es simplemente la tentación del diablo, son las dificultades de la vida y este acontecimiento es externo. El Cristo aquí lo llama tentación, porque dentro de las dificultades recibimos y tenemos experiencia, el cómo afrontaremos las cosas difíciles. Es una experiencia.
Cada dificultad, pues, si se afronta con lógica y sensatez, teniendo como órgano o instrumento en nuestro corazón a Cristo –es acontecimiento cordial o del corazón- y cualquier dificultad que viene no nos perturba ni nos agita. El hombre que habla con el diablo o se perturba y se agita con las dificultades, precisamente no puede progresar en la cristificación (vida en Cristo con la jaris energía increada de Cristo Dios) llegar al último escalón o etapa que es el resultado y conclusión definitiva de la vida espiritual.
- c) La semilla que cayó entre zarzas son los que escuchan el logos de Dios, pero luego se ahogan en las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y no llegan hasta el final, a la madurez, (de modo que tengan frutos buenos y permanentes).
En el tercer escalón o estadio comienza a funcionar la responsabilidad del hombre. Es allí donde el hombre se involucra con las responsabilidades de la vida, con las cosas de la vida y se apega sobre estas. Aquí hay una total responsabilidad clave. Las cosas son como son, y nosotros realmente teniendo esta lógica de Cristo, habiendo cristificado (espirualizado con el Espíritu Santo) nuestra vida, debemos hacerlas cristificadas, (espiritualizarlas en Cristo) y bendecirlas. El hombre lo bendice todo. No acepta ser atado con las cosas ni se apega, sujeta y esclaviza en las cosas. Y diríamos que a estas también las cristifica y las esclarece, porque él es la presencia lógica y sensata de Cristo sobre la tierra. El hombre bendice y no maldice las cosas, no se destruye, ni diluye de las cosas y no se sujeta a ellas. No se sujeta a nada sino sólo a Cristo. Si somos subordinados, sujetados en otras cosas. perdemos esta escalera níptica-sobria. El hombre o es un ser humano lógico o un objeto, si nos atamos con las cosas perdemos nuestro camino lógico y nos convertimos en esclavos, adictos y dependientes de las cosas que no tienen lógica en sus interiores.
d) 15. Y la cantidad de semilla que cayó en tierra buena son los que escuchan el logos de Dios con corazón bueno y generoso, le aplican y conservan con devoción y cuidado y por su constancia y paciencia dan fruto (que son las obras de virtud junto con la paciencia que se muestran en distintas pruebas, aflicciones, perturbaciones y dificultades de la vida)».
Y finalmente existe también la visión positiva y vuelve aparecer la palabra “corazón”. Veis que todos estos acontecimientos dentro al corazón del hombre funcionan de una manera mística, secreta. El Cristo habla con nosotros místicamente, y viene al último estadio o escalón exactamente donde hay una palabra que es muy común que muchas veces la damos como consejo espiritual. Dice que todas estas cosas funcionan y operan “en paciencia”.
Es la paciencia que conocemos, pero esta paciencia tiene también otra dimensión, expresión y sentido. Es una paciencia que no habla con el diablo, es la paciencia que te dice que las tentaciones de la vida no te molestan ni te perturban, es la paciencia que dice que no se sujeta ni se esclaviza, apega en las cosas de la vida, pero incluso según los Padres-interpretes, esto tiene una atemporalidad o un carácter diacrónico.
Como sabéis y veis, pues, nosotros tenemos prisa en superar una dificultad. La paciencia tiene una atemporalidad es diacrónica, es una espera, esperanza. Veis que la semilla tiene una atemporalidad para ser cultivada. La virtud, pues, esencialmente se cultiva y el hombre se hace cristificado-(iniciado en Cristo Dios con la jaris energía increada), si espera, persevera y tiene esperanza, no simplemente que las cosas vendrán. Espera y tiene esperanza que poco a poco a través de su propia voluntad se cultivará intensamente y más enérgicamente dentro y encima de su corazón el Cristo. El corazón se cultiva igual que se cultiva la semilla. La vida del cristiano es un acontecimiento cordial, del corazón, acontecimiento de la semilla, acontecimiento del progreso y crecimiento, un camino diacrónico o atemporal. El que tiene prisa en las cosas espirituales no hace nada. El que tiene prisa en superar las tentaciones no tiene una experiencia de las tentaciones, no puede convertirse y hacerse hombre espiritual.
Estos cuatro escalones son una escalera o clímax, y sobre todo los Padres de la Iglesia y el mismo san Juan el Clímaco o el Sinaita, después ha escrito “la Escalera o Climax” y amplió este núcleo esencial de la escalera. De estos cuatro escalones vosotros podéis sacar provecho y desarrollaros, porque esta parábola es muy conocida y muy bien entendida para que podáis avanzar poco a poco con pasos grandes, muy serios y estables en vuestra personal vida espiritual.
http://hristospanagia3.blogspot.gr
Traducido por: χΧ jJ
1 comentario
Juan
2 junio, 2017, a las 7:15 am (UTC 0) Enlace a este comentario
Hola me llamo Juan, desde un pueblo de Chile. Gracias por el texto, muy fortalecedor. El otro día, estaba yo desesperado, por falta de trabajo y mil problemas más, y alguien llamó a la puerta. Abrí, era una señora, dulce y hermosa, pero totalmente desconocida (aquí nos conocemos todos). Tienes que conocerme, – me dijo. Bien, ¿ y cómo te llamas ? -pregunté. Paciencia. Me llamo paciencia, – respondió. Y la pedí que se quedara.
Saludos cordiales, del corazón.