Apocalipsis Unidades 31-40

Unidad 31 Apocalipsis 11, 1-4 El segundo diápsalmo, 1a parte. Nueva confirmación de la protección del remanente y referencia a los dos profetas

 

Homilía 43 El segundo diápsalmo-intermedio esencialmente es continuación del primero, en concreto se enlaza con la conjunción “y (καί ké), y es un reducidísimo resumen de este agridulce contenido del “librito”, que escribe todos estos logos agridulces, como dijimos, es decir, todo esto está en una epítome (compendio) con un resumen excepcionalmente grande, y se refieren al segundo diápsalmo. Este segundo diápsalmo es un pasaje que es de los pasajes más oscuros y difíciles, en consecuencia embarazoso y dificultoso de interpretación, pero también de los pasajes más importantes de todo el libro del Apocalipsis.

El contenido de este pasaje o diápsalmo, es principalmente esjatológico y se considera pre-toque de las cosas que van a suceder durante el toque de Trompeta de la séptima Plaga.

El escenario de esta evolución del primer diápsalmo, parece ser que es en el espacio de Jerusalén y de su templo. Pero veremos que se trata claramente de carácter simbólico, como veremos a continuación, sin que sea excluida la interpretación literal en algún punto concreto, que de nuevo cuando lleguemos allí lo veremos. Amados míos, el lenguaje de este segundo diápsalmo en la mayor parte es simbólico y así debemos verlo. Y no olvidemos que esta página del libro del Apocalipsis es muy misteriosa, oscura e ininteligible, pero también muy importante, porque abre el camino del Anticristo y su entendimiento.

«Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que veneran en él [los que veneran al verdadero Dios y pertenecen a Cristo]. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, a las naciones idólatras [junto con los hebreos los que habrán creído en Cristo]; y ellos pisotearán la ciudad santa cuarenta y dos meses [es decir un espacio de tiempo definido por Dios]» (Ap 11, 1-2).

El segundo diápsalmo tiene dos partes: la primera parte se refiere a la medición del templo, como hemos visto y la segunda parte a la acción de los dos “mártires-testigos” y Profetas.

La primera parte –estos dos versículos- indican que el divino Evangelista se encuentra en la tierra. Todas estas cosas que ya se están realizando, siempre en visión, estas están también en la tierra. Todo ahora está en tierra, nada está en el cielo. ¿De quién fue dicho? ¿Quién ha dado la orden para la medición? Por supuesto que la orden la ha dado Cristo. Pero inmediatamente más abajo –en el versículo 3- dice la frase “Y daré a mis dos mártires-testigos…”, por tanto es el Cristo.

Se le dio al Evangelista una “caña”, como os dije, “longitud de una vara de medir” para medir. Es decir, cuando medimos un lugar esto significa que conocemos su superficie, su longitud, su anchura y su altura, o sea que con su medición adquirimos una información. Es sabido que cuando medimos algo del espacio de la naturaleza entonces lo contenemos. Desde el momento que mediremos algo, esto ya nos lo hemos apropiado. Por ejemplo, si pesamos el sol y sabemos cuántos kilos es, entonces nos lo hemos apropiado. Lo mismo también sobre la tierra. Es decir, es conocido que la medición es a la vez también adquisición. Lo conocen bien esto los que se ocupan de la ciencia de la Física. Por tanto, aquí, lo “se mide el templo” y etcétera, significa que tenemos gnosis-conocimiento. Cuando tomó la “caña” el divino Evangelista y midió, recibió la gnosis-conocimiento, aprendió algunas cosas. Por tanto, la medición es el símbolo de la gnosis pero también la iniciación a los misterios de Dios.

San Andrés de Kesarea escribe: “Decimos que esta es la caña. Una medida que expresa la gnosis y que corresponde con aquel que la recibe, y los que se hacen y son dignos por Dios o por los santos ángeles, estos que son reconocidos por sus praxis y obras buenas.

¿Pero qué significa que el evangelista Juan fue llamado a medir el “templo”, el “altar o sacrificadero” y contar los “peregrinos encontrados allí”? Es una praxis simbólica de protección de Dios. Me quedo en este punto, porque es el punto céntrico, fundamental. Esta es una praxis simbólica de protección de Dios que equivale con el sellamiento de los fieles, que ha sido descrito al primer diápsalmo-intermedio, después de la sexta plaga, que allí un ángel dijo: “Esperad, ¡no dañéis aún la tierra ni la mar ni los árboles, hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios, y el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil!” (Ap 7, 1-4). Supongo que os acordáis. Allí pues, se hace medición y sellamiento y en concreto se ha dado también el número exacto, se entiende número simbólico. Aquí también donde se refiere que será medido el “templo”, “altar” como también “los fieles que están venerando en el altar”, significa que serán sellados, es decir, estarán siendo protegidos. Así que la medición significa protección.

Pero debemos rebuscar cuál es este “templo”. Aquí hay dificultades en la interpretación, pero explicaremos lo que podamos.

La época que se escribía el libro del Apocalipsis, el templo ya no existía; se había destruido el año 70 dC por Tito, y después de él su hijo Vespiano.

San Andrés de Kesarea escribe sobre este punto lo siguiente: “debéis saber que algunos creyeron que el templo es el Antiguo Testamento, y el patio de fuera, que dijo el Cristo “déjalo que sea pisoteado”, es el Antiguo Testamento, y que el patio de fuera es el Nuevo Testamento, los hombres del Nuevo Testamento. Pero nosotros consideramos que el templo de Dios viviente es la Iglesia.

Así que el “templo” es la Iglesia y el “altar o sacrificadero” también es la Iglesia. Realmente el templo es la Iglesia, es decir, los fieles también aquí son proyectados con la icona-imagen del templo.

Es conocido que en el Nuevo Testamento los fieles se discurren, se llaman templo de Dios.

En el libro del Apocalipsis, en el 3º capítulo, cuando el Cristo manda su epístola al obispo de Filadelfia, termina con lo siguiente: “Al que venciere (al vencedor las tentaciones del pecado y las tribulaciones de las persecuciones), yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, (he aquí la ciudad), la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios” (Ap 3,12), o sea que, es la Iglesia. He aquí pues, la “ciudad”, la nueva Jerusalén que baja del cielo de mi Dios, el “templo y el “altar” todo esto es la Iglesia. Por favor, retened en vuestra memoria este punto, es decir, el que todos son Iglesia, porque tiene importancia.

Lo mismo dice el apóstol Pablo: “¿No conocéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1Cor 3,16). Lo mismo dice a los Efesios: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos y provisionales, sino conciudadanos de los santos, y miembros familiares de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo la principal piedra del ángulo  el mismo Jesús Cristo, en Quien todo el edificio, bien coordinado, se une firmemente y va creciendo para ser un templo santo en y del Señor; en quien vosotros también juntamente os vais edificando, para que os convirtáis y hagáis edificio habitado de Dios en y con el Espíritu Santo” (Ef 2, 19-22). Así que, amados míos, “templo” es la Iglesia, “santa ciudad, polis” es la Iglesia, y etcétera.

Por tanto, tanto el antiguo templo de Jerusalén, que ya no existía, en el tiempo que se escribía el libro del Apocalipsis, como también “templo del Dios viviente”, son calificados los fieles, debemos decir junto con san Andrés de Kesarea que el “templo” que se propuso a Juan a medir es la Iglesia.

Sin embargo, en relación con el “altar de los inciensos o de los sacrificios” de los fieles en el “patio” –según el tipo de templo antiguo- debemos decir que se trata para el espacio de los fieles, que es la Iglesia y sus miembros. Sin embargo, la medición de la Iglesia es el símbolo de la protección y de la sotiría salvación durante los días viles y malignos del Anticristo.

Impresiona mucho la frase que dice allí “y los que veneran en el altar”.

He mencionado el sacrificadero o altar de los sacrificios de animales o de los inciensos. El sacrificadero o altar de los inciensos estaba dentro del templo y allí entraban los sacerdotes y el sumo sacerdote. Fuera en el patio, el patio de los fieles estaba el sacrificadero, que sacrificaban los animales, pero allí era solamente para los fieles. En el espacio de afuera del patio, donde por supuesto podrían estar también los fieles, era sólo para los nacionales, los idólatras, pero que no podían entrar más a dentro. Apuntadlo esto, para poder más abajo a entender realmente este misterio.

¡Esto “y los que veneran en el altar”, significa que veneran al sacrificadero o altar de Cristo y está alrededor de la vida litúrgica! Esto se refiere a éste que comulga del Cuerpo y de la Sangre de Cristo concienzudamente! ¡Lo recalco esto!

Todavía nos recuerda a este logos del Señor que dijo a la mujer Samaritana: «Mujer, créeme que está llegando la hora en que, ni en este monte (Garizín), ni en Jerusalén (al templo de Salomón) adoraréis al Padre.

22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 22. Vosotros los Samaritanos habéis rechazado la mayoría de los libros del Antiguo Testamento y adoráis lo que conocéis muy poco. Los judíos adoramos lo que conocemos mejor que vosotros y los demás pueblos. Porque el Mesías quien dará la sanación y salvación de todos los pueblos proviene de los judíos.

23 Pero llega la hora, y ahora ya es, cuando los adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así son los adoradores que el Padre quiere. 23. Pero viene la hora, y ya estamos en ella, en que los auténticos y verdaderos adoradores honrarán y harán culto lógico al Padre en espíritu y en verdad. No un culto típico y simbólico, sino con el nus (el espíritu de la psique) iluminado y el corazón psicosomático limpio y sanado, así quiere el Padre que sean los adoradores.

Así que no es el templo de Salomón, ni el monte Garizín, sino que la verdadera veneración, adoración de Dios es “en espíritu y verdad” por los fieles verdaderos.

Naturalmente este tipo de peregrinos se salvarán, porque los mismos permanecieron en pie firmes “templos vivos” del Santo Dios Trinitario, el Cual ahora con la medición vemos que protege Su Iglesia.

¡“Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas”! (Ap 11,2).

Prestad mucha atención ahora aquí interesa mucho. El que reciba la orden de medir de afuera del patio, significa que este “patio” no tendrá protección de Dios. Así el “patio” exterior que esto también es parte de la Iglesia, la “ciudad santa”, que es la Iglesia, va a ser pisoteada por los nacionales, porque no se va a proteger por el Cristo. Al contrario se van a proteger aquellos que se han medido, es decir, “el templo”, “los peregrinos en el altar o sacrificadero” y el “altar o sacrificadero”. Cosa muy curiosa. ¿O sea que se medirá la mitad de la Iglesia, y la otra mitad no? Por favor, prestad atención y veréis.

¡Santa ciudad, polis”, os lo dije antes también, se señala Jerusalén. Aquí muy a menudo vemos en el Antiguo Testamento, pero también en el Nuevo, se refiere como “polis-ciudad santa” la Jerusalén (Is 48,2 Dan 9,24 Mt 4,5·27·52 etc.). ¿Pero qué significa?

Por lo que se ve, lo más interior de la Iglesia permanecerá no profanado, asilo y protegido por los ataques del Anticristo, y sólo la parte más exterior de la Iglesia será profanada, sin asilo. Lo más interior de la Iglesia son los fieles, que estando en un mundo en disolución siempre quedan, permanecen los fieles, rodeando el altar o sacrificadero y se demuestran “verdaderos peregrinos, adoradores de Dios”. La parte de afuera de la Iglesia son todos estos que se llaman Cristianos, o que quieren llamarse Cristianos, son los heréticos, son los Cristianos tibios y toda cosa que concierne la relación de la Iglesia con el mundo, en el sentido de una Iglesia secularizada y mundanizada. Esta parte no va a tener la protección de Dios, y será pisoteada por las “naciones”. Este Cristianismo secularizado y mundanizado, la Iglesia secularizada, mundanizada, en el patio exterior no es protegido por el Cristo y será pisoteado por las “naciones”, es decir, por los hombres que no tienen ninguna relación con la Iglesia. También, lo cuánto es reprobado un Cristianismo de este tipo por el Cristo, se ve por este orden o mandamiento, es decir, “no ser incluido en la medición este espacio de la Iglesia”.

Para que entendamos bien este tema, amados míos, oigamos lo que dice el memorable padre Justino Pópovits (ahora santo) en su libro  Ἄν­θρω­πος anzropos hombre y καί Θε­άν­θρω­πος Zeánzropos Dios-Hombre.  Os leo:

“Sólo con la fuerza zeantrópina divino-humana el Cristianismo es la sal de la tierra, sal la cual salvaguarda al hombre para no ser corrompido por el pecado y el mal. La sal es el Θε­άν­θρω­πος Zeánzropos Jesús. Cuando comencemos a decir que “el Cristo es filósofo, es sociólogo…”, aquello que escribió un periódico de Atenas. Como que es chiste… ¡de que el Jesús anduvo encima de las aguas del mar!…”. ¡Habéis oído, es un chiste! ¡Si no crees que el Jesús es el Θε­άν­θρω­πος Zeánzropos Dios-Hombre, perfecto Dios y perfecto Hombre, entonces tienes un Cristianismo desalado, sin sal! Y continúa san Justino Pópovits:

Pero si el Cristainismo se esparce en distintos humanismos, entonces se vuelve tonto, se convierte en sal sin salinidad, el cual, según el muy verdadero logos de Salvador: “No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres” (Mt 5,13). Todo intento de nivelar (gleichschalten) el Cristianismo con el espíritu de este siglo, con los movimientos fugaces de algunas épocas históricas (toman cada vez el Cristianismo, de unas épocas históricas –y siempre habrán estas épocas históricas- para atraerlo, granjearlo para algunas intencionalidades, intereses y razones, y además con los partidos políticos o regímenes, quitan del Cristianismo aquel valor específico y diferencial, el cual lo constituye única religión teantrópina divino-humana en el mundo.

No adaptación ni amoldamiento del Θε­άν­θρω­πος (zeánzropos) Dios-Hombre Cristo hacia el espíritu de la época, sino adaptación y amoldamiento del espíritu de cada época hacia el Espíritu de la eternidad de Cristo, de la divina-humanidad de Cristo –esta es la verdadera misión única de la Iglesia de Cristo en el mundo, la Iglesia Apostólica y Ortodoxa.

Sólo así la Iglesia será capaz y podrá salvaguardar la vivificante e insustituible Personalidad del Θε­άν­θρω­πος (zeánzropos) Dios-Hombre Cristo, es decir, este valor grandioso en todos los mundos, los visibles e invisibles, y los futuros. Porque Él mismo, el Cristo es el valor sublime y la medida infalible de todos” (San Justino Pópovits: “Anzropos y Zeánzropos” capítulo: El valor sublime y el ésjato criterio”).

Por tanto, no podemos rebajar al Cristianismo a niveles humanísticos. ¿Lo habéis entendido?

Y los frutos de este pecado e iniquidad, amigos míos, no sólo en Europa, sino también aquí en esta pobre y desgraciada patria nuestra, los vemos tan claramente: ¡en nuestros días expulsamos a Cristo! Le expulsamos terriblemente y buscamos a sustituirle por el racionalismo y el carácter de una nación humanística. ¡El resultado será la quiebra en todos los niveles, sectores y aspectos de nuestras vidas! ¡Y lo vemos, y lo veremos aún mejor en qué quiebra total de vida llegaremos!

Hoy en día la Iglesia no se considera ya necesaria, sino más bien es un impedimento… a estas orientaciones nuestras humanísticas y políticas, por eso también la marginamos, una vez que antes la hemos calumniado y despreciado. Hoy en día la Iglesia, este tipo de Iglesia como la quieren los hombres, esencialmente no es Iglesia que sana, psicoterapia, redime y salva los hombres. ¡Este tipo de Iglesia no sana, no redime ni salva a los hombres! Aquella Iglesia que fue medida, es el “templo”, son los “fieles que veneran” y etcétera; esta Iglesia esencialmente se encuentra en persecución, es perseguida. ¡La Iglesia es perseguida!

Por consiguiente esta Iglesia perseguida está llamada a dar de nuevo sus combates contra sus negadores y la negación, pero mientras tanto, baja en sus catacumbas. Y bajará, no sólo es un decir. Así se confirmará aquello que dijo para la misma Iglesia la boca infalible de nuestro Cristo, de que se mide y está bajo la protección de Dios. Dijo: “Y las fuerza del Hades no la destruirán” (Mt 16,18). Puede hoy en día que la reduzcan y desprecien terriblemente, la dejen de lado y la falsifiquen, pero lo que se falsifica se destruirá. ¡Lo que queda entero, íntegro y correcto, “esto las fuerzas del Hades no lo destruirán”!

A lo referente a esta otra Iglesia, la que está afuera, que os dije, “el patio exterior”, que la constituyen estos Cristianos tibios, que están preparados en cada momento a rendirse y amoldarse con el “Cesar de este mundo” (Jn 12,31 y 16,11), a cambio de nada, esta “será pisoteada por las naciones”, es decir, ¡pasará bajo la jurisdicción y potestad de los infieles y de los ateos! Y estos tienen necesidad de este tipo de Iglesia, otra vez por razones de intencionalidades.

“Porque ha sido entregado a los gentiles, a las naciones idólatras; y ellos pisotearán la ciudad santa cuarenta y dos meses”.  Esto, amados míos, significa que durante los últimos días el Anticristo estará afligiendo y dañando a los Cristianos dudosos, tibios, a estos que una vez van por aquí y otra para allá, por “cuarenta y dos meses”, es decir, por tres años y medio. Naturalmente también estará dañando y entristeciendo a los verdaderos Cristianos. La diferencia está en que los fieles estarán permaneciendo fieles firmes, porque tendrán la protección divina, en cambio los Cristianos inestables estarán sucumbiendo a estas exigencias del Anticristo.

Para los fieles es válido esto que dijo el Señor: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas la psique-alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir la psique y el cuerpo en el infierno” (Mt 10,28). Esto lo expresa muy bien san Andrés de Kesarea: “Eso que “pisoteará la santa ciudad… por cuarenta y dos meses por las naciones”, significa que conozco y sé que estoy en la presencia del Anticristo y que por tres años y  medio los fieles estarán en prueba, pisoteados y perseguidos”.

Este tiempo de los “tres años y medio” puede considerarse literalmente, pero también simbólicamente, que insinúa un espacio de largo tiempo, pero no muy grande, porque es la mitad del siete, que es símbolo de la plenitud. Pero esto de “tres y medio” significa corto, poco tiempo, es decir, acortamiento de los días, a favor y gracia principalmente de los fieles. El Señor dijo: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt 24,22).

Pero tiene también su significado literal este espacio de tiempo, que lo veremos en su propio punto.

De todos modos, amados míos, las conclusiones de la primera parte del segundo diápsalmo son clarividentes, diáfanas. Los fieles serán perseguidos, pero tendrán la protección divina. Aquello de lo cristiano que se ha convertido en “la sal desaliñada, sin sal”, esto no será pisoteado por el Anticristo, será perdido definitivamente, porque no tendrá la protección de Dios. Por eso tenemos necesidad  de una continua alerta, vela, atención y nipsis. Por eso el espíritu ortodoxo y la paciencia en esto -no lo olvidemos esto, amados míos- a pesar de las persecuciones, será nuestra sotiría salvación.

Homilía 44 Continuamos. Tal como ya dijimos, amados míos, el segundo diápsalmo-intermedio tiene dos partes. La primera parte se refiere a la medición del “templo”, por el cual ya se ha hablado, y la segunda parte del diápsalmo-intermedio habla sobre los dos “mártires-testigos” y Profetas. Y dice el texto sagrado:

«Y daré a dos testigos-mártires míos que profeticen por mil doscientos sesenta días, envueltos en sacos. Estos testigos son como los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra» (Ap 11, 3-4).

Aquí vemos que el divino Evangelista nos describe, de forma muy resumida, pero también muy oscura y difícil de interpretar, el dominio de la fuerzas antíteas impías, contrarias a Dios encabezadas por el Anticristo. Las fuerzas de Dios las representan los dos “testigos-mártires” y los Profetas, los cuales, revelan al Anticristo y serán asesinados por él, pero después resucitarán, y entonces las fuerzas antiteas impías sentirán mucho miedo y sorpresa por el acontecimiento. Esto nos dice la segunda parte del diápsalmo, y ahora veremos el texto paso a paso.

“Y daré…” ¿Cuál es el sujeto? Es decir, ¿quién está hablando aquí y dice que dará? Es el Cristo.

En toda esta situación que se habrá formado por  la apostasía general que habrá traído el Anticristo, el Dios no cesa de dar también Su propio testimonio. Es característico que el “remanente” de Dios, “el resto”, el pueblo escogido de Dios, siempre existe, y hasta en las épocas peores, duras y oscuras. Y cuando se ahoga la voz de Dios y no se oye sino sólo la voz del Infierno y del Hades, entonces el Dios seguro que da Su testimonio, a pesar de que parezca que sea muy debilitado. El testimonio de Dios en este caso son los dos Profetas y “testigos-mártires” que darán su propio testimonio de que el verdadero Cristo real, el verdadero Mesías es el Jesús, y no el de entonces proyectado Anticristo.

“Y daré los dos testigos-mártires míos”.

¿Quiénes son estos dos “los mártires-testigos” de Cristo? Es digno de destacar que los dos mártires-testigos se refieren con el artículo y esto indica que son conocidos, por lo menos por el divino Evangelista Juan. Pero no se mencionan sus nombres, por eso os dije “por lo menos por el divino Evangelista”. Existen varias interpretaciones sobre quiénes pueden ser estos dos “testigos-mártires”, porque exactamente sus nombres no están puestos dentro en el texto sagrado. Estos dos mártires-testigos vendrán para dar testimonio e indicar que el Anticristo no es el Cristo, el Mesías, y avisarán al mundo, indicando al Anticristo.

¿Quiénes puede ser que sean estos?

La primera interpretación es que se trata de dos personas concretas, que actuarán entonces en los días del Anticristo.

La segunda interpretación es que se trata de la personificación del espíritu del futuro que va a dominar en aquellos días “ésjatos últimos”, cuando muchos fieles, en distintos puntos de la tierra, estarán dando el testimonio verdadero de Jesús Cristo. Es decir, no se trata de personas concretas.

La tercera interpretación es que se trata del clero fiel y del laós-pueblo fiel, que estarán dando, tanto de forma precursora como de esjatológica, el testimonio de Jesús Cristo. Esta última interpretación la había apoyado también el nuestro Apóstoles Makrakis.

Pero hay una irresolución o mejor dicho contradicción, si naturalmente se trata de dos personas concretas, sobre quiénes pueden ser estas personas.

Muchos intérpretes antiguos y más nuevos, entre los cuales son san Andrés de Kesarea, Arezas de Kesarea, san Juan Damasceno, y san Efrén el Sirio -en sus “Obras completas” donde habla sobre el Anticristo-, sostienen que se trata de dos personas concretas, y que estas personas son los profetas Elías y Enoc, personas que son también del Antiguo Testamento.

Otros por su parte sostienen que se trata de Elías y Moisés y no sobre Enoc, porque estas personas aparecieron en la Metamorfosis de Cristo. También, como veremos más abajo, en el 6º versículo, se refiere al poder aquel que tenían los profetas Elías y Moisés el cual poder se los había dado el Dios entonces cuando vivían, y ya vemos en el libro del Apocalipsis que este poder se les es dado de nuevo en los ésjatos-últimos tiempos. De esto sacan la conclusión que no es Enoc y Elías, sino Elías y Moisés.

Vamos a leer el texto y veréis lo que dice el 6º versículo: Estos tienen poder -los dos Profetas- para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía –esto recuerda un poco a Elías (3Re 17,1 y 18, 1·2·42-45; Sab Sir 48, 1-5 Lc 4,35 Stn 5, 17-18)-, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para tocar y herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran; esto recuerda a Moisés en Egipto (Éx cap. 7-8)Por eso os dije que existen estas opiniones. Nosotros, amados míos, seguiremos la opinión de san Juan el Damasceno, la cual por supuesto siguen san Andrés de Kesarea, Areza de Kesarea y san Efrén el Sirio y muchos más nuevos que ellos.

San Juan el Damasceno escribe algunas cosas dignas de resaltar en su cuarto libro de la “Edición de la Fe Ortodoxa”. Este libro se ha editado y existe en la serie de libros Patrísticos de Tesalónica, numero 99, con el título “Sobre el Anticristo”. Además que otras veces os he sugerido que compréis este libro “la Dogmática”, de san Juan el Damasceno; su dogmática es preciosa y no es difícil, y así podréis entenderla muy bien.

Realmente es un libro precioso y muy útil. Porque, aquí que ahora estamos hablando, amigos míos, debemos tener un contacto consciente con la teología. No sólo es derecho de los teólogos – y que me perdonéis por eso los queridos teólogos- sino que es un tesoro, propiedad de la Iglesia. Y hasta la última persona tiene que tener contacto consciente con la teología. Exactamente esta ausencia de la teología nos condujo allí donde estamos hoy en día, es decir, a una alteración de nuestra Iglesia, a un distanciamiento y aislamiento nuestro de esta fuente de vida, la Iglesia. Naturalmente, cuando decimos teología, no significa que compraremos libros universitarios y comenzaremos a leerlos, sino que tomaremos libros de nuestra Iglesia, Padres de nuestra Iglesia, y comenzaremos poco a poco a estudiarlos. Si algo no lo entendemos debemos tener espíritu de humildad y preguntar, para que no caigamos en algún engaño. Quizás el miedo de un engaño nos ha hecho a no tener ningún contacto consciente con nuestros libros teológicos. Para que veáis cuán exagerado es esto, aprovecho la ocasión ahora para deciros que, en Occidente, la Iglesia Romana prohibió a los fieles a estudiar la Santa Escritura, porque entonces los Protestantes estudiaban la Santa Escritura y por supuesto cada uno la interpretaba como quería y consideraba correcto. Así que para que no caigan en alguna herejía o en algún engaño, prohibían a los fieles estudiar la Santa Escritura. ¡Podían estudiar la Santa Escritura sólo si estaba presente el cura! ¡Veis claramente que estas cosas son extremidades! El miedo no vaya ser que alteremos algo nos conduce al extremo opuesto, y así lo perdemos todo, y así nuestro pueblo finalmente se distancia.

Se hizo también otro mal. ¡Se divorció de la ciencia teológica la conducta, la moral y la virtud eclesiástica! ¡Se han hecho dos cosas distintas! Esto es una desgracia. ¡La teología tiene su caja, su tesorería dentro en la Iglesia, no la tiene en las cátedras universitarias! ¡Todos los Padres de nuestra Iglesia que han teologizado, eran Padres de nuestra Iglesia, no eran profesores! Eran Padres de nuestra Iglesia y son propiedad de ella. Por eso también el kerigma debe ser teológico, porque la teología debe ser nuestro alimento. El memorable Floroski dice: “Enseñar, por favor, en nuestra época, enseñar por favor los dogmas; son tan necesarios”. Hoy en día amigos míos, ignoramos los dogmas, por eso caemos en miles de errores y engaños. Por tanto, debemos retornar a los Padres.

Os dije estas cosas por motivo de este libro, de donde tomo estas cosas que escribe san Juan Damasceno. Y retorno. San Juan el Damasceno, pues, escribe: “Serán enviados el Enoc y el Elías el Tesbita, y con sus kerigmas harán volver corazones de padres a los hijos, es decir, la Sinagoga de los Hebreos volverá hacia a nuestro Señor Jesús Cristo  y el kerigma de los Apóstoles, y después serán asesinados por el mismo Anticristo.

Por tanto, muy claramente san Juan el Damasceno nos dice que estas dos personas son Elías el Tesbita y Enoc.

Pero vamos a ver, amigos míos, exactamente qué testimonios tenemos de la Santa Escritura para cada una de estas personas. ¡Porque atención, mucho cuidado y atención!… que no nos encontremos, ay de nosotros, entre aquellos que intercambiarán regalos por la muerte de estas dos personas, (Ap 11,10). Porque alguno puede decir: “¿Y qué me importa a mí si era Elías o no?” ¡Nos interesa y muy mucho, amados míos, porque se alegrarán las naciones y los pueblos por la ejecución de los dos testigos-mártires! Por tanto, no seamos nosotros también entre aquellos que se alegrarán cuando los matará el Anticristo, pero que hayamos reconocido realmente que el Elías y el Enoc son hombres de Dios, son Sus enviados.

Sobre el profeta Elías, pues, Malaquías, el último de los Profetas, en los capítulos 3 y 4 (tomo del capítulo 3 un versículo y del capítulo cuarto dos versículos, porque tiene mucha importancia, y nos hará falta en el Nuevo Testamento; ya lo veréis), escribe las siguientes cosas:

“He aquí que envío mi ángel, y mirará y se cuidará por el camino ante mi faz o persona”; y “he aquí que yo os envío a Elías, el tesbita, antes de venir el día grande e ilustre del Señor; quien restituirá el corazón de padre a hijo, y corazón de hombre a su prójimo; para no venir yo y herir la tierra totalmente” (Mal 3,1 y 4, 4-5). Estas cosas dice el Dios a través del profeta Malaquías.

Por eso amigos míos, prestemos atención a esta profecía que es maravillosa, pero muy clara también.

Aquí el primer “ángel” es aquel que concierne a una primera misión, y es Juan el primer precursor de la primera Parusía-Presencia del Cristo. La demostración es que el Nuevo Testamento así interpreta el tema. El evangelista Marco toma esta profecía de Malaquías, en combinación con la profecía de Isaías, y dice: “He aquí que envío mi ángel…”, excepto que allí en vez de poner “He aquí envío mi ángel ante mi persona…”, pone “ante tu persona…” (Mrc 1,2 Mt 11,10 Lc 7,27). ¡Esto tiene una enorme importancia por parte hermenéutico, porque indica que aquel que se ha hecho hombre el Yahvé, es el Señor! ¡El Jesús Cristo es el Señor y no es creado o creación! Fortísimo y durísimo pasaje contra los tontos, desgraciados y horrorosos Milenaristas T.J., que sostienen que Jesús Cristo es creación. Así que el Evangelista Marco utiliza esta profecía del Malaquías, del capítulo 3º, para mostrar que este el “ángel”, el mensajero, es clarísimamente san Juan el Bautista. En consecuencia es el precursor de la primera parusía-presencia de Cristo. Pero queda al profeta Malaquías, a diferencia de Elías.

Pero como la profecía estaba muy difusa por el profeta Malaquías sobre la aparición de Elías antes de la aparición del Mesías y como los Discípulos de Cristo se habían convencido que  Jesús es el Mesías, ahora tienen la siguiente duda: “¿cómo Elías no apareció antes que Jesús?” Esta duda se hizo más intensa, cuando en el Tabor los tres discípulos Pedro, Jacobo y Juan, vieron a Elías bajando y encontrándose con Moisés, están hablando con el Señor. Por eso ahora los tres discípulos, cuando bajaron del monte Tabor preguntaron al Señor: “¿Por qué, pues, dicen los escribas o intelectuales que es necesario que Elías venga primero?”; Porque tú eres el Mesías, pero Elías no ha venido. ¿Cómo pues, dicen que debe venir primero Elías, ya que tú eres el Mesías? O debe ser que tú no eres el Mesías, y debemos esperar a Elías, o debe ser que tú eres el Mesías, pero el Elías no ha venido. Por tanto, resuélvenos esta duda.

Y el Señor respondió de la siguiente manera: «Elías ciertamente viene primero y restaurará todo»: Cuando dice que lo restaurará todo, da a entender las relaciones, o sea, lo que dice también el profeta Malaquías. Realmente pues, viene primero Elías. El Señor no lo rechaza y continúa: «Mas os digo que Elías ya vino, -atención no os liéis- y no le reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos mismos. Entonces los discípulos comprendieron que les estaba hablado de Juan el Bautista» (Mt 17, 11-13.

¡Por favor, prestad atención! En el profeta Malaquías se habla también de las dos Parusías-Presencias de Cristo, y en consecuencia de dos precursores, dos ésjatos. Dos Parusías-Presencias, dos precursores, dos ésjatos tiempos. Os acordáis que una vez os hablaba que en la Santa Escritura tenemos dos ésjatos tiempos. Cuando el apóstol Pedro dice a las multitudes, el día del Pentecostés: “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios. Derramaré de mi Espíritu…” (Hec 2, 16-21 Joel 3, 1-5). Los “ésjatos días” no son estos de la Segunda Parusía de Cristo, tal como tontamente y peligrosamente dicen los Pentecostales, sino que son los “ésjatos días” a lo referente a la Primera Parusía de Cristo. Así que en la Santa Escritura tenemos dos ésjatos: los “primeros ésjatos” se refieren a la Primera Parusía y los “segundos ésjatos tiempos” se refieren a la Segunda Parusía. Por tanto, tenemos dos Parusías-Presencias, dos precursores, dos ésjatos.

El Señor ahora interpretando  esta profecía del profeta Malaquías, dice: «Elías ciertamente viene primero y restaurará todo». Esta frase del Señor se refiere a la Segunda Parusía. Como los Discípulos se enredaron, el Señor interpreta, empezando por Su Segunda Parusía. Porque dice claramente que “viene” y no dijo “vino”. También dijo “Elías” y no dijo “Juan”. Y aquello lo “primero” quiere decir que “vendrá primero”. “Pero no vino. Yo he venido antes, en relación con aquellas cosas que dicen los Intelectuales Escribas, y vosotros también estáis confundidos, enredados, es decir, que primero vendrá el Elías y después el Mesías”. Pero cuando vino el Señor, el Elías no había venido. Y realmente no había venido. Por consiguiente, clarísimamente se trata de la Segunda Parusía de Cristo.

Oíd ahora la frase del Señor: “Elías ya ha venido y no le han reconocido”. Aquí da a entender Su Primera Parusía-Presencia.

Pero me diréis que “aquí ahora estamos más liados aún”. Primero dice el Señor que “viene primero” e inmediatamente dice que “ya ha venido”. ¿Pero “viene”? Pero, si “viene”, no “ha venido”. Y después dice “vino”. Ahora bien, ¿cuál de los dos es, viene o ha venido?

Esta frase, esta formulación, amados míos, es correspondiente con aquella que menciona el evangelista Juan en su 1ª epístola que dice: “Y el que no confiesa que Jesús Cristo es Dios y hombre no es de Dios; esto es del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo. 3. Y todo aquel que dice que tiene inspiración del Espíritu y no confiesa que Jesús Cristo vino del cielo y se ha hecho hombre, éste no es de Dios. Es decir, negar a Jesús Cristo como Dios y hombre es el espíritu del anticristo, de quien habéis oído que está por llegar. Y ya está en el mundo representado por herejías, pséudo-maestros y falsos profetas que están preparando el terreno para su presencia” (1Jn 4,3).

¿Pero si se encuentra en el mundo cómo es que “viene”? Entonces pues, se trata de dos personas.

Y realmente, oíd cómo lo dice el evangelista Luca sobre el primer precursor de la Primera-Parusía de Cristo: Juan vino “en espíritu y en dinami (fuerza y energía) de Elías” (Lc 1,27), vino con la misma energía increada y la dinámica que tenía también el Elías. Por eso el Señor dijo que “ya vino”. Y cuando dice que “viene el Elías”, significa que el Elías vendrá en Su Segunda Parusía-Presencia.

Así que, amados míos, vemos muy claramente que el mismo Señor testimonia, lo único que precisa un estudio cuidadoso, minucioso y atento. Si lo miramos en plan rápido, tendremos la impresión de que el Señor habla de Juan, que le asimila con el Elías. Sin embargo no es eso. Pero es también una cosa más, que lo habían utilizado en aquella época y aprovecho la ocasión para decíroslo, porque es muy útil para que lo sepamos. Algunos defensores de la metempsicosis –y desgraciadamente en nuestra época tenemos muchas situaciones de este tipo- dijeron que la psique del Elías entró a Juan, y aparece como Juan. Leemos en los periódicos, -leéis vosotros y me lo decís- que algunos dicen que “tenían un recuerdo de su vida anterior”.

Orígenes sobre esto responde muy bien y acertadamente: “Si el Elías había muerto, entonces se podría sostener por este logos del Señor, de que ya vino Elías a la persona de Juan, en el sentido que la psique entró en un hombre nuevo, y ahora es el Elías con un nombre nuevo, pero con la misma conciencia de que es Juan. ¡Pero Elías no ha muerto!”. Y tal como sabemos, durante la metempsicosis, no tenemos dos cuerpos. Muy acertadamente lo observa esto Orígenes, y rechaza esta percepción que tienen los defensores de la metempsicosis.

Pero también la Sabiduría Sirac escribe correspondientemente: “Y apareció el profeta Elías… que está escrito y destinado por Dios a inspeccionar y controlar los ésjatos postreros días para aplacar la ira divina, para volver los corazones de los padres a los hijos y restablecer las tribus de Jacob. ¡Bienaventurados, felices los que te vieron, y que luego se durmieron en el amor divino! – porque nosotros también ciertamente que viviremos, cuando aparezcas en la Segunda Parusía, (Sab Sir 48, 1·10-11).  

Es muy bello esto. Aquí vemos el Sabio Sirac interpretando correctamente al profeta Malaquías y decir que el Elías es el que fue destinado a venir a controlar y repudiar al mundo en cierta época. En esta época serán los ésjatos postreros tiempos de la Segunda Parusía de Cristo. “¡Bienaventurados, felices los que te vieron, y que luego se durmieron en el amor divino! – porque nosotros también ciertamente que viviremos”, porque el Elías vendrá a darnos la interpretación correcta, nos develará e indicará que el Mesías no es el Anticristo, sino Jesús.

Y el apolitikio del profeta Elías, amados míos, que es aceptado por la Iglesia nos dice: “Ángel encarnado corona de los profetas, el segundo precursor de la parusía de Cristo, Elías el glorioso…” Sabéis que nuestra Himnografía hasta hace poco tiempo no la consideraban como fuente digna de verdades dogmáticas; y sin embargo es valiosísima. ¡Realmente el Profeta Elías es el puntal de todos los profetas, está por encima de todos los profetas, y es el segundo precursor de la Segunda Parusía-Presencia de Cristo!

Y para que no se vaya a creer de que se trata de un sinónimo Elías, la Santa Escritura, especialmente el profeta Malaquías, recalca: “Elías el Tesbita” (Mal 4,4). Se refiere también a la patria del Profeta, para ser recalcada su identidad, es decir, que no se trata para algún otro con el mismo nombre, sino que se trata sobre el concreto Elías el Tesbita, que había venido entonces, el siglo 8º-9º adC. Éste mismo vendrá en los ésjatos postreros tiempos, un poquito antes de la Segunda Parusía de Cristo.

Pero para Enoc tenemos sólo el testimonio de que él agradó, complació a Dios, y Dios le ha traspasado y no conoció la muerte. Dice pues, el libro del Génesis lo siguiente:

“Y complació Enoc a Dios; y vivió, después que engendró a Matusalén, trescientos años; y engendró hijos e hijas. Y llegaron a ser todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Y complació Enoc a Dios; y no fue hallado por esto: porque Dios le trasladó” (Gén 5, 22-24). Enoc –atención a este punto, es muy valioso- mientras vivía como todos los hombres de su época que llegaron hasta el cataclismo o diluvio, en algún momento de su vida se arrepintió. Sus prójimos llegaron hasta allí, porque había mucho pecado y perversión, tanto que el Dios dijo: «¡No puede permanecer mi Espíritu Santo en estos hombres por el siglo, por ser ellos ya carnales!» (Gen 6,3). En esta época terrible, que ha traído al cataclismo, Enoc se arrepintió, volvió a la metania”. Esto se hizo después del nacimiento de Matusala, pero no se trata de nuestro conocido Matusala quien vivió novecientos sesenta y nueve años. Así que, cuando dice que complació a Dios después del nacimiento de Matusala, da a entender que algo sucedió en su corazón, es decir, Enoc se arrepintió, volvió a la metania y ahora complace, agrada a Dios por su metania.

Esto es muy importante, porque él será el predicador de la metania, cuando vendrá junto con Elías. Quizá entonces dirá: “Yo he vivido antes que el cataclismo que produjo Dios. Y yo era lo mismo pecador, pero me arrepentí y me salvé. Dios me ha llevado de mi generación, y por una parte a Noé le puso en el Arca para que sea prolongado y perpetuado el género humano, por otra parte, a mi me ha arrebatado y me condujo al cielo, y no he probado la muerte. ¿Veis lo qué es la metania? ¡La Metania es de grandísimo valor y fuerza! ¡Por esta razón, hombres, hermanos míos, arrepentíos, antes que venga el Dios a destruir totalmente la tierra!”. Estas cosas estará diciendo Enoc.

Así que no queda más que un punto, de que el Enoc se arrepintió y fue arrebatado al cielo. “Νo fue hallado por esto, porque Dios le trasladó”. No fue encontrado a ninguna parte. Dios se lo llevó como también al profeta Elías que fue trasladado al cielo, sin probar la muerte. Y en concreto la ascensión del profeta Elías, amigos míos, la vieron mucha gente. Además del Eliseo, la vieron un par de centenares de personas más. Los llamados “hijos de los profetas”, los cuales habían sido informados por el Espíritu Santo de que el Elías sería arrebatado al cielo (4Re 2,3). Vemos que para la ascensión del Elías tenemos también testigos.

Por tanto, el punto común es que Enoc y Elías no probaron la muerte, sino que fueron arrebatados, atención ahora aquí un detalle, “como, parecido al cielo” (4Re 2,11). Elías y Enoc no están en el Paraíso, ni tampoco están en la Realeza increada de Dios. San Juan el Damasceno dice muy claramente en sus homilías para la Θε­ο­τό­κος Zeotokos, que sólo la Zeotokos está en la Realeza increada de Dios. Porque la Zeotokos fue resucitada y tomó su nuevo cuerpo. Elías y Enoc permanecen en la vida, pero no tomaron cuerpo nuevo. ¡Y el ladrón está en el Paraíso como psique, no está en el reinado de la Realeza increada de Dios, en cambio Elías y Enoc están “como al cielo”, en alguna parte del cielo, el Dios lo conoce! ¡No podemos ocuparnos más, no nos es permitido, no conocemos!

Y como la Santa Escritura dice que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez” (Heb 9,27), por eso estas dos personas retornarán en la tierra, como precursores del Señor, controlarán e inspeccionarán al Anticristo y después serán matados por el Anticristo.

Amados míos, estos dos son los testigos que nos menciona el libro del Apocalipsis: Elías y Enoc.

Es característico que la profecía de los dos “testigos-mártires” el divino Evangelista la cimenta en otra profecía, del profeta Zacarías. El Cristo le indica en una visión que “Estos testigos son como los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra” (Ap 11,4)

Realmente el profeta Zacarías vio en visión un candelero con siete luces y dos ramos de olivo encima de este candelero de siete luces. Y allí explica el ángel conductor a Zacarías, de que se trata de Zorobabel – es decir, aquel que iba a construir otra vez el templo después del cautiverio babilónico- y el Jesús el pontífice piadoso. Aquellos dos hombres del Antiguo Testamento, Jesús el pontífice y Zorobabel, cuando volvieron del cautiverio babilónico, son dos tipos, prefiguraciones o modelos de los dos testigos-mártires esjatológicos de Elías y de Enoc. Y el testimonio y la interpretación son por la misma Santa Escritura, porque se utiliza profecía para una profecía. Se hace análisis de una profecía, del Zacarías, por una profecía del Nuevo Testamento, y se da la misma medida.

Esta doble icona-imagen del “olivo” y del “candelero” quiere expresar que exactamente expresa a las dos personas, Zorobabel y Jesús. Y no es nada más que la jaris (gracia energía increada) de Dios; porque Zorozabel recibió la jaris desde Dios, para que sea construido de nuevo el templo, que se había arruinado. Y dentro de muchísimas dificultades reconstruir al tempo muy rápidamente. Por tanto, esta doble icona-imagen, del “olivo” y del “candelero”, quiere indicar la jaris de Dios a estos dos Profetas, Elías y Enoc, sus virtudes, la sabiduría, la santidad y la pureza de ellos.

Vemos aún que los “testigos-mártires” son dos; no es uno ni tres, porque la misma Santa Escritura nos pide: “Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto” (Deu 19,5 Mt 18,16 1Cor 13,1), es decir, el testimonio se hace principalmente por dos personas, lo mínimo. Y como el objetivo del testimonio era de enorme importancia –porque vienen a indicar quién es el Anticristo y a testificar sobre Jesús Cristo- era necesario que existan dos testigos-mártires. Esto es muy importante.

Pero todavía la presencia de dos personas también tiene relación con aquella orden de Cristo que mandaba Sus Discípulos de dos en dos delante de Él a toda ciudad (Lc 10,1), como os acordaréis del Evangelio. Mandaba los setenta y los doce también de dos en dos, de modo que cuando uno se equivoca el otro le rectifica y cuando uno cae que le levante el otro. La presencia de dos personas en una obra es siempre un capítulo grande; es un reforzamiento mutuo, según lo “ay del uno”. Así pues, la parusía-presencia de los dos “testigos-mártires” tiene estos dos motivos y propósitos.

Se llaman “mártires-testigos” porque darán testimonio por martirio, es decir, sobre quién es el auténtico Cristo y quién es el falso Cristo.

Pero apuntad algo muy importante, que el testimonio de estos dos no será el único. Los fieles no se quedarán privados de una información y de una gnosis-conocimiento. Si así fuera, amigos míos, entonces sería innecesario que el Señor diera las señales o signos de Su Segunda Parusía y las señales del Anticristo. Aquí lo vemos claramente que los fieles tendrán conocimiento.

Pero los dos “mártires-testigos” son necesarios, primero, para defender la misma percepción que hay en los fieles de que Jesús es el auténtico Mesías, y el Anticristo es el otro, el falso; o sea decirles que: “Correctamente habéis razonado y juzgado”.

Cristo nos dijo que “de la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas entonces diréis: “que el fin está cerca, el fin está a las puertas” (Mt 24,32-33 Mar 13, 28-29 Lc 21, 30-31).

La Santa Escritura nos ha dado muchos testimonios; y el apóstol Pablo da y el Señor da, y esto porque los fieles deben conocer estas señales. San Ignacio de Antioquía dice en su epístola a san Policarpo: “Debéis aprender y saber los tiempos, y anhelar lo esperado”. Esto quiere decir que estudies y miréis bien los acontecimientos. El mismo Señor nos dijo que “el rostro, el aspecto del cielo” –con el aspecto meteorológico- podemos distinguir, en cambio el aspecto de los tiempos no podemos. ¡Y Sus contemporáneos de entonces el Señor los llamó hipócritas! Decís que “lloverá” o “tendremos buen tiempo”, por los pronósticos del tiempo; ¿Los tiempos históricos, los tiempos espirituales por qué no los analizáis y no los investigáis? (Mt 16,2-3).

Por tanto, amados míos, los fieles conocerán muchas cosas. Este es el objetivo y el propósito que analizamos estos temas aquí. El evangelista Juan en su 1º capítulo del libro del Apocalipsis dice: “bienaventurados, felices los que leen y escuchan…” (Ap 1,3). Y yo soy “bienaventurado, feliz”, que os digo estas cosas y vosotros también sois “felices bienaventurados,” que las escucháis. Y estamos “bienaventurados,” porque seremos informados, y los dos “testigos-mártires” nos informarán y certificarán que las cosas así son. Y esto tiene muchísima importancia.

Pero tiene también un otro valor. Estos dos “mártires-testigos” testificarán sobre la verdad, y aquellos que tienen una tibieza y habrán sido arrastrados y engañados por el Anticristo, los llamarán a que vuelvan a la metania. Y entonces realmente el testimonio de los dos Profetas tiene mucho valor, tanto para los fieles como para los tibios.

Pero presta atención a algo. Hemos dicho testimonio. Todo el Evangelio es un testimonio. Entero. El mismo Señor dijo “yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio y predicar de la verdad. Y todo aquel que siente la disposición y el anhelo por la verdad, escucha, acepta y aplica mi enseñanza y así se convierte en copartícipe de mi espiritual y celeste realeza increada» (Jn 18,37).

¡Testimonio significa la predicación de la verdad, pero como el testimonio de la verdad no es aceptado en el mundo, por eso al final este testimonio resulta en martirio-testimonio de sangre! Así estos dos mártires-testigos, Elías y Enoc, son a la vez predicadores de la verdad y mártires-testigos en sangre.

“Y profetizarán” (Ap 11,3). Efectivamente estos dos mártires-testigos profetizarán.

Arezas de Kesarea, el intérprete, dice: “Entonces darán testimonio y profetizarán a los hombres que entonces estarán viviendo, para que no sean engañados por los engañosos, grandes y falsos milagros que hará en Anticristo.

Y el Ántimo de Jerusalén, del siglo 18º, doscientos años antes, apunta: “Estos dos Profetas, pues, van a venir para enseñar a los hombres de entonces de que el Anticristo no es el Cristo, sino que será un falso, engañoso, estafador y productor de la corrupción. Además que los milagros del Anticristo son magias, falsos y fantasmas del malhechor diablo, y que Jesús Cristo viene muy pronto”. Y aquellos tres años y medio, no son tres siglos y medio, sino verdaderos tres años y medio, y vendrá para juzgar a los vivos y a los muertos.

“Y profetizarán… envueltos de sacos” (Ap 11,3). ¡Cuando estarán predicando estarán vestidos de sacos humildes!

El saco es muestra de luto y de metania. Es del Antiguo Testamento, lo conocemos. Os acordaréis de los Ninevitas que cuando se arrepintieron, volvieron a la metania, quitaron sus ropas y se vistieron con sacos (Jo 3,8). De esto sacamos la conclusión de que el kerigma de los dos “mártires-testigos” por un lado será de advertencia e iluminador sobre el Cristo y el Anticristo, pero será también kerigma de despertar (espiritual) a la metania.

Amados míos, este debe ser siempre el kerigma cristiano dentro de los siglos: indicar a Cristo y despertar la conciencia, debe ser teológico e indicando el retorno a Cristo. Vale la pena que me quede un poco, para que no pidáis kerigmas con color científico… y decir: “¡Ah que bien ha hablado el locutor! ¡Llevaba ciencia en su interior…! Muchas veces yo también he utilizado algunos aspectos científicos y filosóficos, y nadie se ha molestado!… ¡No son buenos estos kerigmas! ¡Oídlo bien esto! ¡No son buenos kerigmas!… Los verdaderos kerigmas son cuando llevan en su interior el pan verdadero, el trigo.

Por tanto, oíd cómo esto el apóstol Pablo lo dice en su apología a Agripa el rey, tal y como se lo dijo el mismo Cristo: Está en los Hechos 26, 17-18. Para que no despreciemos el verdadero kerigma, por eso os digo, tened cuidado:

“Escogiéndote y librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, -de sus conciencias- para que se conviertan y vuelvan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás o Diablo a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Es decir, que se hagan laós-pueblo fiel de Dios. He aquí la teología: “La fe en mi persona”; ¡He aquí la teología!

Estas cosas y realidades dijo el Cristo a Pablo, estas las dice Pablo al Agripa. ¡Así que aquí vemos teología! ¡Fe en la persona de Jesús Cristo! ¡Para que se abran nuestras conciencias por los despertadores kerigmas y libros espirituales de los Padres ortodoxos! ¡Comenzar a sernos auto-acusados! ¡Volver a la metania y arrepentirnos! ¡Marcharnos del Diablo, de su poder, de sus magias y de sus maleficios, de las presunciones y de las especulaciones, de las premoniciones y de las supersticiones, de los pazos y de los pecados! ¡Volvernos a la luz, a Cristo! Este es el kerigma auténtico.

Si realmente somos capaces con un kerigma conseguir estas realidades, entonces podemos hablar, amigos míos, de kerigma Ortodoxo que sana, redime y salva. ¡El criterio de un kerigma es sanar, redimir y salvar! ¡Si no salva, si acaricia las conciencias y las halaga, entonces no salva, y en consecuencia no es kerigma, es algo ajeno, por tanto vano!

Es digno de destacar que el kerigma de los dos “mártires-testigos”, Enoc y Elías, no se delimita a los Judíos, aunque allí dice que “volverá el corazón del padre al hijo”, y da a entender la Sinagoga. La Sinagoga tiene posición de “padre”, en cambio el “hijo” es la enseñanza de los Profetas. Por consiguiente “corazón del padre hacia al hijo” significa que la Sinagoga volverá a aceptar el Evangelio, volverá a aceptar el kerigma de los Apóstoles. A pesar de esto, amados míos, vemos que no se delimita el kerigma a los Judíos, y a pesar de que los dos “mártires-testigos” parece que actúan en Jerusalén, el kerigma de ellos es universal. Ahora, bien, ¿cómo será universal? ¿Se utilizarán… emisoras?

Esto lo vemos de los versículos más abajo, donde los pueblos que no han creído, ya que fueron liberados de este kerigma molesto de los dos “mártires-testigos”, se van, amigos míos, a intercambiar regalos entre ellos –por sus alegrías- cuando habrán visto ya la muerte de los dos Profetas en la plaza de Jerusalén, “allí donde fue crucificado el Señor de ellos”. Y hoy en día para muchos hombres el kerigma de los predicadores es molesto y muchas veces dicen que “sólo de metania nos habla. ¡Sólo sobre metania! No nos dice cómo viviremos bien y bellamente en nuestra vida, así cómodamente… ¡Siempre sobre metania, metania…!” ¡Es muy molesto el kerigma! ¡La muerte de los dos “mártires-testigos” la veremos todos por la televisión! ¡Por tanto, esto indica que el kerigma de ellos será universal!

Y profetizarán mil doscientos sesenta días”, es decir, durante tres años y medio.

Es digno de destacar que, cuánto tiempo permanecerá el Anticristo en el poder, tanto tiempo será alargado el kerigma de la metania y los dos “testigos-mártires”. Los “mil doscientos sesenta días”, serán los cuarenta y dos meses, donde será pisoteada Jerusalén por las “naciones”. Y decíamos la vez anterior que durante el sometimiento de “Jerusalén” (de la Iglesia, ella es la “Jerusalén”) por las naciones, es decir, entonces que habrá intervenido el Anticristo, la verdadera Iglesia de Cristo, (-que es el “templo” y el “altar o sacrificadero” que dijo el Señor al Evangelista que sean medidos-), durante los “cuarenta y dos meses”, estarán bajo la protección de Dios, y permanecerá al “desierto”. En el capítulo 12º, versículo 6 de más abajo, se dice: “Y la mujer –que es la Iglesia– huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la alimente por mil doscientos sesenta días”.

Si deberíamos de recoger y reunir todas esta últimas cosas y realidades, veríamos que durante este espacio del tiempo que estará reinando el Anticristo, los dos “testigos-mártires” estarán trabajando incesantemente a una escala internacional, para la sotiría redención y salvación del mundo, y principalmente de los Cristianos tibios, que habrán creído en la obras del Anticristo. Pero simultáneamente los tibios estarán sufriendo la corrupción del Anticristo, pero la Iglesia, que permanecerá imperturbable y estable, perseguida duramente por el Anticristo, habrá huido al “desierto”, es decir, a las catacumbas.

¡Pues, que vayamos preparándonos. Amín!

 

Unidad 32 Apocalipsis 11, 5-14 El segundo diápsalmo, 2ª parte. Los dos profetas como antipraxis a la acción del Anticristo.

 

Homilía 45. Y continua amados míos, el divino Evangelistas en su Apocalipsis su logos para los dos mártires-testigos. No encontramos en al 11º capítulo del Apocalipsis versículo 5.

«Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera [porque la mano omnipotente de Dios los protege]. Estos tienen poder para cerrar el cielo, para que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para tocar y herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran» (Ap 11, 5-6).

Como habéis visto, los dos mártires-testigos tienen una potestad grande y supra-humana por el Dios. La razón es que el Anticristo, con la energía del Satanás, hará señales, prodigios y bestialidades, por las cuales estará engañando a los hombres, sosteniendo que él es el verdadero Mesías. A contrapeso de este engaño del Anticristo con sus milagros a los hombres de la tierra, según y por filantropía siempre de Dios, los dos “testigos-mártires” paralelamente estarán realizando milagros supra-humanos, indicando que el Anticristo es el estafador y el falso.

El intérprete Arezas escribe: “Harán también los dos mártires-testigos milagros grandes para contrarrestar el engaño y la falsedad e inspeccionar al Anticristo, y los que tienen fe vean para que sean atraídos y no consientan. La profundidad de la divina bondad pondrá el contrapeso contra el engaño”. Como os dije, los dos testigos-mártires harán milagros, exactamente a causa de la filantropía de Dios, para que se vaya creando el contrapeso al engaño.

Es algo análogo con lo que había sucedido en Egipto con Moisés y los magos. Los “testigos-mártires” tendrán inquebrantable protección de Dios, por eso el que quisiera perjudicarlos y dañarlos, saldrá de la boca de los testigos-mártires fuego destruyendo al enemigo.

Parece un poco curioso y raro esto. Esto recuerda al profeta Elías, que cuando por orden del rey Ocozías le visitaron uno de tras de otro los tres capitanes de cincuenta hombres cada uno para capturarle y entonces el Profeta hizo descender fuego desde el cielo y los abrasó: “Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta” (4Re 1,10). Esto sucedió con el primero y con el segundo capitán de cincuenta. El tercero viendo que él también tendrá la misma suerte, se arrodilló delante del Profeta y le rogó que se apiade de él diciendo: “Hombre de Dios, te ruego que mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos, sea preciosa a tus ojo, ten piedad de nosotros; no hagas el mal de quemarnos, escúchame y ven abajo donde está el rey”. Entonces el Espíritu de Dios dijo al Profeta:”Baja”, y él bajó donde estaba el rey, etc. (4Re 1, 13-14).

Pero aquí vemos que el profeta Elías quemó a estos “cincuenta con su capitán”. He aquí pues, cómo podrían estos dos Profetas abrasar a sus enemigos. ¡Es terrible! Parece ser que aquellos días serán terribles. ¡Si leéis en libro 4Reyes donde os he contado este incidente, en el primer capítulo, veréis amados míos, cuánto duras eran entonces también los días de la terrible idolatría! Quizás me atrevería a decir que el rey Acaab –que por supuesto era Israelita, pero tenía como esposa la idólatra Jezabel que no era Israelita- podría considerarse como un tipo o modelo del Anticristo que vivía para matar al profeta Elías. Pero Acaab salió del medio, murió y vinieron otros reyes, pero el Profeta permaneció en su sitio, y ahora tenemos a Ocozías que quiere matar al Profeta Elías.

Todavía recuerda a Moisés, en el libro Números capítulo 16, que cuando se sublevaron aquellos Levitas, el Kore, el Dazán y el Abirón, porque querían también tener privilegios sobre el sacerdocio, que el Dios no se los había dado y dudaban de Aarón, entonces salió fuego por el Señor, y destruyó quemando a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso (Num 16,35).

Así pues, vemos que salga fuego también desde el profeta Elías y desde Moisés, abrasando a los sublevados, los contrarios. ¡Pero sobre todo el logos de los dos Profetas será “fuego”, es decir, será logos candente, caustico que estará inspeccionando, rompiendo y abrasando huesos! Dice la Sabiduría Sirac: “¡Y se levantó Elías el profeta como fuego, y su logos ardía como una vela o antorcha! (Sab Sir 48,1).

Incluso el hecho de la sequía, y en concreto en el espacio del tiempo que profetizarán los dos Profetas, es decir, los “tres años y medio”, tendrán la potestad que el cielo no llueva, recuerda igualmente la operación del profeta Elías, quien en su época había provocado sequía el mismo espacio del tiempo. En concreto es digno de destacar que el período del tiempo de los “tres años y medio” que actuarán los dos Profetas coincide con los “tres años y medio” del Profeta Elías en su época. Esto lo considero una llave muy interesante para la comprensión del και­ρός kerós período del tiempo (y clima).

Pero atención; existen muchas interpretaciones que se refieren en que los “tres años y medio” no son exactos, y dicen que simplemente es un número que indica la mitad del siete. Es decir, indica lo reducido, pero no son tres años y medio, simplemente que es un espacio del tiempo reducido, diez, veinte, treinta años; de todos modos es tiempo reducido. Si tenemos en cuenta que el Anticristo no reinará mucho tiempo, entonces los “tres años y medio” son realmente tres años y medio.

Pero lo importante es que en la época del profeta Elías los “tres años y medio” fueron realmente tres años y medio, y así tenemos en nuestras manos un dato y hecho histórico sin otro precedente histórico. ¿Por tanto, qué impedirá que también en el futuro sea realmente tres años y medio? No podemos decir que aquí el tiempo será largo, es decir, que tiene un significado alegórico o metafórico.

Entonces en la época del profeta Elías fue de tres años y medio. Todas estas cosas tienen importancia. Sobre todo, acordaos que el Señor dijo que “se acortarán aquellos días”, porque los fieles no aguantarán el cansancio y la fatiga que los acareará el Anticristo.

Mas la Plaga del cambio de las aguas en sangre, recuerda a Moisés en Egipto. Cuando aquí dice claramente que tienen la capacidad “poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para tocar y herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran” (Ap 11,6), esto indica que tiene alguna relación con aquellas cosas que sucedieron entonces en Egipto. De esto resulta también la interpretación de que en vez de Enoc es Moisés. Pero no tiene mucha importancia, amados míos, si es Enoc o Moisés; lo importante es que Acaab y Faraón permanecen como tipos o modelos históricos de los ésjatos últimos acontecimientos. Y ya que entonces teníamos acontecimientos concretos, porque realmente el agua se convirtió en sangre, realmente la noche era “oscuridad palpable”, interminable, como sin amanecer –tanto que los Egipcios querían salir fuera de sus casas y no veían- y realmente cayeron ranas, insectos y todas estas plagas, granizo y etcétera. Por tanto, si estas cosas son datos y hechos históricos, entonces los ésjatos últimos serán también hechos y datos históricos.

«Cuando los dos Profetas hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará» (Ap 11,7).

Naturalmente el kerigma de los dos Profetas es clarísimo y lo que despierta y es normal que termine pronto, y en concreto a la muerte de ellos, porque ya que el Anticristo es inspeccionado y reprendido por ellos, no es posible que los deje que sobrevivan.

Apunta el Evangelista que: «Cuando hayan acabado su testimonio», cuando lo terminan. Atención aquí un punto interpretativo que tiene un gran valor e importancia, y parece ser que sea criptográfico. Está en la segunda epístola a los Tesalonicenses capítulo 2º, que allí el apóstol Pablo se refiere al Anticristo y dice: “Cuando acaben sus testimonios, entonces el Anticristo, la bestia, pondrá la mano sobre ellos”. Esto es como si el Anticristo esperase que ellos los dos Profetas acaben sus obras y entonces será permitido al Anticristo a combatirlos.

¿Qué quiere decir esto? Atención. El Señor dice en el evangelio según Luca, capítulo 18º lo siguiente: “Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre” (Lc 18,31). Se realizarán todas estas cosas que están escritas en los Profetas; en consecuencia no ha venido Su hora aún para detenerle. En concreto otro Evangelista apunta que cuando quisieron detener al Señor en el altar no pudieron, porque aún no había llegado Su hora (Jn 7,30). Es como si algo detuviese a sus contrarios, a sus enemigos para que no realicen el mal.

Pero en sentido estricto y literal sobre el tema del Anticristo el apóstol Pablo hace una referencia en su 2ª epístola a los Tesalonicenses. Aquí desde primera vista existe un signo interpretativo muy oscuro, pero lo comprenderéis cuando será resuelto. Dice el Apóstol: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se apocalipte-revele; porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo…” (2Tes 2, 6-8)

¿Qué es esto de “detiene” y “al presente lo detiene”? Muchos creyeron que se trata del emperador de Roma. Pero no sale nada de esto. Os lo analizaré y lo interpretaremos, porque está hablando criptográficamente: Y ahora vosotros conocéis lo que lo –detiene- al Anticristo que sea revelado antes de su tiempo, es decir, como si estuviese impedido, porque ya el misterio de la iniquidad está actuando de forma secreta, mística y oculta hasta que se quite del medio éste que ahora lo impide; y entonces se manifestará el inicuo, el cual se encuentra en el mundo, pero está impedido a revelarse. ¿Pero quién es el que lo “detiene”, que lo impide?

Amados míos, es la providencia de Cristo. Él es quien lo “detiene”. Es la providencia de Cristo, que no deja al Diablo a operar, no deja al Anticristo manifestarse. Pero cuando, a causa de nuestros pecados, retroceda el Cristo, y quite Su providencia, entonces inmediatamente aparecerá el Anticristo.

Como este punto es muy fino, muy sutil, quisiera poneros la traducción de  Panagiotis Trempelas, que desgraciadamente no ha hecho una interpretación en el Apocalipsis, sino sólo un pequeño análisis y traducción en otras palabras. Oíd pues cómo lo analiza en otras palabras: “Conocéis ahora aquello que impide al ilícito o inicuo, de modo que no aparezca él anteriormente, sino en el και­ρό kerós período del tiempo que ha sido definido por Dios. Pero aún no ha llegado el período de su tiempo definido; porque ahora está en acción u operación la potencia de la energía del mal y de la iniquidad, el cual mal permanece oculto y aún no se ha manifestado totalmente, pero hay alguien que impide al ilícito a manifestarse totalmente. Y esta manifestación o aparición del ilícito o inicuo será pospuesta sólo hasta que aquel, que según la divina providencia impide su aparición, salga del medio; y entonces será manifestado o aparecido el ilícito o inicuo”.

Por lo tanto, amados míos, vemos que esto “ya lo detiene” y “al presente lo detiene” (2Tes 2, 6-8), no es más que la presencia y la providencia de Cristo en el mundo. El Cristo no deja aún al Anticristo a aparecer, le impide. Pero vendrá un momento, a causa del no arrepentimiento y no vuelta a la metania de los hombres, es decir, cuando se habrá multiplicado el pecado en grado superlativo, que ya seremos Sodoma y Gomorra, entonces será reducida la protección de Cristo e inmediatamente aparecerá el Anticristo. Os dije que nos convertiremos y nos haremos Sodoma y Gomorra. Y nos estamos haciendo Sodoma. ¡Nos estamos haciendo! (1981). Además más abajo el divino Evangelista se referirá sobre Sodoma.

Sobre esto se apoya, parecer ser también san Jerónimo, quien dice las siguientes cosas: “Cuando la homosexualidad, la que había en Sodoma, sea multiplicada un grado superlativo y se vierta y se eche por las calles sin vergüenza, igual que entonces en Sodoma –que apunta el escritor del Génesis- desde el joven hasta el mayor, viejo (Gen 19,11), entonces se hará la segunda Parusía-Presencia de Cristo. Entonces. Es decir, significa que será quitada la providencia de Cristo para el mundo, y vendrá el Anticristo, actuará tres años y medio, e inmediatamente intervendrá el Cristo, el Cual aniquilará al Anticristo, y a continuación vendrá Su Segunda Parusía-Presencia”. (2019, Ya estamos hechos Sodoma con la Globalización del homosexualismo, lesbianismo, matrimonios homosexuales… lobby internacionales de la ONU etc).

«Cuando hayan acabado su testimonio…» (Ap 1,7). ¿Cuál “testimonio”? Os lo decía también la vez anterior. Arezas escribe: que éste el presente, el Anticristo, no es el Cristo, sino el estafador, el desgraciado embaucador y destructor. Pero vendrá, por donde sea, ahora pronto, está cerca, el Hijo de Dios, el Mesías pragmático, al Cual creemos también como Salvador nuestro, que ha venido antiguamente también para beneficiar a los seres humanos, y ahora volverá a venir de nuevo. Este es el “testimonio” que lo completarán los dos “testigos-mártires”.

Veis, amigos míos, que todo termina en el mundo; y este kerigma de la metania y el kerigma de la espera del Mesías… ¡Todo tiene fin, lo único que nosotros no queremos creer que todo tiene fin, porque en nuestra época nos ha sobrecogido y dominado una profunda acedia (pereza espiritual), negligencia pesada del querer salvarnos!

«Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará» (Ap 11,7). 

¡La, o el, o lo “bestia”! Es la primera vez que se habla sobre la “bestia” en el libro del Apocalipsis. Por primera vez se menciona la denominación “bestia” y en concreto con artículo “lo bestia”. No de “alguna bestia”, sino “el  bestia”. No sólo porque se trata de la persona concreta –que se hablará en los capítulos siguientes- sino también porque el divino Evangelista desea y quiere, según su costumbre, preparar el campo a los lectores para que no se asombren sobre lo qué se trata. Así que, declara la característica “lo bestia” para ayudarlos a comenzar a acostumbrarse de su presencia.

¿Pero cuál es esta “la, el o lo bestia”?

Utilizo muy densamente a los Padres de nuestra Iglesia exactamente para que se vaya confirmando una correcta interpretación. Así me referiré a lo que dice Arezas: “Bestia” llama al Anticristo, porque es cruel, inhumano, malicioso y sanguinario… No porque será de otra naturaleza este granuja o golfo, sino que será un hombre de nuestra naturaleza, pero con la energía del Satanás”. Dice la palabra “granuja o golfo”, que quiere decir hombre sin escrúpulos, malhechor, mala persona, no gamberro, es decir, este que deambula por la calles. Éste habrá tomado nuestra naturaleza, la naturaleza será ser humano, pero con la energía del Satanás, y se llama “bestia” por su maldad. Estas cosas nos dice Areza.

Aquí por supuesto, como dijimos, el divino Evangelista nos da una primera impresión, el primer sabor sobre la “bestia”. Más nos dirá el mismo a partir del capítulo 13º y más abajo, pero nosotros, amigos míos, ahora nos delimitamos a la descripción del Anticristo, reservados a desarrollar minuciosamente las cosas y realidades sobre el Anticristo en la parte concreta del texto. Diremos todas sus características, con todo detalle posible, de las cosas y realidades que nos entrega el logos de Dios, sin hacer análisis.

Esta descripción de la “bestia”, del Anticristo, es muy necesaria. La Policía cuando busca un malhechor, sabemos que entrega una foto del malhechor a todos los policías del cuerpo, y si pudiera daría también a los ciudadanos. Sobre todo algunas veces se publica su fotografía, de modo que los hombres puedan ver sus características, y si es posible por suerte que lo encuentren y lo identifiquen, denunciarlo para detenerlo. ¡Esto indica que debemos conocer y saber con exactitud las características del Anticristo, de modo que cuando aparezca que no nos engañe, sino que conozcamos muy bien quién es! Cuando, por ejemplo, aparece alguien con traje, con abrigo, con corbata, “señor tal como se debe y bien vestido” y nos dice que es persona importante, le miramos de arriba abajo y le decimos, ¡“vete de aquí sinvergüenza, estafador”! Por un momento uno se asustaría y diría: ¿a este señor, señor como se debe, le llama estafador? Pues, sí. Cuando ves sus características y puedes entender las intenciones que éste tiene, ¿por qué no le vas a decir estafador?

 ¡Y pensad e imaginaos, amados míos, que el Anticristo aparecerá como santo… sin maldad… como “cordero”! ¡Aparecerá como filántropo, amigo del hombre! Cuando tomará el poder dirá: ¡Daremos pan a los pobres; para que no haya ningún pobre en el mundo! ¡Hará milagros, estará sanando enfermos! Uno diría, ¿qué más queda por fin, qué más queda? ¡Éste es el Mesías! ¡Y venerarán a la “bestia”, al estafador y destructor de las psiques-almas!…

Por eso pues, la Santa Escritura, el logos de Dios, como también los santos Padres se preocuparon por señalar y analizar las características del Anticristo, para que podamos distinguirle. Es cosa grandiosa esta. Me permitiréis decir –y desearía los que oís el logos de Dios que tengáis también vosotros esta posibilidad y capacidad- que sólo de los fieles y de los santos es privilegio el distinguir la persona del Anticristo, la o el “bestia”. Sólo de ellos es privilegio; los otros serán engañados. Por tanto, nos gustaría realmente que pudiéramos reconocerle, es muy necesario; que lo tengamos en cuenta esto, que con las mismas características vienen también los precursores del Anticristo.

Veremos más abajo que existe también el “pseudoprofeta”, quien no es más que como un precursor del Anticristo que le predica como Mesías. Y no nos olvidemos, os lo vuelvo a decir otra vez, que éste será persona, pero también antes del “pseudoprofeta” existen ya no personas sino situaciones que vienen con estos formatos de la universal o internacional justicia social, filantropía, agapi…! Y todas estas cosas sirven al Anticristo.

No me gustaría quedarme exclusivamente sólo en el espacio eclesiástico. Os acordáis que no fue medida toda la “ciudad, polis”, sino sólo el “templo” y el patio “interior” a donde está también el “altar o sacrificadero”. El resto del “templo” y de la “ciudad” fueron pisoteados por las “naciones”.

Tomad el caso del Ecumenismo, esto que se ha forjado, maquinado y falseado en el Congreso Internacional de Iglesias. ¿Qué creéis que es esto, amados míos? Es el Caballo de Troya. ¡Sí es el “Caballo de Troya”! El Ecumenismo es un Caballo de Troya que trasporta al Anticristo. ¡Sí, sí y sí! Sin embargo la señal, el eslogan, atención por favor, del Ecumenismo es: ¡Agapi, Agapi!… Y han servido a este formato del Ecumenismo, y sirven a esto en este momento también clérigos Ortodoxos y en concreto de altos grados y cargos. ¡Desgraciados, desgracia, fatalidad y desastre!

¡El bienaventurado padre Justino Pópovits (ahora santo) decía que el Ecumenismo no es una herejía sino panherejía (la herejía de las herejías), tiene en su interior todas las herejías! En realidad es la anulación del Cristianismo y aparece en nombre de la agapi! Cuando uno gira y va contra el Ecumenismo le dicen: “Vas contra la agapi. ¡Eres predicador del odio!”…

Por eso, pues amigos míos, bajo estos Caballos de Troya debemos distinguir y separar al Anticristo. ¡Es muy necesario, prestad mucha atención a esto! Porque puede ser que no vivamos nosotros en los días del Anticristo, puede ser que nuestra generación haya muerto, puede ser que sea un poco más tarde; puede ser en cincuenta, en cien, en mil años, no lo sabemos, pero puede ser también inmediatamente en los treinta años siguientes. ¡Nadie sabe nada! Pero las señales sólo comenzaron a ser muchas. No tiene importancia si seremos destruidos por el Anticristo o sus precursores. Si hoy en día nos perdemos por los precursores del Anticristo, es como si nos hubiésemos perdido y destruido por el Anticristo, es lo mismo. Pero os dije que vamos a decir más cosas, si el Dios quiere, en su propio capítulo; en concreto tenemos muchas cosas que decir.

¡La “bestia” característicamente “sube desde el abismo”!

¿Qué es este “abismo”?

Arezas dice de nuevo: “Abismo da a entender la vida humana, la vida amarga por los pecados, las cosas dolorosas, desagradables y lamentables. El mundo se transforma y es influenciado por los soplos y contra soplos de los espíritus malignos y astutos.” Es decir, es un mundo que está conducido y llevado por los demonios. Dentro de este abismo inestable e inspirado por los demonios del mundo saldrá el Anticristo.

Todavía Ántimo de Jerusalén, hace doscientos años más o menos, escribe característicamente: “Abismo que sea entendido la vida actual que está hundida y metida en la oscuridad y tiniebla de la agnosia-desconocimiento de Dios, y es vida amarga, salada y llena de deseos inferiores que está contenida y zarandeada por las olas de las preocupaciones, y removida con locura por aires opuestos y así es atormentada y torturada. De este abismo del mundo, pues, saldrá el Anticristo, hombre nacido, pero bestia, no en la forma o faz, sino con comportamiento bestial y salvaje frente a los santos”. Es decir, las mismas cosas que dice también Arezas.

Pero prestad atención. Es un punto que debemos poner mucho cuidado y atención. ¿Quizá en nuestra época nosotros que estamos en el mundo, como un total constituimos el “abismo”? ¿Lo habéis pensado esto? Es decir, que por parte ética seamos de este tipo de gente, de tal mundo, igual que nos describen aquí Arezas y Ántimos de Jerusalén, así que constituimos nosotros también material de esto que se llama “abismo” de donde saldrá el Anticristo. ¿Quizás?

¡Mucho me lo temo que la mayoría aplastante de nuestros Cristianos constituyen ellos mismo el “abismo”! Esto sucede por supuesto cuando, amados míos, nosotros los Cristianos tenemos conducta y moral mundana y nos movemos en este mundo como si Dios no existiera, ni Cristo, ni psique-alma, ni muerte, ni Infierno, ni Realeza increada de Dios. Si nos movemos con este modo – ¡que Dios nos proteja!- entonces es seguro que constituimos nosotros mismos el “abismo” de donde saldrá en Anticristo.

“Y hará guerra contra ellos, -los Santos- y los vencerá y los matará” (Ap 11,7). 

Por supuesto; es muy natural de que esto será el resultado del testimonio de los dos Profetas, puesto que estos dos Profetas, Elías y Enoc, frustran el plan del Anticristo.

Ya Daniel, amigos míos, es oportunísimo, no se agotó en las cosas de la primera parusía-presencia de Cristo, sino que se extendió también en la segunda parusía de Cristo. Lo digo esto porque debemos estudiar a los profetas. En la época antigua, me refiero al Antiguo Testamento, los hombres estudiaban los Profetas para saber y aprender sobre el Cristo. Así cuando Felipe encontró a Natanael le dijo: “Aquel que nosotros estudiamos y leemos en los Profetas, a Jesús de Nazaret, le hemos encontrado”. Pero como esto tiene una formulación un poco extraña en el medio –porque el Mesías no vendría de Nazaret, sino de Belén- la cosa aparentemente cambiaba. Porque el Señor se fue a Nazaret, pero no procedía de Nazaret. Y entonces Natanael, quien estudiaba los Profetas, le dice: “Lee para ver, si ha salido profeta de Nazaret” (Jn 1, 46-47). ¡Esto significa que Natanael leía y estudiaba muy bien a los Profetas!

¡No os llama la atención, amigos míos, que hoy en día los heréticos tienen en sus manos los Profetas y los analizan, y nosotros no sabemos ni siquiera sus nombres, ni cuántos son en el Antiguo Testamento y no conocemos ni siquiera los títulos de los libros proféticos! ¿No os impresiona esto? ¡Ay de nosotros! Y pensad que el apóstol Pedro dice que estudiemos a los Profetas: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2Ped 1,19). ¡Por eso la profecía de Daniel no se agota! Igual que los otros Profetas no se agotan. Hablan de la primera Parusía y también de la Segunda.

¿Qué dice pues Daniel?

Ya había profetizado Daniel sobre este “bestia”. Allí habla sobre cuatro “bestias”. ¡La cuarta bestia era extravagante, insólita, curiosa y sorprendente! La presencia de esta bestia le había inspirado miedo. Esta bestia no es otra cosa más que –en la primera expresión histórica- los descendientes de Alejandro magno, con el tipo representativo de Antíoco el epifanís, quien es tipo o modelo del Anticristo. Después el Imperio de Roma que torturó los santos, los Cristianos, y al final el Anticristo, este es la “bestia!

Daniel ya habló. Escribe pues en el capítulo 7º: “¡Y hablará logos contra el Altísimo, y contra los santos del Altísimo, quebrantará y pensará en alterar los και­ροὺς kerús tiempos (períodos climáticos del tiempo), la naturaleza y las leyes (Por el traductor: ¡hoy en día el cambio climático que tanto se habla!)

Por tanto una es la persona y es concreta, y hablará sin respeto a Dios: “¿Quién eres tú, oh Dios?, ¡no Te tengo en cuenta, no me importas!….”

Lo dice también esto el apóstol Pablo en su 2º epístola a los Tesalonicenses: “El opositor a Dios, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2Tes 2,4).

Continuamos: Observad qué verbo utiliza Daniel: ¡«ἀλ­λοι­ῶ­σαι aliose, alterará, falseará»! ¡No dice cambió, porque cuando hago un cambio, simplemente cambio algo, pero «ἀλ­λοι­ῶ­σαι aliose» significa que cambio altero algo desde lo fondo o lo falseo alterándolo! Eso quiere decir que ahora con la alteración o falsificación, tengo algo distinto. Es decir, para que lo entendáis, si una tela la doy la vuelta de dentro hacia fuera, hago algo distinto. “Lo he cambiado” decimos. Cuando esto sufre mucho tacto, textura se altera, entonces se hace algo distinto. Pero aquí no se trata de cambio, sino de alteración o falsificación. Por tanto, habrá pensado en alterar losκαι­ροὺς kerús tiempos (períodos climáticos del tiempo), la naturaleza y las leyes”.

Losκαι­ρός kerús tiempos (períodos climáticos del tiempo), aquí es la naturaleza. ¡Insinuará y pensará en alterar la naturaleza! ¡Sobre esta alteración de la naturaleza tendríamos mucho que decir, como también sobre la alteración de la ley! Atención: Alteración de la ley se hace cuando a la naturaleza lο “antinatural” regado ya en la célula de los hombres, aparece como naturaleza, como natural, físico o normal. Entonces la ley de Dios –porque aquí habla sobre la ley de Dios y esto da a entender- se habrá pervertido.

Tomad como ejemplo la despenalización del adulterio. Es ley de Dios (Ex 20,13 Deu 5,18 Mt 5,27 etc.). Esto no significa que simplemente cambiamos el tema, es decir, que no sea castigado el adulterio, por decir “bueno, hombre, no queremos que sea castigado el adulterio”. Esto simplemente es un cambio, pero decir que no se sienten mal los adúlteros por una de sus indecencias, que podrían criticarlos negativamente los otros hombres en sus ambientes, esto ya no es cambio de la ley, si no alteración o falsificación. Cambia la cosa en esta textura totalmente, se altera y se falsifica. Perdemos la medida y el criterio. Porque si pasan algunos años y decís a este que engaña a su mujer y a ella que engaña su marido, de que esto que hace es pecado, sonreirá y dirá: “¡Qué es pecado, estás loco! ¿Cuál es el pecado? Mientras que hoy, si le dices que es pecado, o incluso  que se enterará tu marido o tu esposa, allí hay una presión, hay una fuerza; pero cuando pasen unos años de consentimiento, vendrá la alteración. El Anticristo pues, insinuará en alterar la naturaleza y la ley.

Y continúa Daniel: “Contemplaba también aquel cuerno…” Después asemeja la “bestia” con otra icona-imagen, con un “cuerno”. Atención: La bestia, la cuarta “bestia”, es la ristra, el manojo del Diablo que transporta todo y se llaman dinamis fuerzas, potencias y energías antíteas, opuestas a Dios.

Se llama así porque tenemos una tríada, en correspondencia de la Santa Trinidad. Decimos: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y aquí tenemos: “dragón, bestia y pseudoprofeta”; el Diablo, el Anticristo y su precursor el pseudoprofeta. Pero principalmente, como dentro del desarrollo de la Historia tenemos estas situaciones, Daniel ve un “cuerno”, un “pequeño cuerno” y esto es el Anticristo.  Dice que: “¡Es terrible aquel cuerno que he visto!”

Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Dan 7,21). Y atención un detalle, si es que es un detalle: ¡los venció!

Pero habéis visto que estas cosas se van repitiendo continuamente en la Historia, con la condensación hacia los ésjatos tiempos, porque os dije, el “cuerno” es el Anticristo.

¿Cómo el Anticristo vencerá a los Cristianos? Tiene una frase muy bella y corta Ántimo de Jerusalén. Son dos palabritas: “dinami cósmica” (poder, fuerza, potencia y energía mundana), ¡con esta fuerza cósmica-mundana los vencerá!

Cuando os vayáis a vuestras casas os deseo y bendigo que os acordéis de toda estas cosas. Si no conseguís recordar todo esto, os ruego que por lo menos os acordéis de estas dos palabras: de que el Anticristo vencerá a los santos de Dios con «δυ­νά­μει κο­σμι­κῇ dinami kosmikí, poder mundano fuerza, potencia y energía mundana». ¡Esto significa que el Anticristo sostendrá en sus manos todo el poder mundano, es decir, poderes y gobiernos estarán en sus manos, el mundo judicial, tribunales, gobernantes, políticos, bancos, generales del ejército, policías, religiosos, todo estará en sus manos!

Pero esto ya lo vemos que se va haciendo realidad, (esto en 1980, hoy en día está más claro y diáfano de forma muy rápida y condensada). ¿Os habréis fijado –si podemos entenderlo esto- que dentro de la Historia, en nuestros días, se hace un intento para que el poder llegue y esté todo a las manos de unos pocos? En principio poder económico, es decir, tener el dinero, y después comenzar a tener también los demás poderes”. ¡Y no es oculto esto; incluso en este mismo organismo ONU, ha proclamado que estas manos que recogen y reúnen todos los poderes de todos los pueblos de la tierra, son los Sionistas! ¡Ellos poco a poco reúnen todo poder, con paciencia y con planes a largo plazo! No se leen estas cosas. Se mueven de una forma muy sorprendente y silenciosa. El caso es que el Sionismo es por excelencia el “pseudoprofeta”. Y esto lo digo en el sentido amplio, que es el “pseudoprofeta”.  Y lo digo esto, porque el “pseudoprofeta”, como antes os dije, es una persona concreta. El Sionismo traerá al Anticristo porque el Anticristo será Hebreo, como veremos cuando lleguemos en aquel punto del texto.

Pero aquí –ahora atención- se proyecta una tentación terrible para los Cristianos. Decimos: “¿Por qué nosotros Cristianos, que en definitiva no somos una fuerza pequeña, una cantidad insignificante, por qué dejar en las manos de los antíteos impíos este poder mundano y no asumir y hacernos cargo nosotros?. Esta es la tentación. ¿Este punto entendéis qué quiere decir? Muchos me entienden: es decir, que la Iglesia se movilice, las fuerzas cristianas que asuman y se hagan cargo del poder mundano. ¡Esta es la tentación!

Pero atención: la respuesta se ha dado por las cosas y realidades que anteriormente hemos dicho. El Cristianismo no puede ser un poder mundano. El Cristianismo viene a arrancar del mundo dominado por el demonio psiques-almas humanas para salvarlas. Hacer Santos. ¡Nada más! ¡El Evangelio ya marcó el camino de la Iglesia dentro de la Historia, es decir, que siempre será perseguida!

Os dije que es tentación el querer como Cristianos asumir poder universal, para ir neutralizando y eliminando al Anticristo. Es como si quisiéramos dirigirnos contra el espíritu del Evangelio, que es cruciforme, y contra las profecías, que indican que el Anticristo finalmente tomará todo poder mundano, por el cual combatirá contra los cristianos. ¿Por tanto, qué vamos hacer? ¡Un esfuerzo vano, sin sentido! Y no sólo un esfuerzo vano, sino que creo que a la vez pecaríamos, ya que volveríamos y nos dirigiríamos contra el espíritu del Evangelio, que es cruciforme.

El espíritu del Evangelio es esto que dice el apóstol Pablo, y que lo recordemos bien esto, amados míos: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2Tim 3,12). ¿Quieres hacer vida piadosa? Conciéncialo bien: ¡serás perseguido! ¿Quieres ser hombre honesto, creer en Cristo? Te atacará y te combatirá  el Diablo con sus órganos o instrumentos. En consecuencia desde el momento que asumes la gran obra de hacerte Cristiano y luchar contra el Diablo, ¿entonces por qué hablas de poder mundano? Lo diré con la frase del apóstol Pablo 1Cor 1, 18: ¿Para anular la “locura o tontería de la Cruz”? Porque para los “perdidos”, la Cruz es “tontería, locura”, y nosotros queremos presentar el Cristianismo con la sabiduría mundana… diciendo… “venid y os diremos, venid a ver lo qué es el Cristianismo”, y nos asustamos a presentar la “tontería o locura” del logos del kerigma de la Cruz. ¡Dudamos, tenemos miedo! Pero esto es el Evangelio. Por tanto si decimos que nosotros haremos cosas bellas –la empanada correcta, el perro saciado, como se dice popularmente- no haremos nada, amigos míos.

¡Atención, os dije cosas interesantes en este último punto! Que lo sepáis, tomemos la decisión, concienciémoslo que así es.

El Señor aún nos dijo: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados y aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre” (Mt 24,9). Es como si ahora dijésemos al Señor: “Señor, Te desmentiremos o Te superaremos, trascenderemos Tus logos y Tus previsiones. ¡No nos odiarán los hombres, proyectaremos al Cristianismo muy bueno!”. Atención, amigos míos,  caeremos en formatos y planos mundanos sin darnos cuenta. Y esto es un engaño, un engaño del Diablo. ¡Cuando la Iglesia asumió poder mundano, ha sido perjudicada!

Pero ahora tenemos un caso concreto, tenemos los dos “mártires-testigos”, que vienen a dar sus propios “testimonios”. Por el testimonio de estos dos Profetas, el Anticristo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará. ¡Todas estas cosas Dios las concede!

“¿Qué sentido tiene el que vencerá el Anticristo a los dos Profetas? O sea, ¿los hará cambiar de mentalidad? ¿Los hará retroceder, cerrará sus bocas?

Pues, cuando aquí dice que el Anticristo vencerá a los dos Profetas, y a todos los fieles, como veremos más abajo, no da a entender que los vencerá en el sentido de que los cambiará de mentalidad, sino que los destruirá, los exterminará. Esto quiere decir.

Pero es conocido que aquello que es eterno e inmortal y está atado con el Dios, no desaparece. ¡Nunca desaparece! ¡Después los enemigos de los dos Profetas verán algo sorprendente! ¡Ya que los habrá matado el Anticristo, después de tres días y medio, los verán resucitando y subiendo al cielo! ¡Allí está el verdadero triunfo, la verdadera victoria!

Homilía 46. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la ciudad grande [Jerusalén] que en sentido espiritual o alegórico se llama Sodoma y Egipto [a causa de la vida idólatra, corrupta y viciosa de sus habitantes], donde también nuestro Señor fue crucificado (Ap 11,8). 

Con la calificación “cadáver” indica la manía y el odio de la “bestia”, es decir, del Anticristo contra los dos Profetas. Y la exposición de sus cuerpos en la plaza central de la ciudad, indica la extrema humillación y desprecio, y en concreto durará tres días y medio.

Los resultados de este comportamiento del Anticristo hacia los dos Profetas serán múltiples, los matará y tirará sus cuerpos, “sus cadáveres” en la plaza de Jerusalén durante tres días y medio, como veremos a continuación.

Primero: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros o magos, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap 21,8). Pone también los magos o hechiceros, pero los cobardes los pone primeros, para indicar que la cobardía es un pecado terrible, y esto es cuando somos atemorizados e intimidados cambiamos de actitud frente a Cristo. La cobardía es un pecado terrible, amados míos, os lo digo desde ahora. Tardaremos en llegar a este punto, está en el último capítulo del libro del Apocalipsis, y tardaremos. Por favor, tengamos mucho cuidado con la cobardía. Hagamos ejercicios en nosotros mismos, de modo que cuando venga algún “terror o espanto” para presionarnos a rechazar nuestra fe, esto no lo hagamos. Me diréis: ¿Cuáles son estos ejercicios que puedo hacer para combatir la cobardía? Os diría que son muchos. Digamos un ejemplo. Se cometió un error y nos han encerrado aquí dentro. Se marcharon todos y nosotros, no sé el porqué, quizá porque nos estamos ocupando de algo o nos hemos dormido en una silla. ¡En algún momento nos despertamos y vemos que se han marchado todos y hace frío! ¿Qué haremos? ¿Empezaremos a llorar? ¡Estaos seguros que algunos empezarían a llorar! Esto es una forma de cobardía. Hay tantas cosas más que continuamente debemos acostumbrarnos. Continuamente debemos hacer un test a nosotros mismos, única y exclusivamente para que no caigamos en la cobardía y lo perdamos todo.

Por tanto, los Cristianos cobardes y tibios, estos se acobardarán, se intimidarán y caerán. Cuando verán los dos Profetas que sean asesinados y tirados sus cuerpos, llegarán a negar su fe y dirán que “¡se acabó el juego!”

Lo habían dicho y hecho en algún momento también los Discípulos de Cristo. ¿Os acordáis? Tomás se había marchado porque se había decepcionado. ¿Los otros Discípulos? El Señor dijo: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Mt 26,31 Mrc 14, 27). Y al apóstol Pedro que insistía que permanecerá cerca de Él, “Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces” (Mt 26,34 Mrc 14,30).

Esto les sucedió a los Discípulos: Esto sucederá entonces a muchísimos Cristianos, y cuando vean que los Profetas sean asesinados, dirán: “¡Se acabó el juego: ya está hasta aquí, nada hicieron, no hay nada!” ¡A los dos profetas los admiraban, los elogiaban, pero ahora que han sido objeto de venganza del Anticristo, lo olvidaron todo! Es terrible, tened mucho cuidado por favor. ¡En concreto, los que llegarán a negar su fe serán muchos! Es aquello que dijo el Señor: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18,8).

Aún muchos de los Cristianos tibios se escandalizarán, viendo el abandono de los dos Profetas por parte de Dios, igual que se escandalizaron muchos cuando vieron al Mesías encima de la Cruz. ¿Me pregunto no se acordaron del profeta Isaías y de los demás profetas que hablan de los padecimientos del Mesías? ¿Esencialmente sabéis lo qué es lo que escandaliza y ya escandaliza, amados míos? Es el escándalo de la Historia y el escándalo de la Cruz. ¡El mensaje cruciforme del Evangelio, esto es lo que escandaliza! Y desde aquí y ahora escandaliza.

¡Tenemos tres escándalos: Primero es el de la Cruz, segundo es el de la Historia y tercero es el Monaquismo! El escándalo de la Cruz es: “¿Cómo es que el Mesías sube encima de la Cruz? ¿Le abandona Dios?”, esto decían los que Le crucificaron, los soberanos, los autores e instigadores éticos; “¡Mirad! ¡A otros los ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar! ¡Decía que es el Hijo de Dios, por tanto, que baje de la cruz y creeremos” (Mt 27,42 Mrc15,31 Lc 23,35). Estaban satisfechos porque el Jesús no era el Mesías de ellos. ¡Lo pobrecitos desgraciados… habían crucificado a su Mesías! Así verán también entonces a los dos Profetas y dirán: “¿Por qué Dios los ha abandonado?” Estarán viendo los Justos, los Santos dentro de la Historia y estarán diciendo los hombres: “¿Por qué el Dios los abandona?”. ¡Este es el escándalo de la Cruz! ¡El mensaje del Evangelio, amados míos, es cruciforme! No es comodidad, es martirio. ¿Quiénes serán aquellos que aguantarán en este escándalo de la Cruz?

Segundo, es el escándalo de la Historia. Sé que ahora tenéis la duda porque lo dije, pero lo explico: el escándalo de la Historia es cuando vemos dentro en la Historia reinar el mal, desenfrenarse y desmadrarse sin que Dios intervenga, y decimos: ¿Dónde está el Cristo? ¿Por qué no interviene? ¿No ve Dios lo que sucede? Esto es el escándalo de la Historia.

Y tercero, el escándalo del Monaquismo es que la vida del monje/a parece una vida anti-natural, anormal. Pero no me extenderé más.

No obstante los impíos e incrédulos se alegrarán exageradamente, como veremos a continuación. ¡Y los fieles piadosos, firmes y con espíritu cruciforme, glorificarán a Dios por este testimonio de los Santos de Dios y esperarán con mucho consuelo y anhelo al Señor Jesús desde el Cielo!

Por tanto, veis que el mismo acontecimiento tiene resultados distintos a la variedad de los hombres, a los Cristianos tibios, a los perseguidores y a los fieles.

¿Pero cuál es esta “ciudad-polis grande” en la que se desempeñarán todas estas cosas?

Es Jerusalén, amados míos. Quizá preguntéis si es la ciudad geográfica Jerusalén, o quizá es una ciudad que se refiere metafóricamente. Por ejemplo, veremos en nuestros temas siguientes que se refiere a la “Babilón la gran ramera; esta que con su vino de la fornicación o prostitución ha emborrachado los pueblos de la tierra”. Aquí Babilón tiene sentido y significado metafórico.

En principio, cuando el Evangelista escribía el libro del Apocalipsis no existía la ciudad Babilón. Babilón había sido destruida muchos siglos antes, y el divino Escritor por supuesto que lo sabía esto. Por tanto, tiene sentido y significado metafórico, y da a entender que es Roma, como dice “se embriagó con la sangre de los Santos”, y esto no es más que las persecuciones que entonces en Roma se lanzaban contra los Cristianos. Pero bajo la denominación de “Babilón” están también todas las fuerzas, potencias antíteas, impías, contrarias a Dios.

Por el mismo pensamiento, pues, uno se pregunta que posiblemente no es la ciudad geográfica Jerusalén. Pero parece, amigos míos, que es la ciudad Jerusalén, por la multitud de casos indicativos.

En principio san Andrés de Kesarea, sobre el tema de Jerusalén escribe, (siempre leo las opiniones de los santos Padres, aunque sé que son cansinas, pero lo hago para afianzar, confirmar, para que no diga alguno que hago interpretación solo mía. ¡Que Dios me proteja! Yo no interpreto nada por mí solo). Y lo explica también: “Es decir, en esta ciudad antigua, la destruida y derrumbada por los romanos, en esta ciudad donde el Señor ha padecido en ella tal como se ve…levantará la tienda de cabaña de David que ha caído…”. Es decir, se instalará el Anticristo en Jerusalén, porque dirá a los Hebreos, “yo vengo a cumplir la profecía, “yo levantaré el tabernáculo (tienda) caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado” (Amos 9,11), y en consecuencia yo soy el Mesías”.

¿Cómo lo demostrará esto? ¿Dónde estará el Anticristo? ¿En Nueva York o en Melbourne? El Anticristo estará en Jerusalén. Así que vemos que se trata de la antigua ciudad, de esta ciudad concreta que geográficamente es Jerusalén. No es una denominación metafórica. En esto están de acuerdo también las siguientes posiciones:

Primero. Todo el escenario de la visión con la medición del “templo” que es la ciudad en la que ahora se desarrolla todo este teatro.

Segundo. La calificación de la ciudad como “Sodoma y Egipto”.

Tiene importancia, amados míos, el que la ciudad es la concreta. Tiene importancia porque veremos, por ejemplo, más abajo que sea construido por el Anticristo el templo derrumbado de Salomón, que estaba dentro en Jerusalén. San Cirilo de Jerusalén dice: “¿En qué templo entrará el Anticristo? ¿En este que ahora estamos haciendo nuestras catequesis, en el templo de la Resurrección? ¡Nada de esto! ¿En el templo de Dios el Anticristo? ¡Jamás! ¿Pero en qué templo? En el templo de Salomón que está derrumbado y lo va a construir el Anticristo” (Katequesis 1ª a los iluminados15,15.4-5). El templo de Salomón no será construido en otra ciudad, se construirá allí. Por tanto, cuando veamos estas cosas, nos ayudarán a distinguirlas como “señales de los tiempos” (Mt 16,3), y tienen mucha importancia estas cosas. O sea que, lo segundo es que se califica esta “ciudad grande” como “Sodoma y Egipto”.

¿Pero por qué se llama ciudad grande? Jerusalén no es muy grande en extensión, no es una ciudad grande, pero tiene nombre grande, es decir, es famosa, tal y como lo es Atenas. Atenas en este momento, la región de Ática, tiene tres millones de habitantes, pero no es ciudad grande por su población, es ciudad grande porque es muy famosa. Tiene nombre grande de mucha fama. ¡Decimos Atenas… la antigua Atenas! Y aquí Jerusalén. Atenas es la ciudad de la sofía-sabiduría, Jerusalén es la ciudad de donde salió el Cristianismo, de donde vino el Señor del cielo y de la tierra. Por tanto es ciudad grande respecto a la fama de su nombre!

¿Pero por qué Jerusalén se califica aquí como “Sodoma y Egipto?

Amados míos, los Profetas así la califican. Por ejemplo Jeremías dice: “Se convertirá Jerusalén en Sodoma y Gomorra” (Je 23,15). Por tanto, los Profetas califican la ciudad como Sodoma y Gomorra. Y cuando aquí el divino Evangelista califica a Jerusalén como “Sodoma” y en concreto dice que “espiritualmente”, es decir, alegóricamente, da a entender a Jerusalén y no otra ciudad.

Y la tercera posición es la observación del divino Escritor, de que serán asesinados los dos Profetas en la ciudad “donde el Señor de ellos ha sido crucificado” y es conocido que el Señor fue crucificado en Jerusalén.

Todas estas cosas y realidades, amados míos, indican que la ciudad es Jerusalén.

Pero, vamos a decir algunos pensamientos útiles sobre estas observaciones.

La “ciudad” será Jerusalén, porque en esta ciudad, según la muy correcta observación de san Andrés de Kesarea, que antes os he leído, buscará instalarse el Anticristo, para demostrar que él es el Mesías esperado.

Mas, entonces el estado espiritual de la ciudad será como “Sodoma y como Egipto”. Como “Sodoma” porque sencillamente allí habrá mucho pecado, y como “Egipto”, metafóricamente porque Egipto había torturado los Israelitas, entonces cuando habían quedado treinta años allí. Los castigaban mucho, los ponían hacer trabajos forzosos, como ladrillos de barro, construir, y en general hacer trabajos forzosos duros… para hacerlos desaparecer, porque los tenían miedo. Arrojaban los niños al río Nilo… y muchas cosas más. Tal como sufrió Israel por los Egipcios, así sufrirá el “nuevo Israel”, la Iglesia por el Antiguo Israel, la Jerusalén; por eso es calificada como “Egipto”.

¿Queréis una demostración? El Sionismo, este invento hebraico, que está expandido en toda la tierra, y tiene como blanco a los Cristianos, y hoy secretamente, mañana claramente a vista de todos, se girará contra la Iglesia. He aquí porque es calificado como “Egipto”

Los “Protocolos de los Sabios de Sión”, si los leéis y vale la pena, desde primera vista parecen mitos. De primera impresión casi nadie los creerá. Pero vemos claramente, amados míos, que estas cosas se realizan. Por tanto, los “Protocolos de los Sabios de Sión”, (es un librito que se vende en las librerías cristianas, allí lo encontraréis para leerlo) no es más que un pequeño catálogo del intento de corromper las naciones; corromperán las naciones y las arruinarán. Cuando la televisión pone las cosas que pone, cuando allí existen aquellas cosas del ocio, de la Política, de la Economía, de la Educación y muchas más, si leéis os asombraréis y diréis: Pero por qué las van a destruir. ¡Quieren golpear las naciones como un pulpo encima de la roca para ablandarlo! ¡Para que se paralicen las naciones! Y entonces vendrá el Anticristo y dirá: “¡Yo ahora os salvaré; yo os salvaré!” Las naciones ya no podrán reaccionar para nada. ¡Al contrario estarán pidiendo y buscando un gobernante que gobernará toda la tierra, porque la corrupción habrá llegado a un punto culminante, a la cima! ¡Y para este propósito habrán trabajado los Sionistas! He aquí, porque se califica a Jerusalén como “Sodoma y Egipto”. Lo diré una vez más: porque corromperá al mundo para poder dominarlo. “Sodoma”: ¡La corrupción! “Egipto”: ¡El dominio! Si uno se fija, verá literalmente el texto que clama la realidad. (No sé si los saben los países de la comunión Europea, por ejemplo, Grecia, España etc.. hemos perdido la soberanía nacional, la hemos entregado a los masones de Bruselas, o sea, globalizado el poder político (pero esto nuestros políticos súpercorruptos no lo dicen, y por otro lado el poder espiritual entregado al Ecumenismo y Consejo Internacional de las Iglesias que los ortodoxos lo sostienen). ¡Despertaos Cristianos, en alerta y nipsis continua!

«Y los de los pueblos, razas, lenguas y naciones verán los cadáveres de los Profetas por tres días y medio, y no permitirán –los gobernantes de la ciudad, el Anticristo- que sean enterrados en una tumba» (Ap 11,9). 

La expresión “pueblos, razas, lengua, naciones, muy querida por el Profeta que la utiliza muchas veces, indica la universalidad de la cosa, es decir, no será un tema local. El Apocalipsis, amados míos, es un libro universal; no es algo especial.

¡Y los de los pueblos, razas, lenguas y naciones verán! Es decir, estarán viendo internacionalmente, universalmente.

¿Cómo verán? ¡Una vez esto era inconcebible e inimaginable, pero ahora es comprensible, vosotros mismos solos también lo entendéis, que lo estarán viendo por la televisión! (¡Y ahora incluso por medios más sofisticados, los teléfonos móviles, internet etc!) Esta frase hace unos cuantos años atrás era inexplicable y se podía interpretar de múltiples maneras. Pero según la observación de san Andrés de Kesarea, “viniendo cada cosa, será comprendida”. Este punto ha llegado. “Los pueblos, las razas, las lenguas y las naciones”, podrán y tendrán la posibilidad, no leyendo periódicos, sino que podrán estar viendo los cadáveres de los dos profetas en la plaza de Jerusalén. ¡Estarán viéndolos con sus propios ojos! ¿Cómo estarán viendo estas cosas, ya que en toda la tierra sus habitantes están lejos de Jerusalén? ¿Cómo? ¡Lo estarán viendo por la televisión! (Hoy en día con más medios aún, los móviles, internet etc!). ¡Es sorprendente, alucinante!

Pero aquí expresa aún los sentimientos también del mundo que estarán viendo todos… ¿Si, por ejemplo, amigos míos, hay un encuentro de fútbol, y tiene mucha importancia, no irían todos a las televisiones para el partido de fútbol? Por supuesto que sí. Esto, el que todos estarán pegados a sus televisiones y estarán viendo el acontecimiento, expresa los sentimientos de todo el mundo, todos buscarán la expectación del asesinato de los Profetas, pero también la exposición de sus cadáveres en Jerusalén.

Esta exposición de los cuerpos sin enterrar será por tres días y medio, lo que corresponde también a la duración del testimonio de los dos Profetas, es decir, tres años y medio. Tres años y medio, el testimonio de ellos, tres días y medio, la exposición de sus cuerpos en Jerusalén.

«Y los habitantes de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán [por la muerte trágica de estos dos testigos], y se enviarán regalos unos a otros; porque ya no están estos dos profetas que habían atormentado a los habitantes de la tierra [por sus kerigmas ardientes]» (Ap 11, 10).

¡Cuánta malevolencia! ¡Cuánta profundidad de maldad! ¡Todos los habitantes de la tierra a través de la televisión verán, se alegrarán y se regocijarán porque se habrán liberado del kerigma torturador de los dos Profetas!…

¿Así que el kerigma castiga y atormenta conciencias? ¡Sí, el kerigma controlador y reprensor castiga y tortura las conciencias!

Una observación podríamos hacer aquí. Un ateo no tiene motivos de ser inspeccionado. ¿Un incrédulo por qué va a ser inspeccionado? ¿Ya que el incrédulo y el ateo no son inspeccionados, entonces por qué es torturado, ya que no cree en el Infierno?

¡Ay, amados míos, los ateos no se torturan, sino que lanzan persecuciones contra los Cristianos, por la sencilla razón que no existe ateo absoluto! El hombre está creado para creer. Dios nos ha hecho para Sí Mismo. Es una inclinación del antitipo o copia de la imagen de Dios en nuestro interior, inclinación del antitipo o copia hacia el Prototipo u Original. Esto no se desarraiga, esto está en el interior nuestra formación, en nuestra contextura. ¡Así aquel que predica que es ateo, en realidad, mantiene en su subconsciente un miedo, y cuando ve que se ha liberado de este miedo, se alegra! Ejerce la persecución contra los fieles, exactamente para liberarse del miedo. Esta es la psicología del hombre ateo.

Por tanto, es muy característica la observación que los habitantes de la tierra intercambiarán regalos entre ellos por su alegría. Es algo que sucede a nosotros también.

Sabéis que, cuando en una fiesta tenemos comida buena damos al vecino, a los conocidos y a los amigos, y ellos también nos traen a nosotros. Pero esto ya se había establecido por los Hebreos desde la época del cautiverio babilónico, y lo encontramos esto en el libro de Ester. Allí Mardoqueo estableció esta fiesta, y entre otras manifestaciones de la fiesta había también intercambio de regalos o raciones de comidas (Est 9, 18-23).

Por tanto, aquí vemos que es tan grande la alegría de ellos, de modo que intercambian regalos entre sí. ¡Por fin se liberaron de este kerigma molesto de los dos Profetas, y ahora ya no tienen nada que temer, pueden dormir tranquilos! Mientras que todas estas cosas indican que ha triunfado definitivamente el mal, sin embargo después comienza aparecer también su primera grieta.

«Pero después de tres días y medio entró en ellos [en los dos testigos-mártires] el espíritu de vida que procede de Dios, y los hizo ponerse sobre sus pies, y un temor grande se apoderó  sobre quienes los contemplaban» (Ap 11,11).

Este, amigos míos, es el gran triunfo después de la aparente victoria del Anticristo. ¡La resurrección de los dos Profetas, es el triunfo del Cielo!

El gran error de los ateos y de los infieles es doble. En principio niegan la dimensión esjatológica de la Historia. Nunca lo piensan, ni lo creen que la Historia acabará. Es algo que yo también he comenzado a entenderlo. Os digo también mis propias experiencias. Muchas cosas permanecen incomprensibles al cerebro de un hombre fiel. Se pregunta: ¿Pero cómo es posible? Sin embargo poco a poco comienza a entenderlas. Así pues, yo comienzo también a adquirir esta experiencia, es decir, que el ateo no da dimensión esjatológica a la Historia. La Historia existía para él y siempre existirá. Para el ateo no existe el fin del mundo, fin de la creación. Esto es su primer error.

El segundo error es su incredulidad en la realidad de la resurrección de los muertos. Tampoco esto lo creen, pero ni siquiera lo primero. Estos son los dos enormes errores de ellos, y todas sus acciones se mueven con la perspectiva de la eliminación de estos dos.

La resurrección para ellos, cuando se hará, será la mayor sorpresa. ¡Por eso se asombrarán –“se asombraron”- cuando, en la televisión, amigos míos, verán a estos dos Profetas resucitando! Porque mientras los ven en la televisión muertos, tirados y abandonados -¡porque el Dios así ha pre avisado estas cosas, estando pegados sus ojos en la televisión, para ver!- ¡allí de repente verán los dos Profetas que estén puestos en pie derechos, mientras que creerían que ya estaban oliendo mal! ¡Es terrible esto! La mayor sorpresa que le podría suceder un ateo.

“Y después de tres días y medio”. Quedaré en este punto. San Andrés de Kesarea escribe: “Tres días y medio los mismos números equivalente con los tres años que habían predicado, y, una vez muertos, de nuevo resucitarán”.

Estos “tres días y medio” de los Profetas, que permanecieron muertos, es más o menos el tiempo de la Resurrección de Cristo.

“Entró en ellos [a los dos testigos-mártires] el espíritu de vida que procede de Dios, y los hizo ponerse sobre sus pies”.  Toda la fraseología nos recuerda la conocida visión de Ezequiel, esto que oímos el Viernes Santo por la noche, que está en los maitines del Sábado Santo. La profecía dice: “Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, -en los huesos que estaban esparcidos en la llanura- y vivieron, y estuvieron sobre sus pies” (Ez 37,10).

Prestad atención aquí a una observación interpretativa, amados míos, para ayudaros a entender a la medida de lo posible la Santa Escritura. Tal como os decía la vez anterior, las profecías de los Profetas del Antiguo Testamento no se han agotado. El que la fraseología del sagrado Evangelista está tomada de Ezequiel, es como si nos dijera: “La llave, queridos lectores, la tengo en mi bolsillo; sólo tenéis que buscarla con cuidado”. Allí Ezequiel dice lo siguiente: “¿Has visto hombre, hijo del hombre, has visto como se levantaron y se pusieron estos huesos pelados en hombres preparados, en pie derechos con nervios, con carne, huesos y cuerpo etc…? ¿Has visto? Así os sacaré de las tumbas y os traeré en la tierra prometida”. Pero los Hebreos lo interpretan el texto alegóricamente y dicen: “Esto es el regreso de los Hebreos, es decir, un tipo de resurrección, que retornarán atrás a su patria Palestina”.

Amados míos, el Dios utiliza la Historia, para asistir seguramente puntos históricos. Pero nunca el Dios permanece en la Historia. Las profecías tienen un carácter figurativo, trascienden la Historia concreta, los incidentes concretos. La trascienden, y vienen los ésjatos tiempos, porque a Dios poco Le importa si vuelven los hebreos atrás en Palestina; Le interesaba como profecía pequeña. Es decir, ya que se realizó el regreso de los hebreos desde el cautiverio a Palestina, entonces por una razón mayor será confirmada también la resurrección de los muertos de las tumbas. Por eso Cristo dijo: “No os extrañéis de esto, porque llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz; 28. No os asombréis de todo esto que os he dicho. Ocurrirán cosas aún más admirables que estas, porque llegará la hora en que todos los muertos que en aquel momento estén en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios y los ordenará resucitar” (Jn 5,28).

Así que aquella visión de Ezequiel históricamente se refiere a Israel, pero en realidad, en el fondo de la gran profecía, se refiere a la resurrección de los muertos. Por tanto, correctamente nuestra Iglesia Ortodoxa colocó esta profecía en los maitines del Sábado Santo. Y la llave está aquí; tenemos la misma fraseología, que utiliza el divino Evangelista de allí.

¿Estas cosas que estáis oyendo os consuelan? Este es el consuelo de los fieles; ¡La resurrección de los muertos! ¿Os consuelan? ¡De verdad os digo, si estas cosas sin tenerlas en vuestro interior os dejan… un zarandeo o temblor entonces os diría, no os quedéis sentados aquí ya para oír nada; no os quedéis! El propósito y objetivo es nacer en nuestro interior la sorpresa buena y el consuelo, este sentimiento, sensación de que tenemos delante de nosotros la resurrección de los muertos.

No obstante, la resurrección de los dos Profetas es la respuesta en este combate desigual del Anticristo contra los dos Profetas. Aquí los fieles de entonces podrían decir: “¡Realmente el Cristo es la vida y la resurrección; el Cristo verdadero!”

Pero todas estas cosas, el que resucitarán los dos Profetas, constituirán una icona-imagen viva visible e admirable para los fieles y los infieles, porque los fieles y también los infieles estarán viendo en la televisión la resurrección de los profetas muertos que después de poco sucederá a todos los hombres. ¡Los que habrán muerto, los muertos de los siglos, resucitarán!

Es muy realista esta frase del divino Evangelista que dice: “se quedaron derechos sobre sus pies”. Y san Basilio el Grande en el “Exaimero-Seis Días” dice: “Conocemos la interpretación alegórica, pero no cabe interpretación alegórica” (Homilía, 9). Cuando, amigos míos, el Antiguo Testamento escribe que “…allí donde pusieron derechos sus pies de Dios” (Sa131 (2), 7), esta expresión presupone Su encarnación, humanización. ¡Esto es realismo! Y aquí dice: ¡”se pusieron los profetas sobre sus pies”! ¡Esto quiere decir resurrección! ¡El que me ponga de pie, derecho, esto quiere decir resurrección! Por esta razón existe también el Canon que el Domingo no nos postramos y no hacemos genuflexiones, para expresar de esta forma la resurrección de los muertos de modo realista y no alegórico.

«Υ un temor grande se apoderó sobre quienes los contemplaban» (Ap 11,11). ¿Veis? Continuamente se utiliza la palabra “los que contemplaban”. En todo entra delante la televisión. ¡Ahora trabaja la televisión!

El hombre, amados míos, se asusta por cualquier cosa natural que le pueda suceder. Si en este momento, ahora, ocurre una explosión y se rompe el cristal de la ventana, por supuesto que inmediatamente todos nos asustaremos. Pero el hombre puede superar el miedo natural. Aquello que no puede superar es el miedo sobrenatural. Este miedo sobrenatural, literalmente paraliza al hombre. Vamos a decir un pequeño ejemplo:

Se van a un entierro; acompañan los parientes, los amigos, todos los vecinos y etcétera, mucha gente; el féretro delante y van para el tanatorio. Allí al tanatorio se reúnen todos alrededor de la tumba para hacer el entierro. Sacan la tapa para el último adiós, algo así, y allí de repente ven al muerto levantarse en pie. ¿Decidme por favor, qué hará la gente? Lo diré así de sencillo, ¡saldrán corriendo! ¿Por qué y de qué se asustaron? Prestadme atención, ¿se asustaron del muerto? Deberían alegrarse de que el muerto ha resucitado. ¿Entonces, de qué se asustaron? ¡No se asustaron del muerto amados míos! Se asustaron por su contacto con el elemento sobrenatural. Esto es lo que asusta. ¡Es el elemento sobrenatural que asusta, esto produce temblor!

Puede, amados míos, que entre un ladrón en vuestra casa, y que superéis el miedo; tomar vuestra escopeta, vuestro cuchillo, navaja… no sé que más, y así vais a reaccionar. Pero cuando va aparecer el Diablo en vuestra habitación, ¿qué haréis? ¡Os caeréis tiesos al suelo! Este miedo es sobrenatural. Por tanto, cayó el miedo en toda la tierra, cuando vieron los dos profetas estando derechos sobre sus pies.

«Y oí una gran voz del cielo llamando -es la voz de Cristo- y diciendo a los profetas: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los contemplaron» (Ap 11,12).

Esto “subir acá”, es la solución del gran drama y tragedia de la tierra. Nunca los infieles –os dije antes- y los ateos podrían imaginar al Cielo como solución del drama y de la tragedia de la tierra. ¡Como nunca podría concebir e imaginar al rey de Creta, el Minoas, de que su cautivo Dédalo y su hijo Ícaro se marcharían del laberinto con alas! Es la dimensión vertical la que salva, ya que la dimensión horizontal es imposible redimir y liberar al hombre. ¡Es el Cielo!

Y la ascensión de los dos profetas se realizó “por el vehículo tipo nube, con vehículo de soberano la nube” como dice san Andrés de Kesarea. Es exactamente como cuando un soberano envía su vehículo al aeropuerto para recibir y transportar un visitante. Realmente la “nube”, amados míos, es el “vehículo soberano”, que es enviado para recibir los dos profetas.

Aquí es recordada la ascensión de Cristo, que como os acordaréis en los Hechos “la nube se llevó a él” (Hec 1,9), Le tomó la nube y Le llevó al Cielo. Pero esta “nube” no es la que está constituida de gotitas de agua, como nuestra conocida nube. Es la divina Δό­ξα Doxa Gloria luz increada.

Todavía es recordado aquello que dice el apóstol Pablo en su primera epístola a los Tesalonicenses: “Y los que han muerto fieles en Cristo resucitarán primero, luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes saliendo al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4,16-17).

¡Muchos Cristianos hoy en día no creen en la resurrección de los muertos! ¡Dicen Cristo ha resucitado Jristós Anesti, tienen huevos rojos, van a la Liturgia de la Resurrección, llevan vela, pero no creen a la Resurrección de Cristo! Cosa terrible. Y no sólo esto, sino que no creen tampoco la consecuencia de la Resurrección de Cristo, que es la resurrección de los muertos. Es aquello que dice el apóstol Pablo: “Si los muertos no resucitan, entonces ni Cristo resucitó y entonces es vana nuestra fe, vano también nuestro kerigma: ¿Entonces qué haremos? ¿Qué es el Cristianismo si no es la resurrección de los muertos?”.

Por tanto, muchos fieles, o más bien Cristianos infieles que no creen en la resurrección y en la ascensión de Cristo, ni tampoco en la resurrección y ascensión de los muertos, tendrán un último testimonio, contemplando la resurrección de los profetas. ¿Pero qué harán entonces ellos? Quizás crean, como indica también el siguiente versículo que veremos más abajo.

«En aquel día se produjo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo» (Ap 11,13).

Durante el tiempo de la resurrección de los dos profetas y tal como estarán subiendo al cielo, en la tierra se producirá un gran terremoto. Este terremoto pareces ser que será sólo en Jerusalén.

Sobre esto san Andrés de Kesarea escribe: “Quizás sea terremoto real, seísmo verdadero; no es metafórico.

De todos modos aquí, amados míos, vemos algo asombroso. Prestad atención y veréis según cuánto podemos tomar algunas cosas sensiblemente o alegóricamente. Los dos profetas murieron, resucitaron y se hizo el terremoto. El Cristo, cuando entregó Su espíritu, era la hora tres del mediodía, encima de la cruz, se hizo un terremoto grande (Mt 27,51). Y cuando resucitó, también se hizo un terremoto grande (Mt 28,2), lo único que era local. ¡Y el terremoto este era por la presencia del ángel, no era terremoto… no era el Enguélados! Era ángel que bajó y arrancó la piedra, y se hizo un seísmo, para que se asusten los soldados y volverse amarrillos como limón – ¡el contacto con la metafísica, la realidad sobrenatural!- salir corriendo y anunciar la resurrección de Cristo.

Por tanto, se hizo terremoto tanto por la muerte como por la resurrección de Cristo, y también ahora se hace terremoto por la resurrección de los dos profetas. He aquí, por qué posiblemente sea este un seísmo sensible, pero con la diferencia que en el caso de Jerusalén, en los dos profetas, la décima parte de los edificios de la ciudad se derrumbarán, en cambio en la época de Cristo no se derrumbó nada, y serán muertos siete mil hombres. Posiblemente los números una décima parte y siete mil, no sean reales, sino simbólicos. Pero esto posiblemente, quizás.

Pero este terremoto es a la vez dos cosas: Una es una confirmación del Cielo que los profetas son de Dios y que el Anticristo es falso. Y la otra cosa es el castigo de aquellos que no habían creído.

¡El resto de los habitantes se asustarán y darán gloria a Dios! Pero será una doxología obligatoria, tal como entonces que el centurión-ecatóntarco, cuando vio los hechos durante la crucifixión de Cristo, glorificó a Dios (Mt 27, 54). Ahora bien otra cosa es que el centurión en el fondo tenía una buena predisposición y finalmente se convirtió en Mártir-Testigo, Cristiano y también Mártir el Centurión! Pero, amados míos, entonces los hombres glorificarán a Dios obligatoriamente, a la fuerza y no por la metania. A esto vemos conducir el miedo de los hombres.

Y continúa y cierra el párrafo: «El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto» (Ap 11,14).

Por supuesto que el tiempo que hacemos el análisis es lento, por eso quizá os acordáis que los ángeles cuando sonaron las trompetas, el quinto, el sexto y el séptimo, estos no se calificaron sólo toques de trompeta-plagas, sino también tres “ay”. Al quinto ángel un “ay”, al sexto ángel un segundo “ay” y al séptimo ángel el tercer “ay”. El primer “ay” pasó y como tardó mucho el análisis del segundo “ay”, porque intercedieron en medio a la vez no sólo las “langostas del abismo”, sino también los dos diápsalmos-intermedios, ahora, amados míos, termina el segundo “ay”. Y entramos al tercer “ay”, que se hará con el toque de trompeta del séptimo ángel, pero con la diferencia, que mientras ahora nos encontramos al 11º capítulo, esencialmente la plaga comienza desde el 13º capítulo. Interceden temas muy importantes, que constituyen el centro del libro del Apocalipsis. ¡Que no falte nadie! Interceden la “mujer” con el “niño”, que por detrás los persigue el “dragón”, la lucha al Cielo del arcángel Miguel con el “dragón”, el eco celeste del triunfo al Cielo, la persecución de la “mujer por el “dragón, ya que el “niño” de ella fue arrebatado al Cielo y ella huyó al “desierto”, como también la aparición de la “bestia” que viene desde el mar, en el 13º capítulo, que es el Anticristo.

Por tanto, amados míos, como veis, nos encontramos al núcleo, ya a la parte más central del libro del Apocalipsis. Amín!!!

 

Unidad 33 Apocalipsis 11, 15-19 El séptimo toque de trompeta: Doxología y el arca. La lucha para la salvación

 

Homilía 47. Nos encontramos, amados míos, en el capítulo 11º del libro del Apocalipsis, al versículo 15.

«El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo grandes voces, que decían: se realizó y dominó definitivamente el reinado de la realeza increada de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará ininterrumpidamente por los siglos de los siglos» (Ap 11,15).

Con el toque de trompeta del séptimo ángel no comienza inmediatamente la séptima plaga o el tercer “ay”, sino que precede una praxis en el cielo, como una preparación psíquica imprescindible para los fieles frente a la aparición del Anticristo. Esta aparición es también el punto culminante del mal, que entonces se hará el combate en este mundo entre el Anticristo y el Cristo, el Mesías. En el pasaje que sigue se habla para la Segunda Parusía-Presencia de Cristo, la Crisis mundial y el triunfo final del reinado de la Realeza increada de Cristo.

Al contrario que el silencio que se siguió al cielo después de la apertura del séptimo sello, si nos acordamos, ahora después con el toque de trompeta del séptimo ángel se oyen en el cielo “voces grandes”. Estas voces grandes son voces de los seres celestes. Es el alarido de los seres celestes por la victoria que va a venir.

Y estas voces dicen que “se realizó y dominó definitivamente el reinado de la realeza increada de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos”. El preludio del cielo por la victoria sobre el Anticristo y de sus fuerzas contrarias. Aquí apuntad que en el libro del Apocalipsis continuamente se diferencian y se interaccionan, “de Dios y de Cristo”, para indicar que en cada momento la obra mesiánica de la segunda Persona de la Santa Trinidad, que se ha humanizado, hecho hombre y ascendió.

Esta victoria de Dios y de Cristo, de un modo muy profético y admirable, expresa el 2º Salmo, del cual su mesianidad acepta también la misma Sinagoga de los hebreos. Vale la pena leer su mayor parte y quedarnos en algunos puntos.

Los que leéis el Psaltiri (libro de los Salmos) os es muy conocido este Salmo. Os dije el 2º, pero esencialmente es el primero, porque el primero se considera como el preámbulo de todo el libro Psaltiri, y en consecuencia el 2º Salmo se considera primero, porque con este Salmo se abre el propio cuerpo del libro de los Salmos. Estaremos leyendo, traduciendo así un poco, y por favor, seguir con atención para ver cómo este Salmo expresa todo el concepto, sentido y significado del Apocalipsis.

2:1 ¿Por qué se amotinaron las naciones y gentes y los pueblos pensaron cosas vanas?
2:2 Todos los reyes de la tierra los soberanos se reunieron en consejo común contra el Señor y contra Su cristo.

2:3 Rompamos nuestros lazos con Dios y Su cristo y expulsemos de encima de nosotros el yugo de ellos (es decir, la apostasía).

2:4 El que mora en los cielos se reirá de ellos y el Señor se burlará de ellos y los ridiculizará.

2:5 Luego hablará a ellos con su ira y por Su furor se turbarán.

2:6 Pero yo –el Mesías, yo el Cristo- he sido entronizado rey por Dios sobre Sion, mi santo monte, -.es la primera parusía-presencia de Cristo- para anunciar el decreto del Señor.
2:7 Y el Señor me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te he parido hoy.

Como si le dijera: “Tu eres el Dios”. ¡Dios dice a Dios: “Mi hijo eres tú” indica la Deidad; el “yo hoy te he parido” indica lo humano. Es decir, “Me dijo que soy el Θε­άν­θρω­πος zeánzropos Dios-Hombre.

El Salmo 109º (110), al que tomó el Señor como pretexto para indicar y demostrar Su mesianidad, dice que el Señor se dirige a los Fariseos y a los Escribas o Intelectuales con estas palabras: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” (Mt 22, 42-46 Mar 12, 36-38 Lc 20, 41-44 Sal 109, 1). David habla y dice: “Dijo el Señor a mi Señor”, ¡el Señor una persona dice al Señor segunda persona! ¡Los Fariseos no tenían nada que responder, absolutamente nada! Apuntad que este Salmo se consideraba mesiánico, y así se considera hasta hoy en día. Pero dijimos que los hebreos están en la ceguera. Continuamos:
2:8 “Pide de mí” –como Θε­άν­θρω­πος zeánzropos Dios-Hombre, no como Dios, porque como Dios eres co-trono conmigo-, “y te daré por herencia todas las naciones y en posesión toda la creación”.

Es decir, las naciones que habrán creído y se habrán convertido en Su rebaño, pero también a cuantos no hayan creído, tendrás el poder y derecho de castigarlos, porque, como el mismo Señor dijo, “el Padre todo el juicio lo entregó al Hijo” (Jn 5,22),
2:9 “Los pastorearás con vara de hierro y como vasija de alfarero los desmenuzarás”.

Es decir, pastoreará y guiará a los que Le aman y castigará a los que no Le aman.

Este Salmo amigos míos, el 2º expresa todo el contenido de las cosas que ahora viene a decirnos el libro del Apocalipsis, en el versículo que antes os he leído.

«Y los veinticuatro presbíteros que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y veneraron, reverenciaron a Dios, diciendo» (Ap 11,16)

Y otra vez amados míos, vemos nuestra conocida icona-imagen celeste, donde se distinguen los veinticuatro “presbíteros” de un lado del trono de Dios y del otro lado, se sienten también ellos encima de “veinticuatro tronos”.

El número veinticuatro, os acordaréis que decíamos que es el dos por doce, que significa multitud de Santos, o como apunta Miguel Akominatis: “Son los doce Patriarcas del Antiguo Testamento y los doce Apóstoles del Nuevo Testamento”

Estos veinticuatro “presbíteros”, con el toque de trompeta del segundo ángel, se postran y reverencian al que “está sentado en el trono”, recitando una oración o doxología de gratitud.

«Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que es y el que era y el que siempre viene (o ha de venir), porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se enfurecieron las naciones,

-véis cómo resuena al 2º Salmo-

y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar la recompensa  o salario a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que corrompen y destruyen la tierra» (Ap 11, 17-18)

No os lo analizo sólo tomo las partes de la oración, más abajo haremos un análisis. Es una oración admirable con mucho contenido conciso, denso y rico, como veremos.

Comienza la ración con un agradecimiento: “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que es y el que era y el que siempre viene (o ha de venir), porque has tomado tu gran poder, y has reinado”. 

Es el agradecimiento que se debe a Cristo. El Cual cumple Su promesa sobre el final de la Historia, y no es más que la resurrección de los muertos, el juicio y el infierno de los impíos y la justificación, salvación de los piadosos.

Cuando el Señor dejaba Sus doce Discípulos aquí en la tierra y ascendió a los cielos, los dijo: “Vendré otra vez para llevaros” (Hec 1,11). Y aún dijo: “YoSoY y Estoy o estaré con vosotros hasta el fin del siglo” (Mt 28,20). El “fin del siglo” es la Historia, pero los Apóstoles no permanecerían viviendo hasta entonces. Esto significa que a los fieles que creerían al kerigma de los Apóstoles, que es la Iglesia, el Señor les ha dado una promesa: “YoSoY y Estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo”… Y vendré y os llevaré “que en la casa de mi padre hay muchas habitaciones” (Jn 14,2). Veis que el reinado de la Realeza increada de Dios aquí se asemeja con una casa con muchas habitaciones. “Y yo vendré y os llevaré conmigo y estaréis junto a mí. Allí donde yo estaré estaréis vosotros también disfrutando mi propia doxa (gloria luz increada) y estaréis dentro en mi bienaventuranza”. Estas son las palabras que el Señor prometió para los ésjatos tiempos de la Historia.

Y ahora, amados míos, se glorifica y se alaba por los veinticuatro “presbíteros”, que fueron hombres encima de la tierra, porque ha llegado la hora de ser realizada la promesa de Cristo para todas estas cosas. Vamos a ver, pues, unos puntos.

“Y se enfurecieron las naciones, -veis cómo resuena al 2º Salmo- y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar la recompensa  o salario a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que corrompen y destruyen la tierra” (Ap 11,18)

Este versículo 18º  del capítulo 11 del Apocalipsis, contiene en resumen pequeñísimo toda la obra del Juicio universal. Las naciones se enfurecen y se vuelven contra el Cristo y contra Su Iglesia, y aquí tenemos la culminación de la apostasía.

¿Pero dónde están aquellos que sostienen que en cuanto va avanzando la Historia, avanzamos para mejores tiempos y no para peores? Siempre esperan un mejoramiento. Amigos míos, estas mejoras son simplemente de carácter provisional y local. ¡No vamos hacia lo mejor, sino que desgraciadamente hacia lo peor! Nuestros días se hacen cada vez más peores y peores. Este hecho es testificado millares de veces por la Santa Escritura; existe esta coincidencia y posición rectilínea del Antiguo hasta el Nuevo Testamento. Dice, por ejemplo, el apóstol Pablo a Timoteo: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2Tim 3, 1-5).

Y en orden, por Su parte el Cristo llena el vaso de Su ira contra los apóstatas, ya que se agotó el tiempo de la metania.

Después viene el tiempo o el και­ρός kerós período de tiempo. Tal como dice san Andrés de Kesarea: “Kerós, período del tiempo de los muertos que manifiesta la resurrección de los muertos”.

Después de la resurrección sigue le Juicio, durante el cual se darán los premios y los castigos.

San Andrés dice de nuevo: “en cada uno se le dará adecuadamente  en sus manos los regalos”,  es la recompensa de las manos, por lo que has hecho tendrás el pago, el salario. Si has hecho bien, cobrarán bien; si has hecho mal, cobrarás mal.

Pero, amados míos, prestad atención a algo que interesa demasiado. Como os he leído el texto sagrado, hay un discernimiento en las recompensas, tenemos tres categorías. Este es el discernimiento según el Señor en la parábola del sembrador.  Os volveré a leer el punto del texto del libro del Apocalipsis: “y de dar la recompensa o salario a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes”.

Tenemos tres categorías: “los profetas, los santos y los temerosos del Señor” los pequeños y los grandes. Atención. Esto de “pequeños y grandes”, no son otras dos categorías, sino una subdivisión de la tercera categoría. Por tanto, esencialmente son tres categorías.

Esta división tripartita de los hombres que se salvarán, la vemos en la parábola del sembrador. Os leo del evangelio según Mateo. Donde el Señor interpreta Su parábola a Sus Discípulos que la ignoraban: “Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, una ciento, otra sesenta, y otra treinta por uno” (Mt 13, 8). Y el Señor interpreta a Sus Discípulos la parábola: “El que da fruto y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (Mt 13,23). En la tierra bondadosa, buena cae la semilla y de esta semilla,  que cayó produjo e hizo cien semillas, digamos de trigo, es decir, la espiga produjo cien semillas, otra espiga sesenta y otra espiga con treinta semillas.

Aquí tenemos tres categorías que fructifican en la tierra de la virtud. Todos los hombres no producen lo mismo. Todos tienen una piedad, pero no tienen la misma producción o mismo resultado. La primera categoría de cien son los Profetas y los Apóstoles, tal como interpretan también San Andrés y san Arezas. En la segunda categoría de los sesenta, son los Santos, todos estos Santos que están en nuestro alrededor y los honramos. San Jorge, san Demetrio, san Caralampus, santa Paraskeva y etcétera. Por tanto, son todos estos Santos y Mártires. Además el elemento martírico existe siempre inseparablemente dentro en la santidad. En la tercera categoría, están “los temerosos del nombre del Señor”.

Atención a este punto: “Los temerosos” son aquellos que no llegan a la altura de un Santo, pero no obstante fructifican. Es este buen hombre, que teme el nombre de Dios, hace su oración, vive la vida mistiríaca (sacramental), va a la Iglesia, no quiere hacer mal y lucha; pero es incompleto, está claro. Si le veis y le decís: “Has alcanzado la altura de un Santo, digamos uno de nuestro espacio conocido de nuestros Santos, te dirá: “¡Yo, nunca!”, y los vemos nosotros también. No está a la altura de los sesenta., pero está en la altura de los treinta; ¡es decir, es el temeroso del Señor!

No sé, amados míos, dentro en la Historia el Dios a quiénes de nosotros hará destacar en Santos, Mártires, grandes, pequeños, no lo sé. Pero podemos decir que cuando oímos el logos de Dios –y cuando le aplicamos, claro está- y cuando tenemos amor, buen ánimo, generosidad y pundonor a nuestro Señor, como dice el apóstol Pablo utilizando la palabra “amor, generosidad y pundonor de atribuir nuestra fructificación al Señor, entonces pertenecemos a la categoría de los “temerosos del Señor”, es decir, hay salvación. ¡Atentos a esto! Es una señal y un testimonio muy alegre. Yo lo considero muy alegre. Porque leyendo a san Simeón el Nuevo Teólogo, vemos que dice: ¡“Si no ves a Dios, a Cristo desde la vida presente, no esperes verlo en la otra vida”! Por supuesto que allí existe una relatividad y cabría mucha discusión y mucho desarrollo, pero esto lo he referido aunque sea por dos palabras.

¡Realmente es decepcionante! Cuando hablamos de θεωρία zeoría contemplación espiritual del Hijo de Dios, del Zeánzropos-Dios-Hombre, por supuesto que no entendemos siempre una zeoría como aquella que se refiere san Simeón el Nuevo Teólogo, quien tuvo esta experiencia de Cristo, pero un escalonamiento de la θεωρία zeoría. Este escalonamiento tiene su final, a lo que concierne a la vida presente, la contemplación de la persona o rostro de Cristo, con el Cual san Simeón abre un diálogo, ¡Atención, os dije que abre un diálogo!

Se ilumina todo el espacio, se ilumina también san Simeón dentro en la Divina Doxa (gloria, luz increada), y Jesús le dice: “YoSoY, Simeón. Yo que me he crucificado y muerto por ti”. ¡Cuando Cristo se va, Simeón se lamenta y llora! Esto es un escalón arriba y debajo de teofanía. ¿Los de más abajo se perderán? Allí si leemos a san Simeón nos decepcionaremos y diremos: “¿O sea que nosotros no nos salvaremos? Entonces vanamente luchamos”. No amados míos.

Primero antes que nada, por supuesto que de ninguna manera se excluye a alguien alcanzar escalones altos, pero debemos estar subiendo continuamente. Estos escalones tienen la análoga θεωρία zeoría contemplación de la persona o rostro de Cristo de que es el Θε­άν­θρω­πος Zeánzropos Dios-Hombre, esto no es cosa pequeña. Es una θεωρία zeoría contemplación espiritual.

El apóstol Pablo dice lo siguiente: “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1Cor 12,3). ¿Cuál es el que nos salvará? El Espíritu Santo. Si no tenemos el Espíritu Santo no podemos entrar en el reinado de la Realeza increada de Dios. San Serafín de Sarof dice que las lámparas de la parábola de las Diez Vírgenes con su aceite es el Espíritu Santo con Su jaris (energía increada gracia). El aceite son las obras buenas y la luz es el Espíritu Santo.

¿Pero cómo podemos saber que tenemos el Espíritu Santo? ¿Cómo podemos conocerlo? Tenemos muchos signos y señales. Tenemos también testimonios claros y personales, pero el primer testimonio, el primer escalón que pisaremos con nuestro pie encima para comenzar a decir que podemos tener el Espíritu Santo –nos lo dice la Santa Escritura- es lo siguiente: “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1Cor 12,3). ¡Sólo cuando tienes el Espíritu Santo puedes confesar y decir que el Jesús es el Señor, es el Dios!

Conclusión: ¿Aceptas, admites y confiesas, hermano mío, que el Jesús es el Θε­άν­θρω­πος Zeánzropos Dios-Hombre? Entonces sepas que tienes el Espíritu Santo. Los que no dicen que Jesús es Dios, no tienen el Espíritu Santo; son desgraciados y carentes del Espíritu Santo. Y un desgraciado y carente del Espíritu Santo nunca es posible que se salve, ¡Es trágico! ¡Es terrible!

Pero este es el primer escalón. Porque os dije que la presencia del Espíritu Santo empieza por este testimonio y alcanza aquello que dijo el Señor: “ríos de agua viva emanarán de sus entrañas o su vientre” (Jn 7,38). Esto quiere decir que uno estará sintiéndose que el Espíritu Santo pega saltos en su interior. ¡Saltando, tal como se entusiasmaron los Discípulos que se habían convertido en recipientes plenos del Espíritu Santo, de sofía-sabiduría, entusiasmo, alegría y etcétera, carismas del Espíritu Santo, que es una plenitud de Su presencia! Todas estas realidades son una escalera, un escalonamiento. Por tanto, diríamos que “los temerosos al Señor” son los que empiezan a amar a Dios, a Cristo, a tenerLe temor y a creerLe.

¡Creo que sólo de este modo uno puede respirar, con nada más! Respirar y decir: ¡Puedo salvarme! Prestadme atención, por favor, “¡puedo salvarme!…”

Cierto que el kerigma más terrible que uno podría hacer sería este: “No luchéis, no os salvaréis, sólo los grandes se salvaron”. ¡Esto es un kerigma diabólico! No es verdad. Todos podemos salvarnos; uno fructificará cien, otro sesenta y otro treinta.

Aquí el logos de Dios hace también una diferenciación de este último grado de la fructificación de los treinta y dice “a los pequeños y a los grandes”. ¿Qué son estos “los pequeños y los grandes?

Pues, os voy a leer cómo lo  escribe esto Ántimo de Jerusalén, que igualmente lo toma de san Andrés de Kesarea y de Areza, porque uno copia al otro, y los tres están en la misma línea recta, y después lo analizaré: “Por una parte, pequeños llama aquellos que aun no han alcanzado a la perfección espiritual de la virtud, a los que aún temen la ira y el castigo de Dios; por otra parte, grandes llama a los que han alcanzado, a medida de lo posible, a un perfeccionamiento espiritual de la virtud, pero también ellos temen a Dios para no perder Su agapi (amor incondicional, energía divina increada).

Aquí vemos que para los Apóstoles y los Santos que fructifican “cien” y “sesenta”, existe la perfecta agapi, la que “expulsa al miedo, temor”, como dice le Evangelista Juan, “la perfecta agapi expulsa al miedo” (1Jn 4,18). Pero también muchos Santos decían: “Yo no temo a Dios”. San Antonio el Grande decía: ¡“Yo no temo a Dios; Yo Le amo, no le tengo miedo”!

¡Atención, existen algunos que, mientras tienen su corazón sucio, dicen que no temen a Dios, sino que le aman! Que hagan su autocrítica, porque se engañan terriblemente. ¡Si uno puede decir con tanta facilidad que no teme a Dios… porque, amigos míos, la agapi expulsa al miedo, significa que no tienen gnosis (increada), qué quiere decir Dios, no tienen gnosis qué quiere decir santidad! ¡Que Dios nos guarde y ayude a tener cuidado para no autoengañarnos!

No obstante, para los que se encuentran en el “treinta”, existe el “temor castigador”, tal como nos dice Ántimo de Jerusalén, es decir, aquello que repetimos: “¡estoy salvado-no estoy salvado! ¿Me salvaré? Me castigará Dios. ¿Cómo puedo estar firme en pie delante de Dios? ¿Me salvaré?”. Es decir, es la pregunta que pone el hombre en su interior: “¿Me salvaré?”. Y teme el castigo de Dios.

Y el temor perfeccionador es para los grandes. Estos son “los pequeños y los grandes”; los primeros son los “pequeños” y los segundos son los “grandes”. ¿Y cuál es temor perfeccionador? Es el temor que uno tiene para no perder lo que tiene, no tanto para que no le castigue Dios, como cuanto para no caer de la agapi increada e incondicional de Dios, y así intenta y lucha mucho a mantener lo que tiene. Es decir, hay una imperfección en los dos casos, pero, os lo vuelvo a decir, es consolador. ¡Amigos míos, debemos luchar! ¡Seguir luchando sin cesar!

Me acuerdo una vez que iba a examinarme para conseguir el título en una escuela. Entonces yo  era soldado, y como teníamos tiempo para estudiar, yo y algunos otros compañeros fuimos al director a rogarle para un trabajo que deberíamos entregarlo junto con todos los demás, que nos permitiese a entregarlo en Septiembre, y examinarnos entonces. El profesor nos dijo que trajésemos el certificado del servicio militar de las autoridades ya que así son las cosas; pero cuando llevé los certificados –los otros, es cierto que habían confiado a mí este trabajo-, el profesor me dice: ¿Por qué no te examinas tú?, yo respondí que no tenemos tiempo para estudiar. Entonces había una situación anómala, nos encontramos en el año 1949, no teníamos tiempo. Hacía el servicio militar y tenía varios servicios y vigilancias y no sé qué más. ¡No había nada de tiempo para estudiar uno!… Pero el profesor me dijo a mí que me fuera a examinar. Cuando lo dije a los otros que el profesor me dijo que nos examinaríamos y yo lo haré, sólo uno se examinó conmigo –éramos cuatro- los otros dos no se examinaron. ¡Amados míos, pusimos todas nuestras fuerzas nosotros dos y aprobamos, mientras que los otros finalmente no pudieron conseguir el título!

Esto significa que cuando uno se esfuerza con toda la energía de su voluntad y sus fuerzas y no queda decepcionado preguntándose “si se va a salvar y en concreto en la época que vive… y dice que no le dejan los demás hacerse santo”, si pone todas sus fuerzas, amigos míos, entonces se salvará. Sí, y os lo digo; este es el kerigma consolador de la sotiría redención y salvación.

¿Señor son pocos los que se salvan?”, dijeron una vez al Señor –para que yo os confirme esto, y no vayáis a creer que esto es mío- ¿Señor son pocos los que se salvan?, y el Señor respondió: “Luchad y esforzaos para entrar” (Lc 13, 23-24). No preguntéis si serán pocos o muchos los que se van a salvar, vosotros sólo luchad para entrar al reinado de la Realeza increada de Dios.

Pero quedan también los “que corrompen y destruyen la tierra”, como dice el texto sagrado; “a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que corrompen y destruyen la tierra”. Cada uno recibirá su salario o recompensa; los piadosos recibirán la Realeza increada de Dios.

¡Entremos, pues, en el reinado de la Realeza increada de Dios, aunque sea en la última posición… a pesar de que, amados míos, tendremos envidia a los otros de allí! Es una envidia sana, no la envidia mala. Os diré un pequeño ejemplo que lo dije otra vez:

Todos estaremos viendo la persona de Cristo, pero cada uno de diferente manera. Imaginaos un antiguo teatro, tal como está hecha su estructura, es como un cucurucho. Tomad por ejemplo el teatro de Epidavro o el teatro Irodion de Atenas. Abajo en la escena actúan los actores y en la grada se sienten los espectadores. Todos ven igualmente bien a los actores, nadie es impedido por la cabeza del que está sentado adelante suyo, porque la otra grada está más baja y así cada uno ve muy bien a los actores. Pero de los espectadores, uno es analfabeto, el otro con enseñanza básica, otro ha terminado bachillerato, otro es de la Universidad, otro ha terminado filología, en concreto especialista sobre el antiguo teatro. Todos ven a los actores, pero cada uno percibe la obra según su formación y sus estudios.

Por tanto, así según la virtud que habremos ejercitado, tendremos también la análoga gnosis de la persona de Cristo. Es la teología, es decir, la gnosis de la persona de Cristo, en los siglos de los siglos, sin fin. Y esta gnosis (increada) no es como la gnosis que tenemos en los colegios o cuando leemos un libro. Esta es la portadora de la bienaventuranza y se diferencia según el valor de cada persona. Así, mientras que todos ven la persona de Cristo, la bienaventuranza es distinta.

Pero tenemos también aquellos “que han corrompido y destruido la tierra”. Atención que es característico el verbo “corromper”. “Y corromperá a los que han corrompido la tierra”. No los que destruyen la naturaleza y la ley de Dios. Es la destrucción, corrupción de la naturaleza y de los mandamientos. Nuestra época está llena de esta doble corrupción. Nuestra época corrompe también la naturaleza, y también corrompe la ley de Dios.

Esta frase “corromperá a los corruptores”, recuerda esto que escribe el apóstol Pablo, en su 1ª epístola a los Corintios: “El que destruye el templo de Dios, le destruirá el Dios” (1Cor 3,17). El templo de Dios es la Iglesia, la Iglesia como total, completa, como Cuerpo de Cristo, y a continuación está el cuerpo humano, que es miembro, trocito del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. En el 6º capítulo habla para el cuerpo humano, y dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es… Y  porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo… (1Cor 3, 17 y 6, 16-17).

Especialmente sobre este tema, el apóstol Pedro, en su segunda epístola habla de la siguiente manera; “Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, ellos pues, como blasfeman las cosas que no conocen, y dentro de su propia corrupción, se destruirán totalmente” (2Ped 2,12).

Los animales irracionales no tienen renacimiento sobrenatural, sólo tienen nacimiento natural, es decir, no son cultivados, son animales y bestiales, sólo piensan en su comida y su reproducción, es decir, viven sólo por sus instintos. Lo mismo hacen los hombres también, dice el Apóstol Pedro.

Pero la desgracia es que todas estas cosas que dice el apóstol Pedro no se refieren a nacionales, a idólatras, sino que se refieren a los Cristianos, a estos que nos rodean, pero que aún no han percibido el sentido y significado del Evangelio, y viven como los nacionales, es decir, idolátricamente,

La “corrupción” de los pecadores será el Infierno eterno e incorrupto. Es la corrupción incorrupta y la muerte inmortal. Impresiona y llama la atención la frase “corrompieron la tierra”. ¿Cómo se corrompe y se destruye la tierra?

Quizás Caín sea el primero que “corrompió la tierra”, por el asesinato de su hermano, pero también los primeros en ser creados son los primeros que crearon las condiciones de esta corrupción y desgaste de la tierra, por la desobediencia de ellos.

La corrupción de la tierra o de la naturaleza, es el cambio del orden divino sobre la naturaleza, y el reinado de la Realeza increada es el retorno del orden divino, de la incorruptibilidad y de la inmortalidad.

«Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y se vio el arca del testamento del Señor en Su templo. Y hubo relámpagos, y voces, y truenos, y un terremoto y granizo grande» (Ap 11,19).

Estas cosas sucedieron cuando terminó la oración, el agradecimiento y la doxología de los veinticuatro presbíteros y por supuesto que estaban en el cielo, era una visión en el cielo. Aquí con el versículo 19º acaba el 11º capítulo.

En este versículo, amados míos, vemos una proyección del arca del testamento al cielo en visión. Diríamos que es la cumplimentación o el epílogo visible de la oración y de la doxología de los veinticuatro  “presbíteros”. Pero la proyección del arca del testamento tiene una historia.

Es conocido que el “el arca del testamento” estaba guardada en el altar de los altares, en el templo de Salomón que había sido edificado. Esta “arca” era una caja pequeña, con anchura de un metro. Era un paralelogramo de madera de acacia forado interiormente y exteriormente con oro, y allí estaban guardadas las Placas de la Ley que había recibido Moisés en el monte Sinaí. La construcción de esta arca se fabricó en el desierto de Sinaí. Después se hizo la tienda del martirio-testimonio y el arca se llamaba testimonio-martirio porque daba testimonio de la ley de Dios. Era tienda de cabaña, una tienda de tela fuerte, y cubría el arca del testamento. Dentro de esta tienda, de esta tela fuerte, estaba el altar o sacrificadero de los inciensos, y fuera de este, en el patio, estaba el sacrificadero de los animales de sacrificio. Estos después se trasportaron a Jerusalén, cuando fue conquistada y se edificó el templo de Salomón, y a continuación fueron colocados en el altar de los altares.

Cuando los Babilonios el año 586 adC conquistaron Jerusalén, un mes más tarde fue destruido el templo, y fue arrebatado todo su oro, todos los utensilios del templo, de cobre y de oro fueron trasladados a Babilonia.

Más tarde, cuando los Medo-persas conquistaron Babilonia, encontramos los utensilios en uso sacrílego. Es la última noche del imperio babilónico. Daniel nos describe en su libro que el rey Baltasar durante un banquete pródigo, mandó que le trajesen los utensilios del templo del Salomón para beber él y sus mujeres mastresas de estos utensilios vino. Pero fue castigado por aquella mano cortada, que escribía encima de la pared: “Fuiste pesado en la balanza y medido y fuiste hallado falto” (Dan 5,25). Y aquella noche se destruyó Babilonia, fue asesinado el rey Baltasar y vinieron en Babilonia los Medo-Persas.

Cuando más tarde el rey de los Persas concedió permiso a los Judíos regresar en Jerusalén y construir el templo que fue construido por Zorozabel, les devolvió también los utensilios del templo, pero en ninguna parte se refiere que exista el arca.

En concreto los Rabinos lo confirman expresamente, de que vinieron los utensilios y se volvió a construir el templo después del cautiverio, pero “el arca del testamento” no estaba en el segundo templo.

Josefo también en su Arqueología Hebraica, nos dice que cuando los Romanos por el Tito conquistaron Jerusalén, porque se rebelaron los Hebreos, destruyeron el templo, y entre los utensilios del templo que se llevaron los Romanos no había el arca del testamento. En consecuencia el arca del testamento no estaba en el segundo templo, ni los Babilonios ni los Romanos se la llevaron.

¿Qué sucedió con el arca del testamento?

La respuesta la encontramos al segundo libro de los Makabeos al 2º capítulo versículos 1-8. No os leo el pasaje, para no cansaros, lo tengo todo delante de mí.

Pero sólo os diré lo siguiente:

Cuando por los Babilonios fue conquistada la ciudad, el profeta Jeremías tomó unos cuantos sacerdotes -porque desde la conquista de la ciudad hasta la catástrofe del templo había un mes de tiempo- y una noche se llevó el arca, se llevó el altar de oro de los inciensos, que no pesaba mucho, se llevó también la tienda de cabaña, que era de tela fuerte y se fue al monte Navaí, en la tierra Moab. Es decir, cruzó al río Jordán y se fue a la montaña aquella que Moisés había visto panorámicamente la tierra prometida, allí murió y allí se enterró. En este monte Jeremías encontró una cueva que parecía como casa, puso en su interior los objetos, valló la puerta con piedras y se marchó. Aquellos que le acompañaban para el transporte de las cosas, volvieron poniendo señales, para poder ver el lugar y acordarse cuando volverían. Pero cuando volvieron a ir a la montaña Navaí, no pudieron de ninguna manera encontrar a dónde estaba la cueva que habían puestos en su interior la tienda de cabaña del martirio-testimonio, el arca del testamento y el altar de oro de los inciensos. ¡Entonces fueron a Jeremías y le dijeron que no han podido encontrar lo que escondieron!

Una vez sabido por Jeremías esto, los reprendió, y les dijo: “Este lugar permanecerá ignorado tanto hasta que Dios tenga misericordia de Su pueblo y quiera volver a congregar todo el pueblo, y retorne; entonces el Señor develará el arca del testamento, y aparecerá y verán la doxa-gloria del Señor y la nube, igual que se veía también en tiempo de Moisés, e igual también cuando Salomón oraba que fuese santificado el Templo y todo aquel lugar” (“Mac 2, 7-8).

Pero ahora surge la pregunta: ¿Cómo se interpretan estos logos proféticos de Jeremías? Es decir, ¿algún día encontrarán el arca histórica?

Los antiguos intérpretes Judíos, pero también los antiguos Cristianos comentaristas, creen que la profecía sólo se cumpliría durante los días del Mesías. En cambio otros intérpretes colocan la realización de la profecía al final del mundo, a los ésjatos tiempos.

Pero amados míos, me parece que ya no se trata del arca histórica, de esta caja de madera, en la que en su interior están las placas, porque sencillamente, ya que el Dios permitió que se destruyera el templo, significa que ya no tiene lugar ya allí esta arca. ¡La arca era la Panaghía (Santísima Madre), y las placas que estaban marcados los mandamientos, es decir, el Logos de Dios que se hizo hombre! Es el Logos de Dios que vino y “puso su tienda de cabaña y acampó entre nosotros” (Jn 1, 14). Por tanto, no hay razón ni motivo que encontremos de nuevo o que sea develada esta arca del testamento.

¿Entonces qué significa?

Todos los intérpretes Cristianos y no cristianos ahora dicen lo siguiente: La revelación del arca está en el cielo. De esta manera que es apocaliptada-revelada a Juan, constituye un símbolo y, como dice san Andres de Kesarea, manifiesta “los bienes preparados para los santos… tal como en Cristo donde habitó toda la plenitud de la deidad corporalmente…”. No es más que los bienes del reinado de la Realeza increada de Dios, que es el mismo Cristo, las placas vivas, el Dios Logos, el Logos que vino y puso su tienda de campaña y acampó entre nosotros.

Para la historia sólo os digo que es muy digno de destacar que el Dios permitió la profanación del templo, este que fue construido por Salomón, también el otro construido después por Zorozabel y del templo que se volvió a construir por Herodes el Grande. El templo se ha construido tres veces: Por Salomón, por Zorozabel después de la catástrofe Babilónica y por Herodes el grande en los años de Jesús Cristo, al cual finalmente destruyeron los Romanos. Por tanto, mientras que Dios permitió cada vez la profanación del templo (Daniel habla de “abominación desoladora”). Es decir, se levantarán deidades, amados míos, estatuas de los antiguos,  y se harán cosas fornicadoras dentro en el templo de Dios, en el Altar de los Altares, no permitió que sea profanada el arca del testamento. El arca se utilizó, fue escondida y se acabó la historia. Su nueva historia es en Jesús Cristo. Este es el Arca ahora: ¡el Cristo! ¡Nuestro tesoro escondido que abre el Cielo!

Así pues, cuando, después de la oración y la doxología de los veinticuatro presbíteros, se abre el “templo de Dios” y se ve el arca del testamento en el templo, esta arca es la preparada Realeza increada de Dios, esta que tendrán todos aquellos que de cualquier manera y modo lucharán en sus vidas.

Me gustaría deciros lo siguiente: Analizando el libro del Apocalipsis, no esperéis oír aquellos elementos y datos apocalípticos, es decir, qué sucederá al futuro. El libro del Apocalipsis no es sólo un libro profético, sino también consolador, y a la vez también teológico. El libro del Apocalipsis tiene muchos pliegues, facetas, aspectos, lados y partes, por esta razón veis cuantos elementos y datos tomamos, que son consoladores, ayudantes, espirituales y sostenes de nuestra vida espiritual. Lo digo porque quizás puede ser que vengan hermanos con una curiosidad esperando ver y oír lo qué vamos a decir más abajo. Si se hará la tercera guerra mundial, cuándo se hará y etcétera. ¡Esta curiosidad es enfermiza! El libro del Apocalipsis sostiene y apoya al hombre, le ayuda, le instruye espiritualmente y le indica los acontecimientos dentro en la Historia, pero sobre todo le apoya espiritualmente. Con este sentido y significado nosotros analizamos el libro del Apocalipsis, y os rogaré por vuestra agapi, vosotros también con este sentido y significado lo vayáis aceptando. Amín.

 

Unidad 34 Apocalipsis 12, 1-4 El séptimo toque de trompeta. La visión de la mujer y el combate al cielo. Los dolores del parto espiritual

 

Homilía 48 Ahora vamos, amados míos, en el capítulo 12º del libro del Apocalipsis, que es interesantísimo, porque constituye al centro de todo el libro y también es la llave para su entendimiento. El contenido del capítulo es una visión tripartita, durante la cual se presenta, diríamos, simbólicamente el combate preliminar entre el Mesías y el Satanás. Y esto, tanto durante la Primera Parusía-Presencia, como durante la Segunda.

En la primera imagen-icona de la visión vemos una “mujer” majestuosa y celeste. En la segunda icona-imagen tenemos el combate del dragón-Diablo con el arcángel Miguel, y la caída del “dragón” desde el cielo. En la tercera icona-imagen tenemos la ira del dragón, del Diablo que persigue la “mujer” de la primera icona, la que acude a protegerse en el desierto. Resumidamente, pues, en todo el capítulo tenemos esta visión tripartita. Os leo el texto sagrado:

«Y apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas; y estando encinta, clamaba con dolores de parto, y con el tormento de dar a luz» (Ap 12,1-2).

Es una icona-imagen majestuosa. ¡Una mujer que está vestida del sol y bajo de sus pies tiene la luna!

Vamos a tomar el texto sagrado paso a paso y veremos primero que significa “señal”. “Ση­μεῖ­ον simíon Señal” es una palabra polisémica, quizás de las pocas palabras tan polisémicas del léxico helénico, igual que la palabra logos. Pensad que hay treinta y ochos significados de la palabra “señal”,  aquí quiere decir un acontecimiento extraordinario. Sobre todo en la dimensión esjatológica, que significa lo mismo también en los Evangelios. Por ejemplo, el Evangelio según Mateo escribe: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre” (Mt 24,30).  Es decir, esta “señal” tiene, como vemos, una dimensión realmente esjatológica. Y esta “señal” se califica, como os dije, mega-grandiosa, como algo en un sentido y significado muy grande, y en concreto en los ésjatos períodos de tiempo.

Esta “gran señal” aparece al cielo. No está en el cielo, sino en la parte más interior del cielo, respecto a la tierra en la parte más interior, es decir, está en la atmosfera. Por consiguiente, podría ser vista por cualquier hombre desde la tierra. Atención a esto, porque la visión anterior del Evangelista era realmente al cielo, con el trono de Dios y los veinticuatro presbíteros. Ahora está en el cielo, en el firmamento, y puede cualquier espectador ver toda la icona-imagen completa.

Pero cuál es esta “gran señal” ¡Es una mujer! Ella, la mujer es la madre del Mesías, del Jesús Cristo, la hiperaghía (santísima) Θε­ο­τό­κος Zeotokos. Es una icona-imagen de la Primera Parusía.Presencia de Cristo, pero simultáneamente en la misma icona existe también otra tesis u opción con la dimensión esjatológica, que es la Iglesia. En la misma icona-imagen tenemos dos caras, faz, o aspectos de la misma icona: una faz es la hiperaghía Zeotokos y la otra faz es la Iglesia.

Sobre la primera icona-imagen que es la hiperaghía Zeotokos, vemos que esta “mujer” está envuelta por el sol. Vamos hacer primero la interpretación en relación a la persona de la hiperaghía Zeotokos. Todos los intérpretes están de acuerdo que es la hiperaghía Zeotokos, porque existen datos concretos a lo referente a su parto y a lo qué ha sido del Mesías, el hijo que ha dado a luz o parido. Atención a esta icona la que la hiperaghía Zeotokos está envuelta del sol.

Es conocido que la luz del sol –si queréis la luz increada ahora la llamamos luz del sol- está envuelto sólo Dios. Es aquello que decimos en el Salmo 103 (4), “el que se cubre de luz como vestidura”, (vestidura es vestimenta, la prenda manto o abrigo exterior de vestir de los antiguos). ¡Es una bella icona-imagen esta! Aún el Cristo es “el sol de justicia”, y ya que la hiperaghía Zeotokos ha dado a luz al “sol de justicia”, a Jesús Cristo, el Hijo y Logos de Dios, el cual “está envuelto, cubierto de luz como vestidura”, entonces lógicamente es llamada como la que “está envuelta, cubierta del sol”.

¡“Con la luna debajo de sus pies”! ¿Qué significa esto? La luna tiene cambios en su disco, por lo menos por lo que se ve. No es iluminada siempre lo mismo, a lo referente a nosotros espectadores en la tierra, no mantiene su disco redondo por parte de luminosidad, tal como el sol, que es el símbolo de la vida mundana que se altera y cambia. Y ahora esa “luna” está debajo de los pies de la hiperaghía Zeotokos. Es una icona bella e indica que la hiperaghía Zeotokos ha vencido la conducta, moral y actitud mundana alterada y cambiable, se quedó por encima de la conducta mundana de su época, y por eso el Dios la ha escogido para ser la madre del Mesías.

Las “doce estrellas” son la fe y las virtudes de la hiperaghía Zeotokos, como dice san Andrés de Kesarea. (J.P Migne P.G. tomo 106, logos 11).

Todavía se justifica la aparición de la hiperaghía Zeotokos en el firmamento con tanta luminosidad, como dice Icumenios: “su rostro… y su pique y cuerpo limpios y puros igual que un ángel, como uranúpolis-ciudad del cielo. Es decir, es la persona aquella que las potencias espirituales superiores del Cielo las sobrecoge vértigo delante de ella. ¡Se sobrecogen de vértigo! Este himno con los Querubines y los Serafines de la Iglesia, que se presentan estando en pie sorprendentes delante de la Zeotokos y La vemos que sea la más “amplia del cielo” y la más alta que estos seres angelicales no es una filología, no es una exageración poética, sino una realidad. ¡Al mundo angelical le sobrecoge vértigo delante de la hiperaghía Zeotokos!

¡Muchas veces me he parado a pensar y he reflexionado mucho sobre qué tenía la hiperaghía Zeotokos y quedó tan a lo alto! ¿Qué tenía? Amados míos, ¡cumplía los mandamientos! Era muy sencilla. Era mujer y cocinaba como cocináis también vosotras las mujeres. Hacía todos los trabajos, tal y como hacéis vosotras también vuestros trabajos. Vino la hora de comprometerse y casarse. José era un hombre anciano en edad, casado con hijos, y había muerto su mujer; era viudo. La hiperaghía Zeotokos tenía 15 años más o menos cuando se le dio como esposa a José, sin ser nunca su cónyuge. Mirad, estas cosas que os digo son muy humanas, son lo que es un ser humano. Las dije para demostraos que no tenemos algo insuperable, sino algo muy sencillo y muy común. En concreto cuando queda embarazada la Zeotokos, José siendo un hombre normal, sospecha y dice: ¿Qué sucede? ¿Quizás ha cometido adulterio y debo echarla? Pero es un hombre justo, no la castiga, sino que simplemente quiere echarla a escondidas. Pero ella no dijo nada de su secreto, cómo se hizo exactamente la concepción. Por tanto, atención. Dentro de esta cotidianidad y banalidad de la vida, en la que estamos todos los seres humanos, la hiperaghía Zeotokos es  “altura inaccesible y difícil de contemplar”, utilizando la frase del Oficio de las Salutaciones, incluso también a los ojos de los ángeles. ¿Qué era aquello que la caracterizaba?

¡Era la sencillez en Cristo! Esta es la virtud. El cumplimiento de los mandamientos y la sencillez en Dios. Esta sencillez en Dios es el primer bien o belleza creada de los primeros en ser creados, son Adán y Eva antes de caer en el pecado. Ven las cosas como son, no piensan algo diferente. Es esto que otra vez os decía, el hombre ve la mujer, y la ve como criatura de Dios; nada más. Y viceversa.  Uno ve una figura y su cerebro piensa esta figura que ve y nada más. ¡Esto amigos míos, es tremendamente difícil!

Sin embargo, amados míos, la hiperaghía Zeotokos había llegado allí. Por eso ahora aparece con esta visión. Por supuesto que la visión, atención, es un acontecimiento posterior de la persona histórica de la hiperaghía Zeotokos, no lo olvidemos esto. Primero existió la hiperaghía Zeotokos, y después el evangelista Juan tuvo esta su visión. ¡Pero es apocalíptico sobre cuál fue y era la hiperaghía Zeotokos y qué tenía que desempeñar con su Parto, el Jesús Cristo, dentro en la Historia. Por eso pues, aparece así la hiperaghía Zeotokos plena de virtudes y como “en cinta, embarazada” en la visión “¡estando encinta clamaba con dolores de parto, y con el tormento de dar a luz!” (Ap 12,2)

Por supuesto que el Dios Logos se hizo hombre o se humanizó, encarnó, fue engendrado y nacido, pero esta expresión “con el tormento”, es decir, “con dolores de parto” y “torturada” no sirve a la segunda escena, icona-imagen de la visión de la hiperaghía Zeotokos como persona, que es la Iglesia. Porque la Iglesia gesta y tiene dolores de parto. Lo veremos. En concreto según un análisis y estudio teológico, la hiperaghía Zeotokos no tuvo dolores de parto.

El Dios según la condena de los primeros en ser creados, dijo a la mujer que parirá los hijos con dolores. Pero la Zeotokos es la Nueva Eva, la que está plena de Jaris (gracia, energía increada), y en conciencia la Nueva Eva, en cambio la otra, la antigua fue la que era posible que cayera, y cayó con la primera tentación. Y la Zeotokos podía haber caído, pero no cayó, y concienció su virtud y su fe. En consecuencia, ya que es la Nueva Eva, la que traerá la verdadera vida en el mundo –porque Eva quiere decir vida- mediante el Mesías, por el parto de ella que es éste Jesús Cristo, obviamente que no tenía dolores de parto; dio a luz sin dolores de parto, liberada totalmente de estos. En consecuencia en la visión no sirve a la persona de la hiperaghía Zeotokos, sino a la segunda parte o faz de la icona-imagen, como os dije, de la Iglesia, y esto lo veremos.

La segunda icona-imagen es la Iglesia. Nos vamos de la persona histórica de la Zeotokos y vamos a la Iglesia. Es innecesario que os diga que en muchas profecías del Antiguo Testamento existe identificación y a la vez identificación de la persona de la hiperaghía Zeotokos y de la Iglesia, igual que aquí. Sí preguntáis, ¿por qué se identifica y a la vez se discierne la hiperaghía Zeotokos de la Iglesia?, os respondo lo siguiente: La hiperaghía Zeotokos ha dado su cuerpo o carne, el cuerpo que tomó prestado el Dios Logos, se revistió de este, se hizo hombre y vino entre nosotros. Este Su Cuerpo o Carne, el Cristo ahora lo da al mundo para redimirse y salvarse, y dice. “Venid a comer de mi cuerpo y beber de mi sangre” (Mt 26,26 1Cor 11,24). Pero cuando comemos el Cuerpo de Cristo, nos hacemos Cuerpo de Cristo y sabemos por la Santa Escritura que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo; lo dice analíticamente san Pablo en Rom 12,5 1Cor 10, 17; 12,6 Ef 1,23, etc… Pero este cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, que son los fieles, porque se hacen partícipes del Cuerpo de Cristo, es el Cuerpo que tomó Cristo de la hiperaghía Zeotokos. He aquí porque la Iglesia se identifica con la hiperaghía Zeotokos. Permitidme deciros que esto que decimos en las Matemáticas: “La tercera parte igual y entre sí iguales”. Por eso se identifica y simultáneamente se discierne.

Ahora tenemos la Iglesia delante de nosotros y ella está “envuelta en el sol de la justicia”. ¡Es cierto, ya que la cabeza de la Iglesia es el Cristo, el Cual es el “sol de la justicia”, obviamente también la Iglesia “está envuelta, vestida con el sol”, es decir, la luz increada, la doxa-gloria!

La luna está debajo de los pies de la Iglesia. Sí, como os dije, es el símbolo de la alterada y cambiable vida mundana, y esto porque siempre en la Iglesia la conducta y moral mundana está debajo de sus pies. Dije siempre, para que no olvidemos que dentro en la Iglesia existen también los injertados, los que no son novicios y consolidados. Existen también los no consolidados, aquellos que finalmente se cortarán y serán tirados como las ramas sin fruto. “Yo soy la vid y vosotros las ramas, los pámpanos de la vid” (Jn 15,5). Y dice el Señor: “Toda rama o pámpano que no produce fruto se corta y se echa al fuego y se arroja fuera” (Mt 7,19 Lc 6,43). Por consiguiente, cuando decimos la Iglesia tiene siempre bajo de sus pies la alterada y cambiable conducta mundana, esto concierne sólo a los fieles que constituyen la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Si queréis que esto lo sostenga y lo confirme, lo hago inmediatamente: Dice san Pablo que la Iglesia es sin mancha. ¿Cómo que es sin mancha, inmanchable? Mirar lo que los periódicos ensucian la Iglesia por las cosas que dicen. ¡La Iglesia es sin mancha, inmanchable, pura! No tiene mancha ni arruga, ni ninguna categoría. La Iglesia no tiene nada, porque la verdadera Iglesia la constituyen pocos, el “remanente” (Rom 11,15).  Y ya que no tiene mancha ni arruga, pues, significa que realmente la conducta mundana la ha puesto debajo de sus pies. Estas cosas que escriben los periódicos son siempre para los que no tienen ni idea, ni conciencia eclesiástica de sus vidas.

Las “doce estrellas” son la enseñanza de los doce Apóstoles, que encima de esta enseñanza está fundamentada la Iglesia, la embellece y la adorna, según Ecumenio. En una otra icona-imagen del Apocalipsis, más abajo en el capítulo 21, que de verdad es extraordinaria, aparece la Iglesia como la “Jerusalén de lo alto”, que baja cimentada encima de “doce cimientos”, que Ecumenio opina que son los doce Apóstoles (Ap 21, 2·14) Es esto que decimos en el Símbolo de la Fe: “Creo en Una Iglesia Católica y Apostólica…” Esto quiere decir “Iglesia Apostólica”, de que el “cimiento” de la Iglesia es la enseñanza de los doce Apóstoles que la recibieron de Cristo. Habéis visto también la segunda cualidad o atributo de Ella: ¡Santa! Es esto que os dije: sin manchas y sin arrugas.

A continuación la “mujer” “estando encinta, clamaba con dolores de parto, y con el tormento de dar a luz», gritando fuerte por los dolores de parto. Quedamos aquí en esta icona de la Iglesia para ver qué significa esto.

San Andrés de Kesarea dice: “Como dice Isaías, el Espíritu Santo antes de dar a luz ella tenía dolores de parto, se escapó y ha dado a luz un varón” (Is 66,7). Y san Andrés, interpretando a Isaías, pregunta: ¿De quién se escapó? Seguro que se escapó del Diablo, para parir o dar a luz el pueblo de Dios, el varón pueblo de Dios. Le llama varón, que es la Sión espiritual e inteligible. (J.P. Migne P.G tom 106, logos 11, cap 23).

La Panaghía es la “Sión espiritual”, es decir, la Iglesia es la “Sión espiritual”, que da a luz al “varón laós.pueblo”, que es el pueblo maduro, el pueblo de Dios, el pueblo valiente de Dios y el pueblo perfecto de Dios.

Atención aquí para que podáis ver. Volveré a la icona-imagen de la hiperaghía Zeotokos, es decir, la persona histórica de la hiperaghía Zeotokos, para que veamos este cómo “se escapó del dragón”, que dice Isaías y es muy característica y tiene mucha importancia.

San Ignacio de Antioquía en su epístola a los Efesios, en el párrafo 19, escribe lo siguiente: De la virginidad de María y del parto de ella quedó engañado el soberano de este mundo pecaminoso, igual también que de la muerte del Señor; tres misterios sonantes, los cuales quedaron y se realizaron en el silencio y la hisijía de Dios”. Se escapó de la atención del soberano del pecado de este mundo, del Diablo. Atención, ¡“escapó de su atención y vigilancia”! El Diablo no está en todas partes, nos es omnipresente, tiene sus demonios que vigilan y observan todo, sin embargo “se escapó” del Diablo la virginidad de María. De la atención y vigilancia del Diablo “se le escaparon” tres cosas: La virginidad de María, su parto y la muerte del Señor.  O sea que “se le escapó” que la virgen quedó en cinta. Esto el Diablo no lo vio. El Dios esto lo previno, es decir, que el Diablo no lo viera. Lo conocía el arcángel Gabriel. Pero el Diablo no lo sabía. Esto tiene mucha importancia. ¡En consecuencia el Diablo, lo veremos un poquito más abajo, mantenía bajo vigilancia las mujeres embarazadas para ver lo qué van a parir o dar a luz!… El porqué, lo veremos un poquito más abajo. El Diablo esperaba su contrario, ya que escuchó al Paraíso que “el descendiente de la mujer te destruirá la cabeza” (Gen 3,15). Pero ahora el Diablo, está escrito en Isaías: “he aquí la virgen quedará en cinta”. Por tanto, buscaba a encontrar cuál virgen podría ser la embarazada. Buscaba, buscaba… Buscaba en todas las vírgenes, ¡pero “se le escapó” la cosa! ¡Atención, un poco más tarde pondrá a José a sospechar sobre la hiperaghía Zeotokos! Pero esto lo veremos un poquito más abajo.

El segundo misterio es el Parto. ¿Quién era el que nació? ¿Quién era? ¡El Diablo sigue y observa al Señor paso a paso! No ve la deidad increada, porque la deidad no es visible y, solo ve la psique-alma humana y el cuerpo humano, nada más. La divina naturaleza es invisible también incluso a los mismos ángeles. “A Dios jamás ha visto nadie, ni puede verlo” (Jn 1,18 Tim 6,16). ¡La esencia-usía de Dios no la ha visto ni la verá jamás ninguna creación! Cuando el Señor se fue al desierto y le vio estando en ayuno cuarenta días y orando, Le sintió como un enemigo y adversario potente y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios…” Esto lo sabe porque lo había oído en el Bautismo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt 3,17); por eso se pregunta ¿qué tipo de hijo de Dios podría ser éste?, y va a provocarle diciendo al Señor: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan” (Mt 4,3). El Señor no dijo que es cierto yo soy el hijo de Dios, sino que habló según la Santa Escritura: “Está escrito que…” para indicarnos cómo debemos hablar y atrapar al Diablo. “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo logos que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Pero esto está escrito también en el Deuteronomio 8,3: “para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca del Señor vivirá el hombre”. Y esto lo podría responder cualquier ser humano. Así respondió el Señor, amados míos, y el Diablo al final llegó a crucificar a Cristo: el tercer misterio. El Diablo no sabía a quién crucificaba, solamente veía un enemigo contrario muy potente, sin saber quién es, pero allí exactamente cayó en la trampa. Cuando la psique-alma de Cristo bajó al Hades, entonces se hizo clara Su divina naturaleza. El Diablo ya se quedó mutilado e inutilizado. El Hades ya quedó anulado, inútil. Y venció al Diablo, utilizando como anzuelo la cruz, para hacerlo caer en la trampa.

¡Estas tres realidades san Ignacio las llama “tres misterios” y pone lo característico que son “tres misterios del clamor, los cuales se realizaron en la hisijía y en el silencio de Dios y a la vez quedaron como misterios del clamor”, porque ahora se han apocaliptado-revelado y son realmente misterios del clamor!

Así que esto significa que “está en cinta”, que “se ha escapado” de el “dragón”, y nos hará un análisis detallado el evangelista Juan un poquito más abajo de su texto en el mismo capítulo; pero llega tiempo antes que nosotros Isaías cuando escribe “se escapó”.

Pero atención aquí. Vuelvo a la icona-imagen de la Iglesia. De ahora en adelante, cada fiel del laós-pueblo de Dios que nace de la Iglesia, da a luz también a Cristo espiritualmente. Ahora aquí tenemos algo muy curioso. En un Salmo encontramos la novia candidata del rey, en un momento como cónyuge y en el otro momento al mismo Salmo la encontramos como hija. ¡Es cónyuge, y en poco se hace hija del rey! ¿Cómo se hace esto?

Cristo ha nacido de la Zeotokos, y sin duda la Zeotokos es Su madre, pero a la vez la Zeotokos nació por el Cristo, porque renació espiritualmente. Trae a Cristo en el mundo y la misma se renace. La misma se renace por supuesto desde el momento de su concepción, pero la plenitud diríamos, si es que se permite decirlo así, de su renacimiento la tiene en el Pentecostés. El día del Pentecostés estaba presente la Zeotokos y esto nos lo dice el Evangelista Lucas en los Hechos 1,14. Es la última vez que encontramos la Zeotokos en el Nuevo Testamento. Así la Zeotokos da a luz a Cristo, y nace por el Cristo. Ahora este formato o plano existe dentro en la Iglesia.

San Andrés de Kesarea lo dice de una forma admirable. Hay un medio versículo también que os lo leeré y que sería bueno que nos lo acordásemos. Oíd lo que dice:

“De modo que en cada uno sea nacido el Cristo espiritualmente, por eso la Iglesia gesta y tiene dolores de parto, hasta que todos los fieles sean renacidos en Cristo Jesús”; y termina: “Así que cada uno participando de Cristo se convierte y se hace Cristo espiritualmente” (J.P. Migne tom 106, logos 11, cap 33). O sea, participar en Cristo, y hacerse Cristo, haciéndose crístico, de forma de Cristo, como dice el padre Justino Pópovits, hacerse divinizado. Esto se hace con esta curiosa gestación y nacimiento, parto.

Isaías en su oda en el capítulo 26, versículos 17-18, que habla de este nacimiento espiritual, dice: “26:17 Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos por sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Señor”. Es excepcional esto. ¡Es el corazón de la vida espiritual! ¡No es que no vayamos a robar y decir mentiras… estas cosas deben marcharse de nuestra vida! ¡No debemos decir mentiras, no robemos, no seamos adúlteros y no nos prostituyamos, pervirtamos y no sé que más! ¡Estas realidades son… son inconcebibles! ¡Aquí está el núcleo de la vida espiritual! “Tal como ella que está en parto, tiene dolores y por los dolores grita, así también nosotros, oh Señor, nos hemos hecho para tu Mesías”.

 “Por tu temor, Señor, hemos concebido en el vientre”, dice Isaías. “¡Yo en mi vientre recibí”, “yo el padre Atanasio en mi vientre recibí!” Esto quiere decir “¡yo estoy en cinta o tengo en mis entrañas al Salvador, a Cristo!” Pero el embarazo trae dolores. Y por tanto, con dolores de parto hemos parido la sotiría sanación, redención y salvación”.

Así el Cristo me pare, me da a luz y yo después doy a luz a Cristo y me convierto en zeotokos. Por supuesto que la hiperaghía Zeotokos, la María es la Zeotokos histórica, pero zeotokos se hace también cada fiel. ¿Lo hemos oído, amados míos? ¡“Zeotokos se hace cada fiel” (por la jaris increada)! ¡He aquí el núcleo de la vida espiritual!

No caeremos”. Ya que me he hecho zeotokos, no caeré; caerán sólo aquellos que habitan encima de la tierra y no “han tenido dolores de parto pariendo o dando a luz a Cristo” y no “han parido o dado a luz el espíritu de la sotiría”, estos caerán, nosotros no caeremos.

Os pregunté anteriormente, cómo podemos palpar la hiperaghía Zeotokos. Es decir, ¿qué fue aquello que la hizo tan grande? Amigos míos, en principio antes que nada, según la oda de Isaías tuvo el embarazo del “amado  de Dios”. El “amado de Dios” es el Mesías. “Este es mi hijo bien amado”. Dios Logos antes de hacerse hombre, la hiperaghía Zeotokos Le había metido en sus entrañas, según la oda de Isaías. Lo oda de Isaías no es profética para pertenecer a los futuros. El mismo Isaías ya lo vivía esto, y naturalmente es también para los futuros (hombres).

La hiperaghía Zeotokos, pues, sabía el Antiguo Testamento y lo sabemos esto de la oda de santa Ana. Y no es posible que conociera sólo una oda. Seguro que conocería todas las odas del Antiguo Testamento, y por consiguiente también la oda del Isaías, como también este pasaje que decimos ahora. La oda de la hiperaghía Zeotokos, que dijo delante de la Elizabeth cuando la encontró, “desde ahora me bienaventurarán, me honrarán y felicitarán todas las generaciones” (Lc 1, 46-55), lo encontramos en Luca, y la oímos en la Paráklisis, como pasaje evangélico, pero allí está un poco reducida; pero en el texto de la Santa Escritura encontraréis todos los elementos de la oda. Está influenciada, inspirada de la oda de la santa Ana, y eso indica que leía la Santa Escritura.

¡La hiperaghía Zeotokos ya había concebido al “amado de Dios” en sus entrañas, antes de que hubiera venido el arcángel Gabriel a decir que el “amado de Dios”  haría también corporalmente Su tienda de cabaña en el interior de Ella!

¡Decidme, no es esto majestuoso! ¿Decidme es o no es el núcleo de la vida espiritual esto que os digo? Este es el núcleo de la vida espiritual, esta apertura hacia al Cielo. Es una ventana hacia al Cielo, que uno ve todas estas cosas y las vive. ¡Es una línea telefónica con el cielo, si se permite decir!

Pero atención en algo. Estos “dolores”, como ya os he mencionado, existen en la icona-imagen de la Iglesia, y existirán siempre; es decir, existe el nacimiento espiritual de cada fiel. Os diré un ejemplo, para hacer claras todas estas cosas que os he dicho.

En algún momento un hombre comienza conocer a Cristo, -sólo seguir muy bien a este punto. Se hace en tu interior un vuelco, una alteración en el corazón y pone toda su fuerza de voluntad para hacer vida espiritual. Realmente, así se hace y cambia la vida. Pero esto no dura mucho tiempo. Al principio todo va muy bien. ¡Alegría en el interior de tu psique-alma, paz también en la casa… todo va muy bien!

Deja Dios que se viva esta situación. Pero aún no ha nacido el Cristo dentro del corazón. ¿Dónde están los dolores del vientre de la psique-alma? ¿Dónde están los dolores por el parto? No hay nada; todavía existe esterilidad, no hay nada. Después comienzan los dolores; empieza a instalarse el Cristo en el interior del corazón y empiezan las tentaciones. ¡Se va la paz… no de Dios, sino esta paz que teníamos cuando todo estaba tranquilo y todo era felicidad! ¡Se marcha esto, se va…se va, desaparece! Comienzan tentaciones, tropezones, dificultades… Comienza, hermano mío, tu esposa a meterse contigo… diciéndote: “Qué es esta vida espiritual que haces…”  ¡Guerra sin cuartel!… Y viceversa, la guerra la hace el hombre a la mujer. Después empiezan los hombres de afuera. ¡Guerra cruel por el Diablo! ¡Guerra cruel!… Aún no se ha hecho nada importante, la sotiría sanación y salvación en tu psique comienza a tener dolores de barriga. ¡El fiel ve que la vida espiritual es difícil! ¿Habéis visto la agonía y el dolor que tiene la mujer cuando va a dar a luz? ¡Lo vemos claramente en vivo esto también en los animales, esta agonía que tienen antes de parir!… ¡Y después cuando haya parido, permanecen allí acostados, ya no tienen fuerzas porque tuvieron mucha agonía y dolor.

¡Esta es la agonía del fiel; queda sin dormir noches enteras… se golpea! “Clama, Señor, ¿a dónde estás?, ¡no puedo más, Señor!…” Son los dolores del parto de Cristo que va a nacer la sotiría sanación, redención y salvación. ¡Puede perder también su fortuna, su dinero y perder hasta su salud! ¡Acordaos de Job, acordaos de Tobit; acordaos qué tentaciones tuvieron…! Y después viene el “espíritu de la sotiríasanación, redención y salvación.

¿Esta es la vida espiritual! ¿Me pregunto, acaso lo hemos captado y comprendido esto? Si os dicen que la vida espiritual es alegría y canciones, están engañados o mienten. ¡La vida espiritual tiene dolor!

Pero existe también otro aspecto o punto de vista. El otro aspecto no es independiente del primero que os dije: Es el logos de Cristo que dijo, y tiene dimensión esjatológica para la Iglesia: “Todo esto será principio de dolores” (Mt 24,8).  Cuando veáis terremotos, cuando veáis guerra, persecuciones, cuando veáis que la madre no acepta su hijo y el hijo la madre, el padre matando al hijo y el hijo al padre –por la Fe- cuando veáis estas cosas son el principio del dolor de barriga o de parto. Esto significa que veremos muchas más cosas más difíciles y terribles. ¿Quiénes? La Iglesia.

Así pues, he aquí por qué la “mujer”, la “mega señal” que aparece al cielo es la Iglesia. Es la Panaghía por lado y por otro lado la Iglesia que gesta con dolores de parto su sotiría salvación. Lucha, es perseguido y dentro de un rato estará en pie el Diablo frente a ella con el propósito de arrebatar el niño que ha dado a luz. Sabéis, es esto que dice el apóstol Pedro: “Estad en nipsis, y velad; ¡porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar!” (1Pe 5,8).

Así muchas veces decimos a nuestros hijos jóvenes: “Hijo mío, ten cuidado con la vida mundana, cuidado hijo mío. Detrás de esto está el Diablo. Te pone las trampas. No lo ves”. Por supuesto que no lo vemos, pero debemos creerlo. Por eso la fe una cosa grande. ¿Si acaso creéis que la fe es sólo fe en Dios? La fe es creer que así tienen y son las cosas, y si esto lo crees, sólo entonces te puedes salvar. Pero vamos a avanzar un poco.

«También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón de color rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra» (Ap 12, 3). ¡Espectáculo terrorífico! ¿Si lo viésemos nosotros en una visión, qué sentiríamos?

Cuando el evangelista Juan dice que “apareció otra señal en el cielo”, quiere decir que apareció otra figura principal, pero de la misma icona-imagen o escena visible. El escenario no cambia. Ve la “mujer” y al lado también al “dragón”. El escenario es el mismo. Y a la vez tiene también dos visiones delante de él: La “mujer, por un lado, la “gran señal”, y por otro lado, la “otra señal”, el “dragón”.

Os expliqué anteriormente que la palabra “señal” es polisémica y tiene un significado muy profundo. Pero aquí “señal” significa un acontecimiento extraordinario. Es decir, es esto que constituye una cualidad distinguida de una cosa o un acontecimiento, esto que decimos simplemente “señal o signo” o “lo premonitorio”. Aquí la señal es el Diablo, porque él es el dragón, como veremos a continuación. Y es “señal”, porque consiste la otra cara o faz del misterio de la “mujer”. Misterio la mujer, misterio también el dragón. Y como consiste la otra cara o aspecto del “misterio de la mujer”, o sea, de la Iglesia, por eso también a él se le llama “señal”. Es decir, él es el “misterio de la iniquidad”. Nos dice el Apóstol Pablo: “Porque el misterio de la iniquidad ya es operativo” (“Tes 2,7). Y da a entender exactamente esto que expresa el evangelista Juan con la palabra “señal o signo”. “Señal” la Iglesia, “señal” también el Diablo. La “señal de la piedad” la Iglesia, y la “señal de la iniquidad” el Diablo. Misterio la piedad, misterio también la iniquidad.

Os recuerdo otra vez que, el cielo no es el trono de Dios; es el firmamento que el evangelista Juan ve al “dragón”. Ahora aquí tenemos un escenario. Sobre este escenario se realizará un combate,  de tal tipo de combate que está más allá y por encima de todo combate que jamás se ha hecho en la Historia. Han chocado, digamos, los Helenos con los Persas, y decimos que es un acontecimiento cosmo-histórico, universal.

Estos no son acontecimientos cosmo-históricos, son relativos. Aquí tenemos un acontecimiento cosmo-histórico real que contiene toda la creación, no sólo la Historia humana, y esto es el combate que se dará con el “niño” que nacerá de esta “mujer” y el “dragón”.

Vamos a analizarlo: “Y he aquí un gran dragón de color rojo”, como una serpiente roja grande. Es el Diablo, como hemos dicho.

El Diablo, como serpiente, engañó a los Primeros en ser Creados. Y explicando esto el evangelista Juan, un poquito más abajo en el 12º capítulo, versículo 9º, escribe: “el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero”. ¡Mirad aquí la descripción detallada que nos hace el evangelista Juan! Reúne todos los nombres del Satanás, para que no nos creamos que una cosa es el Diablo y otra el Satanás. Satanás-Satán quiere decir el opositor, el contrario. Es palabra hebraica y es el opositor, el contrario a Dios; es decir, tal como decimos el Anticristo, el Dragón, la antigua serpiente grande, el Satanás también engañador o seductor. Con esto el Evangelista Juan quiere manifestar dos cosas: la identidad del Diablo y su obra desastrosa, o sea, quién es y qué hace. Es el engañador y seductor de toda la tierra, la οἰ­κου­μέ­νη icumeni. Esta es su obra.

Y el “dragón” aparece como de color rojo. El color rojo es el que expresa lo sangriento, “su actitud y su gusto por matar, que sean asesinados los hombres y sediento de sangre, sanguinario”, cómo dice san Andrés de Kesarea.  Y el mismo Señor dijo que es el “homicida del hombre desde el principio”  (Jn 8,44). El Diablo era desde el principio siempre el homicida, es decir, desde el principio del género humano. ¡Hizo que pecaran los primeros en ser creados y así entró la muerte en sus vidas! El Diablo es el homicida, el asesino del hombre, por eso aparece como rojo.

“El que tiene siete cabezas y diez cuernos”.

Las “siete cabezas”, amigos míos, significan el gran número de sus instrumentos, y los “diez cuernos” la magnitud de su fuerza. Es decir, el Diablo es el “soberano de este mundo pecaminoso” (Jn 12.31·16,11). Y como escribe el apóstol Pablo, “… cuando vivíais siguiendo la corriente y la conducta de este mundo, conforme al soberano de la potestad del aire, el espíritu que ahora ya opera, pero en los que no obedecen la voluntad de Dios, en los hijos de la desobediencia” (Ef 2,2).

Cuando el Diablo tentó al Señor en el desierto, Le subió encima de una montaña, y allí panorámicamente Le presentó todos los reinos de la tierra y Le dijo: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregadas todas las cosas, y a quien yo quiero las regalo” (Lc, 4,6)

Aquí quiero deciros que, el Diablo tiene la posibilidad de hacerlo, es decir, tentar al Señor, igual también el ángel. Es por condescendencia de Dios… Aceptó que sea tentado por el Diablo, pero dijimos que aquí está la gran trampa que se iba preparando. Así lo quería hacer Dios. ¡Ha engañado hombre y por hombre será engañado! Hombre ha vencido y por hombre sería vencido”. Por eso el Cristo es el nuevo Adán.

Por tanto, el Diablo comienza a entender que Jesús es una persona muy importante y Le dice: “¡Te daré el poder de gobernar encima de toda la tierra si me veneras y me reverencias!”. Amigos míos, esto lo hará el Anticristo, por eso el Diablo dará al Anticristo el poder sobre todas las naciones, sobre todos los pueblos y todas las lenguas. Y el Señor le dijo: “Vete, sal detrás Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios venerarás y a él solo servirás” (Lc 4,8).

Habéis visto que el Diablo dice que tiene el poder de todos los reinos. Lo habéis oído también hoy en la lectura Evangélica. Es decir, es como si dijéramos que “el Diablo gobierna el mundo”. ¡Por supuesto que no! El Dios gobierna al mundo, pero Dios permite, concede gobernar el Diablo, como “soberano de este mundo de este siglo”.

San Cirilo dice: ¿Qué reinos y realezas tiene el diablo? ¿Ni el dinero lo tiene? ¿Ni un céntimo tiene –si es que un céntimo es dinero- y tiene todas las realezas del mundo y en concreto da a donde le gusta? No obstante tiene en el sentido de que estas cosas se le han sido concedidas. ¡Es concesión, permiso de Dios, ya que los hombres quieren y prefieren no ser gobernados por el Dios, sino por el Diablo!

¡Veis cuánto apocalípticas son estas cosas! ¡Hermano mío, no vives de acuerdo con los mandamientos de Dios, pues, te está gobernando el Diablo, a ti y también tu casa, tu patria y el universo entero!

Pero aquí se refieren también las “siete cabezas”. ¿Qué significa esto? Son la multitud de los instrumentos del Diablo, pero es también la magnitud de su fuerza. Calcular cuántas organizaciones del Diablo existen a la vista, públicas, ocultas y secretas: Masonería, Sionismo, Herejías, Materialismo… ¡Todo lo que queráis existe! ¡Todas estas cosas son las muchas cabezas y los muchos cuernos del Diablo, es decir, muchas organizaciones, y significa que ejerce mucha fuerza a la Iglesia!

Aún, se refiere que encima de su cabeza tiene también “siete diademas”. ¿O sea qué?

La diadema es el símbolo del reconocimiento y de elogio de estos que encima de sus cabezas tienen diadema, es decir, tiene valor mi cabeza y pongo una diadema. También es el símbolo del poder. Como “soberano de este mundo” el Diablo gobierna. Pero una cosa más: Se aplaude, se elogia y se reprende el mal y el astuto, vil en el mundo, porque “el mundo entero está bajo el maligno” (1Jn 5,19). Por eso, pues, el Diablo tiene “siete cabezas y diez cuernos”.

Pero amigos míos, a continuación veremos cómo está acechando el Diablo para comer el “niño que nacerá de la mujer”. ¡Veremos el gran combate, la gran guerra!

Homilía 49 Así pues, nos encontramos en la “Señal o Signo”. El “dragón” levantó su cola al cielo y de allí arrastró la “tercera parte de las estrellas y las arrojó abajo en la tierra” (Ap 12,4).

Antes de avanzar, me gustaría recordaros que muchas veces leo los textos en la lengua antigua helena-griega, que naturalmente no es muy difícil, a pesar que conozco que la lectura de un pasaje en la lengua antigua especialmente es un poco pesado y cansado, aunque después lo analizamos. Pero amigos míos, lo hago expresamente para que tengáis confirmación y consolidación, porque el espacio del Apocalipsis es muy resbaladizo, y que aquellas cosas que interpretamos, utilizamos las opiniones de la Iglesia y no avanzamos a la interpretación por nuestra propia iniciativa. Por eso os rogaría que tengáis un poco de paciencia cuando leemos estos pasajes, por la razón que antes os he explicado.

San Andrés de Kesarea escribe sobre esto: “Que por dos razones creemos que se refiere esto: Primero porque el Diablo, durante su primera caída desde el cielo, arrastró consigo aquellos ángeles que aceptaron su opinión y punto de vista orgulloso, es decir, de autodeificarse, y así cayeron a la tierra ya como ángeles oscuros, ennegrecidos, endemoniados; y lo segundo es que con su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, porque las estrellas son Cristianos insostenibles sin apoyo. Porque Cristiano significa que “soy una estrella en el firmamento de la Iglesia”, pero cuando estoy sin sostén, sin apoyo, entonces el Diablo expandiendo su cola me lanzará abajo”.

Esta última frase, amigos míos, debemos decirla con pena y tristeza. Desgraciadamente el Diablo arrastra muchos, y si tenemos en cuenta que, a pesar que “la tercera parte de las estrellas del cielo” es un número esquemático, pero es un número importante, que indica que son muchos aquellos que caen por la influencia del Satanás. Así que estas cosas tengámoslas muy en cuenta, que el Diablo engaña a toda la icumeni tierra habitada y arroja desde el firmamento de la Iglesia los fieles, debemos tener mucho cuidado.

«Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de arrebatar y devorar a su hijo tan pronto como naciese» (Ap 12,4).

Es muy característica esta frase “a fin de arrebatar y devorar a su hijo”. ¡No comer sino devorar! Pensad el dragón en forma de cocodrilo – porque el dragón es de una forma así, con forma de cocodrilo- que esté en la orilla del río, abriendo su enorme boca, preparado para comer al recién nacido. ¡No comerlo, sino devorarlo, despedazarlo y que no quede nada! Esto muestra la manía del dragón para lo que pertenece a Dios. Todo este pasaje del libro del Apocalipsis manifiesta y expresa la prontitud del Diablo para despedazar y devorar toda cosa que intentaría arrebatarle el poder sobre la tierra.

Este “que iba a nacer” –ya que por una cara es la mujer la Zeotokos y por la otra cara es la Iglesia- indica que el Diablo siempre se acordaba de esto, que el Dios dijo a los primeros en ser creados dentro en el Paraíso, o sea, que el descendiente de Eva iba a destruir la cabeza del Diablo (Gén 3,15). Desde entonces el Diablo observaba el nacimiento de todo niño varón, para ver si éste niño tenía aquellos signos que indicarían de que se trataba de su futuro enemigo, contrario.

No os impresione esto que el Diablo observaba cada nacimiento. Esto hoy en día lo hacen los Hebreos. ¡Lo he leído en una revista de ellos, Hebraica, con el sobrenombre “Crónicamente” que se edita en Atenas! ¡Allí leí este artículo y me ha llamado mucho la atención cuando lo leí en la revista de ellos, de que ellos cada niño que va a nacer lo miran, lo observan por si acaso el niño que nazca sea el Mesías de ellos! ¡Y cada madre se alegra cuando va a dar a luz un varón, teniendo siempre una esperanza oculta, por si acaso este niño sea el Mesías! ¡Pero ay de ellos! ¡Nosotros conocemos muy bien que este niño que será para ellos el Mesías en realidad será el Anticristo! Por tanto, tal como hoy en día los hebreos observan cada niño que nace para ver qué características tiene, si es un niño inteligente y etcétera, así también el Diablo miraba cada niño varón. Por eso, tal como dijimos la vez anterior, san Ignacio dice que “al Diablo se le escapó, no percibió ni captó el embarazo de la Zeotokos ni su parto. (San Ignacio: A los Efesios 1.19.1).

Esto de primera vista nos impresiona mucho. Se ve que la Zeotokos recibió la orden de no anunciarlo a nadie. El Diablo no está en todas partes ni tampoco es omnipotente. Parece que este secretismo absoluto de ella alcanzó hasta el punto de no decir ni siquiera a José, por esta razón José sospechaba que la Zeotokos es adúltera. Y mientras la sospechaba, ella se callaba y parece ser que ese era el motivo y razón.

¡De todas formas el Diablo percibió la santidad de María, de la Zeotokos! La escena del arcángel Gabriel y de la Zeotokos se le quedó desconocida. Y la concepción en las entrañas de la Zeotokos también se le quedó desconocida, pero no se equivocó de la santidad de la hiperaghía Zeotokos. Y cuando ella estaba en cinta, viendo el diablo que tenía una santidad destacada y excepcional, (os recuerdo que había llamado la atención del Diablo también la santidad de Job y nos acordamos de la historia lo que sucedió), sin saber más cosas el Diablo, sopló y puso una sospecha a José para castigarla, es decir, anunciarlo a la comunidad de su pueblo, de que posiblemente su novia, la Zeotokos, es una adúltera, pero después José fue informado por el ángel sobre la concepción de la Zeotokos. El que era su novia, aún no se habían casado, lo dice claramente el divino evangelista Mateo: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen…” (Mt 1,18). ¡La Zeotokos era y permaneció siempre Virgen! ¡Siempre Virgen!

“Y el dragón se paró frente a la mujer” es la primera “parada en pie” del “dragón”. Se queda en pie parado delante de la virgen en cinta, que no sabe que es virgen, y está en observación, vigilancia y acecho. El Diablo no sabe, sólo ve que las cosas para él no van bien. Y esto de “paró frente o parada” del Diablo, que aquí nos dice el libro del Apocalipsis, es lo primero.

El segundo “paró frente o parada” es el pensamiento malo que susurró y puso a Herodes, que pidió matar a Jesús como niño recién nacido. El Diablo vio los ángeles alabando a Dios, vio los pastores moverse de la misma manera, vio los Magos, y todas las cosas admirables que vio y le hacían pensar que se trata de persona, sobre un niño pequeño de gran valor e importancia. Apuntad que los Magos habían llegado cuando Jesús tenía un año más o menos e inmediatamente después de la marcha de ellos, Herodes empezó matando a los niños de la región. El diablo está detrás del Herodes. Cuando Herodes maquina y conspira contra la vida del “niño”, el Diablo estaba esperando en pie para arrebatar el “niño”.

El tercer “paró frente o parada” del Diablo es el ataque ya personal que hace contra Jesús en el desierto. Oyó en el Bautismo “tú eres mi hijo bien amado, a quién he dado complacencia”, y en el desierto Le observa por cuarenta días, pero sin intervenir. El divino Evangelista Mateo nos dice claramente que Jesús fue conducido por el Espíritu Santo al desierto, ·para ser tentado por el diablo” (Mt 4,1). Por tanto, el Diablo observa, y el día cuarenta, cuando Jesús tuvo hambre, entonces aparece y le dice: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan…” (Mt 4, 1-3) y siguen las conocidas tentaciones más abajo.

El cuarto “paró frente o parada” del Diablo es la muerte cruciforme; es cuando el Diablo subió a Jesús encima de la Cruz.

Y el quinto “paró frente o parada” del Diablo es toda maquinación y conspiración del Satanás contra los fieles, ya que la “mujer” de esta visión del sagrado Evangelista es tanto la Zeotokos como la Iglesia.

Todos estos acontecimientos descritos son admirables y preparan los fieles para el combate, la guerra que tienen que hacer, amados míos, este combate ya hace muchos siglos que lo hacen contra el “dragón”. Amín.

 

Unidad 35 Apocalipsis 12,5 El séptimo toque de trompeta: la visión del combate al cielo. La caída del Diablo.

 

«Y ella dio a luz un hijo varón, quien ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono» (Ap 12,5) Homilía 49

La embarazada y torturada “mujer” (torturada no se refiere a la Zeotokos histórica, sino a la Iglesia histórica) ha dado a luz, ha parido “hijo varón”. Es un hebraísmo, y se utiliza para definir el énfasis en que lo que ha nacido era hijo.

La escena celeste que ve el sagrado Evangelista y es calificada como “señal mega, grande”, ambicionaba exactamente a este punto, es decir, al nacimiento de este “niño varón”. Toda la escena esto es. El punto central de la escena es el nacimiento de este “niño varón”.

¿Pero cuál es la identidad del niño?

Nos lo dijo. Primero: “quien ha de apacentar todas las naciones”. Segundo: “quien va a apacentar… con vara de hierro”. Estas dos tesis, posiciones, de que apacentará todas las naciones y las apacentará con mano dura, están tomadas del Salmo 2, 8-9, y son claramente cristológicas. Por tanto, se trata de la Encarnación del Hijo de Dios, es decir, se trata del nacimiento histórico de Jesús Cristo, del Mesías.

Pero atención: Apenas la “mujer” dio a luz al “niño”, inmediatamente el “niño” fue arrebatado: “y su hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono”. El verbo arrebatar indica una separación de forma violenta de las cosas terrenales. Realmente lo “fue arrebatado” corresponde en aquello “quedó en pie” del dragón, que está listo para devorar al hijo de esta mujer, y corresponde con la Ascensión del Salvador al Cielo, hacia Dios y al trono de Dios, es decir, a la derecha de la “cathedra” de Dios.

Vemos en este versículo, en un solo versículo que tenemos dos grandes acontecimientos: el de la entrada, del Nacimiento del Mesías, en la Historia, y el de la salida, de la Ascensión del Mesías, de la Historia. Es decir, dos polos del combate dramático de Cristo con el Satanás, que venció triunfalmente Cristo, y con Su victoria encima de la tierra decidió también la victoria final de la Iglesia.

Estos dos acontecimientos, Nacimiento y Ascensión, contienen todos los acontecimientos de la vida terrenal del Señor. Por lo tanto, en este versículo tenemos la historia del Mesías Histórico y Su obra, ¡sólo en un versículo!

Y lo “fue arrebatado” al Cielo, no es sólo que fue arrebatado al Cielo para salvarse del dragón, sino porque debía subir para abrir el camino a nosotros. ¡Es aquello que dijo a Sus Discípulos, cuando los señaló que con Su ausencia, Su definitiva ausencia, serán entristecidos y que con esto se abre el camino a nosotros para el Cielo! “7 Pero yo os digo la verdad, os conviene que yo me vaya. Porque si no me voy, el Paráclitos, Consolador no vendrá a vosotros, pero si me voy, os lo enviaré.

  1. Pero yo os digo la verdad, os conviene que yo me vaya, porque si no muero en la cruz y no me voy, el Paráclitos no vendrá a vosotros. Pero si ofrezco mi redentor sacrificio de expiación sobre la cruz y me voy de este mundo hacia mi Padre, os enviaré el Paráclitos” (Jn 16,7).

Este Pentecostés, el Pentecostario (50 días) que atravesamos ahora, amados míos, era el período que decía el Señor estos logos: ¡“Abre el camino” significa que subió el cuerpo o la carne humana, mejor dicho la existencia humana, en la derecha del Dios Padre y de este modo abrió el camino, es decir, subió hombre al Cielo! Y una vez que subió como hombre al Cielo, ahora puede el Dios bajar abajo en la tierra, el Espíritu Santo que permanecerá por los siglos en la Iglesia. Por eso “fue arrebatado al cielo”.

Pero atención al verbo “fue arrebatado” que indica que el Diablo sufrió una serie de derrotas, y cuando Cristo bajó al Hades, allí ya el Hades-Diablo, percibió que aquel que entró allí no era un ser humano acostumbrado. Se demostró que era Dios, como dice admirablemente san Crisóstomo, es su “Logos Catequético, homilías de Pascua, tomo 2”, que oímos en la Divina Liturgia del primer día de la Pascua. “¡Tomó tierra y compuso cielo!”.

Todas estas cosas que os dije, oíd cómo las dice san Andrés de Kesarea, tiene posiciones muy valiosas: “Siempre al apóstata Diablo está parado frente a la Iglesia y se va armando, de modo que aquellos que la Iglesia los convierte y los renace  por el Bautismo y los Misterios, espera a devorarlos y tragarlos.

Os quejáis amigos míos, y decís que desde el tiempo que empezasteis vuestra vida espiritual, recibís muchas tentaciones. ¿Por qué os extraña mucho esto? Es muy natural (1Pe 4,12). El Señor después de Su Bautismo se fue a encontrar al Diablo. No esperaba al Diablo, prestad atención a esto. Igual que cuando tenemos dos pueblos que son contrarios, aquel que siente que sus fuerzas son grandes, sale al encuentro del adversario, así también el Cristo, salió al encuentro del Diablo. Pero también el desierto de los ascetas no era ni es más que el encuentro de ellos con el Diablo. ¡Los ascetas van a encontrar al Diablo! ¡Heroísmo! De todas formas, nosotros no vamos a encontrar al Diablo, porque él viene a nosotros y nos encuentra, porque está enfrente de la Iglesia. Lo digo así en este plano y forma, porque la Iglesia por supuesto que no es el templo. Iglesia es el Cuerpo de Cristo, independientemente si está contenido también el templo. Toda la creación se hará Iglesia. De todas formas el Diablo queda en pie firme parado enfrente, en la acera de enfrente está parado observando, esperando y viendo quiénes han entrado en la Iglesia, es decir, “¡quiénes se han bautizado, quiénes toman la comunión, quiénes hacen vida espiritual!”.  El Diablo rechina sus dientes, los afila y espera devorar a los fieles. Por eso, hermanos amados míos, cuando empezáis la vida espiritual y veis que caen los demonios encima de vosotros y todas las tentaciones, no tengáis miedo nada de eso; sólo recibís la noticia de que comenzáis bien. Las tentaciones, la presencia de las tentaciones, son una demostración de la autenticidad de vuestra lucha y combate (espiritual, divino por la jaris energía increada).

Una vez un obediente decía a su yérontas que no sentía ninguna tentación, y en concreto tentación carnal, y aquel le dijo: “Hijo mío, parece que el Diablo te ha olvidado”. Es de lo más raro, si no imposible, que un hombre carismático no reciba la visita del Diablo. Por tanto, os ruego por favor, que nos consolemos y vayamos encaminándonos en la vida espiritual, porque las cosas son así.

Continúa san Andrés: Es cierto que, “continuamente la Iglesia gesta y da a luz a la persona-rostro de los Bautizados, e intenta formar a Cristo en aquellos que se bautizan, como dice el apóstol Pablo.

¿Qué dice el apóstol Pablo? La icona-imagen otra vez es tomada por el estado del embarazo: ¡“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros“! (Gal 4,19).

Por tanto, veis que es un nacimiento o parto espiritual, un dolor espiritual para la Iglesia que forma y transforma a los fieles. Así se hace siempre, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4,13), dice san Pablo, a la altura espiritual de Cristo, es decir, ¡hacernos –no os asustéis- crísticos, de la forma de Cristo! (¡Hacernos dioses/as por la jaris energía increada!)

Y continúa san Andrés: “También varón el hijo, el laós-pueblo de la Iglesia, ni afeminado, atado en las hedonés o afeminado-atado de los placeres o al hedonismo” ¡Qué bello esto! Atención a esto por favor. ¿Quién es el hijo varón? Es el laós-pueblo de la Iglesia. ¡El hijo varón somos nosotros! Es el Jesús histórico, según la icona-imagen “mujer-Zeotokos”. Somos el laós-pueblo de la Iglesia, el laós-pueblo de Dios, según la icona-imagen “mujer-Iglesia”. Lo percibís, lo captáis esto, lo hemos explicado también la vez pasada. Este laós-pueblo de Dios es “el no afeminado, no atado a las hedonés, voluptuosidades”,  es el hombre que no cae con la cara, como un caballo maniáticamente al sexo, al hedonismo, a los placeres. Por tanto el laós-pueblo de la Iglesia es el laós continente, es aquel que conoce contenerse, autodominarse y se retiene el sí mismo con la continencia, alejado de las hedonés-hedonismo, placeres o voluptuosidades de este mundo. ¡Muy bella esta frase! Volveré a leerla: “También varón el hijo, el laós-pueblo de la Iglesia, ni afeminado, atado en las hedonés o afeminado-atado de los placeres o el hedonismo”.

Y sigue san Andrés: “Y aquí los santos son arrebatados de las tentaciones, de modo que no sean heridos y dolidos fuertemente superior a sus fuerzas; y serán arrebatados también entonces en las nubes en encuentro del Señor en el aire; y junto con Dios y en Su trono serán conducidos por las potencias angelicales”. El niño de la mujer fue arrebatado, ascendió. En nosotros, amigos míos, es cuando el Cielo arrebata los fieles que luchan contra el Diablo, y salen, se van de la vida presente. Si queréis verlo cómo son arrebatados y por qué son arrebatados, leed por favor los capítulos 2, 3, y 4 de la Sabiduría Salomón para verlo allí, el cómo el laós-pueblo fiel es el objeto de risa, burla, persecución y maltrato por los impíos y los contrarios de Dios, los antíteos. Aquel persiste y al final sale de esta vida. Sale, se va “para que la malicia de este mundo no le cambie su conducta ni altere su modo de pensar ni seduzcan las apariencias su psique-alma” (S. Sal. 4,11).

El hombre, atención a esto, se cansa y se agota por continuas tentaciones y viene el Dios, le recluta y le toma de la Iglesia militante Su Iglesia de los fieles. ¡Los arrebata! Unos por enfermedad, otros por martirio… de todas formas de cualquier manera el Dios arrebata Sus escogidos. Se han madurado. Es exactamente cuando cada mañana el viñador va a su viñedo con una cesta y ve cuáles de las  uvas y cuáles de los higos ya han madurado y los recoge. El día siguiente por la mañana vuelve a ir a su viñedo para ver de nuevo cuáles de las uvas y de los higos han madurado. Así también el eterno y celeste Viñador entra en Su viñedo y recoge.

Pero una cosa más. El verbo “arrebatar y arrebatarse” lo utiliza el Apóstol Pablo para decirnos que cuando se hará el Juicio, los santos, los justos, serán “arrebatados en las nubes”. Es decir, en su 1ª epístola a los Tesalonicenses dice: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4, 17). Todos juntos… seremos arrebatados… para encontrar al Señor… ¡qué bella icona-imagen esta… seremos arrebatados!

Aquí pone el verbo “arrebatar”, para indicar que los Santos ya no tienen ninguna relación con las cosas terrenales; abajo quedarán aquellos que serán condenados. “Nosotros seremos arrebatados en y por las nubes”, igual que el Señor, “que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (Mrc 13,26), que es el símbolo de lo divino, del vehículo celeste. Y seremos arrebatados cuando también el Señor estará bajando, y tendremos el encuentro con Él. Aquello lo “en el aire”, no lo podemos explicar, no lo sabemos, el Dios sabe dónde y cómo. Sabemos sólo esto, que los justos serán arrebatados para el encuentro del Señor“.

Por tanto, veis cuánto concorde está la Santa Escritura también con el Apocalipsis y con la interpretación que se hace. Es arrebatado Cristo por la Ascensión, serán arrebatados también los fieles que son “el niño varón”.

Sí, el “niño” fue arrebatado, pero la “mujer” no fue arrebatada. La “mujer” ha dado a luz, ha parido, y su “hijo”, que el “dragón” estaba preparado para arrebatarlo, se marchó. Es decir, es la vida de Cristo encima de la tierra. Mientras que el Diablo se prepara para devorar a Jesús, “le devora” entre paréntesis, encima de la cruz, pero allí no consiguió nada, más bien fue devorado él mismo. Con Su muerte el Cristo venció la muerte y al Diablo, porque, como hombre, mostró obediencia al Padre, y así aquello que no hizo Adán lo hizo Cristo.

Pero la “mujer” permaneció en la vida presente; no se marchó con Cristo, no ascendió entonces. Pero también la Iglesia quedó en el mundo, y permanece, pero ahora se hará y será el objeto de persecución por el “dragón”.

« Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la alimentasen por mil doscientos sesenta días» (Ap 12,6). Se entiende que allí la alimentan los ángeles.

La “mujer” que se marcha al desierto, amigos míos, en principio es la Θε­ο­τό­κος Zeotokos. La Zeotokos se marchó al desierto cuando fue perseguida por Herodes. Se marcha a Egipto que estaba desierto de teognosía (gnosis de Dios), escribe muy bien Ántimo de Jerusalén.

E Isaías profetiza claramente diciendo: “He aquí, ved cómo el Señor viene montado sobre nube ligera, entra en Egipto y tiemblan ante Él los ídolos de Egipto; y se derrita el corazón de Egipto en su pecho”. Nube ligera llama a su madre inmaculada, la que llevando el niño en brazos se marchó en Egipto, y permaneció allí mil doscientos sesenta días. Y se derrumbaron cayendo al suelo los ídolos de Egipto.

Pero atención. “El Señor fue a Egipto”. La Profecía es incomprensible hasta que se realizase la Encarnación, pero ahora es comprensible. Viene el Señor y caen los ídolos. ¿Pero cuál es esta “nube ligera”?  ¡Es el abrazo de la Zeotokos que llevaba abrazado al Señor! Por tanto, así se marcha la Zeotokos ante la manía de Herodes, que detrás de él está el “dragón” que la persigue.

Es digno de observar que la madre del Mesías, del Cristo, la Zeotokos permanece en la tierra como Iglesia militante. Y después de la Ascensión de Cristo a los Cielos, la Zeotokos permanece en la tierra, a pesar de que está en el Cielo –os lo explicaré- y es perseguida por las fuerzas antiteas, impías, pero se encuentra bajo la divina protección. ¿Cómo permanece Zeotokos? Ha dado su cuerpo, su carne a Cristo, y del cuerpo o carne de Él comulgan los fieles. Y ya que los fieles comulgan el Cuerpo de Cristo, que es la carne de ella, de esta manera la Panaghía permanece en el mundo. Y se identifica –se separa y se identifica, es decir, se discierne y se identifica- con la Iglesia militante.

Y uno ve cómo nuestra Iglesia nos lo presenta esto, cuando hacemos la Artoclasía, bendición de los panes. El tropario que decimos cuando incensamos los cinco panes es el “Zeotokos Parzenos-Virgen”. Y nos referimos a la Panaghía por la razón que os dije. Y el tropario que psalmodiamos en Su Dormición, dice. “En el parto has permanecido virgen, y con tu dormición no nos has abandonado, oh, Zeotokos”.

Quizás me diréis que este no abandono del mundo es de una forma ética, y que la hiperaghía Zeotokos protege la Iglesia, protege el mundo de una forma ética, es decir, lo representa. Pero no, la presencia de la Zeotokos es ontológica, y también ética. ¡Porque dentro en la Iglesia, la misma Iglesia es el Cuerpo de Su Hijo, su propio cuerpo!

Pero si la Zeotokos es perseguida, son perseguidos también los fieles. La primera huida de los Cristianos, es decir, la primera salida para protección de la Iglesia fue un poco antes de la destrucción de Jerusalén. Recientemente se han editado unos tomos de la “Historia Eclesiástica” de Eusebio de Kesarea. Es el tomo 3º, un libro de mucho valor, nos describe las siguientes cosas:

“Además el laós-pueblo de la Iglesia en Jerusalén, por un oráculo o profecía dada por apocálipsis-revelación a los hombres fieles consolidados que entonces estaban allí antes de la guerra, fueron mandados para que se alejaran de la ciudad y se exiliaran en la ciudad de la región de Perea, llamada Pela. En esta ciudad emigraron y se quedaron los creyentes en Cristo de Jerusalén, ya que los hombres santos abandonaron totalmente la metrópolis real judaica, la Jerusalén y todo el país judaico…”. La ciudad Pela se encontraba a la parte oriental del río Jordán y estaba en la región de Perea de Arabia.

Atención ahora. Esto es muy importante lo que nos escribe Eusebio de Kesarea. ¡Os ruego abrir vuestros oídos u orejas para escuchar!

Un poco antes de la guerra que lanzarían los Romanos por Vespasiano contra Jerusalén, los Cristianos se habían marchado de la ciudad. Aquí por supuesto se acordaron de los logos del Señor, (en primer plano): “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse, [es decir, al desierto]; y los que estén en los campos, no entren en ella” (Lc 21, 20-21). Por tanto, los Cristianos se acordaron de los logos del Señor, cuando vieron el movimiento de tropas contra Jerusalén, y se marcharon.

El asedio comenzó por Vespasiano, pero cuando él se proclamó emperador de Roma lo dejó a su hijo Tito para acabar con el asedio. Él conquistó la ciudad, y la destrucción de Jerusalén fue realmente terrorífica, excepcionalmente terrible… según la descripción que nos hace Josefo, y muchos de sus pasajes y fragmentos nos las salvaguarda también Eusebio de Kesarea. ¡Se comieron las madres los hijos y etcétera! ¡Cosas realmente terroríficas!…

Pero hay también otra cosa importante, que quiero que prestéis atención. Os lo volveré a leer: “Además el laós-pueblo de la Iglesia en Jerusalén fueron mandados por un oráculo o profecía dada por apocálipsis-revelación a los hombres fieles consolidados que estaban allí entonces antes de la guerra para que se alejaran de la ciudad…”. El carisma profético nunca ha faltado de la Iglesia.

Así que cuando se hacen estos males por las Plagas que se refieren en el libro del Apocalipsis, los fieles no sufrirán mucho, porque el Dios los estará protegiendo de la manera que Él sabe. Cuando por ejemplo, se trata de que se va a lanzar una plaga terrible, los fieles serán avisados de una forma que no lo sabemos en este momento, sin embargo entonces la Iglesia lo sabrá. Se le será apocaliptado-revelado, tal y como entonces había sido apocaliptado a los fieles proféticamente por los santos de la Iglesia -quizás por los sacerdotes y etcétera- de que la ciudad caerá y deben marcharse. Así pues, los fieles entonces se acordaron de los logos de Cristo, se marcharon y se salvaron. ¡Lo importante es que toda Palestina, toda la Judea quería permanecer dentro en Jerusalén! Nos dice Josefo que tres millones de hebreos entraron en Jerusalén para salvarse. Ahora bien, si el número está dicho correcto o no, no puedo deciros. Era como si se hiciera lo siguiente: ¡Dios reunía dentro a todos los hebreos que no habían creído, para que sean castigados duramente, y los Cristianos los mandaba afuera para que se salven!

Dios sabe escoger a Sus hombres en una catástrofe venidera. Por tanto, amados míos, que lo tengamos bien puesto en nuestra mente y memoria esto. No sé cómo el Dios irá hablando a Su Iglesia para que se salven los fieles. Por eso os dije, tened cuidado y estad siempre atentos. Sólo atención a esto, que no tengamos ninguna fantasía, fatuidad o alucinación en nada, porque el hombre tiende a la fantasía  y a la alucinación, y esto por supuesto lo aprovecha el Diablo, ¡que Dios nos proteja! Estemos en nipsis, sobriedad y alerta, tener cuidado y despiertos en cada momento escuchar la voz de la Iglesia por lo que va a suceder en el futuro.

Por tanto, de ahora en adelante el desierto será el lugar de acudida y refugio de los Cristianos que no aceptan todo tipo de violencia, sea política, sea cultural. Y por un lado la política, tal como será en los días del Anticristo, y por otro lado, cuando la cultura habrá llegado a unas medidas de tal tipo de caída y basura, de modo que uno diga que ya no puede permanecer en este mundo. Así nació también el desierto de los ascetas.

En el desierto, amados míos, acudió la Iglesia en los tres primeros siglos, y en el desierto acudirá de nuevo en los ésjatos postreros períodos del tiempo, en los días del Anticristo. Las catacumbas se utilizaron y volverán a ser utilizadas de nuevo, por no decir que ya se utilizan en nuestra época en espacios Ortodoxos. Hoy en día en Rusia, tal como leemos, los fieles cuando quieren hacer una Liturgia correcta, sentirse como les gustaría, la celebran en los bosques y en los desiertos. ¡Y una Liturgia en Rusia en los bosques, dura de doce a trece horas! ¡Tienen y celebran el tipikón de la Santa Montaña Athos y los Maitines y la Liturgia dentro en el bosque con frío dura de doce a trece horas! ¡Eso quiere decir heroísmo! La Iglesia ha acudido otra vez al desierto. Estas cosas que os digo se escriben en los papeles, en los periódicos, en las revistas… Allí se escriben y las leemos todas estas realidades; yo también allí las he leído os las digo. Por esa razón, amados míos, que vayamos preparándonos para una eventual salida, acudida y protección al desierto.

San Andrés de Kesarea escribe las siguientes cosas: “Lo que se hacía con los Mártires, lo mismo se hará también por el Anticristo. Y los “anticristos se han hecho, son y serán muchos” dentro en la Historia (1Jn 2,18); el último y definitivo será en los ésjatos tiempos. ¿A dónde acudían los antiguos? Tal como se refiere también en el Antiguo Testamento, incluso entonces cuando también operaba el Anticristo, atención, porque allí operaba también la Santa Cruz. Os lo he dicho otras veces esto. Y en el Antiguo Testamento  operaba la energía increada de la Santa Cruz y en consecuencia también las fuerzas antíteas, impías del Diablo, del Satanás.

La epístola a los Hebreos menciona que los santos y los fieles se fueron y se escondieron en las cavernas y en los agujeros de la tierra para salvarse; “de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra” (Heb 11,38).

Lo digo esto, amigos míos, porque… ¿qué queréis que os diga y como os lo voy a decir? Os lo diré: Un mal llamado psiquiatra dijo a un joven: “No mires lo que hacen los monjes, ¡ellos apacientan burros!”… ¡Qué bonito! Esto hacen los monjes: ¡ellos apacientan burros!… En fin, lo digo para explicaros el porqué el apóstol Pablo dice que “el mundo no es digno” para los que acuden a los desiertos, porque quieren salvar la moral y conducta correcta y su fe en Jesús Cristo.

Y añade que: “y el desierto sensible salva a los están en las montañas” y etcétera. Qué quiere decir “sensible”. Quiere decir que no se entiende de modo espiritual. Es decir, no interpretaremos espiritualmente, insinuar que el desierto es nuestra casa. Es sensible, visible, desierto real.

El señor Sotirópulos que antes os habló sobre estos temas del Apocalipsis, y creo que os había dicho que, -porque algo decía también a mí- ¡que saldremos hacia las montañas! ¡Páter Atanasio saldremos hacia las montañas y a los desiertos! ¡Correctísimo! Así dice aquí san Andrés, sobre lo “sensible”, o sea, desierto real. Es literal lo que dice la palabra.

Y Ántimo de Jerusalén escribe: “¡Oh, quién me dará alas como la paloma para volar en busca de reposo! He aquí me he ido bien lejos a morar y tranquilizarme en el desierto” (Sal 54 (55) 7-8). Este Salmo dice Ántimo de Jerusalén, profetiza la huida y la liberación de los justos de las imposiciones del Diablo y del aislamiento y redención de ellos y del alejamiento de las preocupaciones mundanas. Allí tendrán el cuidado y protección de Dios.

Volveré a decirla esta profecía, porque habla de nosotros“¡Oh, quién me dará alas como la paloma para volar en busca de reposo! He aquí me he marchado bien lejos a morar y tranquilizarme en el desierto!” (Sal 54 (55) 7-8).

Como veis, amados míos, este es el camino de los fieles dentro en la Historia. ¡Os gusta?

Si hemos escogido ser Cristianos, decir Santo es el Dios, porque, más allá de esto, amigos míos, más allá de estos males que vienen, viene el Cristo. Dijo el Señor: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza hacia el cielo, porque vuestra redención viene de allí y está cerca” (Lc 21,28).

El mundo ignora el fin de la Historia, pero los fieles lo conocen y algo más aún: Sienten, -como muy bien escribe Brasiotis es sus comentarios sobre el Apocalipsis- que viene a galope el fin. ¡Y todas las señales de la Historia indican que realmente el fin viene galopando!

¡Los que son fieles, pues, entremos en esta vía cruciforme y venturosa de la Iglesia!

Homilía 50 «Después se hizo una gran guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón; y también el dragón y sus ángeles combatieron; pero no pudieron triunfar, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo» (Ap 12, 7-8)

Como recordaréis, el Diablo persiguió la “mujer”, que es la Iglesia, y acudió al desierto y allí se refugió, donde permaneció “mil doscientos sesenta días”.

Continúa el texto sagrado y el divino Evangelista nos dice que se hizo una guerra en el Cielo entre el Arcángel Miguel junto con los ángeles restantes y del “dragón” junto con sus ángeles, los demonios. El Diablo, el “dragón”, no pudo vencer y no se encontró ya lugar para él en el Cielo.

Es digno de destacar que la guerra tiene lugar en el Cielo entre las fuerzas del mal y del bien. Pero debemos explicar que desde el principio no se trata de la posición Gnóstica de guerra entre el Bien y del Mal, -las palabras Bien y Mal las pongo en mayúscula en la primera letra, con el sentido filosófico- es decir, del Bien y del Mal como lo creían y creen los Dualistas y los Gnósticos. No se hizo la guerra en el Cielo entre el mal y el bien, en el sentido Gnóstico. El mal no tiene sustancia, y no es creación de Dios, mucho más aún, el mal ni si quiera es autoexistente ni eterno. Se trata de creaciones buenas, de ángeles, que algunos de ellos por sus propias voluntades y predisposiciones buscaron autodeificarse, y se separaron de Dios. Por tanto, el mal no existe en su esencia, no tiene base substancial-hipóstasis pero existe en la predisposición, en la voluntad y predisposición. Ninguna creación es mala; “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse” (Tim 4,4). El mal existe en la voluntad y predisposición. Una parte, pues, de los ángeles buscaron y pidieron ser autodeificados, y así se separaron de Dios.

Pero esta separación del Satanás y de sus ángeles no fue pasiva o pasional, sino que era atacante y agresiva contra Dios, por eso también el arcángel de ellos se llama Satán. Es palabra hebrea, y quiere decir el opuesto, el contrario a Dios. El Satanás y los ángeles que le siguieron ya perdieron su estado de modo divino, perdieron la luz increada, permanecieron oscuros, ennegrecidos y ya no tenían ninguna tesis, posición en el Cielo.

Pero, además de esto, los ángeles luminosos, los de modo divino que permanecieron al bien, no podían sostener la presencia de los ángeles oscuros, porque “no existe comunión de la luz con las tinieblas?” (2Cor 6,14) no existe comunión de la luz y de la oscuridad, del bien y del mal, como dice el apóstol Pablo, por eso también expulsaron del Cielo al arcángel que apostató junto con sus ángeles. Esta es la primera caída del Satanás. Y como vemos que nos dice el divino Evangelista, “no se halló ya lugar para él en el cielo, y cayó en la tierra”.

Existe también la segunda caída del Satanás; es esta que se hizo por la muerte cruciforme de Jesús Cristo. San Andrés de Kesarea nos dice de forma muy bella: “Cuando Cristo fue crucificado, el soberano de este mundo del pecado realmente fue arrojado fuera y esta es la segunda caída del Satanás.

Existe también la tercera caída del Satanás, cuando vuelva a venir el Cristo en el mundo, y como dice el libro del Apocalipsis en 2º capítulo en el 10º versículo, “Y el diablo que los engañaba a los hombres, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia –ANTICRISTO– y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”, es decir, será ya definitiva la caída, la derrota y la destrucción del Satanás en la eternidad.

Por tanto, tenemos estas tres caídas del Satanás, la primera es cuando ha caído del Cielo, queriendo autodeificarse. La segunda es cuando fue vencida la muerte y el pecado, es decir, cuando según el Apóstol Pablo, el Cristo por Su Cruz venció la muerte, al Hades y al Diablo. La tercera y definitiva derrota y destrucción del Satanás será en los ésjatos postreros tiempos, cuando será arrojado a la “gehena del fuego”, allí donde dice el Señor, en el capítulo 25 de san Mateo: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (los demonios)” (Mt 25,41). Es la caída y derrota definitiva, la destrucción del Satanás.

Esta última y definitiva caída se refiere también por el profeta Isaías de una forma muy vivaz y dinámica. En la edición del Antiguo Testamento de la fraternidad “Zoi”, está el texto y su atribución interpretativa, y allí hay también una figura, un dibujo, del “dragón” dentro en las aguas, con la espada de Dios que viene a matar al dragón. Es una figura excepcional. Los que tenéis el Antiguo Testamento con atribución interpretativa del Kolitsaras, esto lo veréis allí. Os leo la Profecía: “En aquel día el Señor castigará con su espada dura, grande y fuerte al dragón, la serpiente deformada veloz y tortuosa que se va y matara al dragón que está en el mar, le destruirá totalmente” (Is 27,1). Es decir, tal como dice en su epístola a los Tesalonicenses el Apóstol Pablo, que el Dios destruirá al Anticristo y al Diablo, el “dragón que se estará yendo. Dios le estará persiguiendo, de una manera y el Diablo estará marchando y huyendo.

Cuando el Señor vio que era escuchado y creído Su kerigma en la tierra, entonces que los Setenta regresaron y le dijeron “Señor hasta los demonios se someten a Tu nombre” (Lc 10,17), Él respondió: “He visto al Satanás como un relámpago caer desde el cielo”  (Lc 10,18). ¡Por tanto el Diablo va directamente para el Infierno!

Es digno de destacar aún que el arcángel Gabriel es el protector e intercesor a favor del Israel. Esto lo encontramos en el libro de Daniel, pero aún lo vemos también en el Nuevo Testamento, en la epístola de Judas el hermano de Dios, en el 9º versículo. Pero aquí en el libro del Apocalipsis vemos que el arcángel Miguel se ve como el defensor también del nuevo Israel, es decir, de la Iglesia.

También es digno de resaltar que el Dios combate al Satanás con Sus potencias angelicales. Todas estas cosas significan que los fieles están bajo la continua protección de las potencias angelicales. Por eso cada fiel también, como nos lo ha apocaliptado-revelado el Señor, y lo creemos todos, tiene su ángel de la guarda (Mt 18,20) que le vigila y protege. Por supuesto que no es una intervención mecánica del nuestro ángel de la guarda personal. Si queremos pecar, pecamos, pero el ángel no nos protege de aquello que nosotros no querríamos.

«Y fue precipitado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y también Satanás, el cual engaña al mundo entero [o extravía a toda la icumeni-tierrra habitada]; fue precipitado a la tierra, y sus ángeles fueron precipitados con él» (Ap 12,9).

Y fue precipitado fuera el gran dragón, la serpiente antigua”. Atención aquí, por favor, los nombres del Diablo por acumulación. Se llama “el gran dragón”, porque así aparece a la visión que ve el evangelista Juan. Se llama también “la serpiente antigua”, porque en su presencia alude y habla con indirectas en la historia de los primeros en ser creados, cuando en el Paraíso como serpiente engañó a los primeros en ser creados, diciendo que “el Dios os dijo que no probéis del fruto de este árbol, porque os tiene envidia y no quiere que os hagáis dioses cómo Él” (Gén 3,5). De lo que él mismo padecía, esto también infundió a los primeros en ser creados, por eso se llama Diábolo. Se llama también Satanás, ya que es opositor y contrario a Dios, litigante, acusador de Dios.

Pero a la vez con la exposición por acumulación de estos nombres del Diábolo, se refiere también la principal obra del Satanás, que crea encima de la tierra por su caída, y es el engaño a toda la tierra habitada por la teognosía y las santas virtudes.

Pero me gustaría deciros que hablando de todas estas cosas, os rogaría que no os decepcionéis, ni os intimidéis, ni os atemoricéis. El diábolo es terrible, pero está vencido. Está tan vencido, de modo que sólo si imploramos el nombre de Jesús Cristo, huye rápidamente. Si me dijerais que puede que tengamos la cruz en nuestras manos y a pesar de esto que nos derrumbe el Diablo, os respondería que muchos tienen puesta la cruz en sus cuellos, y a pesar de esto sufren el mal, es porque no han creído a la potencia y energía de la Santa Cruz, así el Diablo, todavía si tenemos la cruz, se burla y se ríe de nosotros, cuando nosotros no hemos creído en el gran asunto de la Santa Cruz, no hemos creído al sacrificio de Cristo. Cuando, por ejemplo, decimos que el Jesús Cristo es un filósofo, ¿decidme, qué hace entonces el Diablo? ¡Nos tiene en sus manos, se burla y se ríe de nosotros! ¡Debemos tener puesta en nosotros la Santa Cruz! Es excepcional y terrible la Cruz cuando tenemos fe en su contenido.

Pero una cosa más aún. ¿Queréis saber cuán impotente es el muy potente Diablo delante del nombre de Jesús Cristo? San Crisóstomo dice: “¡No tiene poder ni derecho ni siquiera entrar en los cerdos, por eso pidió permiso!” El Diablo, los demonios, rogaron al Señor para que no los mandase al Hades, para que no los mandase al Infierno, sino que les permitiera entrar dentro de la manada de los cerdos” (Mt 8,31 Mrc 5,12 Lc 8,32). ¡Por tanto, si el Diablo no tiene derecho y poder para entrar y provocar daño ni en un animal, como es el cerdo, tanto más no podría entrar y hacer daño en la icona-imagen sellada de Dios, que es el ser humano! Por tanto, no tengamos miedo, sólo debemos prepararnos y luchar, batallar contra el Diablo, teniendo el requisito de la profunda conciencia de la obra de Cristo.

Os voy a leer sin analizar lo que dice en su epístola a los Efesios el apóstol Pablo: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos espiritualmente en el Señor, y en el poder invencible de su fuerza y energía increada. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes resistiendo contra las asechanzas y maquinaciones del diablo. Porque no tenemos lucha contra hombres con sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra multitud de huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo de las viles tentaciones y peligros, y habiendo acabado y vencido todo, estar firmes en vuestras posiciones” (Ef 6, 10-13).

Estas cosas, amigos míos, nos las pide el apóstol Pablo. Pero os diré un par de logos: “Que nos revistamos de Dios para combatir contra el Diablo que no es hombre, no es carne y sangre, sino que son estas potencias y personas o rostros viles que utilizan toda mala astucia para rodearnos, ponernos trampas y tirarnos abajo”.

Y continua el divino Evangelista Juan: «Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ya se realizado la salvación, el poder, y el reinado de la realeza increada de nuestro Dios, y la autoridad y el dominio de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche» (Ap 12,10).

Esta “gran voz” es la voz de los “veinticuatro presbíteros” y de los Justos y de los Mártires en el Cielo, en la Iglesia triunfante, y se dirige hacia las víctimas del Diablo, que son aquellos que martirizaron y testimoniaron para el Cristo.

Y esta voz de los Justos dice “ahora ya se ha realizado la salvación”, ahora que al Cielo ha sido vencido el Diablo, y se realizó la sotiría salvación y la dinami-potencia y energía, y la realeza increada de nuestro Dios y el poder de Su cristo.

Estos cuatro sustantivos “la sotiría”, “la dinami”, “la realeza” y “el poder”, como habrán percibido, se expresan con el artículo para manifestar que eran situaciones conocidas y esperadas a los Santos del Cielo, y se realizan apenas ahora, por la caída del Diablo.

No olvidéis que los Profetas y los Justos del Antiguo Testamento eran víctimas del Diablo, del Hades, y esperaban cuándo vendrá esta hora, cuándo vendrá este momento cruciforme de Cristo, para dar redención y liberación a los que estaban en el Hades. Aquellos que profetizaron sobre Cristo, lo mínimo que podían hacer era esperar. Creyeron y anhelaban y ahora que se encontraron en el Paraíso, vieron que ha sido realizado ya aquello que anhelaban y esperaban, y por eso también estallan con este clamor, en este agradecimiento a Dios.

¡Nos llama la atención y nos impresiona el que aquí aparece el Diablo como acusador de los hombres, y en concreto de los fieles “día y noche”! Esto nos interesa mucho, y tiene mucho valor práctico e importancia.

En principio, antes del sacrificio cruciforme de Cristo, se ve que el Diablo tenía entrada también al Cielo. También esta caída desde el Cielo no era absoluta ni definitiva, incluso aún por la Cruz no es absoluta y definitiva; definitiva será durante la Segunda Parusía-Presencia. Por tanto, se ve que durante la primera caída del Satanás, cuando se enorgulleció y se hizo la guerra entre él y Miguel, fue expulsado del Cielo, pero no se había excluido totalmente alguna de sus entradas al Cielo.

Para estas cosas y realidades que decimos, -un pequeño paréntesis- no entendemos nada; ni qué es Cielo entendemos, ni tampoco cómo es el Cielo, ni que el Satanás tiene una entrada al Cielo. Amados míos, estos son misterios del Cielo que no podemos con seguridad entenderlos fácilmente.

No obstante esto se ve en el libro de Job, al primer capítulo: “Y sucedió que un día vinieron los ángeles de Dios a presentarse delante del Señor, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1,6). Esto es lo que leemos en el primer capítulo del libro de Job.

¿Pero cómo y por qué el Diablo aquí acusa a los fieles? Envidia, calumnia y acusa a los fieles de que permanecen fieles firmes a Dios por motivos de interés propio, es decir, por motivos individuales, egocéntricos. Lo vemos en el caso del Job. El Diablo viene y Dios le dice:¿Qué has visto circulando por toda la icumeni-tierra habitada? ¿Has visto a mi siervo Job cuánto me honra y me venera que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? “. Y el Diablo responde con mala astucia y maldad: “¿Acaso te teme, te venera y te alaba Job de balde?, lo hace porque le has hecho rico y feliz”. Y el diálogo continúa: “No es así, me venera y me veneraría incluso si no le hubiera hecho rico y feliz”. Y el Diablo: “Quítale todos los bienes que le has dado y verás si te venera y verás que llegará hasta blasfemarte”. Y allí el conocedor de los corazones Dios para revelar que los motivos de Job eran puros, le dice: “He aquí, te doy permiso para quitar todos sus bienes, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él” (Job 1, 8-12).

Así pues, aquí vemos que el Diablo acusa a Job porque le tiene envidia, y dice a Dios que los motivos del fiel Job son de interés propio, individuales y egoístas, única y exclusivamente para garantizar de Dios su felicidad. Cierto que no lo sé, si para muchos de nosotros el Diablo podría decir esto, pero me temo que tendría razón. Me lo temo mucho, porque son muchos aquellos que encienden sus velas y van a la Iglesia única y exclusivamente porque querían de Dios que no sean privados de Sus bienes. ¡Realmente pobre motivo!
Pero lo que nos importa es que el Diablo acusa a los Santos de Dios, diciendo que no valen nada, y que los motivos de ellos son falsos. Por supuesto que acusa más aquellos que se han alejado de Dios, única y exclusivamente para alegrarse del castigo que tendrán, para alegrarse realmente y anular así la obra de la creación del ser humano. ¡Se alegra! Ve a uno que está pecando, y dice a Dios: ¿le ves lo que hace?, Mucho más si éste está bautizado, si es fiel. El mismo lanza abajo al fiel, y después dice a Dios: “¿Le has visto? ¡Míralo quién es Tu fiel, Tu siervo!”. Y cuando Dios castiga al pecador, el Diablo se alegra por esto. Es decir… ¿qué voy a decir? ¿Hablar sobre la psicología del Diablo? ¿Se puede poner la psicología del Diablo bajo investigación y conocerla? ¡No, amados míos, no podemos investigar y describir la psicología del Diablo, es algo terrible! Pero tenemos una icona-imagen de los maliciosos, envidiosos y malignos hombres que realmente son instrumentos pragmáticos del Satanás.

Así pues, el Diablo de este modo se mueve aquí, pero tenemos también otra cosa que es muy seria, y como veréis, seguro que nos interesa a todos, y es lo siguiente: Cuando cada ser humano por la muerte se va de esta vida presente, su psique-alma encuentra este acusador Diablo. Esto es muy importante. No existe ningún ser humano, pero ningún hombre que su psique-alma no va a encontrar al acusador cuando sale de esta vida presente. Lo vemos esto en el caso de Moisés, que nos lo menciona san Judas el hermano de Dios en su epístola. “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda” (Judas 9). El Diablo persistía –no sabemos qué- para el cuerpo de Moisés, porque tenía una acusación para él. La acusación era la siguiente: El justo Moisés y Θε­ό­πτης Zeoptis-visionario de Dios, éste que vio tan cerca a Dios como nunca puedo hacerlo hombre, éste que hablaba y tenía a Dios como amigo, el Diablo le acusa a Moisés por un pecado que había cometido, es decir, en Egipto mató a un Egipcio y lo enterró en el desierto (Éx 2,12). Por supuesto que fue justificado el Diablo, pero aquí vemos que el arcángel Miguel salvaguarda la situación, diciendo sólo al Diablo: “El Señor te reprenda”. ¡No insulta al Diablo! ¡Por tanto, habéis visto que el Diablo es acusador!

¿Creéis que el Diablo podría venir y controlar, inspeccionar a Cristo? ¿Y qué dijo el Cristo? “30 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque viene el príncipe o soberano de este mundo pecador. En mí no tiene ningún poder; 30. No hablaré ya muchas cosas con vosotros, porque viene el príncipe, el satanás, que gobierna el mundo que está alejado de Dios. Viene para ejecutar el último ataque violento contra mí. Pero en mí no encontrará nada suyo que le dé poder sobre mí, no tiene poder en mí” (Jn 14,30). ¿Qué quiere decir “viene”? ¡Viene a inspeccionarme, a controlarme! Por tanto viene a controlar e inspeccionar las praxis de cada ser humano que se va de esta vida.

Y algo más muy admirable. San Juan el Klímako, el de la Escalera en su 7º Logos, nos salvaguarda un incidente, de que un yérontas asceta, que era buena persona y luchadora, un poquito antes de morir, se habían reunido todos alrededor de su cama. Y le oyeron un diálogo terrible y terrorífico que había empezado el asceta en su cama con una persona o con algunas personas, que los demás no las veían. Escuchad el diálogo, tal como nos lo salvaguarda el mismo san Juan el Klímako:

“Un monje, llamado Esteban, que moraba en este lugar, deseó mucho la vida eremítica y hisijasta; el cual, después de haberse ejercitado en los trabajos de la vida monástica durante muchos años, y habiendo alcanzado el don de las lágrimas y el ayuno, como así también el privilegio de otras virtudes, edificó una celda al pie del monte donde Elías, en tiempos pasados, contempló aquella sagrada y divina visión. Este padre de vida tan religiosa, deseando un rigor mayor aún y trabajo de metania y de penitencia, pasó de allí a otro lugar llamado Sides, habitado por los monjes anacoretas que viven en soledad. Y después de haber vivido de ese modo con grandísimo rigor, por estar ese lugar apartado de toda consolación humana, y fuera de todo camino, y apartado setenta millas del poblado, al fin de su vida volvió de allí, deseando morar en la primera celda de aquel sagrado monte. Tenía él dos discípulos muy religiosos, de la tierra de Palestina, los cuales guardaban la mencionada celda. Y después de haber vivido Esteban unos pocos días en ella, cayó enfermo y murió de esa enfermedad. Un día antes de su muerte quedó súbitamente atónito y pasmado, y con los ojos muy abiertos miraba hacia uno y otro lado del lecho; y como si allí hubiera algunos que le pidieran cuentas, respondía él en presencia de cuantos estaban presentes, diciendo algunas veces: «Sí, es cierto; mas por eso ayuné tantos años.» Otras veces decía: «No es así, no es cierto, mentís, no hice eso.» Otras decía: «Sí, es verdad, así es; mas lloré y serví tantas veces al prójimo por eso,» Y otras veces decía: «Verdaderamente me acusáis, así es, y no tengo qué decir, sino que en Dios hay misericordia.» Y era por cierto un espectáculo horrible contemplar aquel invisible y rigurosísimo juicio, en el cual, lo que es aún más para temer, le hacían cargo de lo que no había hecho. ¡Miserable de mí! ¿Qué será de mí, si aquel gran seguidor de la hisijía y la quietud, en algunos de sus pecados decía que nada tenía para responder, el cual hacía cuarenta años que era monje, y había alcanzado el don de las lágrimas? ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¿Dónde estaba entonces la palabra de Ezequiel: «En cualquier día que el pecador se convirtiere de su maldad, no tendré más memoria de ella»? (Cf. Ez. 18:22). Y aquella que dice: «En lo que te hallare, en eso te juzgaré (Ez. 33:13-20) dice el Señor. Nada de esto pudo responder. ¿Por qué causa? Gloria a aquel Señor que solo lo sabe. Hubo algunos que me afirmaron que estando este padre en el yermo, daba de comer a un león pardo de su mano. Y fue así como partió de esta vida dejándonos inciertos sobre cuál fue su juicio, cuál su fin, y cuál la sentencia y determinación de su causa.

¡Así que amados míos, vemos que realmente el Diablo acusa a los fieles, y a todos los hombres día y noche! ¡Esto de día y noche significa sin interrupción!

Y continúa el himno de los justos en el Cielo:

«Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y del logos del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas y sus psiques hasta la muerte» (Ap 12, 11)

Así que vemos que la guerra de Miguel el Arcángel y los ángeles buenos contra el Satanás, no sólo venció el mundo angelical, sino también los Santos. Porque, como os he leído anteriormente, el apóstol Pablo y los Santos abren la guerra contra el Diablo y le vencen! “Esta es la victoria la que ha vencido al mundo vil y malo y esta es nuestra fe” (1Jn 5,4), dice el Evangelista Juan en su epístola. De modo que aquí tenemos también la victoria de los Santos.

Y esta victoria de los Santos se debe a tres factores. El primero es “por la sangre del cordero”. Es la victoria de Cristo contra el Diablo, gracias a Su sacrificio cruciforme, que los fieles lo hacen suyo con su fe a la persona teantrópina-divino-humana de Jesús Cristo. Por lo tanto, el Cristo venció, pero cuando el fiel cree en Cristo, hace suya la victoria contra el Diablo, por la potencia de la sangre de Cristo que venció al Diablo.

El segundo factor es “por el logos del testimonio de ellos”. Es el kerigma de la confesión que tienen los fieles a la persona teantrópina-divino-humana de Jesús Cristo, que el Cristo murió, resucitó, y vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, y que Él es el definido por Dios Mesías. Como dice en los Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” y  el Apóstol Pablo, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesús Cristo es el Señor, para doxa-gloria de Dios Padre” (Fil 2,10-11);  El fiel que confiesa que éste es el Cristo, entonces da el buen testimonio ante el mundo apóstata.

Y el tercer factor es que “menospreciaron sus vidas o sus psiques hasta la muerte”. Ya que los fieles dan la buena confesión y el testimonio bueno por el Cristo delante del mundo, es de esperar que sufran también todo tipo y forma de martirio. Además que con esta frase “y menospreciaron sus vidas o sus psiques hasta la muerte” nos acordamos de los logos de Cristo que dice: “25 El que ama su psique (vida) la perderá; y el que aborrece su psique (vida) en este mundo la conservará para la vida eterna. 25. El que ama su psique (alma o vida) y evita sacrificarla cuando el deber se lo exige, éste perderá la eternidad de la realeza increada. Y aquel que gracias a su deber no le importa su psique-vida en este mundo, éste conservará y disfrutará la realeza increada en la vida eterna” (Jn 12,24). O sea que, el que llega a negar a Cristo porque ama a su vidita, la perderá;  Son los mismos logos con el mismo contenido. Por tanto, el tercer factor contra el Diablo es la abnegación de los fieles a favor del nombre de Jesús Cristo. Incluso también hasta la muerte y por martirio si hace falta.

«Por lo cual alegraos, oh cielos, y los que habitáis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran furor, conociendo que el tiempo que le queda es poco» (Ap 12,12)

Con estos logos termina el himno de los Justos, que se dirige tanto hacia los que permanecen en los cielos, pero también hacia los que habitan en la tierra.

El motivo por el que deben tener alegría y gozo estos que están en el Cielo, es que el acusador Diablo fue expulsado del Cielo y se libraron de su acusación hacia ellos. Ya no puede decir nada el Diablo; se han liberado, redimido y pasaron al Cielo, librados del Diablo.

Pero ay de los que están en la tierra, piadosos e impíos, porque el Diablo tiene gran furor e ira, y su ira se debe a su fracaso en vencer a su terrible enemigo, el Jesús Cristo. ¡Pero también su expulsión del Cielo le nace enfurecer, porque se ve acercando y prejuzgando, ya definitiva su destrucción por la Segunda Presencia-Parusía de Cristo, que el Diablo literalmente la cree, sólo que pone a nosotros los hombres a no creer –nos lo dice la Santa Escritura que “los demonios también creen, tiemplan y se horrorizan”! (Snt 2,19), -¡sólo que pone a nosotros los hombres a no creer! ¡Esta es la desgracia, esta es nuestra tragedia! ¡El mismo Diablo cree lo qué le está esperando! Cree en el Infierno, pero a nosotros nos susurra: “¡No existe el Infierno!” El mismo cree en la Segunda Parusía-Presencia de Cristo, pero el mismo nos dice: “¡Son tonterías estas cosas, no existe segunda Parusía de Cristo!”

Conociendo que el tiempo que le queda es poco…” (Ap 12,12).

¿Cuál es este poco tiempo? Antes que nada es el tiempo entre la primera y la segunda parusía-presencia de Cristo. El Diablo conoce claramente este “poco tiempo”. ¡Pero es cierto que no conoce cuándo se hará la Segunda Parusía, pero sabe por la Santa Escritura, porque la sabe muy bien la Santa Escritura, lo único que la sabe… diabólicamente, y pone a los heréticos a leerla ellos también diabólicamente! ¡Porque cuando uno lee heréticamente la Santa Escritura, la lee diabólicamente! Por tanto, el Diablo sabe que este tiempo es pequeño, corto, pero corto en relación con el tiempo que ha vivido el Diablo, desde el tiempo de su creación. Pero conoce también que el tiempo esjatológico es corto, y este tiempo no es más que tres años y medio. Es cuando comenzará a operar el Anticristo, y el Diablo conoce que el tiempo de entonces será excepcionalmente poco, por eso intenta de cualquier modo defenderse. Es como la bestia cuando la matamos y se retuerce de dolor bajo su último intento. Y es el último intento del Diablo para vencer a los enemigos, vencer al Cielo, pero será también el último esfuerzo definitivo ya dentro en la Historia. Los tres años y medio, como os dije, serán los años del Anticristo.

Así termina este himno glorioso de los Justos al Cielo, pero termina con un incordio, una molestia –con un ¡AY!– que se utiliza como una introducción por lo que seguidamente sucederá en los próximos capítulos, que están inmediatamente después.

Terminando el 12º capítulo entramos al 13º que se refiere al Anticristo, como también los capítulos siguientes que son muy tremendos, como veréis en la descripción de estos. ¡Los anteriores son sombras delante de aquellas cosas que seguirán sucediendo en los tres años y medio del Anticristo! Además que es también el tercer “ay”. Amín.

 

Unidad 36 Apocalipsis 12,13-17 Principio del séptimo toque de trompeta. El desierto, el remanente y la venida del Anticristo.

 

(Homilía 50 a partir de la mitad más o menos)

Si nos acordamos, en el 8º capítulo, habíamos visto aquel “águila volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz humana: ¡Ay, ay, ay…” (Ap 8, 13). El divino Escritor, pues, toma estos tres “ay” y los analiza. Y toma una Plaga y dice que aquí acaba el primer “ay”. Y trae una segunda Plaga y habla de segundo “ay” y ahora viene hablarnos sobre la tercera Plaga. Sobre el tercer “ay”, que se refiere exclusivamente al tema del Anticristo.

«Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón» (Ap 12,13).

La huida de la “mujer”, amados míos, al desierto, que habíamos analizado y que se refirió al 6º versículo, ya aquí en los versículo 13-17 se analiza más representativamente.

Tal como leemos en este 12º capítulo, que lo hemos empezado y ahora os lo analizo, y continuaremos aún con tres, cuatro versículos y después termina, sentimos que el divino Evangelista nos hace una narración, pero de la que ha reducido las personas y los nombres, y en vez de estos ha colocado símbolos. Por ejemplo, no dice “la Iglesia”, nos dice “una mujer”; no nos dice el Diablo o Satanás aunque lo dijo, nos dice “el dragón”.

La descripción que nos hace en el 12º capítulo es tan viva, de modo que el lector, si contiene la Llave de los símbolos –y la interpretación que hacemos no se puede hacer sino sólo con las llaves de los símbolos- entonces tendrá delante suyo una historia real, una historia pragmática. Sí, se trata de una historia en un diagrama general, y también sobre sus detalles.

Y aquí vemos que el divino Escritor continúa diciendo que: “el dragón persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón”. Esta “mujer” que da a luz a Cristo, la Zeotokos, dijimos que es la Iglesia que da a luz o pare al laós-pueblo varón, es decir, los fieles. Pero la Iglesia se encuentra en la tierra y es la Iglesia militante. Está en la tierra porque no ha caído desde el Cielo, cuando el tremendo dragón levantó su terrible cola y derrumbó la “tercera parte de las estrellas”. La Iglesia tiene su camino en la tierra.

Cuando el “dragón, el Diablo vio que fracasó su ataque contra el Mesías y no se realizó su propia obra, que era anular la obra de la Creación, entonces se dirigió contra la Iglesia, que la tenía también delante suyo. Y así empieza la persecución dura, despiadada y sin cuartel contra la Iglesia desde el momento de la constitución de ella hasta el fin de la Historia.

¡Dentro en la palabra “persiguió” se esconde, amigos míos, todo el futuro sufrimiento y mal trato de la Iglesia, que es la misma extensión del encarnado Hijo de Dios! ¡Escuchad lo qué dije: es esta misma extensión del encarnado, humanizado, hecho hombre Hijo de Dios!

He aquí cómo lo dice el apóstol Pablo en su epístola a los Colosenses. Atención a este punto, es Teología Mística, aquella que cuando la comprenda el fiel, puede vivir dentro en el espíritu de Dios: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y relleno en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).

Atención el verbo ἀ­ντα­να­πλη­ρῶ antanapliró ἀ­ντί-ἀ­νά-πλη­ρῶ. Πλη­ρόῶ quiere decir llenarἈντί-antí y ἀ­νά-aná y πλη­ρῶ pliró quiere decir que en vez de Cristo yo en mi cuerpo lleno lo que falta de las aflicciones o tribulaciones de Cristo. ¿Cuáles son las aflicciones o tribulaciones de Cristo? Es la Cruz. ¿Cuáles son las tribulaciones que faltan de las tribulaciones de Cristo? Son aquellas cosas que Cristo no tiene, no le dio tiempo tenerlas. Porque si Cristo hubiese quedado en la tierra tendría aún más malos tratos y sufrimientos, pero se marchó dejando Su Cuerpo bajo en la tierra la Iglesia. Dice el apóstol Pablo: “A favor de la Iglesia, yo entrego mi cuerpo; este cuerpo sensible, con sus células, las biológicas. Este cuerpo mío yo lo entrego –tal y como Cristo entregó Su Cuerpo real, pragmático encima de la Cruz- a padecer el martirio, mientras vivo, para rellenar lo que falta, aquellas cosas que el Cristo no le dio tiempo padecer. Es decir, la Iglesia padece, sufre”.

Si yo puedo tener experiencia vivida propia, no teoréticamente, la información, la conciencia de que yo padezco para el Cuerpo de Cristo, padecer las cosas las que Él no le dio tiempo padecer encima de la Cruz, entonces, amados míos, estos padecimientos, sufrimientos los considero felicidad y alegría mía!  Por muy terrible que sea la tentación del Satanás, decidme, ¿después de estas cosas que sabemos, si os dijera que os crucifiquéis, lo aceptaríais? En un entusiasmo diríamos que sí. Eh, pues, he aquí la muestra, si dices que puedes demuéstralo. Está delante de nosotros. ¡Los males y los padecimientos continúan en nuestra carne! ¿Habéis escuchado lo que os dije? Esta es la vida mística del Cristiano. Por consiguiente vemos que el final del siglo los fieles soportarán “lo que falta de los padecimientos de Cristo”, porque el Diablo siempre estará persiguiendo la Iglesia, hasta que termine la Historia.

« Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase al desierto, a su lugar [definido por Dios], para ser alimentada allí [segura e invulnerable de la manía de la serpiente] por un tiempo, y tiempos, y la mitad del tiempo, alejada de la cara o vista de la serpiente [la persona del Diablo]» (Ap 12, 14).

Y estas alas de la gran águila se dieron a la mujer –que es siempre la Iglesia, os lo recuerdo- obviamente por Dios, y es el símbolo de la divina protección de la Iglesia. El mismo símbolo del “águila con sus alas, es utilizado también en el Antiguo Testamento para el antiguo Israel, cuando el Dios se hizo cargo de su protección en el desierto de Sinaí. Oíd cómo lo dice esto Dios a su laós-pueblo: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí” (Éx 19,4), es decir, os he protegido. Así que las alas de la “gran águila” pues, son la protección de Dios, y dice “de la gran águila” para mostrar la protección grande de Dios que mostrará y tendrá a su Iglesia.

Por tanto la Iglesia es conducida por Dios al desierto, tal y como también los hebreos salieron de Egipto y fueron conducidos por Dios al desierto, para que ellos le veneren y rindan culto allí imperturbablemente y despreocupados. Así que el desierto es calificado como “el lugar de ella”, el lugar de la Iglesia, y es expresión con artículo para indicar que éste será su lugar para siempre, y su fija herencia permanente, ya que las persecuciones en el mundo serán siempre un continuo acontecimiento e incidente.

Amados míos, otra vez lo recalcaré, que el Cristianismo no se hace ni con la mundificación o secularización, ni con la cultura, ni con la política. La Iglesia perseguida acude a protegerse al desierto, y así el desierto literalmente será el lugar de los ésjatos tiempos. Es esto que dice la frase literalmente: ¡La Iglesia recurrirá, acudirá al desierto!

Homilía 51Este “desierto”, pues, es literalmente el desierto, es decir, los lugares desiertos. Pero no son desiertos como el desierto de Sajara, allí donde hay arena y nada más, sino lugares desiertos, solitarios. Realmente los Cristianos recurrirán para protegerse en lugares desiertos para poder vivir, pero sobre todo también para rendir culto a Dios, escapando de la ira y la manía del Diablo.

El alimento de la Iglesia será tanto espiritual como también material. Si el Dios quiere que Su Iglesia se mueva hacia los desiertos, entonces es muy natural que la alimente en los desiertos el Dios. Cómo será este alimento de la Iglesia, el material por lo menos, esto lo sabe el Dios. Pero tenemos dos antecedentes: Uno es el Israel, cuando estaba cuarenta años en el desierto y el Dios le alimentaba  de forma admirable con el maná que le enviaba (Ex 16,35). Y lo segundo es el profeta Elías, al cual el Dios mediante un cuervo le mandaba carne. Dios quería que el Profeta por algún tiempo permaneciese allí al desierto del arroyo, donde tenía poco agua, pero diariamente por la tarde el cuervo le llevaba carne. También cuando el profeta Elías se marchó de allí y se fue a Sárepta de Sidonia, allí una mujer viuda le dio pan de su carencia, de lo poco que tenía y entonces los bienes de aquella viuda, la harina y el aceite no terminaban hasta que acabó la hambruna, (3Re 17,14). Esos dos acontecimientos históricos anteriores, que los subrayo, indican que el Dios sabe cómo alimentará Su Iglesia, cuando ellos recurrirán a los desiertos a causa de la ira, la manía y el furor del Diablo y del Anticristo.

Pero la permanencia de la Iglesia será “para ser alimentada [segura e invulnerable de la manía de la serpiente] por un tiempo, y tiempos, y la mitad del tiempo, alejada de la cara o vista de la serpiente”. El tiempo del tiempo y la mitad del tiempo, es una expresión que la encontramos al profeta Daniel. Por el mismo libro del profeta Daniel, en el 7º capítulo, versículo 25, y al 12º capitulo versículo 7, sacamos la interpretación que «και­ρὸςkerós» es tiempo, y «και­ροί kerí tiempos» son los dos años y la mitad del tiempo son seis meses, y en consecuencia «και­ρὸς, και­ροῦ καὶ ἥ­μι­συ και­ροῦ» significa tres años y medio.

Aquí dice esto como en otros puntos también, pero otras veces dice cuarenta y dos meses. Por lo tanto, la traducción del «και­ρὸς, και­ροῦ καὶ ἥ­μι­συ και­ροῦ» se interpreta también por el libro del Apocalipsis, y significa cuarenta y dos meses. Cuarenta y dos meses yo creo que realmente son cuarentas y dos meses, o sea que muchos intérpretes de nuestra Iglesia aceptan este número exacto. Otros querrían aceptar simplemente un período, o algunos años. Pero no es así, porque la acción del Anticristo no será grande.

En principio, os lo he explicado también otra vez, el Anticristo es persona, que por supuesto reinará unos años, hasta que se sostenga firmemente y hacerse rey universal, hasta entonces no se cuentan los tres años y medio. Estos comienzan desde el momento que mostrará su rostro frente a la Iglesia, hasta que le funda el Señor (2Tes 2,8). Este período es de tres años y medio.

Pero su acción encima de la tierra es esta. Es cierto que existen dos mediciones, que empiezan por la lectura evangélica de hoy que dice “después de la fiesta…” y etcétera. Esta fiesta, si es el Purim, son dos años y medio. Tenemos cuatro Pascuas. La cuarta Pascua el Señor martirizó, fue crucificado. Si es la Pascua, entonces tenemos tres y por tanto tenemos dos años y medio, es decir, dos años y medio hasta tres y medio es la acción pública del Señor al mundo. ¿Os llama la atención que tenemos una correspondencia de acción? Tres años y medio es la acción del Señor en el mundo, y tres años y medio, la acción del Anticristo. ¡Veremos a continuación que el Anticristo intentará a imitar a Cristo lo máximo que pueda, incluso a Su Crucifixión y Su Resurrección! ¡Incluso hasta allí llegará! Por eso como dice el divino Agustino es el simio de Cristo, es el mono de Cristo. El mono cuando ve a una persona hacer algo, lo hace él también; lo que ve lo imita. Así pues el Anticristo también imitará toda la vida de Cristo, pero por supuesto que de una manera plástica, falsa. Por lo tanto, los tres años y medio, los cuarenta y dos meses, son reales cuarenta y dos meses, mil doscientos sesenta días (Ap 12,6). Estos días recurrirá y de protegerá la Iglesia en los lugares desiertos y solitarios.

«Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para hacer que el río la arrastrase» (Ap 12,15).

¡Cuando la “mujer” se marchó al desierto, la serpiente, el Diablo, ve que no la tenía delante suyo para combatirla, la perdió! Por eso hace lo siguiente: Saca agua de su boca –estas iconas-imágenes son majestuosas- para hacer la mujer que sea llevada por agua del río, es decir, hacer un cataclismo de agua y ahogarla.

Por consiguiente aquí el dragón, la serpiente aparece como animal acuático. Muchas veces en el Antiguo Testamento aparece el Diablo como dragón acuático Las muchas aguas, este cataclismo de las aguas se utiliza muchas veces en el Antiguo Testamento como una señal de catástrofe. Además que es conocido el gran cataclismo que inundó nuestra tierra y ahogó todo ser vivo.

Por tanto, toda la icona-imagen que el Diablo, el dragón, persigue la mujer en el desierto para hacer que sea arrastrada por el agua del río, es una bella icona, terrible en su majestuosidad, y quiere indicar la manía destructora del Diablo contra la Iglesia.

Con la forma de “río” que saca el dragón de su boca, podemos entender todas las grandes persecuciones de la Iglesia, desde su fundación hasta los ésjatos tiempos. No olvidéis que el ascetismo –no por supuesto es este el único móvil, sino un incentivo- el monaquismo, el anacoretismo, el hisijasmo comenzó, históricamente por lo menos, como un fenómeno algo extendido, exactamente con la presencia de las persecuciones. En concreto en África, y naturalmente en Asia Menor, como también en Palestina, cuando estalló la persecución contra la Iglesia, los fieles se marcharon al desierto y se instalaron allí hasta el fin de sus vidas. Por supuesto que esto no es el único móvil.

Todavía me gustaría decir que el monaquismo históricamente no aparece por primera vez en el desierto. El fenómeno del monaquismo, es decir, del celibato, tiene sus raíces en el Antiguo y también en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento os recuerdo a Elías, el Profeta Eliseo y la escuela de los Profetas, que la mayoría de ellos eran solteros, célibes, y no era un tipo de cenobios (vida común) monásticos. Os recuerdo del Nuevo Testamento a san Juan el Bautista, os recuerdo también las cuatro hijas de Felipe el diácono, que eran vírgenes, célibes, no porque no encontraron novio para casarse, sino que estaban dedicadas a Dios y “profetizantes”; no vivieron en el desierto, sino en su casa. Estas son las raíces del verdadero monaquismo y del celibato dentro en el Nuevo Testamento y también en el Antiguo. Por eso os he explicado que las raíces del monaquismo no se encuentran en las persecuciones de la Iglesia, sino que son mucho más profundas y anteriores. Pero de todas formas “río” podemos entender todavía todas aquellas corrientes anticristianas y heréticas, que con su presencia cataclismática encima de la tierra intentan ahogar la Iglesia. Esto de “ahogar” lo pondríamos entre comillas.

Yo os diré otra icona-imagen. En vuestro campo habéis sembrado trigo, pero no habéis echado herbicida y se ha desarrollado junto con el trigo amapolas, algarrobas y otras cosas, aquellas conocidas cizañas, la era y etcétera. Estas cizañas han crecido. ¿Qué decimos cuando estas cizañas han crecido y llenado el campo con el trigo? Decimos la expresión que hierbas salvajes, las cizañas, han ahogado el trigo. Pero el verbo “ahogar” no es sólo por el agua, sino metafóricamente también. Así todos estos sistemas, los heréticos y los antiteos y anticristianos intentan ahogar la Iglesia. Esto se ve. Esto se ve muchísimo y muy bien en nuestra época, cómo exactamente existe tanta multitud de este tipo de sistema antiteas, que decimos: ¿Dios mío, estamos perdidos, qué pasará, qué sucederá?

Una vez, cuando era más joven, sentía una alegría por los helenos-griegos, que todos éramos Cristianos Ortodoxos. Hoy en día esto ya no sucede; no tenemos algo consistente a nuestra fe, a nuestra religión y me temo que esto será irreparable. Me lo temo mucho esto. Es cierto que un error de todos los intérpretes de la Historia –en consecuencia también mío error en este momento, y lo sé este error- un error de todos es que lo que interpretan en sus épocas lo consideran esto de que es lo último, y más allá no hay más. Es un error general.

Os diré un otro caso. Marx creía que el último formato o plano económico dentro en la Historia es el Comunismo. Pero cometió un error; porque vienen todas aquellas reconsideraciones que crean algo nuevo. Es muy natural. En la historia no permanece nada fijo y estable; en consecuencia tenemos un cambio de planos y formatos. Por tanto, no podemos interpretar la Historia y decir que esto es lo último y no hay nada más. No sé por qué todos los intérpretes siempre quieren ver  e interpretar la historia de la forma que más allá que ellos ya no habrá otro cambio, ningún otro desarrollo. Es un error.

A pesar de esto, mucho me temo, -por un lado, diríamos, por otra consideración de los momentos históricos de otros pueblos- me temo que para nosotros los Helenos este tremendo hundimiento, excepto que suceda un milagro, no volverá. Esto mucho me lo temo, demasiado. Pero bien… Yo desearía con todo mi corazón naturalmente que sea equivocado y no sea verdad lo que digo.

Por tanto, todas aquellas cosas que vemos en nuestra época tienden a ahogar la Iglesia. Mientras que todos los helenos-griegos están bautizados, a veces tenemos la sensación que estamos aislados. Sobre todo cuando algunas veces escriben también los periódicos… ¡eran unos Cristianos! ¡Ah, unos Cristianos…! Esto de “algunos Cristianos”, este aislamiento, no significa otra cosa más que este ahogamiento que constituye al “dragón” hacer la Iglesia que “sea arrastrada por el río”.

«Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca [por orden de Dios] y tragó el río que el dragón había echado de su boca» (Ap 12,16).

¡Es muy bella esta icona-imagen! El libro del Apocálipsis es incomparable en iconas-imágenes majestuosas. ¡Un hombre ignorante por supuesto que podría creer que el Apocalipsis es un cuento, igual que cuando narramos los cuentos de los dragones, dragonas y magos y todos los demás sorprendentes! No es esto. ¡El libro del Apocalipsis son iconas-imágenes simbólicas o alegóricas, y mediante estas iconas-imágenes se esconde de una manera el camino de la Iglesia, que su trayectoria se identifica con la trayectoria de la humanidad, y es exposición de la historia majestuosa, muy exacta y profética, y especialmente de la Iglesia.

Aquí se personifica la tierra y los elementos de ella. Lo decimos también en la expresión popular; decimos: “tierra trágame”. ¡Cuando hacemos algo, que es una cuestión o tema de vergüenza, decimos “tierra trágame”!

Sobre esto, como expresión, el de “abrirse la tierra y me trague”, tenemos también un antecedente histórico. Está en los libros de los Números. Allí Datán, Abirón y Koré se habían revuelto en contra de Moisés y de Aharón, y entonces Moisés por orden de Dios dijo que se alejara el laós-pueblo de las tiendas de cabaña de estos tres insurrectos, que estaban también sus familias y todos sus pertenencias. ¡Cuando el laós-pueblo se alejó, se abrió la tierra tragó estos insurrectos y volvió a cerrarse! ¡Amados míos, es asombroso, excepcional! Se abrió una grieta, cayeron todos dentro y la tierra se volvió a cerrarse, (Num 16, 1-35). ¡Asombroso!

Este tipo de casos, con la naturaleza como instrumento en las manos de Dios para castigar o proteger, tenemos muchos, tanto en la Santa Escritura como también en las vidas de los Santos. Cuando, por ejemplo, os decía otra vez que el Profeta Jeremías escondió el Arca del Testamento, y naturalmente se llevó unos cuantos hombres consigo, sacerdotes, para trasportar el Arca, ellos mismos llevaron el Arca en la montaña Navaí, y cuando terminó el trabajo de ellos allí, regresaron atrás pero no han podido encontrarla. Buscaron, y buscaron… ¡Fueron los mismos, los mismos que había escondido el Arca, pero no pudieron encontrar la cueva que habían escondido el Arca! Sus ojos algo los había pasado, no pudieron ver dónde estaba. ¿Esto qué significa? Significa que el Dios utiliza la creación como instrumento para Sus deseos y Sus voluntades.

Así también aquí tenemos una bella icona-imagen, donde el “dragón” echa el río de agua de su boca –herejías, sistemas ateos, sea sociales, sea filosóficos, sea… lo que sean estos,- para ahogar la Iglesia, la “mujer” que huye al “desierto”. La tierra abre, y toda el agua entra dentro y la “mujer” se salva.

Esto significa que aquí el Dios viene a proteger la Iglesia. La tierra abre y el río se pierde, es decir, las herejías, los sistemas ateos desaparecen. Esto lo vemos o lo veremos cómo puede ser exactamente. El Dios siempre sabe economizar con Su manera aquello que quiere.

Os recuerdo aún si queréis, el Mar Rojo. Quién podría imaginar alguna vez y pensar semejante cosa… Apuntad que Dios no repite la misma cosa; el Dios siempre es original y primicia. Aquello que repite es la protección. Esto que sucedió en el Mar Rojo se volvió hacer una vez más en el río Jordán y no se ha vuelto hacer otra vez. Aún, mientras los hombres pasaron el mar, cuando los Hebreos atravesaron el Mar Rojo, los Egipcios se ahogaron en el mismo mar. Inmediatamente veis la icona-imagen cómo la tierra hace desaparecer el agua.

Por otra parte, tomad los tres Jóvenes; Nabucodonosor los lanza dentro en la fragua del fuego. Y el fuego existe y está allí, pero los tres Jóvenes no les pasa nada por el fuego, sólo las cuerdas que los ataron se quemaron, cayeron abajo, se desataron, y los Jóvenes comenzaron a alabar y cantar a Dios dentro en la fragua.

Daniel también es lanzado al “hoyo de los leones”, y en concreto dos veces. Y las dos veces quedó intocable por los leones, de modo que por nuestra Iglesia en un apolitikio es llamado “como pastor de leones”. ¡Tal y como está el pastor con las ovejas, así se quedó Daniel con los salvajes y hambrunos leones! El Dios, amados míos, conoce siempre cómo proteger la Iglesia del Diablo que intenta hacerla, como os dije, “que sea arrastrada por el río”.

«Entonces el dragón se enfureció contra la mujer; y se fue a hacer la guerra contra el resto del esperma [de la descendencia] de ella, los que guardan y cumplen los mandamientos de Dios y tienen el testimonio firme de Jesús Cristo» (Ap 12,17).

Era muy natural. Se enfadó el Diablo, el “dragón”, se enfureció cuando vio que todos sus planes fracasan. Por tanto ya que tiene un fracaso continuo… su primer fracaso fue cuando recibió justo en su cabeza la primera herida por Cristo, en Su cruz y en Su resurrección. Ahora ve que la Iglesia dentro en la Historia se salva continuamente. ¡Ὤoh qué terrible!

¿Sabéis cuántos se han propuesto y dispuesto, amados míos, a destruir la Iglesia? Cuando los periódicos escriben que “La Iglesia…” y “La Iglesia…”, aquí quiero haceros una puntualización y aclaración. Por lo menos, vosotros los oyentes del logos de Dios, tengáis una conciencia sobre este tema. En principio la Iglesia no es el obispo, sino es también el obispo. La Iglesia no son los sacerdotes, son también los sacerdotes. La Iglesia no son los templos, son también los templos. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Iglesia es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Y cada uno que comulga del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, que está incorporado o ensomatizado en el Cuerpo de Cristo, es decir, en la Iglesia, constituye la Iglesia. Y por consecuencia yo puedo encontrarme como laico al polo Norte o al Polo sur, pero como me he bautizado y he comulgado de los Misterios Inmaculados, soy Iglesia de Cristo.

Tenemos percepción muy equivocada sobre la Iglesia de Cristo. Y hoy en día, es una desgracia cuando se vuelven contra la Iglesia, a causa de algunos justos o injustos escándalos, es decir, de los escándalos reales o irreales y los escándalos calumniadores fantaseados, imaginados. Aquí conviene lo dicho popular que dice: el que quiere matar el pero dice que tiene la rabia. Hoy en día hay el grito: “Venid, vamos a derrumbar la Iglesia”. No es que nosotros todos los Cristiano, clero y laós-pueblo no hemos tenido la culpa, tenemos nuestra culpa y mucha, pero más allá de esto existe el slogan: “Venid vamos a derrumbar la Iglesia”. Y este slogan no es de los últimos meses, ni del último año; hace unos años, que ya ha salido este slogan y se pregona ya en las calles. Pero la Iglesia, amados míos, no se va a destruir. Puede que degollen a los sacerdotes, puede que derrumben todos los templos, pero la Iglesia es institución espiritual, es el Cuerpo de Cristo; simplemente se materializa con las personas y con las asambleas-sinaxis. En este momento tenemos una manifestación de la Iglesia. La Iglesia es el Cuerpo, existe, pero la manifestación de la Iglesia se hace con y en una sinaxis-asamplea. Por tanto, cuando meten mano a la Iglesia y quieren destruirla, lamentablemente  se equivocan terriblemente.

La Iglesia no puede pasarle nada, simplemente, diríamos que, sólo los elementos envoltorios exteriores puede que sufran algún daño. Al contrario, la Iglesia perseguida, utilizando la frase del divino Crisóstomo (boca de oro), “se hace más brillante, más alumbrante y más fuerte”. Sobre todo dentro de estas persecuciones la Iglesia ha resultado, resulta y resultará produciendo Santos y Mártires. Esto desgraciadamente no lo entenderán los perseguidores, de que la Iglesia no se detiene. Es inasible y libre. No puedes decir: “he aquí la tengo en mis manos y ahora voy a destruirla”. No se puede hacer esto. Pero, no obstante, el Dios sabe siempre proteger Su Iglesia, tal como os he explicado, y no se va a perder hasta el final del siglo. Nunca desaparecerá. Diré ora vez lo que dice el divino Crisóstomo: “¿Dónde están los perseguidores? ¿Dónde están aquellos que la tierra templaba ante sus presencias? ¿Dónde están los instrumentos del martirio? Todo se ha silenciado. ¿La Iglesia dónde está? ¡Brilla como el sol!

Por tanto, otra vez el dragón, el Diablo se enfurece contra la Iglesia, por estos fracasos repetidos, y ahora se vuelve contra sus hijos espirituales que han quedado. ¿Pero cuáles son estos hijos espirituales de la Iglesia? Leemos que:

y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella…”, con el resto del esperma de ella. Y estos son “…los que guardan y cumplen los mandamientos de Dios y tienen el testimonio firme de Jesús Cristo” (Ap 12,17). ¿Quiénes son estos pues? Lo dijimos; son los que aplican y cumplen los logos-mandamientos de Dios y los que tienen el testimonio firme de la fe de Jesús Cristo; ellos son el esperma de la Iglesia.

Sobre le expresión “esperma de la Iglesia”, os recuerdo el evangelio del divino Evangelista Juan, en el  capítulo1º, esto que dice allí: “12 Pero los que le aceptaron y creyeron, como Redentor, Sanador y Salvador, les dio potestad, valor y fortaleza para poder renacerse y estar convirtiéndose y haciéndose (continuamente) en hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Los cuales no son engendrados de sangre de mujer, ni de deseo, ni de voluntad de varón, sino de Dios renacen” (Jn 1, 12-13). Este es el esperma de la Iglesia.

Pero surge la pregunta: ¿Tenemos conciencia, nosotros, los amigos oyentes del logos de Dios, que queremos demostrar que somos y nos llamamos Cristianos, tenemos conciencia que pertenecemos a la Iglesia, como hijos de Dios fieles y que debemos estar preparados para toda ira y furor del diablo contra nosotros? ¿Tenemos esta conciencia?

Aún es digno de destacar la frase: “y se fue a hacer la guerra contra el resto del esperma [de la descendencia] de ella”. ¿Quiénes son estos restantes?

Tenemos una frase correspondiente del apóstol Pablo en su epístola a los Romanos, oídla: “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme. Pero ¿qué le responde Dios por apocálipsis-revelación especial? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal y sus ídolos. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por la jaris-gracia” (Rom 11, 2-5).  

Cuando el Profeta Elías protestó y dijo “Señor únicamente solo yo quedo que Te venera nadie más. Todos los Israelitas –se entiende del reino del norte –ya veneran a dios Baal y no te veneran a Ti el verdadero Dios”. Y Dios dice: “No, me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal”. Y el apóstol Pablo dice: “Tal y como entones, así también ahora, en el tiempo actual –dentro en la historia del Nuevo Testamento- ha quedado un remanente escogido por jaris-gracia”, que son los fieles.

¿Por tanto, realmente tenemos entonces esta conciencia de que pertenecemos al remanente? Porque entonces todo el laós-pueblo se consideraba laós de Dios, sin embargo creyeron a baal y le reverenciaron y rindieron culto. Así también aquí todos los Helenos-Griegos .por no decir el mundo occidental, que es Cristiano- estamos bautizados, ¿pero constituimos todos el remanente?

No, amados míos. ¡No, amigos míos! En nuestro mundo Cristiano sólo una parte de Fieles constituyen y salvaguardan cada momento la Iglesia. ¿Y estos quiénes son? Son aquellos que permanecieron fieles, aplican y cumplen los logos-mandamientos de Dios, confiesan a Cristo y “se han renacido de lo alto” (Jn 3,3); son los hombres renacidos (espiritualmente). No son los Cristianos tipólatras (formalistas o ceremoniosos), sino los hombres renacidos, los que su vida ha cambiado y se ha hecho distinta. Por lo tanto, los que “son el resto del esperma (descendencia) de la mujer, de la Iglesia” (Ap 12,17), los que serán perseguidos, pero que también finalmente se salvarán eternamente.

Con estas cosas que os dije hemos terminado el capítulo 12º del libro del Apocalipsis.

 

Unidad 37 Apocalipsis 13, 1-4 La bestia que emergió del mar. El misterio de la piedad frente al misterio de la iniquidad.

 

Y ahora, amados míos, con la ayuda de Dios, venimos al capítulo 13º del libro del Apocalipsis. Este capítulo, junto con el 22º capítulo, ha ocupado siempre la fantasía cristiana y el pensamiento cristiano como ningún otro capítulo o libro de la Santa Escritura y esto porque el capítulo 13º se refiere al Anticristo y al Pseudoprofeta. Cada generación de los Cristianos intentó localizar cuáles son estas personas, del Anticristo y del Pseudoprofeta.

Como veremos, tenemos dos personas, el Anticristo y el Pseudoprofeta se ha considerado que son muchos, antiguos y nuevos, pero, según la muy acertada observación de san Andrés de Kesarea, “el tiempo apocaliptará-revelará a los nípticos, los que están en nipsis”. Este versículo de san Andrés, que os lo he repetido varias veces, constituye la llave para una interpretación sobria y correcta del libro del Apocalipsis, es decir, que el tiempo y la experiencia apocaliptará-revelará estas cosas y realidades a aquellos que mantienen la vida níptica. Cada cosa que viene será apocaliptada a su tiempo, es decir, aquello, lo otro… y mientras uno mantiene el corazón puro, limpio y vida níptica. Así se apocaliptará-revelará en esta persona también el Anticristo; de que este hombre es el Anticristo.

Estas dos personas, el Anticristo y el Pseudoprofeta, aparecen en la visión del divino Evangelista como dos bestias. Y la primera bestia, el Anticristo, sale desde el mar; y la segunda bestia, el Pseudoprofeta, sale de la tierra. La primera bestia es más terrible que la segunda. El Anticristo, la persona principal naturalmente es más terrible que el Pseudoprofeta que es bestia pero menos terrible. Estas dos bestias el Anticristo y el Pseudoprofeta, lanzarán y provocarán la guerra más terrible que jamás se ha hecho en la Iglesia durante todos los siglos. Pero todavía e inmediatamente después de la acción de estas dos personas, se va preparando ya el Juicio-Krisis definitivo y el fin de la Historia.

Estas cosas las analizaremos poco a poco, después del breve resumen y el diagrama general que hemos hecho, porque lo veremos más abajo. Es decir, ahora paso a paso veremos todas las características del Anticristo, su naturaleza humana, su crueldad, su animalidad como mono remedo y blasfemia.

Y con la ayuda de Dios, amados míos entramos al capítulo 13º.

«Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; y en sus cuernos diez CORONAS diademas; y sobre sus cabezas, nombres blasfemos» (Ap 13,1).

Nueva visión, pues, por el Profeta. Está parado en pie en la playa del mar de donde ve esta nueva visión. Ve una bestia surgiendo y subiendo desde mar, por eso primero se refiere a los cuernos y después a las cabezas, mientras que sobre el dragón dice primero las cabezas y después los cuernos. Tomad un toro con cuernos y meterlo dentro en el agua. Cuando poco a poco empieza a salir del agua primero aparecerán sus cuernos y después la cabeza. Por tanto, así corresponde muy bien también la descripción que nos hace el divino Evangelista, del surgimiento progresivo de la bestia –sale poco a poco- y una observación muy fina y bella. Primero se refieren los cuernos y después la cabeza. Ahora bien, si este surgimiento tiene alguna relación con la apocálipsis-revelación progresiva de la verdadera persona y rostro del Anticristo dentro a la Historia, no lo sé. Quizás sí.

Y esta bestia, como os dije, es el Anticristo. Y tal como dice san Andrés de Kesarea, “como consideran san Metodio, san Hipólito y otros santos, esta bestia es el Anticristo.

Pero nos dice aún que emerge del mar, que tiene parentesco con el abismo, porque en el capítulo 11º, cuando nos hace la descripción de la guerra de la bestia con los dos Mártires-Testigos, nos dice allí lo siguiente:” Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, –los dos Testigos-Mártires- y los vencerá y los matará. 

Aquí un pequeño paréntesis. Os lo he dicho muchas veces y quizás lo diré muchas más. Es costumbre y forma de escribir de san Juan el Evangelista de exponer las cosas de la siguiente manera: en algún punto insospechado hace un resumen muy breve de un tema que más abajo hablará. Prepara, pues, al lector que más abajo hablará sobre tal tema. Esto lo dice en pocas líneas, después avanza y dice otras cosas, y llega la hora y hace un desarrollo analítico de lo que antes en alguna parte dijo, en un momento insospechado. Es una cualidad escritural de san Juan el Evangelista.

Por tanto, allí habló para esta bestia que subió, pero allí nos dice que subió desde el abismo, y aquí nos dice que emerge del mar. En consecuencia, mar y abismo emparentan, pero más bien se identifican. Porque un mar que no tiene, diríamos fondo, esto quiere decir abismo. No olvidéis que abismo es algo que no tiene fondo. En mares muy grandes y muy profundos, de ocho, nueve mil metros de fondo, tenemos este tipo de mares encima de la tierra, si bajamos una cuerda, decimos “aquí el mar no tiene fondo”, y se llama abismo. En consecuencia el mar  es el símbolo del abismo. Pero constituye a la vez también el antípoda del cielo. En el cielo se encuentra el trono de Dios, mientras que en al abismo en el mar está el trono, la base del Satanás. Atención, no es el mar tal como la mar que conocemos, es una icona-imagen. Atención, no es el mar. O sea que, no digamos: ¡“Debemos estar atentos no vaya ser que salga del mar el Anticristo”! Esto sería un engaño terrible. El mar es creación de Dios. Es una icona-imagen de donde sale el Anticristo. Es decir, es esto que decimos “es escoria, residuo del abismo”, o sea que tiene en su interior una maldad abismal, una maldad sin fondo. Por tanto, es una icona-imagen.

Aún más, en la Santa Escritura, el mar se considera también como el símbolo de este turbio e inquieto mundo nacional, el mundo idólatra. Escribe san Andrés de Kesarea: “Esta bestia saldrá del mar de la vida turbia y pecaminosa”. Esto significa que saldrá del interior de esta vida terrenal muy pecadora, mundana y materialista. El Anticristo no procederá ni de familia santa ni de santo monasterio ni de la Iglesia, sino que saldrá de la muy perturbada y muy pecadora sociedad mundana; de allí dentro saldrá el Anticristo.

Aún, el Anticristo aparece como bestia, por su crueldad, pero también por su total falta de escrúpulos y sentimientos humanos. Las siete cabezas y los diez cuernos manifiestan su parentesco con el dragón, el Diablo. En la visión anterior del divino Evangelista, vimos que el dragón llevaba siete cabezas y diez cuernos. Por tanto, siete cabezas, diez cuernos tiene el dragón, el Diablo y siete cabezas, diez cuernos tiene el Anticristo también. Guardarlo bien esto.

Dice san Andrés de Kesarea: “Los diez cuernos junto con las coronas, diademas, y las siete cabezas indican la unión que tiene el diablo con el Anticristo”. Indica el parentesco y la unidad que tiene el Anticristo con el Diablo.

Todavía significa que, ya que los cuernos son el símbolo de potencia y energía, entonces el Anticristo su potencia y su energía las recibirá por el Diablo. Pero también las cabezas con las coronas, diademas significan poder real (de rey), que tiene el Diablo por concesión de Dios… Os acordáis lo que dijo al Señor cuando Le subió a la montaña alta y automáticamente Le indicó panorámicamente todos los reinados de la tierra diciendo: “Si te postras y me reverencias te daré todos los reinados, que son míos”. No son suyos, sino que se le fue concedido por Dios al Diablo gobernar. Pero esta concesión, amados míos, es pasajera. Esta concesión ahora el Diablo la hará al Anticristo. Es sorprendente y excepcional; estaos atentos a esto.

El Anticristo es ser humano. Nacerá de padre y de madre. En concreto, una vez que terminemos el párrafo sobre al Anticristo, antes que entremos a la descripción sobre el Pseudoprofeta, en los restantes tres temas que nos quedan, si Dios quiere, os haré una descripción del Anticristo, no sólo con base a este pasaje del libro del Apocalipsis, sino de todas las fuentes que tenemos –y tenemos muchísimas fuentes- tanto de la Santa Escritura, Nuevo y Antiguo Testamento, como también de los santos Padres de nuestra Iglesia. Los Padres interpretan y dan de una forma maravillosa y sorprendente las características del Anticristo. Pero esto lo haremos cuando hayamos terminado el análisis de todo el pasaje. Ahora vemos sólo esto, que el Anticristo es un hombre, nacido de madre y padre. Y también el Cristo aparece como hombre pragmático, real. El Cristo es hombre perfecto, pragmático, real, pero también perfecto Dios. Le verá el Diablo, Le considerará enemigo, Le subirá a la montaña, después de cuarenta días de Su ayuno y Su oración, para debilitarlo y decirle: “te daré todos los reinados de los reinos si te postras y me reverencias”. Y el Señor le dijo: “¡Vete, sal detrás de mí Satanás!” El Diablo verá al Anticristo que será una personalidad fuerte e inteligente y hará lo mismo que hizo también al Cristo. Le dirá: “!Te daré todos los reinados de los reinos de la tierra, es decir, que reinarás en toda la tierra, si te postras y me reverencias”; y él le reverenciará y le adorará! Iremos paralelamente; el Cristo y el Anticristo que será el mono o simio de Cristo.

Las siete cabezas, como os dije, simbolizan las múltiples cabezas del Mal, pero también las múltiples cabezas de sus ayudantes, su séquito y sus seguidores. San Andrés de Kesarea los llama sus oficiales, y tiene importancia; lo veremos más abajo.

Y sobre las cabezas del Anticristo nombres blasfemos”. Esto significa que las siete cabezas son los oficiales del Anticristo. El número siete simboliza multitud; es un número esquemático, número convencional que manifiesta multitud. Es decir, no es un número real y manifiesta que el Anticristo tendrá multitud de oficiales y ayudantes. ¡Sobre sus cabezas están escritos los nombres de la blasfemia, es decir, que estos oficiales atribuyen y dicen muchas blasfemias contra el Jesús Cristo y Su Iglesia! De estas blasfemias la puntal será la negación de la naturaleza zeantrópina-divino-humana de Cristo. ¡Es la blasfemia mayor, puntal y culminante! Y como dice san Andrés de Kesarea: “Ellos desde el principio no han parado de blasfemar a Cristo, desde el tiempo que vino al mundo”.

Hoy en día, amados míos, tenemos la sensación, percepción e información que estos oficiales defensores del Anticristo en nuestros días se han multiplicado y hecho muchos, que blasfeman a Cristo, por presentarLe como hombre fino, desnudo, sólo hombre, y no perfecto Dios y perfecto Hombre, sino sólo hombre, tal como son por ejemplo, los escritores, los actores, los narradores, los periodistas, los articulistas en periódicos, revistas de todo tipo, los teatreros artistas hombres que hacen obras de teatro, y presentan a Cristo como un hombre fino. Como diríamos: Jesús Cristo la estrella súper-iluminante, o Jesús Cristo Súper Star. Os acordaréis de antes hace unos años de esta película – y ahora me han dicho que la pondrán por la televisión también- quieren indicar un Cristo debilitado y delimitado, un Cristo que no puede, un Cristo tal como lo quieren los hebreos, tal como lo quieren los ateos, tal como lo quiere el Anticristo y tal como lo quiere el Diablo. Y en consecuencia ellos son los blasfemos.

Más aún, algunos educadores, presentan una icona-imagen de Cristo –en los colegios los maestros, los profesores, pero gracias a Dios no todos- y dicen a sus alumnos hasta “qué era el Cristo”. O aún los políticos subestiman y rebajan la persona de Cristo. ¡Amados míos, lo entendemos que hoy en día todos estos son oficiales defensores del Anticristo, y que llevan y son los nombres de la blasfemia!

¿Creéis que la blasfemia son estas blasfemias populares, acostumbradas, las llamadas blasfemias e insultos de todo lo Divino en el mercado, en la calle o en cualquier lugar? Por supuesto que estas cosas son blasfemias, de esto no hay duda alguna. Pero se le ponen los pelos de punta cuando uno oye un ser humano a blasfemar el nombre de Cristo y de la Panaghía. Si a esta persona que blasfema a Cristo le dices, por sus conocidas blasfemias: “Ven aquí hombre, ¿crees que Cristo es Dos?”, te responderá: “¿Y quién eres tú para decirme que yo no creo?”. Y en consecuencia, sí que es blasfemo, pero él mismo se amnistía, se justifica, pero no tiene la boca limpia, tiene boca blasfema, pero no es blasfemia altísima. Podéis ver a un hombre que no blasfema todo lo Divino y que hable muy bien con bellas palabras y te diga igual que Arrio, el que “el Cristo no es Dios, sino creación”. También lo mismo hacen los milenaristas Testigos de Jehova… que uno puede creer que sale miel de sus bocas… ¡y son terriblemente blasfemos! Por tanto, esta es la blasfemia. La negación de la teantrópina-divino-humana naturaleza de Jesús Cristo.

Pero todavía nos impresiona mucho lo siguiente; de que ningún creador de religión, como son el Mohamed, el Confucio, el Buda y cualquier otro, son blasfemados tan fuerte y terriblemente como es Jesús Cristo. Por supuesto que no estamos en lugares budistas, de Oriente y de otras religiones, etc., pero estaos seguros que no se blasfema el fundador de estas religiones, pero se blasfema a Cristo. Esto por la sencilla razón que todas las religiones del mundo son creaciones del Diablo, son religiones naturales, no son por apocálipsis-revelación, son creaciones del Diablo. Y en consecuencia el Diablo no tiene motivos de excitar a los hombres a blasfemar a Buda, a Confucio o a Mohamed, pero tiene motivos a poner los hombres a blasfemar a Jesús Cristo. Buda o Mohamed no son contrarios o enemigos del Diablo; el Cristo es su enemigo contrario, por eso también exactamente pone e incita a los hombres a blasfemar –son los nombres de la blasfemia- y como la religión de Cristo es verdadera, ¡atención, verdadera!, no se puede comparar con ninguna religión. Pero desgraciadamente, queremos poner dentro en nuestras escuelas el religionismo, es decir, referirnos a las otras religiones también, crear comparaciones y rebajar al Cristianismo en la percepción de nuestros alumnos, es decir,  rebajar el nivel del Cristianismo en la percepción de nuestros alumnos, de que el Cristianismo es del mismo nivel que las otras religiones. Allí oímos aquello que es muy tonto:

“Eh, yo me he encontrado que soy Cristiano, porque me han bautizado mis padres; podría ser budista, etc.” En vez de decir uno: ¡“Doxa-gloria y gracias a Dios que no estoy dentro en la mentira y el engaño, sino que he conocido la verdad”!

¡Veis, allí van los oficiales defensores del Anticristo a rebajar al Cristianismo al nivel de las demás religiones y como el Cristianismo es la verdad y la única verdad, la apocaliptada-revelada verdad, por esta razón el Diablo por su maldad se enfurece y se enrabia sacando espumas de su boca.

Amados míos, el libro del Apocalipsis, cada vez que hacemos un pasaje y lo analizamos, viene y nos dice siempre, siempre y siempre, el mensaje de que debemos permanecer firmes en pie, y debemos sufrir cualquier tentación, calamidad y dificultad. Si el Diablo por su rabia saca y echa espumas de su boca, ¡nosotros tenemos la ayuda de nuestro Señor Jesús Cristo (y siempre triunfamos con CristoDios-Hombre y Su Jaris energía increada)! Amín.

Homilía 52 Continuamos, amados míos, el capítulo 13º del libro del Apocalipsis en el cual el divino Evangelista hace la descripción del Anticristo. Vio la “bestia” que salía del mar y dice:

«Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su dinami (potencia y energía) y su trono, y grande autoridad, poder» (Ap 13,2)

Realmente es una descripción terrible, amados míos, que hace el evangelista Juan.

La “bestia” que ve el divino Evangelista es un epítome de las cuatro “bestias”, que suben del “mar grande”, el Mediterráneo, que Daniel contempló en visión y nos la describe en el capítulo 7º de su libro. Siempre según la visión de Daniel, la primera “bestia” era una leona, y representaba el Imperio Babilónico.

La segunda “bestia” era la osa y representaba la dinastía del Imperio Medopersa.

La tercera “bestia”, era el leopardo. Que representaba el Imperio Mecedonio-Helénico de Alejandro Magno.

La cuarta “bestia” no se nomina, porque es rara, insólita, muy difícil su descripción, monstruosa… y simboliza el Imperio Romano.

La cuarta “bestia”, tal como ve Daniel, y nos la describe en el 7º capítulo de su libro, tiene diez cuernos. En un momento Daniel ve que brota un cuernecito pequeño y terrible entre los diez cuernos, que con su presencia se desarraigaron tres cuernos. Y señala Daniel: “8…he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas… 21 Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Dan 7, 8·21).

Y tal como el ángel interpreta allí a Daniel, el cuerno aquel es el rey, que según la interpretación del ángel, “hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos (el clima) y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (Dan 7,25).

Este rey, este cuerno curioso que brotó, pues éste rey hablará, y sacará de su boca logos blasfemantes contra Dios y los Santos de Dios los extenuará, los despedazará, los apartará y los expulsará. Y éste rey pensará en alterar los “και­ρούς kerús el clima”, la naturaleza, “la ley” de Dios. Es decir, pensará en alterar no sólo la ley ética, la ley por apocálipsis-revelación, sino también al mundo natural o físico.

Ley natural es, por ejemplo, la madre no matar a su hijo. Esta es la ley natural, biológica, y la encontramos en los sentimientos también de los animales. Por ejemplo, ¿habéis visto alguna vez en alguna gata, o perra ahogar su gatito, o su perrito! ¡Jamás! Esto es una cosa natural. Pero éste rey planeará de alterar, cambiar también la ética natural y la ética por apocálipsis-revelación. Tal y como, por ejemplo, para la homosexualidad no hace falta tener la ley por apocálipsis-revelación, porque la ley natural, la ética natural dicta esto. Como también el tema del adulterio. Amados míos, de verdad que existen animales que tienen una pareja para siempre; las golondrinas, los pelícanos, las palomas…y muchos tantos más. Con un cónyuge para siempre.

“Y le serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”, se le dará poder por tres años y medio para hacer todas estas cosas.

Tal como percibimos claramente esta descripción de Daniel coincide con la descripción que nos hace el divino Evangelista, y que se trata del Anticristo. ¡Así que claramente Daniel habla para el Anticristo! El que Daniel coloca al Anticristo a la cuarta dinastía, la Romana, esto lo hace muy correctamente, porque los emperadores Romanos fueron los perseguidores crueles del Cristianismo, y en consecuencia el imperio Romano opera como potencia opuesta a Dios.

Pero la descripción no se agota en el imperio Romano, sino que se extiende al definitivo, al Anticristo de los ésjatos últimos tiempos, tipo (o modelo o prefiguración) del cual es el imperio Romano, con su cesarolatría, y lo remarco esto. Más abajo os explicaré qué es esta cesarolatría y cómo exactamente se establecerá el tipo de la reverencia y veneración del Anticristo.

Pero debemos decir, antes de avanzar, que el “misterio de la iniquidad” que es la venida del Anticristo, ya se está operando en el Antiguo Testamento, y lo vemos esto en Daniel, y esto porque en el Antiguo Testamento operaba también la energía increada de la Santa Cruz, que muchas veces os he dicho lo cómo operaba, (1Tim 3,9·16 y 2Tes 2,7).

Cuando los Israelitas cruzaron el Mar Rojo, lo hicieron por la energía increada y potencia de la santa Cruz, del cual la energía increada por supuesto que es sin principio ni fin –todas las energías increadas de Dios son sin principio, ni fin, eternas – y precede naturalmente de la Cruz histórica. Cuando Moisés tocó con su vara primero al mar para que se partiese en dos, después para otra vez unirse, hizo con su vara la señal de la santa Cruz. Y en el desierto elevó la serpiente encima de la cruz y etcétera.

Quiero que pongáis atención, para que podamos ver de alguna manera cómo operan las cosas, en una consideración general de la Historia. Los dos misterios “el de la piedad y el de la iniquidad”, comienzan y operan desde los primeros descendientes del Adán. Pero antes de avanzar, me gustaría confirmároslo, de que estos misterios, de la piedad y de la iniquidad, ya están descritas en el Nuevo Testamento. El “misterio de la piedad” es la fe, pero también la Iglesia es el “misterio de la piedad”.

Oíd cómo lo dice el apóstol Pablo: “¡teniendo el misterio de la fe en conciencia pura y clara!” (1Tim 3,9). Teniendo el misterio de la fe no es simplemente un fenómeno, “creo en Dios”; es un misterio que opera, se energiza dentro en el mundo por la energía increada de la santa Cruz. Sería impensable e inconcebible que creyesen los hombres en Dios, si no operase la energía increada de la santa Cruz, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, en todo lo largo de la historia. Pero también en su 1ª epístola a Timoteo, el apóstol Pablo nos dice: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad” (1Tim 3, 16). Lo subrayamos, ¡el misterio de la piedad!

¿Cuál es el el misterio de la piedad? Escuchadlo en una descripción resumida: “Dios fue manifestado en cuerpo, carne. Justificado en el Espíritu. Visto de los ángeles. Predicado a los gentiles. Creído en el mundo. Ascendido arriba en doxa-gloria luz increada” (1Tim 3,16). Fue justificado en el Espíritu por las obras de Cristo y etcétera, por primera vez en la Historia se presentó a los ángeles con Su Encarnación, fue predicado en las naciones y en todo el mundo, ha sido creído por el mundo y ascendió glorificado.” Se manifestó en cuerpo, carne y subió el doxa-gloria increada”, entró en Historia y salió de la Historia. Este es el misterio de la piedad.

Si quisiéramos este resumen admirable del Apóstol Pablo hacerlo aún más resumido, diríamos que “el misterio de la piedad es que el Dios se ha manifestado en cuerpo o carne”; es decir, la Encarnación del Hijo de Dios, o sea, Jesús Cristo. Este es el “misterio de la piedad”, o sea lo que creemos, es esto que somos, esto que llamamos Cristianismo; eso es.

Esto energiza opera desde la época de Adán y de Eva. Oíd cómo opera este misterio; y los dos misterios.

Dentro en el Paraíso el Diablo viene a tentar a los primero en ser creados. La misma hora viene el Dios y dice a los primeros en ser creados: “habéis pecado, seréis castigados”. Ya se introduce la muerte. “Pero… ¡de ti mujer vendrá Aquel que destruirá la cabeza de la serpiente! Pero la serpiente sólo herirá Su pierna”, es decir, no hará nada, sólo alguna cosa pequeñísima. ¿Este último qué es? Es el misterio de la piedad; es decir, que se encarnará o se hará hombre el Hijo de Dios, nacerá de mujer, la hiperaghía Zeotokos. ¡Habéis visto dónde se puso el cimiento de la Encarnación! Dentro en el Paraíso. En consecuencia desde entonces, como siempre en la tierra había Justos, ya se opera, se energiza el misterio de la piedad que se manifestará por primera vez a gran extensión con la Encarnación del Hijo de Dios, dos mil años atrás, y que de nuevo se manifestará con la Segunda Parusía-Presencia, y que será también ya la definitiva y última parusía del Hijo de Dios dentro en la Historia, del “misterio de la piedad”.

Por el otro lado ahora, tenemos el “misterio de la iniquidad”. El mismo momento el Diablo oye que el descendiente de Eva será Aquel que le destruirá la cabeza. Y lo tiene en cuenta en la memoria de su nus y está atento e investiga. Os dije anteriormente que investigaba a las vírgenes, para ver quién es Aquel que nacerá. Y por un lado, la virginidad de la Zeotokos se le escapó, pero no se le escapó la santidad de Jesús Cristo, del Cual la Deidad por supuesto que no la vio, porque el Dios es invisible; ve sólo la naturaleza humana, es decir, Su cuerpo y Su psique, nada más.

El “misterio de la iniquidad”, por otro lado,  es referido por la Santa Escritura. Nos lo dice el Apóstol Pablo en su 2ª epístola a los Tesalonicenses: “porque el misterio de la iniquidad ya va operando”, ya existe el misterio de la iniquidad. Por tanto, amados míos, vamos a ver el orden. El “misterio de la piedad” lo salvaguarda Abel, y el “misterio de la iniquidad” lo salvaguarda Caín. El Diablo viendo que Abel sería el portador del “misterio de la piedad” a causa de su virtud, inspira a Caín matar a Abel y le mata. El la posición de Abel, para que no sea anulado el “misterio de la piedad” nace Set.

Pero nos surge la duda: “¿Bien sólo dos o tres hijos hicieron Adán y Eva?”

La demostración, es que así son las cosas, y que Set guardará el orden del Mesías; es que Adán y Eva hicieron muchos hijos, varones y hembras pero se proyecta Set, y en concreto se proyecta como sustituto de Abel. Y comienzan dos generaciones: Es la generación de Set que permanece sencilla y entregada a Dios, y vive bajo la voluntad de Dios y la gnosis (increada) del verdadero Dios. Al contrario con Caín empieza una generación separada y apóstata de Dios, emancipada, y crea civilización – no olvidéis que la civilización es nacida de la generación del Caín- y finalmente llega a una situación pecadora de tal tipo que dice el Dios: “La generación de Set no se mezclará con la generación de Caín; estarán separadas”. Por tanto, empiezan dos líneas, dos puntos de partida que deben llegar a los ésjatos postreros tiempos de la Historia. Pero se mezclaron.

El Diablo en cada momento entra a malograr la obra de la sotiría salvación y producir la mezcla de estas generaciones, y pecan todos excepto Noé. Y dice Dios: “No permanecerá mi espíritu con el hombre en el siglo para siempre, porque ciertamente él es carne” (Gen 6,3) y produce el cataclismo. Se salvó Noé con sus tres hijos, el Sim, el Cam y el Jasef. De los tres hijos de Noé, el que sigue ahora la línea recta de Set es Sim el primero de los hijos. Dios distingue continuamente los descendientes de Sim y llega hasta Abraham. Abraham es Semita. A Abraham le toma Dios y hace un pueblo, los Israelitas. Y este pueblo, por no decir muchas cosas, diciendo otras estaciones o puntos de referencia, trae una persona que es la Θε­ο­τό­κος Zeotokos. La Zeotokos, finalmente trae al mundo al Mesías. ¡Observad la aventura, peripecia de la línea recta!

Por el otro lado, todo el mundo mantiene ya el orden del Anticristo, del Diablo, del Satanás, de la serpiente para traer al Anticristo. Todo el otro mundo.

Se crea la Iglesia encima de la tierra, o mejor dicho, con la parusía-presencia de Cristo tenemos la creación o la manifestación de la Iglesia dentro en la Historia. Es una estación que quiere desde la época del Mesías ir malogrando y anulando la obra del Mesías es el Judas. Judas es lo que es Caín que asesina a Abel. Lo dice claramente el divino Evangelista, de que entró el Satanás en Judas para traicionar al Señor, para malograr y anular Su obra (Lc 22,3 Jn 13,27). Por tanto Judas es el descendiente espiritual de Caín.

¡Después de Judas se hace la primera colisión, un choque grande, el primer choque histórico grande entre Cristo y Diablo encima de la Cruz! Pero allí el Diablo perdió el combate, porque el Cristo apareció como Justo encima de la Cruz y resucitó. Y el combate continúa. Os acordáis que decíamos que, el Diablo, el dragón persigue la mujer-Iglesia, la cual acude y se protege al desierto. La Iglesia continúa su trayectoria y vamos hacia los ésjatos últimos tiempos. Viajamos y viajamos hacia los ésjatos últimos tiempos en dos rumbos paralelos; por un lado está el Cristo y por otro lado está el Anticristo, el instrumento del Diablo.

Después viene Arrio que en su intento de malograr y anular la obra de Cristo, la obra de la salvación dentro en la Iglesia y despreciarla, predicando que el Cristo no es Dios, pero la Iglesia vence a Arrio. La observación no es mía sino del santo padre Justino Pópovits.

Y avanzamos, amados míos, en Occidente cristiana que es representada por el Papa de Roma, por los Papas de cada época. El Occidente cristiano no es otra cosa más que la secularización, mundificación de la Iglesia, la conducta mundana dentro en la Iglesia, en tal grado que el padre (y ahora santo) Justino Pópovits dice que el orden es: ¡Judas-Ario-Papa-Anticristo! Es triste que uno lo diga esto, y quizá a primera vista reaccione a esto, pero si estudia un poco, lo percibirá y lo entenderá. ¡Además también Ario era un sacerdote, y en concreto muy ascético, practicante, pero también muy herético al máximo extremo!

Pero para que no os creáis que lo dice el padre Justino Pópovits (ahora santo), me apelo a san Cosme de Etolia que decía: “¡Al Papa tenéis que maldecir!”. ¿Por qué? El Cristo nos dijo que no maldigamos a ningún hombre ¿por qué dice que maldigamos al Papa? Esto de maldecir al Papa no lo dice como persona, sino como institución del papismo que representa una Iglesia secularizada; en este sentido lo dice. “¡Al Papa tenéis que maldecir”, porque la falsificación que puede introducir Occidente a la Ortodoxia es terrible y mortal! ¡Intenta malograr y anular la sotiría sanación y salvación! Este combate se hace rabiosamente, amados míos, entre el pensamiento y la vivencia o forma de vida Occidental con el pensamiento y vivencia, forma de vida oriental. ¡Es una guerra, lucha implacable y despiadada en todos los siglos!

Y al final vendrá el Anticristo –el Diablo traerá al Anticristo- y por otro lado, la otra línea de navegación que os dije, vendrá el Cristo, durante Su Segunda Parusía-Presencia, y allí acaba el itinerario.

Por tanto, habéis visto desde dónde empieza y a dónde acaba este combate. Desde el Paraíso de los Primeros en ser Creados hasta los ésjatos últimos tiempos. Todas estas cosas que hemos dicho, amados míos, la mayoría de ellas se han hecho y estamos al final, estamos cerca del Anticristo. No queda nada más que venga el Anticristo; todos los demás han venido.

Así tenemos esta trayectoria del “misterio de la piedad” y la trayectoria histórica del “misterio de la iniquidad”, que co-caminan, y el último el definitivo choque, el histórico, será en los ésjatos tiempos, cuando aparecerá de nuevo el Cristo y el Anticristo. Lo dice claramente el Apóstol Pablo, que el Cristo destruirá al Anticristo (2Tes 2,8). Será la última colisión, el último choque y la victoria de Cristo.

He aquí cómo lo dice el Profeta Daniel en su 7º capítulo que es muy importante. Lo que es el capítulo 13º en el Apocalipsis es también el capítulo 7º en Daniel: “hasta que vino el Anciano de los días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron la realeza increada” (Dan 7,22).

Hasta que vino”. ¿Lo veis? Es la Segunda Parusía-Presencia de Cristo. Ha llegado el tiempo, se acabó, se hizo el Juicio, y la Realeza increada la recibieron los santos. Se  acabó; el Anticristo, el Diablo, el Pseudoprofeta fueron arrojados a la gehena del fuego. Esta es la trayectoria de Cristo y del Anticristo dentro en la Historia, antes de Cristo y después de Cristo. Para que tengáis un diagrama siempre en la memoria de vuestro nus-espíritu humano.

Y continua el divino Evangelista: «Y el dragón le dio su dinami (potencia y energía) y su trono, y grande autoridad, poder» (Ap 13,2)»

Así que la fuente invisible de la autoridad y de la dinami del Anticristo, el cual será un hombre como os dije, será el dragón, el Satanás. Es esto que escribe el apóstol Pablo, de que “el hombre de la iniquidad se mueve por la energía del Satanás” (2Tes 3,9).

Además se ve también de lo que el dragón aparece con diez cuernos, siete cabezas y diez coronas, diademas, tal y como exactamente es también la bestia-Anticristo, es decir, tiene diez cuernos, siete cabezas y diez coronas, diademas. La identidad de estos, dragón-bestia, demuestra que habrá dado el Diablo el poder y su reino al Anticristo.

Pero debo deciros una vez más que no se trata de encarnación del Satanás, sino de una operación del Satanás. El Diablo no se hará hombre, tal y como el Dios se hizo hombre, sino que con la energía y operación del Satanás se hará esto, es decir, el Diablo entrará y anidará dentro en una persona. ¡Y mirad… observad la mala astucia del Diablo! ¡Cuántas veces se ha movido para malograr y anular la obra de la Iglesia! Los siete Sínodos Ecuménicos fueron un esfuerzo de frustrar, cancelar la obra del Satanás que iba a frustrar y cancelar la obra de la Iglesia. ¡Y el Diablo entonces había inspirado a los heréticos que el Dios no se ha hecho hombre, sino que ha entrado dentro en un hombre! La Θε­ο­τό­κος Zeotokos, dice que nos es Zeotokos sino Cristotokos, (la herejía que afronta san Cirilo de Alejandría), y dice que la Panaghía no ha dado a luz a Dios, es decir, no se ha unido la divina naturaleza con la naturaleza humana en las entrañas de la Zeotokos, sino que ha dado a luz un hombre –Cristotokos- y después entró el Dios y habitó en el interior de este hombre que ha parido la Zeotokos! ¡Esto es terrible! ¡La Panaghía no es Cristotokos sino Zeotokos! Es decir, esto mismo que hace el mismo Diablo, lo inspiró a los Cristianos para que lo defiendan y así torpedear la Iglesia y torpedear la sotiría sanación, redención y salvación.

Así que Jesús Cristo se hace realmente hombre, permanece con su naturaleza humana en el cielo, y permanecerá en los siglos de los siglos. El Diablo no se hace hombre, pero estará operando, energizando en un hombre, que nacerá de su madre y de su padre fisiológicamente, y este hombre estará moviéndose por la energía del Satanás. Será una persona; y el Diablo será otra. En cambio en Jesús Cristo no tenemos dos personas; tenemos dos naturalezas, la humana y la divina, pero tenemos una persona, una hipostasis, la del Hijo y Logos increado la Segunda Hipóstasis de Un Dios Trinitario.

Incluso el divino Agustino llama al Anticristo simio o mono de Cristo. Pero el mono como sabéis, imita lo que ve; así también el Anticristo, hará un intento de imitar a lo que sucedió en la vida de Cristo. El primer caso o cuestión de imitación es que, supuestamente el Diablo se encarnó, se hizo hombre, sin naturalmente que se vea como Diablo, no será más que una burda imitación.

Tenéis que acordar que este mono de Cristo es el Anticristo, porque nos hará falta inmediatamente más abajo. Y la misma relación que tiene el Dios con el Cristo, parecida a este tipo de relación tiene el Diablo con el Anticristo, pero repito, sin la Encarnación, sino por imitación, y en concreto imitación burda. De todas estas dos cosas que decimos percibimos y entendemos que los tiempos puros del Anticristo serán penosos y difíciles. ¡Muy duros y difíciles!

«Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia» (Ap 13,3), continúa diciéndonos el divino Evangelista. Una de las siete cabezas, las cabezas del Anticristo, aparecía como degollada y por tanto caída hacia abajo, como muerta. Pero esta herida mortal se sanó, y cuando se hizo esto, entonces toda la tierra quedó maravillada y admirada por el acontecimiento y siguió en post de la bestia.

¿Qué querrá decir entonces el divino Evangelista detrás de este detalle de la icona-imagen?

Hemos dicho anteriormente que el Anticristo es el mono de Cristo. Así pues, el mismo o alguien de los que sirven a sus voluntades, es decir, una de sus cabezas, o uno de sus seguidores será matado. Se desconoce de qué será matado. Y a continuación, siempre por una satánica energía será reanimado, y quedará siendo una burda imitación de Jesús Cristo, que fue matado y resucitado.

¡Amados míos, el Anticristo imitará la muerte y la resurrección de Cristo!… ¡Llegará hasta este punto, a imitar la Muerte y la Resurrección de Cristo, pero con una diferencia muy importante! Quiere imitar al “Cordero degollado y estando en pie”, pero atención, el Cordero, el Jesús Cristo, cuando fue matado, revivificó para siempre, y en concreto con la victoria definitiva contra la muerte, mientras que la revivificación del Anticristo será pasajera.

Es aún digno de resaltar que el divino Evangelista utiliza la frase “la herida se sanó”. Las heridas de Cristo, después de la bajada de la Cruz y después de la Resurrección por supuesto que se quedaron –son estas que vieron los Discípulos y las tocó Tomás- permanecieron y permanecen y permanecerán en el siglo para que manifiesten la verdadera Resurrección pero también la verdadera persona, rostro de Jesús Cristo, de que es el mismo. Es Él que fue crucificado y resucitado, y como nos dice también el primer capítulo del libro del Apocalipsis san Juan el Evangelista, “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le crucificaron y traspasaron; y todos los linajes o tribus de la tierra (que negaron a creer en Él) se lamentarán por él” (Ap 1,7). Y como dice el apóstol Pablo, Le verán los “que de nuevo crucificaron al Hijo de Dios” (Heb 6,6), estos que por sus pecados e infidelidades Le vuelven a crucificar dentro de los siglos.

¡Pero el Señor, amados míos, cuando apareció a Sus Discípulos, no apareció como terapiado, sanado, tal y como uno sale de un hospital, sino resucitado de los muertos! Por tanto, la distinción está clara. ¡La “herida del Anticristo” será terapiada, sanada, pero el Cristo realmente ha resucitado! En consecuencia se trata de engaño, y la semejanza de Cristo y Anticristo será de apariencia, pero se engañarán muchos por esta similitud.

Lo que digo ahora se ve también por los siguientes versículos. Un poquito más abajo nos dirá el divino Evangelista que en efecto se trata de  falso pséudo-milagro. Nos lo dice el Apóstol Pablo esto en 2Tes 2,9. El Diablo hará monstruosidades y señales. ¡Y la mayor señal que hará será la terapia de esta herida de la supuesta cabeza muerta, es decir, la imitación de la muerte y resurrección! ¡El mayor milagro que hará el Anticristo por la energía del Diablo será este!

Pero atención una observación. El divino Evangelista apunta: “como sellada hacía la muerte”, como cabeza para ir a morir. Tal como decimos: “mi psique-alma está preparada hacia la muerte”. El en o a y el hacia indican dirección. No indican una situación definitiva, sino dirección. Digo: “Voy hacia la plaza”; no estoy en la plaza. Por tanto, dice “voy hacia la muerte”, no dice “muerte”, sino “hacia la muerte”, tal como uno se prepara para morir. O sea que, en principio esto “hacia o en o a la muerte” y lo “como degollada”, herida, amados míos, significa que aparecerá el Anticristo o alguien de sus oficiales, como muerto, pero no muerto, y por consiguiente se tratará de un engaño. ¡No será verdadera resurrección, será un engaño!

El Señor avisa: “Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales, bestialidades y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mt 24, 24-25 Mrc 13,22-23). Bestialidad es la bestia, el monstruo, el gran milagro.

Y el apóstol Pablo nos escribe en la 2ª epístola a los Tesalonicenses: “El Anticristo, el inicuo cuyo advenimiento es por energía y obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos”. ¡Veis como coinciden y están de acuerdo! ¡El divino Evangelista dice cabeza “como degollada”, “a muerte”, pero este será el engaño! Y continúa el Apóstol Pablo: “y aparecerá con todo engaño de iniquidad e injusticia para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad de Cristo para ser salvos. Por este motivo el Dios permitirá que tengan un poder engañoso, para que crean en la mentira y se vayan a perder” (Tes 2, 9-11).

¡En este asunto en cuestión, amados míos, cuántas cosas nos tendrían que decir, la Magia y el Espiritismo! ¡Cuántas cosas nos tendrían que decir! ¡Gran mago y gran espiritista es el Anticristo!… La Magia y el Espiritismo son obras y días del Diablo. ¿Lo oís bien? No vayáis a las puertas de las pitonisas, de los magos, de las cartas de tarot, etcétera, para disolver o hacer hechizos, sortilegios… ¡Por Dios! ¡Así de esta forma servís a los planes del Diablo!

¿Habéis ido alguna vez en alguna reunión espiritista? Yo no he ido, ni quiero ir, y se me está prohibido ir. Y a vosotros también os está prohibido ir. Nos lo prohíbe el logos de Dios y los cánones de nuestra Iglesia. Dice: “No podéis beber la copa del Señor, y de la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa de Dios, y de la mesa de los demonios” (1Cor 10,21), que es la Divina Comunión o Efjaristía. ¡No vayáis! Era una forma de decir esto que os he preguntado “si habéis ido alguna vez…”. Si leemos lo qué sucede en estas llamadas reuniones espiritistas, amados míos… ocurren “prodigios, bestialidades y señales”; todas estas cosas indican la mentira y el engaño del Satanás.

Os diré sólo una historia, para que tengáis una idea de este engaño, sobre el cómo hará los milagros en Anticristo, pero que serán falsos milagros. Los hombres estarán diciendo: “¿Pero no ves que éste ha resucitado? ¿No ves que éste ha abierto sus ojos?”. Puro engaño, clara mentira. ¿Cómo será mentira? Oídlo pues:

Una vez en la Santa Montaña Athos, había un monje, hombre muy piadoso, y hacía su ascética, ejercicio espiritual solo. Pero parece que había adquirido un poco de soberbia, orgullo por su mucho ejercicio, y el Diablo quería tentarlo, y en concreto hacerlo desaparecer. Aparece, pues, como con una compañía de varios miembros que supuestamente vino desde Konstantinopolis, -eran demonios- para decir al asceta de que su virtud llegó hasta Constantinópolis, y como el trono de Constantinópolis se había quedado vacío, vinieron los Constantinopolitas a lleverlo para que les indique quién será el nuevo Patriarca. Por supuesto que él no quería. Pero esta supuesta compañía insistió mucho, aceptó y dijo: “Que sea la voluntad de Dios; ya que tanto insiste el laós-pueblo de Dios, voy a aceptarlo”. Se preparó, tomó sus cosas y bajó abajo en el puerto que había un barco grande con mucha gente, que le esperaban con honores para recibirlo y llevarlo a Constantinópolis. Por costumbre, cuando quería viajar, se santiguaba. Cuando, pues, quedó delante del muelle, este hombre se santiguó, haciendo la señal de la cruz e inmediatamente se perdió todo que había delante de su vista, los barcos y las compañías honorables… ¡Desapareció todo! “Ay, se preguntó, ¿qué era esto?” Fantasía del Diablo. ¡Era fantasía del Diablo! El Diablo pretendía hacerle subir al barco, es decir, caer en el mar y ahogarse. Estos se llaman milagros según y por fantasía, que los estarán viendo los hombre y los creerán verdaderos.

Hay también otro milagro entre paréntesis, o sea falso, que sucedió en Creta y nos lo narran los historiadores Sosómenos y Sócrates. Pero no tengo tiempo en comentaros todas estas cosas. Sólo os dije esto que creo que es suficiente para que veáis y toméis medidas de este engaño, y entenderéis esto que escribe aquí el divino Evangelista “y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” 8Ap 13,3). Estarán escribiendo los periódicos, se proclamará en todas partes que se hizo un milagro o muchos milagros, por el Anticristo, y la gente, el mundo quedará maravillado.

Pero aquí en estos hombres infieles uno ve una superficialidad y vacio. Estos hombres infieles que se estarán jactando de su racionalismo y de su infidelidad, estos serán víctimas de su propia infidelidad, -tal como os he leído antes en el apóstol Pablo- por concesión de Dios, exactamente por esta apostasía de ellos.

Y se maravillarán y admirarán sobre las supuestas resurrecciones falsas, como nos dice san Andrés de Kesarea: “El milagro visto detrás del Anticristo, su referencia y su energía la tendrá del Diablo; el Diablo hará los milagros (a través del Anticristo)”. Y a través de aquel, del Anticristo será venerado el Diablo.

Esto lo “detrás de la bestia”, que escribe el divino Evangelista, expresa la facilidad por la que los infieles se convertirán en admiradores, teatreros, espectadores y seguidores del Anticristo.

Y una cosa más: Toda la tierra le habrá admirado. Os volveré a leer el versículo: “y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” (Ap 13,3). Esto significa que la televisión también de nuevo aquí tendrá su parte, y estará al servicio del Anticristo.

¿Quizás también hoy en día no estamos en el servicio del Anticristo?

Amados míos, os lo diré una vez más yo también y os lo han dicho muchos otros: ¡Atención y mucho cuidado con la televisión! ¡Si no tenéis televisión, no la compréis; si tenéis, sacarla de vuestra casa, mucho más si tenéis hijos. La educación de vuestros hijos se os hará muy difícil, si no tenéis cuidado a este punto. De todas formas la televisión es servidora del Anticristo. Como veis, tenemos tiempos ésjatos postreros, son tiempos anticristos y esto lo vivimos diariamente.

«Y veneraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y veneraron y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?» (Ap 13,4).

Y entonces los hombres venerarán al Diablo, que habrá dado poder al Anticristo, y adorarán también a la bestia y dirán: “¿Quién es semejante con la bestia, con el Anticristo? ¿Quién puede hacer la guerra y vencer la bestia? Así estarán diciendo los hombres de la tierra.

Pero atención: Detrás de estas palabras sencillas se esconde todo el sentido y significado del comportamiento de la historia. Atención, cuidado a esto, os lo había dicho también antiguamente. El resultado de este deslumbramiento y admiración que dominará a los habitantes de la tierra por la terapia y revivificación de la “cabeza como degollada a muerte”, que decíamos, este será el culto honorífico al dragón-Diablo y de la bestia-Anticristo. ¿Se atribuirá y se rendirá honor y culto! Como sabéis este culto y adoración se da sólo a Dios. Por tanto, honor por culto es dar honor divino. ¡Deificarán al Anticristo y al Diablo!

¡Así se habrá cumplido al extremo el antiguo deseo, pero también el antiguo pazos-pasión patología del Diablo, dentro de su soberbia y orgullo de ser venerado y alabado! Por supuesto que toda posición idólatra es un culto al Satanás, cosa que sucedía y estará sucediendo en los siglos; pero entonces en los ésjatos postreros tiempos va a ser una satanolatría directa, pura y clara. ¡Es el fenómeno que se observa en nuestros días, amados míos, por grupos de personas que rinden culto directamente a Satanás por la imploración de su nombre como dios! ¡Con horror lo dice uno esto, y en concreto en la América civilizada y cristiana!

En la antigua idolatría los hombres adoraban y veneraban al Satanás sin saberlo, sin sospechar que lo hacían, pero ahora le veneran concienzudamente y obsesivamente. Dicen: ¡Adoramos y reverenciamos a Satanás! Lo mismo sucede también en la Masonería. En concreto en los grados superiores de iniciación, es adorado, venerado y reverenciado con pasión a Satanás, como Bazomet, con el nombre de Bazomet. Es una estatua del dios cornudo y con pies de cabra. Tiene cuernos, patas de cabrón y se sienta con los pies cruzados; esta es la forma de su estatua.

¿Pero por qué el Diablo se presenta con patas de cabrón y cuernos? Por divina concesión, las veces que los hombres veían al Satanás, lo veían de esta manera, es decir, como cabrón; el Dios así lo permitía. Por esta razón esta forma la encontramos en muchísimas deidades de todos los pueblos y de todas las épocas. Y como el Dios permitía a todos los pueblos que sea visto el Diablo como cabrón, por eso también a la inmensa mayoría de las deidades las rendían culto con varios nombres y con una cara de cabrón. ¡Pero entonces, como os dije, el Diablo será adorado, venerado y reverenciado recta y directamente!  Y el Diablo y el Anticristo que se le habrá dado todo el poder por el Satanás, serán adorados, venerados y reverenciados.

Pero el tipo o modelo del Anticristo será la cesarolatría (culto, veneración al Cesar), que os dije que tengáis cuidado, con la cuarta bestia de Daniel, que el imperio romano, donde fueron adorados, venerados y reverenciados (como dioses) los emperadores. Por tanto, el tipo o modelo de esta veneración y adoración del Anticristo es la cesarolatría, la de todos los siglos; desde la época de Nabucodonosor que pidió que sea reverenciado y adorado por los tres Jóvenes -y lo negaron, y que es tipo o modelo de los fieles de todos los siglos y también de los ésjatos tiempos– hasta la época de los emperadores romanos, pero más allá también hasta los ésjatos postreros tiempos. La cesarolatría, amados míos, en los espacios cristianos, desgraciadamente también en nuestro siglo, es una realidad. Los regímenes totalitarios pretendieron de cualquier manera y modo esta cesarolatría. Amín.

 

Unidad 38 Apocalipsis 13, 1-7 La concesión de los poderes al Anticristo. La voluntad de la complacencia y la voluntad por concesión.

 

Homilía 53 La bondad del Santo Dios Tríadico, amados míos, permitió también este año empezar de nuevo la audiencia del Su logos divino. Por supuesto que la aventura de mi salud, al final del período anterior, os acordaréis, que nos dio la oportunidad de ser apocaliptada-revelada realmente la agapi del laós-pueblo de Dios. Todavía también la sed de Su laós, para el logos de Dios, fue algo que me emocionó profundamente. Debería san Pablo entrar en la cárcel de Roma, para ser vista la agapi de los Filipenses, y ser escrita esta epístola inmortal hacia los Filipenses, donde en un punto escribe que “me habéis mandado el regalo, al cual no lo busco, no lo pido, sino que la agapi la cual se apocalipta-revela por el regalo que me habéis mandado” (Fil 4,14-18).  Y realmente parece que el Dios permite muchas veces algunas aventuras, peripecias de salud para que se vea la agapi de Su laós-pueblo. Esto, os lo repito, me ha emocionado profundamente mucho. Vuestras oraciones, vuestro interés y vuestra agapi hacia mí fueron una cosa grandiosa para mí, pero esto es porque también amáis mucho al logos de Dios. ¿Qué otra cosas es? ¡Amáis al logos de Dios! Así  que no miraría tanto en esto que tanto manifestáis sobre mí, como cuanto que esperáis de mí de oír el logos de Dios. Esto lo revela, como os dije, vuestra sed para el logos de Dios, de verdad no tengo más que alegrarme y elogiarles. De todas formas os lo agradezco mucho. Pero por favor orad por mí siempre para que me esté dedicado y regalado a vuestra agapi, a la diaconía-servicio del logos de Dios, a la diaconía de la Iglesia y a la diaconía de vuestra sotiría sanación, redención y salvación. Por tanto orad que esté regalado al servicio vuestro.

Pero como la interrupción de los temas en Mayo fue un poco brusca, permitidme a reanudar el tema sobre el Anticristo que habíamos comenzado y hacer un retroceso muy rápido en el capítulo 13º del Apocalipsis.

Dice el divino Evangelista:

1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, nombres blasfemos.
2 Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su dinami (potencia y energía) y su trono, y grande autoridad, poder.
3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra siguiendo en pos de la bestia, 

4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia [al Anticristo], veneraron y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? 

El divino Evangelista Juan, pues, dice que se quedó en pie en la arena de la playa y vio emergiendo desde el mar una bestia. La descripción que nos hace de la bestia es semejante a la descripción de la cuarta bestia que nos hace el profeta Daniel. ¡Es una bestia que no se puede describir, es una bestia insólita, rara! Esta bestia es el Anticristo. Naturalmente detrás de la bestia está el dragón.

Este tema lo habíamos ya analizado demostrando de sobras que el dragón es el Diablo, “la serpiente antigua, el que engaña toda la οἰκουμένη icumeni tierra habitada”. Así que tenemos en la descripción, primero la aparición del Diablo, del dragón, que entra dentro en la Historia a influenciar y expulsar a la mujer que ha dado a luz o parido “el niño varón”, la Iglesia, que os acordaréis que es la Θε­ο­τό­κος Zeotokos, la cual se identifica con la Iglesia, pero que también se discierne. Unas veces se ve claramente como Zeotokos y otras como Iglesia. La Zeotokos-Iglesia da a luz a Cristo, y de Cristo se nace la Iglesia, que salió del costado de Cristo. Por tanto, el Diablo, dragón, persigue la Iglesia. En la cumbre de la persecución de la Iglesia que hace el dragón y constituye la mujer Iglesia “«πο­τα­μο­φό­ρη­τον potamofórito portadora del rio de agua» (saca de su boca agua, que son todos aquellos sistemas ateos para ahogarla, es decir, ahogar la Iglesia. Y el Evangelista dice: “He visto emerger desde el mar este bestia indescriptible, que es el Anticristo. Y dio el dragón todo su poder a esta bestia que salió desde el mar, y este hizo tal tipo de prodigios y falsos milagros encima de toda la tierra, de modo que toda la tierra se puso a venerarlo y alabarlo y mediante el bestia reverenciar y alabar al dragón”.

Cierto que os había dicho que el tipo o modelo de esta veneración del Anticristo y del dragón es la cesarolatría. Históricamente tenemos los primeros fenómenos de esta cesarolatría, es decir, de la reverencia y culto a los reyes como dioses, en los reyes Babilonios, que el ejemplo clásico es Nabucodonosor, que pidió ser venerado y alabado. Os acordáis de los tres Jóvenes que fueron lanzados dentro en la falla del fuego, porque negaron a venerar, reverenciar y rendir culto al rey.

Aún la cesarolatría se observa por excelencia en el imperio Romano. Los Helenos-Griegos en cuanto dominaron sobre la tierra, no buscaron, ni pidieron cesarolatría. Los Romanos la buscaron, la pidieron, y esto porque querían sostener políticamente su inmenso imperio; porque si uno se volvía contra el emperador, se volvía contra el dios, y no sólo cometía un crimen sacrílego, no sólo ya era acusado de extrema y alta tradición, sino que estaba también contra el dios-emperador. Los emperadores, los césares de Roma, creían que con esta manera mantendrían su imperio bajo sus órdenes y su dominio, y todos los pueblos y las razas bajo su domino serían esclavos de ellos.

Pero también una cosa más: No sólo era la intencionalidad política, sino que era también la ambición y la vanagloria de ellos. Es una inclinación, una tendencia del hombre el querer ser y sentirse superior. Cuando esta inclinación, esta tendencia toma dimensiones exageradas, enfermizas e incurables, este ser humano busca ni más ni menos que ser venerado y alabado como dios. Por tanto, llegaron los emperadores Romanos al punto de pedir que les rindan culto y veneración todos los pueblos, porque supuestamente eran dioses, y pedían sacrificios a sus nombres y a sus personas.

Pero esta cesarolatría, amados míos, desgraciadamente no ha terminado, ni se encuentra sólo a los emperadores de Roma. Os dije que en la trayectoria de la Iglesia, la cesarolatría no ha cesado nunca de existir. Si tuviera la posibilidad de indicaros qué cesarolatría hay en nuestra época también, os asustaríais, pero dejaré la mayoría de las cosas para que las completéis vosotros con vuestros conocimientos-gnosis.

Cuando decimos cesarolatría, no entendemos más que atribuir cualidades divinas a hombres. El decir que este que nos gobierna, cuando se ríe, florecen los campos… cuando se alegra, se abren los cielos, llueve y crece el trigo… No, no digo tonterías en este momento; estas cosas se han escrito y se hicieron. Lo único que no os voy a decir muchas cosas de estas; cada uno que las busque en las fuentes que se hicieron, que se hacen y qué significan estas cosas. Cuando, amados míos, llegamos a depender incluso también hasta de los fenómenos de la naturaleza por los hombres, entenderéis que también en nuestra época, en el siglo 20º que estamos pasando, existe esta cesarolatría! El que tenga cerebro que entienda.

En consecuencia por el fenómeno de la cesarolatría aparecerá también el Anticristo, y vivirá para ser venerado, como muy bien nos lo describe esto el Evangelista Juan. No os parezca nada de raro, ya que los tipos o modelos del Anticristo constituyen todos estos que buscan y requieren ser venerados, reverenciados y alabados por la humanidad.

Es característica esta frase del laós-pueblo (aquí laós es todo el mundo, porque el Anticristo se hará cosmocrátoras, emperador del mundo) que dice “¡quién será semejante a la bestia?”, o sea, ¿quién es semejante a esta persona? ¿Quién puede ser comparado con esta persona? Esto es una parodia análoga de la exclamación hacia al Dios uno, el verdadero Dios, en los himnos hagiográficos, como por ejemplo en el libro del Éxodos (15,11) en la oda de Moisés: “¿Quién semejante a ti entre los dioses, Señor? ¿Quién semejante a ti glorificado en santidad en los santos, que eres admirable en Tu doxa-gloria (luz increada), hacedor de grandes milagros?” Esto lo dijo Moisés cuando atravesaron el Mar Rojo, y lo dice a Dios. ¡Los hombres ahora esto lo dicen al Anticristo, y estas mismas frases que pertenecen a Dios, las atribuyen al Anticristo!

El mismo apóstol Pablo, amados míos, nos lo certifica esto, de que será venerado y le rendirán culto al Anticristo como Dios. En su segunda epístola a los Tesalonicenses 2,4 dice: el opositor y ensalzado que se considera por encima y contra todo lo que se llama Dios y es objeto de culto por los hombres, por encima de cualquier religión que tengan; tanto que –el mismo Anticristo- se sentará en el templo de Dios como Dios, y haciéndose pasar por Dios intentando demostrarlo con pseudomilagros, prodigios falsos y engaños.

Aún es muy característica la frase que dirá a todo el mundo en toda la tierra: ¿Quién puede luchar contra él? ¿Quién puede combatir contra la bestia? ¿Quién puede desafiar y salir con él? Tal como diríamos: ¿Quién puede combatir contra Dios? Realmente el Anticristo será considerado como el invencible, in-derrotado, es decir, no será vencido y derrotado ni siquiera por el mismo Dios. Realmente uno ve un izamiento, una arrogancia en grado superlativo. ¡Esta frase corresponde con los adjetivos de Dios, Pantodínamos-Omnipotente, Omnifuerte, Todopoderoso, Pantocrátor! Naturalmente estos adjetivos todos constituyen una blasfemia horrorosa contra Dios. Si yo diría y ojalá que así no sea- que yo soy Pantocrátor, sería un gran blasfemo. Por tanto, amigos míos, realmente el texto esto nos dice más abajo:

«También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad [por concesión de Dios] para hacer la guerra por cuarenta y dos meses» (Ap 13,5)

Todo este versículo y hasta el final del capítulo 13º, indica este trabajo criminal y malo de la bestia, que está lleno de insultos, blasfemias, maltratando y dañando a los Santos de Dios. Pero vayamos a analizarlos por orden.

Se le dio”, se ha dado a la bestia, o sea que esto se le concedió. ¿De quién? En principio fue concedido por Dios. ¿Por Dios fue concedida la acción mala del Anticristo? ¡Por supuesto que sí!

¿Qué quiere decir, que se le fue concedida? El Dios tiene dos voluntades: una es la voluntad de la complacencia y la otra es la voluntad por concesión. La voluntad por complacencia es lo que realmente quiere el Dios, por ejemplo la sotiría sanación, redención y salvación de los hombres. El apóstol Pablo dice: “Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). Esto el “quiere” es la voluntad complaciente, porque realmente lo quiere. La voluntad por concesión es cuando deja a los hombres o al Diablo hacer lo que ellos quieren sin impedirlos. El Dios no lo quiere esto que hace el Diablo, el Dios no quiere esto que hacen los hombres pecadores, pero lo concede y lo permite. Este sentido tiene el “se le dio”, fue concedido, permitido por Dios.

Aquí es cierto que se ve toda la magnitud de la libertad, y si alguien tiene la duda por qué se le ha concedido o permitido, os pregunto: ¡Si vuestro niño insiste en qué le deis algo de la casa, digamos dinero y está preparado para hacer lo que sea para tenerlo, por supuesto que vosotros sois más fuertes que vuestro hijo, pero a pesar de esto respetando su libertad y a pesar de los consejos, cedéis a esto! ¿Por qué cedéis? Porque creéis en la libertad de vuestro hijo y sobre todo si es joven. Así también Dios, nos ha dado la libertad, y así, si nosotros queremos el mal, lo deja que se haga, porque si lo delimitara, entonces por supuesto no habría libertad.

Pero el por qué el Dios concede, permite este mal se ve también por otra cosa: lo concede para castigar. No es sólo tema de la libertad, es también tema del castigo. Cuando muchas veces nos dice nuestro hijo “comeré esta comida helada de la nevera”, y nosotros le decimos, “no la comas que te dolerá la barriga” pero él insiste, finalmente cedemos y lo dejamos que coma. El niño come la comida congelada y le empiezan los dolores de barriga. Lo dejamos que sea castigado, para escarmentar. Es decir, el Dios concede, permite, por un lado, expresar la libertad que da a los seres lógicos, pero por otro lado, finalmente para castigarlos. Pero el castigo ahora será pedagógico. Aquí tenemos también dos castigos, amados míos; es el castigo pedagógico y el castigo condenatorio.

Cuando por ejemplo, un país condena a un malhechor a ser ejecutado con pena de muerte, esto es un castigo condenatorio. Así el Dios, cuando ve a un hombre que tiene residuos de buena voluntad, a pesar del mal que ha hecho, entonces lo castiga pedagógicamente. ¡Pero cuando un hombre no tiene residuos de buena voluntad, y esto sólo Dios lo ve, el hombre no puede verlo, ni el hombre para sí mismo no puede verlo, sólo lo ve el Dios, entonces el Dios concede, permite el castigo condenatorio! Es decir, el hombre ya es castigado, y este castigo es eterno, es el Infierno eterno.

Pero esto “Se le dio”, en una proyección se refiere también al Diablo. El Dios permite estas cosas, pero ya que  permite al Diablo, ahora el Diablo con su orden entrega su propio poder al Anticristo. ¡O sea que entendéis que aquí tenemos una concesión que nunca fue concedida por el Diablo al hombre autoridad y dinami (potencia y energía) tan grande!

Os diré y os recordaré que el Diablo intentó otra vez hacerlo para otra persona y no lo consiguió. El Diablo examina a cada persona y le observa muy bien. Por tanto, vio a Jesús Cristo. Por supuesto que Su naturaleza divina no la veía, veía sólo la humana, es decir, el cuerpo y la psique, la psique-alma humana. A Dios Logos increado no Le veía, porque el Dios Logos es invisible, también invisible a los ángeles, a los demonios y a toda la creación creada. Y entonces, viendo que se trata de una persona maravillosa y sorprendente, fue al desierto a tentarLe, y como sabemos le dijo: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mt 4, 8-10 Lc 4, 5-8).

¡Así que todo es tuyo, Diablo”;: “Nada tienes, Diablo, dice san Cirilo, ni óbolo tienes, se te fue concedido, permitido que sea todo tuyo, porque los hombres libremente te honran, y por tanto el Dios dejó que se endemonien, es decir, que tú seas el señor de ellos”. Señor es el Dios, amados míos, pero concede, permite. Vuelvo a decirlo una vez más, el Diablo no veía la naturaleza divina de Cristo. Y el Señor le dijo: “Vete, sal detrás Satanás, sólo a Dios alabarás y rendirás culto” (Mt 4,10).

Ahora otra persona, muy potente, el Anticristo, que nacerá de madre y padre, por nacimiento natural, cuando venga el Diablo en él, le pondrá la misma tentación y le dirá: “Te daré toda mi autoridad y poder, y gobernarás toda la tierra, si te postras y me veneras. ¿Lo aceptas, lo quieres?” Aquí, amados míos, picará y caerá en la trampa el Anticristo y venerará al Diablo.

El Anticristo es Hebreo de origen y descendencia. (Estas cosas las diremos, sólo un poco de paciencia: Que vengáis, por favor, no falten en ninguna homilía, no perdáis ningún tema. El Anticristo gobernará a los Hebreos. Es hombre, será persona política y gobernará. Él, como dijimos, sucumbirá a la tentación, a la misma tentación que el Cristo no sucumbió, y entonces será realmente el antípoda de Cristo, es decir, el Anticristo. Por supuesto que lo hará a causa de su inmensurable soberbia, orgullo y vanagloria.

¡Pero cuántos de estos hombres sucumben a estas tentaciones dentro de los siglos!… ¡Cuántos hombres de este tipo!… Y también en nuestra época. ¡Amados míos, mucho cuidado! Si el Diablo viene y nos dice: “¡Te daré esto y te daré aquello; haz un engaño un chanchullo en tu trabajo, roba unas cosas, gástalas, no pasa nada y serás feliz! ¡Adquirirás dinero, tendrás comodidad!…”, y nosotros escuchamos su consejo y hacemos caso, no nos da tiempo alegrarnos de nada, porque nos derrumbamos, tal y como el Anticristo también, amados míos, que reinará por cuarenta y dos meses, tres años y medio. Es decir, su principal actividad, que será volverse contra la Iglesia, será sólo por tres años y medio. Esto indica que no le dará tiempo, lo dice el Apóstol Pablo, “a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2Tes 2,8), el Señor le destruirá, no tendrá tiempo de disfrutar y alegrarse de nada. Y junto con él no se alegrarán ni los Hebreos, porque habrá venido ya el final de la Historia y la Segunda Parusía-Presencia de Cristo.

Y se le dio por el Diablo al Anticristo «boca que hablaba grandes cosas y blasfemias» (Ap 13,5)

El Anticristo tres cosas toma como poder, autoridad: La primera es la jactancia, fanfarronería, habladuría vanidosa, la segunda es la blasfemia contra Dios y la tercera es el maltrato y daño a los Cristianos.

¡La jactancia, el izamiento del Anticristo habrá superado cualquier otro precedente, ya que como os he dicho tanto rato, llegará a pedir que sea deificado! Por tanto, podemos imaginarnos la grandeza de su habladuría y de su soberbia.

Sobre la blasfemia y el maltrato a los Cristianos, el versículo siguiente es muy aclarativo, para esto hablaremos allí.

De todas formas toda esta icona-imagen de arrogancia y de maltrato a los santos, que hará el anticristo, toda esta icona-imagen ya es profetizada por Daniel. La cuarta bestia, que aparece al profeta Daniel, con los diez cuernos, es toda la serie de los tipos o modelos históricos del Anticristo. Y apunta Daniel:

“Mientras yo contemplaba los diez cuernos de la bestia, he aquí que otro cuerno pequeño, muy potente, salía entre ellos” (Dan 7,8) y en concreto, arrancó tres cuernos que estaban delante de él. Es un cuerno terrible, y todos los demás cuernos son tipos, modelos, del Anticristo. Pero este otro cuerno, el que aparta a los otros, es el mismo Anticristo, que transciende todo tipo anterior suyo.

El profeta Daniel apunta: “y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre y boca que hablaba grandes cosas” (Dan 7,8), por tanto será hombre, que estará diciendo fanfarronerías, habladurías vanas y blasfemias.

Y continúa el Profeta: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (Dan 7,25).

La expresión “cambiar los και­ρούς kerús tiempos y el clima” significa alterar cosas naturales. Por ejemplo, si la homosexualidad se considera estado natural, normal, tenemos alteración de la misma naturaleza. Es decir, cuando se haga ley que serán aceptados estos hombres dentro en una sociedad como naturales, significa que tenemos alteración de la naturaleza.

La expresión “pensará en alterar la ley” significa alterar la ley ética y moral y hacer otras cosas. Por ejemplo, la despenalización del adulterio. El que seas un adúltero y una adúltera no es una praxis anormal o contranatural, pero es ilegítima. Prestadme atención, no es contranatural, tal como es la homosexualidad, sino que por ley es contra la ley ética, inmoral. Esto significa que si haces lo uno y haces también lo otro, o si se consagra legalmente lo uno y se legaliza, consagra también lo otro –uno ya está legalizado, consagrado, esperamos lo otro- entonces tenemos alteración de la ley natural y de la ética, moral. ¿Veis como Daniel profetiza estas cosas! Y todas estas cosas las hará en cuarenta y dos meses, en tres años y medio.

Es digno de destacar, sobre la obra que realizará el Anticristo lo que «ὑ­πο­νο­ή­σει iponoisis insinuará». Observad esta palabrita «ὑ­πο­νο­ή­σει iponoisi insinuará», es decir, se atreverá. ¿Porque quién se atrevería hacer estas cosas? Prestadme atención, sólo os diré algo. Cierto que os he dicho como ejemplo estas cosas que os he referido. Pero estas cosas no son sólo en la realidad helénica-griega, son a nivel universal, mundial, no lo olvidéis esto, simplemente van llegando también a Helade-Grecia. No penséis ni creáis que vino el Anticristo. Es aquello que dice el evangelista Juan en su primera epístola: “y ahora hay y se hacen muchos anticristos” (1Jn 2,18).  Simplemente que el Anticristo hará ya aquello que no se puede hacer más allá. Pero todas estas cosas son situaciones precursoras, porque dentro en una sociedad saludable, ¿cómo podría actuar el Anticristo? Por tanto, tiene sus precursores. Sn todas estas realidades y situaciones: Hombres que no son de Dios, y sirven, lo entienden o no lo entienden, (seguro que ellos no lo entienden, estaos seguros), sirven inconscientemente a la obra y a la venida del Anticristo.

De todas formas en el espacio del tiempo que se irán haciendo estas cosas, en su cúspide se entiende, y que el Anticristo estará maltratando y dañando a los Cristianos, como veremos a continuación, será solo cuarenta y dos meses. Hay intérpretes, especialmente nuevos, que dicen que sencillamente es un espacio corto de tiempo. Los antiguos intérpretes, como son san Andrés de Kesarea, el Arezas y algunos otros, aceptan, -y yo también, amados míos- que en realidad son cuarenta y dos meses. El Cristo dijo: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt 24,22). Si estos días se alargasen por Dios… ningún hombre podría aguantar hasta el final. El verbo κο­λο­βώ­νω kolovono quiere decir corto la cola, es decir, lo empequeñezco empezando por la cola. “Y si aquellos días…” ¿Cuáles aquellos días Señor? Los días del Anticristo, nos responde el Cristo “no se podría salvar ningún ser humano”. ¡Nadie! “Mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt 24,22). Pero para favor y gracia de los hombres fieles y los escogidos se acortarán los días, el espacio del tiempo de aquellas tentaciones terribles. Por tanto, debe ser un espacio de tiempo muy corto, o sea, tres años y medio.

¡Por tanto, parece que, ya que tantas profecías se dicen para estos tres años y medio, realmente estos años serán terroríficos! Los últimos años de la Historia serán horribles, terroríficos, ya más abajo no hay Historia. Tenemos la Segunda Parusía-Presencia de Cristo, el Juicio y el reinado de la Realeza increada de Dios, y el Infierno eterno.

« Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar contra su nombre, contra su santuario o tienda de cabaña, y contra de los que habitan en el cielo» (Ap 13, 6).

El evangelista Juan inmediatamente después hace una repetición, vuelve a decir la misma cosa. ¡Lo dijo anteriormente y lo vuelve a decir, porque el espíritu del Evangelista no puede aguantar lo muy terrorífico que será este Anticristo, que le ve con su ojo profético! El evangelista Juan, amados míos, sabe quién es el Anticristo; lo sabía quién era, se le había apocaliptado-revelado mientras vivía, pero lo guardó secreto. Sólo ha dado su nombre en forma de números, pero a Juan se le había apocaliptado-revelado el nombre. ¡Juan el evangelista veía también la acción del Anticristo y realmente se aterrorizó! Por esta razón, cuando vio llegar este monstruo de forma humana y blasfemar a Dios, no lo soportó. Su repetición, pues, indica la sorpresa del divino Evangelista y dice: “se volvió a blasfemar”. Y lo dice esto el Evangelista para indicar que la blasfemia del Anticristo no era indirecta, sino directa, y es tan grande que nadie jamás se atrevió a hablar así.

Y ponemos la pregunta: ¿Cuál es la psicología de un hombre que blasfema?

La blasfemia, como sabréis, es el fruto de una extrema soberbia, que no acepta ninguna autoridad, ni por supuesto la autoridad de Dios. Una cosa es esta. Cuando uno no acepta la autoridad de Dios, mucho más ni la autoridad de los hombres acepta, y entonces blasfema e insulta a los demás y a Dios, porque se siente a sí mismo autoridad. Os lo digo una vez más, que no vaya vuestra mente a las blasfemias que oyen fuera por la gente, estas conocidas que dicen los hombres; no son estas. Por supuesto que son blasfemias, no hay duda de esto. Cuando alguna vez oímos a los hombres a blasfemar las realidades Divinas, nos sobrecoge horror. Pero no son estas blasfemias, sino que son cuando el hombre siente en su interior la soberbia, el orgullo y que él es el importante. “¡Yo soy yo, y no existe Dios, yo soy yo!”. Esta es una terrible blasfemia, amados míos. ¡El pantodínamos-omnipotente hombre! Esta es una blasfemia e insulto horroroso, amigos míos, significa que la persona que blasfema no acepta la autenticidad de Dios y en Su lugar pone la suya, su señoría, su autenticidad y su autoría.

La segunda cosa es cuando el hombre soberbio no consigue sus planes arrogantes, entonces se vuelve contra su prójimo o contra Dios, los cuales considera responsables por sus fracasos, y entonces blasfema e insulta. No ha conseguido lo que ha querido y blasfema.

Por tanto, aquí tenemos dos casos, dos móviles; uno es, como hemos dicho la extrema soberbia, que no acepta ninguna autoridad, y el segundo móvil es que el hombre soberbio, orgullos carga su fracaso a Dios o a otra persona, y de esta manera blasfema e insulta. Traspasa exactamente, a causa de su soberbia, la responsabilidad de su fracaso y dice que el responsable de su fracaso, de su pobreza, de su situación y de su enfermedad es el Dios y en consecuencia Le blasfema. ¿Por qué, señor, es Dios el responsable de tu fracaso? Por qué no aceptas tu fracaso. ¡Es decir, en otras palabras, aquí vemos que el hombre soberbio, -utilizando una expresión contemporánea- es extremadamente acomplejado, tiene muchos complejos! El hombre humilde no es acomplejado. Si le dices que existe Dios, te responde, “¡Mega o Grande es el Señor! Yo no soy nada”, como decía Abraham: “Yo soy tierra y ceniza”, no soy nada. El hombre humilde si tiene fracasos, dice: “Santo es el Dios; yo tengo la culpa; Es mía la culpa, yo no tuve cuidado”. El hombre humilde no es un acomplejado. Atención amados míos, el hombre humilde no es acomplejado, el soberbio y orgulloso es acomplejado, el egoísta es un hombre acomplejado.

El Anticristo, -retornando en mi tema- blasfemará a Dios también por estas dos razones y motivos. Primera razón es porque no aceptará la señoría de Dios, y después porque estará viendo que fracasa, habrá comenzado su fracaso estrepitoso. Los hombres le estarán pidiendo pan, y estará diciendo: ¿A dónde lo encuentro? No estará lloviendo. Escuchadme, no estará lloviendo. El cielo se cerrará, tal y como antiguamente en la época de Acaab, que es tipo o modelo del Anticristo, y decía a los hombres, en el reino norte de Israel: ¿Qué queréis que os haga? No llueve. ¿Qué queréis que haga? ¡Tenemos hambre! Se mueren nuestros animales, no tienen hierbas para comer; ¿Qué queréis que os haga!

Y el Anticristo, amados míos, esto lo hará, y estará diciendo: ¿Qué queréis que os haga? ¡Estará viendo que se ha hecho cosmocrator-soberano del mundo y mientras hacía milagros, ahora no puede provocar lluvia! ¡El Dios cierra los cielos, y el Anticristo no puede hacer nada! Se estará derrumbando su fama, ve que está fracasando y comenzará a blasfemar a Dios.

Tengamos cuidado aún un detalle más. Se vuelve contra Dios, contra el nombre de Dios y su tienda de cabaña o santuario. Atención a este punto. ¿Cuál es esta tienda de cabaña o santuario de Dios?

Nos dice san Andrés de Kesarea lo siguiente: “La tienda de cabaña o santuario de Dios es la acampada del Logos (increado) de Dios en carne y cuerpo, es decir, la Encarnación de Dios, la que blasfemará, y también blasfemará a los santos ángeles”. O sea que estará blasfemando a Jesús Cristo.

El por qué blasfemará a Jesús Cristo, no hace falta mucha filosofía para entenderlo. Sencillamente porque al dragón lo venció el Cristo en Su cruz. Y el Diablo ha visto su derrota a todo lo ancho, a lo alto y a lo largo, bajo al Hades cuando recibió con alegría la psique-alma de Cristo. “¡Por fin, enemigo mío mortal, te he matado, y ahora eres cautivo aquí del Hades tenebroso!” Esto lo decía el Diablo. Pero el Cristo no fue al Hades como cautivo, sino que exactamente ha ido para liberar a los muertos por los siglos del Hades y resucitar. Por tanto, el Cristo entró dentro en el Hades como soberano. Es aquello que dice muy bellamente el Logos Catequético de san Juan el Crisóstomo (boca de oro) y lo decimos en la Pascua de que “encontró tierra y salió cielo”. ¡Creía que encontró tierra, es decir, ser humano, que está formado por la tierra, y encontró cielo, es decir, a Dios! Allí cayó en la trampa el Diablo, el Satanás. Y ahora inspira al Anticristo a blasfemar a Jesús Cristo.

¡Amados míos, existen seres humanos que blasfeman a Jesús Cristo! Lo vuelvo a decir, no por las acostumbradas blasfemias a pesar de que son horrorosas. Si decís a un hombre que blasfema a Jesús Cristo: “Eh hombre, ven aquí, mira una cosa, ¿por qué blasfemas?, ¿sabéis lo qué va a deciros? “No quiero hacerlo, lo hago por costumbre”. ¿Honras a Cristo, te santiguas? Veréis que se santiguará. Por tanto, este no es el gran blasfemo a Cristo, sino que es aquel que dirá que Cristo es un hombre fino, un ser humano desnudo; nada más. ¡Cuando estará blasfemando la Zeotokos, diciendo que el Jesús Cristo nació de… etcétera –por no decirlas, porque respeto vuestros oídos y vuestra psique- esto es una cosa terrible! Estos son los grandes blasfemos. Por tanto, así el Anticristo, de esta forma estará blasfemando la Encarnación o Humanización del Logos de Dios.

Pero una cosa más. Blasfema también a los Ángeles y a los Santos. ¿Por qué el Anticristo blasfema a los Santos?

Sabéis, es una cosa terrible, cuando ves los Santos cerca a Dios, y tú con tu comportamiento estés alejado de Dios, tal como lo ve el Diablo para sí mismo y le sobrecoge un sentimiento terrible. Tomad, amigos míos, la psicología de un estudiante malo, que ve que todos sus compañeros estudiaban y ahora aprueban el curso, y el permanece en el mismo curso. ¿Decidme, cuál es la psicología del alumno que permanece al mismo curso? ¡Es terrible su psicología, se siente muy desfavorable! ¡Por consiguiente aquí el Anticristo otra vez está poseído del sentimiento de inferioridad, si lo queréis también el Diablo, y en el lugar de la inferioridad, para que se exprese también el Diablo y el Anticristo, entra la envidia y el odio! Por eso, pues, el dragón y el Anticristo, blasfema también a los Santos y a los ángeles. El Diablo era un Ángel pero cayó y ahora ve a los ángeles luminosos, y él ya está sin la doxa-gloria luz increada de Dios. ¿Se siente bien? ¡Sin duda alguna, que no! Por esta razón blasfema e insulta también a los Santos y a los Ángeles.

Continua el texto divino: «Y se le permitió hacer guerra contra los santos (los Cristianos), y vencerlos; y también se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación» (Ap 13,7).

¡Os llama la atención y os impresiona que repetidamente se dice: “se dio” y “se dio”! Seis veces, amados míos, se refiere a este “se dio”. La entonación de este verbo por el divino Evangelista se hace para que se haga claro que cada energía y acción del Diablo y del Anticristo es en cada momento por concesión o permiso de Dios, y no por debilidad o no bondad de Dios.

Y los Santos contra los cuales hará la guerra el Anticristo son miembros de la Iglesia militante, es decir, nosotros.

Este pasaje recuerda de nuevo a Daniel el Profeta que dice en el 7º capítulo, en el versículo 21: “Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía”. ¡Habéis oído, y los venció!…

¿Por qué el Anticristo hace la guerra contra los santos? Simplemente porque el Diablo odia y envidia a los santos, a los cristianos, y así también el Anticristo odia y envidia. El orgulloso, el soberbio siente insoportablemente que existe el humilde, el apacible y el bondadoso y busca de cualquier medio y manera de hacerlo desaparecer, que no exista; es controlado e inspeccionado, se siente mal y hace la guerra cruel, despiadada y destructiva.

Con esta psicología se han movido todos los perseguidores del Cristianismo y utilizaron navaja y pluma. El primer perseguidor del Cristianismo con pluma fue Celso, quién escribió las cosas más terribles contra el Cristo. De Celso toman y absorben todos los terribles enemigos del Cristianismo y escriben contra el Cristianismo. Cuando veis en los periódicos algunas teorías, supuestamente nuevas, contra el Cristo, la Panaghía, la Iglesia de Dios y etcétera, etcétera, todas estas cosas son tomadas del Celso. Y es cierto que no se ha salvado nada de los escritos de Celso, pero como le recompone Orígenes, de allí toman los contemporáneos enemigos y todos los perseguidores y escriben contra Cristo. Así pues, todos están poseídos por estos sentimientos, sea que tengan navaja, sea que tengan pluma y escriben contra el Cristo.

San Cirilo de Jerusalén para los que serán perseguidos por el Anticristo señala: “¿Si acaso quién será aquel bendito y feliz que dará testimonio y martirio a favor de Cristo? Yo creo que los Mártires-Testigos de entonces son por encima de todos los Mártires-Testigos de todos los siglos”, porque tendrán que combatir y luchar no ya con instrumentos del Satanás, sino con el mismo Anticristo y con el mismo Diablo, (Catequesis 15,17).

¿No os llama la atención el que vencerá a los santos de Dios, es decir, a los Cristianos? ¿Qué quiere decir: los vencerá? Por supuesto que no es que los cambiará la fe (aunque esto sucederá, tal como lo profetiza el Señor, es decir, “si es posible hasta los escogidos serán engañados” (Mt 24,24), pero principalmente que los maltratará y los asesinará. Esto quiere decir “los vencerá”.

Todas estas cosas Dios las permitirá. Y como dice otra vez san Cirilo. “el Dios no lo hace porque le es imposible no pueda impedir de las manos del Anticristo a los Cristianos para que no den testimonio-martirio, sino para que los corone con la corona del martirio (Catequesis 15,17). Lo que siempre hizo el Dios dentro de la Historia para los hombres Suyos.

¡Pero aún algo apocalíptico, especialmente en nuestra época, amados, míos, que vivimos realmente días del Anticristo! Con la expresión de las palabras sinónimas tribu, pueblo, lengua y nación, que se refiere el divino Evangelista en este pasaje, se hace resaltar y destacar el poder mundial del Satanás y de su vigilante, o mejor diríamos del vigilante del Diablo, del Satanás, sobre la tierra, del Anticristo. Es decir, el Anticristo se hará cosmocrátor soberano, emperador del mundo.

Pero veremos también emergiendo una tercera bestia: ¡Es el Pseudoprofeta, que él también es bestia pero no con cuernos terribles, son los cuernos del cordero; es como oveja! Y esta es la tercera bestia. Una vez que hayamos agotado el texto del Apocalipsis, después veremos otros puntos de la Santa Escritura, como también el cómo estos temas los interpretan los Padres, que realmente, amados míos, nos asustaremos y templaremos. Sólo una cosa os digo ahora, para cerrar nuestro tema:

Como veis, hoy en día los Hebreos se están dispersados  en toda la tierra. ¿Cómo se expanden? Ya están dispersados por la fuerza que tienen. El estado de ellos se extenderá. ¿Eso os dice algo? Los Padres y la Santa Escritura nos dicen que el Anticristo será Hebreo. ¿Os dice algo esto? Y que dominará en toda raza, nación, lengua y pueblo. ¿Os dice algo? Dice mucho. Amín.

 

Unidad 39 Apocalipsis 13, 8 La veneración del Anticristo y la bestia de la tierra. La paciencia frente la resistencia.

 

«Y le venerarán [a este que arrogantemente se presentará a sí mismo como Dios] todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero degollado desde el principio del mundo» (Ap 13,8). Homilía 54

Os acordaréis que decíamos que el Anticristo pedirá como sea ser venerado, y para que esto se haga, ejercerá encantamiento, seducción y violencia. Pero aquí nos dice el divino Escritor que le venerarán todos los que habitan encima de la tierra, pero sólo aquellos “cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero degollado desde el principio del mundo” (Ap 13,8).

Como habréis observado y os acordaréis, el divino Evangelista vuelve al tema de la veneración de la bestia y más abajo volverá y dará una explicación y explicación de la explicación, porque lo considera muy importante y muy interesante. Apuntad que en la época de los Mártires-Testigos, lo fundamental era que tomes un puñado de incienso y los eches al altar o sacrificadero, en indicación de sacrificio y de veneración del césar o de algún dios; esto se consideraba la última praxis de negación del Cristo. Tan grande es el tema de la veneración. Por esta razón el divino Evangelista retorna para recalcar a los fieles que tengan cuidado a este punto. Naturalmente debemos decir que el tema de la veneración tiene muchas fases, facetas y muchas formas.

Incluso vemos en la formulación del pasaje que en vez de decir la palabra “esto” –porque el logos es sobre lo bestia (neutro en griego)- dice “y le venerarán a él”, es decir, ¡pone el género masculino y no el neutro! Esto lo hace porque sencillamente personifica lo bestia o mejor dicho, pone el género masculino, para manifestar que bajo de lo bestia existe persona, existe un hombre, y que cada momento cubre la cualidad del Anticristo con el nombre θη­ρί­ο zirío lo bestia. Esto lo veremos en muchos puntos dentro en el libro del Apocalipsis.

Este ejemplo del divino Evangelista lo seguirán todos los Padres de nuestra Iglesia, cuando se encuentran en situaciones difíciles. El apóstol Pablo, por ejemplo, cuando escribe a los Tesalonicenses su primera y segunda epístola, que se refiere también al Anticristo, habla de forma encubierta y dice , “hasta que salga del medio el conteniente y lo que le contiene”. ¿Quién es el “conteniente”? El “conteniente” es el emperador, y no es otro que el padre carnal de Nerón, Claudio. ¿Y cuál es “lo que le contiene”. Es el Senado. Nerón es el tipo o modelo del Anticristo. ¡Si escribiese que debe salir del medio el imperador, para que se vea el Anticristo, es decir, su hijo –con ojo profético, dice estas cosas el apóstol Pablo- entenderéis la posición, no sólo de Pablo, sino también de la Iglesia!

Y un otro ejemplo, es de san Cosme de Etolia que cuando quería hablar sobre el Anticristo decía: “Le conocéis quién es; y ha venido”, y entendía a Mohamet; llegaremos a este punto un poquito más abajo. Incluso cuando hablaba de la liberación de nuestra patria, ponía la palabra«τό πο­θού­με­νον pozúmeno lo deseado o lo anhelado». Así, el que oía su kerigma, lo encontraba impecable, pero los Cristianos lo percibían y entendían codificado, sobre qué tema hablaba y tenían cuidado. Por tanto, esto lo utilizan todos cuando interpretan signos o puntos peligrosos. Naturalmente lo hacemos nosotros también, lo  entendéis supongo.

Así pues, el Anticristo es persona. Por supuesto que es persona, y no es una situación colectiva o situaciones colectivas o simplemente fuerzas impersonales antíteas, contrarias a Dios. Naturalmente las fuerzas antíteas contrarias a Dios y también estas colectivas, enemigas fuerzas de la Iglesia, es obvio y seguro que abren el camino al Anticristo y son fuerzas impersonales. Todas esta realidades y cosas se consideran antícristas o tipos, modelos del Anticristo, pero, amados míos, el Anticristo es un ser humano, es un hombre varón.

Por tanto, será venerado el Anticristo por toda la tierra, por todos los habitantes de la tierra excepto de los fieles. Al Anticristo, a causa de los pseudomilagros, prodigios falsos, se le habrán atribuido cualidades o atributos divinos; es decir, que le estarán creyendo como pantodínamos-omnipotente, omnifuerte o todopoderoso, soberano, pantocrátor y le estarán honrando como dios. Los fieles no le venerarán, y como por los fieles no será venerado, exactamente por eso ejercitará también persecución contra los fieles, los Cristianos.

¿Pero cuáles le venerarán? Le venerarán todos los hombres de la tierra, y desgraciadamente, es cierto que será una gran parte también de los Cristianos. Es cierto, porque sencillamente estos Cristianos son los Cristianos sin sostén, infundados, no firmes. ¡Y tenemos muchos de este tipo de Cristianos sin sostén, infundados y no firmes que serán engañados por los falsos milagros del Anticristo, y finalmente creerán que el Anticristo es el Mesías y no el Cristo que al final venerarán a éste, al Anticristo!

Quisiera deciros, y lo conocéis esto –os lo diré un poquito más abajo que os quede impreso en vuestro cerebro- que el laós-pueblo de Dios y los habitantes de una nación Cristiana no se identifican. Por ejemplo, Helade-Grecia, es una nación cristiana, porque todos los Helenos se supone que están bautizados, por lo menos hasta en este momento (1981), mañana no lo sé qué pasará. ¡Diríamos que todos somos laós-pueblo de Dios? ¿Se identifica el laós de Dios con el total de los ciudadanos de un estado cristiano? Sin duda que no, porque simplemente no todos viven concienzudamente la fe y la vida cristiana, y por consiguiente no coincide el significado del laós-pueblo de Dios con el sentido de una nación o estado cristiano. Esto por favor, que lo apunten bien. Cierto que en el sentido y significado amplio podríamos decir que todos los helenos-griegos que estamos bautizados, somos un laós-pueblo cristiano. Seguro sin duda que en el sentido amplio somos un laós cristiano.

Pero os recordaré que, cuando san Juan fue llamado a medir el templo y el altar o sacrificadero, se le dijo: “La ciudad santa no la medirás, será pisoteada por las naciones” (Ap 11, 1-2). Y todos los santos Padres interpretan que la “ciudad santa” es la Iglesia. Por tanto, esto significa que parte de los fieles será pisoteada por las naciones, es decir, algunos fieles venerarán al Anticristo. El tema o caso no es si alguien es Cristiano o no, sino que si pertenece al laós-pueblo de Dios que se salvará. El Señor no dijo que “los fieles no serán arrastrados”, sino que el Anticristo “si fuera posible engañará hasta los escogidos”, es decir, arrastrará incluso hasta los mismos escogidos. Por eso, os rogaré, que vayamos separando estos dos conceptos, el laós-pueblo de Dios y en general un estado cristiano.

De todas formas el que venerarán la bestia todos aquellos que no estarán sostenidos firmemente, está con la siguiente formulación: “cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero degollado” (Ap 13,8). Me gustaría y quisiera quedarme en este punto especialmente.

El apóstol Pablo dice: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Ef 1,4). Cuando dice que los nombres de los escogidos están escritos en el libro de la vida “antes de la fundación del mundo”, inmediatamente uno creería que aquí se fortalece el llamado destino absoluto; es decir, el Dios me ha destinado absolutamente a salvarme o perderme, y en consecuencia no está en mi poder y libre voluntad mi sotiría redención y salvación. Esto es un error; el Dios está fuera del tiempo y del espacio, y conoce los hechos de la Historia antes de la Historia. En este sentido el Dios determina y conoce los nombres aquellos que serán salvos por su libre lucha, con libre conciencia y voluntad, y no porque el Dios hace acepción de personas y escoge algunos para hacerlos Su laós-pueblo y algunos para rechazarlos. Es muy característico esto.

Pero prestad atención en algo; volveré, porque me siento siempre que soy deficiente y porque quiero ayudaros. ¿Qué venerarán? Al Anticristo venerarán. Pero, si ahora el Anticristo aún no ha venido. Nosotros se supone que moriremos –no lo sé- puede que en nuestros días no se presente y no le veamos. Pero atención amados míos; os había dicho el año pasado, en nuestro último tema, que el Anticristo siempre viene, desde la época de Adán y Eva. El dragón, él trae al Anticristo. El dragón, el Diablo, operaba y energizaba también en el Paraíso de Dios, y dentro en la Historia, trayendo y llevando tipos o modelos de anticristos, mucho más después de Cristo. Y no creáis y penséis que nosotros en nuestra época podemos trasladar la acción del Anticristo a los ésjatos postreros tiempos. Para la Iglesia cada época es ésjata última, postrero tiempo, y lo subrayo. Cada época es ésjata última, postrero tiempo, es la última, y el Anticristo está siempre presente, igual también el pseudoprofeta, que lo diremos un poquito más abajo, está siempre presente.

¿Y cómo se venera el Anticristo? Se venera de distintos tropos (modos, formas, maneras), pero principalmente fue venerado y se venera también en nuestros días por la cesarolatría. Cuando los hombres veneran a personas que gobiernan los pueblos o estados. No tengáis ninguna duda; se veneraron y se venerarán. Esta es la cesarolatría, y es el tipo de veneración del Anticristo, porque el auténtico gobernante de un pueblo nunca aceptará que sea venerado y le atribuyan honores divinos. ¡Existen hoy en día en nuestro siglo, en el siglo 20º, personas que han gobernado o gobiernan –últimamente las conocimos- que se les atribuyeron cualidades divinas!

El poeta Luis Aragón, por ejemplo, el año 1937, escribía sobre una persona deificada de este tipo: “¡Ríes y brota la hierba! ¡Te alegras y fecunda la naturaleza-fisis”.  ¡Desde luego que sí, cómo no! El que tenga nus que entienda; y entendéis mucho.

[Luis Aragón, Pravda 1936

Oh gran Stalin, oh jefe de los pueblos…

Tú que has dado la vida al hombre…

Tú que has fecundado la tierra…

Tú que has renovado los siglos

Tú que haces brotar las primaveras…

Tú que haces que se templen las cuerdas musicales…

Tú que eres el resplandecimiento de mi primavera, oh Tú

Sol, que es reflejado por millones de personas…!

Los fieles, aunque estén gobernados por este tipo de hombres, seguro que los respetan, pero no los veneran ni los reverencian. Leed por favor al apóstol Pablo para ver lo qué escribe: “Debemos tener respeto a los que nos gobiernan, debemos pagar nuestros impuestos; al que respeto, respeto, al que honra, honra” (Rom 13,7), pero no veneración o reverencia. No atribuiremos divinas cualidades o atributos divinos a aquellos que gobiernan. Nuestra esperanza no está en estas personas, sino en Dios. Las personas gobiernan por mandamiento de Dios y nada más. El apóstol Pablo incitó a los hombres que respeten a los gobernadores, como nadie más en la Historia. Y en concreto dice también el apóstol Pedro, y los dos lo dicen: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en posiciones superiores, los gobernantes para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad, justicia y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1Tim 2, 1-3). Esto lo quiere Dios.

Por tanto, ¡esto es lo que Dios quiere, no venerar a los soberanos o gobernadores! Los Cristianos que tengamos cuidado sobre esto; nunca debemos absolutizar las personas que gobiernan, ¡Jamás! Cualquier persona, de cualquier época, en todos los siglos y en todas las épocas, pues, que tengamos cuidado en esto. Los respetaremos pero no los deificaremos.

Esta expresión, “del cordero degollado antes de que se creara el mundo” es maravillosa. ¡Es un diamante teológico dentro en el libro del Apocalipsis, es una bellísima expresión!

Con el término “cordero” se expresa la Encarnación del Dios Logos. Con el término “cordero degollado”… se expresa el Cristo, el Hijo de Dios, que se ha hecho hombre, murió, fue inmolado encima de la cruz y resucitó. Además, el mismo dijo “y me hice muerto, mas he aquí que vivo eternamente por los siglos de los siglos” (Ap 1,18). Y el evangelista Juan en su visión veía delante del trono “el Cordero degollado y estando en pie”, degollado y derecho en pie en sus cuatro patas. Lo de “Cordero estando derecho en pie”, es el Cristo que ha resucitado. Por tanto, por el término “degollado” se expresa el sacrificio cruciforme del encarnado, humanizado Hijo y Logos de Dios. Es excesivo, esta expresión es un pleonasmo por supuesto, porque el término “cordero” expresa también la Encarnación o Humanización y el Sacrificio, ya que los corderos, las ovejas, se ofrecían para sacrificio y los corderos sacrificados eran el tipo o modelo de Jesús Cristo.

Pero quizás diréis: “¿Cómo es posible que tengamos la encarnación o humanización del Dios Logos y sacrificio antes de la creación del mundo? ¿Es posible esto? ¿Es decir, se había encarnado y había crucificado el Hijo de Dios antes de la creación?

¡No, amados míos; no! El Hijo de Dios se hizo hombre en un momento histórico, entonces, antes de dos mil años. La Encarnación y el Sacrificio del Hijos de Dios tiene una dimensión sin principio en Dios Logos, tal y como es la energía increada de la santa Cruz. Operaba, energizaba la energía increada y en consecuencia sin principio, perpetua con Dios. Esta energía increada de la santa Cruz, que es por supuesto antes de la creación, operaba también en el Antiguo Testamento, antes de la Cruz histórica. Así atravesaron los Hebreos al Mar Rojo, así afrontaron las serpiente venenosas, así el agua de Merás, que era amargo, se hizo dulce y lo bebieron, y así seguidamente. Así que aquí tenemos también, como os he explicado, la dimensión sin principio de la Encarnación o Humanización y Sacrificio del Dios Logos.

Os diré un ejemplo más. Es conocido que el Jesús Cristo, el Dios Logos increado tomó forma humana. Decimos que tomó forma de “Adán”. No, el Jesús Cristo no tomó la forma de Adán; Adán tomó la forma de Jesús Cristo. No es el Jesús Cristo icona de Adán, sino que el Adán es icona-imagen de Jesús Cristo, es decir, se entiende la presencia psicosomática, diríamos. No tiene importancia que Adán precede históricamente. Así, el Hijo de Dios tenía en dinami, en potencia la naturaleza humana antes de la Creación y de acuerdo con esta naturaleza-fisis se hizo la naturaleza-fisis humana de Adán. Por tanto, esto significa que los nombres de los fieles que se salvarán están escritos en el libro de la vida del “Cordero degollado, antes de la creación del mundo”. ¡Es bellísimo esto!

Amados míos, ¡pensad por un momento que estemos inscritos en el libro de la vida!… Una vez cuando preguntaron al Señor: “¿Señor, quizás, son pocos los que van a ser  salvos?”, y el Señor no dijo ni muchos ni pocos, sino que dijo “¡luchad para que entréis!” Y cuando regresaron los setenta y dijeron con alegría, “¡Señor, hasta los demonios se someten a Tu nombre!”, el Señor dijo: “No os alegréis porque se someten los demonios, esto no es cuestión o tema vuestro, es tema mío; pero tened alegría porque vuestros nombres está escritos en el cielo”. Aquí lo dijo claramente. ¡Qué bendición!

Amados míos, volver a pensar sobre estos temas cuando estáis solos. ¿Las rememoráis y las rumiáis como hacen los rumiantes? Sólo cuando las rumiamos las cosas que hemos oído y leído, sólo entonces pasan al segundo estómago y nos alimentan, de otra manera quedan en el primer estomago sin digerir, sin digestión y así el estómago queda pesado. Debemos rumiar la materia que tomamos, para alimentarnos y vivificarnos.

Y termina el pasaje de la siguiente manera: “El que tiene oídos [abiertos espirituales de su psique], que oiga” (Ap 13,9), que escuche todas estas cosas que hemos dicho, es decir, que el Anticristo pedirá que sea venerado y etcétera. El que tiene oído espiritual que escuche, o sea que, hace falta especial atención, relevancia y envergadura, un énfasis especial sobre todo el tema en cuestión.

Acordaos que muchas veces el Señor lo recalcó este punto. El Señor decía: “El que tenga oídos espirituales que oiga” (Ap 2,7·11·17·29 etc.) y “ved como oís” (Ap 8,18), cuidado y atentos cómo entendéis, cómo oís o escucháis; no toméis las cosas torcidamente, sino correctamente, ortodoxamente.

De todos modos es una llamada, un aviso a la atención y cuidado, y se interpone este versículo, igual que el siguiente inmediatamente más abajo, como una incitación, exhortación para las cosas y realidades que se van apocaliptando-revelando para la paciencia.

Vamos a ver pues, esta provisión, este requisito de la paciencia, que viene con el versículo-incitación, para recordarnos esta virtud preciosa y olvidada. Porque no es solamente el Anticristo… es también el pseudoprofeta, la segunda bestia, que las cosas que no hace la primera, las acaba la segunda bestia, como veréis. Es decir, ¿quién se podría escapar? Uno de los tamizados (escrutinios) te ha hecho pasar y te has salvado del Anticristo, ¿pero el otro tamizado? Tenemos dos tamizados (escrutinios)”. ¡Por tanto, atención! Por eso los Santos tienen necesidad de la paciencia. Por consiguiente, tenemos este versículo que de primera vista es un poco difícil, pero lo analizaremos. Oíd lo que dice:

«Si alguno lleva otro en cautividad, va el mismo a la cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos» [los cristianos] (Ap 13,10).

¿Cuál es el significado y sentido de este versículo?

Un concepto correspondiente tiene Jeremías en su libro profético 15, 1-2. No os lo leo para no tardar y os líe aún más. Pero quisiera deciros que aquí tenemos el siguiente caso. Se entrelazan tres grupos: primero son los instrumentos del Anticristo que maltratan y dañan a los santos o a los fieles (los santos son los fieles cristianos); segundo son los santos que son maltratados y castigados por los instrumentos del Anticristo, y tercero es el Dios que castiga a los que maltratan y dañan a los santos. Por tanto, tenemos tres grupos que se entrelazan con el siguiente significado. Os lo leeré tal y como lo dice san Andrés de Kesarea y os lo analizaré.

Es decir, es esto que dice el Señor: “porque todos los que tomen espada, a espada perecerán” (Mt 26,52).

Tenemos los fieles y los instrumentos del Anticristo que persiguen a los fieles. Los conducen en cautiverio o los asesinan, es decir, maltratan y dañan a los santos. Toman la espada y asesinan a los santos o los conducen en cautiverio. Y ahora dice este pasaje aquí: “El que toma espada por espada morirá”. Por tanto, el que es instrumento del Anticristo, morirá por la espada del Diablo. O sea, que a este le ha cautivado el Diablo y este será también su castigo. Así que el logos de Cristo, “los que han tomado espada por espada morirán”, aquí encuentra su realización. Porque puede que digáis que el Cristo se desmiente cuando nos dijo que “los que han tomado espada por espada morirán”, es decir, esto que dijo al apóstol Pedro (Mt 26,52). Quizá conocemos hombres que han tomado la espada, pero no fueron asesinados, excepto por supuesto si se han vuelto a la metania y se han arrepentido. Pero existen también hombres que han asesinado, y los mismos han sido asesinados. ¡Es…es terrible esto! De todas formas sea como sea el tema es que en concepto espiritual, en esencia es que encontraron la espada, es decir, fueron matados también ellos espiritualmente por el Diablo; se han hecho marionetas del Satanás.

El espíritu entero del pasaje es el siguiente; Estas cosas las estarán haciendo el Diablo, el Anticristo y los instrumentos del Satanás, pero los santos no podrán resistencia.

Os leeré como lo interpreta el profesor Brasiotis, que interpreta y notifica el libro del Apocalipsis: “El sentido y significado de la frase es que los fieles deben aceptar si es necesario también la muerte, sin poner resistencia”. Eso es todo.

Pero me diréis: ¿No vamos a resistir? Tomad como ejemplo a los Santos de la Iglesia que se escondían, exactamente porque el Señor nos dijo “si os persiguen en una ciudad, marchaos en otra” (Mt 10,23). El Señor nos ha dado el ejemplo, el que podemos escondernos, pero cuando nos persiguen si nos capturan no atacaremos. ¡En toda la línea de nuestra Historia eclesiástica los Santos así actuaban; se escondían, pero cuando los capturaban no traían resistencia!

Dónde está aquella ética filosófica para la ética cristiana –los docentes, maestros me entenderán muy bien- que dice que podemos ser agresivos para salvar nuestra vida. ¡No, y no! Si abre mi puerta por la noche, cuando estoy durmiendo, y por un momento veo una persona que vino a robarme, naturalmente que haré de todo para que no me mate, esto es correcto, pero yo no tengo el derecho de matarlo. La ética filosófica dice que sí, porque me encuentro en defensa, porque este vino a matarme y a robarme. La ética cristiana dice que haré de todo para salvarme, le desarmaré, le neutralizaré y le contrarrestaré, pero no lo mataré yo. Es preferible que me muera yo, porque yo cumplo y aplico este mandamiento de Dios, ya he ganado el reinado de la Realeza increada de Dios, y doy margen también al delincuente a arrepentirse y volver a la metania. ¿Quién lo sabe? ¡Puede ser que se arrepienta y vuelva a la metania! Sin embargo si yo lo mato, por un lado yo cometo el crimen, -a pesar de que es en un momento inesperado- peor por otro lado, a éste que le he mandado a la otra vida no le he dejado márgenes de arrepentimiento y vuelta a la metania. Esto lo dice la ética cristiana, no lo dice la ética filosófica, que muchas veces la consideramos como ética cristiana y nos hemos apegado encima de estos famosos deberes y derechos. Y no os creáis que estos deberes y derechos, que tanto los recalcamos en la llamada ética cristiana, -y lo vuelvo a decir que es ética filosófica- han hecho a un laós-pueblo a olvidar los deberes, y buscar y pedir derechos. Hoy en día los pueblos cristianos, son aquellos que se olvidan que tienen deberes y luchan de cualquier manera para los derechos. Esto uno lo ve claramente expandido en el mundo occidental. Es esto también una señal de que el Evangelio no lo hemos interpretado correctamente.

Por consiguiente, los fieles no resistirán. Nos guste o no nos guste, esto es que lo que Dios manda. El Espíritu de Dios, amados míos, esto manda y nos pide; no resistiremos. Acordaos de san Policarpo; y es el primer martilogio (libro de Mártires) que se ha escrito, a mediados del 2º siglo. Estaba escondiéndose en una casa. Pero fue traicionado y finalmente capturado. Cuando fue capturado no puso absolutamente ninguna resistencia. Ninguna. Esto dice el logos de Dios, No pondremos resistencia, ¿Pero qué debemos hacer? ¡Paciencia! ¡He aquí la sabiduría, he aquí la paciencia y la fe de los Santos! Aquí se impone la paciencia y la fe de los Santos.

Por tanto, amados míos, percibís y entendéis el valor de la fe y de la paciencia que son dos virtudes fundamentales. ¡La paciencia nace de la fe! Si creemos que nos espera el reinado de la Realeza increada de Dios, ejercitaremos la paciencia. Igual también cuando sabemos que nos espera un beneficio comercial, si aguantamos cada calamidad, sufrimiento e insulto que nos hace el otro, porque sabemos que tendremos beneficio y soportaremos con paciencia al cliente en nuestra tienda o nuestro negocio todo el día. Lo mismo si creemos que nos espera el reinado de la Realeza increada de Dios, ejercitaremos y tendremos paciencia para ganar lo que anhelamos, el reinado de la Realeza increada de Dios.

Y como dice en su epístola a los Hebreos el Apóstol Pablo, “tenéis necesidad de la paciencia de modo que haciendo la voluntad de Dios adquiriréis la promesa de Dios que es el reinado de la Realeza increada de Dios.

Pero prestad atención en algo, amados míos. Existe la necesidad de que estemos ejercitándonos diariamente, cada día en la fe y en la paciencia. Estas cosas no se hacen automáticamente y de forma mecanográfica. No sabemos lo que nos espera.

Os diré dos o tres pequeños ejemplos. ¿Tienen salud? ¿Si tenéis salud, reflexionáis cada día, -por supuesto que no en grado de ansiedad, porque esta cosa es fobia- consideráis cada día que puede que os enferméis por una enfermedad muy mala y tener dolores terribles, tal como veis que sufren algunos otros hombres? En concreto, muchas veces no es tan dolorosa la enfermedad, como lo es la terapia. Cuando oímos en qué situaciones u operaciones se ha sometido un hombre para sanarse, decimos: “Dios mío, Dios mío, ¿cómo ha aguantado este hombre?” Si pensamos que puede ser que nosotros también entremos al espacio de una posible enfermedad, quizás nos acercamos, de modo que si esto sucede, cualquier cosa que padezcamos, debemos tener paciencia.

¿Tenéis riqueza? ¿Si tenéis riqueza, habéis reflexionado que puede venir algún día que deberías salir a la calle a pedir limosna un poco de pan? ¿O si vais, (no si habrá hambruna en todos, porque entonces viene la dignidad en general, pero si os habéis empobrecido sólo vosotros), si vais a los cubos de basura, a la acera a buscar, revolver la basura para encontrar algo para comer, lo habéis pensado esto?

¡Sin embargo, esto nos sucederá cuando el Anticristo y el Pseudoprofeta ejercitarán la guerra económica, el boicot, el aislamiento y el bloqueo económico… y no tendremos para comer! ¿Entonces allí qué haremos? Cuando nos falte la carnecita, la mantequilla, el huevecito…, entonces qué haremos? El Dios, hermano mío, ha dado los bienes para que los disfrutemos, pero también para que los compartamos, hacer también caridad y misericordia, no tener sólo para nosotros –acordaos del rico de la parábola de hoy- pero dentro de nuestros bienes pensar también que puede ser que haga falta alguna vez pedir limosna. Que nos acordemos lo que dice la Santa Escritura en la Sabiduría Sirac: “Acuérdate que igual que de la mañana hasta la tarde el tiempo cambia, así también en la vida las cosas cambian” (18,26), y de rico te haces pobre, pero también de pobre rico.

Por esa razón estas cosas y realidades debemos concienciarlas, y no cerrar nuestros ojos como el avestruz.

¿Tenéis casa cómoda? ¡Bien hacéis, que la tengáis y alegraos por eso, pero atención! ¡Cuando dormís en vuestra bonita cama y cuando estáis en vuestra cómoda casa, pensad que puede ser que alguna vez hará falta que durmamos en los bancos de un parque… o en la calle! ¿Por qué? Porque el Anticristo habrá embargado a vuestras casas, porque no habréis traicionado vuestra fe; o vinieron las cosas así en vuestra vida y os habéis empobrecido, hermanos míos, habéis perdido vuestras casas. Sucede un terremoto, una guerra, cayó una bomba y ha destruido vuestras casas, ¿qué vais hacer ahora? ¿Haréis aquello que decía la esposa de Job a su marido? “Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete y así te quedas tranquilo y me dejas en paz a mí; porque voy a casas ajenas a dormir – no tenían casa se había derrumbado-.y cuando voy a dormir esperar cuándo amanecerá, y cuando amanece espero cuándo se hará de noche” (Job 2, 9-10). ¿Habéis visto lo qué dijo a Job esta mujer fatua sin cabeza? Y Job le dijo: “Has hablado como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas. ¿Entonces qué? ¿Esperaremos de Dios el bien, y el mal no lo esperaremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2,10). Job era muy rico, tenía muchos bienes, tenía todos los bienes, pero psicológicamente se preparaba también para su enfermedad, para la pobreza y para la basura! ¡Vivía encima de la basura o abono y allí dormía!

Por tanto, para que nosotros tengamos paciencia, hace falta hacer unas prácticas, ejercicios. Amados míos, estas cosas no son filología. Ahora estamos sentados en una bonita silla… en poco tiempo será invierno y aquí tendremos la estufa de calor, el ambiente estará caliente, tendremos nuestro coche que nos llevará a nuestra casa… Todas estas cosas son muy cómodas. Pero para que uno oiga cómodamente el logos de Dios y no haga ningún ejercicio, creo que es pecado. Pensaremos en todas las cosas; pensaremos que puede ser que todos nos encontremos en estas situaciones. Por tanto, necesitamos un entrenamiento, y no protestemos por un pequeño dolor por una enfermedad, por una gripe, ni tampoco por una privación material que puede que suframos, ni por una calamidad y aflicción. Todas estas cosas son pequeños ejercicios. ¡Debemos aguantar sin quejarnos ni gemir por cosas malas y dolorosas, para que nos vayamos preparando para la gran paciencia, para las grandes guerras y luchas, para grandes zanjas!

«Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón» (Ap 13,11)

El Evangelista, inmediatamente después de la descripción de la primera bestia, que en su visión vio subiendo desde el mar, y que hemos analizado en relación a esta, dice que ha visto otra bestia subiendo esta vez desde la tierra. ¿Cuál es la identidad de esta nueva segunda bestia, que aparece al horizonte apocalíptico del divino Evangelista?

Más abajo os analizaré todo esto que os he leído, porque allí san Andrés de Kesarea contiene todas las llaves interpretativas.

Por tanto, tenemos una tercera persona o rostro al escenario. El primero fue el dragón, que persiguió la mujer que tenía el niño varón. Es el Diablo. La segunda persona o rostro es el Anticristo que emergió desde el mar. Y la tercera persona o rostro es la bestia que emerge de la tierra. Por tanto, amados míos, tenemos tres personas o rostros.

Esta persona, es la tercera persona. Arezas dice: “Es también hombre por y con la energía del Satanás”. La primera persona no es hombre, es el Diablo que no puede hacerse hombre, ser humano. Es imposible que el Diablo pueda encarnarse y hacerse hombre. Puede aparecer el Diablo como hombre, pero según y por fantasía. Nunca un ángel, espíritu puede realmente encarnarse y hacerse hombre pragmático. Este es el único privilegio del Creador, del Jesús Cristo. Nadie más puede conseguirlo esto. Por tanto, el Diablo no es hombre; pero el Anticristo la segunda persona sí, es ser humano, hombre, igual que la tercera persona o rostro es también ser humano, hombre.

¿Pero qué significa que “hablaba como hombre”? Esto indica que era una persona que hablaba con la energía del Satanás, es decir, todas las dinamis (potencias y energías) del Satanás estaban en su interior. Por tanto, esto es lo que expresa diciendo que hablaba “como dragón”, o sea, que tenía en su interior al dragón. Pero tenía al Diablo y hablaba como dragón, es decir, operaba como operaría, energizaría el Diablo.

Lleva cuernos de cordero. El cordero es un animal pacífico. Significa pues, que simula, finge y hace aparecer como  persona buena sin maldad, amados míos, mientras que en realidad es falso y pseudoprofeta. Proviene de la tierra. “Signo o señal” dice san Andrés de Kesarea, “es de su conducta y forma de gobernarse mezquina y ruin”. ¡Es una persona oscura, oculta! ¡Es una persona asquerosa y repugnante! ¡Lleva consigo ideas oscuras y repugnantes, como veremos más abajo; es esto que decimos hoy en días “fuerzas-dinamis oscuras, ocultas, poderes fácticos”!

¡Os recuerdo aquella reunión espiritual que pidió de aquella espiritista, la maga o pitonisa saber lo que pasará, y ella decía “veo lo espíritus que emergen de la tierra” (1Re 28, 13-14), es decir, eran demonios, espíritus malignos! Esto significa que los espíritus malignos, los tenebrosos vienen de la tierra. ¡La expresión “viene, emerge de la tierra” es utilizada para indicar que esta tercera persona es una persona o rostro oscuro, tenebroso!

Y a pesar de eso, en su rostro, cara exteriormente está alegre, feliz, promete libertad, promete abundancia de bienes, promete la paz, promete vida social bonita, promete ecumenidad o internacionalidad, globalización… -ya más o menos os he dicho todas estas cosas y hay más. Promete todo esto. Trae mensajes bonitos y bellos, tiene rostro bonito, y sin embargo su rostro o persona está oscura, entenebrecida.

La icona-imagen de esta visión del evangelista Juan está absolutamente de acuerdo con los logos previsores del Señor que nos dice: “Vigilaos, guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt 7,20). Es la misma cosa. El Señor dijo: ¡tener cuidado son lobos, no son corderos! Son bestias, no son personas buenas sin maldad: Llevan planes tenebrosos, quieren devoraros y tragaros, quieren engañaros, y por el método del engaño conduciros a la perdición. ¡Estaos atentos, en vigilancia y nipsis continua!…

Así pues, la presencia de la tercera bestia completa la tríada: dragón, bestia-Anticristo, bestia-pseudoprofeta o falso profeta. Y esto es una mala fotocopia de imitación a la Santa Trinidad. ¡Tal como se venera la Santa Trinidad, se pedirá también de esta mala fotocopia trinitaria que sea venerada, en sustitución de la veneración de la Santa Trinidad!

Y en el siguiente versículo: «Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los habitantes de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal había sido curada» (Ap 13,12).

Tiene todo el poder de la primera bestia; la primera bestia tomó el poder por el dragón. Es decir, vemos traspaso de poder. Así que la posición de la segunda bestia en relación con la primera es una posición subordinada, y opera por mandamiento y a cuenta de la primera bestia. Por tanto esta bestia es una especie de precursor.

San Andrés de Kesarea dice: “Se queda delante del Anticristo para abrir  a su favor el camino de la perdición”.

Aquí tenemos una mala fotocopia de imitación a san Juan el Precursor, el precursor de Cristo, que preparó el camino del Señor. Y el pseudoprofeta abre el camino al Anticristo. ¡Por tanto, qué pensáis, no es realmente el Anticristo, el mono o simio de Cristo, como dice el divino Agustino!

Por tanto, la obra del pseudoprofeta es la veneración de la primera bestia. ¡El propósito de la obra del pseudoprofeta es la veneración de la primera bestia, del Anticristo, y por el Anticristo la veneración del dragón, del Diablo! Y el pseudoprofeta o falso profeta para conseguir este propósito y objetivo realiza prodigios y señales, como se refiere también el siguiente versículo que lo veremos, y naturalmente todas estas cosas por concesión y permiso de Dios.

Pero la explicación que os he leído, en algún análisis anterior, en relación con la primera bestia “de la cual su herida mortal se había curado”, es el pretexto y argumento básico para que sea venerado el Anticristo, ya que supuestamente el Anticristo resucitó de los muertos, o lo había resucitado alguno de sus oficiales. Esto es siempre resurrección del muerto según y por fantasía o magia, porque el Diablo no tiene el derecho ni puede hacer una resurrección real. Por tanto, todas estas cosas y realidades serán para abrir el camino a ser venerado el Anticristo, ser considerado que él es el Mesías, y de esta manera amados míos, abre el camino de la veneración de la otra bestia.

¿Pero cuál será esta relación de estas dos bestias a lo referente a la acción? Esto es un capítulo muy importante. Pero como se ha completado la hora, no quiero hablaros hoy sobre esto para no dejarlo medio. Es un párrafo muy importante del cómo estarán operando y energizando.  Os quedaréis admirados del cómo opera el Anticristo y del cómo opera el pseudoprofeta. El Anticristo llega hasta ciertos sectores y ciertas secciones. Así utilizan dos métodos distintos con el objetivo y propósito final de engañar a los hombres y conducirlos a la veneración del dragón y del Anticristo.

Todas estas cosas y realidades, amados míos, no son para una época que viene; son para cada época, y son para nuestra época también. El hombre inteligente, el que tiene “nus, espíritu de Cristo” (1Cor 2.16) esto lo puede razonar,  juzgar, ver y señalar y por supuesto que tenga cuidado.

Os deseo de todo mi corazón que Dios os guarde y os proteja de la veneración del Satanás. Amín.

 

Unidad 40 Apocalipsis 13, 13-15 Cumplimentación de las dos bestias. Los engaños del poder, autoridad e ideología

 

Homilía 55. Como os acordaréis, habíamos quedado al punto de las relaciones entre las dos bestias, de la primera que es el Anticristo y de la segunda que es el Pseudoprofeta. La primera bestia en el libro del Apocalipsis se simboliza con diez cuernos, la segunda con dos cuernos, que tienen la forma del carnero, es decir, que es un animal dócil. ¿Pero cuál es la relación entre estas dos bestias del Pseudoprofeta y del Anticristo?

Os había dicho que el Pseudoprofeta es el precursor del Anticristo, y esto como imitación del Precursor de Cristo, de san Juan el Bautista. El objetivo y propósito por el que viene el Pseudoprofeta es abrir el camino para ser venerado el Anticristo y a través de él el Diablo; es decir, hacerse la deificación del Anticristo y la deificación del Satanás. Estas realidades y cosas las decíamos la vez anterior. Pero existe también un punto más.

Como conoceréis, sólo el simbolismo indica que el Anticristo viene de una forma dinámica –tiene diez cuernos, que siempre son el símbolo de la potencia, la dinámica- con el propósito de subordinar y destruir a los fieles y a los cobardes. Pero este modo tampoco es absolutamente seguro, cien por cien efectivo y resultadito.  Por esta razón vendrá también de otra forma o manera, que es el del engaño, y que estará dando el ramo de olivo y de la paz. Y este rol o papel lo jugará el Pseudoprofeta, que viene de forma pacífica. Esto simbolizan los dos cuernos del carnero, es decir, que viene como oveja.

Estas dos formas del Satanás, la forma dinámica y la forma pacífica, (pero que son de forma de engaño, de simpleza y de ingenuidad), estas dos formas operan continuamente dentro de la Historia, en cada época y también en cada generación. Esto os lo digo cada vez, y lo seguiré diciendo continuamente, para que no creáis que todas estas cosas son para que sucedan y se hagan al futuro y que son distanciados de nosotros y no tienen ninguna relación con nosotros.

Os lo volveré a decir una vez más aquello que dice el evangelista Juan, que “habéis oído que viene el Anticristo; y ahora existen muchos anticristos” (1Jn 2,18). En consecuencia el Anticristo también viene –porque él también es persona, tal como decíamos la vez anterior- pero existen muchos pseudoprofetas o falsos profetas también en nuestra época. Por consiguiente el “misterio de la iniquidad se opera continuamente” (2Tes 2,7), en cada época y en cada generación.

¡En concreto, la primera, la forma dinámica del Anticristo, actúa como autoridad, con poder, en cambio la segunda forma actúa como ideología, como herejía!

Realmente, pragmáticamente; la generación apostólica por una parte, afrontó la persona de Nerón, del perseguidor de los Cristianos, y del Pseudoprofeta le afrontó en la herejía de los Nicolaítas (forma de gnósticos). El apóstol Pablo escribe en relación de la herejía de los Nicolaítas, -ya existían- pero sin nombrarlos, pero sobre todo los refiere el evangelista Juan en sus epístolas, y en concreto en el libro del Apocalipsis, donde allí en sus epístolas hacia los “ángeles”, los obispos de Éfeso, de Pergamo y de Tiátira, -que ya lo hemos analizado- el Cristo dice que odia a los Nicolaítas y sus obras, (Ap 2,6·15·20).

La época de san Atanasio el Grande también reconoció la forma dinámica del Anticristo, a la persona de Diocletiano como también del Pseudoprofeta a la persona de Arrio.

Más tarde el Anticristo operó a través de Mohamed como su persona dinámica. En concreto os recuerdo a san Cosme de Etolia que veía al Anticristo a la persona o rostro de Mohamed, pero no simplemente del Mohamed el fundador de la homónima (mismo nombre) religión, el Mohametanismo, sino, principalmente al Mohamed el conquistador también, que con sus éxitos de conquistas al mundo cristiano, intentó expandir al Islamismo, al Mohametanismo y anular al Cristianismo. Por tanto, estos son los anticristos que han venido y vienen continuamente y son los precursores del principal Anticristo.

Después son conocidos los éxitos de los Árabes a lo lardo de África del Norte hasta España; han traído el desarraigo de las Iglesias, definitivamente hasta la Segunda Parusía-Presencia de Cristo posiblemente. Aquellas famosas Iglesias del Norte de África, la de Caledonia y etcétera, hoy en día no existen, y como os dije, es casi imposible que vuelvan a existir estas Iglesias.

Como Pseudoprofeta también san Cosme de Etolia veía al papa, pero realmente así lo venos, lo juzgamos y lo razonamos también nosotros. ¿Pero quién Papa pensáis que es? ¡Es el Cristianismo occidental, el cual conduce al engaño y a la herejía, es decir, falsea al Cristianismo, con consecuencia de malograr la sotiría sanación, redención y salvación de los hombres!

En nuestros tiempos el Anticristo opera con los sistemas sociales anticristianos y antíteas, contrarias a Dios, o incluso también por estados que utilizan métodos de exterminación de la Iglesia, sobre todo científicamente. El Pseudoprofeta actúa con sus variopintas herejías, como son los Milenaristas Testigos de Jehová, el Ecumenismo o cualquier otro que se ofrece como herejía y falsificación del espíritu cristiano, “Sergio Sakos, “El Anticristo”, 1977, pag 168).

Pero todos estos datos y elementos, os rogaría mucho que los tengamos muy en cuenta y cuidado, porque uno ve claramente cómo operan y actúan estas fuerzas antíteas, impías dentro en la Historia y cómo sucumben los hombres. Pero vamos a avanzar un poco.

«También hace grandes señales [por la fuerza y energía del Diablo], de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres» (Ap 13,13).

A partir de este versículo hasta el final del capítulo 13º, se hace una explicación más completa de las cosas que ya se han explicado. En concreto desde el versículo 13 que ahora analizamos hasta la mitad el del versículo 15, se describen cuantas cosas falsas y engañosas operará el Pseudoprofeta por la persuasión y el convencimiento. A partir de la mitad del versículo 15 hasta el versículo 17 del mismo capítulo, se refieren cuantas cosas operará el Pseudoprofeta obligatoriamente. Es decir, hará grandes milagros, y sobre todo “señal o signo desde el cielo” que también pidieron los Fariseos (Mt 12,38 Mrc 8,11 Lc 11,16), obligándole por amenaza la misma vida de los hombres. Lo veremos a continuación.

¡El Pseudoprofeta bajará fuego desde el cielo! Realmente esto será un milagro muy grande. Los Fariseos como sabréis pidieron “señal del cielo”, para asegurarse que el Jesús, el Jesús histórico es el Mesías esperado. Grandes personalidades del Antiguo Testamento ya, para dar testimonio de su identidad, dieron e hicieron “señales o signos” del cielo o del hades.

Os he dicho que “las señales o signos”, los milagros, son en tres niveles: En el cielo, en la tierra y en el hades. En el cielo es por ejemplo, cuando Moisés bajó el maná del cielo por cuarenta años completos (Éx 8, 2-4). También cuando Elías bajó fuego del cielo, para abrasar el sacrificio encima del Monte Carmelo (3Re 18,38), pero también otra vez para abrasar aquellos cincuenta oficiales que vinieron a apresarlo (4Re 1, 10·12). Milagro profundo es la resurrección de un muerto, que también el profeta Eliseo y el profeta Elías hicieron este milagro profundo, es decir, resucitaron un muerto (4Re 14,21 3Re 17). Finalmente los milagros de la superficie de la tierra como se acostumbran a llamarse, son terapia, sanación de un enfermo. Estas señales o signos, estos milagros enormes, los grandes por supuesto que siempre los  trabaja y los hace Dios.

Los Fariseos pidieron del Pseudoprofeta no los milagros que hacía Cristo, si no que pidieron milagro del cielo. Me diréis que Cristo hacía terapias de enfermos, de los ciegos y en concreto ciegos de nacimiento encontraban su luz, también hizo milagros profundos, resucitó muertos, y otras cosas más, pero los Hebreos pidieron milagro del cielo. Pero los hombres tenían mala fe, y pidieron también milagro de altura. Entonces el Señor los dijo: “Esta generación pide milagro… No daré nada más que la señal de Jonás” (Mt 12,39  Lc 11,29), que se refiere también a las tres secciones, porque Cristo murió, fue enterrado, bajó al Hades, subió del Hades, resucitó y ascendió al cielo. Sin embargo los dispuestos a no creer no creyeron, y hasta hoy en día han permanecido en su incredulidad.

Pero, amados míos, el Pseudoprofeta está muy dispuesto a darlos “señal” del cielo, y esto será el que bajará fuego desde el cielo. Lo hará imitando a los antiguos Profetas, pero principalmente como competencia y rivalidad a los dos Profetas que habrá entonces, el profeta Elías y el profeta Enoc, que vendrán a predicar la vuelta en metania, y ellos también bajarán fuego desde el cielo. Y entonces el Pseudoprofeta, se antepondrá a la operación y energía de los dos Profetas, para demostrar al mundo que los dos Profetas no son de Dios y que el mismo puede hacer el mismo milagro.

Pero sucederá exactamente lo que había sucedido con Moisés delante de Faraón; estas cosas son tipos o modelos de las cosas que se van hacer al futuro. Y entonces, lo primero y admirable fue cuando Moisés, siempre por orden de Dios, lanzó al suelo el bastón pastoral que tenía y se hizo serpiente. Entonces Faraón, asustado por supuesto delante de este milagro, llamó a sus magos e hicieron lo mismo también ellos; lanzaron cada uno su bastón al suelo y se convirtieron en serpientes. A continuación Moisés tomó la cola de la serpiente y otra vez se convirtió en bastón. Pero aquellos magos no pudieron hacer también otra vez sus bastones en bastones que se habían convertido en serpientes. No obstante se endureció el corazón de Faraó (Éx 7, 9-13).

Los nombres de los principales de los magos nos los salvaguarda, según la tradición Hebrea, el apóstol Pablo y son Janés y Jambrés: “Y de la manera que Janes y Jambres, estos dos magos, resistieron a verdad que ofreció Moisés, así también resistirán a la verdad éstos pseudoprofetas y los anticristos de todos los siglos y de todas las épocas; (2Tim 3,8)

Pero el Señor nos avisa y nos dice: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mt 24, 24-25 Mrc 13, 22-23). He aquí os lo he pre-avisado, Observad la frasecita “He aquí: Ya os lo he dicho antes o pre-avisado”, es decir, os he avisado ya. ¡Ay de los fieles aquellos que no conocen las peticiones y los mandamientos de Cristo!

El profesor y académico Panagiotis Brasiotis que interpreta el libro del Apocalipsis, es el único de nuestra época que ha hecho interpretación y nos ha dejado notas sobre el libro del Apocalipsis, dice las siguientes cosas: “También a nivel general los mencionados milagros del Pseudoprofeta, (de la segunda 2ª bestia) se pueden comparar también con la época después de Cristo de los milagros de la ciencia, del arte, de la tecnología etcétera, los cuales resultaron a la deificación de ciertas personas, sea de la ciencia, sea en general de la cultura, sea del logos humano” (Brasiotis: “Apocalipsis de Juan” pag. 216). Quisiera permanecer en esto haciendo un pequeño análisis de las cosas que dice en este punto Brasiotis.

Realmente hoy en día también la ciencia y la tecnología, no menos el arte, se han deificado. Hoy en día cuando decimos arte, lo entendemos con la característica general de las manifestaciones culturales, es decir, que el arte se presenta por varias declaraciones y actos culturales. Todas estas cosas operan de una manera deslumbrante a los ojos de los hombres. Los hombres se sorprenden tanto, de modo que se crea un tipo de seguridad sobre estas cosas. Cuando por ejemplo ven que la ciencia o la tecnología consigue esto u lo otro, se crea un optimismo exagerado de que conseguirá más y más, de modo que ya no tengan necesidad de Dios.

Cuando los hombres ven, por ejemplo, los progresos de la medicina, dicen: “No tenemos necesidad de Dios; tenemos la ciencia de la medicina. ¿Qué quiere decir que acudiré a la Iglesia? ¡Tenemos la ciencia de la medicina!”, y en sus conciencias deifican la ciencia o deifican la tecnología de cualquier manera. Dicen: “No tenemos necesidad alguna de Dios; ¿qué quiere decir lloverá o no lloverá?; ¿para que qué vamos hacer procesiones a Dios para que llueva? Tendremos la manera de regular nosotros los tiempos climatológicos y nosotros lo regularemos todo de modo que sustituimos a Dios; ¡Ahora bien en qué medida lo hemos conseguido esto es otro párrafo! Esto es la deificación de la tecnología y de la ciencia.

Es decir, en otras palabras, se deifica la lógica humana. Tenemos el divino Logos y el logos humano; logos quiere decir también lógica. ¡Aquí rechazamos el divino Logos que es el Hijo de Dios, el Jesús Cristo, que se encarnó y se hizo hombre y proclamamos en dios al logos humano, es decir, la lógica humana, que supuestamente lo conseguirá todo, y ella será la omnipotente y el centro de todo! Por tanto, si hoy en día podemos hablar y decir que la ciencia hace milagros, ¡he aquí los milagros del Pseudoprofeta!

Y algo de una forma más tangible: ¡Decimos que demostraremos poco a poco que podemos construir y formar un hombre! ¡Por tanto, ya que podemos fabricar un ser humano, entonces qué sentido tiene ya el Dios Creador o el sentido de la psique-alma y otras cosas! ¡O incluso decimos e intentamos hacer experimentos para demostrar que el hombre desciende del mono!, a pesar de que no es una verdad científica, (esto no se ha demostrado, por eso permanece teoría y no es verdad científica). Y si desciende del mono o del gorila y ha llegado a su forma definitiva evolucionando a donde ha llegado, entonces no es un ser responsable, no es una existencia responsable frente a ninguno, por supuesto que delante de Dios también ni a sus semejantes seres humanos. Porque ya que es animal desarrollado, evolucionado, ¿cuál es su responsabilidad? ¿Un animal qué responsabilidad tiene? ¡Por tanto, así intentamos quitar el sentido de la responsabilidad, el sentido de la culpa y decimos que el hombre ha evolucionado solo y de animal se ha convertido en hombre!

¡Todas estas cosas y realidades ya son enseñanzas del Pseudoprofeta dentro en los siglos! Que lo entendamos bien esto. ¡Y si estas teorías, pseudo-teorías las incorporamos y las adoptamos, para librar nuestro sí mismo, nuestro yo de la responsabilidad delante de Dios y de los hombres, liberar nuestro pensamiento de lo que tenemos resurrección de los muertos, de que somos imagen-icona de Dios, de que seremos juzgados y que viviremos en la eternidad, debemos saber que creamos estas cosas falsas, estos cuentos, o los crean algunos pseudoprofetas, y nosotros las adoptamos porque son agradables, dulces cuentos! Todas estas cosas, amados míos, lo repito, son productos y cuentos del Pseudoprofeta.

Y continúa el libro del Apocalipsis: «Y engaña a los habitantes de la tierra con las señales y prodigios que se le ha dado y permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la bestia, la que tuvo la herida de espada, y vivió» (Ap 13,14).  Es decir, para que veneren al Anticristo, el que tenía la herida por la espada y vivió.

Os acordaréis, lo habíamos dicho antiguamente, que el mismo resucitó de una herida mortal –pseudo-resurrección- o ha hecho resucitar a alguien de sus oficiales y sus servidores, porque así quería crear la impresión de que él puede resucitar muertos. Esto lo estará proclamando el Pseudoprofeta, y así será venerado el Anticristo con icona-imagen.

Engaña a todos los hombres de la tierra, excepto naturalmente a los “escogidos” (Mt 24,24). Los escogidos son el laós-pueblo de Dios. Y os lo dije el Domingo pasado, lo vuelvo a decir una vez más, que el laós-pueblo escogido de Dios no coincide con los habitantes de un estado o país cristiano. Nosotros los helenos-griegos somos nueve millones de habitantes (ahora 11), por tomar nuestra realidad, por supuesto con el sentido y significado amplio, ciertamente somos laós-pueblo de Dios. Pero el laós-pueblo escogido de Dios, este que no venerará al Anticristo y estará preparado a sufrir todo tipo de martirio, no coincide con los nueve millones de Cristianos que están bautizados aquí en el espacio helénico. Es decir, en otras palabras, lo digo una vez más, ¡no coincide el laós-pueblo de Dios con el laós de un estado o país cristiano! Esto lo que debe hacernos pensar si realmente pertenecemos al laós-pueblo de Dios, y no jactarnos de que nosotros somos los escogidos y en concreto los bautizados Ortodoxos Cristianos, y que de esta manera seguro que seremos salvos.

Por tanto, los escogidos no serán arrastrados por todos estos engaños que creará el Pseudoprofeta.

San Andrés de Kesarea dice: ¡Atención, a quiénes engaña! Aquí quizás encontraremos algún dato y elemento, el cual si lo examinamos, veremos que hay una posibilidad muy seria de que seamos engañados. ¡Engaña “a los que tienen el corazón continuamente habitando en la tierra”, a los que tienen conducta, moral y actitud mundana, terrenal! Son los Cristianos, van a la Iglesia, se confiesan… toman la comunión o comulgan pero tiene conducta, moral y actitud mundana, terrenal, siempre piensan mundanamente…

Muchísimos de nuestros Cristianos, que viven algún tipo de vida mistiríaca, pero que tienen la conducta y moral mundana, estos serán los que serán engañados. ¡Si deberíamos investigar entre nuestros oyentes, a los de esta noche, los presentes y a mí mismo que os digo esto, amados míos, cuánto es el porcentaje de nuestra conducta y moral mundana, encontraríamos que lo tenemos en nuestro interior! ¿Esto os inquieta? ¡A mí personalmente me preocupa y me inquieta mucho, demasiado, y creo que debe preocupar e inquietar a todos nosotros!

¡Esto lo entendemos fácilmente, cuando uno ve que los Cristianos son arrastrados por cosas muy gordas, gordísimas, no finas! ¡Por ejemplo, los veis que van a oír una mujer que se llama Atanasía Kriketu… o van a un tal Jristos del pueblo Gázoro… para ser aconsejados o para conseguir sus terapias! ¡Ellos hacen milagros, pero son pseudoprofetas! También cuando en temporadas los periódicos publican distintas cosas o se proyectan por los medios de comunicación distintas teorías, veis que los hombres inmediatamente se arrastran. ¡Inmediatamente!

¡Me temo que si viniera la verdadera persona del Pseudoprofeta –porque todas estas cosas son precursoras del Pseudoprofeta- si viniera éste mismo Pseudoprofeta me temo que grandes masas de Cristianos serían arrastrados y engañados fácilmente! Tal y como lo dice el Señor: “He aquí, ya os he avisado antes” (Mt 24,25 Mar 13,23), ya os lo dije, yo aviso. ¡Lo vemos diariamente que hombres que escuchan estos logos aquí, en un cierto momento los veis que son engañados y arrastrados! Esto indica que nuestros Cristianos están sin apoyo, sin sostén, no tienen bases, soportes, no están fundamentados.

Aquí el Pseudoprofeta dice aún que hará que sea venerada la “bestia”, y dice «ὃ», en género neutro, que significa que “la o lo bestia, pero después dice «ὃς» en género masculino. Es decir, mientras habla el Evangelista Juan, siempre de forma encubierta, sobre la o el o lo “bestia” deja insinuar al Anticristo, que continuamente es cubierto por la denominación “bestia”.

Pero quizás diréis: ¿En profundidad qué son exactamente todas estas cosas?

Me parece que es la tercera vez, y si utilizo también el último tema del año pasado, es la cuarta vez que lo diré. ¡Es la veneración final y definitiva de las personas, amados míos! Es decir, que es la persona del Anticristo, pero mientras que lleguemos hasta allí serán también otras personas que serán veneradas. ¡El Anticristo será persona política y será venerado con mucha facilidad!

Con estos temas nuestros terminamos con lo qué escribe el libro del Apocalipsis sobre este punto. Veremos también otros puntos de la Santa Escritura, y cómo los interpretan los santos Padres de nuestra Iglesia Ortodoxa.

Nos indican muchas características importantes sobre la persona del Anticristo, excepcionalmente apocalípticas, es decir, que será Hebreo, que será de tal o cual forma, será sabio, será filántropo, será… será… cosas que aquí no las menciona el evangelista Juan en el libro del Apocalipsis, pero se refieren en otros puntos de la Santa Escritura. ¡Entonces con mucha facilidad, como hemos dicho, será venerado el Anticristo como persona política! ¡Tal como tenemos los políticos que nos gobiernan, así como una persona política que gobernará el mundo, así en este sentido será venerado y reverenciado!

Pero tipos o modelos del Anticristo son aquellos que gobiernan los destinos de los hombres de cualquier manera pidiendo y buscando ser venerados y aceptados por los hombres como autoridades, eminencias en grado que si ellos faltan que no puedan ser sustituidos; o sostienen que si tenemos a ellos para que nos gobiernen, no tendremos necesidad de Dios. Y lo dice claramente la Santa Escritura: “Maldito sea en hombre que tiene sus esperanzas en el hombre” (Jer 17,5 Sal 117(8), 9 Miq 7,5). Aquí la palabra “esperanzas”, es en el sentido absoluto, no relativo, como decimos “tengo mi esperanza en el médico, que me hará bien”. Esto si lo decimos con el sentido y significado relativo, no chocamos contra Dios, porque ponemos primero a Dios y después al médico. Para que no os perturbéis, os señalo y digo tal como dice la Sabiduría Sirac “hijo mío, cuando enfermas ora a Dios y vete al médico” (38,1 2·12), con este sentido y significado por supuesto relativo, podemos decir que “tengo mi esperanza al médico”. Pero cuando decimos que no creemos a Dios, sino nuestra esperanza absoluta es y está en el médico, esto es cierto que absolutizamos las cosas y así veneramos al médico, reverenciamos al médico, es decir, le deificamos. Así también deificaremos también a los políticos soberanos, cualquiera que sea. Puede ser que sean personas dignas y hombres importantes, pero si ya absolutizamos sus actos, sus operaciones, entonces caemos a la cesarolatría, como precursora situación de culto y veneración del Anticristo.

«Y se le permitió [al Pseudoprofeta] infundir aliento de vida a la imagen-icona de la bestia, para que la imagen-icona hablase e hiciese matar a todos los que no la adorasen» (Ap 13,15).

¡Por tanto, otra señal aquí del Pseudoprofeta es la vivificación de la icona-imagen del Anticristo, por hacerla hablar, para que sea venerado! ¿Raro, sorprendente, muy raro esto! ¡O sea que se fabrique la icona-imagen del Anticristo, pintarla y esta icona-imagen comienza a hablar!…  ¿Cómo estará hablando? Cómo…

San Andrés de Kesarea, pero también todos los intérpretes y los más nuevos, recorren a la Historia, ya que la presencia del Pseudoprofeta y del Anticristo están en todos los siglos e interpretan analógicamente, y nos dice san Andrés: Se dice en la historia que muchas veces dicen profecías hasta los ídolos… incluso por el Apolonio el Mago de Tiania se entiende, de que hablan los demonios a través de cuerpos muertos.

¡Señalamos que dentro en la Historia han existido grandes magos, tal como Simón el Mago, Apolonio de Tiania, famoso mago, excepcional! Una vez Apolonio de Tiania se encontró en Alejandría, y por un momento se quedó en una posición flotante y dijo: “En este momento es asesinado el imperador”. Después de un mes, cuando vino el barco de Italia, se dio la noticia que el Imperador el mismo día y la misma hora que dijo Apolonio el de Tiania, había sido asesinado el Imperador, (Cassius Dio, Historiae Romanae, 67.18.1.2, edic. Weidmann, Berlin 1895. Por favor leedlo).

Pero estas cosas no son curiosas, porque el Espiritismo es un ejemplo muy improvisado. ¿Os sorprendéis cómo una icona-imagen puede hablar? ¡No tenéis nada más que ir –no vayáis nunca! Que Dios os guarde, es una expresión, en una reunión espiritista, veréis cómo hablan los objetos, se mueven y expresan el pensamiento, diríamos, desde lo más principiante y elemental, la mesita del Espiritismo…

¡Yo desearía y ojalá que no hubieseis ido nunca, pero me temo que quizás de los amigos oyentes algunos se habrán encontrado en este tipo de reuniones, especialmente mujeres, que esto lo hacen como una diversión!… Esta es una mesita pequeña que ponen sus manos encima, y esta mesita después comienza a moverse, a levantarse y a tocar su pie o sus pies y da respuestas codificadas a las preguntas que se le han puesto, como por ejemplo, si lloverá mañana. Dicen a la mesa que si lloverá que toque dos veces sus pies, si no va a llover que toque una. Y según tocan los pies, ellos toman las informaciones que quieren de la mesita.

¿La mesita tiene conciencia? ¿Es decir, puede hablar y responder? ¿Tiene pensamiento? ¡Es posible esto! ¡Es el Diablo, amados míos, es el Diablo! ¡El Diablo es… quien habla y que da estas informaciones a través de la mesa! ¡Es el Diablo!…

¡Así que tenemos objetos que se mueven! ¡Tenemos objetos que hacen salir música, digamos, de dentro de una cesta! ¡O que después se tiren piedras! ¡O los objetos que toman otro peso distinto!  Es decir, un objeto de peso un kilo se hace con peso de cien kilos, y el objeto de peso con cien kilos se hace con peso de un kilo, y etcétera. No os parezca extraño esto, estas cosas se hacen continuamente. Leed los libros en relación a esto y lo veréis. No vayáis a una reunión espiritista donde suceden estas cosas, porque es un pecado muy grande, aunque fuera uno por curiosidad. ¡Que lo sepan bien, os aviso! ¡Os dije que “no tenéis más que ir y ver” como forma o modo de expresión!

Así que, cuando el Espiritismo se lance a la calle, es decir, cuando estará operando el Pseudoprofeta de forma espiritista, tal como operan los pseudoprofetas y hacen milagros, qué de curioso será si los hombres estarán engañados, diciendo: “¡He aquí, la verdad, esta icona-imagen habla! ¡He aquí la verdad! Es decir, ¡Éste el Anticristo es verdadero! ¡Por tanto le veneraremos!”

Como un paréntesis, aquí en concreto permitidme a deciros también que incluso en cosas espirituales, las nuestras, de nuestra Fe, cosas religiosas, si alguna vez os dicen algo, no mostréis fe no fe buena y fácil.  Amigos míos, no os digo que seáis hombres sin fe, que Dios me guarde, sino que no seamos fáciles de creer cualquier cosa que nos digan, que no veneremos con facilidad con la primera ocasión cuando nos presentan algo. ¡Oídlo y pensadlo bien esto por favor!

¡Ay algunos hombres que son charlatanes y embaucadores! No lo sé, pero cuando os presentan, por ejemplo, que una cruz sufrió algo una alteración…. ¡Me acuerdo una vez de una caso así, que uno –desgraciadamente era cura (no curado) de Atenas- colaboraba con un mago de este tipo, que hacía cruces de madera especial, que la madera era del monte Olimpo, no me acuerdo de qué árbol, porque esto le indicaba su arte de magia! ¡Hacía cruces, pues, y sostenía que estas cruces consiguen esto, aquello… y aquello! ¡Los hombres los mandaba a este mago el sacerdote! ¡Iban a confesarse, y el sacerdote los mandaba a este que era mago!… ¿Sabéis qué significa que uno vaya a confesarse en un sacerdote, y él te mande a un mago de este tipo? ¡Qué Dios nos guarde y proteja! ¿Os parece esto curioso? Pues, nada de curioso.

¿Qué creéis que son las “Iluminadas” de Atenas? ¿Qué creéis que son? ¿O no lo sabéis que la Atanasia Kriketu la visitaban sacerdotes e incluso obispos y la aceptaban? ¿Y qué era el caso de ella? Ella tenía este fenómeno en su piel que en la Medicina se llama dermografía. Es decir, cuando uno marca ligeramente la piel con un objeto de punta, la piel se irrita y presenta diferentes figuras y letras. ¡Y esto durante años esta mujer lo explotaba para engañar a los hombres! ¡Por tanto, qué es lo curioso y lo extraño! Hermanos míos, tened cuidado y atención: ¡seremos creyentes, pero no fáciles de creer! Cuando uno te trae una cruz o una icona-imagen u objeto y os dice, mira hace esto o aquello, pues, mucho cuidado. Existen muchos estafadores en este mundo, hay que tener mucho cuidado y desconfianza. Vuestros ojos siempre abiertos y atentos para que no seáis estafados y engañados, y en vez de Cristo  vais a venerar y reverenciar al Diablo.

Pero os dije que en principio se ejercitará este engaño y convencimiento, pero cuando los hombres no serán convencidos, entonces se utilizará la violencia, la presión, la obligación y la coerción, y entonces toda esta historia recordará la época dorada de Nabucodonosor. El tipo o modelo es la icona-imagen de Nabucodonosor con los tres Jóvenes.

Conoceréis supongo de la historia de Daniel, de que fueron llamados los pueblos, las razas, las naciones, las lenguas… -y todo fue llamado a Babilón- en una llanura a venerar la icona-imagen dorada de Nabucodonosor, y se dio el mensaje por los pregoneros que cuando empiece a sonar la música aquello y aquello entonces todos se postrarán a reverenciar y venerar. Tres cuerpos se quedaron en pie no veneraron, eran los tres Jóvenes. Les dijo Nabucodonosor: ¡Os habéis vosotros atrevido a no postrarse y no venerar. ¡Sí, realeza, respondieron los tres Jóvenes! Hemos sido enseñados solamente a Dios verdadero venerar, y no a hombres. Te servimos fielmente, pero no podemos venerarte; no podemos venerar la icona-imagen de oro que has fabricado. Y entonces Nabucodonosor lleno de ira y furor los tiró dentro en la fragua del fuego, pero como conocéis más abajo el milagro, no se quemaron, (Dan 3).

Así que aquí tenemos la obligatoriedad. ¡Entonces Nabucodonosor quería crear la unidad de los pueblos, los pueblos y las naciones de distintas razas para mantener su imperio! El método de Nabucodonosor la copiaron los Persas, después la copiaron los antiguos Helenos con Alejandro Magno, y después la copiaron los Romanos. Los antiguos Helenos, excepto del Antíoco el Epifanís, por supuesto que no pidieron ni buscaron la cesarolatría; los Romanos la pidieron y la buscaron exactamente para crear la unidad nacional del inmenso estado romano, con dimensión religiosa a la persona del emperador. ¡Esto lo hará el Anticristo para gobernar en toda nuestra tierra! La veneración del Anticristo será el punto de unión de los pueblos. No os parezca como un cuento, porque tenemos precedentes históricos.

El mismo Señor avisa y dice: “Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar, el que lee, entienda…”,  ¿Veis la clave cifrada, codificada? “El que lee, entienda”.  Esto que os dije la vez anterior; algunas cosas no podemos decirlas abiertamente.  “…el que lee, entienda…, entonces los que estén en Judea huyan y se marchen a los montes”, (Mt 24,15 Mrc 13,14)

¿Cuál es esta “la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel”?  ¿Qué escribe Daniel?

Daniel escribe en tres puntos, y os diré sólo uno. “sobre el altar, la abominación desoladora” (Dan 9,27). El Señor cuando interpretaba a Daniel, daba a entender que en el templo de Salomón se pondría la estatua del imperador. No olvidéis que en cuando el Señor hablaba, el imperador de Roma tenía bajo su mandato y posesión la tierra de Palestina. Así en el templo de Salomón, se pondría la estatua del emperador para ser reverenciada y venerada. Es decir, habría cesarolatría.

Amados míos, ¡unos pocos años antes de la destrucción de Jerusalén, otra vez por los Romanos, en el templo de Salomón, (los laicos no entraban al interior, por supuesto ni tampoco las mujeres, sino sólo los sacerdotes, y en el altar de los altares entraba sólo el sumo sacerdote, y él una vez al año) allí se puso la estatua del emperador y del Zeus! ¿Os impresiona esto? Esta es la abominación desoladora, es decir, que el templo ya quedó desierto, desolado y es una abominación esto que lo constituyó en desierto desolado. Y la abominación es la estatua del emperador o la estatua de Zeus, que fue puesta allí en el altar.

¡No olvidéis que encima de la tumba de Cristo se construyó el templo de la Afrodita, para que sea exterminada la memoria de la tumba de Cristo! ¡Se construyó el templo de la Afrodita, y allí se hacían cosas feas y suciedades, para que no quede recuerdo de la tumba de Cristo!… Estas cosas hacían los idólatras.

Pero el ojo de Daniel, y naturalmente también del Señor, que interpreta a Daniel el profeta, amados míos, traspasa los siglos y llega al Anticristo, que su tipo o modelo hubo el emperador, del cual su estatua fue puesta al templo de Salomón.

Y el apóstol Pablo escribe: “Así que –al Anticristo, el inicuo- el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2Tes 2,4).

Permitidme aquí ahora decir que de una forma así accidentalmente. San Cirilo de Jerusalén ha hecho sus Catequesis dentro en el templo de la Resurrección, que había construido la santa Elena en Jerusalén, alrededor del año 350 dC. Pregunta pues: ¿Cuál es este templo? ¿Este templo que estamos ahora? ¡No, que así no sea! ¡No, no y no, el Anticristo construirá el templo de Salomón y allí será venerado y reverenciado! (Catequesis 15).

El templo del Salomón aún no se ha construido; se construirá, está en los tinteros. ¡Es el sueño de los Hebreos! En concreto las piedras las tienen preparadas en Estados Unidos. Las piedras serán de los Estados Unidos, porque no debería, según la antigua construcción del templo, que se oyesen los martillos y el cincel al lugar donde se construiría el templo; por tanto, se debería cortar las piedras en un lugar lejano. Así construyó Salomón el templo que lleva su nombre (3Re 6,7). Pero estas cosas vamos a decirlas mejor más tarde en el futuro.

Amados míos, así dice san Cirilo de Jerusalén, pero el apóstol Pablo nos lo define. ¿Quizás el Anticristo vaya a sentar al templo de Dios, es decir, en templo Cristiano?

Intérpretes más nuevos expresan el temor -y alarmaos, yo cuando lo leí me asusté, me reboté- quizás ya… ¿quizás ya los precursores del Anticristo están sentados también en templos Ortodoxos y son honrados, mientras que en realidad en sus interiores son anticristos? Es decir, ¿posiblemente o quizás el Anticristo opera incluso también en templos Ortodoxos? El que tiene entendimiento que entienda… el que entienda… que entienda. Amados míos, existe también este temor.

Plinio el nuevo, que era gobernador de Bizinia, el conocido como sabio, tenemos sus obras en latín, actuó en Bizinia desde 111 hasta 113 dC. Este sabio mandó una carta famosa a Trajano que había lanzado una persecución terrible contra los Cristianos, y le escribe: “No hay nada malo, nada pecador, nada perverso que uno pueda encontrar en ellos (los cristianos). Los Cristianos no son hombres adúlteros ni fornicadores, ni asesinos, excepto que no quieren idolatrar, y no quieren venerar y reverenciar a los dioses”. (La carta salvaguarda Eusebio de Kesarea en su Historia Eclesiástica, 3º tomo). Esto significa que los hombres piadosos fieles y los escogidos solo un delito tendrán: ¡no venerarán al Anticristo!

Pero el Anticristo se volverá contra ellos de una manera y modo terrible; oídlo:

« Y hace [el Pseudoprofeta] que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente» (Ap 13, 16), y con esto es demostrado que ellos ya han venerado y reverenciado al Anticristo. Amín.

Yérontas Atanasio Mitilineos

Copyright: Monasterio Komnineon de “Dormición de la Zeotocos” y “san Demetrio” 40007 Stomion, Larisa. Fax y Teléfono 0030. 24950.91220

Traducción Χρῆστος Χρυσούλας (Jristos Jrisulas) 15/1/2020  www.logosortodoxo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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