La historia de la Iglesia testifica que la entonación de la autoconciencia era necesaria diacrónicamente.
Las herejías y los cismas hacían imperativo en definir los elementos y factores con los que uno distinguiría la Iglesia de las comunidades heréticas. Debido a que las herejías no siempre eran bien distinguidas y muchas veces tenían un contorno que parecía eclesiástico; de todos modos, la esencia de la herejía era siempre engaño, impase y desastre. El Apóstol Pablo para proteger los cristianos de las enseñanzas heréticas que conducían fuera del seno de la Iglesia, escribía categóricamente: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gal 1,9).
Además, para algunos de los grupos heréticos de la época apostólica el evangelista Juan dice que la enseñanza de ellos es de las “profundidades del Satanás” (Apoc 2,24) y que la enseñanza de ellos de que el Cristo no se hizo hombre real, es una conducta mental del anticristo: “2 En esto discerniréis si el espíritu es de Dios; El que confiesa que Jesús es el Cristo, es decir, Zeántropos-Dios y hombre, el Mesías hecho hombre, este es de Dios.
(En esta señal y criterio conoceréis y distinguiréis con certeza el espíritu de Dios: Todo hombre que manifiesta que tiene carisma del Espíritu y confiesa, no sólo con palabra sino también con obras, que Jesús Cristo se encarnó realmente y vivió como hombre, es decir, que vino en la tierra como Zeántropos-Dios y hombre redentor, este es realmente de Dios).
3 Y el que no confiesa que Jesús Cristo es Dios y hombre no es de Dios; esto es del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo.
(Y todo aquel que dice que tiene inspiración del Espíritu y no confiesa que Jesús Cristo vino del cielo y se ha hecho hombre, éste no es de Dios. Es decir, negar a Jesús Cristo como Dios y hombre es el espíritu del anticristo, de quien habéis oído que está por llegar. Y ya está en el mundo representado por herejías, pseudo maestros y falsos profetas que están preparando el terreno para su presencia)” (1ªJn 4,2-3).
Durante el siglo cuarto, después de muchas luchas contra variopintas herejías antiguas y contra la herejía de Arrío, la Iglesia en el II Sínodo Ecuménico definió el Símbolo de la Fe de que la Iglesia es «Una, Santa, Católica y Apostólica». Con cuatro palabras describió el carácter de ella y la diferenció de cualquier otro tipo de forma eclesial que se parecía a la Iglesia sin serlo.
Así pues, de acuerdo con la letra y el espíritu del Símbolo de la Fe, la Iglesia es:
A´ «Una».
La Iglesia es Una, porque por su naturaleza está caracterizada por la unidad de la Fe, unidad de Culto, unidad de Gobierno, unidad Ética o vida espiritual y principalmente unidad de Espíritu Santo. Esta unidad de la Iglesia es aquel regalo sobrenatural por el que ha orado el Gran Sacerdote hacia el Padre Celeste: “21 Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, también que sean uno en nosotros… Padre, quiero los que tú me has dado estén conmigo donde yo estoy, para que vean y disfruten de mi doxa (gloria y jaris increada) que me has dado antes de los siglos y me has amado antes de la creación del mundo” (Jn 17,21-24). A causa de esta unidad sobrenatural los miembros de la Iglesia, en cualquier Iglesia local que pertenezcan, están conectados y unidos con la misma Fe Ortodoxa, celebran la misma Divina Efjaristía y viven la misma vida del Espíritu. Cada Iglesia local expresa y refleja la Una Santa Católica y Apostólica Iglesia, (San Irineo de Lion, “Control y vuelco de la falsa gnosis”). Cuando, a causa de la herejía, algunas personas o iglesias locales se separan y se aíslan de la Iglesia, ella permanece Una. No sufre división, disgregación o escisión. Es siempre la Iglesia de los Apóstoles, el mismo cuerpo de Cristo, aunque se han recortado y escindido los sarmientos secos-muertos.
B´ «Santa».
La Iglesia es Santa, porque santa es su Cabeza, el Cristo, y porque ella es Su santo teantrópino (divinohumano) cuerpo que se inspira enteramente del Espíritu Santo. La Iglesia, según el Apóstol Pablo, es la gloriosa Novia, la que el Cristo amó: así como Cristo amó la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el logos en el lavamiento del agua, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Ef 5,25-27). Lo imperfecto o pecaminoso que se observa en el llamado hoy “espacio de la Iglesia”, no pertenece a la santa naturaleza de la Iglesia sino que es el pecado y la imperfección de nosotros sus miembros, quienes con la metania debemos estar santificándonos, divinizándonos y manteniéndonos miembros sanos del cuerpo santo de Cristo.
C. «Católica».
La Iglesia es Católica, porque contiene la plenitud de la Verdad, “la que ha sido una vez dada a los santos de la Fe” (Jud 3); porque es “…la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef 1,3); y contiene “ …todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1,16); porque tiene todos los carismas, dones del Espíritu Santo y ofrece a los creyentes la plenitud de la Vida divina, porque en ella está “el Cristo que es el todo, y en todos” (Col 3,11).
D´ «Apostólica».
La Iglesia es Apostólica, porque está edificada “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Ef 2,20). La enseñanza, la tradición, la vida y la conducta de los Santos Apóstoles es el mismo Evangelio, impregna la vida entera de la Iglesia y se entrega en ella hasta hoy a través de los Santos Padres sin añadir, ni quitar o manipular nada.
Durante la época primitiva cristiana los Gnósticos, los Dokitas, los Montanistas, los Maniqueos y otros heréticos no cumplían estas cuatro condiciones. Por eso no eran Iglesia. Durante el tiempo de los Sínodos Ecuménicos, las comunidades de los Arrianos, de los Nestorianos y de los Monofisitas, a pesar de tener estructura eclesiástica (obispos, misterios, culto), como perdieron la integridad o plenitud de la Fe apostólica, no eran Iglesia. Tal y como hoy las “iglesias” anticaledonias, la romanopapista o romanocatólica y las confesiones protestantes, a causa de razones dogmáticas cada una de ellas no es Iglesia.
Seguro que suena pesado y duro este logos, de que en un número tan grande de pueblos cristianos de hace 1000 o 1500 años suceda que no tengan comunión dogmática, institucional o de culto con la Iglesia Ortodoxa, dejaron de ser Iglesia y cuerpo de Cristo. Pero debemos aceptar que como “iglesias” cristianas no llevan el carácter que las constituiría en Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Los romanocatólicos, por ejemplo, se autodenominan “católicos” y creen que en su “iglesia” subsiste la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Sin embargo, graves desviaciones doctrinales y canónicas convierten la “iglesia” romanocatólica o papista esencialmente distinta de la Iglesia de los Apóstoles y los Padres. La primacía papal, lo infalible papal, el filioque, la creada Jaris, la concepción inmaculada, el humanocentrismo, el estado del Vaticano, etc…
Los Anticaledonios por otro lado quieren llamarse “Ortodoxos”. Pero la enseñanza cristológica de ellos no es Ortodoxa, porque la Iglesia la ha condenado como herética en cuatro Sínodos Ecuménicos (san Máximo el Confesor, san Juan el Damasceno, san Focio el Grande y otros).
Los Protestantes por otro lado han negado los dogmas fundamentales de la Iglesia, los principios éticos básicos y esencialmente la misma Iglesia. Por lo tanto no pueden todas juntas, ni cada una de las confesiones Protestantes aspirar al título de verdadera Iglesia. Por supuesto, tampoco como Consejo Internacional de Iglesias tienen derecho- ¡incluir también a los Ortodoxos!- «to be One Church», ser Iglesia Una»- ¡como si en los siglos no subsistiera la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, sino que ahora debe recomponerse!
Aunque todo esto que se ha dicho hasta ahora, por parte Ortodoxa se ve bien y teológicamente correcto, a pesar de esto circula también entre los Ortodoxos la cuestión problemática que se resume de la siguiente manera: Nuestro tiempo o época es diferente de la época que se hicieron los grandes cismas y rompieron la unida Cristiandad. Cuando se crearon los cismas, la necesidad de la diferenciación de los fieles de la naciente herejía era imperativa. Hoy en día, todo lo contrario, se intenta sanar los cismas, y el esfuerzo de todos los Cristianos ortodoxos para la terapia de estos es un deber sagrado. ¿Quizá nuestra confesión a la “Iglesia Una Santa Católica y Apostólica” debería funcionar no hacia la dirección de la exclusividad confesional sino hacia la unidad inter-cristiana?
En esta pregunta crucial, que presupone una percepción y concepto protestante sobre Iglesia y que es la esencia de la búsqueda del Ecumenismo contemporáneo, la respuesta está dada por san Basilio el Grande. Es un extracto de la epístola hacia el obispo Ortodoxo san Eusebio Samosata, entonces que se hacían los intentos y diálogos de volver a unirse los Omiusios con los Ortodoxos:
“A pesar de esto, no considero correcto alejarnos totalmente de los que no aceptan la fe, sino que considero correcto tener alguna atención para estos hombres, de acuerdo con las antiguas costumbres de la agapi y escribirles en común epístolas e invitarlos a la unión, ofreciéndoles consejos y advertencias con compasión, proponiéndoles como verdadera la fe de los Padres. Y si les convencemos, pues, que nos unamos con ellos en una comunión; si fracasamos, pues, que nos bastemos entre nosotros y expulsemos de nuestra conducta y moral este tambaleo y duda, asumiendo la sincera y evangélica forma de vida y conducta, con la que vivían los primeros seguidores del divino logos. Porque dice: Los que habían creído estaban unidos en un corazón y psique”. Si son convencidos por ti, esto será lo perfecto. Si no, habéis conocido quienes son adversarios y en adelante dejar de escribirnos epístolas (cartas) sobre la reconciliación (Epístola 128).
El didáscalos (maestro) ecuménico de la Iglesia nos entrega la forma ética y el método de diálogo de la Iglesia Una Santa Católica y Apostólica con los heterodoxos. Según con lo que escribe, el miramiento por la reanudación de los heterodoxos a la Iglesia es un deber de amor, pero no un fin en sí mismo. Si la unión no resulta amiga de Dios, porque no indica que está fundamentada a la Fe apostólica, es bastante para nosotros, los miembros de la Una Santa Católica y Apostólica Iglesia, permanecer unidos entre nosotros en la misma moral y ética Ortodoxa, tal y como la primera iglesia de Jerusalén, y expulsar de nuestro carácter las dudas y los titubeos de la ética tambaleándola de un lado a otro.
Ἱερομονάχου Λουκᾶ Γρηγοριάτου Ἅγιον Ὄρος, 19 Ὀκτωβρίου 2011
Hieromonje Luca del Monasterio san Gregorio, Santa Montaña 19-Oct-2011
El término: Καθολικός (kazolikós) católico
Καθολικός (kazolikós) católico– 1. El que se refiere al conjunto, a lo general o universal. Se trata de un tema o interés‖- total, entero o global. 2. Καθολικό (cazolikó) catolikó: (a) libro comercial, contable donde se reúnen todas las cuentas de una empresa, (b) Eclesiásticamente el templo principal, es decir, el lugar entre el pórtico y el altar donde permanecen los fieles de la Iglesia; monásticamente el templo principal del monasterio. 3. Καθολικά (kazoliká) en la latín universalia (a) Filosoficamente conceptos o categorías generales, en los cuales están sujetos todos los miembros de un genero o un orden, (b) Linguísticamente los atributos o cualidades generales que aparecen en la estructura de la mayoría de las lenguas humanas y en las cuales se sostiene que son entregas lingüísticas del hombre biológicamente definidas. (Léxico helénico por catedrático Mpampiniotis).
Καθολικός (kazolikós) palabra compuesta de “κάθε cada” y “ολικός total, todo entero”, o sea, “cada uno enteramente, íntegramente o totalmente”, esto teológicamente es de suma importancia.
Una Iglesia Santa Católica o Universal y Apostólica
(Por http://el.orthodoxwiki.org)
«Una Iglesia Santa Católica o Universal y Apostólica», esta frase constituye el noveno artículo del Símbolo de la Fe de la Iglesia Ortodoxa, el cual se refiere a las cuatro cualidades de la Iglesia: unidad, santidad, catolicidad o universalidad y apostolicidad.
Esta confesión de fe de los Ortodoxos que está incluida en el llamado Símbolo o Credo de Nicea-Constantinopla, el símbolo más importante de todos los símbolos en la Iglesia Ortodoxa, expresa la profunda convicción de esta misma Iglesia y que se entiende a sí misma como constituida por el mismo Θεάνθρωπο (zeánzropo) Dios y hombre, Cristo y santificada de Su sangre, ya que está edificada e en in-interrumpida continuidad de la Iglesia de los primeros ocho siglos.
Se hace claro, por lo anterior, que la Iglesia Ortodoxa sostiene que no es una Iglesia parcial que se encuentra al mismo nivel o igualdad con las muchas iglesias que existen ahora, sino que encarna en sí misma la una y única Iglesia de Cristo. Exactamente porque la Iglesia es el cuerpo de Cristo, y porque también la cabeza de ella es una, el Jesús Cristo y por supuesto con una cabeza puede ser sólo un cuerpo con relación orgánica. Por consiguiente, no es una Iglesia parcial y fragmentada, sino καθολική (kazolikí) católica o universal, global, íntegra y completa, y como enseñanza suya tiene la enseñanza de Cristo y de los Apóstoles, que la ha mantenido intacta a través de los siglos, ilustrándola de varias formas.
En esta eclesiología concisa, las cuatro propiedades o cualidades de la Iglesia no consisten en cuatro características estancadas, sino más bien en una unidad y totalidad, donde uno se enlaza y contiene al otro, donde lo uno no se entiende ni existe sin los otros, y esto porque todo emana de la Persona o Personalidad de Cristo, como jaris (gracia, energía increada) del Señor Jesús Cristo y como agapi (amor, energía increada) del Padre y como comunión del Espíritu Santo (2Cor 13,13).
La Iglesia Ortodoxa es Católica o Universal
El concepto de la καθολικότητας (kazolikótita) catolicidad o universalidad eclesial se puede interpretar de dos maneras: local-geográficamente y modalmente o trópicamente. En el concepto local o geográfico significa la Iglesia que tiende a incluir en su seno todo el mundo, todos los pueblos de la tierra, según lo dicho: “Id a predicar el Evangelio en todo el mundo o todos los pueblos de la tierra” (Mrc 16, 15).
En el significado modal o trópico significa la Iglesia que constituye un todo unificado e uniforme, sin restricciones locales, temporales o cuantitativas-numéricas, que incluye en su seno todos aquellos que pertenecían y pertenecerán al cuerpo místico de Cristo “vivos y difuntos”, de todos los siglos, los fieles de todo el mundo sean vivos o los que han vivido antes de la presencia de Cristo y han salido con la fe desde la tierra hacia la Iglesia celeste.
La Iglesia puede existir y ser también Católica o Universal en los marcos de una Iglesia local (Grecia, Rusia…), basta que en esta existan los elementos que la hacen iglesia Una, tal y como se ha dicho anteriormente. Esta cualidad de universalidad o catolicidad entendía la Iglesia ya desde los tiempos antiguos. Es evidente que el concepto de catolicidad o universalidad como también la misma Unidad, expresa la identidad y la Iglesia Ortodoxa, excluyendo todos aquellos elementos (herejía, cisma) que distorsionan y tergiversan su esencia indivisible. Por consecuencia, la iglesia católica o universal es sólo una, es aquella que ha permanecido fiel en la pureza dogmática, en la base bíblica y tradicional, en sotiriología (sanación y salvación) correcta, y ha mantenido auténtica, sin engaños, manipulaciones y errores la teología, la piedad y los misterios (sacramentos). Fuente: http://el.orthodoxwiki.org
«Católica», por hieromonje Luca, Monasterio san Gregorio Athos.
La Iglesia es Católica, porque contiene la plenitud de la Verdad, “la que ha sido una vez dada a los santos de la Fe” (Jud 3); porque es “…la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef 1,3); y contiene “ …todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1,16); porque tiene todos los carismas, dones del Espíritu Santo y ofrece a los creyentes la plenitud de la Vida divina, porque en ella está “el Cristo que es el todo, y en todos” (Col 3,11). (Por Luca de san Gregorio, Santa Montaña).
Es obvio, por todo lo anterior, que el papismo con su estado vaticano y el cesar papa, ha tomado la palabra helénica católica y se ha autodominado “iglesia católica o romanocatolicismo”, es una falsedad, el papismo es de todo menos la “Iglesia Una Santa Católica y Apostólica” que solamente es la Ortodoxa.
El sentido del término católico usado por Roma es, por una parte, una reducción a uno solo de los aspectos del término, el que tiene que ver con lo geográfico territorial, y señala algo parecido a lo que la icumeni en el sentido que le daba el imperio, todas las tierras conocidas; por otra parte, lo interpreta sin relación a las otras tres notas de la Iglesia: la Unidad, la Santidad y la Apostolicidad, haciendo que ese universalismo se añada a la unicidad, cuando en realidad es una sola cosa con ella, sin distinción esencial. De ahí que sean habituales muchas confusiones. Cuando la Iglesia Ortodoxa proclama el Símbolo de Nicea-Constantinopla, está diciendo algo distinto a lo que se refiere el título de Católica que se atribuye Roma.
Traducción: χΧ, jJ Χρῆστος Χρυσούλας Jristos Jrisulas, logosortodoxo
1 comentario
Gerardo Aguilera
18 agosto, 2018, a las 8:52 pm (UTC 0) Enlace a este comentario
Hola el estilo de entonar las canciones ha sido el mismo desde cuando?
Desde Bizancio se entonaban de la misma forma?
Varían dependiendo la localidad?