SUMARIOS DE LOS CONGRESOS INTERNACIONALES DE ATENAS Y LEMASOL DE CHIPRE
San Gregorio Palamás, es el principal representante experimentado y expresivo de los hisijastas del el siglo 14º, monje con intenso sentido espiritual y experiencias de la divina jaris (gracia energía increada) que se ve dentro de sus escritos, principalmente de sus homilías que tienen contenido divino-maternal, como ferviente adorador de la Zeotocos (madre de Dios). Como monje Aghiorita (de Athos) vivía la Zeotocos como protectora por excelencia en el camino de su perfeccionamiento en Cristo y la visión de la divina luz increada que era su finalidad como hisijasta.
La Zeotocos es por excelencia la persona más amada de Palamás. La virtud de la Zeotocos se ve que constituye el principio de prototipos o modelos para la vivencia, experiencia y cumplimiento de las virtudes. Esto san Gr. Palamás lo manifiesta en las homilías que ha escrito por razones pastorales y para la catequesis de los fieles, principalmente en una de las dos homilías que se refieren a la Entrada de la Zeotocos al templo.
San Gregorio proyectando a los creyentes como modelo la Zeotocos, como el prototipo por excelencia para la vivencia de las virtudes, en el camino de ellos hacia el perfeccionamiento en Dios, deja ver la magnitud de su devoción a la persona de la Zeotocos, tal y como él lo ha vivido en el tiempo de su estancia, por excelencia hisijasta, en la Santa Montaña Athos.
Toda su expresión sobre la persona de la Zeotocos testifica la experiencia personal de comunión-kinonía y participación con la persona de la Divina Madre, tal y como está salvada hasta hoy en toda la tradición Ayiorítica o Athonita; que es rica a lo concerniente a la persona de la Panayía (Toda Santa, más que santa o Santísima).
Palamás, en principio queda extático ante el modo de concepción de la Panayía, puesto que con ella «se hizo también el comienzo de nuestra sanación y salvación»1 (hom 42,2, t.10 p.584). El nacimiento admirable de la Zeotocos, de madre estéril, se hace principio de nuestra sanación y salvación. La Panayía se hace el prototipo o modelo de sanación y salvación inmediatamente desde el principio de este acontecimiento de su concepción; mientras que a continuación el encarnado Logos de Dios que provendrá de ella, se convertirá el principio de la jaris (gracia, energía increada) de Dios para el hombre, lo constituirá todo nuevo y proporcionará a todos no simplemente modelos para la sanación y salvación, sino el poder y la capacidad de rectificación, reforma y reconstitución del caído género humano a través de la jaris (gracia, energía increada).
Las prefiguraciones del antiguo testamento que se refieren a la persona de la Zeotocos son, según san Gr. Palamás, profundamente sotiriológicas (sanadoras y salvíficas) y cristológicas, pero a la vez son ejemplos y modelos al esfuerzo de vivir las virtudes.
La Panayía es la que encarna todo lo que anuncian los Profetas y lo traslada al período de la jaris, entregándolo a los fieles como modelo de virtudes encarnadas.
Comentando el modo de concepción de la Zeotocos persiste en que se ha concebido por el ayuno y la oración. Su propio nacimiento fue resultado de haber sido escuchada por Dios la oración de sus padres. Ella es la que contribuyó en que se deificara el género humano y el hombre convertirse en hijo de Dios, puesto que ha concebido a Dios como hombre.2 (hom 42, t10 p590).
La Zeotocos nace, «para diluir la tristeza, el sufrimiento y la vergüenza de sus padres, y también mediante ella prefigurar y realizar la disolución de la tristeza y el sufrimiento de la maldición de los progenitores del género humano»3 (hom42, 5 t10 p590-592).
Por lo tanto, su nacimiento constituye el regreso del caído género humano a su antigua bienaventuranza y felicidad, y la Zeotocos alcanza ser «Εκ πολυαρέτων η πανάρετος, de las múltiples virtudes, la de toda virtud»4 (hom 52,11 t.11 p.252). En ella están invitados los creyentes a ofrecer «como regalo de natividad a la Madre de Dios la ejecución, el cumplimiento y la entrega de las virtudes»5 (hom 42,6 t10 p594), o el ejercicio cuidadoso e incesable de las virtudes. San Gregorio dirigiéndose a todos los fieles expone como modelo la Panayía y por analogía la imitación del comportamiento de ella, como también de sus sensatos padres.
La Panayía constituye el modelo para imitación por aquellos que han escogido la virginidad o castidad como modo de vida, puesto que es por excelencia la siempre virgen. Por supuesto no solamente para ellos o ellas, sino también para los «que están en matrimonio, los mayores, los jóvenes, los ricos, los pobres, los gobernantes y los gobernados»6 (hom42,8 t10 p.596-598).
El Santo encuentra e indica a todos las analogías didácticas de los acontecimientos admirables de la persona de la Panayía, sus distintas virtudes, y sugiere la cuidadosa imitación de su ejemplo que es ofrecido a todos. La pureza de la Zeotocos está vinculada con la transformación y la santificación conseguida por ella, es decir, la capacidad de conseguir una categoría espiritual de nueva existencia, con los medios seguros para esto la autocontención, el autodominio y la oración.
Todas las cosas anteriores las considera como regalos perfectos, los cuales deben ser ofrecidos por parte de los fieles a la Virgen, la que fue fruto exactamente de este tipo de virtudes, puesto que se hizo digna de hacerse única portadora del Humanizado Dios y Madre de Él.
La posición básica de san Gr. Palamás es que la aparición o manifestación de Dios se hace posible también en aquellos que con ascesis persistente, oración y participación al culto divino, se confirman sobre la sanación y pureza de sus corazones como un tesoro valioso, tal y como por analogía esto ocurre también en la Zeotocos.
«Si nosotros, además de las demás virtudes, nos dedicamos también a las bendiciones permaneciendo al templo de Dios con prudencia y templanza, encontraremos atesorado en nuestro interior la pureza del corazón y al corazón sanado, purificado se manifestará y se contemplará el Dios»7 (hom42,9 t10 p600.) De esta manera la Panayía se hace el prototipo, modelo y cooperante (sinergizante) del esfuerzo del perfeccionamiento del hombre.
Siguiendo la enseñanza de los Padres de antes que él, Palamás conecta y junta finamente el honor que se debe dar a la persona de la Zeotocos con su obra por excelencia, que es la coparticipación de ella a la humanización del Dios Logos. La Zeotocos, tratándose de contribuir en la obra de la Economía de Dios, con su permanencia al templo fue preparada adecuadamente. Con esta preparación expone modelos análogos para cada uno que quiere formar a su interior a Cristo.
La Παρθένος (parzenos Virgen) “nacida para nosotros” se convirtió “la demostración concisa y breve”8 del que participa de la divina jaris (increada), de participar en experiencias sobrenaturales y en la perspectiva de la zéosis por naturaleza, como también a lo referente a la libertad expresada por la predisposición y deseo.
La preparación de la Zeotocos al templo antes de concebir a Cristo, era imprescindible para su perfecta catarsis, a fin de convertirse en recipiente de la Deidad. Esta preparación, según Palamás, debe constituir el modelo, ejemplo de catarsis (sanación, purificación) para cada creyente que desea la unión con el Cristo. En la Virgen se hizo posible la humanización de Dios Logos y en su persona fue realizada una preparación del género humano entero, que se manifestó por la santidad y pureza de ella, elementos que crearon el espacio adecuado, donde acampó el Espíritu Santo operando sobrenaturalmente sobre Ella la prodigiosa concepción.
De este modo, de la naturaleza humana de la Zeotocos purificada, sanada y de la energía (increada) y acto del Espíritu Santo, provino el humanizado Dios Logos, quien se constituyó el modelo, prototipo de sanación y salvación, pero también la misma sanación y salvación del género humano.
Palamás exalta las virtudes de la Zeotocos y las pone de relieve en los creyentes que eran oyentes de sus homilías sobre la Madre de Dios. Como hisijasta se ve que da un peso especial a la santa hisijía (paz y serenidad interior) de la Zeotocos. La consideraba necesaria para el único papel que trataría de hacer la Zeotocos para la sanación y salvación del género humano. Era necesario el ascenso espiritual de la Divina Madre y la unión por la jaris (gracia, energía increada) de su psique con la Deidad increada.
Equivalente es el camino que debe seguir aquel que desea esta unión y el ejemplo de la Zeotocos es ofrenda, puesto que se combina con las intercesiones sanadoras y salvadoras de Ella.
La hisijía, como la ha vivido la Zeotocos, fue resultado de su voluntad; “Ella con su libre opinión y voluntad comparece a Dios, como si fuera por sí misma contenida de divino eros (amor) reconociendo el valor de su entrada y residencia en el altar de los altares” (hom 52,12 t11 p.252).
Y este punto de vista es consecuencia de la antropología de los Padres, que el lanzamiento hacia Dios constituye desde el principio de la creación también un aliciente y motivo supremo de la creación lógica que se mueve por naturaleza. La dinamis (potencia y energía) natural agapítica-amorosa, se mueve sólo hacia el divino eros (amor); “viviendo y vista sólo de Dios, alimentada y vigilada sólo de Dios que trataba de acampar entre nosotros y ella viendo y ejercitándose sólo a Dios, estaba continuamente dedicada a Él” (Hom 53,47 t11 p322).
Por consiguiente, la vida de los hisijastas es paralela con esta de la Zeotocos, que es también la primera jefa y maestra del método hisijástico. Con esta vida suya adquirió su dinamis-potencia, fuerza y energía divina: “y convenció todos los que vivían entonces que aceptasen este acontecimiento, con la cooperación y decisión de Dios” (hom 53,29 t11 p296).
Palamás preguntándose: “Cómo esta reliquia virgen no se mantendría en el sancta-sanctórum haciendo vida invisible por todos los hombres? (Hom 53, t11 p286-288). Parece que encuentra la respuesta a la experiencia hisijasta para todos aquellos que desean crecimiento y progreso en las virtudes con la analogía relativa de las virtudes de la Panayía.
La Zeotocos es la perfecta encarnación del ideal ascético y monacal; “…la primera e única que desde niña renunció el mundo para favor del mundo, la que es siempre novia virgen” (hom 53,50 t11 p324.328). La obra de ella es «la deposición y desprendimiento de sus pensamientos y conceptos para algo mejor; esta es la verdadera praxis, embarque para la zeoría (contemplación divina) o mejor dicho la más adecuada para zeoría, la que por sí misma indica una psique verdaderamente sanada, pura y saludable” (hom 53,52 t11 p328)
En las obras de san Gregorio Palamás, la Zeotocos es «la demostración concisa y breve», puesto que fue de niña virgen deificada nacida hacia el hisijasmo, porque la santa hisijía une más que cualquier otra cosa los creyentes con Dios.
Palamás consideraba la vida de la hisijía como la manera más segura e inmediata de experiencia y sabor de lo divino. La Zeotocos vivió, con intensidad incomparable en sentido espiritual, esta forma de vida que conduce al perfeccionamiento y por eso constituye también canon y modelo o prototipo de virtud para cada fiel que anda al camino de su perfeccionamiento por la jaris (gracia, energía increada).
La Panayía fue el punto culminante de la unión entre increado y creado15, (hom53,37 t11 p308). En su persona de manera más prodigiosa y armónica se han unido lo increado y lo creado. Por eso también por sus intercesiones puede trabajar el perfeccionamiento del hombre. Amín.
(Panteleimon Kalafatis, Metropolita de Xanzi de Tracia)
a) Θεοτόκος Zeotocos la que alumbró (parió), dio a luz a Dios. El término Zeotocos atribuye con exactitud la forma que la Panayía (Todasanta) Virgen María co-energizó y cooperó al Misterio de la encarnación de Dios Logos. El Jesús Cristo, que nació de la Panayía Virgen, es el Hijo y Logos de Dios (o sea el verdadero Dios) que se hizo hombre para nuestra sanación y salvación y no un teóforo (portador de Dios) o deificado hombre.
San Juan el Damasceno dice: “Verdaderamente y justamente la llamamos Zeotocos a la Santa María, porque este nombre constituye todo el Misterio de la economía. Y San Gregorio el Teólogo: “Si alguien no confiesa Zeotocos, la Santa Virgen, está sin deidad”.
El término Zeotocos fue reconocido oficialmente en el 3ª Sínodo en Efeso. Según San Gregorio Palamás la Zeotocos María contiene “es la primera después de la Santa Trinidad” y es “la frontera, el límite entre lo creado e increado”. Este gran honor se debe a que se hizo digna ella sola en todos los siglos hacerse Madre de Dios.
Traducido por: xX.jJ