EL DOGMA DEL DISCERNIMIENTO ENTRE ESENCIA Y ENERGÍA EN LA IGLESIA ORTODOXA, SEGÚN SAN GREGORIO PALAMÁS
Por Basilio, Obispo Trimizunta, Profesor de Teología.
(a) Definición y contenido del dogma del discernimiento de esencia increada y energía increada.
La teología de san Gregorio Palamás sobre la esencia increada y la energía increada podemos entenderla introduciéndola al hecho empírico de la gnosis (conocimiento espiritual) de Dios por el hombre. En el pensamiento de san Gregorio Palamás domina la convicción de que durante este acontecimiento empírico se hace un encuentro de dos magnitudes desiguales. Lo increado de Dios y lo creado del hombre. Creado e increado son términos fundamentales de la teología de los Padres de la Iglesia Ortodoxa. Quizá, en este punto de aproximación se localiza la diferencia del tema que nosotros estamos examinando entre la teología Oriental y Occidental; puesto que la teología Occidental no ha dado la importancia debida al discernimiento entre creado e increado. Esta enseñanza de ninguna manera introduce una novedad en la teología ortodoxa, al contrario, esta constituye la continuación de la enseñanza y la teología patrística. Así san Gregorio Palamás tiene un lugar entre los Padres eclesiásticos como: san Dionisio el Areopagita, Juan el Damasceno, san Máximo el Confesor y los grandes Capadocios,. Es decir, entre los padres aquellos que se han ocupado excepcionalmente con la pregunta teológica del discernimiento entre la esencia y la energía (increada), como también sobre la gnosis (increada) de Dios. El hecho empírico de la gnosis de Dios, que es la tesis central de la espiritualidad de la Iglesia Ortodoxa, es también la condición más fundamental para el discernimiento entre la energía y la esencia (increadas) de Dios. Además, la determinación del término οὐσία (usía, esencia, sustancia) no constituye una problemática sólo a los padres de la Iglesia. Como conocemos esta palabra en la filosofía helénica ocupa un sitio principal y llega a su culminación en la filosofía de Platón y Aristóteles. Pero en los Padres, se introduce un elemento nuevo, que es la enseñanza bíblica sobre Dios, que juega un papel fundamental para la determinación del concepto esencia como también el de la energía.
En esta introducción no nos ocupará directamente la enseñanza dentro de los escritos del santo Padre. Nuestro fin es la presentación de la tesis oficial de la Iglesia Ortodoxa al problema que nos ocupa, tesis que aparece dentro de los Tomos sinódicos de los Sínodos de las disputas hisijastas y del 9º Sínodo Ecuménico dónde se confirmó la teología empírica de los Padres y de san Gregorio Palamás). Además, san Gregorio Palamás no es ajeno de la sintaxis de estos textos sinódicos. Tenemos tres tipos de tomos, del 1341, del 1347 y del 1351.
Los Tomos sinódicos primero y segundo no examinan sistemáticamente ni extensamente estos problemas. Se hace una retrospección a los acontecimientos que caracterizan las disputas hisijastas y se rechaza la teología de Barlaam y del Akíndinos. El que se ocupa sistemática y extensamente con el tema, que nació de las disputas hisijastas, es el tercer Tomo sinódico del 1351. Esta es la esencia del Sínodo que estableció el dogma del “discernimiento” entre esencia y energía (increadas de Dios). Por esta razón nuestra atención gira sobre este texto, porque nos da todos los elementos indispensables para hablar sobre el tema.
La confesión sinódica, sobre el discernimiento entre esencia y energía, está hecha así: “Y todos en una boca y movidos de un Espíritu, que junto con la unión o unidad también han confesado claramente el discernimiento de forma “θεοπρεπής” zoprepís (de manera divina o según el modo de Dios o como Dios manda), la diferencia entre la divina esencia y energía, y siguiendo a los teólogos, aceptaron como increada la divina energía y la divina esencia; y también la divina energía es llamada deidad por los teólogos…1 (Tomo 1º cap.16).
Los Padres del Sínodo, como comprobamos en este texto, exponen sus convicciones de que siguen a los “teólogos” para la determinación de la verdad sobre el discernimiento entre esencia y energía. Está claro que teólogos se llaman los anteriores Padres de la Iglesia, los referidos repetidas veces al Tomo, como son: san Dionisio el Areopagita, san Basilio el Magno, san Gregorio de Nicea, san Gregorio el Teólogo el Nanciano, san Máximo el Confesor, san Juan el Damasceno, san Simeón el Nuevo Teólogo etc.
El texto que analizaremos se distingue en tres unidades conceptuales: A) las uniones y los discernimientos de las divinas energías con la esencia de Dios. B) lo increado de las divinas energías, C) la relación del nombre θεότης zeótis deidad con la energía.
I. “Junto con lo unido o la unión, también claramente de forma “θεοπρεπής” (zeoprepís de manera divina o según el modo de Dios o como Dios manda) confesaron el discernimiento y la diferencia entre la divina esencia y energía”. La creencia y convicción de los padres sinódicos es que siguen el Sínodo 6º para el establecimiento de esta enseñanza como oficial de la Iglesia Ortodoxa. Por esta razón se ponen recortes de este Tomo sinódico y de sus sumarios2. 2 (Tal y como nos informamos por el Tomo Sinódico, los adversarios de san Gregorio Palamás, no deseaban la lectura de los sumarios del 6º Sínodo).
El 6º Sínodo determina que las dos naturalezas de Cristo son acompañadas de las energías naturales y las voluntades naturales. Se llaman también energías las voluntades “naturales”, porque están unidas con la esencia y no con la hipóstasis de Cristo, tal como sostenían los mono-energitas (los de una energía) y los mono-thelitas (los de una voluntad). Pero ya antes, desde san Máximo el Confesor, se había hecho y formulado la solución ortodoxa y enseñanza en este problema dentro en sus escritos3. Es evidente que san Máximo formula y cimienta de la manera más indudable y clara la enseñanza sobre “esencial” energía y nunca como personal o hipostática. Además, la demostración que la divina energía es “esencial” constituye también la base de la demostración de dos naturalezas, dos energías y dos voluntades en Cristo. La conclusión en cuestión es que realmente, tanto san Gregorio Palamás, como los Padres de los Sínodos del período de las disputas hisijastas, calificaron correctamente las divinas energías como esenciales, basándose en la teología patrística de antes que ellos.
En lo referente a la contemporánea discusión de ortodoxos teólogos4 sobre si las divinas energías son esenciales, personales o hipostáticas estimamos que la respuesta se da otra vez por san Máximo el Confesor. El discernimiento entre “logos (causa, razón) del ser” y la “manera o modo/tropos de existencia” en Dios constituye el marco para comprender la relación de las divinas energías esenciales con la persona-hipóstasis. La manifestación de las divinas energías se hace por la persona sin que las divinas energías dejen de ser esenciales. Además, no se debe de confundir la misión particular de cada uno de las personas divinas con la vida endogénica o interior y la kinonía-comunión de las divinas personas entre sí. San Máximo es categórico sobre esta cuestión. “5 (Hacia Marino 10, PG 91,136D-137ª). Aparte de la dimensión cristológica de la demostración de existencia de dos energías naturales en Cristo, la energía esencial demuestra también la singularidad, tanto de la esencia como de la energía de las divinas Personas. Para la compresión de la relación de la energía tanto con la esencia como con la persona o hipóstasis, san Máximo el Confesor recure a un ejemplo característico: “Y mientras que en la naturaleza de nuestra psique-alma existe siempre el logos (el hablar) que es innato en nuestra existencia, sin embargo no siempre habla, porque al tener la habilidad de hablar para formular nuestro logos es cuestión de decisión, ya que juzgamos para hacer esto. Por tanto, depende de nuestra naturaleza el hablar, pero el cómo hablar concierne a nuestra hipostasis como personas, igual que el querer generalmente por nuestra voluntad se distingue por nuestra voluntad y preferencia para algo concreto”6 (Hacia Marino 3, PG91, 48 A).
Por tanto, el término “unido” del Sínodo se debe de entender dentro de estos marcos interpretativos o hermenéuticos. La energía está “unida” con la esencia y es esencial energía. El Sínodo siente la necesidad de incluir la formulación del dogma del discernimiento de esencia y energía con el término “unido” por una parte para excluir el peligro de mala interpretación y comprensión fingiendo como si se dividiese la deidad y por otra parte, quizá, para contestar las ya lanzadas acusaciones de los antipalamitas. Pero también por una segunda razón, la energía es esencial y unida con la esencia. Y este punto sugiere la enseñanza patrística antes de san Gregorio Palamás. Es decir, la esencia se acompaña indispensablemente de su natural energía. El Sínodo pone el texto de san Máximo Confesor, según el cual, «… ninguno de los seres está hecho sin energía natural.» Porque los santos Padres dicen claramente que no es, ni se conoce sin esta energía esencial ninguna fisis-naturaleza7 (Pg 90 3, 893ª). En este punto san Máximo se refiere a Dionisio el Areopagita quien en su obra sobre “Nombres Divinos” escribe que “Porque lo que no tiene ninguna dinamis-potencia y energía no es, ni qué es; tampoco existe alguna tesis-lugar o posición sobre esto”8 (Pg 3, 893ª). La energía es “logos” y el “término” de la esencia como otra vez determina san Máximo en su conversación con Piros, como también en muchos puntos de sus textos9. (Conversación con Piros, PG 91, 345D, “Sobre dudas”.
Por lo tanto lo “unido” de la energía con la esencia manifiesta que la energía es “esencial” según la enseñanza patrística. De ninguna manera significa refutación de la surgida diferencia entre esencia y energía tampoco del discernimiento de ellas. Es decir, no supone que la esencia es la energizante u operante sino que tiene energía. “Tengo” significa que soy posesor, pero no significa identidad. Se confiesa pues, que paralelamente con la unión aceptamos “de manera divina discernimiento y diferencia de la divina esencia y energía”.
Los tres términos Θεοπρεπής zeoprepís (de forma o manera divina o según la manera de Dios, o tal como Dios manda), διάκρισις diákrisis, discernimiento, διαφορά diaforá diferencia, nos ocuparán un poco a continuación. *(Θεοπρεπής zeoprepís, quiere decir de forma divina o según la manera o modo/tropo de Dios; *este término cuesta traducirlo en castellano aquí lo utilizaré “de forma divina o como Dios manda”).
a) “Θεοπρεπής zeoprepís de forma divina/como Dios manda”: La teología habla sobre Dios “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda”. La utilización de todos los conceptos y las iconas/imágenes para la aproximación del Misterio Tríadico y el dogma se hace de manera “θεοπρεπής- de forma divina/como Dios manda”. Por ejemplo, los términos “Dios Padre”, “Hijo” “Espíritu Santo”, “Persona”, “esencia”, se utilizan por la teología de un modo “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” y se comprenden tal como Dios manda. El término “Padre”, tal como escribe san Basilio el Grande y san Gregorio de Nicea, expresa la relación de Dios Padre hacia el eterno, atemporal y perpetuo nacimiento del Hijo10. La misma analogía vale también para el discernimiento y la diferencia de la divina esencia y energía. No es posible que la esencia y la energía las tomemos como dos cosas, estados o situaciones independientes entre sí. Pero, tal como se recalca al Tomo sinódico, la esencia es lo causante y la energía lo causado11. Pero, todo esto se entiende “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” y no racional humanamente.
b) “διάκρισις diákrisis, discernimiento, distinción”: En la frase del Tomo sinódico, “junto con lo unido y la θεοπρεπής zeoprepís de forma divina/como Dios manda distinción o discernimiento, y diferencia de la divina esencia y energía, comprobamos la forma paradójica de lenguaje “unido-discernido”. Pero de acuerdo con la interpretación que hemos dado con anterioridad al término “unido”, es decir, que la energía es esencial y no hipostática y que cada esencia indispensablemente está acompañada ontológicamente de su energía, lo paradójico se retira. Por supuesto que la energía es esencial pero no se identifica con la esencia. La manera de discernimiento de esencia y energía se determina por el Tomo sinódico de la siguiente forma: «… el discernimiento y diferencia otra vez por los teólogos lo hemos conocido “θεοπρεπής zeoprepís de forma divina/como Dios manda” y como tal veneramos… Sobre las causas y causadas por la naturaleza, hemos sido instruidos por los santos… …sólo por el loyismós (pensamiento) “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” se disciernen las cosas unidas e indivisibles por naturaleza».12
Se confiesa el discernimiento y la diferencia de manera “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda”. Con obvio el apofatismo (sí lo que no es, reducción negativa) a priori se excluyen las malas interpretaciones de los términos discernimiento y diferencia. Se han puesto ya las condiciones de compresión de la enseñanza del discernimiento con el término «unido». Con este concepto se excluye la desintegración, fisión de la energía de la esencia como dos tamaños o magnitudes ajenos entre sí. Además, la determinación de la energía como esencial, excluye su alteración de la esencia como también la exclusión de comprender la energía como ajena de la esencia. Aún, una frase apofática quita cualquier mala interpretación del término “discernimiento” excluyendo cualquier distancia o espacio local, crónico y ontológico entre esencia y energía: «… ni en el siglo, ni en el tiempo o lugar en algún espacio alguna vez se divide la divina energía de la esencia, pero atemporal, perpetuamente y eternamente de ella proviene y está co-unida, cohesiva indisolublemente en ella»13
En la segunda parte nuestro texto determina catafáticamente (sí a lo que es) como se considera el discernimiento: «Que admiten las causas y causadas por naturaleza que hemos sido instruidos por los santos y sólo por el loyismós (pensamiento) “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” disciernen las cosas por naturaleza unidas e indivisibles». La relación de causa y causado se ha referido ya anteriormente. El mayor problema se crea de la expresión «sólo por el loyismós (pensamiento) disciernen “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” » ¿Es un discernimiento pragmático y objetivo o el método logístico (racional) y metodológico, como meta de comprender el modo de existencia de lo divino? ¿Si el discernimiento es real, entonces por qué el Sínodo dogmatiza que «sólo del loyismós… discierne»? ¿Qué da a entender sólo “del loyismós?” Ya en los grupos anti-palamitas y aún hasta nuestros días, la teología romanocatólica del papismo cree como no “pragmático, real” el discernimiento de esencia y energía sino como metodológica e intelectual.
En el Tomo sinódico, cuando el mismo san Gregorio Palamás tomó la palabra dio una confesión de fe: «Porque conozco una deidad y la misma trishipóstatos (en tres hipostasis), omnipotente y energizante u operante»14. Para Palamás la estructura de esta frase no es filológica que se pueda buscar de una forma más embellecedora y poética, aunque pongamos que esta no sea y dista de la realidad. La confesión de fe expresa “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda” la divina realidad. Las cosas son antes que las palabras y los nombres. Por consiguiente, cada palabra de la anterior confesión refleja la realidad a la que se refiere. «Porque una deidad conozco y la misma trishipóstatos en tres hipostasis, omnipotente y energizante u operante». En esta formulación confesional se sobreentiende y está contenida toda la fe de la Iglesia sobre un Dios Trinitario. Por eso san Gregorio Palamás determina continuamente su postura frente este problema desde el principio de su enfrentamiento con Barlaam, aún hasta el momento de la confección del Tomo sinódico. «Menos me importan las palabras a mí, sino la lucha por las cosas, ni me interesan por los nombres y las sílabas, sino las cosas proclamadas piadosamente»15.
Este posicionamiento de san Gregorio Palamás agrava más el problema, porque para Palamás el discernimiento es “pragmático” entre esencia y energía, en cambio para el Sínodo “sólo por el loyismós (pensamiento)”.
Para resolver esta aparente antítesis, entre san Gregorio Palamás y el Sínodo, debemos de examinar el significado que se da la expresión “sólo por el loyismós-pensamiento”. Inmediatamente después del tema por discusión, el Sínodo expone un pasaje de Atanasio el Grande de su 5º logos contra los Arrianos: «Por tanto también la energía es de la esencia según se cree por todos los teólogos y el uno es del otro y también son dos… es decir, la causa y lo causado»16. La problemática del Sínodo sobre qué es diferente sobre la de Palamás. El último ve el problema sobre si y cuánto el discernimiento es pragmático, real o intelectual y metodológico. El Sínodo se inquieta sobre cuál es la relación de las dos magnitudes. Esta relación la determina manifestando que la existencia de esas “dos” magnitudes o tamaños no son idénticas como no son idénticos la causa y lo causado. Fraseológicamente el Sínodo está influenciado de san Basilio el Grande, quien en su obra contra Evnomio escribe: “En estas cosas primero decimos la causa y segundo lo proveniente de ella. No las separamos en dimensiones entre sí, sino por el “loyismós-pensamiento” de lo causado se sobreentiende antes que la causa”18. De acuerdo con esta fraseología de san Basilio que el sínodo la hace suya, “por el loyismós-pensamiento” la esencia se entiende antes que la energía como causa de ella, a pesar del hecho que también la energía “coexiste con la perpetua divina esencia”18.
Los padres sinódicos de esta manera transfieren formas tríadicas, las cuales hasta ahora concernían la esencia y las tres personas en la enseñanza sobre esencia y energía. Esta transferencia la intentó y la consiguió antes que ellos san Máximo el Confesor, quien transfirió formas de teología a la economía. Tal como hemos comprobado la enseñanza de causa-causado se aplica por los Padres Capadocios en las relaciones del Padre con las otras dos personas, el Hijo y el Espíritu Santo. El Padre como fuente de la esencia y la deidad del Hijo y el Espíritu Santo son el principio y la causa de ellos y ellos por su parte causados. Esto no significa rebajar las dos Personas. Adicionalmente, también sobre la energía el Padre es el principio, la fuente y la causa. El orden que rige las relaciones eternas de las tres personas rige también sus relaciones con la energía que expresa la kinonía-comunión de lo divino con el mundo.
San Basilio el Magno refutando la enseñanza del Evnomios sobre el significado del “κατά επίνοια según epínia conceptuación inventiva, (según la facultad de invención, por inventiva, por conceptuación, por idea o por pensamiento,”) o “sólo por la επίνοια epínia”, determina que estos términos no significan una maquinación de la diania (mente, intelecto) humana, sino que corresponden a la existencia real de los seres.20 (San Basilio contra Evnomio “Logos subversivo” 1,6 PG 29, 251C). Por lo tanto el término “επίνοια epínia conceptuación inventiva” no significa descripción de estados inexistentes fantásticas e irreales exteriores, sino realidad que se sobreentiende por la diania (mente, intelecto) humana. La “επίνοια epínia- conceptuación inventiva” es un funcionamiento noético (mental, intelectual) que consiste en el examen exacto y detallado del significado, concepto, el cual provino de la inicial percepción de los sentidos de una cosa aparecida o manifestada, de manera que se pueda conseguir su gnosis polifacética y la gnosis de su análisis más detallado.21 Después de este discernimiento de los conceptos se ve claro que los Padres del Sínodo del año 1351 utilizan la formulación “sólo por el loyismós-pensamiento”. Pero no para decir que el discernimiento de la divina energía y de la esencia es simplemente una maquinación noética-intelectual, mental alejada de la realidad. Al contrario esta formulación es la más apropiada, por un lado es para formular el discernimiento real y por otro para salvaguardar la unión de la divina naturaleza, las divinas energías y la simplicidad de Dios.
c) ”La διαφορά diaforá diferencia”: Tal como lo “unido” y el “discernimiento”, así también la “diferencia” es “θεοπρεπής de forma divina/como Dios manda”. Comprobamos de todo lo que se ha dicho en el párrafo sobre el discernimiento que un concepto determina el otro. Con el término diferencia, además, se refuerza la tesis de que el discernimiento no es metodológico y subjetivo, sino “pragmático” real y objetivo. La diferencia discierne como otra cosa la energía de la esencia. Para el entendimiento de la diferencia los padres sinódicos utilizan la imagen “del fuego y su luz…”22. Esta imagen tomada de san Atanasio el Grande, quien nos dice: “Sea como ejemplo humano, el fuego y el brillo o resplandor producido de este; se ven y son dos, pero este es uno y el resplandor producido indivisible”23. Creemos pues, que es iluminante el pensamiento teológico de los padres del Sínodo sobre la unión, el discernimiento y la diferencia entre esencia y energía. Con la posición y la interpretación explicativa de san Atanasio se evita la mala interpretación del término “discernimiento o distinción”. No significa división porque el fuego y el resplandor producido o la brillantez son dos “ser” y “verse”, pero por otra parte es indivisible el resplandor del fuego. A pesar de que estos son indivisibles y constituyen uno no se quita la diferencia entre ellos.
II.“Consintieron y aceptaron como increada la energía divina como también la esencia”. Según san Juan el Damasceno “la creada energía manifiesta también fisis-naturaleza creada y la increada energía manifiesta y califica o presupone increada esencia”24. Tal como nos hemos referido anteriormente los palamitas y los antipalamitas por la misma razón, para guardar la simplicidad y la unión de la divina esencia, sostenían, los primeros que la divina energía es increada, en cambio para los segundos de que es creada. Esta enseñanza de los antipalamitas la podemos resumir así: La divina energía o divina jaris-gracia o divina luz son creadas. Pero como son creadas por lo tanto no pueden ser también esenciales. A causa de esto introducen a Dios dos tamaños o magnitudes desiguales lo creado y lo increado. Recordamos que Akíndinos intentó superar este punto difícil anulando totalmente los términos “creado” e “increado”. Este intento es rechazado por el Segundo Sínodo de las disputas palámicas, porque anula una diferencia fundamental entre Dios y el mundo.
Muy correctamente se sostiene por el Sínodo del año 1351 y del mismo Palamás en muchas ocasiones en sus escritos, que si aceptamos la presencia de lo creado en la increada esencia divina entonces se suprime su simplicidad. Pero por otra razón la divina energía no puede ser creada. Las dos partes contrarias aceptan que la esencia de Dios es desconocida, inconcebible, inaccesible y no partícipe. Pero la zéosis (glorificación, comunión y unión con Dios) del hombre es imposible si este participa de la jaris creada y Dios permanece totalmente desconocido, inaccesible y no partícipe.
Pero lo más fuerte de los argumentos de los palamitas, como el del Sínodo del 1351, es la consideración ontológica del asunto. La creada esencia tiene esencial energía creada y la increada esencia tiene esencial energía increada. En este punto el Tomo sinódico adicionalmente cita el 6º Sínodo Ecuménico, el cual para cada esencia de la persona de Cristo admite la correspondiente energía, para la naturaleza creada energía creada y para la increada de manera análoga energía increada, tal como antes comprobamos por san Juan el Damasceno.25
III La tercera unidad del texto determina la relación del nombre “θεότης zeótis deidad” con la energía divina. «Y deidad se llama también la misma energía por lo que hemos oído de los teólogos que de buen grado lo aceptaron.» San Gregorio Palamás llama las divinas energías “deidades”. Fue acusado por eso, que sobre la esencia de Dios introduce cantidad de deidades derrocando así la simplicidad de la divina esencia enseñando el politeísmo. Esta categoría no pertenece sólo a sus contemporáneos antipalamitas. También teólogos romanocatólicos de nuestra época repiten palabra por palabra esta difamación manifestando su total distorsión, perversión por parte de ellos sobre la enseñanza palámica sobre energías. Por consiguiente, entendemos la razón de la colocación concreta del Sínodo sobre este problema. Tal como comprobamos, emprende investigación sobre los aspectos patrísticos y la teología de ellos, resulta a la comprobación anterior y la formulación teológica del dogma del discernimiento de esencia y energía.
Es conocida la disputa de los Padres Capadocios y de Evnomio sobre el tema de los nombres. Para Evnomio los nombres son significativos de la esencia. De esta manera quería excluir del orden divino el Hijo y el Espíritu Santo. Porque el único nombre significativo de la divina esencia es, según Evnomio, lo “in-nacido o no nacido” referido al Padre. El Hijo y el Espíritu Santo – nacido y procedido correspondientemente- como no in-nacidos no son omoúsios-consubstánciales con el Padre. Los Padres Capadocios contestan que los nombres son significativos de las energías de Dios y no de la divina esencia. Lo “in-nacido”, particularmente, es nombre de relación con las otras personas. Además, el nombre mismo “Dios” no significa esencia sino energía.
Sobre este aspecto y opinión, como en el hecho que el hombre se diviniza/deifica uniéndose con las divinas energías se basó san Gregorio Palamás para llamar las energías “deidades” y sobre todo “sumisas o sometidas”. Aclara que a pesar de esto no introduce esencias o deidades hipostasiadas, sino que llama así las divinas energías, las cuales deifican, divinizan o hacen la zéosis del hombre y se hacen conocidas y comprensibles por él, al contrario con la divina esencia que permanece totalmente desconocida y no partícipe por el hombre. Para el Sínodo pues, es lícito que la divina energía se llame también deidad.
- b) La deidad de tres hipostasis trishipóstatos y la divina energía.
El capítulo tiene una importancia especial porque examina las relaciones de la divina energía con las divinas personas. Está claro que es imposible discutir todos los problemas afines, como la apocálipsis/revelación de Dios, la Cristología y la sotiriología (tratado de sanación y salvación) en relación con la divina energía. Nos limitaremos a nuestro tema en los marcos que lo que describe el Tomo sinódico del 1351.
Los capítulos 47 y 48 del Tomo sinódico nos determinan la unión dentro de la cual colocan también el problema de la relación de las tres personas con la divina energía. Es decir, se discute en el principio de la relación Hijo y Espíritu Santo con el Padre. Mientras se ha puesto una reducida representación de varias opiniones patrísticas sobre estas relaciones, resulta que el Tomo sinódico muchas veces los Padres llamaron al “Hijo y el Espíritu Santo dinamis (potencias, fuerzas) y energías; y así cada uno como hipóstasis perfecta tiene también la energía y la dinami. Y esto es nombre común, según san Dionisio, de la supra-perfecta y supra-completa deidad, como también el Padre se llama dinami poder/potencia. Esta posición sinódica presupone la enseñanza de la Iglesia y de los Padres, según la cual el Hijo y el Espíritu Santo, ontológicamente son hipostasis (personas) equivalentes, co-reverenciados y consubstanciales del Padre. La perfección hipostática de las dos personas como la del Padre, es condición sine que non y resultado que tienen también energía y dinami. De la misma forma también el Padre se puede declarar dinami y energía, pero la perfección de Su hipostasis presupone que tiene dinami y energía.
A pesar de esto para los padres sinódicos esto trae un problema especial. Lo que más preocupa a los Padres es la energía común de “la trishipóstata de treshipostasis deidad”. “Nuestra opinión integra no está sobre la energía y la dinami, sino sobre lo común de la trishipóstata deidad, la cual no es hipóstasis sino naturaleza, y sobrenaturalmente se pone delante de cada una de las divinas hipostasis, según la tradición de los teólogos. Porque teologizamos un Dios en tres hipostasis, según Atanasio el Grande, teniendo una esencia más la dinami y la energía, y todas las demás realidades sobre la esencia que se consideran teologantes y alabadas.”27
Subrayamos los siguientes puntos del texto. Primero: Confesión sobre la dinami y energía común de la trishipóstata de tres hipostasis deidad. La energía de las tres hipostasis es común, independientemente si la relación con el mundo se diferencia, es decir, el Padre es la fuente y el principio de la divina energía, el Hijo es el dimiurgo-creador y el Espíritu Santo el perfeccionador y mantenedor de las creaciones.28 Se debe de apuntar que en este texto se sobreentiende que la increada energía divina común de las tres Personas es esencial y no hipostática. Segundo: La deidad no es hipóstasis sino naturaleza la cual “sobrenaturalmente se pone a cada una de las divinas hipostasis”. Esta tesis no se opone con todo lo que se ha dicho anteriormente. Al contrario se subraya la opinión de los Padres Capadocios, que el nombre deidad puede significar esencia y también energía, sin que esto perjudique la equivalencia de las divinas personas de la Santa Trinidad. Tercero: sigue como tercer punto la confesión: “Un Dios en tres hipostasis teologizamos, teniendo una esencia, una dinami y una energía”. La unidad de Dios es condición de una esencia, una dinami y una energía. Las hipostasis o personas son poseedoras también de la esencia, de la dinami y de la energía, poseedoras de la deidad.28 (Comprobamos cuán equivocada está la tesis de Dorotea Wendenbourg, Geist oder Energíe, Munjen 1980, según la cual en la tradición teológica oriental empezó con los Capadocios la tendencia de reducir el rol de la persona y recalcar la esencia como concepto abstracto. San Gregorio Palamás, según ella constituye triunfalmente el techo de esta tendencia. La Wendebourg no consiguió discernir el fuerte rol de la persona “poseedora” de esencia, dinami y energía aún en la teología palámica que finalmente toma forma dogmática.) Naturalmente la unidad de energía- aún de la dinami- presupone integra la enseñanza sobre la relación de esta con la creación, la participación de la divina energía y su multiplicación de acuerdo con la multiplicidad de géneros de las creaciones.
c) Condiciones teológicas para el discernimiento entre esencia y energía.
Sustancialmente las disputas hisijastas empezaron con la discusión del problema de que si puede el hombre participar de lo divino y quién es el modo o método de participación y qué es de lo que exactamente participa, la jaris (gracia) creada o la increada. Se ha comprobado de la discusión anterior que el hombre conoce y participa de la increada energía divina. A pesar de esto sería importante fijarnos en este punto, cómo el Sínodo del 1351 determina la manera o modo de participación de la divina jaris. “Porque la jaris y donación dada de la Trinidad se da “de el Padre por el Hijo en Espíritu Santo” (término teológico)… Porque participando de la Trinidad tenemos la agapi del Padre, la jaris del Hijo y la kinonía-comunión del Espíritu Santo. Por lo tanto, de esto se demuestra una energía de la Trinidad”31. La clarificación de la manera de relación de cada una de las personas de la Trinidad se recalca también por san Basilio el Magno en su obra “sobre el Espíritu Santo”31. Para san Basilio el Padre es el principio, el Hijo es el creador y el Espíritu Santo el perfeccionador y mantenedor. Antes que él, san Atanasio, tal como comprobamos al texto anterior que expone el Sínodo, aclara distintamente la jaris-gracia increada personal de las personas de la Trinidad. De el Padre proviene la agapi, del Hijo la jaris y del Espíritu santo la kinonía-comunión. Comprobamos que san Basilio da la manera personal de la energía y la misión de cada persona divina, según la “economía”, de acuerdo con el orden teológico. Pero no se aparta de la tesis de san Atanasio, porque en el último de los casos el Padre constituye el principio de la creación movido por la agapi increada, el Hijo nos facilita la jaris-gracia increada, sea como creador, sea como redentor y finalmente tenemos kinonía-comunión con la jaris increada personal del Espíritu Santo para perfeccionarnos. Lo que tiene más importancia para nosotros aquí es que tal como san Atanasio y san Basilio así también para el Sínodo de Kostantinópolis el 1351 la energía increada de la Trinidad es una.
El mundo es el espacio de la apocálipsis de Dios. La relación de Dios y el mundo no es relación de necesidad sino libertad. A pesar de esto, la diferencia entre esencia increada de Dios y esencia creada del mundo crea una manera particular de sus relaciones recíprocas. Después del apofatismo de la divina esencia y la convicción que Dios no es desconocido absolutamente, ni se comunica, conecta, comparte y toma kinonía-comunión con el mundo mediante un medio o modo ajeno a Sí Mismo, no queda otra manera para el pensamiento patrístico oriental que discernir entre esencia y energía, y así garantizar lo conocido y lo desconocido de Dios, para mantener la diferencia esencial entre esencia increada de Dios y la naturaleza creada de los seres y salvar las relaciones de Dios y el mundo.
Epílogo
«Ya que la gnosis-conocimiento de Dios y su voluntad, a la medida que se puede caber en el hombre, en ellos está a la vista y conocida; porque Dios mismo se lo ha manifestado. Porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se dejan ver a la diania (inteligencia, mente, intelecto) y se hacen visibles y perceptibles a través de las cosas creadas, tanto su eterna omnipotencia como cada divina perfección; hasta el punto que no tienen excusa por su vida pecadora;» (Rom 1,19-20). Dios está libre del tiempo y de la creatividad de los seres. El mundo no constituye una condición de la energía de Dios, porque la divina energía increada es perpetua igual que la divina esencia increada. La creación no determina la calidad y el género o especie de la divina energía; la divina energía, como energía de la esencia se determina por ella sobre su cualidad/atributo y género. La consolidación dogmática de la enseñanza sobre el discernimiento entre esencia y energía (increadas) define la fe a la una deidad “ella misma trishipóstata de tres hipostasis, omnipotente, operante y energizante”32.
La acusación de los antipalamitas de que san Gregorio supuestamente a caído en un error filosófico, se invierte totalmente, porque en realidad con sus tesis y argumentos son ellos que se conducen al error filosófico y teológico introduciendo lo creado a la increada esencia de Dios, proclamando que el hombre participa de la jaris creada y no de la increada.
La decisión sinódica no se debe juzgar como triunfo de la teología palámica, sino como consolidación eclesiástica de un tema que por la disputa entre teólogos se hace dogma eclesiástico y enseñanza para terminar las disputas que perturbaron la vida de Iglesia por muchos decenios. A pesar del hecho que se ha demostrado totalmente lo contrario, no creemos que aquí quepa el concepto de “innovación” por la que fue acusado este dogma por los teólogos occidentales. Además, la Iglesia es el espacio de la xάρις jaris gracia energía increada y ella se ilumina para determinar cuál enseñanza es psicoterapéutica, redentora, sanadora y salvadora y se puede constituir en dogma, y qué enseñanza conduce a la perdición y, por consiguiente, se tiene que excluir.
Por Basilio Obispo Trimizunta, Profesor de Teología.
SUMARIOS DE LOS CONGRESOS INTERNACIONALES DE ATENAS Y LEMASOL DE CHIPRE.
Traducido por Χρῆστος Χρυσούλας (Jristos Jrisulas) www.logosortodoxo.com, heleno-griego nativo, instruido en la Santa Parádosi-Tradición y en la lengua (katharévusa) del Nuevo Testamento la que actualmente se habla en el pueblo fiel heleno-ortodoxo.