San Juan el Sinaita: la Escalera – Logos X sobre Καταλαλιά (katalaliá)
(maledicencia, crítica maligna hablada sobre el otro, difamación, chismorreo, murmuración).
1. Creo que ningún hombre sensato negará que del odio y el resentimiento nace la maledicencia. Por eso en orden la hemos puesto después de sus progenitores. Καταλαλιά Maledicencia significa nacimiento, generación de odio, una enfermedad sutil y grave; una sanguijuela escondida e invisible que no sentimos, pero que chupa el jugo de la agapi; es una simulación, hipocresía de agapi, la causa de un corazón corrompido, sucio y la ruina de la pureza.
2. Hay mujercitas que son escandalosas, desvergonzadas y malas; y otras que aparentando gran modestia y vergüenza cometen mayores pecados y males que las anteriores. Algo parecido sucede con los pazos (pasiones y vicios): unos son públicos y notorios (gula y lujuria) y otros más secretos y simulados, pero mucho peores son la hipocresía, la malicia, la tristeza mundana, el resentimiento y la murmuración interior del corazón. Crean una impresión exteriormente pero sus fines son otros. (Estos pazos, recubiertos con un color virtuoso, encubren veneno).
3. Oí una vez a ciertas personas que hablaban mal para otra y las reprendí. Para justificarse, estos obreros del mal me respondieron: Es por caridad, y por el bien de aquel de quien así hablamos. Entonces yo contesté: Cesad de practicar este tipo de agapi especial, de otro modo desmentiríais a aquél que dijo: «Persigo yo al que habla mal para su prójimo en secreto». Si sostienes que amas al otro, ora por él místicamente, secretamente y no hables mal de él. Ésta es la manera de la agapi que es agradable a Dios.
4. Además, no olvides también esto, y seguro que dejarás de juzgar al que ha errado: Recuerda que Judas estaba entre los apóstoles y el ladrón entre los homicidas, y, ¡es admirable como en un instante se produjo el cambio, uno tomó la posición del otro!
5. Si alguno desea vencer el espíritu de la καταλαλιά maledicencia, no debe culpar al que cometió la falta, sino el demonio que se la sugirió y le empujó. Porque nadie quiere pecar a Dios, a pesar de que todos pecamos por voluntad propia.
6. Conocí un hombre que había pecado a la vista de todos pero se había arrepentido y en secreto estaba en metania. Y aquél al que yo había culpado y condenado como inmoral, era casto, honesto a los ojos de Dios, porque su μετάνοιά (metania) fue propicia, él era plena metamorfosis, conversión.
7. No respetes a quien delante de ti culpa y habla mal de tu prójimo; más bien, antes dile: «Detente, hermano, yo cada día me equivoco en cosas peores, entonces, ¿cómo puedo juzgar y condenar al otro? Con esta sola medicina o fármaco te “psicoterapiarás” sanarás y sanarás al prójimo.
8. Uno es el camino, de hecho el más corto que hay para alcanzar el perdón de los pecados: no juzgar a nadie; puesto que el logos del Señor “no juzguen, y no seréis juzgados” (Lc 6,37), es verdadero. Tal y como el fuego y el agua no se reconcilian, así también es el que juzga con el que está y ama la metania.
9. Aunque veas a alguien pecar durante a la hora de su muerte, no le juzgues, pues la decisión de Dios es impenetrable y desconocida para los hombres. Algunos aparentemente han caído en pecados muy grandes, pero en secreto han hecho obras mayores. Así fueron engañados los amantes de ser jueces de los demás, y aquello que tenían en sus manos era humo y no luz.
10. ¡Escuchadme! ¡Oídme todos los malos jueces de los pecados de otros! Si es verdad -como lo es- que “según la vara con que medimos seremos medidos” (Mt 7,2), entonces estad seguros que, todos los pecados por los que hemos acusado al prójimo, sean psíquicos o corporales, se volverán contra nosotros. No es posible que sea de otra manera.
11. Los que son jueces severos y minuciosos del otro, son vencidos por este pazos. El motivo es que aún no han adquirido conocimiento y memoria de sus propios delitos y errores. Porque si alguno se quitara la envoltura o velo de la filaftía-egolatría y reconociera con exactitud todos sus pecados, no se ocupará más por otra cosa en su vida que sus propios pecados, viendo que el tiempo de su vida no le basta para sanarse de ellos, entonces vería que si todas las aguas del Jordán manasen de sus ojos no serían suficientes para enmendarse.
12. He examinado bien la virtud “estar en luto” y no encontré en ella rastro alguno de maledicencia o crítica condenatoria.
13. Los demonios empujan siempre a que pequemos; y si no pecamos, procuran a que juzguemos los pecados de los demás, de modo que con lo segundo los malignos nos hagan manchar lo primero. Sepas también que la cualidad de los hombres con resentimiento y envidia es también esto: acusan y pervierten con gratitud y facilidad las enseñanzas, las cosas y los logros del otro, así estos mezquinos están vencidos y heridos miserablemente por el espíritu del odio.
14. He visto algunos que cometen secretamente grandes pecados. Pero como aparentan y se apoyan en su propia supuesta pureza, reprenden con severidad y dureza a los que caen en algunos errores pequeños y los manifiestan a los demás.
15. El juicio no es más que usurpar el derecho de Dios; en cambio la crítica maligna es la ruina de la psique del que critica malamente.
16. Así como el orgullo (soberbia o prepotencia) sin haber otro pazos puede por sí solo destruir al hombre que lo posee, lo mismo ocurre si en nuestro interior existe la crítica maligna a otros. Es lo que le ocurrió al fariseo de la parábola del Evangelio.
17. El buen vendimiador coge las uvas maduras y no toca las inmaduras; igualmente un hombre benevolente y prudente, ve las virtudes en los otros siempre con diligencia. Por el contrario, el necio busca los defectos y las culpas de los demás; para este se ha dicho: «Se pusieron a escudriñar maldades, perdiéndose en esa búsqueda» (Sal 53,7).
18. No critiques, ni condenes, aunque veas pecar con tus propios ojos, pues aun tus ojos muchas veces te pueden engañar.
¡Décimo escalón! El que ha conquistado es obrero de la agapi o del luto divino.
Traducido por: χΧ jJ