Apotegmas del nuevo santo Porfirios Kafsokalivita del Monte Athos
- Cuando la psique (alma) está atormentada y turbada, su parte lógica queda desdibujada y mareada y no ve claramente. Solamente cuando la psique está serena, ilumina la parte lógica para que vea claramente la causa de cada cosa.
- La psique está en lo más profundo de nuestro ser y sólo el Dios la conoce.
- ¿Por qué perseguir las tinieblas, oscuridades? He aquí, encender la luz y las oscuridades se irán solas. Dejaremos que habite en toda nuestra psique el Cristo y los demonios se marcharán solos.
- Cuando venga en nuestro interior el Cristo, entonces vivimos solamente el bien y la agapi (amor, cariño) para todo el mundo. El mal, el pecado y el odio desaparecen solos, no pueden y no tienen sitio para quedar.
- Que no te intereses que te amen, sino tú ama a Cristo y a los hombres. Sólo así se llena la psique.
- En la psique que todo su espacio está ocupado de Cristo, no puede entrar y habitar el diablo, por mucho que lo intente, porque no cabe, no hay espacio vacío para él.
- Nuestro propósito no es condenar el mal, sino arreglarlo. Con la condena el hombre se puede perder, en cambio con la compresión y la ayuda, sanarse y salvarse.
- El mal empieza de los malos pensamientos. Cuando te enfadas, te disgustas y te amargas, aunque sea sólo con el pensamiento, estropeas tu ambiente espiritual. Impides que el Espíritu Santo actúe y envíe la energía increada y así permites al diablo que aumente el mal. Tú siempre tienes que orar, amar y perdonar, expulsando de tu interior cada malo loyismós (pensamiento, fantasía, idea, reflexión).
- El hombre de Cristo debe amar a Cristo, y cuando ha amado a Cristo se libera del diablo, del infierno y de la muerte.
- Orad sin desesperación, ni ansiedad, con serenidad y confianza a la providencia y la agapi (amor y energía increada) de Dios.
- No debéis luchar y combatir contra vuestros hijos, sino contra al Satanás que lucha y ataca vuestros hijos. Decidlos pocas palabras y hacer mucha oración por ellos.
- La oración hace milagros. No debe la madre basarse sólo en las caricias para su hijo, sino que se ejercite a la caricia espiritual de la oración.
- La redención y salvación de vuestro hijo pasa por vuestra santificación o divinización.
- La divinización o santificación no es una cosa inalcanzable, al contrario es muy fácil, basta que vosotros logréis la humildad y la agapi (amor desinteresado).
- Si quieres puedes divinizarte o santificarte también en la misma plaza Omonia (la plaza más céntrica de Atenas).
- Ruega a Dios que te perdone tus pecados. Y el Dios como le estarás rogando con humildad y dolor, te perdonará tus pecados y te curará también al cuerpo.
- Cuando estés orando, olvida tu enfermedad somática (física o corporal), aceptarla como una penitencia para la remisión de los pecados. Para más no te preocupes, déjalo a Dios y Él conoce Su trabajo.
- Nuestras enfermedades resultan para bien, cuando las aguantamos sin queja, rogando a Dios para que nos perdone los pecados y glorificando Su nombre.
- La gran tristeza, aflicción y sufrimiento no es de Dios, es una trampa del diablo.
- Llena tu psique con Cristo, con divino amor y con alegría. La alegría de Cristo te sanará.
- El Dios se cuida hasta del más mínimo detalle de nuestra vida. No es indiferente para nosotros y no estamos solos en el mundo.
- El Dios nos ama mucho, estamos en Su espíritu cada momento y nos protege. Esto debemos comprenderlo y concienciarlo muy bien y que no tengamos miedo de nada.
- Sólo la jaris (gracia, energía increada) de Dios y sólo nuestra agapi verdadera, que se sacrifica para los demás, puede sanar y salvar a nosotros y también a los otros.
- La agapi necesita sacrificios. Sacrificar humildemente algo de lo nuestro que en realidad es de Dios.
- La felicidad en el matrimonio existe, pero requiere una condición: haber adquirido los cónyuges la fortuna espiritual, amando a Cristo y aplicando y cumpliendo Sus logos, mandamientos. Así llegarán a amarse verdaderamente entre ellos y serán felices.
- El ascetismo o ejercicio espiritual ortodoxo no es sólo para los monasterios sino para todo el mundo.
- Muchos dicen que la vida cristiana es desagradable y difícil, yo digo que es agradable y fácil, pero requiere dos condiciones: humildad y agapi (amor, cariño) desinteresado
- Si viene la jaris de Dios, todos y todo cambia, ¡pero mira por dónde para que venga se necesita primero convertirnos en humildes!
- Puede ser que uno hable de sus pecados y sea orgulloso, soberbio, y otro que hable de sus virtudes y sea humilde.
- Que seamos humildes y hablar humildemente. La palabrería humilde es una trampa del diablo que trae desesperación y falta de acción, en cambio la verdadera humildad trae la esperanza y el trabajo de los logos, mandamientos de Cristo.
- No es posible que uno se convierta y haga cristiano con la pereza, hace falta trabajo, mucho trabajo.
- Lo más importante es que el hombre ame a Cristo y todos los problemas se arreglan.
- También ahora el Espíritu Santo quiere entrar en nuestros corazones, igual que entonces, pero respeta nuestra libertad, no quiere transgredirla. Espera que nosotros solos le abramos la puerta, entonces entrará en nuestra psique-alma y la metamorfoseará, transformará. Cuando venga y habite el Cristo en todo el espacio de nuestra psique, entonces se marchan todos los problemas, todos los engaños y todas las aflicciones, ansiedades y depresiones. Entonces se marcha también el pecado.
San Porfirio Kafsokalyvitis de Athos, nuevo Santo.
Traducido por: χΧ jJ