Evangelio de los 12 Apóstoles
Mateo 9,36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas (espiritualmente) y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la cosecha es mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la cosecha, que envíe obreros a su cosecha o siega.
Mateo 10,1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo y Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
4 Simón el Cananeo, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
5A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,
6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, predicad, diciendo: La realeza (energía increada) de los cielos se ha acercado.
8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; (Tened cuidado, nunca comerciéis con este carisma), gratis habéis recibido, dadlo gratis.
1. Las maduras espigas
Hoy es Domingo de Todos los Santos que coincide con la Sinaxis (reunión) de los Santos Apóstoles que festejamos cada año el día treinta de Junio. En honor de los santos Apóstoles se narra en la Divina Liturgia la lectura evangélica que antes hemos leído, y que describe la primera misión encargada por el Señor a Sus discípulos.
Cuando los mandó a esta primera misión, el pueblo judaico estaba en situación desesperante: “Como ovejas que no tienen pastor”. Despreciado y traicionado de sus líderes, los Intelectuales y los Fariseos, vivía dentro de la oscuridad de la ignorancia y el pecado, buscando luz de esperanza, mensaje de sanación y salvación.
Viendo esta situación el divino Redentor dijo a Sus discípulos: “la cosecha mucha, pero los obreros pocos”; las espigas que son maduras para segar son muchas, pero los obreros que las segarán son pocos. (Mt 9,37).
¿Cuánto actuales se escuchan hoy estos logos del Señor! Los hombres cansados, abatidos y frustrados a nuestro alrededor buscan el verdadero sentido y significado de la vida; esperan logos de consolación; tienen necesidad de guía espiritual y apoyo. ¿Quién se ocupará de esta obra?…
Se buscan pastores con sentido de responsabilidad, para conducir las ovejas con seguridad… Se buscan trabajadores con celo y ganas, para segar las espigas maduras… Roguemos pues, al Señor ardientemente para que promocione y envíe trabajadores a Su campo espiritual.
2 . Los fundadores de la Iglesia
El Señor llamó a Sus doce discípulos y los dio poder y fuerza para sanar todo tipo de enfermedad y expulsar los demonios inmundos y los mandó a predicar el mensaje alegre de la Realeza (increada) de Dios.
Era la primera vez que los discípulos emprendían una obra de este tipo. Es característico este punto, el evangelista Mateo pone sus nombres y les da a todos el título honorífico de “Apóstol”.
Para la mayoría de los Apóstoles conocemos poco de sus vidas. Sin embargo el Espíritu de Dios los honra con el título más gloriado entre los Santos. Es impresionante la visión que se describe de san Juan en el libro del Apocalipsis. Allí el sagrado Evangelista se refiere que ha visto la gloriosa ciudad de Dios, la Jerusalén de arriba con sus paredes cimentadas encima de doce cimientos. Y sobre los cimientos ha visto “los nombres de los doce Apóstoles del cordero” (Apo 21,14).
La Iglesia de Cristo es Apostólica. Se ha edificado sobre el cimiento de los Apóstoles, mientras que la piedra angular, el punto que aguanta y sostiene todo el edificio, es el mismo Jesús Cristo. (Ef 2,20). La Iglesia sigue iluminándose de la enseñanza de los Apóstoles, mantiene ininterrumpida la sucesión de ellos por los obispos y continua la obra apostólica de ellos “proclamando el Evangelio en todas las naciones” (Lc 24,47).
3. El auténtico voluntariado
Antes de iniciar sus misiones los santos Apóstoles recibieron del Señor instrucciones claras. Él entre otras cosas, les dijo: “Gratis habéis recibido y gratis daréis”. La jaris (energía increada y don) que os he dado para enseñar y hacer milagros, lo recibís gratis, por lo tanto vosotros también daréis gratis.
Y los Discípulos siguieron fielmente el mandamiento del Maestro divino. ¡Predicaban, hacían milagros, resucitaban muertos, expulsaban demonios y sanaban enfermos, pero nunca recibían dinero! El trabajo de ellos era tedioso, pero en ningún caso querían recompensa de los hombres por sus esfuerzos.
Los milagros que hacían eran impresionantes, pero nunca los aprovecharon para ganar algo para sí mismos. Este desinterés, abnegación y sacrificio de ellos impresionaba más que sus propios milagros.
Hoy el mundo habla de voluntariado y busca maneras para derrumbar los castillos del individualismo y enseñar el ofrecimiento voluntarioso. Sin embargo para la Iglesia esta forma de servir hacia el semejante no es algo nuevo. El que percibe que los carismas que tiene son regalos de Dios, siente la necesidad de compartirlos con sus hermanos. Este ofrecimiento agapítico hacia el prójimo es el camino que marcaron los santos Apóstoles y sus dignos sucesores. El camino de la agapi sacrificante que estamos llamados todos a seguir. Amín.
”SOTIR”
Fuente: ΑΚΤΙΝΕΣ
Traductor: xX.jJ