Filocalía tomo 4: Logos sobre la nipsis (sobriedad) y la vigilancia del corazón.
San Niceforo el Monje
Cuantos deseáis ardientemente a obtener la magnífica iluminación divina de nuestro Salvador Jesús Cristo; cuantos queréis recibir con sentimiento en vuestro corazón el fuego (increado) supra-celeste: cuantos queréis conseguir vuestra reconciliación con Dios, vivirla, experimentarla y sentirla; cuantos habéis rechazado todas las cosas del mundo para encontrar y adquirir el tesoro que está escondido en el agrós-campo de vuestros corazones (Mt 13,44); cuantos queréis que se enciendan las velas luminosas de vuestras psiques-almas desde ahora en este mundo y por ello habéis renunciado todas las cosas presentes provisionales; cuantos queréis conocer y adquirir por experiencia “la realeza increada de los cielos (o ser reinados por la divina energía increada) que está en vuestro interior” (Lc 17,21), vengan y os expondré la ciencia, o mejor dicho, el método de la vida eterna, o más bien, la celeste. Esta ciencia o método sin cansancio y sin sudor introduce a su obrero que la practica al puerto de la apázia (sin pazos, impasibilidad), y no corre ningún peligro, engaño o perturbación por parte de los demonios. Este tipo de miedo existe sólo cuando a causa de la desobediencia vivimos fuera y lejos de la vida que os propongo, igual que antiguamente Adán, que desafió totalmente el mandamiento de Dios, y se volvió amigo de la serpiente considerándola digna de fiar, y así comió saciándose del fruto del engaño (Gen 3,1 y ss) y se arrojó trágicamente a sí mismo y a todos sus descendientes en el abismo de la muerte, en la tiniebla u oscuridad, en la corrupción y la ruina.
Por lo tanto, retornemos, o mejor dicho, volvámonos en nosotros mismos, hermanos, rechazando una vez para siempre el consejo de la serpiente y de nuestro rodeo o traslación a las pequeñeces de las cosas terrenales y rastreras. Porque, no nos es posible conseguir de otra manera nuestra reconciliación y familiarización con Dios, si primero no nos volvemos en nosotros mismos, o mejor dicho, si no nos introducimos en nosotros mismos, a media de lo que depende de nosotros. Porque es absurdo, que mientras nos hemos apartado de los rodeos del mundo y de las preocupaciones vanas, que nos impidamos a nosotros mismos de la realeza increada de los cielos que está en nuestro interior (Lc 17,21).
Por eso también la santa vida monástica se ha llamado arte de los artes y ciencia de las ciencias, porque no nos procura cosas similares que las ciencias y las artes corruptibles, de modo que dirigiendo nuestro nus (espíritu de la psique) hacia ellas, le encubrimos con estas sacándole de las cosas superiores, pero también nos promete bienes inefables y extraordinarias, las cuales ojos no han visto y oídos no han escuchado y hombre no ha pensado ni llevado en su corazón (2Cor 2,9). Así que, no tenemos que luchar contra seres de carne y sangre, sino contra las dinamis (potencias y energías) demoníacas, con las potencias oscuras y tenebrosas de este siglo (Ef 6,12). Por tanto, si el siglo presente es oscuridad o tiniebla, marchémonos de este, apartando de él también nuestros conceptos; no hay nada común entre nosotros y el enemigo de Dios (Sant 4,4). Y aquel que se ha hecho enemigo de Dios, ¿quién puede ayudarlo?
Por eso imitemos a nuestros santos padres, y busquemos igual que ellos el tesoro que está en nuestros corazones; y una vez encontrado, retengámoslo y mantengámoslo con gran fuerza, trabajando a la vez y guardándolo o custodiándolo (Gen 2,15, ya que a esto nos hemos comprometido desde el principio. Y si se presenta alguno trayendo objeciones sobre estas cosas y dice: “¿Cómo puede uno introducirse en su corazón y trabajar o permanecer allí?, igual que Nicodemo que dijo una vez al Salvador: “¿Cómo puede uno entrar una segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer, siendo viejo?” (Jn 3,4), éste también escuchará: “El Espíritu por donde quiere sopla” (Jn 3,8). Por tanto, si así dudamos y desconfiamos sobre las obras de la práctica, ¿cómo vendrán en nosotros las obras de la zeoría contemplación espiritual? Porque la práctica es la que te eleva en la zeoría contemplación espiritual. Pero como sin las demostraciones de las Escrituras es imposible asegurarse aquel que duda así, incorporaremos en este logos, para beneficio de muchos, extractos de las vidas y logos de los Santos, de modo que se asegure por ellos y expulse toda duda. Comenzaremos el logos por los antiguos, de este gran padre nuestro Antonio, continuando con los siguientes, a medida que me sea posible, y expondremos una colección de extractos de sus logos y sus praxis-actos y hechos para demostración de las cosas que hemos dicho.
De la vida de nuestro santo padre Antonio.
Una vez dos hermanos iban a visitar al abad Antonio. Y por falta de agua uno murió en el camino, y el otro peligraba de morir. No pudiendo más caminar, se cayó al suelo esperando la muerte. Entonces Antonio, sentado sobre el monte, llamó rápidamente a dos monjes que casualmente estaban por allí y les dijo: “Tomen un cántaro de aguar y corran por el camino a Egipto. Porque habían dos que venían hacia mí y uno de ellos ha muerto y el otro está agonizando sino se dan prisa. Esto se me fue revelado-apocaliptado cuando estaba orando”. Fueron, pues, los Monjes y encontraron a uno muerto y lo sepultaron, mientras que al otro le reanimaron con el agua y le llevaron al Yérontas-Anciano sabio. La distancia era de un día de camino.
Ahora bien, si uno preguntase, ¿por qué Antonio no lo había dicho antes que el otro muriese? La pregunta estaría mal dirigida. Porque el juicio para la muerte no es de Antonio, sino de Dios, quien decidió para uno y apocaliptó-reveló para el otro. Lo admirable con el Antonio es que allí en el monte donde estaba sentado tenía y estaba en nipsis (sobriedad y vigilancia activa) en su corazón y el Señor le mostraba las cosas que sucedían lejos de allí. ¡Ves que, Antonio al tener nipsis en su corazón, se volvió capaz de tener una visión divina y ser previdente! Porque el Dios se apocalipta-revela en el nus (espíritu de la psique) mediante del corazón, como dice san Juan el Clímaco, al principio como fuego (increado) que hace la catarsis del amante de Dios, y después como luz increada hace al nus luminoso y de forma divina. Y ahora vamos avanzando a los siguientes santos Padres.
De la vida de san Teodosio el Cenoviarca
El divino Teodosio había sido tocado hasta tal punto por la dulce flecha de la agapi (amor divino incondicional e desinteresado) y estaba atado tanto por sus cadenas, de modo que lo “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu psique-alma y con toda tu diania (mente, intelecto)”, este mandamiento divino tan alto, se ocupaba en cumplirlo con obras, cosa que no se puede hacer de otra manera sino sólo por la concentración de las fuerzas naturales de la psique-alma y el anhelo del Creador y a ninguna otra cosa y realidad presente pasajera. Por tanto, cuando instruía a estas energías y operaciones espirituales de la psique-alma, era digno por muchos de respetuosa admiración, pero también cuando reprochaba a sus subordinados, era deseado por ellos y dulce en todo. ¿Quién era tan capaz de enseñar a sus subordinados a recoger sus sentidos y percepciones y girarlos hacia su interior, de modo que ellos, a pesar de los ruidos del cenobio, vivan con más serenidad y paz que los eremitas? Y él a la vez era siempre el mismo, tanto cuando se encontraba con la multitud como cuando se encontraba aislado.
He aquí pues, también el gran Teodosio por recoger y girar en su interior sus sentidos, fue herido por la agapi (amor increado) de Dios.
De la vida de san Arsenio
San Arsenio guardaba también esta admirable costumbre: se cuidaba de no poner por escrito cuestiones hagiográficas e ideas suyas para discusión, ni mantener correspondencia. No porque no tenía la capacidad de hacerlo, sin duda que la tenía. Para él la homilía útil era tan fácil, como para los otros la homilía acostumbrada. La razón se debía a su hábito del silencio y la repugnancia que sentía para la ostentación era la causa de su táctica. Por eso, pues, también en las iglesias y en las asambleas procuraba muchísimo no ver a los otros ni los otros lo vean; sino que se detenía detrás de alguna columna o cualquier otra cosa que impedía que lo viesen y se escondía a sí mismo, de modo que quedase como invisible y evitase la compañía de los otros. Y esto porque quería vigilarse a sí mismo y concentrar su nus (espíritu de la psique) en su interior, y así elevarse fácilmente a Dios.
He aquí pues, este hombre divino, el ángel de la tierra, concentra su nus en su interior para desde allí elevarse más fácilmente a Dios.
De la vida de san Pablo de Latro
El divino Pablo vivía siempre sobre los montes y en los desiertos, teniendo como vecinos y comensales las fieras y los animales salvajes. Pero de vez en cuando bajaba también a la Laura para visitar e inspeccionar a los hermanos. Los aconsejaba y los enseñaba a no perder el coraje, el ánimo y a no desdeñar las obras fatigosas de la virtud, sino que sigan la vida según el Evangelio con toda atención y discernimiento y a combatir contra los espíritus malignos y astutos con gran valor. También les enseñaba el método por el que podrían eliminar recuerdos antiguos pasionales, viciosos y malos y cómo evitar la nueva siembra de los pazos.
¡Oh, cómo este divino Padre enseña a los ignorantes discípulos suyos el método para poder resistir a los asaltos de los pazos! Este método no es otro que la vigilancia y guardia del nus (espíritu de la psique), porque ella consigue esta hazaña y no otra. Pero vamos a avanzar más abajo.
De la vida de san Savas
El divino Sabas cuando veía a uno que ha renunciado las cosas y la vida del mundo, y ya había aprendido con exactitud la regla de la vida de los Monjes y que podía vigilar y guardar su nus (espíritu de la psique) y a combatir contra los astutos malos loyismí (pensamientos), y por otro lado, había eliminado totalmente el recuerdo de las cosas mundanas, entonces le asignaba una kelia (celda), si su cuerpo era débil y enfermizo. Pero si era saludable y vigoroso, le daba permiso de construir el mismo su kelia (celda).
Ve también cómo el divino Savas requería de sus discípulos la vigilancia y guardia del nus y después les daba permiso a quedarse solos en la kelia-celda. ¿Qué haremos nosotros que nos sentamos perezosos en las celdas y no conocemos ni siquiera que existe la vigilancia y guardia del nus?
De la vida del abad Agathon
Un hermano preguntó al Abad Agathon: “Dime Padre, ¿qué es más importante, la fatiga corporal o la vigilancia, guardia del interior del hombre?” Y él le respondió: “El hombre parece a un árbol. Por tanto, la fatiga y esfuerzo corporal son las hojas, en cambio la vigilancia del interior el fruto. Por lo tanto, puesto que -según la Escritura- todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego (Mt 3,10), es claro que todo nuestro cuidado debe aspirar a los frutos, es decir, a la vigilancia del nus (espíritu de la psique). Pero también son necesarios el encubrimiento, la protección y el ornamento de las hojas, los cuales son las fatigas y los esfuerzos corporales”.
Es maravilloso cómo el Santo se ha expresado contra todos los que no ponen cuidado y atención a la vigilancia del nus, sino que se jactan sólo por la práctica, diciéndoles que todo árbol que no hace fruto, o sea la vigilancia del nus, y sólo tiene hojas, o sea, las praxis, es cortado y arrojado al fuego. ¡Tremenda Padre tu respuesta!
De la epístola o carta del abad Marcos hacia al Nikolaos
(Filocalía tomo 1, pag.174-176)
Si, por tanto, hijo mío, quieres adquirir interiormente tu propia lámpara de luz y gnosis espiritual para poder caminar sin impedimentos y dificultades en la profundísima oscuridad de este siglo y si quieres que tus pazos sean conducidos por el Señor, con el propósito de querer ardientemente (Sal 111,1) el camino del Evangelio según el dicho profético, o sea, si quieres con fe ardiente hacerte partícipe de los mandamientos-logos perfectos del Señor con anhelo y oración, yo te muestro un admirable método y un camino espiritual que no precisa de fatiga o lucha corporal, sino que exige fatiga y esfuerzo espiritual del nus (espíritu del corazón), y de la diania (mente, intelecto) cuidadosa, que es ayudada por el temor y la agapi (amor incondicional) de Dios. Con este método podrás fácilmente poner en fuga la falange de los enemigos. Por tanto, si quieres vencer y triunfar sobre los pazos, una vez que te hayas concentrado en ti mismo con la oración y la ayuda de Dios y sumergiéndote a las profundidades de tu corazón, busca y localiza a estos tres gigantes potentes, es decir, el olvido, la racimía (negligencia o pereza espiritual) y la ignorancia, que son los sostenes de los enemigos espirituales, a través de ellos los restantes pazos de la maldad retornan, se infiltran y se fortalecen en las psiques-almas voluptuosas que aman el placer o el hedonismo. Y cuando encuentres aquellas cosas y realidades que muchos ignoran después de gran atención y cuidado del nus (espíritu de la psique) y con la ayuda divina, podrás con mucha atención y oración a salvarte de estos tres enemigos gigantes. Porque cuando con la jaris (gracia, energía increada) operativa se pretende a instalar al corazón y salvaguardar con cuidado la coexistencia armónica de la verdadera gnosis, del recuerdo de Dios y de la buena disposición, entonces desaparece del corazón toda sombra del olvido, de la ignorancia y de la racimía (negligencia o pereza espiritual).
¿Ves como están de acuerdo los logos (principios) espirituales? ¿Ves cómo dan información precisa sobre la oración? Y ahora seguid también a los otros Padres, qué nos van a decir.
De san Juan el Clímaco
Hesicasta o hisijasta es aquel que lucha para delimitar el nus (espíritu de la psique) en casa corporal, es decir, en el corazón (psicosomático), cosa paradójica y admirable. Hisijasta es aquel que dijo: “Yo duermo, pero mi corazón vela” (Ct 5,2). Cierra la puerta de tu kelia-celda para el cuerpo, la puerta de la lengua para las palabras y la puerta de tu interior para los espíritus malignos y astutos. Que te sientes a lo alto y observes –por supuesto si sabes hacerlo esto- y entonces estarás viendo cómo y cuándo, de dónde, cuántos y quiénes ladrones vienen a entrar y a robar las uvas. Y si el vigilante se cansa en observar, se levanta y ora, y una vez de nuevo sentado, continua con valor el mismo trabajo. Una cosa es la vigilancia de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) y otra cosa es la vigilancia y guardia del nus (espíritu de la psique). Cuanto dista occidente de oriente (Sal 102,12), tanto lo segundo es más agotador que lo primero. Igual que los ladrones cuando ven las armas del rey no se acercan a ellas, así también aquel que ha unido su corazón con la oración no le roban fácilmente los ladrones espirituales.
¿Conoces ahora los logos que apocaliptan-revelan el admirable trabajo espiritual de este gran Padre? Pero nosotros, como quienes caminan en la tiniebla y haciéndose voluntariamente los sordos, pasamos y dejamos de lado estas cosas, pisoteando como en una batalla nocturna, los logos del Espíritu útiles para la psicoterapia de nuestra psique-alma. Pero, observa también a continuación los logos que nos dicen los Padres y nos conducen a la nipsis.
Del abad Isaías
(Filocalía, tomo I, pag 60, cap.17)
Cuando uno se aleje de la parte siniestra de los pecadores, entonces conocerá con exactitud todos los pecados que ha cometido contra Dios; porque no puede ver sus pecados hasta que no se separa de ellos con una drástica y amarga separación. Aquellos que han alcanzado esta medida, ellos han encontrado el llanto, la súplica y se avergüenzan delante de Dios, trayendo en sus nus (espíritu de la psique) la amistad maligna y astuta de los pazos. Por lo tanto, hermanos, luchemos, a medida de nuestras fuerzas, y Dios ayuda con la magnitud de Su misericordia increada (Sal 50,1), aunque no hayamos vigilado y guardado nuestro corazón igual que hacían los Padres, por lo menos que nos cuidemos con todas nuestras fuerzas a guardar nuestros cuerpos sin pecado como pide Dios, y creemos que en tiempo de hambre que nos ha pillado, Él mostrará Su misericordia increada, tal como hizo también con Sus Santos.
Aquí este gran padre Isaías consuela mucho a los enfermos, diciendo que aunque no hemos vigilado nuestro corazón como nuestros santos Padres, conservemos por lo menos nuestros cuerpos sin pecado, como Dios manda, y Él tendrá misericordia de nosotros. Es muy grande la caridad, compasión y la condescendencia de este Padre.
De Macario el Grande.
La obra o trabajo más importante del atleta espiritual es introducirse en su propio corazón y combatir contra el Satanás y odiarlo. Y al luchar contra los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) que el satanás provoca, entonces debe hacer la batalla y combatir contra él. Pero si uno se vigila y protege exteriormente su cuerpo de la corrupción y de la fornicación, mientras que es adultero delante de Dios y se prostituye o fornica con sus loyismí, éste no se ha beneficiado de nada manteniendo su cuerpo virgen. Porque dice la Escritura: “Todo el que ve una mujer y la desea, ya ha cometido adulterio en su corazón (psicosomático)” (Mt 5,28). Existe la fornicación o prostitución que se hace con el cuerpo, y existe la fornicación o prostitución de la psique-alma que se comunica y se une con el Satanás.
Quizás nos parezca que este gran Padre dice cosas contrarias que el abad Isaías que nos hemos referido; pero no es así. Porque aquel conforme a la voluntad de Dios nos ordena vigilar nuestros cuerpos, pero nos pide no sólo la pureza de los cuerpos, sino también de nuestros espíritus; y así nos aconseja también él las misma ordenanzas evangélicas.
De san Diadoco de Fótica.
Filocalía tomo 1, pag. 301, cap. 57.
Quien trata e investiga siempre el interior de su corazón, seguro que se aleja de todas las cosas de la vida que se consideran bellas. Porque mientras vive según las inspiraciones del Espíritu, no puede conocer los deseos de la carne (Gal 5,16). Por tanto, como este hombre circula en el castillo de las virtudes, teniendo como guardianes de las puertas las mismas virtudes, entonces las máquinas asediadoras y las maquinaciones de los demonios quedan sin resultado.
Bien dijo el Santo que quedan sin resultado las maquinaciones de los demonios, es decir, cuando tratamos de investigar la profundidad del corazón, y tanto más, cuanto más tiempo permanecemos allí. Pero sé que me faltaría tiempo si quisiera aquí referirme a los logos de todos los santos Padres. Por eso, al acordarme uno o dos más, terminaré mi logos.
Del abad Isaac el Sirio
Lucha para entrar en la cámara del tesoro que se encuentra en tu interior, y verás la cámara celeste. Porque esta cámara y aquella son una, y por una entrada las ves también las dos. La escala de aquella realeza está escondida en tu interior, o sea, en tu psique-alma. Por tanto, haz la catarsis de ti mismo del pecado y allí encontrarás los escalones por los que podrás ascender.
De san Juan el Carpacio
Filocalía tomo I, pag. 341, cap. 52
En las oraciones hace falta mucha lucha y esfuerzo para encontrar el estado de la diania (mente, intelecto) liberado de toda molestia, como en otro cielo en nuestro corazón donde habita el Cristo, tal como dice el Apóstol: “¿O no conocéis que Cristo habita en vuestro interior? Al no ser que habéis fracasado en la prueba” (2Cor 13,5).
De san Simeón el Nuevo Teólogo
Ya que el diablo y sus demonios una vez que han conseguido que el hombre sea expulsado del Paraíso y de la relación directa con Dios a causa de su desobediencia, desde entonces el diablo con sus demonios tiene licencia y facultad de perturbar espiritualmente e intelectivamente día y noche la parte logística (lógica, racional) de la psique, a veces un poco, a veces mucho, a veces mucho más. Y la parte logística de la psique-alma no tiene otro tropo (forma, manera, modo o método) de armarse y protegerse sino sólo el recuerdo-memoria constante de Dios. Es decir, si con la potencia de la energía increada de la cruz queda impreso y grabado en el corazón el recuerdo divino, entonces lo hará firme, inquebrantable e imperturbable. A este fin o propósito conduce la lucha espiritual al cristiano, que lucha para ser ortodoxo, y se ha entregado a luchar en el estadio de la fe en Cristo; de otro modo luchará vanamente. A causa de esta lucha se hace todo ejercicio o práctica espiritual de cada uno que sufre y se fatiga para Dios, y esto lo hace para conmover las entrañas del Bondadoso para recuperar de nuevo el axioma, dignidad inicial y sellar e imprimir a Cristo en la parte logística (racional) de la psique, tal como dice el Apóstol: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gal 4,19).
¿Habéis visto y aprendido ahora, hermanos míos, que existe el arte espiritual, o mejor dicho, un método espiritual que conduce rápidamente en poco tiempo aquel que practica y se ejercita a la apazia (sin pazos, impasibilidad) y a la zeotpía (visión divina de la increada luz)? ¿Estáis convencidos ahora de que toda ascesis o práctica espiritual que no posea la atención προσοχή del nus (espíritu de la psique) es considerada por Dios como hojas del árbol que no da fruto?, y que una psique-alma se perderá si no tiene vigilancia y nipsis de su nus. Apresurémonos, pues, para no morir estériles, sin tener beneficio por no volver a la metania y al arrepentimiento.
Sobre el método respiratorio
(Προσοχή prosojí= estar atento, atención, cuidado, vigilancia, usaré la palabra atención.)
Pregunta: De este escrito aprendemos cuál fue la práctica de aquellos que han agradado al Señor y que existe un trabajo espiritual que libera rápidamente la psique de los pazos y la conecta con la agapi (amor incondicional, energía increada) de Dios, la cual es necesaria para cada uno que se ha hecho soldado de Cristo; en estas cosas y realidades no dudamos, sino que estamos convencidos totalmente. Pero rogamos para aprender qué es προσοχή (prosojí= estar atento, atención, cuidado, vigilancia) y de qué modo uno se hace digno de conseguirla. Porque somos inexpertos en esta cosa y no estamos iniciados.
Respuesta: En el nombre de nuestro Señor Jesús Cristo que dijo: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5), y al haberLe invocado como ayudante, cooperante y co-energizante, intentaré presentarles lo mejor que pueda sobre lo qué es la προσοχή atención y cómo se puede lograr, si Dios quiere.
Atención προσοχή, dijeron algunos Santos, es vigilancia, cuidado del nus (espíritu de la psique), otros la llamaron vigilancia o guardia del corazón, οtros νήψης nipsis sobriedad, otros ἡσυχία (hisijía paz profunda, serenidad mental y espiritual) y otros de otro modo. Todo esto significa uno y lo mismo. Tal como uno dice pan, barra, rebanada, etc, lo mismo piensa para estas cosas.
Ahora aprenda usted con exactitud que es atención προσοχή y cuáles son sus cualidades.
Atención προσοχή es conocimiento de la verdadera metania (introspección, conversión, arrepentimiento y confesión cambio y giro de mentalidad hacia Cristo).
Atención προσοχή es reestructuración y sanación de la psique-alma, repudio de lo mundano, del materialismo y el retorno a Dios.
Atención προσοχή es la desaprobación y despojamiento del pecado y restauración de la virtud.
Atención προσοχή es la certidumbre indudable del perdón de nuestros pecados.
Atención προσοχή es el principio de la zeoria contemplación espiritual, o más bien la base de la zeoría, porque gracias a ella Dios accede y se apocalipta-revela en el nus (espíritu de la psique).
Atención προσοχή es la ataraxia, imperturbabilidad del nus, o más bien serenidad y paz fija de la psique, que es otorgada a ella, como regalo por la misericordia increada (energía) de Dios.
Atención προσοχή es derogación y liberación de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía), palacio de la memoria de Dios, tesorería de la paciencia para soportar las pruebas venideras.
Atención προσοχή es la causa de la fe, la esperanza y la agapi-amor incondicional, no egocéntrico. Porque sin la fe, no se soportarán los sufrimientos de las pruebas que vienen y el que no las acepta con alegría, no podrá decir al Señor: «Tú eres mi ayudante y mi refugio” (Sal 90,2), y si no tiene como refugio propio al Altísimo (Sal 90,9), no abrazará ni poseerá Su agapi-amor increado en el fondo de su corazón.
Por tanto, esta hazaña, la mayor de las sublimes, la mayoría, por no decir todos, la adquieren principalmente mediante la enseñanza. Porque es raro y son muy pocos aquellos que lo han recibido de Dios sin contar con la enseñanza de un maestro, con intensidad de la ascesis espiritual y con el fervor de la fe, pero la excepción no constituye ley. Por eso es necesario buscar y pedir (en oración) guía-conductor espiritual experimentado que no cae en engaño, de manera que nos oriente, guíe e instruya cómo rectificarnos en las recaídas y desvíos de nuestra atención προσοχή, tanto hacia derecha como hacia izquierda, me refiero a las faltas, excesos y errores que introduce el mal-astuto diablo; y con su experiencia nos muestre con lo que él mismo ha pasado y probado, indicándonos este camino espiritual, de modo que no nos quede ninguna duda, y así podremos recorrer el camino fácilmente sin dificultad.
Si no tienes guía-conductor o Yérontas (anciano sabio experimentado), debes buscarlo a toda costa con persistencia. Pero si no lo encuentras, entonces mientras invoques a Dios y Le supliques con espíritu quebrantado y el corazón dilatado, con lágrimas y despreocupación (sin pensar nada mundano y material), haz lo siguiente que te voy a decir.
Tú sabes que esto que respiramos es el aire común y lo expiramos a causa de nuestro corazón; porque el corazón es el principio de la vida y del calor del cuerpo. Es decir, el corazón, atrae hacia sí mismo el aire de la respiración y con la expiración saca parte de su propio calor hacia afuera de manera que el mismo pueda mantenerse así en la temperatura ideal. Causante o mejor dicho, instrumento servidor de este trabajo es el pulmón, fabricado poroso por el Creador con un tejido tenue, sin dificultad introduce y expele el aire como un fuelle. De ese modo el corazón, atrayendo por una parte el frío mediante el soplo y rechazando el calor, conserva inalterable la función que le ha sido asignada para el mantenimiento de la vida y el equilibrio del ser humano vivo.
Por tanto hermano, tú siéntate, recoge y concentra tu nus (espíritu de la psique, en contacto consciente con las palabras de la noerá oración del corazón o de Jesús), introdúcele (el nus y su energía) por la atención en el camino respiratorio que empieza por la nariz y conduce el aire en el corazón y empuja la energía de tu nus que está entretejida en todo el cuerpo y la mayor cantidad está concentrada al cerebro y oblígalo a bajar junto con el aire respirado al corazón, (empújalo al centro interior, en la profundidad donde empieza la voz innata, íntima, esta vocecita de la conciencia al interior del corazón espiritual, hasta donde llega el aire y retorna).
Y cuando esté introducido allí, sentirás ya la jaris-gracia y la alegría, el deleite y la felicidad que te acompañarán; no tendrás que lamentar nada. Es decir, tal como un hombre que vuelve a su casa después de una larga ausencia sin ver a sus hijos y a su esposa, cuando llega no puede contener la alegría al volver a reencontrarse con su familia; así también el nus (espíritu de la psique) cuando se ha unido con su psique, se desborda con una alegría, hidoní (placer) y delicia inefables.
Por tanto, hermano mío, acostumbra tu nus (espíritu de la psique) a no apresurarse a salir de allí. En los comienzos allí se entristece mucho por esta reclusión y limitación, pero una vez que haya adquirido el hábito no consiente ya estar vagando afuera en los circuitos exteriores. Porque “el reinado de la Realeza (energía increada) de los Cielos está en el interior de nosotros” (Lc 17,21), y como el nus la observa allí y la persigue con oración consciente, pura y lúcida, piensa y cree que es abominable y odiado todo lo exterior. (Contacto consciente con la voz, logos innato interior de las palabras de la oración de Jesús).
Así pues, si desde el principio con el primer intento penetras con tu nus en el lugar del corazón que te he mostrado, entonces gratifica y alaba a Dios, exúltate de alegría y continúa esta ascesis o ejercicio para siempre. Esta oración es la que te enseñará aquellas cosas que ignoras y no conoces.
Y aún debes saber esto, que cuando tu nus (espíritu de la psique) se encuentre allí, pues, que no debe callarse, ni permanecer perezoso, sino que debe tener como trabajo y estudio sin cesar lo: “Jesús Cristo, Señor, Hijo de Dios compadécete de mí (eleisónme) o alíviame, sáname, cuídame etc.”, incesantemente sin tregua, no parar a ningún precio. Porque esta práctica, manteniendo la atención de tu nus concentrado sin divagaciones, le vuelve invencible, invulnerable e inaccesible a los asaltos, ataques y sugestiones del enemigo y cada día lo hace aumentar y elevarse más a la agapi-amor y anhelo de Dios. (Además le concede la humildad para mantener lo que construye la increada energía agapi-amor de CristoDios).
Si por otro lado, hermano/a a pesar de tus intensos esfuerzos, no puedes entrar en la región del corazón, tal como te lo he indicado, haz lo que ahora te digo, y con la ayuda de Dios encontrarás y alcanzarás el objetivo. Conoces que la parte logística (racional, lógica) de la psique de cada persona se encuentra en el pecho. En efecto, es en nuestro pecho donde hablamos, pensamos, decidimos y componemos oraciones, salmos y otras cosas, mientras que nuestros labios permanecen callados y mudos. Después elimina de la parte logística de la psique todo tipo de loyismós (pensamiento simple o unido con la fantasía, reflexión) –puedes hacerlo, si quieres- y dale la oración “Jesús Cristo, Señor, Hijo de Dios, eleisón me, compadécete de mí, etc.”, y oblígale a clamar al interior profundamente esas palabras, excluyendo cualquier otro pensamiento, frase, noción o logos. Si esta práctica la mantienes bastante tiempo, sin duda ella te abrirá también la entrada del corazón, tal como hemos escrito y como nosotros también lo hemos aprendido, experimentado y vivido en nosotros mismos.
Además, tú verás que vendrá en ti junto con la muy codiciada, anhelada y gozosa atención προσοχή-prosojí y oración, todo el baile de las virtudes, la agapi, la alegría, la paz, la bondad, la serenidad, la magnanimidad…” (Gal 5,22), que satisfarán todas tus peticiones por la energía increada de la Χάρις Jaris (gracia increada) de Jesús Cristo, nuestro Señor. En Él, junto con el Padre y el Espíritu Santo, pertenece la gloria, autoridad, poder, honra y reverencia, para ahora y siempre y en todos los siglos. Amén.
Añadido de San Simeón el Teólogo, Filocalía tomo 5 pág. 294: Aquel que ora somáticamente o corporalmente es igual que el ciego que clamaba “Hijo de David eleisónme” (Jn 9,38). Pero cuando el ciego recibió la luz increada y vio al Señor no le llamó más Hijo de David sino que le confesó Hijo de Dios y Le reverenció y veneró. Amín. 17-6-2022
Traducido por Jristos Jrisulas Χρῆστος Χρυσούλας www.logosortodoxo.com