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Jul 08 2022

Filocalía 4o tomo: 137 capítulos útiles espiritualmente, por san Gregorio el Sinaíta

Filocalía tomo 4: 137 capítulos útiles espiritualmente, por san Gregorio el Sinaíta

Acróstico: Logos varios sobre los mandamientos, los dogmas y las promesas, e incluso sobre los pensamientos, los pazos y las virtudes, y también sobre la hisijía y la oración.

 

  1. El que uno sea o se haga lógico, tal como era el hombre por naturaleza antes de la caída, es imposible si antes el hombre no llega a la pureza y a la incorruptibilidad. Porque la primera, la dominó el hábito animal o irracional de los sentidos, mientras que la otra, la dominó la corrupción de la carne.
  2. Lógicos por naturaleza se han hecho sólo los Santos por la pureza. Ninguno de los sabios en palabras tiene la lógica limpia y pura, porque desde el principio la han corrompido los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía). Porque el espíritu material y locuaz o charlatán de la sabiduría de este mundo, infunde logos a los más doctos intelectualmente, y loyismí a los más sencillos, y así cohabita con ellos impidiéndoles de la sabiduría enhipóstata (la divina personificada o substanciada) y de la zeoría contemplación espiritual y de la gnosis indivisa y unificada
  3. Considerar que la gnosis (conocimiento) de la verdad es el sentido, percepción y sentimiento de la χάρης jaris (gracia, energía increada). Todas las otras gnosis deben ser definidas como reflejos y resultados del pensamiento, de las ideas y de las demostraciones de las cosas.
  4. Los que no consiguen recibir la χάρης jaris (gracia, energía increada), esto les sucede por su incredulidad o falta de fe y por su negligencia. Y los que la han recibido, lo han conseguido por la fe y la atención, el esmero y la diligencia; porque con estas siempre avanzan hacia delante, en cambio con las contrarias retroceden hacia atrás.
  5. El insensible en su nus (espíritu de la psique) es semejante a un muerto, y el ciego en su nus es semejante a un ciego que no ve físicamente. Porque en uno de los casos el hombre ha sido privado de la fuerza de la vida o de la energía de la vista, en cambio en el otro, la divina luz increada hace al nus ver y ser visto por Dios.
  6. Muy pocos reciben la dinami (potencia y energía) y la sofía-sabiduría juntas de Dios (1Cor 1,24). La primera hace participar en los bienes divinos, en cambio la otra los apocalipta-revela. El que uno saboree los bienes divinos y los transmita también a los otros, es de verdad una riqueza divina y por encima del ser humano.
  7. Verdadero Altar divino –y antes de la vida futura- es el corazón que se ha liberado de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) y recibe la energía increada del Espíritu; porque todo se celebra y se dice espiritualmente en el corazón. Y aquel que esto no lo ha adquirido desde aquí, es una piedra para las otras virtudes, adecuada para la construcción del templo divino, pero el mismo no es templo y oficiante o sacerdote del Espíritu.
  8. El hombre fue plasmado incorruptible, sin zumos o flujos vitales, y así también resucitará. Pero no se hizo inmutable, es decir, sin la capacidad de metábole alteración o cambio, ni tampoco mutable. Simplemente tenía la capacidad de la fuerza de su voluntad a inmutarse, alterarse o no. Y la voluntad no produce a la naturaleza la absoluta inmutabilidad; ella será dada como premio durante la futura zéosis inmutable.
  9. La creación de la carne conecta con la corrupción. Tomar alimento, o expulsar los excrementos, las excitaciones, la inquietud y el dormir, son cualidades o propiedades naturales de los animales y de las fieras. Con esto nosotros también nos hemos convertido semejantes a los animales y las fieras a causa de la desobediencia (Sal 48,21), hemos caído de nuestros bienes dados de Dios y de lógicos que éramos nos hemos convertido en animales irracionales, y de seres divinos, en bestiales.
  10. El Paraíso es doble, de dos tipos, el sensible y el inteligible, es decir, el paraíso de Edén y el paraíso de la χάρης jaris (gracia, energía increada). El paraíso de Edén (Gen 2,18) es un lugar excelso muy alto, hasta el tercer cielo, como dicen los que describen sobre él, sembrado por Dios con todo tipo y especie de plantas muy perfumadas (Gen 2,8). Y no es totalmente incorruptible, ni totalmente corruptible, sino en un estado entre corrupción e incorrupción, de modo que esté siempre lleno de frutos y tenga continuamente flores y también frutos maduros e inmaduros. Porque, cuando los árboles del paraíso se desgastan y los frutos maduros caen en la tierra, no huelen a corrupción ni se pudren como las plantas del mundo, sino que se hacen tierra perfumada. Esto se hace por la abundancia y la santificación de la χάρης jaris (gracia, energía increada) que está derramada siempre allí. En medio del Paraíso corre el río llamado Océano que ha sido enviado a regarlo continuamente. Él emana de allí, se subdivide en otros cuatro ríos, y fluyendo arrastra la tierra y las hojas caídas y las trae a la región de la India y de los Etíopes. En esta región se unen los dos ríos, Fisón y Geón, y a menudo inundan los agrós-terrenos, hasta que nuevamente se separan y riegan uno a Libia y el otro a la tierra de Egipto.
  11. La tierra, como dicen, no se creó desde el principio masa líquida, es decir, corruptible. Se hizo después, cuando conoció la corrupción y fue sometida a la vanidad, según la Escritura, es decir, al hombre, por supuesto no con su voluntad sino sin ella, porque así lo quiso Él que la sometió; pero con la esperanza (Rom 8,20) de renovación de Adam que cayó en la corrupción. Por tanto, ya que el Señor por su resurrección renovó al hombre y le santificó –a pesar que tenía cuerpo corrupto para la vida provisional- la renovó también a ella, sin liberarla aún de la corrupción. Sobre la liberación de la creación de la corrupción, unos dicen que es el cambio de ella para mejor, y otros, hablan de la total y perfecta transformación de las realidades sensibles. De todas formas, la Escritura acostumbra a certificar y asegurar las cuestiones difíciles con sencillez y sobriedad.
  12. Quienes reciben la χάρης jaris (gracia, energía increada), son como si hubiesen concebido y encierran o entrañan según el Espíritu, o expulsan el esperma por sus recaídas, o se lo privan porque se enviudan por Dios a causa de sus relaciones y comuniones con el enemigo que se esconde en las profundidades de sus interiores. La expulsión de la χάρης jaris increada proviene de la energía de los pazos, mientras que la total privación por las praxis o actos de los pecados. Así, la psique-alma que ama los pazos y los pecados, es privada de la χάρης jaris increada, la expulsa y queda viuda, entonces se hace residencia de los pazos, por no decir de los demonios, tanto ahora como en el futuro.
  13. Nada deja la ira floja y calmada, como la valentía o fortaleza y la caridad. Ellas como máquinas asediadoras, destruyen una los enemigos exteriores y la otra los enemigos interiores
  14. Muchos que trabajan los mandamientos-logos de Dios, creen que van en el camino, pero aún no han llegado en la ciudad y quedan fuera. Y eso porque habiendo recorrido los caminos reales, que son los portales de las virtudes, no se han separado de las maldades que están al lado de las virtudes, y así caminan sin propósito como insensatos. Porque los mandamientos-logos de Dios no quieren exceso ni defecto o falta, sino el propósito gustado a Dios, y sólo buscan y piden la divina voluntad. De otro modo, el esfuerzo es vano, es decir, cuando no hacen rectos los caminos del Señor (Is 40,3 Mrc 1,3). Porque en cada obra se examina el propósito de la cosa.
  15. Por medio de los mandamientos-logos, en el camino de tu corazón busca y pide al Señor. Porque cuando escuchas a Juan clamar y ordenar a preparar los caminos y hacerlos rectos, ortodoxos (Mt 3,3), debes considerar que da a entender los mandamientos-logos, los corazones y las praxis. Y es imposible para uno hacer recto el camino de los mandamientos-logos de Dios y hacer obra correcta sin la rectitud del corazón.
  16. Cuando oigas que la Escritura habla de “vara y bastón” (Sal 22,4), debes considerar que da a entender, según el logos profético, el juicio y la providencia, en cambio según el logos ético entiende la psalmodia y la oración. Porque cuando somos juzgados por el Señor con la vara pedagógica (1Cor 11,32), esto se hace para nuestro retorno a Él; cuando nosotros por el bastón de la fortaleza de la psalmodia castigamos a los demonios que se levantan en guerra contra nosotros, estamos apoyados por la oración. Por lo tanto, teniendo la vara y el bastón en la mano de la praxis del nus (espíritu de la psique), no dejemos de castigar y de ser castigados o instruidos, hasta que nos encontremos totalmente bajo la providencia de Dios, escapando así de la krisis-juicio, el actual y el futuro.
  17. Lo característico en los mandamientos-logos es la preferencia del mandamiento general, es decir, la memoria o recuerdo de Dios, que dice: “Acuérdate continuamente del Señor tu Dios” (Tobit 4,5), o sea, por el olvido fueron destruidos, y con el recuerdo/memoria podrán mantenerse. Porque el olvido hizo desaparecer desde el principio la memoria/recuerdo de Dios y enturbió los mandamientos-logos divinos. Y así el hombre ha quedado desnudo y se ha mostrado vacío de todo bien.
  18. Los luchadores retornan de nuevo al axioma inicial con dos mandamientos-logos, la obediencia y el ayuno. Porque de sus contrarios, se introdujo toda la maldad en el género humano. Los que aplican y cumplen los mandamientos-logos por la obediencia, regresan más rápidamente a Dios, en cambio los que aplican y cumplen con el ayuno también la oración, llegan más tarde. La obediencia es adecuada para los principiantes, el ayuno para los medianos que tienen gnosis y fortaleza o valentía. Porque para mantener la obediencia a Dios limpia y no adulterada a través de los mandamientos-logos, es cosa de muy pocos y fatigoso incluso para los valientes y fuertes.
  19. La ley del vivificante Espíritu, según el Apóstol (Rom 8,2), es la que energiza, opera y clama en el corazón, igual que la ley de la letra es la que energiza y opera en la carne. La primera libera el nus de la ley del pecado y de la muerte, en cambio la otra le hace insensiblemente un fariseo, y le hace entender la ley corporalmente y a trabajar y cumplir los mandamientos-logos sólo para ser visto (Mt 23,5).
  20. La síntesis de todos los mandamientos-logos, compuesta y arreglada con la ayuda del Espíritu, la asimilan con el hombre perfecto o imperfecto, según el progreso. Los mandamientos-logos los llaman cuerpo, y las virtudes, como atributos cualitativos, las llaman huesos. La χάρης jaris (gracia, energía increada) la consideran psique-alma que vivifica y mueve, energiza y activa como cuerpo las operaciones y energías de los mandamientos-logos. De la negligencia o de sus ganas y diligencia de participar en las sucesiones de las edades de Cristo, el hombre se hace niño o perfecto, ahora y en el futuro.
  21. Aquel que quiere hacer crecer el “cuerpo” de los mandamientos-logos, que anhele con solicitud la leche espiritual y lógica (1Ped 2,2) de la madre –la χάρης jaris (gracia, energía increada), porque de ella es alimentado cada uno que quiere y busca conseguir el crecimiento en Cristo. Para el crecimiento, la divina sabiduría concede calor como la leche de los pechos, en cambio para la catarsis da a los perfectos como miel nutritiva su propio gozo y deleite. Dice Salomón: “Miel y leche en tu lengua” (Cantar 4,11). Leche da a entender la dinamis (potencia y energía) del Espíritu, y miel la energía catártica (psicoterapéutica, purgadora, limpiadora). Y el gran Apóstol dando a entender la diferencia de estas energías, decía: “Como en los niños os he dado leche para beber y no alimento sólido” (1Cor 3,2).
  22. Quien busca a profundizar en los logos-conceptos de los logos-mandamientos sin trabajarlos, y desea conseguirlo con la lectura y el aprendizaje intelectual, es semejante a aquel que en vez de la verdad imagina su sombra. Porque en los logos de la verdad sólo participan los que son partícipes de la verdad. Aquellos que no participan de la verdad y no son iniciados en ella, buscan los logos pero encuentran los logos de la sabiduría mundana que se ha demostrado que es necedad o tontería (1Cor 1,20). A estos el Apóstol los ha llamado psíquicos o emocionales, ya que no poseen el Espíritu (Judas 19), aunque se enorgullezcan y se jactan de que poseen la verdad.
  23. Igual que los ojos sensibles ven las letras y de estas toman los conceptos sensibles, así también el nus (espíritu de la psique) cuando se ha hecho la catarsis y vuelva al axioma inicial, ve a Dios y por Él toma los conceptos divinos. En vez de libro tiene el espíritu, y en vez de pluma tiene la diania (mente, intelecto) y la lengua, tal como dice el Salmista: “Mi lengua es la pluma” (Sal 44,2); finalmente, en vez de tinta, tiene la luz (increada). Por lo tanto, sumerge la diania (mente, intelecto) en la luz, y una vez ella es hecha también luz, escribe los logos espirituales en los corazones limpios y puros de sus oyentes. Entonces entiende el significado y sentido de los logos proféticos, es decir, cómo los fieles serán enseñados por Dios (Is 54.13 · Jn 6, 45), y que Dios enseña por el espíritu la gnosis (conocimiento) en el hombre (Sal 93,10).
  24. Como ley de los mandamientos-logos, debes considerar la fe inmediata que manifiesta la energía del corazón. De ella emana todo mandamiento-logos y opera o energiza la iluminación de las psiques-almas. Los frutos de la fe verdadera y activa son la continencia/autodominio y la agapi (amor incondicional y desinteresado), y el propósito, la humildad regalada de Dios, que es el principio y el sostén de la agapi.
  25. La percepción ortodoxa, correcta sobre los seres es la verdadera gnosis de las realidades visibles e invisibles. Visibles son las sensibles; invisibles son las inteligibles y lógicas, espirituales y divinas.
  26. Condición y regla de la ortodoxia es ver y conocer uno con pureza los dos dogmas de la fe, me refiero a la tríada y a la díada (dualidad). Es decir, considerar y conocer sin confundir o separar, por un lado, la Tríada en Una sobre Su naturaleza, por otro lado, la diada de las naturalezas de Cristo unidas en una hipóstasis (persona o base substancial). Especialmente, confesar y conocer un Hijo tanto antes de la encarnación como después de ella, el Cual es glorificado, venerado y alabado con dos naturalezas y dos voluntades, la humana y la divina, sin que ellas se confundan.
  27. Debemos confesar piadosamente el nacimiento, el no nacimiento y la procedencia, estas tres cualidades estables e inmutables de la Santa Trinidad. Es decir, el Padre es no nacido, el Hijo nacido y sin principio con el Padre, y el Espíritu Santo procede de el Padre y es enviado o transmitido mediante el co-perpetuo o coeterno Hijo, como dice san Juan el Damasceno.
  28. Sería suficiente para nuestra σωτηρία sotiría (psicoterapia, sanación y salvación) la fe que da la χάρης jaris (gracia, energía increada) y que se hace praxis mediante los mandamientos-logos con la ayuda del Espíritu, si la hubiésemos guardado y no prefiriésemos la fe inoperante y muerta en vez de esta que es viva y que se hace praxis con la ayuda y el refuerzo de Cristo. Porque es suficiente al fiel formar y vivir en su interior la fe que se hace praxis por la ayuda y el refuerzo de Cristo. Pero en la actualidad la ignorancia ha enseñado a los piadosos la fe de palabras, la muerta e insensible y no la fe de la χάρης jaris (gracia, energía increada).
  29. La Santa Trinidad es simple Mónada, porque es increada, sin cualidades y sin composiciones. Es Tríada y mónada según la naturaleza; porque el Dios es Trishipóstato (de tres hipostasis, bases substanciales o personas), y la total coexistencia recíproca de cada Persona en las otras dos sin confusión.
  30. Dios es reconocido y llamado en todas Sus energías y actos de modo tríadico o trinitario, porque es sin límites. Es Él que contiene y prevé para todo, por el Hijo en Espíritu Santo por χάρης jaris (gracia, energía increada). Y ninguna de las tres Personas se llama ni se entiende fuera o por separado de las otras, donde quiera que se refiera con Su nombre.
  31. En el hombre existe nus, logos y pnevma-espíritu. Y no existe nus sin logos, ni logos sin espíritu; y lo uno está dentro en el otro, y cada uno por separado, porque el nus se expresa por el logos y el logos se manifiesta por el espíritu. De este modo, el ser humano lleva la imagen-icona vaga o leve de la anónima, original o arquétipa Trinidad, y con esto manifiesta lo “como a imagen”.
  32. De acuerdo con el ejemplo anterior, los Padres teoforos (portadores de la luz increada) enseñan verdaderamente que el Padre es Nus, el Hijo es Logos y el Espíritu es el Espíritu Santo. Así dogmatizan en relación con la Santa Trinidad que trasciende toda esencia y naturaleza y un Dios con tres Hipostasis, y nos han entregado la fe verdadera ortodoxa y un ancora de la esperanza. Porque el que uno reconozca a Dios uno y único, esto según la Escritura (Sab Sal 15,3) es la raíz de la inmortalidad, y el que uno reconozca el poder de la trisipóstata (de tres hipostasis) Mónada, esto es de justicia plena. Analógicamente debemos entender lo que se dice en el Evangelio: “Esta es la vida eterna: que los hombres reconozcan y conozcan a Ti el único verdadero Dios, -con tres hipostasis-, y aquel que has enviado, el Jesús Cristo, -con dos naturalezas y dos voluntades” (Jn 17,3).
  33. Los infiernos son de muchos distintos tipos, igual que las recompensas de los bienes eternos. Y los infiernos están debajo del hades, de acuerdo con la Escritura que dice: “en una tierra tenebrosa y brumosa, en un lugar de oscuridad eterna” (Job 10, 21-22), donde los pecadores habitan también antes del juicio y por la decisión del Juez vuelven allí. Porque el Salmo que dice: “Que vayan los pecadores al hades” (Sal 9,18), y “la muerte los pastoreará” (Sal 48,15), ¿qué otra cosa significan sino la sentencia final y la condena eterna?
  34. Fuego, oscuridad, gusano y tártaro (infierno), son los placeres en general y la oscura ignorancia total, que tiene relación con la excitación a los distintos deseos fuertes y también con la perturbación y el desagradable hedor del pecado. Estas realidades como prepagos y pre-sabores de los infiernos, operan en las psiques-almas de los pecadores ya desde aquí, y se hacen manifiestos por el hábito o adicción.
  35. Los hábitos de los pazos son prepagos de los infiernos. Igual que las energías de las virtudes son también prepagos de la realeza increada. Debemos entender y por un lado, los mandamientos-logos llamarlos energías y operaciones, y por otro lado, las virtudes llamarlas hábitos.
  36. Las recompensas son iguales, aunque en muchos parecen desiguales. Porque en unos la divina justicia da la vida eterna, en otros da el infierno eterno. Y los dos, pasando de la vida presente bien o mal, tendrán también sus correspondientes recompensas por sus obras. La cantidad o la calidad de la participación de ellos serán equivalentes con el hábito y la energía de los pazos o de las virtudes.
  37. Lagos de fuego (Ap 19,20) son las psiques-almas que viven con placeres, hedonismo; dentro de estos, el olor de los pazos, como fango maloliente, alimenta el insomne gusano de la inmoralidad y de la depravación, es decir, el insaciable apetito de la carne, y las serpientes, las ranas y las sanguijuelas de los deseos malignos y viciosos, es decir, los venenosos loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) y los demonios. Una situación similar ha tomado desde aquí las arras del infierno de allí.
  38. Igual que los principios de los infiernos están escondidos en las psiques-almas de los pecadores, así también los prepagos de los bienes operan y son participados en los corazones de los justos por la χάρης jaris (gracia, energía increada) del Espíritu. Reinado de la realeza increada de los cielos es el virtuoso modo de gobierno y vida, igual que el infierno es el hábito de los pazos.
  39. La “noche que viene”, de acuerdo con el logos del Señor (Jn 9,4), es la total inactividad de la tiniebla o oscuridad futura. O de otra manera en otro lugar, se trata del Anticristo, quien es llamado también noche y oscuridad. O, desde el aspecto ético, es la negligencia, la cual como noche sin luna hace morir la psique-alma en el sueño de la insensibilidad. Porque igual que la noche hace a todos dormir y es la imagen-icona de la mortificación-necrosis de la muerte, así también la noche de la futura oscuridad hace los pecadores muertos e insensibles por el aturdimiento producido por los dolores.
  40. “Krisis-juicio de este mundo”, según el logos evangélico (Jn 3,19), es la incredulidad de los impíos, según lo dicho: “Quien no cree, ya se ha juzgado” (Jn 3,18). Son incluso las dolorosas tentaciones que son enviadas por la divina providencia para la limitación del mal o la metania, como también las tendencias de las elecciones de los seres humanos a operar el bien o el mal, según el Salmo: “Se han perdido los pecadores antes que nacieran” (Sal 57,4). Es decir, se manifiesta el juicio justo de Dios analógicamente con la incredulidad, la pedagogía y la praxis de cada hombre. Y a unos los castiga, a otros tiene misericordia con ellos e imparte coronas a unos y a otros infiernos. Porque los primeros son totalmente impíos. Los segundos son fieles, pero negligentes y por eso son pedagogizados-educados con filantropía. Los últimos se han hecho perfectos, sea en virtudes, sea en maldades, y recibirán todos analógicamente las recompensas.
  41. La naturaleza humana puede mantenerse sin mancha e incontaminada, o si no se ha hecho la catarsis, purgado y limpiado por el Espíritu y no se hace como era desde el principio, es imposible que se convierta un cuerpo y un espíritu con Cristo, tanto ahora como durante la futura reunión de los salvados en Él. Porque la dinami (potencia y energía) del Espíritu que provoca esta cohesión y unión, no acostumbra a completar el nuevo manto de la χάρης jaris (gracia, energía increada) cosiendo un trapo antiguo de los pazos.
  42. Aquel que ha recibido la donación de la renovación por el Espíritu y la guardó, entonces en la formación de los salvados en Cristo recibirá igual parte, disfrutando de modo inexpresable la zéosis o glorificación. Porque entonces no puede ser uno con Cristo o miembro de Cristo, si no se hace partícipe de la χάρης jaris (gracia, energía increada) desde aquí, habiendo transformado su interior por la verdad y la gnosis (conocimiento espiritual), según el Apóstol (Rom 2,20).
  43. La realeza increada de Dios parece a una tienda de cabaña hecha de Dios, igual que aquella de Moisés, y tendrá dos partes o separaciones durante el siglo futuro. En la primera tienda entrarán los que son sacerdotes de la χάρης jaris (gracia, energía increada). En la segunda, que es inteligible, entrarán los que han alcanzado desde aquí entrar al gnofos (luz deslumbrante que supera toda luz) de la teología y han celebrado tríadicamente –con el nus, el logos y el espíritu- como jerarcas perfectos, teniendo a Jesús como celebrante y primer Jerarca ante la Tríada, en la tienda que ha montado el mismo Cristo, entrando y recibiendo más ricamente Sus fulgores.
  44. El Salvador ha llamado “muchas habitaciones” (Jn 14,2) las distintas ascensiones y progresiones de la situación de allí. La divina realeza increada por supuesto que es una, pero tiene muchas diferencias interiores, de modo que existan desde celestes hasta terrenales según la virtud y la gnosis y según la magnitud de la zéosis o glorificación. Porque una es la doxa-gloria del sol, otra la doxa de la luna y distinta la doxa de las estrellas, y cada estrella se diferencia de la otra por su fulgor, como dice el Apóstol (1Cor 15,41), aunque todas brillan al mismo firmamento.
  45. Se hace casi igual que los ángeles y casi incorpóreo, como incorruptible, aquel hombre que ha hecho la catarsis de su nus con lágrimas, y ha resucitado (despertado espiritualmente) desde aquí su psique-alma con la dinami (potencia y energía) del espíritu y con el logos ha hecho su cuerpo estatua iluminada y fulgurante de divina belleza, esta que es por naturaleza estatua de barro. Por supuesto, ya que la incorruptibilidad de los cuerpos es la expulsión de todos los zumos o líquidos vitales y del espesor.
  46. El cuerpo de la incorruptibilidad será terrenal, sin flujos o zumos y espesor y será transformado de manera inefable de cuerpo psíquico en cuerpo espiritual, de modo que sea terrestre y también celeste, a causa de la contextura fina que proviene de la divina semejanza, Es decir, tal y como fue plasmado desde el principio, así resucitará para hacerse semejante a la forma del Hijo (Rom 8,29) del hombre por la total participación de la zéosis o glorificación.
  47. “Tierra de apacibles” (Mt 5,5) es la realeza increada de los cielos, o el estado teántrico (divino-humano) de Cristo, en el cual hemos llegado o llegamos, tomando el nacimiento por la χάρης jaris (gracia, energía increada) de la adopción divina y la renovación mediante la resurrección. Aún, “tierra santa” (Ex 34,13) es la naturaleza humana que ha llegado a la zéosis, o simplemente en la catarsis, según la valentía o fortaleza de los correspondientes hombres; o según otro pensamiento, “tierra que será heredada” (Num 34,13), para los realmente santos es la divina serenidad y paz libre de tormentos que sobrepasa el nus (espíritu de la psique), donde habitarán los justos y ninguno de los seres podrá molestarlos y perturbarlos.
  48. Tierra prometida es la apázia (impasibilidad, sin pazos), que emana como miel y leche (Ex 13,4) el gozo del espíritu.
  49. Los Santos en el futuro siglo estarán utilizando místicamente el logos íntimo e innato entre ellos que lo estarán hablando por la χάρης jaris (gracia, energía increada) del Espíritu Santo.
  50. Si no aprendemos cómo nos ha hecho Dios, no comprenderemos cómo nos ha hecho el pecado.
  51. Los que desde aquí han logrado la plenitud de la perfección de Cristo son iguales en su edad espiritual.
  52. Correspondientes con la obras son también las recompensas; la cantidad y la calidad, es decir, cuál es la medida, lo indicará el orden de allí y la situación de cada uno, según su participación en ellas.
  53. Nus o nues, es decir, igual que los ángeles serán los que se harán dignos de hacerse hijos de la resurrección (Lc 20, 36) de Cristo, es decir, los Santos con la incorruptibilidad y la zéosis.
  54. En la vida futura los Ángeles y los Santos, como se dice, no pararán nunca en progresar en aumento de carismas, ni dejarán de desear los bienes. Porque en aquel siglo no habrá relajación ni disminución de la virtud a la maldad.
  55. En esta vida debes considerar perfecto aquel que ha recibido como en arras en imitar espiritualmente las sucesiones de las edades de Cristo. En cambio al perfecto en el futuro, le irá mostrando la dinamis (potencia y energía) de la zéosis o glorificación.
  56. Tendrá el mismo valor y la misma zéosis con sus semejantes en la vida futura aquel que se hace desde aquí perfecto en la virtud según las sucesiones de las edades espirituales.
  57. Doxa-gloria verdadera dicen que es la gnosis (conocimiento espiritual) o la zeoría contemplación del espíritu. Dicen aún que la gnosis exacta de los dogmas es el reconocimiento de la verdadera fe.
  58. Sorpresa o asombro es, la después del reconocimiento, elevación total de las fuerzas psíquicas hacia las Personas de la Deidad, las unidas en la majestuosa doxa-gloria (luz increada). De otra manera, sorpresa es una elevación limpia y total hacia la Infinita Dinami (potencia y energía), el Dios que está rodeado de luz increada. Éxtasis no es sólo el arrebatamiento de las fuerzas psíquicas hacia el cielo, sino también la total éxodos-salida del mismo sentido. El doble eros (amor ardiente) es la embriaguez del espíritu que mueve el deseo.
  59. Dos son principalmente los eros (amores ardientes) extáticos del espíritu, el cordial y el extático. El primero es de los que se encuentran aún al estadio de la iluminación; el segundo es de aquellos que han llegado a la perfecta agapi (amor incondicional y desinteresado). Ambos operan alejando el sentido del nus en el que operan, ya que el divino eros es embriaguez del espíritu que lleva al nus (espíritu de la psique) natural hacia las realidades superiores, por la que también el sentido se aleja de las relaciones de la cosas.
  60. Principio y causa de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) es la memoria que era simple y unitaria y se dividió por la transgresión del hombre, por la cual perdió la memoria o recuerdo de Dios y se destruyó por sus propias fuerzas ya que de simple, sencilla, se ha hecho compuesta, y de unitaria e indisoluble se volvió polifacética.
  61. La terapia de la memoria o recuerdo original es su restablecimiento y su retorno del recuerdo desastroso de los malos astutos loyismí en la sencillez original. Porque la desobediencia no sólo hizo instrumento de la maldad la sencilla memoria de la psique vuelta al bien, sino que pervirtió y corrompió también todas las fuerzas y enturbió los apetitos de la psique para la virtud. La memoria o se sana o es psico-terapiada principalmente por la persistente memoria o recuerdo de Dios que se hace fijo por la oración y durante la cual ha dejado su estado natural y se une al sobrenatural.
  62. Causas de los pazos son las praxis pecadoras, causa de los loyismí son los pazos, y causa de las fantasías son los loyismí. Causa de los conceptos y las reflexiones es la memoria. De la memoria o recuerdo causa es el olvido; del olvido madre es la ignorancia, y de la ignorancia causa es la racimía (pereza espiritual o negligencia). La racimía la generan los apetitos del deseo. Madres de los apetitos es el movimiento hacia transgresión. Del movimiento causa es la energía de la praxis. Praxis es el deseo insensato del mal y la buena disposición hacia las cosas sensibles y a los sentidos.
  63. En la parte lógica de la psique-alma surgen y operan los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía); en la parte irascible o emocional, surgen los pazos animales y bestiales; en la parte anhelante surge la memoria o recuerdo del apetito bestial; en la parte noerá o del nus, surgen las fantasías, y en la parte intelectual surgen los conceptos, ideas.
  64. La irrupción de los malos astutos loyismí es una corriente de río. Con ellos se hace el asalto y a continuación el consentimiento en el pecado que inunda con olas cubriendo el corazón.
  65. Por “barro del fondo” (Sal 68, 3) debes considerar el placer húmedo o el fango de la fornicación o lujuria, y aún, la carga pesada de las cosas materiales, por las que el nus con pazos y vicios queda pesado y se hunde con los loyismí al fondo de la desesperación y de la oscuridad.
  66. Loyismí muchas veces la Escritura llama también las razones o causas de las cosas, igual que los logos también los llama conceptos y los conceptos a la inversa logos. Esto sucede porque el movimiento de todos estos, por supuesto en sí es inmaterial, sin embargo toma forma con las cosas y se transforma; y así aquello que se ha movido, es recocido y llamado por su apariencia.
  67. Loyismí son los logos de los demonios y los precursores de los pazos, igual que los logos y los conceptos o significados son precursores de las praxis. Porque es imposible hacer algo bueno o malo, si antes no está afectado y estimulado por el loyismós (pensamiento); ya que el loyismós es el movimiento sin forma del estimulo de cualquier praxis.
  68. La materia de las cosa genera los loyismí sin pazos, impasibles; en cambio el asalto y estímulo demoníaco crea loyismí astutos malignos y viles. Entonces, cuando son comparados, presentan diferencia los logos naturales y los loyismí que provienen de los contra naturales y de los sobrenaturales.
  69. Los logos y los loyismí pueden igualmente provocar alteración instantánea en la psique-alma, cuando los naturales se transforman directamente en loyismí contranaturales o por otro lado, los naturales en sobrenaturales. Las causas de su cambio de un tipo hacia al otro y la creación de ellos son, para los loyismí demoníacos, los que provienen de la materia, en cambio, para los materiales, los loyismí que provienen del asalto y estimulo. Del mismo modo para los divinos, las causas de los divinos loyismí son los naturales, y los naturales generan los sobrenaturales. Cada género o especie posee su propia alteración o mutación hacia la especie o género pariente o connatural de cuádruple distinción como causa de movimiento y de nacimiento.
  70. Apuntad que las causas preceden de los loyismí, y los loyismí preceden de las fantasías. Las fantasías están antes que los pazos, y los pazos antes que los demonios. Es decir, como si existiese una cadena y un orden en los espíritus perversos, los demonios, para un objetivo falso, donde uno sigue y depende del otro. Sin embargo ninguno opera por sí solo, sino que los demonios se conectan entre sí y un demonio se activa por los otros. Ni la fantasía se hace ídolo, ni el pazos opera sin la furtiva y secreta dinami (potencia y energía) demoníaca. Porque aunque el Satanás se haya caído desde el cielo y se ha destruido, sin embargo es más fuerte que nosotros y actúa descaradamente contra nosotros a causa de nuestra pereza espiritual y negligencia.
  71. Los demonios dan forma en nuestro nus (espíritu del corazón), o más bien, que ellos toman la forma análoga y nos estimulan de acuerdo con el hábito del pazos que sobredomina y opera en nuestra psique-alma. Porque los demonios tienen el hábito o la costumbre del pazos como causa en hacer ídolo la fantasía. Por tanto, nos muestran las distintas y polímorfas-multiformes fantasías cuando estamos despiertos en alerta y cuando estamos dormidos. Así los demonios del deseo se transforman unas veces en cerdos, otras en burros, otras en caballos salvajes corriendo con manía hacia la hembra; otras veces de nuevo se transforman en judíos y especialmente los demonios de la indecencia; los demonios de la ira y enojo se transforman a veces en idólatras y otras en leones. Los demonios de la cobardía, falso miedo se transforman en israelitas; los de la indecencia, en judimeos; los de la embriaguez y del insaciable derroche, en agarenos; de nuevo, los de la ambición, avaricia y codicia unas veces se transforman en lobos y otras en leopardos; los de la mala astucia y vileza en víboras y otras veces en zorras; los del descaro, en perros y los de la acidia, en gatos; a veces los demonios de la fornicación o lujuria también se transforman en serpientes, cuervos y cornejas; en pájaros se transforman los demonios psíquicos y en concreto los del aire. La fantasía de tres modos o maneras transforma las formas de los espíritus, es decir, de acuerdo con las tres partes de la psique-alma, de modo que se dividan en tres tipos o géneros, en pájaros, animales y fieras, que corresponden a la parte anhelante, al irascible y al lógico o logístico/racional, que son las tres fuerzas de la psique-alma. Y análoga con el pazos que domina en la psique-alma hacen la guerra contra estas tres fuerzas y energías psíquicas, toman forma familiar con el pazos y se acercan a nosotros.
  72. Los demonios del placer o del hedonismo muchas veces vienen como fuego y como carbones. Porque los espíritus del hedonismo o placer calientan la parte anhelante y al traer confusión en la diania (mente, intelecto), oscurecen la psique. Principal causa del calentamiento, de la perturbación y de la oscuridad es el placer de los pazos.
  73. Noche de pazos es la oscuridad de la ignorancia. O de otra manera, noche es la situación que genera los pazos. En esta noche domina y reina el jefe de la oscuridad dentro de la cual los espíritus malignos –que alegóricamente se llaman fieras del agrós-campo, pájaros del cielo y reptiles de la tierra- rugen y buscan a arrebatarnos y devorarnos.
  74. Durante el tiempo de acción de los pazos, unos preceden de los loyismí-pensamientos (simples o unidos con la fantasía) y otros los siguen. Los loyismí preceden de las fantasías, mientras que las fantasías las siguen los pazos. Los pazos preceden de los demonios, y los demonios siguen los pazos.
  75. Principio y causa de los pazos es el mal uso o abuso, del uso no correcto de las cosas en abuso es la desviación; de la desviación sigue la declinación de la voluntad; prueba de la voluntad es el asalto del loyismós-pensamiento. El asalto proviene de los demonios que se les es dado el permiso por la Providencia para que sea manifestada la calidad de nuestro libre albedrío o independencia.
  76. El veneno mortal del aguijón del pecado es el hábito pasional y vicioso de la psique-alma. Porque aquel que voluntariamente dejó los pazos que se conviertan como cualidades suyas, es inamovible e inalterable en su modo de vivir.
  77. Los pazos se llaman de muchas maneras y se dividen en somáticos o corporales y en psíquicos. Los somáticos se subdividen en penosos y en pecaminosos. Los penosos se subdividen en pazos de enfermedad y pazos de pedagogía. Los pazos psíquicos por su parte se dividen en irascibles, anhelantes y logísticos o lógicos/racionales. Los logísticos se subdividen en fantasiosos y en intelectuales. De estos, unos son voluntarios y otros se deben al mal uso o abuso de las cosas, y otros involuntarios y se hacen por necesidad, por eso se llaman pazos no perversos (hambre, sed, etc.), que son aquellos que los Padres los han llamado también consecuencias y cualidades naturales.
  78. Unos son los pazos somáticos o corporales y otros son los psíquicos. Unos son los del anhelo, deseo y otros los de la ira, enojo. Unos son de la parte logística de la psique y otros son del nus y de la diania (mente, intelecto). Pero se comunican y colaboran entre sí; los corporales con los pazos de la parte irascible y emocional, y los pazos logísticos con los del nus noerós-espirituales, y los del nus con los pazos de la diania y de la memoria o recuerdo.
  79. Los pazos de la parte irascible de la psique-alma son la ira, el rencor, la amargura, el resentimiento, el clamor, la irascibilidad, la audacia, la vanidad, la arrogancia y otros. Los pazos del anhelante (deseo) son la codicia, la ambición, la incontinencia, la avaricia, la indecencia, la filidonía (amor al placer o hedonismo), la filargiría (amor al dinero y la riqueza) y el peor de todos estos la filaftía (egolatría excesivo amor a sí mismo y al cuerpo). Los pazos de la parte logística o lógica/racional de la psique son la incredulidad, la blasfemia, la mala astucia o vileza, la curiosidad, la doble moral, la villanía, la maledicencia, la acusación y condena, el desprecio al otro, la jocosidad, la hipocresía, la mentira, el lenguaje torpe, la vulgaridad, la deslealtad, la ironía, la ostentación, gustar a los demás, fantasear, la charlatanería y los demás pazos. Pazos del nus (espíritu del corazón) son la presunción, la exaltación, la jactancia, la altanería, la irascibilidad, la envidia, la autocomplacencia, la contradicción, la desobediencia, la fantasía, la simulación, la exhibición, la filodoxía (amigo de la vana gloria) y finalmente la soberbia con su orgullo que es el pazos primero y el último de todos los males. Los pazos de la diania (mente, intelecto, cerebro) son ensoñaciones o ilusiones fantasiosas, las exaltaciones, agitaciones, oscurecimiento, ceguera (espiritual), acercamiento en utopías, asaltos de los loyismí (pensamientos), consentimientos a ellos, tendencias hacia el mal, desviaciones repentinas y sus semejantes. Epigramáticamente diremos que todos los contra naturaleza males se encuentran mezclados en la tres dinamis (potencias y energías) de la psique, como también todos los bienes coexisten por naturaleza con ellas.
  80. ¡Oh, qué grandes logos dirige sorprendido David a Dios! Es demasiado admirable, dice, Tu gnosis para mí; no puedo captarla (Sal 138, 6), porque es más potente e inabordable, está por encima de mi débil e impotente gnosis y de la fuerza que yo tengo. Es decir, pienso cómo la carne o cuerpo es incomprensible sobre la composición de su formación, también es el cuerpo tríadico en sus especies o géneros, pero tiene una armonía común de sus miembros y de sus partes y ha sido estimado por el segundo número septenario, número que según los matemáticos significa el tiempo y la naturaleza* de modo que ella también cuando es analizada de acuerdo con las leyes de la naturaleza, sea instrumento para la doxa-gloria de Dios, lo cual manifiesta al mundo la Majestuosidad Tríadica.

*Lo Bizantinos, igual que los antiguos, acostumbraban a buscar el sentido y significado místico en los número que correspondía en varios nombres o cosas (ver la introducción de los 13 capítulos sobre oración de san Nilos el Asceta, en la Filocalía, tomo 1, pag 219-220 y el capítulo 79 de la 1 centuria hacia Thalasio de san Máximo en el 2 tomo pag 117). En el capítulo presente no está claro dónde corresponde la carne o cuerpo en la trinidad y el segundo número septenario.

  1. Leyes de la naturaleza son las composiciones cualitativas de los miembros que están en energía y acción, las cuales se han llamado diversidades u otredades, porque son subdivisiones de las correspondientes cualidades. O de otra manera, ley natural es la capacidad de acción de cada género o especie y de cada miembro. Es decir, tal como Dios mueve toda la creación, así también la psique opera, mueve y energiza cada miembro del cuerpo de acuerdo con la energía del miembro.

Ahora vamos a examinar porque razón los Teoforos (portadores de la luz increada o de Dios) unas veces dicen sobre la ira o enojo y el deseo o anhelo que son dinamis (potencias y energías) del cuerpo y otras de la psique alma. Por lo tanto, decimos que las opiniones de los Santos no presentan ninguna contradicción o desacuerdo, para quienes conocen bien las cosas, sino que las dos son verdaderas; y sólo cambian como es debido las definiciones con mucha sabiduría, porque también el cuerpo y la psique-alma han venido en la existencia de modo inexpresable, destinados a coexistir, y la psique-alma es perfecta y completa desde el principio, mientras que el cuerpo es imperfecto, desde el momento que fue creado, porque crece con la nutrición. La psique posee en sí misma, desde el momento que fue creada, también la dinami del anhelo, deseo y también la irascible o emocional que le da el valor o la fortaleza y la mueve en eros (amor ardiente), porque tiene nus y lógica. La ira irracional o animal y el anhelo, deseo tonto o vicioso, no tienen elementos que han recibido durante su creación, y lo mismo vale también para el cuerpo. Es decir, el cuerpo se plasmó incorruptible y sin los flujos o zumos por los que vino como acto seguido el anhelo, deseo animal/irracional y la ira bestial. Pero después de la desobediencia, una vez caído el cuerpo en la corrupción y en el desgaste, adquirió la densa textura de los animales irracionales, se manifestó en él por necesidad la ira y el anhelo, deseo. Por eso también se opone a la voluntad de la psique-alma por la ira y por el anhelo, deseo, por supuesto cuando domina. Pero cuando el cuerpo mortal sea sometido a la lógica o a lo logístico/racional, entonces sigue la psique en el trabajo de los bienes. Porque cuando se hizo el revoltijo y la mezcla adquirida de las propiedades del cuerpo o carne con la psique-alma, entonces el ser humano se hizo semejante a las bestias y sucumbió a la ley del pecado para la necesidad de la naturaleza y el hombre que había sido creado ser lógico, se convirtió y se hizo animal, bestia y fiera.

  1. Dios, cuando con Su soplo vivificante creó la psique lógica y espiritual (o noerá con nus), no la hizo teniendo ira y anhelo bestial, animal sino que la ha puesto la fuerza del deseo junto con la fortaleza, la fuerza erótica (amor ardiente) de la atracción. Así ni cuando creó el cuerpo puso en él desde el principio la ira y el deseo irracional o animal. Estos el cuerpo los adquirió después por la desobediencia que el cuerpo se convirtió en mortal, corruptible y animal o bestial. Porque, como dicen los Teólogos, el cuerpo fue creado incorruptible, tal y como será resucitado, aunque era receptivo de la corrupción y del desgaste; sin embargo la psique-alma fue plasmada απαθής apazís (sin pazos, impasible, ni vicios). Pero la psique y el cuerpo recibieron los dos la corrupción, y se mezclaron entre sí por la ley natural de su recíproca participación, compenetración y transmisión. Y la psique tomó la cualidad o propiedad de los pazos, o más bien de los demonios. El cuerpo se asimiló con las bestias irracionales por la influencia de la situación que había caído y por el dominio de la corrupción. Y ya que las dinamis (potencias y energías) de la psique y del cuerpo se hicieron uno, constituyeron una bestia, un animal irracional e insensato a causa de la ira y del deseo, anhelo. Y así el hombre se igualó a las bestias, como dice la Escritura (Sal 48,21), y asimilado a ellas en todos los modos-tropos.
  2. Principio y generación de las virtudes es la predisposición y la buena intención, es decir, el deseo del bien, igual que Dios es causa y fuente de todo bien. Principio del bien es la fe, o más bien el Cristo, la roca inquebrantable de la fe, al cual tenemos como principio y cimiento de todas las virtudes, en quien estamos y encima de Él construimos todo bien. Él es la piedra angular (Ef 2,20-21) que nos conecta y nos une a Sí Mismo. Aún, Él es la perla preciosa (Mt 13, 46), la que busca el cristiano ortodoxo y el monje que se introduce al fondo de la hisijía (serenidad y paz divina), vende todas sus voluntades por la obediencia a los mandamientos-logos, para adquirirla desde aquí.
  3. Las virtudes son iguales entre sí y todas se concentran en un punto y constituyen un conjunto y una especie de virtud. Y existen virtudes y unas virtudes que son más grandes que las otras, porque contienen y componen la mayoría o también todas, tal y como es la divina agapi (amor increado), la humildad y la paciencia. Porque dice en relación el Señor: Paciencia entiendo aquella que se hace de acuerdo con la voluntad de Dios, la reina de las virtudes y el cimiento de las hazañas y de los éxitos espirituales. Ella es la paz en la guerra, la calma en la tempestad y la cimentación inquebrantable de aquellos que la han conseguido. Y a quien con la χάρης jaris (gracia, energía increada) de Jesús Cristo la adquiera (la paciencia divina), ni las armas, ni las lanzas, ni los ejércitos que arremeten en contra, ni formación de demonios, ni falange oscura de los enemigos pueden perjudicarle y hacerle daño.
  4. Las virtudes pueden generar una la otra, de todos modos nacen de las tres dinamis (potencias y energías) de la psique, excepto de las virtudes divinas. Causa y principio de las cuatro virtudes cardinales o generales, es decir, de la prudencia, de la valentía o fortaleza, de la templanza y de la justicia, de las que también se constituyen el resto de las virtudes, es la divina sofía-sabiduría movida por el espíritu de los que han alcanzado la teología, que se mueve en el nus (espíritu de la psique) de cuatro modos o maneras. Ella no opera simultáneamente en las cuatro, sino en cada una especialmente en su tiempo y como quiere. La prudencia opera como luz, la valentía o fortaleza opera como potencia impetuosa y soplo movido continuamente, la templanza como dinami (potencia y energía) que santifica y hace la catarsis, y la justicia como rocío refrescante de pureza que deleita y refresca el ardor de los pazos. En cada perfecto da la energía perfecta de cada una de ellas como es debido y adecuado cada vez, como dije antes.
  5. Las obras de la virtud que se hacen con nuestro esmero y cuidado, no regalan la salud perfecta en la psique-alma, si estas mismas virtudes en la psique no sobrevengan esencialmente al hábito o costumbre por la ayuda de la χάρης jaris (gracia, energía increada). Porque cada una de las virtudes tiene su propio carisma o jaris, su propia energía, de modo que aquellos que la poseen, incluso sin querer, puedan atraerla hacia sí mediante el hábito y la naturaleza del bien. Y cuando esto se nos ha sido dado, desde ahora en adelante se mantiene inalterable y estable. Porque las virtudes, como una psique viva en sus miembros, tienen la χάρης jaris (gracia, energía increada) del Espíritu para activarlas. Por eso, sin la χάρης jaris (gracia, energía increada) está muerta toda la suma de las virtudes y los que creen que las han adquirido o las han adquirido perfectamente, sólo tienen sombras y figuras del bien y no el modelo o tipo original de la verdad.
  6. Por lo tanto, son cuatro las virtudes universales: la fortaleza o valentía, la prudencia, la templanza y la justicia. También existen ocho situaciones cercanas a ellas, como hipérboles o excesos y como faltas o defectos de ellas, las cuales nosotros los monjes las consideramos y llamamos maldades, en cambio los mundanos las llaman virtudes. De la fortaleza o valentía el exceso o hipérbole es la audacia, desfachatez y la falta o defecto es la cobardía, falso miedo. De la prudencia exceso es la mala astuta vileza y la falta es la ignorancia. De la templanza exceso es la indecencia y la falta es la estupidez. De la justicia el exceso es la ambición, avaricia o injusticia y la falta es el menosprecio. Porque las virtudes se encuentran en el medio, y no sólo las universales y las naturales, las superiores de todo exceso y falta, sino también las virtudes prácticas. Y las virtudes tienen como cooperante la predisposición, la voluntad y la rectitud de la opinión, mientras que las otras, tienen la metábole o cambio y la presunción. El que las virtudes se encuentran en el medio de la rectitud, testigo es el proverbio que dice: “Y lograrás todos los ejes buenos rectos” (Prov 2,9). Por lo tanto, todas las virtudes son formadas dentro en las tres dinamis (potencias y energías) de la psique, en las cuales nacen y se edifican y también tienen como cimiento de su edificio las cuatros virtudes universales o más bien a Cristo, para que se limpien con las prácticas, las virtudes naturales, y las divinas y sobrenaturales sean dadas por la bondad del Espíritu.
  7. De las virtudes, unas son prácticas, otras naturales y otras divinas y regalos del Espíritu. Las prácticas provienen de la predisposición y la voluntad, las naturales de la formación y las divinas de la χάρης jaris (gracia, energía increada).
  8. Igual que nuestra psique da a luz las virtudes, así genera también los pazos. Las virtudes las da a luz según naturaleza y los pazos los genera contra natura. Es decir, la psique posee la causa de la generación del bien o del mal y el movimiento de su voluntad como punto central hacia los rayos o como el péndulo de la balanza; y al lado que gira y según quiera, a esto toma como cooperante y opera. La intención de la voluntad del hombre se somete en las dos operaciones y energías, porque él tiene en su interior las virtudes y las maldades. Las virtudes generadas por nacimiento y las maldades por la tendencia arbitraria de la voluntad.
  9. La Escritura llama doncellas a las virtudes, a causa de la cohesión que las une con la psique-alma y las hace que sean consideradas un espíritu y un cuerpo con ella. Porque la forma de la doncella es el símbolo de la agapi (amor incondicional), y el aspecto de estas santas vírgenes es el signo de pureza y castidad. Es costumbre de la χάρης jaris (gracia, energía increada) de transmitir y transformar en formas o figuras las realidades y cosas divinas en relación con sus cualidades, y sin engaño ni error configurarlas o formarlas conforme con lo que emparentan o lo que es su connatural, para los que son receptivos.
  10. Por lo tanto, los jefes de los pazos son ocho; tres son los grandes pazos, la gula, la filargiría (amor al dinero y la riqueza) y la vanagloria, y cinco los que los siguen, es decir, la lujuria o fornicación, la ira, la tristeza o depresión, la acidia, la soberbia unida con el orgullo. Y existen virtudes correspondientes contrarias a estos pazos: son las tres principales virtudes, la pobreza, la continencia o autodominio y la humildad, y junto con ellas sus acompañantes, la pureza, la apacibilidad, la alegría, la fortaleza y el agotamiento, y después todas las demás virtudes. Pero no puede cada uno que quiera, aprender y conocer la potencia, la energía y el olor especial de cada una de las virtudes o de las maldades, sino sólo aquel que las practica o las “padece” con obra y logos y que ha recibido por el Espíritu los carismas de la gnosis (conocimiento espiritual) y del discernimiento.
  11. Unas de las virtudes operan en nosotros y otras son operadas por nosotros. Las virtudes cuando es debido operan en nosotros cuánto, cómo y cuándo quieren. Y las activamos nosotros de acuerdo con nuestra predisposición, voluntad y hábito de nuestra capacidad ética. Pero las virtudes se activan y operan en nosotros esencialmente, en cambio nosotros las activamos típicamente, formando nuestro carácter ético, por supuesto que todos nuestros trabajos virtuosos son tipos o modelos en relación con los arquetipos celestes de las virtudes, y las cosas y realidades espirituales e inteligibles por pocos de nosotros son participadas en esencia antes del futuro gozo y deleite incorruptible. Aquí activamos y obramos los esfuerzos y disfrutamos de los tipos o modelos de las virtudes y no lo principal de las virtudes.
  12. Celebra litúrgicamente y divinamente el Evangelio (Rom 15, 16) con la manera de Pablo, aquel que comulga y participa de la iluminación de Cristo y puede transmitirla enérgicamente también a los otros, arrojando el logos como semilla divina en los campos de las psiques de los oyentes. Como dice el mismo: “Vuestro logos que sea mezclado con la χάρης jaris (gracia, energía increada) de la bondad divina, para transmitir la χάρης jaris en los que oyen con fe” (Col 4,6 · Ef 4,29). De nuevo Pablo llamando a los maestros, labradores y a los enseñados, campo (1Cor 3,9), muestra muy sabiamente que los primeros labran y siembran el divino logos y los otros son la tierra fértil, buena y muy fructuosa. Celebración litúrgica santa verdadera (o sacerdocio real) no es solamente la activación y acción de las cosas divinas, sino también la participación de los bienes y la transmisión de estos a los demás.
  13. Es variado el logos oral que se dice para enseñar y se adquiere de varias maneras de cuatro fuentes: del aprendizaje, de la lectura, de la praxis y de la χάρης jaris (gracia, energía increada). Igual que el agua, mientras que según su naturaleza es una, sin embargo, se transforma en la calidad según la composición de la tierra de donde pasa, de modo que una agua sea amarga, otra dulce, otra salada y otra ácida, así también el logos de la enseñanza, pasado dentro del hábito ético de cada uno y sea alterado analógicamente, es reconocido según su energía y proporciona beneficio.
  14. El logos se ha dado para disfrutarlo cada naturaleza lógica, igual que se ofrecen varios y muchos alimentos y manjares. Por eso, la psique siente su placer de distintas maneras; tiene el logos científico como pedagogo o educador para que vaya formando la ética en su carácter; el logos de la lectura como agua refrescante para alimentarla y darle alivio y reposo; el logos de la praxis como tierra verde para fortalecerla (Sal 22,2); el logos de la χάρης jaris (gracia, energía increada) como vaso con vino para embriagarla (Sal 22,5) y deleitarla, y el gozo inefable e indecible como aceite que hace su rostro apacible (Sal 103, 15) y resplandeciente.
  15. Todo lo dicho anteriormente la psique-alma no sólo lo tiene en su interior como vida, sino que cuando escucha todo esto también de otros como enseñanza, así lo siente, cuando naturalmente preexiste entre los dos agapi (amor incondicional) y fe. Es decir, cuando uno escucha con fe y el otro enseña con agapi (desinteresado), presentando sin arrogancia y sin vanagloria los logos de las virtudes. Entonces también los dos reciben de la siguiente manera las cuatro especies o géneros del logos: el logos por el aprendizaje, como pedagogo o educador; el logos de la lectura como alimentador; el logos por la praxis, que emana desde el interior, como un dulcísimo guía padrino de boda; el logos del Espíritu que ilumina y deleita, como logos novio que se une con la psique-alma. Porque la expresión “cada logos que procede de la boca de Dios (Mt 4,4) significa los logos que salen por el Espíritu en los labios de los Santos y es el dulcísimo soplo operante y energizante del Espíritu, que disfrutan no todos, sino solamente los dignos, -ya que los seres lógicos tienen el logos como gozo de buena vida. Aquí son muy pocos los que deleitan y gozan de la plenitud de los logos del Espíritu, mientras que los muchos conocen y participan sólo en los tipos de los logos espirituales con la memoria o recuerdo, sin aún haber saboreado con sentimiento de la psique el verdadero pan de la vida futura, es decir, el logos de Dios. Porque entonces sólo él estará en la disposición de los dignos para colmarlos de todo tipo de placer y deleite, sin que sea comido totalmente o agotado u ofrecido en sacrificio.
  16. Sin sentido espiritual es imposible para uno saborear el placer de las realidades divinas. Porque igual que aquel que ha vuelto obtusos los sentidos corporales y los hizo no operativos, apagados en las cosas sensibles, y no ve, ni escucha, ni huele, sino que es paralítico o más bien medio muerto, así también es aquel que ha mortificado las fuerzas naturales de su psique-alma por sus pazos y las hizo incapaces de operar y participar en los misterios del Espíritu. Es decir, aquel que no ve, no escucha y no siente espiritualmente, está muerto. Porque no vive en su interior el Cristo, sino que el mismo tampoco es movido por Cristo, ni recibe las energías increadas de Cristo.
  17. Los sentidos poseen igual y la misma, por no decir también una energía con las fuerzas psíquicas, y en concreto cuando son saludables y sanos. Porque las fuerzas psíquicas viven y operan mediante los sentidos, y el espíritu vital está unido también con los dos. El hombre es esencialmente enfermo cuando tiene la enfermedad general de los pazos y está continuamente postrado en la cama del hospital de la negligencia. Los sentidos vigilan con claridad las cosas sensibles y las fuerzas psíquicas aquellas inteligibles, especialmente cuando no existe entre ellos ningún combate que se contrapone a la ley del nus (espíritu de la psique) y de la voluntad del espíritu (Rom 7,23). Pero cuando se conjugan en uno y se hacen unitarias por la χάρης jaris (gracia, energía increada) del Espíritu, entonces conocen las realidades divinas y las humanas cómo son en su naturaleza, de modo inmediato y esencial, entonces consideran los logos o razones de ellas con precisión, y vigilan claramente, en la medida que esto es posible, la única Causa de todo, la Santa Trinidad.
  18. El hisijasta o hesicasta debe primero tener como cimiento sobre el que edifica estas cinco virtudes: silencio, continencia, vigilia (alerta continua), humildad y paciencia. Después, tres son los trabajos gustados por Dios: salmodia, oración y lectura; debe tener también trabajo manual, si aún es débil en las realidades espirituales. Porque las virtudes anteriores no contienen sólo todas las otras, sino que sostienen una la otra. Incluso el hisijasta debe ocuparse desde por la mañana en la memoria/recuerdo de Dios con la oración y la hisijía cordial (paz y serenidad interior divina). La primera hora debe orar persistentemente, la segunda leer, estudiar y la tercera, salmodiar, la cuarta orar, la quinta leer, estudiar, la sexta salmodiar, la séptima orar, la octava leer, estudiar, la novena salmodiar, la décima comer, la undécima dormir, si tiene necesidad y la doceava hora salmodiar las vísperas. Y de este modo tan bueno pasa todo el día y esto es gustado y de agrado a Dios.
  19. Uno debe como la abeja recoger de todo lo más útil para las virtudes y así participando un poco de todo, hacer una composición grande del trabajo de las virtudes, por las cuales será abastecido de la miel de la sofía-sabiduría para deleitar y hacer gozar a las psiques-almas.
  20. Si quieres pasar más fácilmente el espacio de la noche, escucha esto. Tres maneras o modos tiene la vigilia de la noche: la de los principiantes, la de los intermedios y la de los perfectos. El modo primero para uno es, la mitad de la noche dormir y la otra mitad velar, esto es desde la tarde hasta medianoche, o bien desde medianoche hasta el amanecer. El segundo modo es, velar por la tarde noche una o dos horas, después dormir cuatro, y después levantarse al orthros (oficio preparación maitines antes de la Divina Liturgia) para salmodiar y orar seis horas hasta el amanecer. Y después salmodiar la primera hora y sentarse en la hisijía (serenidad y paz interior divina) como dijimos antes. Y seguir el programa de los trabajos espirituales que antes hemos dado para las horas del día, o mantener incesante la oración, por la que viene el hábito en el luchador. Finalmente, el modo tercero consiste en estar en pie, en alerta y vela toda la noche
  21. En relación con la comida, creo que una libra de pan es suficiente para el que lucha para la divina hisijía. Y que beba dos vasos de vino o tres de agua. Su alimento que sea austero, no lo que pide el deseo de la naturaleza, sino tal como administra o economiza la divina Providencia, y de nuevo con continencia. Un consejo perfecto y conciso para los que quieren aplicar la exactitud, es que cumplan los tres trabajos generales de las virtudes, ayuno, vigilia o alerta y oración. Estas tres virtudes garantizan el apoyo imperturbable de todos.
  22. La hisijía divina antes que nada tiene necesidad de fe, paciencia, esperanza y agapi (amor incondicional) con todo el corazón, con toda fuerza y energía. Porque quien cree, aunque no consiga aquí lo anhelado, por suerte de alguna negligencia o de otra causa, sin embargo durante la hora de su muerte seguro que es imposible que no sea informado del fruto de la fe y su lucha y no vea la libertad, la cual es el Jesús Cristo, quien es la redención, psicoterapia y salvación de las psiques-almas, el Θεάνθρωπος Zeánzropos (Dios-Hombre) Λόγος Logos. Pero quien no cree será ciertamente condenado durante el momento de su muerte, pero también se ha condenado desde ahora, según el logos del Señor (Jn 3,18). Porque dice que quien trabaja en los placeres o al hedonismo y busca la gloria de los hombres y no la de Dios (Jn 5,44), este es incrédulo, aunque parezca que en palabras es creyente. Este se ha engañado a sí mismo sin darse cuenta y escuchará entonces: “Tal y como no me aceptaste en tu corazón, sino que me has vuelto despectivamente la espalda, yo también te rechazaré y te expulsaré lejos de mí” (Ez 5,11). El creyente debe tener buenas esperanzas, creer en la verdad de Dios, tal y como es testificada en las Escrituras, y confesar su enfermedad para no recibir la doble e inevitable condena.
  23. Ninguna otra cosa trae quebrantamiento del corazón y humildad en la psique-alma, como el apartarse y vivir uno en aislamiento con conocimiento y el silencio en toda ocasión. Y de verdad, no hay otra cosa que dañe y destruya tanto el estado de la hisijía (paz y serenidad interior divina) y le priva de esta dinami (poder, potencia y energía) divina, como estos seis estos pazos generales: la παρρησίαparrisía (libertinaje, lenguaje descaro, desorbitado, desvergüenza), la gula, la locuacidad (o charlatanería), la distracción (o el descuido), la arrogancia (o enaltecimiento) y la presunción (o jactancia, engreimiento) que es el pazos principal y señor. Aquel que con buena disposición se ha acostumbrado en estos pazos, se vuelve totalmente insensible, y cuando ellos progresan queda todavía más oscurecido. Y si vuelve a levantarse y recomienza desde el principio con fe, celo y buena disposición, conseguirá de nuevo lo que pretende, y en concreto si se hace humilde y pide con persistencia. Pero si a causa de su negligencia, reine en su interior alguno de los pazos que antes dijimos, entonces se pone en marcha contra él todo el ejército de los males, junto con la desastrosa incredulidad, y convierte en desierto la psique, como Babilón, por las revueltas y los ruidos de los demonios. Y así la última situación de este hombre se hace peor que la primera (Mt 12,45), de modo que se hace enemigo iracundo y acusador de los otros hisijastas, afilando su lengua contra ellos como un cuchillo de doble fila con punta muy fina.
  24. No es posible para uno pasar de distinta manera las aguas de los pazos, por los que se enturbia y se remueve el mar de la hisijía e inunda la psique-alma, sino mediante el barco ligero de la pobreza general y la continencia. Porque cuando, a causa de la incontinencia y el amor a la materia, los torrentes de los pazos inundan con sus aguas la tierra del corazón y llevan en el corazón todo tipo de suciedad y barro de loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía), entonces provocan confusión al nus (espíritu del corazón), perturbación en la diania (mente, intelecto) y peso en el cuerpo. Y hacen el corazón y la psique indiferente, oscurecida y drogada y la sacan fuera de su hábito natural y del sentido.
  25. Nada en verdad hace la psique de los luchadores frívola, indiferente y estúpida, como la filaftía (egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo) que es el abastecedor que alimenta los pazos. Cuando la filaftía-egolatría, en vez de los esfuerzos y las fatigas para la virtud prefiere los reposos del cuerpo y cree que es bueno para el cuerpo la opinión de que uno no debe esforzarse voluntariamente por las obras, ni siquiera en los ligeros esfuerzos y sudores para los mandamientos, entonces provoca frivolidad y atonía en la psique para las luchas por la hisijía (serenidad y paz interior divina) y produce una fuerte e incompatible parálisis del cuerpo a las obras.
  26. Para los que son débiles en los mandamientos y quieren vomitar fácilmente el turbio oscurecimiento de los pazos, no hay otro médico tan perfecto y primero como la indiscutible obediencia con fe en todo. Ella es el fármaco compuesto por todas las virtudes, que vivifica a los que lo beben, y espada que limpia de golpe todas las heridas. Por lo tanto, quien con fe y sencillez escogió antes que nada ponerla en práctica, ha cortado de golpe una vez todos los pazos. No sólo ha alcanzado la hisijía (paz y serenidad divina), sino que mediante la obediencia ya la ha vivido y la vive en plenitud, porque encontró a Cristo y se hizo y se llama imitador y dulos-sirviente de Cristo.
  27. Sin trabajo y vida en luto espiritual según Dios, es imposible uno soportar la ola de calor de la hisijía. Quien tiene luto espiritual según Dios y estudia los males de antes y después de la muerte, antes que estos vengan, él tendrá paciencia y humildad, los dos cimientos de la hisijía (paz y serenidad divina). Pero quien practica la hisijía sin paciencia y humildad, tiene siempre la indiferencia acompañando la presunción. Y de estas se multiplican los cautiverios y las agitaciones del nus (espíritu de la psique) y nos empujan a la atonía, a la relajación y al atontamiento. A continuación la incontinencia, la madre de la negligencia o pereza espiritual hace el cuerpo relajado y desganado y el nus oscuro y obtuso. Entonces también Jesús se esconde, ya que hay tanta multitud de pensamientos y conceptos en el lugar de la diania (mente, intelecto), (Jn 8,13).
  28. Es imposible que todos puedan probar y percibir con sentido y sentimiento los tormentos y torturas de la conciencia, de la vida presente y de la futura. Esto se percibe y se siente sólo en aquellos que especialmente son privados y faltos de la doxa gloria (luz increada) y de la agapi (incondicional e increada), desde aquí o allí. Esta tortura es como un verdugo tremendo que castiga los culpables de distintas maneras, y continuamente utiliza tiránicamente el celo o el control, como si desvainara una espada bien afilada. Por lo tanto, ya que tenemos la conciencia, el llamado celo o por otros, ira natural, se mueve de tres maneras, hacia los demonios, hacia la naturaleza y hacia la psique-alma. A él (el celo o la ira) nos aconsejan a afilarlo como espada bien afilada contra los enemigos. Si este celo o ira vence y somete los dos en uno, es decir, el pecado y el cuerpo en la psique, entonces se transforma en montaña alta de la fortaleza y llega a Dios. Pero si la psique es sometida en los dos, entonces el celo o ira se hace tortura sin piedad, porque se ha esclavizado con su voluntad a los enemigos. A partir de aquí la psique comete cosas malísimas y repugnantes, y como ha perdido su estado virtuoso, ha recaído y se ha separado de Dios.
  29. De los pazos, los que son por excelencia duros y pesados, son dos: la fornicación o lujuria y la acedia; los cuales presionan y paralizan la desgraciada psique-alma. Estos dos pazos tienen conexión y dependencia el uno del otro, y son invencibles, difíciles de combatir y totalmente difíciles de ser vencidos por nosotros. El pazos de la fornicación o lujuria abunda en la parte anhelante de la psique-alma y por su naturaleza abraza indistintamente las dos partes, es decir, del cuerpo y de la psique, y el placer está mezclado en todos los miembros. La acidia domina en lo alto en la parte hegemónica de la psique-alma, es decir, en el nus y envuelve apretando toda la psique y toda la carne como la yedra enredadera, haciendo la naturaleza humana indolente, inactiva y en parálisis. Estos dos pazos se expulsan, aunque sin ser totalmente vencidos, y antes de la situación bienaventurada de la apázia (sin pazos, impasibilidad), cuando la psique habiendo recibido durante la oración la dinamis (potencia y energía) del Espíritu Santo, la cual produce alivio, comodidad, fuerza, y profunda paz en el corazón por la hisijía (serenidad y paz interior divina). Por lo tanto, la lujuria o fornicación es el principio, la reina, la soberana y la resultante de los placeres o hedonismo, y su compañera la acidia o negligencia es el arma invencible que transporta los guerreros de Faraó (Ex 14,7). De estas dos han entrado, para nosotros los desgraciados, los motivos de los pazos en la vida.
  30. El principio de la oración noerá o espiritual (con el nus-espíritu de la psique en contacto consciente con la oración), es decir, la dinami (potencia y energía) del Espíritu y la celebración litúrgica mística del nus. Ahora el principio de la hisijía (serenidad y paz divina) es la reflexión y la ocupación en Dios, intermedio son las dinamis de la iluminación y de la zeoría contemplación (espiritual), y fin es el éxtasis (extensión interior) o la zéosis y el arrebatamiento del nus hacia Dios.
  31. La energía noerá del nus (espíritu de la psique) es la celebración espiritual litúrgica o sacra. Es como arras antes del futuro deleite que sobrepasa toda comprensión, la celebración litúrgica se celebra por el nus, el cual sacrifica místicamente el Cordero de Dios en el altar o sacrificadero de la psique y participa en él. El que uno coma el Cordero de Dios en la parte del altar o sacrificadero de la psique, no es sólo que lo entienda o que participe en Él, sino que también se convierta y se haga semejante a Él en la vida futura. Porque aquí disfrutamos los logos de los misterios, pero los mismos misterios tenemos esperanza que los disfrutaremos allí.
  32. La oración en los principiantes es como un fuego de alegría que sobresalta desde el corazón, en los perfectos es como energía de luz perfumada; incluso, la oración es el kerigma (predicación, sermón) de los Apóstoles, energía y operación de la fe, o más bien fe inmediata; la oración hace que sean tocadas con la mano las cosas que esperanzamos, es agapi (amor incondicional y desinteresado) en praxis-acción, movimiento angélico, potencia, energía, obra, alegría y deleite de los Incorpóreos, evangelio de Dios, certeza del corazón, esperanza de σωτηρία sotiría (redención, psicoterapia y salvación), signo de purificación y de catarsis, símbolo de santidad, reconocimiento de Dios, manifestación y renovación del bautismo, arras del Espíritu Santo, deleite y alegría de Jesús, alegría y gozo de la psique-alma, misericordia de Dios, signo de reconciliación, sello de Cristo, rayo del sol espiritual, estrella que ilumina los corazones, consolidación del Cristianismo ortodoxo, demostración de la reconciliación con Dios, χάρης jaris (gracia, energía increada) de Dios, sofía-sabiduría de Dios o mejor, el principio de la autosofía-autosabiduría, revelación de Dios, obra de los cristianos y de los monjes, estado de gobierno de los hisijastas, motivo de hisijía (serenidad y paz interior divina), muestra de la vida angélica; la oración es el Dios, el cual opera siempre en todos (1Cor 10, 6), porque una es la energía increada y acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que opera siempre a través de Jesús Cristo.
  33. Sí Moisés no hubiese tomado de Dios la vara del poder, no se haría dios para Faraón (Ex 7,1), de modo que pueda castigar con azotes a él y a Egipto. Así también el nus (espíritu de la psique), si no toma en su mano la dinami (potencia y energía) de la oración, es imposible destruir el pecado y las dinamis (potencias y energías) demoníacas.
  34. Quienes dicen que hacen algo sin humildad, se parecen a los que edifican en el invierno o sin barro o sin cemento. Son muy pocos los que encuentran y aprenden la humildad por la experiencia y la gnosis (conocimiento). Y aquellos que pretenden describirla con palabras, se parecen a los que intentan medir el abismo. Ahora yo el ciego, habiendo formado una imagen tenue o vaga sobre esta gran luz (increada), me atrevo y digo. La humildad real no consiste en hablar y decir palabras humildemente, ni forma o esquema humilde; ni presiona al que la posee a opinar humildemente, ni reprocharse uno para mostrar humildad. Y estas cosas son distintos modos o formas de humildad, son motivos y esquemas de humildad, sin embargo es una χάρης jaris (gracia, energía increada) y donación que se da de lo alto. Como dicen los santos Padres, existen dos tipos o géneros de humildad: considerarse uno el inferior de todos y atribuir sus hazañas y éxitos a Dios. Lo primero es el principio, lo segundo el fin. El que la busca la encontrará y la adquirirá con gnosis (conocimiento) en su interior y si reflexiona sobre estas tres cosas: de que es el más pecador de todos, el más repugnante de todas las creaciones, porque se encuentra en lo contranatural, y más miserable que los demonios, ya que se ha hecho esclavo de ellos. Aún debe decirse a sí mismo: “¿Cómo sé yo exactamente los pecados de los seres humanos, cuáles y cuántos son? ¿Cómo voy a saber yo si son iguales o superan los míos? Pues, psique-alma mía, ya que esto no lo sé, estoy por debajo de todos los seres humanos, como barro y ceniza bajo de sus pies. ¿Y cómo no me voy a considerarme a mí mismo más repugnante que todas las creaciones que se encuentran al estado natural, tal y como fueron creadas, mientras que yo a causa de mis incontables pecados me encuentro al estado de contra contranatural? Es verdad, los animales, las fieras y las bestias son más limpios y puros que yo el pecador. Por eso estoy por debajo de todos, ya que por mis pecados, me he arrojado al hades antes de morir y allí estoy caído. ¿Quién no siente que el pecador es el peor incluso de los demonios, ya que es dulos-esclavo y obediente de ellos y ya desde aquí está encarcelado junto con ellos en la oscuridad o tinieblas? Realmente, es peor que los demonios el que es dominado por ellos; por eso, hombre desgraciado, heredarás junto con ellos el abismo, tú que habitas en las profundidades oscuras, al hades y al abismo antes de morir. ¿Cómo te engañas a ti mismo y te nombras justo, ya que con tus obras malas has acabado siendo pecador, impío y demonio? ¡Ay, cuánto te engañas y te equivocas, adorador del demonio, perro sucio, que por estas cosas serás arrojado al fuego (increado) y a la oscuridad o tiniebla”.
  35. Sofía-sabiduría movida por el espíritu, según los Teólogos, es la dinami (potencia y energía) de la oración noerá-espiritual (con el nus), pura, lúcida y angélica. El signo de esta oración es que el nus (espíritu del corazón) no tenga, mientras está orando absolutamente, ninguna imagen, esquema o figura y no vea nunca materialmente ni así mismo ni a cualquier otra cosa; pero a menudo sus propios sentidos se retraen a causa de aquella luz increada; porque el nus entonces se hace inmaterial e iluminado y se une de modo inexpresable con Dios en un solo espíritu (1Cor 6, 17).
  36. Los modos o maneras que muestran y conducen a la donación divina de la humildad son los siguientes: silencio, actitud humilde, hablar humildemente, vestimenta humilde, autoreproche, quebrantamiento o contrición y esjatología (de las últimas cosas). El silencio con conocimiento da a luz la actitud humilde. De la actitud humilde nacen los otros tres modos de humildad: el que uno hable humildemente, vestirse con ropa humilde y autoreprocharse continuamente a sí mismo. Estos tres modos dan a luz la contrición o quebrantamiento (del corazón) que proviene por la concesión de las tentaciones, la cual también llaman pedagogía económica o providencial y humildad que es provocada por los demonios. El quebrantamiento o contrición fácilmente hace que en la psique se viva la esjatología (últimas cosas o extremos), es decir, que esté por debajo de todos y la última de todos, ya que la dominan todos. Los dos últimos modos traen la perfecta humildad, la regalada de Dios. Esta dinami (potencia y energía) la llaman perfeccionamiento de todas las virtudes. Y ella es la que atribuye a Dios las hazañas y éxitos virtuosos. Por lo tanto, primero de todo es el silencio, el cual da a luz la actitud humilde. Esta da a luz los siguientes tres modos de la humildad. Estos tres modos dan a luz la contrición o quebrantamiento. El quebrantamiento da a luz el séptimo modo de la primera humildad, el que está debajo de todos, el cual también lo llaman humildad económica o providencial. La humildad providencial trae la humildad regalada de Dios, perfecta, sin hipocresía y verdadera. La primera humildad sobreviene así: si el hombre no es abandonado y vencido y no es esclavizado, dominado y vencido de cada pazos, loyismós (pensamiento) y espíritu, sin encontrar ayuda ni de las obras, ni de Dios o de cualquier cosa en general, de modo que llegue así a la desesperación y humillado en todo, no puede quebrantarse y tenerse a sí mismo por debajo de todos, el último, esclavo y peor incluso de los demonios, ya que es dominado y gobernado por ellos. Por lo tanto, esta es la humildad providencial o por economía que concede o permite la Providencia y mediante ella se da de Dios la segunda humildad, que es la alta humildad, la cual es dinamis (potencia y energía) divina que opera y hace todo. Ella hace al ser humano verse a sí mismo siempre como órgano o instrumento de la divina dinami (increada) y trabajar con ella las cosas admirables y extraordinarias de Dios.
  37. Substancialmente o hipostáticamente zeoría contemplación espiritual de la luz increada, nus (espíritu de la psique) sin fantasías y exaltaciones, energía y acción de oración verdadera que siempre brota en la profundidad del corazón, resurrección (despertar espiritual) y elevación de la psique, sorpresa divina, huida de este mundo, éxtasis total de la diania (mente, intelecto) de los sentidos por la energía increada y acción del Espíritu, arrebatamiento del nus (espíritu de la psique) por sus dinamis (potencias y energías), movimiento angélico de la psique-alma movida por Dios hacia las alturas infinitas, es imposible para uno encontrar en nuestra generación, porque en nosotros domina la tiranía de los pazos, por la multitud de las tentaciones. Porque el nus tiene la tendencia y en concreto en los más ligeros, frívolos y desinteresados, fantasear estas cosas antes de su tiempo. Y así al perder también una situación buena que se le fue dada por Dios, vuelva totalmente mortificado. Por eso, uno debe con gran discernimiento no pedir cosas para ahora de las que son para otro tiempo, ni dejar las que tiene en sus manos y fantasear otras. Porque el nus por naturaleza tiene la tendencia de caer fácilmente en fantasías y delirios en relación con las realidades anteriores y las plasma sin haberlas alcanzado. Por tanto, existe el miedo y no es pequeño, no vaya ser que un hombre de este tipo sea privado también de las cosas que se le dieron o a menudo por su autoengaño, enfermar y perder también hasta el nus desenfrenado, y convertirse en fantasiasta (delirante) en vez de hisijasta.
  38. Χάρης jaris no es sólo fe, sino también oración operada por la energía divina. La oración verdadera, que tiene en su interior manifiesta la vida de Jesús, lo demuestra la fe que es activada espiritualmente con agapi (amor incondicional). Por consiguiente, aquel que no se ve en sí mismo ser activado y energizado por la agapi, tiene la fe opuesta, la muerta y sin vida. Pero tampoco literalmente se puede llamar creyente aquel que cree sólo en palabras, sin que su fe sea activada por los mandamientos o dentro en su espíritu. Por lo tanto, debe manifestar su fe por el progreso en sus obras, o su fe que sea activada por las obras iluminando como luz, como dice el divino Apóstol: “Enséñame tu fe con tus obras y yo te indicaré mis obras con mi fe” (Sant 2,18). Con estas palabras muestra que la fe de la χάρης jaris (gracia, energía increada) es manifestada por las obras de los mandamientos-logos, igual que los mandamientos también operan y resplandecen por la fe de la χάρης jaris. Porque la fe es la raíz de los mandamientos, o más bien la que los riega y crecen, y se discierne en dos partes, en confesión y en χάρης jaris increada, aunque por naturaleza es indivisible.
  39. La angosta, grande y recortada escalera para los subordinados, tiene cinco escalones que conducen a la perfección. El primero es la renuncia del mundo, segundo escalón es la subordinación, tercero la obediencia, cuarto escalón la humildad y quinto la agapi (amor incondicional y desinteresado), la cual es el Dios. La renuncia asciende desde el hades a aquel que se encuentra caído allí, y libera de la materia al que está esclavizado en ella. La subordinación, encontró a Cristo y le diaconiza-sirve, como dice el mismo: “Aquel que me sirve, éste me sigue, y donde yo estoy allí estará él también (Jn 12, 26). ¿Y dónde está el Cristo? Sentado a la derecha del Padre. Por lo tanto, donde está el servido-diaconizado, allí debe estar también el diácono-servidor poniendo con buen ánimo sus pies en los escalones para la ascensión; o más bien, antes que suba el mismo por sus intentos, ya ha co-ascendido y co-asciende con Cristo. Ahora bien, la obediencia que es operada por los mandamientos-logos, edifica la escalera con distintas virtudes que las coloca como escalones para la ascensión de la psique-alma. Finalmente de la obediencia, la elevadora humildad toma a su obediente y, una vez haberlo llevado a la altura del cielo, le entrega en la reina de las virtudes, la agapi (amor increado, incondicional y desinteresado) que le conduce y le presenta en Cristo. Así que, por esta breve y concisa escalera, asciende fácilmente al cielo aquel que se subordina y se somete verdaderamente en la obediencia.
  40. El trayecto más corto hacia la realeza superior increada, por la pequeña escalera de las virtudes, no es otra cosa que la anulación de los cinco pazos contrarios a la obediencia; es decir, la desobediencia, la contradicción, la autocomplacencia, la autojustificación y la desastrosa presunción. Ellas son miembros y partes del desenfrenado demonio que traga los falsos obedientes y los envía al dragón hades, al abismo. La desobediencia es la boca del hades; la contradicción, con su lengua corta como espada bien afilada; la autocomplacencia son sus dientes afilados; la autojustificación su coraza; y el respiro de su panza voraz y cometodo es la presunción que conduce al hades. El que por obediencia vence el primero de los pazos, ha cortado con un solo golpe todos los demás y con este único escalón rápidamente asciende a los cielos. Esto es un milagro realmente inexpresable e inalcanzable, que ha economizado nuestro filántropo (amigo del hombre) Señor, de modo que con una virtud o más bien, con una orden, vaya subiendo el hombre inmediatamente a los cielos, igual que por la desobediencia hemos bajado y bajamos al hades.
  41. El ser humano es como un mundo doble que se llama nuevo, de acuerdo con el divino Apóstol que dijo: “El que pertenece a Cristo, es nueva creación” (2Cor 5,17). Porque el ser humano por la virtud se hace también cielo y tierra y todo lo que constituye al mundo. Para él es todo el logos y todo el misterio, como dice san Gregorio el Teólogo. Ya que la lucha y el combate nuestro, como nos dijo el Apóstol (Ef 6,12), no es contra seres con sangre y carne, sino contra los principios y las potencias de la oscuridad de este siglo, contra los malignos y astutos seres espirituales del soberano del aire en el cielo, es normal que aquellos que combaten secretamente contra nosotros, se muevan en el mundo de nuestras dinamis (potencias y energías) psíquicas, el cual se parece con el gran mundo de la naturaleza. Porque los tres soberanos de los espíritus malignos y astutos se disponen y se ponen en marcha contra las tres dinamis psíquicas de los luchadores, y en el punto que uno haya trabajado y progresado, allí es atacado por ellos; el dragón, el soberano del abismo, el cual manifiesta su fuerza en el lomo –su morada es la parte anhelante de la psique- y al ombligo, se pone en marcha y ataca contra aquellos que están vueltos en su corazón. Y en medio del placentero gigante del olvido, lanza en ellos sus dinamis (potencias y energías) causticas de sus dardos ardientes. Teniendo el deseo de la parte anhelante psique como un mar y abismo suyo, sumergiéndose y arrastrándose en ella (mar), turbándola y haciéndola sacar espumas de su boca. Y la inflama para el acto sexual o coito y con los placeres como torrentes, la inunda sin poder saciarla, ya que es codiciosa e insaciable. El soberano o príncipe de este mundo pecador (Jn 12,31), como oponente de la parte irascible o emocional, se dispone contra aquellos que ejercen la virtud práctica. Arma continuamente sus formaciones y nos hace la guerra; y como en la lucha que se hace en el mundo o en teatro o en estadio, hace en la parte irascible de la psique, durante la lucha espiritual, todo tipo de tecnicismos o artificios de los pazos, con la ayuda del gigante racimía (pereza espiritual y acidia).

Por lo tanto, vence y es vencido por aquellos que con fortaleza, valentía luchan continuamente contra él, y los provoca la coronación o la vergüenza de la derrota ante los Ángeles. Finalmente el soberano del aire (Ef 2,2), ataca con fantasías contra aquellos que se dedican a la zeoría contemplación espiritual con la diania (mente, intelecto), porque puede acercarse en la parte lógica y espiritual de la psique junto con los malvados y astutos espíritus del aire. Y con la gigante ignorancia remueve y enturbia el cielo lógico, la diania que se ha hecho digna y capaz para elevación hacia lo alto. Es decir, para engañarla, presenta las formas fantasiosas y nublosas y las transformaciones de los malignos y astutos espíritus como relámpagos y truenos, estrépitos y torbellinos y provoca miedo y cobardía. Es decir, cada uno de los tres lucha y ataca contra una de las tres partes de la psique-alma. Y con lo que es adversario, contra este combate y hace la guerra.

  1. Los demonios eran una vez ellos también nus-espíritus, y decayeron de aquella inmaterialidad y finura, por eso cada uno de ellos adquirió una densidad material, tomando análoga con la orden o la energía forma corporal correspondiente a su cualidad. Porque también ellos igual que el ser humano, perdido el placer angelical y privados del gozo divino, se encontraron teniendo igual que nosotros gozo de las cosas terrenas y se hicieron algo de materiales adquiriendo pazos materiales. No debemos admirar por esto, ya que nuestra psique lógica y espiritual, que fue creada como a imagen de Dios, se ha hecho animal, bestial e insensible y casi sin nus por el placer y disfrute de las cosas materiales e ignoró a Dios.

Porque el hábito tiene la fuerza de cambiar la naturaleza y transformar la energía y acción en relación con la predisposición y voluntad. Por tanto, unos de los espíritus son fangosos, pesados, irrefrenables y vengativos, y abren la boca como fieras para el placer y disfrute material; se ven como perros sanguinarios comiendo, como los poseídos del demonio, su amada podredumbre, putrefacción, y tienen como disfrute y morada propia las carnes grasas, espesas y abundantes.

Otros espíritus malvados son desenfrenados, indecentes y húmedos, como las sanguijuelas, las ranas y las serpientes en el lago del deseo; alguna vez también son como peces que se mueven en el placer salado de la indecencia, y este es su placer y deleite. Nadan en el mar de muchas bebidas alcohólicas, siendo viscosos y blandos se alegran por la humedad o liquidez de los placeres irracionales o animales, levantando incesantemente en la psique olas de loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía), contaminaciones, tempestades y mareos.

Finalmente, otros espíritus malvados son ligeros y finos, ya que son espíritus del aire y soplan con manía contra la parte contemplativa de la psique-alma, creando fuertes vientos y fantasías. Se transforman unas veces en pájaros, pero también en ángeles y engañan la psique-alma. Dan forma a los recuerdos de personas conocidas. Tergiversan y cambian toda contemplación espiritual, sobre todo a los que aún están en el estadio de la lucha y no alcanzaron la pureza y el discernimiento espiritual. En general, no hay nada espiritual que no se metamorfosean secretamente en esto según la fantasía. Porque estos espíritus malvados se arman análoga con el estado espiritual y la medida del progreso del ser humano y se introducen trayendo el engaño en vez de la verdad y la fantasía en vez de la contemplación espiritual. En relación a esto existe el testimonio de la Escritura que dice: “los animales y las fieras del agrós-campo y las aves del cielo y los reptiles de la tierra” (Os 2,14), dando a entender claramente los espíritus malvados y astutos.

  1. La revolución de los pazos y la guerra que levanta la carne o cuerpo contra la psique, se hace en nuestro interior de cinco modos o maneras: Unas veces la carne o cuerpo no hace uso correcto de las cosas; otras quiere actuar contra natura; otras veces se arma por los demonios contra la psique-alma, porque alegremente mantiene amistad junto con ellos; pero alguna vez y por si sola la psique desobedece haciendo trastadas, mientras ya está poseída de los pazos como cualidades o atributos suyos. Después de todo esto, afrontamos también la guerra por la envidia de los demonios, cuando ellos habiendo fracasado en los anteriores, nos atacan por concesión/permiso de Dios para que nos hagamos humildes.
  2. Las causas principales de la guerra, las cuales nos vienen de todas partes y mediante de todos, son tres: el hábito, el uso no correcto de las cosas, la envidia y la guerra de los demonios por la concesión o permiso de Dios. Igual que la carne-cuerpo se revoluciona contra la psique-alma, lo mismo también la psique contra la carne (Gal 5,17), de la misma manera, el hábito, la energía y acción crean la guerra de los pazos carnales contra la psique-alma y de las virtudes de la psique contra la carne. A veces también el mismo enemigo, lleno de descaro, combate contra nosotros desconsideradamente y sin motivo, como descarado que es. Por tanto, no permitas, amado mío, la sanguínea sanguijuela a chupar la sangre de tus venas, y nunca podrá vomitar sangre. Ni tampoco sacies de tierra la serpiente y el dragón, y pisotearás fácilmente la audacia y la desfachatez del león y del dragón (Sal 90,13). Gime hasta que seas desnudado de los pazos y te vistas en la residencia celeste (2Cor 5,2) y la forma de Jesús Cristo que te ha plasmado como a Su imagen.
  3. Aquellos que son sólo carnes y están apegados en la filaftía (egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo) están por excelencia esclavizados siempre al placer y a la vanagloria, y llevan en su interior arraigada la envidia y ven con amargura la felicidad de sus prójimos, tergiversan las cosas y realidades buenas como malas y son productos del engaño, ni aceptan las realidades espirituales, ni creen, ni pueden ver o conocer a Dios a causa de su poca fe e incredulidad. Estos seres humanos, según su ceguera y poca fe, con razón escucharán allí lo dicho del Señor: “No os conozco” (Mt 25.12). Porque el creyente que pregunta, debe creer cuando oye aquellas cosas que no conoce o aprender aquellas que cree, o enseñar aquellas que aprendió y así aumenta sin envidia el talento en los que lo aceptan y escuchan con fe. Pero si es infiel e incrédulo a aquellas cosas y realidades que no sabe y menosprecia aquellas que no conoció y enseña aquellas que no aprendió, por envidia hacia los que las enseñan con experiencia práctica, es seguro que será recriminado, reprendido e incluido con aquellos que poseen en su interior “odio y amargura” (Hec 8,23)
  4. Filósofo orador es, según los verdaderos filósofos, quien con la ciencia general contiene y resume en brevedad todos los seres, y como un cuerpo, también los discierne y los unifica, mostrándolos el mismo significado, valor y fuerza según la diversidad y según la identidad. O se llama probatorio, acreditativo de verdad, aquel que demuestra y habla de la verdad de las cosas. Por otro lado, filósofo orador es principalmente el espiritual, el que las cinco divinas cualidades generales de los seres, las que ha unido el Logos humanizado o encarnado, las discierne y las une en su discurso, incluyendo el total en un logos resumido, como buen orador; y esto no lo demuestra en los otros sólo con demostraciones de palabras secas igual que los filósofos retóricos y charlatanes que están fuera del cristianismo, sino en base de teorías y contemplaciones espirituales dentro de los seres que se le han sido mostradas por el Espíritu, para poder iluminar también a los otros.

Verdadero filósofo es aquel que por los seres conoce la Causa de ellos o conoce los seres desde la Causa, ya que ha alcanzado a la unión sobrenatural con Dios y a la fe inmediata y no sólo aprendió, sino que también sufrió o padeció  por experiencia las realidades divinas. O por otro lado, filósofo es esencialmente el nus (espíritu de la psique) que se ha hecho práctico y zeorítico contemplativo y como tal, se gobierna y vive.

Filósofo perfecto es el nus que ha logrado la filosofía ética, la natural y la teológica, o más bien, ha logrado la filotheía (amistad de Dios), es decir, este que ha sido enseñado por Dios en las praxis de la filosofía ética, en los logos de la física o natural y en la zeoría contemplación y exactitud de los dogmas teológicos. O por otro lado, divino filósofo orador de las realidades divinas es aquel que distingue los seres principales que son de los seres o de los no-seres, y en base a esto muestra los logos (causas, razones) de los primeros, y de nuevo en base a esto considera los logos (razones, causas) de aquellos, dominado e inspirado totalmente por el Espíritu de Dios. Incluso, compara el mundo sensible y el mundo visible con el mundo espiritual e invisible y viceversa, concluyendo que el mundo visible es imagen-icona del mundo invisible y el invisible es arquetipo del visible. Porque, como dicen, preceden los modelos o tipos de lo que es sin modelo o sin tipo, y las formas antes de lo que es informe. Así, tal como el mundo visible y el invisible se manifiestan espiritualmente el uno mediante del otro, ve claramente el uno al otro y lo hace manifiesto por el logos de la verdad. Sobre la gnosis de la verdad resplandeciente como el sol, no lo hace fingiendo con logos alegóricos o anagógicos en su discurso sino con ciencia espiritual y dinami (potencia y energía) divina, clarifica los verdaderos logos de los dos mundos y demuestra con mucha énfasis de que el mundo visible es pedagogo o educador nuestro, en cambio el mundo invisible es divina morada eterna hecha visible claramente para nosotros.

Filósofo divino es aquel que mediante la praxis y la zeoría contemplación espiritual se ha unido de modo inmediato con Dios y se hizo y se llama amigo de Dios, ya que pretendió y amó la primera sofía-sabiduría, la creadora y la verdadera más que cualquier otra amistad, sofía-sabiduría y gnosis (conocimiento).

Ahora bien, filólogo y no de por sí filósofo, (-aunque la doxa-gloria vana ha usurpado secretamente el nombre de la filosofía, como dice el gran Gregorio el Teólogo-), es quien ama e investiga la sofía-sabiduría de la creación de Dios como último efecto de ella, pero sin ejercitar con ostentación esta filosofía para elogio y doxa-gloria humana, para no ser filoilos (amante de la materia), sino filósofo de la sofía-sabiduría de Dios sobre la naturaleza.

Secretario que se hizo discípulo y aprendió de la realeza increada de Dios (Mt 13,52), es cada uno que con la praxis se dedica y reflexiona a la zeoría contemplación de Dios y persevera en la hisijía (serenidad y paz interior divina); éste extrae del tesoro de su corazón enseñanzas nuevas y antiguas, es decir, evangélicas y proféticas, o del Antiguo y del Nuevo Testamento, enseñanzas instructivas y prácticas, o bien las apostólicas y cosas de la ley. Estos son los misterios nuevos y antiguos, los cuales el secretario práctico los revela cuando ha sido enseñado y ha vivido en la vida gustada por Dios. Secretario, para concluir, es todo práctico que aún se ocupa con las praxis corporalmente.

Orador divino es aquel que permanece por naturaleza en las gnosis (conocimientos) y en los logos (razones) de los seres y lo demuestra todo, iluminado por el Espíritu con la dinami (potencia y energía) divisoria del logos.

Filósofo verdadero es aquel que siente en su interior la unión sobrenatural con Dios, de modo consciente e inmediato.

  1. Aquellos que escriben, hablan y quieren edificar el pleroma-tribulación de la Iglesia sin tener el Espíritu, son psíquicos o emocionales y sin el espíritu, como dice en una parte el divino Apóstol (Judas 19). Y son reos de la maldición que dice: “Ay de los que son prudentes según su propia opinión y se consideran a sí mismos científicos” (Is 5,21). Porque ellos hablan por sí mismos y no es el Espíritu de Dios el que habla en sus interiores, según el logos del Señor (Mt 10,20). Y los que hablan por sus propios loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía) antes de alcanzar la catarsis, la psicoterapia y la pureza, se han engañado por el espíritu de la presunción. Para ellos dice el filósofo Salomón: “He visto a un hombre fantasear e imaginar que es sabio, pero más le valía como estúpido y necio” (Pro 26,12), el mismo nos dice de nuevo: “No tengan la convicción de que sois prudentes” (Pro 3.7). Pero también el mismo divino Apóstol pleno de Espíritu confiesa y dice: “Por nosotros mismos no somos capaces de nada; nuestra capacidad proviene de Dios” (2Cor 3,5), y de nuevo dice: “Como enviados de Dios, hablamos ante Dios con la χάρης jaris (gracia, energía increada) de Cristo” (2Cor 2,17). Los logos de los hombres que nos hemos referido, son molestos, sosos sin sabor y no iluminados. Porque no hablan extrayendo de la fuente de vida del Espíritu, sino que son alimentados de sus corazones como de un lago fangoso lleno de sanguijuelas, serpientes y ranas de deseos, exaltación, desenfreno e incontinencia. El agua de la gnosis de ellos huele mal, es turbio y flojo, y los que beben de esta agua padecen de caquexia-desnutrición, asco y vómitos.
  2. Nosotros los Cristianos ortodoxos somos, como dice el Apóstol divino, cuerpo de Cristo y miembros por nuestra parte” (1Cor 12,27). Y en otra parte dice: “Todos constituís un solo cuerpo y un solo y el mismo Espíritu que os vivifica, como una es también la esperanza a la que habéis sido llamados todos” (Ef 4,4). Por lo tanto, igual que el cuerpo sin el espíritu está muerto e insensible, así también aquel que se ha mortificado por los pazos a causa del descuido de los mandamientos-logos después del bautismo, se hace inoperante, oscurecido y no iluminado por el Espíritu Santo y de la χάρης jaris (gracia, energía increada) de Cristo. Es cierto que tiene el Espíritu, ya que ha creído y renació por el bautismo. Pero lo tiene inoperante e inamovible porque está muerto psíquicamente. La psique-alma es una y los miembros del cuerpo muchos, sin embargo ella todos los retiene y los vivifica y también mueve a los que son receptivos de vida. Pero los miembros que se han quedado mortificados e inamovibles por alguna enfermedad, la psique los retiene, pero inanimados e insensibles. Así también en general en todos los miembros de Cristo existe el Espíritu de Cristo, que da energía y vida a los que pueden participar en la vida, pero también aquellos que no pueden y son enfermizos, los retiene ceñidos amorosamente como miembros por filantropía. Por eso también cada creyente participa mediante la fe en la adopción del Espíritu, pero puede permanecer inoperante, oscurecido y no iluminado a causa de la negligencia y la incredulidad, privado de la luz increada y de la vida de Jesús. Así que, cada creyente es miembro de Cristo, pero puede estar y ser inoperante e in-energizado, inamovible e inadecuado para participar en la χάρης jaris (gracia, energía increada).
  3. Las ocho zeorías contemplaciones (espirituales) son las siguientes:

La primera zeoría contemplación es sobre Dios que está por encima de forma, es increado, sin principio ni fin y causa de todo, es decir, sobre la una trinitaria y supraesencial Deidad.

La segunda es la contemplación de la posición, el orden y el estado de las potencias espirituales.

La tercera, es la creación de los seres.

La cuarta, es la economía y la condescendencia del Logos (al descender y hacerse hombre).

La quinta, la resurrección de todos los muertos.

La sexta, es la tremenda segunda venida de Cristo.

La séptima es el infierno eterno.

La octava, es de la realeza increada de los cielos.

Las cuatro primeras se refieren a acontecimientos pasados y cosas pasadas, las cuatro siguientes se refieren a las cosas y realidades futuras aún no manifestadas. Y todas se contemplan con claridad y se consiguen por aquellos que adquirieron por la χάρης jaris (gracia, energía increada) gran limpieza, claridad y pureza del nus (espíritu de la psique). Pero el que pretende acercarse a ella sin la divina iluminación, debe saber que va formando en su nus fantasías y no zeorías contemplaciones espirituales, que las plasma y proyecta su fantasía.

  1. Ahora es necesario hablar, en lo posible, también sobre el engaño, (error o confusión), porque a causa de los muchos tecnicismos, artilugios y maneras que utiliza en sus trampas es difícil para uno discernir el engaño (o error) y reconocerlo y casi imposible de darse cuenta y entenderlo.

El engaño o error, pues, se manifiesta de dos modos o maneras, más bien viene sobre nosotros por la fantasía y por la energía, aunque estas dos formas tienen la misma causa, la soberbia.

La primera fantasía es el principio de la segunda, la segunda es principio de la tercera que se crea por la ilusión delirante que hace salir de sí. Porque el principio de la contemplación con fantasía es la presunción, la cual hace al hombre fantasear, delirar e  imaginar a Dios con alguna forma o figura, y de esto sigue el engaño de la fantasía hacia la desviación, el fraude y la estafa; del engaño de la fantasía nace la blasfemia y a continuación la cobardía y el miedo a causa de las visiones extrañas durante la vigilia o en el sueño, lo cual dicen que se llama temblor, tormento y agitación de la psique-alma. Es decir, a la soberbia sique el engaño (error) de la fantasía, al engaño, la blasfemia, a esta la cobardía o miedo;  a la cobardía la sique el temblor, el temblor lo sigue el salir de sí, la locura o el delirio. Este es el primer modo o manera del engaño de la fantasía.

El segundo modo o manera es el engaño o error por la energía y es el siguiente. Comienza por el pazos del hedonismo o placer, del que nace el supuesto deseo natural. Es decir, del hedonismo o placer nace la indecencia de las indecibles suciedades e impurezas. El placer o hedonismo cuando ya haya encendido toda la naturaleza del hombre y enturbiada la dinami (potencia y energía) de la parte lógica de la psique-alma con fantasías de coito o actos sexuales, lleva al nus (espíritu del corazón) fuera de sí o delirando y con la embriaguez por la energía del calentamiento le conduce a la insensatez y le hace decir falsas profecías, viendo supuestamente visiones de algunos Santos y oyendo sus logos y oráculos, los cuales el mismo revela como borracho por el mareo y entorpecimiento del pazos y con el comportamiento y la conducta alterada, delirante y demoníaca. A tales hombres, las gentes del mundo, seducidas y burladas por sus engaños demoníacos, los llaman almas cándidas. Y acostumbran a permanecer sentados en templos de algunos Santos o santuarios, creyendo que les contiene el espíritu de los santos y supuestamente de ellos son movidos y atormentados, y los mensajes que reciben de los santos los anuncian a los hombres. A estos se los debería llamar especialmente endemoniados, desviados y esclavizados en el engaño, y no profetas que predicen las cosas presentes y las futuras.

Porque el mismo demonio de la indecencia, una vez que haya oscurecido el nus (espíritu de la psique), y dominada la voluntad por el calentamiento hedónico del placer, los conduce fuera de sí, sin cordura, mostrándoles en su fantasía  unos santos y análogas conversaciones, discursos y visiones; algunas veces los mismos demonios se presentan en ellos para atemorizarlos, enturbiarlos y atormentarlos. Es decir, una vez atados al yugo del Satanás, los empuja rápidamente en el engaño por energía y acción, para tenerlos en sus manos como esclavos hasta la muerte, que los enviará al infierno.

  1. Debemos conocer que existen tres causas generales por las cuales el engaño (error) sobreviene a los hombres: la soberbia, la envidia de los demonios y la concesión pedagógica de Dios. La causa de la soberbia es la ligereza del nus (espíritu de lapsique), la causa de la envidia de los demonios es el progreso espiritual, y de la concesión pedagógica, la vida pecaminosa. El engaño que proviene de la envidia de los demonios y de la presunción, la cura, psicoterapia o sanación es rápida, sobre todo cuando la psique se hace humilde y actúa con humildad. Pero la entrega al Satanás a causa del pecado, muchas veces se alarga, según la concesión/permiso de Dios, hasta la muerte, para conceder el perdón del hombre. Algunas veces Dios deja que sean castigados también los no pecadores, para su salvación. Aún debemos conocer que este demonio de la presunción también predice las cosas futuras en aquellos que no tienen cuidado y atención con exactitud en sus corazones.
  2. Durante el renacimiento por el bautismo, son ungidos-crismados verdaderos sacerdotes y reyes (Apo 5,10) todos los piadosos, igual que entonces los antiguos lo hacían en tipo o figura. Porque todos aquellos constituían prefiguraciones de nuestra propia verdad; no sólo para algunos, sino todos prefiguraban a todos nosotros. Porque no es del mismo modo y especie nuestra realeza y nuestro sacerdocio, como el de aquellos, aunque los símbolos son los mismos. Ni hay distinción en el uso según la naturaleza, o la gracia y la invocación, de modo que sean distintos los que son ungidos-crismados. Sino que tenemos una y la misma invocación, fe y forma, la cual manifiesta y revela, de acuerdo con la verdad, que el hombre se ha hecho limpio, puro y apazís (sin pazos, impasible) y dedicado totalmente a Dios, ahora y en la futura vida.
  3. El que expresa y clama sofía-sabiduría con su boca y prudencia con el estudio de su corazón (Sal 48,4), es el que revela a partir de los seres claramente a Dios Logos, la Sofía-Sabiduría enhipostasiada (personificada) de Dios y Padre. Porque dentro en los seres contempla los logos (razones, causas) de los arquetipos que son imprimidos y por el logos operativo y vivo, expresa y clama con su boca sofía-sabiduría de la sabiduría divina; y mientras es iluminado en el corazón por la dinami (potencia y energía) transformadora que estudia y reflexiona con su espíritu, puede formar e iluminar con prudencia aquellos que le escuchan con fe.
  4. El gran adversario de la verdad es el engaño (error), el que hoy en día arrastra a los hombres en la perdición. A causa de este, en las psiques-almas de los hombres negligentes y perezosos espiritualmente, ha dominado la oscura ignorancia y los ha alejado de Dios. Ellos no reconocen como Dios a Cristo, el cual nos ha hecho renacer y nos ha iluminado, o que le creen y le reconocen simplemente en palabras y no en praxis y hechos. Creen que sólo en los antiguos se manifestaba Dios, pero no en nosotros. Piensan que los testimonios de la Escritura sobre Dios no conciernen a ellos, sino a otros o a aquellos que los han escrito, así blasfeman la enseñanza sobre Dios, ya que reniegan la verdadera piedad producida por el conocimiento. Ellos leen las Escrituras sólo corporalmente, por no decir de modo judaico, y niegan la capacidad de la desde aquí resurrección del hombre mediante la resurrección (despertar espiritual) de la psique-alma, deseando habitar en el sepulcro de la ignorancia. Por lo tanto, en el engaño hay estos tres pazos: la incredulidad, la mala astucia y la pereza espiritual y acidia. Estos pazos generan y sostienen el uno al otro. Es decir, la incredulidad es el maestra de la mala astucia y maldad, la mala astucia es compañera de la negligencia, de la cual su símbolo es la pereza. Y viceversa, la pereza y negligencia da a luz la mala astucia, como dijo el Señor. “Siervo astuto malo y perezoso” (Mt 25, 26). Porque cada hombre malo astuto y malvado es incrédulo, y el que no cree, no tiene temor y respeto a Dios. De la incredulidad ahora, nace la pereza espiritual o negligencia, la madre del desprecio, por la que se descuida todo bien y se comete todo mal.
  5. La verdadera fe sobre Dios y la gnosis (conocimiento) sobre los seres sin engaño ni error, constituyen la perfecta ortodoxia de los dogmas. Por eso el ortodoxo debe alabar y glorificar con estas palabras: “Doxa-gloria a Ti Cristo nuestro Dios, gloria a Ti, porque Tú, Dios Logos supra-sustancial te has hecho hombre para nuestra gracia y salvación, y es grande el misterio de Tu economía, Salvador nuestro; gloria a Ti”.
  6. Según san Máximo el Confesor, tres son las causas irreprochables por las que uno compone y escribe logos: la primera, es para la memoria o recuerdo propio; la segunda causa, es para beneficio de los otros, y la tercera por obediencia. Por la última causa se han escrito la mayoría de las obras patrísticas, para utilidad de aquellos que las pidieron con humildad. Pero aquel que escribe logos sobre las virtudes con el propósito de gloriarse, gustar y ostentar, ya ha recibido su salario (Mt 6,5 ·16) y no tiene ningún beneficio aquí, ni salario o recompensa en la vida futura; éste será condenado como autocomplaciente y miserable, usurpador y demagogo del logos de Dios (2Cor 2,17). Amín. 08/07/2022

Traducido por Jristos Jrisulas Χρῆστος Χρυσούλας  www.logosortodoxo.com

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