La peor forma de apostasía de Dios y la sumisión voluntaria al diablo es la magia con todas sus ramificaciones. Una herida social funesta, una “religión” demoníaca de múltiples formas y muchos nombres, que ha conducido miles de sus víctimas a la catástrofe psíquica y somática.
Desde la antigüedad hasta hoy, el satanás, «engañando toda la tierra» (Apo 12,9), intenta imponerse como dios en lugar del verdadero Dios. En cada época tiene seguidores que, sea por necesidad, sea por miedo, le reconocen como protector suyo y ejecutan servicialmente y con alegría sus voluntades. ¡De esto el satanás ha escogido los suyos “como sacerdotes” que le alaban y veneran en celebraciones misteriosas horribles, ofreciéndoles desde simple incienso hasta… sacrificios humanos!
Desgraciadamente existen muchos hombres con su nus tergiversado y pervertido que desean servir al diablo. Le invocan y le invitan a que entre en su interior y ruegan que el diablo posea sus psiques. ¿Porqué? Porque quieren que de esta manera adquirir fuerza sobrenatural y provocar la admiración y alabanza de sus prójimos. Es decir, padecen en un grado grande de los pazos de la vanagloria, del amor al poder y el presumir. Desean placeres materiales y carnales. Así el diablo los utiliza como instrumentos suyos, mediante ellos, efectúa “prodigios, señales y barbaries” con la fuerza que tiene de su naturaleza como espíritu.
Estos son los magos, los satanistas, los espiritistas, los hipnotistas, los médium y muchos más semejantes a ellos, que adquieren fuerzas sobrenaturales físicas y espirituales. Rompen cuerdas fuertes como si fueran un hilo fino, trocean rocas, rompen árboles grandes, se levantan en el aire o mueven objetos sin tocarlos. Hacen aparecer espíritus en personas desesperadas y en inconsolables parientes, fingiendo como si fueran de su pariente, y que conversan con ellos o les dan mensajes con el método de la “escritura automática”. Hacen de profeta o declaran pecados no confesados, de manera que queden sorprendidas y se asusten sus víctimas. Hacen de terapeuta de enfermedades que ciertamente los mismos demonios han provocado. Aterrorizan a los hombres sencillos, creándoles problemas familiares y sociales o traman una enfermedad para su salud psicosomática obligándoles así a buscar en ellos las “soluciones” o las “terapias”.
La magia se divide en blanca y negra. Pero la magia blanca, tal como pretenden hacernos creer los que la ejercen, trae felicidad y salud sin que provoque mal a nadie. Al contrario la negra es más catastrófica y perjudicial. De todos modos en los dos casos se implora al satanás y se ejecutan actos que un hombre lógico y normal frente a estos actos se horroriza.
Es muy peligroso ocuparse de cualquier tipo de magia, aunque sea por simple curiosidad. Por ejemplo, la observación de un programa televisivo que proyecta distintos representantes de apocrifismo en el que demuestren sus capacidades, o el estudio de libros que introducen en el campo de la magia, o escuchar música con contenido demoníaco, por muy inocentes que parezcan pueden arrastrar al hombre descuidado y frívolo en una implicación involuntaria y pasional a las redes del diablo. Sólo por el uso del nombre del satanás o alguno de sus símbolos, inmediatamente él actúa y afecta a los que se ocupan de estas cosas, independientemente si aceptan o no las dinamis (potencias y energías) demoníacas.
Es cierto que si en algunos, por ir a ver la magia no les parece peligroso y aún hasta les parece benéfico, pues, que tengan en cuenta que el diablo actúa como un farsante y ofrece pocos regalos y promesas con el propósito que se enganche en el anzuelo su víctima. Es decir, da a largo plazo recompensas, pero en este largo plazo hace también al hombre subordinado suyo.
Hoy, desgraciadamente ya existe el renacimiento de la magia y del satanismo. Lo peor es que sus tentáculos se han introducido en el espacio de la educación y la literatura para niños y jóvenes y también en los juguetes. Así, el niño se familiariza con formas e imágenes satánicas horribles, con violencia y sadismo, y de esta forma va aprendiendo que los problemas de la vida se solucionan sin dolor y con formas mágicas. Forma la impresión de que la magia es encantadora y útil y, que con simples procesos puede conseguirlo todo basta que cultive sus potencias y energías escondidas que existen en su interior para hacerse y convertirse un pequeño dios.
Dentro del espacio más amplio se encuentra también la adivinanza, la cual con la ayuda de los espíritus mal astutos, se intenta romper el espacio del futuro o de lo oculto y diagnosticar acontecimientos futuros o encontrar objetos perdidos. Existen métodos de adivinanza, como adivinanzas de sueños, muertos, varillas, astrología, cartas, montajes de fuego, etc. aparte de profesionales de este tipo, circulan también muchas brujas, tiradoras de cartas, tarotistas, etc., porque desgraciadamente no faltan los consumidores ingenuos de sub-productos “metafísicos”.
Especial atención se debe de tener de los magos camuflados, los encantadores. Estos utilizan varios instrumentos santificadores (iconas, velas, inciensos, etc.), que además, engañan a los cristianos con su aparente falsa piedad. Van a la Iglesia, se santifican y en sus imploraciones demoníacas mezclan salmos de David y nombres de santos, de la Madre de Dios y aún hasta de la Santa Trinidad. Estas imploraciones son los llamados conjuros, que generalmente están acompañados de pequeños actos mágicos o gestos. Muchos creen que los conjuros son lo mismo que los exorcismos que leen los sacerdotes para echar los demonios malignos. Pero esto es un gran error. Los conjuros no sólo no tienen ninguna relación con la Iglesia, sino que son trampas del satanás. No es posible que uno implore a la vez la jaris de Cristo y la fuerza del satanás. «¿Qué relación puede tener la justicia con la ilegalidad? ¿Y qué hay de común entre la luz y la oscuridad? ¿Qué convenio puede haber entre Cristo y el diablo?» (2ªCor 6,14-15).»
Cada conjuro tiene procedencia demoníaca. Y esto se hace claro no sólo de las palabras mágicas que lo componen, sino también de los materiales mágicos que lo acompañan: cuchillo con manga negra, hilo rojo, carbón encendido, tela roja, etc.
2 comentarios
Laura
11 julio, 2013, a las 1:52 pm (UTC 0) Enlace a este comentario
En cuanto a los programas televisivos, creo que películas, series, dibujos animados, etc, le inculcan al niño el hecho de la magia, entre otras cosas, como si fuera algo inocente, pero estimo que tiene un propósito, una doble cara. No se si comparten esta idea conmigo. Observo a menudo este tipo de contenido dado que tengo una hija de solo 10 años, para poder guiarla y que no se deje influenciar con este tipo de cosas que a la larga son ocultismo.
ADJL
12 julio, 2013, a las 11:07 pm (UTC 0) Enlace a este comentario
Totalmente de acuerdo Laura, que mejor ejemplo que Harry Potter, los libros mas vendidos del mundo.
Venden la magia como algo divertido, como un juego de niños lleno de fantasía, pero la realidad es totalmente distinta, lo importante es conocer como actúa el maligno y así en la medida de lo posible evitar caer en sus redes, sabemos como dice la Biblia que el mundo entero yace en poder del maligno, pero tampoco debemos obsesionar nos con el demonio, tenemos q preocuparnos de llevar una vida verdaderamente cristiana ir a la iglesia y dedicarle el mínimo tiempo al demonio. Gracias por comentar y cualquier duda q tengas sobre algún escrito o algún término no dudes en preguntar.
Q te vaya todo bien y que te sirva de mucho este blog.