Aquél que desea bautizarse y convertirse en Cristiano ortodoxo se le tiene que mandar a la Santa Metrópolis cerca de la región donde está viviendo, allí se encontrará con el obispo o su representante. Es importante empezar desde allí, porque es necesario que conozca que el obispo es la cabeza de la Iglesia local como tipo y posición de Cristo.
Durante su encuentro con el obispo o su representante se hace una conversación en relación donde se podrán esclarecer los fines y las causas de sus deseos de bautizarse. Creo que esto es muy importante porque manifiesta si su búsqueda es verdadera. Naturalmente es necesario el discernimiento para no dar a entender que se hace como psicoanálisis, chantaje o coacción del llegado. Este Catequista debe ser básicamente un buen instructor, maestro y experimentado sacerdote quien antes ha recibido una adecuada instrucción para estos casos y así puede catequizar a personas que provienen de otras religiones o del ateísmo, por lo tanto cada uno tiene sus características particulares.
En referencia al sacerdote-catequista, lo mejor es que tenga una parroquia para que el Catecúmeno pueda introducirse en la comunidad parroquial y seguir el programa de los oficios de esta Parroquia. Esto es significativo, porque durante la Catequesis, el Catecúmeno debe de comprender bien que la Parroquia es la célula de la vida eclesiástica y funciona como centro terapéutico-Hospital y como familia espiritual. No se trata de un aprendizaje racional e intelectual de la fe, como si se tratara de un trabajo personal, sino para la fe y vida eclesiástica.
El sacerdote antes de empezar la Catequesis debe leer al Catecúmeno la bendición, oración correspondiente, la que leemos hoy durante el octavo día del nacimiento de un bebé. Esto se puede hacer desde el primer día por el obispo también. Así con la oración y la bendición de Dios empieza serio y responsable el trabajo de la Catequesis. Esta oración o bendición es la siguiente: ”Señor nuestro Dios Te suplicamos y Te pedimos que se marque la luz de tu Persona sobre el sirviente …y que se marque la cruz de tu Unigénito Hijo en su corazón, siguiendo tus mandamientos y que se alejen los pensamientos de la vanidad de este mundo y de toda voluntad mala astuta, maligna del enemigo y dale fuerza, Señor, para que Tu nombre no sea negado por él…Amín. (Pregunta, si alguien tiene la oración en español por favor que me la envíe)
Después de la lectura de esta bendición se inscribe en el catálogo de los Catecúmenos. Se llama Cristiano a pesar de que sea Catecúmeno, porque teóricamente aceptó que Cristo es verdadero Dios y desea cumplir Sus mandamientos como también imitar Su vida, es decir, hacerse discípulo de Jesús Cristo. Debe concienciar claramente que no ha sido llamado para convertirse en seguidor de Cristo, sino Su discípulo que estará aprendiendo continuamente la vivencia de la Realeza increada de Dios.
Cada día debe participar en el oficio de los exorcismos que se harán principalmente durante la cuaresma, si el Bautismo se va a realizar el Santo Sábado. Exorcismos son las bendiciones u oraciones aquellas que hoy se leen durante el oficio de los Catecúmenos que precede del Misterio del Bautismo. El que se lean diariamente o continuamente estas oraciones no significa que no se van a leer antes del oficio del Misterio del Bautismo. De todos modos las oraciones de los exorcismos prevalecerán en la Catequesis. Es decir, cuando viene el Catecúmeno a aprender las cosas de la fe, a la Catequesis le precede el oficio de los exorcismos. Se leerán todas las oraciones o algunas de ellas.
Pero el sentido verdadero de las bendiciones no es que se digan típicamente, sino que cooperen a la expulsión del Satanás del corazón del Catecúmeno. Sabemos muy bien por nuestra Tradición que catarsis precede del Bautismo, sobre todo con el Crisma, el Catecúmeno llega a la iluminación, por eso el Bautismo se llama iluminación y el Crisma “confirmatio” (confirmación) – puesto que es señal de que el hombre con el Bautismo y el Crisma se ha hecho miembro del Cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo. Esta catarsis del Catecúmeno no se puede hacer sólo con la lectura de las bendiciones, sino también con su propia lucha personal. Además, la sanación y salvación del hombre es sinergia (cooperación) puesto que Dios es el energizador, operador y el hombre el cooperador. (Sinergia, cooperación y unión de la energía increada de la voluntad divina con la creada humana
La sinergia del Catecúmeno se ve por el intento que hará por librarse del dominio y opresión de los pazos. Por eso al Catecúmeno se le conduce y se le enseña lo que son los loyismí (pensamientos simples o compuestos con fantasía, reflexiones), cuál es el desarrollo de un loyismós, es decir, como el deseo se hace praxis (hecho, acción) y naturalmente intenta “psicoterapiarse”, sanarse con su propia voluntad y esfuerzo ascético, pero principalmente con la energía increada de la divina Jaris. A este punto le conduce su sacerdote-catequista paternalmente con discernimiento y terapéuticamente. Tiene que aprender la forma de su guerra invisible interior, para liberarse de la fuerza y energía de los pazos. Su corazón debe liberarse del pecado, de los malos deseos y de los loyismí de manera que cuando el sacerdote antes del Bautismo le pregunte: “destituyes, deniegas al satanás” él que sea verídico con la contestación: “lo he destituido, denegado”. La negación y liberación del Satanás no se hace con teorías ni con bendiciones sino principalmente con esfuerzo personal que hará contra los pazos, los malos deseos y los loyismí.
Entonces los exorcismos deben indispensablemente conectar con el esfuerzo ascético de la catarsis del corazón de los pazos y los loyismí. De otra manera no corresponden plenamente a sus propósitos y misiones.
Puesto que el Catecúmeno con la inscripción en los catálogos parroquiales y la bendición inicial se llamó Cristiano pertenece en la comunidad según su orden. Es decir, se hace discernimiento claro entre Catecúmenos y Fieles. Esto quiere decir que el Catecúmeno debe de participar en el culto de la Iglesia bajo ciertas condiciones. Pero no puede participar en la celebración del Misterio de la Divina Efjaristía y particularmente en la liturgia de los fieles durante la transformación del pan y del vino en Cuerpo y Sangre de Cristo.
Concretamente el Catecúmeno participa en el oficio de las vísperas, maitines , las Paraklisis-Súplicas que se hacen en el Templo Santo, en el oficio de las Alabanzas a la Madre de Dios (Zeotocos) y generalmente a la mayoría del culto de la Iglesia. También participa en el principio de la Divina Liturgia hasta la lectura del Evangelio y las relativas bendiciones que se dicen después de esto. Sabemos que después del Evangelio se destinan súplicas hacia Dios y a continuación el diácono pide: “Los catecúmenos que salgan…”.
Con esta petición salen los catecúmenos del Templo y permanecen los Creyentes continuando la Divina Liturgia.
Por lo tanto, los Catecúmenos no vienen sólo en algunas determinadas horas de la tarde, para escuchar simplemente algunas enseñanzas de la Iglesia, como si fuera una escuela de catequesis, sino que pertenecen a una clase o orden particular que es la clase de los Catecúmenos y viven litúrgicamente dentro en la comunidad parroquial y se “psicoterapian” sanan para liberarse de los pazos y así a continuación recibir el Santo Bautismo y el Santo Crisma.
Incluso puede el Catecúmeno conectar con un Monasterio Ortodoxo, en el cual encontrará la verdad de la Iglesia Ortodoxa que es una comunidad terapéutica, un Hospital espiritual que “psicoterapia” sana las enfermedades psíquicas de los hombres y allí encontrará personas que se esfuerzan y luchan para psicoterapiarse. Siempre los Monasterios Ortodoxos que se inspiran en la Tradición Ortodoxa son las auténticas escuelas espirituales medicinales terapéuticas que enseñan con ascesis, ejercicios prácticos el método de la terapia.
Es indispensable la conexión de la Catequesis con el culto y la ascesis, porque así el Catecúmeno se instruirá en la vida y autogobierno ortodoxo, de otra manera la Catequesis será teórica y encefálica (intelectual, racional) y no ofrecerá muchas cosas. Cierto es que en el estadio inicial no aprenderá muchas cosas pero lo importante es empezar. La mayor experiencia la conseguirá después del Bautismo que estará viviendo en la comunidad parroquial. De todos modos esta prueba espiritual que durará largo tiempo hasta tres años puede llegar –y depende del celo, animo y el deseo del Catecúmeno- es interesante para poder distinguir si su deseo en bautizarse es real.