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6ª Catequesis: La vida ascética o practicante

Diagrama

1. El nus insaciable.

2. Consecuencias por el alejamiento del nus del corazón.

3. La esencia del pecado.

4. La verdadera metania.

 

La Parábola del hijo pródigo (insaciable y derrochador), además de teológica, antropológica y eclesiástica tiene también su lado ascético o práctico.

San Gregorio Palamás analizando la parábola del hijo pródigo dice que el insaciable es el nus del hombre que se aleja de Dios y para expresárnoslo mejor, dice que la fortuna del hombre, la que cogió de su padre y derrochó insaciablemente, es el nus. “Sobre todo esencia y fortuna innata nuestra es nuestro innato nus”. La psique del hombre tiene nus, logos y espíritu como su prototipo el Dios Triádico. El nus en su estado natural está iluminado y dirige al logos. Así el hombre insaciable es aquel quien gasta su nus en otras cosas y no tiene la memoria de Dios.

Cuando el hombre sigue los métodos y formas de sanación y salvación ortodoxas, entonces el nus permanece en sí mismo y al primer nus que es el Dios. Pero cuando abrimos la puerta a los pazos, entonces el nus que es aquella fuerza y energía de la psique que se puede calificar como atención fina, se esparce en las cosas corporales, carnales y terrenales, en sus placeres, hedonismos corporales y materiales y en los apasionados, malignos loyismí (pensamientos simples o compuestos, reflexiones o meditaciones). La virtud y la templanza que discierne el bien del mal es la riqueza de Dios. En cuanto el nus cumple los logos, mandamientos de Dios y permanece en Él, así también la virtud y la cordura funcionan naturalmente, separando lo bueno de lo malo prefiriendo lo primero en vez de lo segundo. Pero cuando el nus se desenfrena, entonces se esparce, se desboca y se prostituye llegando a la insensatez y la locura.

El nus, es pues, la fuerza y energía principal de la psique que finalmente dirige y orienta al hombre entero. El nus detiene y mantiene el deseo girado hacia Dios. Pero cuando el nus languidece, entonces la fuerza de la psique que se dirige hacia la agapi cae de Dios y se esparce en otras cosas, donde se desarrollan los pazos del hedonismo, la avaricia y la vanagloria. En su estado natural el nus dirige la ira contra el diablo. Pero cuando el nus ya está esparcido y languidecido, entonces la ira se dirige hacia las otras personas y lucha contra ellas. Por consiguiente, el hombre se convierte en insaciable y su nus en demoníaco y bestial.

Esto significa que el nus del hombre es el primer afectado en relación con el pecado. Mediante los loyismí, las cosas sensibles y las fantasías se introduce en el hombre la propuesta tentativa con el único objetivo de apoderarse de su nus, esta finísima atención que es el centro de la personalidad humana. Por ejemplo, viene el loyismós de que para hacerse uno rico tiene que robar y perjudicar a otros. La belleza de la riqueza y todo lo que está hecho de ella, viene en forma de imágenes dentro de la psique con el fin de apoderarse del nus. Si es cautivado, entonces se convierte en deseo o ilusión, a continuación ejecución y finalmente la acción repetida se convierte en pazos. Así el hombre es cautivado totalmente del diablo, exactamente como el insaciable hijo fue apresado por los ciudadanos de aquella ciudad.

Así pues, la libertad del hombre en realidad es interior. Puede uno estar libre exteriormente y habitar en patrias libres, pero cuando no tiene la libertad interior, vive la tragedia de su vida. Al contrario, con la libertad existencial uno puede permanecer prisionero en las más grandes tiranías y sentirse libre. Los mártires en los períodos de las persecuciones tenían libertad interior, en cambio muchos cristianos contemporáneos que tienen libertades exteriores no cumplen la voluntad de Dios y son esclavos.

En la Parábola del insaciable hijo se dice:

“y se fue a servir a casa de un ciudadano de aquel país, que le mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciar el hambre de su estómago con algarrobas que comían los cerdos y ninguno de los otros sirvientes se las daba” (Luc 15,15-16).

Los ciudadanos y gobernantes de aquella ciudad que se encontraba lejos de su casa son los demonios. En la Iglesia Ortodoxa decimos que los demonios son espíritus mal astutos, malignos, que odian exageradamente a los hombres y hacen lo que sea para alejar al hombre de Dios. Los demonios en principio fueron ángeles que veneraban a Dios, pero por su orgullo cayeron y se convirtieron en demonios. Ellos por si solos parieron el mal y quieren conducir al hombre a la apostasía. El mayor pazos es la soberbia, el orgullo y este fue el primer pecado de los demonios y del hombre.

Cada pazos es vida cerdícola (vivir como cerdos), a causa de su gran suciedad; y cerdos son los hombres que se revuelcan en los pazos. Pazos se llama el contranatural movimiento y funcionamiento de las fuerzas de la psique. Los tres pazos básicos son la φιλοδοξία (filodoxía, vanagloria), la φιλαργυρία (filarguiría, avaricia) y la φιληδονία (filidonía, voluptuosidad, hedonismo). El centro de estos tres pazos es la φιλαυτία (filaftía egolatría), que es el excesivo amor a sí mismo y al cuerpo, es decir, cuando uno sólo ama y satisface a su cuerpo independientemente de la psique. De estos pazos se engendran y provienen los demás pazos que torturan al hombre. En la Iglesia Ortodoxa decimos que los pazos son las energías y las fuerzas psíquicas que han tomado el camino equivocado, o fuerzas anormales de la psique o funcionamiento desbocado de las energías de la psique. Es decir, existe la agapi dentro del hombre (que es energía y fuerza) para que se dirija hacia Dios y desearLe. Pero cuando esta agapi en vez de girar hacia Dios se dirige apasionada y malignamente hacia las creaciones entonces hablamos de pazos de la psique.

El hombre insaciable no puede hartarse y llenarse de las algarrobas que comen los cerdos, es decir, no le es posible satisfacer plenamente su deseo. Siempre se queda con hambre. Cuando más aumenta su fortuna tanto más aumenta su falta y también el deseo de conseguir más. Entonces el hombre quiere, si le fuera posible, adquirir todo el mundo. Pero como el mundo es uno y los avariciosos muchos, por eso ellos nunca podrán saciarse y hartarse.

Por consecuencia, cuando el nus está apresado o cautivado por un loyismós o una fantasía, arrastra también las partes anhelante y la irascible de la psique lejos de Dios y así el hombre entero está apresado y se enferma con terribles consecuencias, tanto para sí mismo como para la sociedad. Y naturalmente tal como dijimos antes, esto empieza por el nus que está apresado.

Así entendemos bien que es el pecado. Nosotros hemos vinculado, conectado el pecado con algunos acontecimientos y actos exteriores. Sin duda estos actos que también son pecado (robo, mentiras, enfados etc.) son resultado y fruto del oscurecimiento y cautiverio del nus, continuando con el movimiento anormal de las fuerzas de la psique y el alejamiento del hombre de Dios, de su casa real. En este estado cualquier cosa que haga el hombre es pecaminosa. San Gregorio Palamás llega hasta el punto de decir que cuando el hombre no tiene la Jaris la energía increada de Dios en su interior, entonces haga lo que haga es pecaminoso. Además, el Cristo en otra parábola se refirió a las cinco vírgenes tontas que mientras ejercían castidad y autodominio no tenían aceite en sus velas, es decir, como no tenían en sus interiores la Jaris energía increada de Dios – cosa que se ve en la existencia de la oración noerá o del corazón – no entraron en la Realeza increada de Dios.

Por esto la ascesis también consiste en cómo mantener el nus limpio, cómo desde la oscuridad será iluminado y cómo va a tener la memoria incesante de Dios. La ascesis Ortodoxa no se agota con algunas obras exteriores, sino con la catarsis del corazón y la iluminación del nus. Porque cuando el nus del hombre está orientado correctamente, entonces funciona normalmente todo el organismo del hombre.

Si el pecado es oscurecimiento y embotamiento del nus y su alejamiento de Dios, la metania (introspección, arrepentimiento y confesión) es la iluminación del nus y su regreso a Dios. En la parábola del insaciable hijo pródigo se ve claramente qué es la metania. Se dice característicamente:

y volviéndose a sí mismo reflexionó y dijo: ¡cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra y yo estoy muerto de hambre! Volveré a mi padre y le diré: padre he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo; contrátame como a uno de tus jornaleros, y levantándose vino hacia su padre” (Luc 15,17-20).

En este texto podemos ver algunas cualidades de la metania.

Primero, que volvió en sí mismo. Esto manifiesta que el nus desde su esparcimiento regresó a su corazón. Al tiempo que estaba moribundo de hambre, el nus se encontraba disperso fuera en el mundo, a través de los sentidos. Llega un momento que en el hombre viene un despertar espiritual y comprende su terrible y desastroso estado.

Segundo, se desarrolla intensamente la virtud del autojuicio y autocondena. Se condena a sí mismo considerándose indigno de ser hijo de Dios. No culpa a ningún otro, ni considera a los demás culpables por alejarse de la casa de su Padre. Considera que es indigno de ser hijo de su padre. Incluso ser su asalariado lo considera grande.

Tercero, este despertar y reconocimiento, es decir, autocrítica, autocondena, no es un trabajo u obra humana, sino un tiempo y obra de la Jaris la energía increada de Dios. Mediante la divina Jaris compara la situación terrible en que se encuentra en relación con la casa de su padre. Realmente el Dios mediante Su filantropía revela algunos rayos de Su doxa (gloria luz increada), de forma que el hombre perciba su terrible estado desastroso. Uno no puede comprender su estado si no ha sido inspirado por la Jaris de Dios. La metania es una inspiración divina.

Cuarto, no se conforma y contenta con sus buenos deseos, sino energiza, activa también la parte irascible o emocional de su psique. No puede uno regresar a Dios, si la parte irascible no coopera en ello. Por eso se dice que el insaciable hijo pródigo enseguida, después de los pensamientos que hizo, “levantándose vino hacia su padre”.

Quinto, el resultado final del regreso es la entrada en la casa y su participación en la fiesta que se hace allí, como también su participación en la cena efjarística (de agradecimiento), en la Divina Liturgia, en la comida y bebida del Cuerpo y Sangre de Cristo. Así ya comprendemos que el perdón del pecado es co-caminar y coparticipación en la Iglesia. Con el oscurecimiento y la cautividad del nus nos marchamos de la Iglesia, y con la liberación y la iluminación del nus regresamos a la Iglesia.

Las cosas que hemos dicho en esta Catequesis indican que el pecado es el alejamiento del hombre y su nus de Dios, más el oscurecimiento del nus. La metania es el regreso del nus y del hombre a Dios. Esto tiene un gran significado, porque entendemos bien porque el Bautismo se llama iluminación. El nus se ilumina, todas las fuerzas de la psique, el anhelante, el irascible y el logístico son santificadas y se gratificadas (se llenan de energía increada Jaris), y así santificándose todo el hombre.

 

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